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2MIN S.O.S TIME por Kang_princessM

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Notas del capitulo:

Tal como lo prometí.

 

Dos años más tarde...

..........................................

 

 

—¡Baekhyun! Es realmente tarde. Joder —se quejó Chanyeol desde la sala al tiempo que a grandes zancadas se dirigía a la habitación que compartía con su esposo.

 

No podía creer que a pesar del tiempo juntos el más bajito tardara tanto en arreglarse. ¡Era perfecto!

 

¿Cuándo lo entendería?

 

—Sabes que no me gusta hacerlos esperar, Baek —comentó de pie bajo el marco de la puerta. Se cruzó de brazos y observó a la figura frente a él.

 

—Lo sé, lo sé…. —Murmuró Baekhyun acercándose al pelirrojo y formó un tierno mohín con sus labios—. Solo quería verme bonito para ti.

 

Chanyeol rio conmovido y acarició suavemente la mejilla derecha del chico que amaba.

 

—Tú siempre luces lindo para mí, cariño.

 

Baek sonrió y se puso de puntitas para besarlo en los labios. Yeol respondió de inmediato a aquel beso. Tomó cariñosamente las manos contrarias entre las propias y besó su dorso con profundo cariño.

El más bajito suspiró ante aquella muestra de afecto, pero todo rastro de felicidad se borró cuando el más alto levantó la manga de su camiseta para ver las cicatrices en sus muñecas. Hizo intento por zafarse, pero el agarre de Chan era bastante fuerte.

 

—Yeol…

—Shhh… —se inclinó para besar aquellas cicatrices con un amor puro, transparente y profundo. Baek pudo sentir sus ojos llenándose de lágrimas.

Llevaba meses viviendo junto al más alto y no terminaba por acostumbrarse a esos tiernos gestos.

 

—Lucen horribles.

 

El alto negó con una sonrisa.

 

—Lucen hermosas… ¿sabes por qué?

 

Baek suspiró, su esposo siempre decía lo mismo, así que se dispuso a escucharlo.

 

—Porque gracias a esas hermosas cicatrices estás aquí conmigo… Estuve a punto de perderte y debido a que te salvaste es que tienes estas cicatrices —le sonrió con cariño rozando sus narices por varios segundos—. Me recuerda el milagro de tenerte a mi lado.

—Pensé que nunca volveríamos a estar juntos.

—Pero lo estamos, cariño. No te diré que fue muy acertado cortarte las venas…

 

Baek agachó la mirada con tristeza.

 

—Yo solo no quería vivir sin ti…

—¿Pensaste acaso en mí? Yo te amaba más que a nada en el mundo, ¿imaginas lo que habría sido de mí si no hubiese llegado a tiempo?

—Lo siento.

—A veces despierto a media noche con la imagen de tu cuerpo bañado en sangre, en medio del dormitorio…

 

Esta vez fue el bajito quien dejó dulces caricias a su amado, justo en sus mejillas.

 

—Estoy aquí, amor mío… No me iré nunca.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.

 

 

 

 

…………………………………………………………...

 

 

 

 

Key terminó de guardar todas las cosas dentro de su pequeña maleta, no era como si tuviese muchas cosas. Finalmente se sentía libre. Había recaído un par de veces, pero después de la última ocasión sentía que ya estaba completamente curado.

Deslizó el cierre con fuerza para cerrar la maleta y se giró en el momento justo en que la puerta de aquella habitación se abría.

Por ella apareció el Doctor Seo.

 

—¿Listo para irte una vez vez más?

—Para no volver —sonrió el rubio en medio de un suspiro, entre feliz y nostálgico—. Realmente siento que ahora estoy curado.

—Esperemos que así sea, cualquier cosa sabes que puedes llamarme en cualquier momento.

—Gracias, Joon.

 

Seo Ha Joon mantuvo su mirada puesta en el bello joven y se acercó para acariciar suavemente su mejilla. Estaban aún en el hospital, pero el lazo que habían desarrollado era realmente fuerte, al menos lo que sentía el médico lo era.

 

—Te extraño.

—Aún no me voy…. —declaró entre risas el cantante—.

—Sabes a lo que me refiero.

 

Key hizo una mueca. Claro que entendía a lo que se refería el más alto, pero no quería reconocerlo. No deseaba hablar de ello. No en ese momento. No cuando se encontraba realmente feliz.

 

—Lo que pasó fue hace mucho…

—Yo lo recuerdo como si fuera ayer.

—Yo… estaba muy débil, bastante susceptible. Quise… buscar refugio y el único que encontré fuiste tú. Siempre fuiste muy amable conmigo, sabía que te gustaba y… ¿Cuántas veces deberé explicártelo? —suspiró cansado—.

—Me gustaría seguir siendo tu refugio.

—Los besos que compartimos me provocaron un alivio momentáneo, pero el tiempo que estuve en tu casa nunca pude ser tuyo… porque nunca pude amarte.

 

Ha Joon desvió la mirada con profunda tristeza.

 

—Pensé que era fácil, ¿sabes? Estaba confundido. Creí que me podía acostar con un hombre solo por placer, solo porque me gustara físicamente, porque tuviera un cuerpo trabajado. Siempre creí que me entregaba a aquel hombre por simple curiosidad, por morbo...

—Pero no era así.

—No… Yo lo amaba, aunque tardé en darme cuenta.

—Por eso caíste en las garras de la bulimia… —declaró el médico al tiempo que hacía una mueca—. ¿Lo verás hoy?

 

Ki Bum asintió de inmediato. Esperaba que el brillo en sus ojos no fuese demasiado notorio, pero no podía evitarlo. Joon finalmente lo daba de alta definitiva y quien lo recogería en la clínica era nada más y nada menos que Jonghyun.

El moreno no se enteró pronto de su enfermedad, sino hasta después y por error, cuando escuchó una conversación entre Jinki, Minho y Taemin. Desde ese momento no había dejado de llamarle semana a semana para conocer sus avances.

No habían hablado sobre el amor. Ki Bum ni siquiera estaba seguro de que el de menor estatura aún lo amara, pero verlo le generaba bastantes expectativas. Al menos no había perdido a su mejor amigo. Podía sentirlo cada vez que hablaban… durante horas, como cuando eran los mejores amigos dentro del grupo.

En una de aquellas conversaciones Ki Bum tuvo que confesar que salió durante unos meses con su médico, de momento pensó que el moreno se molestaría, pero no hizo nada. Se limitó a decirle: En hora buena, Bummie-ah. Me da gusto que estés feliz. El rubio quiso decirle que eso había quedado en el pasado, que nunca se pudo entregar al guapo hombre porque tarde había comprendido que las noches que se entregó a él fue por amor.

Pero Jong parecía tan tranquilo a través del auricular… que prefirió callar.

 

—No te hagas muchas ilusiones, ¿de acuerdo? No soportaría enterarme de que te rompieron el corazón.

—Descuida, sé a lo que me arriesgo… No estoy pidiendo que Jong me haya esperado después de todo este tiempo, después de todo lo que le hice.

—Buena suerte.

 

Se envolvieron en un fuerte y cálido abrazo. Ha Joon hundió su nariz en los perfumados cabellos del hombre que le volvía loco y lo apretó contra su cuerpo. Quería recordar su aroma, su calidez y sus bellos ojos felinos. Ki Bum por su parte se dejó querer por el hombre. Estaba seguro que aquella sería la última vez que se verían. Realmente esperaba que así fuera.

No era sano estar cerca de alguien a quien no podía corresponder. Ya había hecho daño suficiente. A Jong y su médico, al primero por estúpido, al segundo por querer olvidarse del primero de forma inconsciente.

 

Minutos más tarde cruzó la puerta de aquel hospital con la maleta en su mano derecha y avanzó hasta el auto negro estacionado unos cuantos metros adelante. Un hombre más bajo que él, de piel morena, descendió de inmediato.

Ver a Jonghyun provocó que una amplia sonrisa llenara su rostro.

¿Eran acaso lágrimas lo que veía en el rostro de su amigo?

Jonghyun elimió la distancia entre ambos y tomó al chico entre sus brazos, al tiempo que reía lleno de alegría.

 

—¡Bummie-ah! ¡Estás aquí!

 

Soltó la maleta y se colgó al cuello de aquel hombre dejándose envolver por sus fuertes brazos al tiempo que las lágrimas empezaban a resbalar por sus mejillas. Jong sintió la humedad contra su camisa pero no le importó, dejaría que el mayor llorara cuando quisiera, entendía todo por lo que había pasado…

 

—¿Son todas tus cosas?

—Mh.

—Bien… Vamos al auto, Taemin y Minho deben estarnos esperando. Bueno… creo que todos te están esperndo.

 

Key rio con suavidad.

 

—No sé qué haré cuando los vea… Tengo bastante tiempo alejado de la sociedad.

—Te hará bien, ya lo verás.

 

Subieron al auto. Una vez dentro Jong arrancó y emprendió el camino a la casa de sus amigos, sin poder evitar que su mirada se posara de vez en cuando en Ki Bum.

 

—¿Pasa algo?

—Yo… ¿qué pasa si descubro que no estoy curado totalmente?

—Claro que lo estás.

—¿Y si no es así, puppy?

 

Key tardó en darse cuenta que había utilizado el apodo cariñoso que antaño usaba con el moreno, pero nuevamente pareció no causar efecto en el hombre.

 

—Por supuesto que es así. Yo me encargaré de que así sea.

—Tú no estarás conmigo las 24 horas.

—¿Quién dice?

 

Ki Bum abrió los ojos con sorpresa.

 

—¡Kim Jonghyun! Deja de jugar. Ahg.

—¿Qué? —se carcajeó el menor—. Solo digo la verdad. Planeo vigilarte las 24 horas, sin excepción. Me he encargado personalmente de que Minho me deje trabajar desde casa.

—¿Desde… casa…?

—Sí o ¿a dónde pensaste que irías? ¿Tienes otro lugar donde quedarte?

—No, pero… Yo… No creí que quisieras vivir conmigo, es decir… no nuevamente.

—Siempre serás mi mejor amigo, Ki Bum. Me preocupé mucho cuando supe que estabas en una clínica de rehabilitación por trastornos alimenticios. Además, ya no estás saliendo con el Doctor Seo, y el único a quien confiaría tu cuidado sería él.

—¿Por qué confiarías en él?

—Fue tu novio y tu médico.

—Nunca fue mi novio —se apresuró Key—.

—Bueno, lo que haya sido… Ese hombre se enamoró de ti y te cuidó lo mejor que pudo. Solamente confiaría en él para cuidarte.

 

Key entrelazó sus dedos con nerviosismo y observó a través del cristal las calles repletas de transeúntes. La gente lucía feliz.

 

—¿Qué pasa si no quiero vivir contigo?

—Tendrás que hacerlo.

—¿Y si no quiero?

—¿Por qué no querrías hacerlo?

 

El moreno detuvo el auto debido al semáforo en rojo y clavó su mirada en la del chico a su lado. Key tragó en seco.

 

—Porque… corro el riesgo de hacerme ilusiones… y desear que me sigas amando como yo lo hago.

 

Jonghyun reanudó la marcha cuando el semáforo cambió a verde y sonrió de lado.

 

—Yo soy el que realmente se está arriesgando.

—¿A qué te refieres?

—A que yo soy quien te está llevando a casa, a pesar de que corro el riesgo de darte, de darnos otra oportunidad…

 

 

 

 

………………………………………………………….

 

 

 

 

Donghae estacionó el auto frente al edificio donde vivía su menor y arqueó la ceja al verlo bajar junto a otra figura. El maknae de EXO pareció hablar por varios segundos con el otro chico y finalmente, sin un gesto de despedida, dio la vuelta y fue directamente al auto, al que subió de inmediato.

La vista del mayor se posó en la espalda de la figura que estuvo con su menor y le siguió hasta que logró perderse a la distancia. Sehun dijo algo, pero Donghae no lo escuchó realmente.

 

—¿Hyung?

—¿Ese era Luhan? —preguntó de golpe mirando directamente al chico.

 

Sehun suspiró y sacó el iPod del bolsillo frontal de su chaqueta.

 

—El mismo que viste y calza.

 

El menor no parecía tener ganas de hablar acerca del encuentro que tuvo con su ex pareja, por lo que Donghae se apresuró a arrancar el auto, aunque no dejaría por la paz el asunto.

 

—¿Qué pasó?

—Nada de lo que valga la pena hablar. Vamos tarde.

—Por su puesto que vale la pena. Estamos hablando que tu gran amor te vino a buscar a tu casa luego de años…

 

Sehun resopló.

 

—Ni lo menciones. Trató de envolverme con una historia barata. Dijo que se había alejado por mi bien, que su madre descubrió lo nuestro y que lo amenazó con terminar nuestras carreras si no me dejaba.

—¿En serio?

—Según él —se encogió de hombros el castaño—. Fue un tonto al hacerlo, se lo dije. Lo único que me importaba era él, habría dejado mi carrera si esa era la condición para ser feliz a su lado.

—¿Te pidió perdón?

—Naturalmente. Me pidió perdón y otra oportunidad. ¿Puedes creer que Luhan-hyung esperaba que yo lo recibiera con los brazos abiertos? Tanto confiaba en mi pendejez.

—¿Regresaron?

—¡Claro que no! —exclamó casi con horror observando que la mirada de Donghae abandonaba por momentos el camino para verlo hablar—. Lo perdoné, pero le dije que no podía haber nada entre nosotros porque yo ya no sentía lo mismo por él.

 

Donghae pareció pensar en aquello por varios segundos.

 

—Hace un año, cuando te mudaste, te vi observando varias fotos con Luhan. Las tenías guardadas en una bonita caja de madera, la misma caja que yo te entregué en tu nuevo departamento y vi que la guardaste en el armario como tu posesión más valiosa.

—Claro que es de mis posesiones más valiosas, esa caja me la regaló mi abuela. Fue un regalo del padre de su padre, lleva tres generaciones en mi familia. Conmigo es la cuarta.

—Pero…

—Y claro que estaba viendo esas fotos. Allí era donde yo guardaba mis mejores recuerdos junto a Luhan. Él lo sabía… A veces ambos veíamos las fotos —contó como si se tratara de una historia que hace mucho no recordaba. Bastante tranquilo, al parecer del mayor—. Durante la mudanza decidí que tenía que deshacerme de todo lo que tuviese que ver con Xiao Lu Han, así que saqué las fotos y tras echarles un último vistazo las quemé. Era necesario mirarlas por última vez, ¿sabes? Fue como si me despidiera de cada recuerdo con aquella mirada… de uno en uno.

—No lo sabía —murmuró Donghae luego de un momento. El silencio reinó en el auto por varios minutos hasta que volvió a hablar—. ¿Sigues usando la caja?

—Lo hago, pero ahora guardo otro tipo de recuerdos en ella.

—¿Y no es extraño? Es decir… la usaste antes para…

—No, no es extraño. Xiao Lu Han no significa nada para mí. Incluso hoy le mostré la caja y los recuerdos que tengo en ella. También le hablé de la persona que hoy ocupa su lugar.

 

Donghae frenó en seco.

 

—¿Qué persona?

 

Sehun se echó a reír.

 

—Oh Se Hun, ¿de quién estás hablando? —cuestionó en tono elevado mientras su menor rodaba los ojos y se ponía los audífonos disponiéndose así a escuchar música.

—Date prisa que vamos tarde —urgió.

 

Pero el mayor no dejaría ir demasiado pronto aquella conversación. ¿Oh Se Hun estaba enamorado? ¿De quién? No era posible que estando siempre a su lado no hubiese notado algún cambio en el menor.

¿Sería alguien de la empresa? ¿Quizá un miembro de EXO?

Reanudó el camino bastante nervioso. Necesitaba saber quien era la persona dentro del corazón ajeno.

 

—Dime su nombre.

—¿Qué?

—Quiero saber quién es, la persona que te gusta.

—Es un tonto.

—¿Qué? —Donghae arqueó la ceja—.

—Que es un tonto, no creo que lo sepa —se encogió de hombros sin dejar de escuchar su música a través de los blancos audífonos—. Así que no vale la pena hablar de ello. Realmente tengo hambre.

—Sehun-ah.

—¿Qué?

—Dime.

 

Sehun resopló.

 

—No.

—¿Es de la SM?

—Lo es.

—¿Lo conozco?

—No imaginas cuánto —ironizó—.

—¿Es de Super Junior?

—Naturalmente.

—¡Eun Hyuk!

 

Sehun rodó los ojos con fastidio y tan pronto se detuvieron frente a la casa de Minho y Taemin descendió del auto.

 

—Date prisa.

 

—¡Hey, Sehun-ah! —Lo llamó a gritos bajando lo más rápido que podía. El menor ya iba bastante adelante y justo en ese momento subía las escaleras principales—. ¡No hemos terminado!

—¿Qué quieres, hyung?

—Quiero saber quién es.

 

Sehun suspiró y cerró los ojos por un momento. Donghae no podía ser tan tonto, ¿o sí? Volvió sobre sus pasos y a escasos centímetros del mayor lo tomó firmemente por el cuello de la camisa plantándole un sonoro beso en los labios.

Donghae abrió los ojos con sorpresa. No le dio tiempo de responder. Simplemente se quedó quieto, como puberto que besa por vez primera, mirando como idiota a su menor.

 

—¿Ya podemos entrar?

 

Donghae se quedó en la misma posición, así que Sehun le dejó otro beso igual de sonoro.

 

—¿Ahora?

 

Nuevamente sin respuesta. Le besó otra y otra, y otra vez, hasta que el mayor lo tomó firmemente por la cintura y respondió al beso de forma suave, lenta, mordiendo y succionando los cerezos que nunca creyó probar.

Vaya que eran exquisitos.

¿Estaría soñando acaso?

 

—Ya podemos entrar —murmuró con una dulce sonrisa contra los labios del chico.

 

Ambos rieron de forma ligera y rozaron sus narices por varios segundos antes de tomarse de la mano para entrar a la bella residencia de la familia Choi.

 

 

 

 

…………………………..........

 

 

 

 

—¡Minho-ah! Ya está lista la comida. ¿Dónde están? —llamó Lee Tae Min casi a gritos desde la cocina.

—Ya estamos aquí…. —respondió Choi Min Ho bajando las escaleras entre risas. Entre sus brazos llevaba a la pequeña Ga Eul, quien le apretaba las mejillas con cariño. Iba vestida de princesa y ese día celebraba su cuarto aniversario.

—¡Papi, mira! Papá Minho me ha dejado muy bonita.

 

Taemin salió al encuentro de sus dos grandes amores y sonrió con amplitud. Era verdad. Minho realmente había perfeccionado en el arte de la confección de peinados. El último año sí que le había servido.

Quién lo diría, el gran Choi Min Ho peinando a su hija todos los días. Porque así era. Minho peinaba y vestía a Ga Eul cada día mientras Taemin preparaba el desayuno y se vestía para dejarle en el colegio, mientras el mayor se encargaba de recoger y lavar los platos sucios, dejar la ropa en la lavadora e ir al trabajo.

Ambos compartían las labores hogareñas y amaban por igual a la pequeña de Lee Tae Min.

Los primeros seis meses de su relación no fueron fáciles, puesto que el juicio para obtención de la custodia de Ga Eul fue pesado, y más porque Na Eun quiso renunciar por completo a la niña, cosa que el juez no permitió al comienzo. Luego de que Lee Soo Man contrató abogado tras abogado, convencido de que la niña estaría mejor con Minho y Taemin, finalmente la jueza aceptó que la niña fuese registrada como hija de una familia homoparental. Así, Lee Ga Eul, pasó a ser felizmente Choi Ga Eul.

A pesar de todo, Na Eun llamaba de vez en cuando y su familia estaba siempre cerca de la niña.

Los padres de Taemin se alejaron de su hijo por un año entero cuando su relación con Minho se hizo pública, pero fue tanto el amor que los fans de la pareja dieron a su relación y a su pequeña hija, fue tanto el amor de los medios, que los padres no tardaron en amar la felicidad de su hijo y de su pequeña nieta, por lo que regresaron con las mejores intenciones.

No aceptaron a Minho del todo, pero le agradecieron todo el amor que mostraba en público y en privado al menor y su hija.

El señor Lee tuvo que reconocer el gran amor que Minho sentía por su hijo, puesto que lo mostraba con orgullo y nunca lo dejó solo durante el juicio de Ga Eul.

 

—Creo que alguien se merece un premio, ¿verdad, mi vida? —cuestionó divertido Taemin besando la mejilla de su hija—.

—¡Papá Minho!

—Papá Minho se merece un premio por dejarte tan bella, mi amor —rio suavemente y se puso de puntitas para besar los labios de su pareja.

 

Minho respondió feliz a su beso.

 

—Tengo en mente un premio que podría hacerme feliz.

—Ahora no, Choi Min Ho. Es el cumpleaños de tu hija.

—Un cumpleaños lleno de gente mayor…

 

Taemin se echó a reír.

 

—Ya tendrá uno con sus compañeros de clase mañana. Hoy es el familiar.

—Tenemos una familia bastante extraña.

 

Esta vez fue Minho quien rio y lo besó de nuevo.

 

—¿Crees que tus padres demoren mucho? —preguntó en tono curioso.

—Lo dudo. Mamá llamó hace unos minutos diciendo que estaban en la terminal. Al parecer el camión tuvo un percance y eso los retrasó.

—Ya veo —comentó el mayor posando la mirada en el reloj de pared. Hacía una hora que debían haber llegado los invitados y ni sus luces aún.

—¿Mis otros abuelos también vendrán, verdad papá? —cuestionó con un tierno mohín la pequeña.

 

Taemin miró a Minho con algo de tristeza y el mayor suspiró. Sabían que Ga Eul se refería a los señores Choi. Durante los tres años que Minho se desapareció mantuvo el contacto con ambos, pero siempre de manera esporádica, de tal forma que solo sabían que se encontraba bien y que tenía una pareja, aunque nunca estuvieron conscientes de que era un hombre. Cuando retomó el contacto con ellos, fue hasta que retomó su relación de forma oficial con Lee Tae Min.

La noticia no le cayó en gracia a sus padres, pero… bien dicen que el tiempo lo cura todo.

 

—Dijeron que harían lo posible, cariño.

—¡Yei! —Ga Eul besó muchas veces la mejilla de su papá riendo contenta—. ¡Bájame, papá! Iré por Vernon.

 

Minho se echó a reír y bajó a su hija observando a ésta correr hacia el jardín donde su cachorro la esperaba. Taemin casi se infarta cuando entre los dos decidieron ponerle Vernon al cachorro, y es que era tan tierno y pequeño que le resultaba imposible no pensar en Hansol.

Taemin observó a Minho curioso.

 

—¿Es en serio?

—¿Qué cosa?

—Lo de tus padres.

 

Minho asintió sonriente y rodeó a su pareja con ambos brazos.

 

—Lo es cariño, ¿puedes creerlo? Finalmente están aceptando esto.

—Dios… Minho-ah…. —comentó emocionado dejando que el mayor lo besara—. ¡Es maravilloso! La mejor noticia del día…

—No creo que sea la única, amor.

—¿Ah no?

 

Minho negó divertido.

 

—Hoy fue dado de alta Key de su rehabilitación.

—¿De verdad?

—Sí. Siento no habértelo dicho… pero Jong no estaba seguro de que lograra sacarlo hoy. Al parecer ya está recuperado, así que no tardarán en llegar.

—¡Estoy realmente feliz! Espero que ahora sí terminen juntos —suspiró Taemin dejando un beso tierno en el mentón del mayor. Minho seguía tan guapo como de costumbre.

Ese hombre lo volvía loco. No importaba cuánto tiempo llevaran compartiendo la cama. Taemin cada día lo deseaba más.

Las grandes manos acariciaron su cintura con paciencia.

 

—Esperemos… Key tuvo algo con su médico, pero no creo que haya dejado de amar a Jong.

—La última vez que hablé con él seguía sin aceptarlo…

—Quizá este tiempo sin Jong lo hizo recapacitar.

 

Ambos guardaron silencio. La mirada del bronceado se perdió en los bellos ojos de su pareja y Taemin sintió sus mejillas calientes. Era increíble como Choi Min Ho lo hacía sonrojar como colegiala.

 

—¡Ya, Minho-ah! ¿Qué pasa?

—Nada.

—¡Deja de sonreír así!

—¿Qué tiene de malo?

—Me da vergüenza…

 

El mayor se echó a reír y mantuvo su mirada de la misma manera. No pensaba dejar de mirar al hombre que llevaba años amando y al que estaba seguro amaría durante toda su vida.

 

—Hoy luces más bello que de costumbre.

—No es verdad…

—Claro que lo es. Yo nunca digo mentiras.

—Más le vale, señor de Lee.

 

Minho sonrió y unió sus labios a los contrarios en un beso lento, húmedo, cargado de amor, de deseo y de infinitas promesas. Las mordidas no se hicieron esperar y las manos de Tae se enredaron en los cabellos ajenos tirando de ellos con ligereza.

 

—Sigo sin creer que finalmente estemos juntos… Después de tanto dolor, míranos. Somos una familia…

—¿Lo imaginó así alguna vez, señor Choi? —canturreó felizmente el menor—.

—No tan perfecto como lo es… Solía soñarme a tu lado, casados… y adoptando un hijo o dos… pero esto es mil veces mejor. Una pequeña parte de ti, con tu mismo rostro, me llama papá. ¿Puede haber algo más bello?

 

Los ojos de Lee Tae Min se llenaron de lágrimas y volvió a besar al más alto.

 

—Te amo, Choi Min Ho.

—Te amo, Lee Tae Min.

Con todo mi corazón —concluyeron al mismo tiempo, justo cuando el timbre de la casa sonó rompiendo el mágico momento.

 

—Bien, creo que nuestros invitados han llegado —sonrió el rapero.

 

 

Todos fueron llegando uno tras y otro, y conforme llegaban iban contando y repitiendo las historias de su retraso.

 

Al parecer a todos les había pasado algo.

 

Los únicos que se mantuvieron en silencio fueron Baek y Yeol, quizá su contratiempo había sido más íntimo o demasiado personal para contarlo. Por su parte, fue realmente notorio lo embobado que Donghae se encontraba con Sehun, y cuando estos se besaron de improviso frente a sus amigos nadie se atrevió a decir nada, aunque no pasó desapercibida la mirada de orgullo que todos los de EXO lanzaron a la pareja.

Después de tanto tiempo ambos decidieron darse una oportunidad.

 

Jong y Key se la pasaron juntos y aunque no se mostraron románticos, Jong siempre fue atento con Ki Bum. Al grado que le dio de comer en la boca en repetidas ocasiones y lo vigiló en todo momento. Estaba claro para los miembros de Shinee que Jong se encargaría de que Key nunca volviese a caer en las garras de la bulimia.

Kai y Kyungsoo llegaron con la sobrina del primero, de la misma edad que Ga Eul y compañera de salón. Jong In dejó que la pequeña corriera junto a su amiga y abrazó a su novio dejando un beso contra su mejilla con cariño, aprovechando a anunciar que pronto se casarían en una ceremonia bastante austera e íntima, pero que esperaba contar con la presencia de todos.

Luego de mucho pensarlo, el chico contó a Soo acerca de Baekhyun. Kyungsoo al principio dejó de hablarle, pero luego de varios días todo volvió a la normalidad.

Kai estaba convencido de que desde ese momento su relación se había hecho más fuerte. No existía secreto alguno entre ambos. Realmente se contaban todo.

Y aunque el mayor había roto su amistad con Baek por varios meses, esta se reestableció cuando, tras su intento de suicidio, el bajito volvió a vivir junto a Yeol, y es que a nadie le quedaba ya duda de lo arrepentido que Baekhyun estaba y de lo mucho que amaba al alto.

 

Siwon y ____________ hicieron su entrada triunfal, y Taemin tuvo que soportar la escena tan melosa que la mejor amiga de su pareja hizo al colgarse de su cuello con alegría.

Siwon se limitó a reír, en brazos traía a su pequeño de dos años. Siwon Jr. O Siwoncito como ____________ lo llamaba.

Fue una sorpresa que ni bien _____________ se sentó ya estaba anunciando que su retraso se debía a que Siwon y ella descubrieron que estaban en dulce espera, nuevamente. Todos aplaudieron y abrazaron a la pareja.

 

—Esperamos que sea niña —declaró Siwon entre risas— así tendremos a nuestro príncipe y a nuestra princesa.

—Seguro lo será, amor —aseguró ___________ feliz.

—¿Y Changmin? —preguntó Suho de improviso.

 

Todos los presentes se miraron alarmados. Minho fue el primero en romper el silencio.

 

—Por segundo año consecutivo decidió pasar el verano en España.

 

La boca abierta de sus amigos mostró el asombro que sus palabras ocasionaron.

 

—¿Qué? ¿Pensaron que no lo sabía?

—¿No te molesta? —cuestionó Kai luego de un rato—. Es decir, él…

—Está enamorado de Hansol, lo sé —terminó el mayor—. Hansol fue y es una persona realmente importante para mí… Cuando terminamos quedamos como grandes amigos y le dije que aunque yo no fuese a convertirme en su esposo me aseguraría de que eligiera bien a su compañero de vida. Y bueno… Changmin tiene mi aprobación.

 

En ese momento tanto su celular como el de Taemin sonaron. Ambos atendieron las respectivas llamadas.

 

—Mis padres, están aquí —habló Tae en cuanto colgó.

—Los míos también —exclamó Minho.

 

Se miraron el uno al otro soltando una risa suave y, sin importar que la estancia se encontraba llena de gente, Taemin se colgó al cuello de su pareja y lo besó repetidas veces en los labios. Minho recibió gustoso cada beso y le dio un par de vueltas en el mismo lugar.

 

—¡Somos una familia de manera oficial!

—Una muy grande…. —murmuró el bronceado paseando la mirada por todos los presentes, quienes estallaron en risas.

—Gracias, gracias, Minho-ah…. —sollozó antes de girarse entre sus brazos para dar la cara a sus amistades—. Gracias a todos… Gracias por perdonarme.

—No fue nada, Taemin-ah… —Habló a nombre de todos la esposa de Siwon mirando al gran amor de su mejor amigo con una amplia sonrisa—. Solo que… queremos ponerte una condición.

—¿Ah sí?

—Sí —respondieron todos a coro de forma divertida—.

—¿Y cuál es? —cuestionó arqueando la ceja de manera curiosa.

 

Minho entonces lo obligó a mirarlo. Él también sonreía.

 

—¿Tú la conoces?

 

El mayor asintió.

 

—No más 2min SOS Time.

 

Taemin se echó a reír al tiempo que las lágrimas empapaban sus mejillas y asintió.

 

—Lo prometo… No más 2min SOS Time.

 

La pareja se envolvió en un fuerte abrazo y solo se separaron cuando el timbre de la entrada sonó con insistencia.

 

—¡Tus padres! —exclamaron a la vez, ante las carcajadas de sus invitados.

 

Sus personas especiales estaban allí. Amigos que habían demostrado su valía en diversas ocasiones. Parejas que como ellos habían sufrido pero que finalmente se daban la oportunidad de amarse.

Los cuatro abuelos de Ga Eul la llenaban de mimos...

La mesa de regalos de la pequeña estaba al tope...

La comida llenaba la casa de un exquisito aroma...

 

Minho y Taemin no podían ser más felices.

 

—Valió la pena —declaró el bronceado ya entrada la noche, observando a sus amigos brindar, cantar, bailar y reír, desde el jardín, a través de las ventanas de cristal.

—¿Qué cosa? —lo abrazó el menor.

—Esperar este día.

 

Ambos pensaron lo mismo en ese instante y supieron que lo seguirían pensando a futuro, en la salud y en la enfermedad, en la abundancia y la adversidad, en la luz y en la oscuridad.

Y que, por supuesto, no caerían nunca más en un 2min SOS Time.

 

 

 

FIN

Notas finales:

Gracias a ti, por llegar hasta aquí.

 

No olviden leer el Final Alternativo.

 

Un beso.


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