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Durante el tiempo en que me fui por Blanwhide2

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Primera noche – Un par de aclaraciones

 

 

-           ¿Estás seguro de que vas a estar bien? – cuestionó Greta por enésima vez, sentada en el filo de mi cama, junto a mí. Asentí, acariciando sus cabellos.

-          Ya es tarde, Greta. Vamos, te arroparé – asintió, poniéndose de pie. Ya era una linda niña de 12 años, no faltaba mucho para que se convirtiera en una señorita.

Me puse de pie y los dos caminamos de la mano hasta su habitación, la arropé bien y le di un besito en la frente de buenas noches; ella me dio dos, uno en cada mejilla, - el de la derecha va en nombre de papá Wolf – me dijo con una gran sonrisa.  Se la devolví y le agradecí el gesto.

Volví a mi propia habitación a paso lento, eran algo de las 9:30 p.m, entre más temprano me acostara y durmiera más tiempo ´viviría´ el pasado y esa era la idea.

Entré al cuarto, cerré la puerta y caminé hasta la cama vacía, me recosté en el lado en el que solía dormir Wolfram, - Wolf… - susurré, muy consciente de que hacer eso solo aumentaba mis remordimientos. Cerré los ojos, entregándome al sueño.

***

Al abrirlos me encontré de pie en medio del extenso campo que usaban las tropas militares para entrenar en el castillo pacto de sangre. Miré alrededor, ¿por qué estaba ahí? Estaba seguro de que aparecería en mi habitación o por lo menos en alguna parte del interior del castillo.

Miré el cielo despejado y claro, deduje que era de mañana. Las 8 o 9 quizás. Tomé rumbo al interior del castillo, quería buscar a Wolfram. Y en el preciso momento en que llegaba…

-          ¡Su excelencia! – el llamado de un soldado con el uniforme de la tropa de Gwendal, pasó de largo, lo seguí con la mirada y vi a Wolf acercándose en la dirección en la que iba el muchacho.

-          ¿Qué sucede? – preguntó al soldado que se plantó al llegar enfrente suyo, - Gwendal - kyo lo ha mandado llamar a su despacho, excelencia – el rubio asintió, - iré enseguida, ya puedes retirarte – el soldado hizo un saludo militar y se fue.

-          Debe ser sobre los detalles de la misión de esta tarde – pensó en voz alta, mientras se encaminaba a ver a Gwendal. Cuando pasó junto a mi caminé a su lado, mirándolo con detenimiento, - igual de hermoso que siempre – susurré. Se detuvo, parecía turbado por alguna razón pero se recompuso de inmediato, retomando el rumbo. Me asaltó la idea de que tal vez él sí podía sentir mi presencia y reconocer quien era. Nada me aseguraba que Shinou y Murata no podían jugarme alguna broma pesada. Miré mis manos, tenían ese extraño brillo celestino como aquella vez en la que viajé al pasado y conocí a Sussana Julia con ayuda de aquella reliquia supuestamente obsoleta que encontré de casualidad gracias a una de mis huidas de la furia del rubio.  Sonreí, recordando su rostro preocupado cuando me vio tirado entre todos esos objetos y su olvido total de enojo mientras me explicaba que era ese ´tazón´ según yo. Suspiré. Ya casi llegábamos.

 

Tocó la puerta al llegar, la voz severa del mayor de sus dos hermanos se oyó del otro lado, permitiéndole el ingreso. Entré luego de que él lo hizo y cerró la puerta. Se paró frente al escritorio del mazoku de tierra, saludándolo con cortesía y formalidad, mientras que miraba de reojo la montaña de papeles apilados en el mío.

-¿Dónde está? – preguntó; Gwendal frunció el ceño. –Fue al baño – el rubio hizo una mueca de incredulidad, - no puedo creer que Günter le siga permitiendo ese tipo de libertades – se quejó, - somos dos – le secundó el pelinegro volviendo a su porte serio; dejó un momento la pluma de lado y miró al menor, - pero no es por eso que te mandé llamar – Wolfram asintió, - es por la misión – declaró, - es una de las razones – dio a conocer el regente.

Pero yo estoy en otras,  <<¿Quién estará en el baño? >> me pregunté curioso mientras Gwendal hablaba; <<mencionaron a Günter, que extraño, pensé que solo a mí me dejaba tener ´descansos´ fuera de tiempo.>>

Un minuto, ¿qué fue lo que ha dijo Gwendal?

-          ¿Von Bogdánov, has dicho? – cuestionó el ojiesmeralda, - así es – colocó tres de sus dedos en su barbilla, pensativo; abrió mucho los ojos, - Lady Catherine… - susurró, el mayor asintió, - con que está planeando visitar el castillo pacto de sangre – dijo más para sí, - en realidad, según lo que ella misma ha informado en su carta, viene a visitarte a ti – fruncí el ceño mientras que una pequeña sonrisa se iba formando en los labios del rubio; negó con la cabeza, - ¿ha mandando ya la petición por escrito? -, - ya lo ha hecho – dijo Gwendal, - justamente es el documento que se encuentra en el centro de la mesa del Maou Heika, cuando vuelva de su ´corta´ ida al sanitario la leerá -, oí a Wolf susurrar ¨henachoko¨ por lo bajo, sonreí, hace mucho que no oía esa palabra.

 

. . .  Espera un segundo . . ., Gwendal dijo ¨¿cuándo vuelva del baño?¨ Eso significa que… ¿!estoy en el baño en este momento!?  Es decir, no yo, mi otro yo. El yo que se supone está en la tierra.

La puerta del despacho se abrió, con cierta persona que conozco a la perfección ingresando y saludando a los dos presentes para después pedir disculpas por la tardanza e ir, luego de mirar la pila de documentos como si se tratara de su sentencia de muerte, a sentarse al escritorio y empezar a leer el documento del que hablaban el rubio y el pelinegro hace apenas unos segundos.

. . .  ¿¡Y yo que hago aquí!?... ¡Ahí!, eh… ¿¡Por qué mi yo del pasado está en pacto de sangre!?

-          Wolf… - hablé… digo él… habló, - ¿quién es Catherine Von Bogdánov? – ¿acaso siento un dejo de celos en el tono de voz de mi yo del pasado? ¿o me lo estoy imaginando?, - nunca antes he oído ese apellido -, - Lady Catherine es hija de Frederick Von Bogdánov, un noble que reside en territorio humano, posiblemente esa es la razón por la que su apellido no te resulta familiar – mi otro yo asintió, se notaba que estaba algo confundido, - pero… tampoco lo he visto en ninguna fiesta u evento social -, - oh, sí lo has hecho, Yuuri -, - ¿enserio? – ¿enserio?, - así es, Heika – miró a Gwendal y luego a Wolfram, - no lo recuerdo – comentó, rascando su mejilla y sonriendo un poco, incómodo; Gwendal frunció el entrecejo y un par de venitas de enfado aparecieron, Wolf solo suspiró, fastidiado, oí mi risita involuntaria de momentos-en-apuros flotar en el aire e incluso yo suspiré, era diferente vivirlo a verlo pero… si estos eran los sucesos que habían ocurrido en mi ausencia… no había razón de que hubiéramos dos de mí mismo presentes. A menos que… ¡claro! Esto no había pasado luego de que me fuera, yo había tenido esta plática con los hermanos… un… mes antes de que todo ´cambiara´. Sí, ahora lo recordaba. Entonces yo realmente había escuchado sobre la existencia de Catherine antes y lo había olvidado.

-          Bueno… - dijo mi otro yo, devolviendo mi atención a lo que sucedía a mí alrededor, - ya la recordaré cuando la vea – agregó, firmando el documento ante la mirada fija del ojiazul y ojiesmeralda. Lo colocó en la pila de su mano derecha, diminuta en comparación de la de la izquierda que era todo lo que tendría que leer y firmar para poder terminar por el día.

-          Yo me retiro – expresó el rubio despidiéndose antes de hacer un saludo militar a su hermano e irse; lo seguí pero en un segundo ya no me encontraba cruzando la puerta del despacho, en su lugar, estaba dando un paso hacía la fuente por la que había ido y venido tantas veces de la tierra al castillo y viceversa. No entendí que había pasado hasta que vi a Murata y a mi otro yo llegar caminando y conversando, mi rostro mostraba ligera confusión. Me hice a un lado cuando llegaron, escuchando lo que decían (que recordaba bien).    

 

¨Un salto en el tiempo¨, pensé

- Muy bien, ya estamos aquí, ¿ahora me dirás que ocurre? – preguntó mi otro yo a Murata que solo asintió.

- No es cosa de alarmarse pero, Shibuya, tu hermano mayor sufrió un accidente.

- ¿Qué dices? – abrió mucho los ojos, sorprendido y dio un paso hacia atrás, quedando al filo del estanque, - ¿pero él está bien? – Murata volvió a asentir, causando que mi otro yo diera un suspiro de alivio.

- Pero sufrió una fractura en su brazo derecho – aclaró el portador del alma del gran sabio y mi otro yo dio otro paso para atrás, pisando en falso y perdiendo el equilibrio, cayendo al estanque como consecuencia; siendo absorbido por este y desapareciendo en cuestión de segundos. Todo ante la mirada del pelinegro de gafas, que las acomodó con su dedo índice subiéndolas por el puente de su nariz antes de decir: - No esperaba que usted tuviera la mala costumbre de escuchar conversaciones ajenas, Von Bielefeld - kyo.

Miré al interior del castillo y de detrás de uno de los pilares salió el rubio que se acercó a mi amigo.

-          No es mi costumbre hacerlo, Geika, le pido disculpas – se detuvo al quedar al lado de Murata, frente al estanque.

-          No se preocupe, entiendo que lo hizo porque está preocupado por Shibuya, pero él estará bien. Solo fue a visitar a su hermano – miraba de reojo a Wolfram, notoriamente interesado por ver que reacción tendría.

-          Tuvo el accidente recientemente, he de suponer – el pelinegro asintió.

-          Dos días atrás siendo preciso – el rubio le miró con sorpresa pero no tardó en eliminar esa expresión y volvió a fijar los ojos en el agua aun un poco agitada del estanque. – Puede preguntar, no me enfadaré – aseguró con tono ligeramente divertido mi amigo.

-          No es nada. Debo irme, Geika, con su permiso.

-          Espere – el ojiesmeralda se detuvo en seco y volteó a ver a Murata. – Él volverá, puede estar tranquilo, Von Bielefeld - kyo.

Wolfram sonrió, - Ya lo sabía. Sería absurdo dudar acerca del retorno de Yuuri-Heika sabiendo lo mucho que ama a su reino y los que lo habitan. Aunque… tampoco dudo que demorará, pero volverá – Murata solo se le quedó viendo y luego sonrío, - me retiro, con su permiso, Geika – hizo una reverencia y se fue sin decir más.

Me dispuse a seguirlo pero antes le di una fugaz mirada a mi amigo de lentes, de nuevo se veía serio, parecía pensativo. Pero penetrar en la mente del gran sabio sería algo imposible para cualquiera, en especial para mí.

Mas no había duda alguna en la felicidad que sentía en esos momentos, sabiendo que pese a todo, Wolfram seguía confiando en mí. Y salí tras él.

 

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El espíritu de un hermoso rubio de ojos azules cómodamente sentado sobre una de las cajas que, en antaño, representaron un enorme peligro y un adolescente de lentes, negros cabellos y ojos oscuros que se encontraba de pie junto a la caja en la que estaba el rubio observaban concentrados una esfera de cristal en la que se reflejaba lo que estaba ´viviendo´ el vigésimo séptimo Maou en esos precisos momentos.

-          ¿No te parece que no debimos haber omitido la noche de la ´liberación´? – cuestionó el menor de los dos. Obteniendo una respuesta negativa.

-          De mostrárselo, mi descendiente se enfadaría mucho con nosotros – el oyente sonrío, - me parece que solo se molestaría contigo, Shinou.

-          Con más razón aún – Murata suspiró, negando con la cabeza. Ese rubio nunca cambiaría.

-          ¿Realmente crees que consiga su meta cuando todo termine? – preguntó, él lo veía muy poco probable.

-          Eso solo dependerá de mi elegido – el pelinegro asintió. Y volvieron a poner los 5 sentidos en aquella esfera.

 

Continuará . . .

 

Notas finales:

5 meses con esto ;w;, y solo 9 capitulos XD.

 

Bueno, yo dije que no iba a abandnar y no lo hare ^^.

 

Solo que como ya habia dicho me demorare por el cole y otras cosas.

 

Bueno, espero les haya gustado.

Esperare sus comentarios ^^.


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