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Mi Estilista Personal por Ciel_Kuroshitsuji

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Notas del capitulo:

Ya el tercer capítulo, me costó un poquito más escribirlo ya que mi cerebro se secó y ya no tenía ideas, cada idea que me llegaba la desechaba luego luego *^* 

Pero ya lo terminé, aunque siento que este capítulo está un poco aburrido. 

Léanlo y opinen de él con un review. :) 

Dos días habían pasado desde que había prometido pensar en la propuesta de su tía, y sobre todo, en la de Sebastian. Él no se consideraba indeciso, ya que una vez que tomaba una decisión no la cambiaba por nada, pero esto era distinto. De verdad estaba pensando demasiado en ello. De cierta manera, lo que le había dicho Madame Red no era malo, pero al mismo tiempo no sabía si de verdad podría soportar vivir con alguien más en su mansión, menos si se trataba de un desconocido que se convertiría en su estilista personal.

 

Si lo pensaba bien, si Lau, su estilista anterior y de muchos años con él, le hubiera pedido vivir en su mansión, lo más probable es que le hubiera dicho que no. Sí, él era muy bueno en su trabajo, pero tenía una manera de ser y de vivir, muy extraña y distinta a la de Ciel. Además de que le hacía sentir extraño el hecho de que su hermana, Ranmao, fuera tan cariñosa con él; no creía poder tolerar eso en su hogar diariamente.

 

Y regresando al tema de Sebastian… Ciel estaba sumamente confundido, jamás en su vida había dudado tanto para decidirse por algo que era tan simple. Era cosa de decir “sí” o “no”, pero se estaba tardando más de lo esperado para él. Su tía era una persona confiable y muchas veces le daba ideas buenas, probablemente lo mejor sería hacerle caso y aceptar a Sebastian por un periodo de prueba en su casa. Ese hombre no se veía del tipo que haría algo malo o que sería una molestia, realmente lucía bastante serio. Desde que lo vio por primera vez en la entrevista, se percató de su seriedad.

 

Ahora que ya tenía una idea de lo que quería, tendría que decírselo a su tía, para que ella le informara a Sebastian. Ciel no quería encargarse de hablarle personalmente a ese sujeto.

 

Tomó su celular y marcó al número de Angelina.

 

-        “¿Hola?” – Se escuchó desde el otro lado de la línea.

 

-        Soy Ciel, ya decidí lo que voy a hacer respecto a Sebastian. – Mencionó un poco bajo.

 

-        “¿Ah sí? ¿Y qué es lo que harás, sobrino lindo?” – Cuestionó melosamente la mayor.

 

-        Dile que está bien que viva conmigo, pero será como tú dijiste. Un periodo de prueba, pero no se lo digas a él, podría comportarse bien sólo para pasar la prueba. Sólo dile que he accedido a que viva conmigo. ¿Entendido? – Espetó con autoridad el chico ojiazul.

 

-        “Entendido, jefe. ¿No necesita algo más?” – Preguntó burlona la pelirroja. – “Yo le avisaré, querido, no te preocupes”.

 

-        Espero que no se te salga decir lo de la prueba. Si él se entera, todo se termina y conseguirás a alguien más y mucho mejor que él.

 

-        “Sí, sí, ya entendí, Ciel. Ahora si me disculpas, llamaré a Sebastian para decírselo personalmente”

 

Después de decir lo último, Angelina cortó la llamada y buscó en su agenda un espacio para citar a Sebastian y poder informarle la decisión del pequeño jefe.

 

La cita la había hecho para el día siguiente, a la hora de la comida, sin decirle a Ciel para que no se exaltara por su decisión de invitar a comer al pelinegro con ellos sin haber pedido su consentimiento. Sólo esperaba que no fuera peor el no haberle avisado al pequeño gruñón. 

 

Y ese pequeño gruñón se encontraba en su oficina el día siguiente, ya casi era la hora de la comida y él acostumbraba a salir a comer con su tía a algún restaurante fino y elegante o comer algo preparado por sus chefs de la compañía. Sin embargo, ese día Angelina le había dicho que comerían fuera en un restaurante cerca de los foros. Él ni siquiera había preguntado el por qué, ya era normal que de vez en cuando su tía quisiera salir a comer, eso a él no le molestaba.

 

Decidió prepararse para salir, guardó su teléfono celular en su bolsillo, tomó su anillo y se acomodó un poco el cabello, seguido de eso, llamó a Madame Red para notificarle que estaba listo.

 

Unos minutos después, ya se encontraba de camino al auto de la pelirroja. Al llegar al estacionamiento no se esperaba encontrarse con el pelinegro que últimamente lo tenía pensando y que pronto sería su huésped en la mansión. Volteó a ver a la mujer de rojo y notó en ella un deje de nerviosismo, lo que le hizo comprender la estancia del hombre frente a ellos.

 

-        Angelina ¿qué hace Sebastian aquí?

 

-        Bueno, querido. Él nos acompañará a comer, es para decirle acerca de la decisión que has tomado respecto a su contrato. – Lo último se lo dijo en un tono muy bajo para que sólo el menor la escuchara.

 

-        ¿No se lo has dicho aún? – Cuestionó con seriedad Ciel.

 

-        No, te dije que quería hacerlo personalmente, así que lo cité para que hoy se lo dijéramos juntos.

 

-        No es necesario que se lo digamos juntos, te pedí que tú lo hicieras. ¿Por qué no me avisaste de esto? – Hablaba cada vez más molesto el pequeño.

 

-        Porque sabía que te negarías, pero ya que estamos aquí. Vayámonos, no podemos dejarlo así. – Se puso seria también y empujó al menor por el hombro, haciéndolo caminar.

 

-        Buenas tardes, Madame Red y joven Ciel. Gracias por la invitación a comer. – Saludó cortésmente el de cabello negro. – ¿A qué se debe tal honor? – Preguntó con una sonrisa, por demás falsa, sin embargo sus palabras eran sinceras.

 

-        Te lo diremos en el restaurante. ¿Qué te parece si nos vamos ahora?

 

El hombre asintió y subió al auto junto con los otros dos. El camino fue rápido y silencioso. Nadie dijo palabra alguna en el transcurso. Al llegar al restaurante, bajaron del auto dejándolo con un valet. Entraron al lugar y les dieron una mesa al instante sólo por el hecho de ser Ciel Phantomhive quien estaba ahí.

 

Los tres hicieron su pedido y cuando llegó la comida y las bebidas, Madame Red fue quien decidió acabar con tan incómodo silencio.

 

-        Bien, Sebastian. Espero que te guste la comida de aquí. Y bueno… te invitamos aquí por…

 

-        ¿Invitamos? – Interrumpió Ciel con insolencia.

 

-        Perdón… Te invité porque mi adorado sobrino ya tomó una decisión. Él ha decidido aceptar todas tus condiciones para el trabajo y que incluso puedes instalarte en la mansión cuando gustes. Hay mucho espacio ahí y si gustas, puedes elegir la habitación que quieras, a excepción de las dos principales. Este pequeño las tiene prohibidas. – Mencionó lo último en un tono de broma.

 

-        ¡Oh, pero qué sorpresa! Yo imaginaba que el joven Ciel tardaría más en decidir, pero ya veo que es verdad lo que se dice de él. Que es alguien firme y muy astuto. Muchas gracias, a ambos. Mañana mismo llevaré mis pertenencias a su hogar, no se moleste por nada. Yo mismo puedo llevarlo todo, no es mucho y tengo una camioneta propia.

 

Después de esa platica tan corta, la comida fue amena, al menos para Angelina y Sebastian, ya que Ciel no quitaba esa cara de fastidio por tener que comer en compañía del de ojos rojizos.

 

*Al día siguiente*

 

Era temprano en la mañana, para ser exactos las 7 am, era sábado así que no tenía por qué ir a trabajar. Ya estaba levantado, esperaba que en cualquier momento Madame Red y Sebastian llegaran para que el primero se instalara en la mansión. No era porque él quisiera, pero realmente tenía que estar despierto si quería que no hubiera grandes cambios en SU casa.

 

Se encontraba sentado en el comedor, tomando un té y un desayuno ligero. Justo antes de terminar de comerlo, se escuchó el sonido del timbre de la mansión, indicando la llegada de su tía y Sebastian.

 

Él mismo se levantó de su asiento para ir a abrirles, los dejó pasar y, aunque un poco disgustado, los invitó a desayunar. Sin embargo, para su gusto, ellos se negaron amablemente diciendo que ya habían desayunado antes.

 

-        Bien, querido Ciel. ¿Podrías mostrarle las habitaciones y la mansión al joven Sebastian? – Pidió la mujer pelirroja.

 

-        Claro, ya que no tengo algo mejor qué hacer por ahora. – Respondió con inconformidad, para después comenzar a caminar esperando que los otros dos lo siguieran.

 

-        Joven Ciel. – Llamó el pelinegro. – ¿Podría pedirle algo?

 

-        Supongo que ya que te has atrevido a pedir vivir conmigo, no hay algo peor que puedas pedirme. Habla.

 

-        Bien, lo que quiero es poder quedarme en la habitación más cercana a la de usted. – Dijo sin pena, ya que el menor le había dado permiso para hacerlo.

 

-        Como quieras. – Respondió Ciel con su ya característico ceño fruncido.

 

Siguieron caminando por los pasillos de las habitaciones, hasta llegar al pasillo principal en el cual estaban las dos habitaciones más importantes de la mansión: la de Ciel, y la antigua habitación de sus padres.

 

El menor le mostraba todas las habitaciones en las que podía quedarse, pero ya que Sebastian había pedido quedarse en la más cercana a la suya, ya sabía cuál le daría. Llegando a esa habitación, sólo un poco más alejada que la de sus padres de la de él, le dijo que esa era para él y que podía acomodar sus cosas en ella como quisiera.

 

-        ¿Qué hay de aquella habitación? – Preguntó el más alto, refiriéndose a la habitación que solían ocupar los antiguos líderes de la familia. – Esa está más cerca de la de usted.

 

-        Esa habitación es prohibida, Sebastian. Nadie la ocupa, es la habitación de los padres de Ciel. – Explicó la mujer. – Es por eso que tienes que ocupar esta.

 

-        Ah, ya entiendo. No hay problema. Entonces aquí me quedaré. – Respondió con una sonrisa.

 

Después de eso, Ciel lo llevó por toda la mansión, mostrándole cada lugar e indicándole qué era lo que podía y lo que no podía hacer. Prácticamente le dio la libertad de sentirse como en su casa, siempre y cuando no lo molestara ni fuera tan ruidoso.

 

La mañana se pasó muy rápida para Ciel, ya que estuvo ocupado verificando que no pasara nada extraño mientras Sebastian acomodaba sus cosas en su habitación y por toda la casa.

 

Cuando Sebastian terminó de instalarse por completo, ya eran las 2 de la tarde, se había tardado más de lo esperado, claro que era normal estando en una casa tan grande, recorriendo cuartos y pasillos, subiendo escaleras y recorriendo más pasillos para llegar a, su ahora, habitación propia; todo eso sólo para llevar todas sus cosas desde su camioneta hasta ahí.

 

Ciel había estado observando todo, sin embargo, después de dos horas de estar parado viéndolo, se aburrió y se cansó, así que se fue a su estudio a descansar un poco, dejando a cargo a Angelina. Se puso a jugar en su computadora, pero luego se aburrió y se recargó en su silla, quedándose dormido después de unos minutos.

 

Mientras tanto con Sebastian y Madame Red las cosas iban bien, hasta que la mayor tuvo que irse por una llamada que tuvo.

 

-        Lo lamento, Sebastian. Tengo que irme, en cuanto veas a mi sobrino, por favor avísale que me surgió un compromiso muy importante. – Se despidió y salió de ahí casi volando.

 

-        Yo le diré, Madame Red.

 

Sebastian se quedó solo, no sabía qué hacer ahora, así que buscaría al pequeño para decirle que su tía había tenido que irse, aunque iba a ser difícil sin saber para dónde se había ido, estando en una mansión tan grande y nueva para él.

 

Comenzó a buscar al menor por la parte de debajo de la casa, pasó por la sala, por el comedor principal, incluso en la cocina; se atrevió a tocar las puertas de cada baño para averiguar si se encontraba en alguno, sin embargo no lo encontró. Cuando estaba subiendo las escaleras se encontró con el mayordomo principal de la casa, Tanaka-san, así que le preguntó por Ciel, a lo que éste le respondió con amabilidad, que el joven se encontraba en su estudio desde hace mucho rato y no había salido. Sebastian agradecido, se fue a buscarlo, esperaba recordar cuál era la puerta del estudio de Ciel, y por suerte no se equivocó.

 

Entró al estudio y lo observó detenidamente, ya que hace un rato no lo había podido ver bien. Era amplio y con muchos estantes llenos de libros, una alfombra impecable y un gran ventanal detrás del escritorio de Ciel; ahí fue donde lo vio, al menor sentado en su silla, recargado completamente en ella, en un profundo sueño. Se acercó hasta él y le habló.

 

-        Joven Ciel. – Dijo en un tono un poco alto, sin embargo, el otro ni se inmutó. –Joven Ciel, despierte. – Volvió a hablar el de cabello azabache.

 

Al notar que el joven de ojos azules no despertaría así, decidió moverlo un poco por el hombro, pero tampoco funcionó, a lo que tuvo que moverlo un poco más brusco. Eso sí sirvió, ya que el menor comenzó a removerse incómodo y abrió sus ojos con lentitud, dándose cuenta de dónde se encontraba, después vio a su nuevo empleado junto a él con una expresión seria.

 

-        ¿Qué haces aquí? – Cuestionó severo.

 

-        Vengo a informarle que Madame Red tuvo que irse hace un rato porque le surgió un compromiso muy importante, eso dijo ella antes de retirarse. – Respondió inmutable el mayor.

 

-        Hmph, ya veo. Bueno, si eso es todo, ya retírate.

 

-        No es todo, me parece que usted no ha comido nada, al igual que yo.

 

-        Si quieres comer, baja y pide lo que quieras, no necesito estar ahí para que te sirvan de comer.

 

-        No es eso, joven Ciel. Yo lo digo por usted, no es bueno que se exija tanto tiempo sin comer. – Mencionó Sebastian con un tono de preocupación, extraño en él. – Vamos comamos juntos.

 

Y justo después de decir eso, extendió su mano para que Ciel la tomara, a lo que Ciel se quedó estático mirando la mano que se le ofrecía a tomar sin saber qué hacer ahora…

 

CONTINUARÁ… 

Notas finales:

Bueno, espero que les haya gustado. Prometo actualizar pronto y con un capítulo mejor que este ;-; 

De verdad siento que es un poco aburrido. Bueno, díganme qué les pareció, con un reviwew. 

Y muchas gracias por leer. ^^ 

AVISO: Hola, este aviso es para todas las personas a las que les guste hacer rol yaoi, hay un nuevo grupo de rol en facebook. Se llama "Máxima Seguridad" (por ahora, ya que no se tiene un mejor nombre) 

Se ambienta en Eslovaquia, sin embargo es una Eslovaquia en decadencia en la que hay un líder con mucho poder, y luego 3 estatus sociales en los que hay muchas diferencias. Estos niveles sociales son los Mocný, los Práca y por último los Postvaní.

En este grupo de rol lo más importante que se pide es que TENGAN UN FACEBOOK DE SU PERSONAJE SÓLO PARA ESE GRUPO DE ROL, y así puedan tener una mejor convivencia dentro del rol. 

Por favor, SI QUIEREN UNIRSE ENVÍEN UN INBOX A ESTE FACEBOOK:

https://www.facebook.com/Earls.Ciel 

O pidan unirse al grupo para que les den más información:

https://www.facebook.com/groups/837392296341427/

 

Gracias por su atención :) 


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