Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De tradiciones y amor está hecho el invierno por HitchNoDanna

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Quiúbole! He aquí con la segunda entrega de este nuevo proyecto.

 

ACLARACIONES Y ADVERTENCIAS: Hice algunas correcciones en el primer capítulo, como la fecha. En lugar de once de diciembre debía decir diez de diciembre, puesto que la celebración se hace la noche de este último día. Por otra parte se van a encontrar con elementos propios de la religión católica. Lo advertí en el capítulo anterior, pero vuelvo a hacer la acotación: si tienen la mente lo suficientemente abierta para leer esto, adelante; de lo contrario todavía están a tiempo de abandonar esta historia. Por otra parte hay extensas notas de autor. No es obligatorio que las lean pero sí recomiendo que lo hagan como aporte cultural. Además de eso OoC y creo que es todo por el momento.

 

Disclaymer: los personajes de Junjou Romantica no me pertenecen, ni las tradiciones decembrinas.

II.-

Seis de la mañana del once de diciembre. Ciertos artesanos se encontraban en una pequeña ermita haciendo el aseo, pues como cada año se celebraría la misa conmemorativa de la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe en el Cerro del Tepeyac (1).

 

–Nee, Misaki –le decía Shinobu, que ponía unas cortinas de organza metálica blanca con pequeñas estrellas bordadas– ¿Qué tal vas con el pedido del 'fuereño'?

–Ah –suspiró un poco cansado, mientras barría los alrededores– No sé si pintar las piezas o dejarlas como están…

–Yo digo que las pintes –opinó Nowaki, quien ponía algunas macetas con flores de nochebuena– se verían muy coloridas y monas.

–No lo sé, se nota que es una persona muy refinada… yo digo que las dejes tal cual, se verían más elegantes… por cierto ¿de qué las hiciste?

–Arcilla blanca.

–¿Ves? Déjalas así, se verán mejor.

–Hmm… –ahora intervino Nowaki– podrías pintarlas con tonos pastel… le darías colorido sin perder elegancia.

–¿Tú crees?

–¡Y dale con tu colorido!

 

Un rato más tarde terminaron de hacer el aseo de la capilla y acomodaban todo dentro de la ermita. Posterior a eso algunos vecinos se les unieron para adornar las callecitas que convergían en ese punto, con unas cuerdas de las que colgaban coloridas banderas triangulares de papel de china picado, hechas por Nowaki. Éste último se encontraba en el techo de una casa atando la última de ellas cuando vio pasar el mismo auto rojo de la misma persona que le hizo aquel pedido especial a Misaki. Uno de los vidrios no estaba arriba, por lo que pudo ver a cierto castaño de ojos color avellana observando todo con ojos curiosos. Cuando sus miradas chocaron, el castaño mostró un sonrojo y desvió la mirada.

 

"Cómo quisiera poder acercarme… eres tan lindo…" pensaba el artesano.

 

–Nee, Hiroki –el conductor espetó con picardía– Creo que ese artesano ya te ha echado el ojo.

–¡Cállate, Bakahiko! –vociferó el copiloto, rojo a más no poder.

–Mírate, estás tan rojo como los farolitos de Navidad.

–¡¿No tienes otro lugar dónde decir estupideces?!

–No… no hoy.

–¡Tú…! ¡Bah! Nunca cambias.

 

El resto de la mañana transcurrió tranquila, excepto porque Shinobu casi se cae del techo de una casa por pisar una teja en mal estado. Más tarde se dirigían al taller, pues seguramente la gente querría reparar, retocar o adornar sus imágenes de la Santa Virgen. Y no estaban equivocados, pues apenas llegaron a su taller, unas pocas personas ya se encontraban fuera de éste esperándolos. Abrieron inmediatamente y se dispusieron a atender a sus clientes. Misaki se encargaba de las reparaciones a las esculturas de yeso, arcilla, resina, etc., que resultaran rotas por algún motivo, por ser el mejor calificado para eso; Nowaki pintaba con gran precisión aquellas que requirieran un retoque; y Shinobu las decoraba con materiales como flores artificiales, guirnaldas navideñas o listones, pues era el que tenía mejor gusto para ello.

 

Así, los tres jóvenes disfrutaban de su trabajo y su día antes de la celebración. Al final de la jornada decidieron tomarse un descanso.

 

–Buenas tardes, disculpen… –un nuevo cliente llegaba– ¿Cuánto me cobran por repararla, retocarla y decorarla? –dicho esto mostró una pequeña escultura de la Santa Virgen, cuya base estaba sumamente deteriorada y la pintura carecía de brillo.

 

Fue un pequeño instante en el que el gris de los ojos de Shinobu se encontró con el azul ultramar, casi negro, de los de aquel cliente: alto, de cabello negro como noche, de facciones maduras pero no por eso menos apuesto, y esos profundos ojos azul ultramar…

 

–Es el destino –musitó de forma inaudible.

–¿Ah? –aquel cliente se sentía un poco cohibido por la mirada intensa que le dedicaba el menor de los tres artesanos.

–Buenas tardes –saludó Misaki con su sonrisa habitual– verá… –el castaño observaba la imagen mientras le explicaba a aquel cliente el procedimiento que iba a hacer. Esto por alguna razón molestó al ojigris– Y eso sería todo.

–Oh, muy bien –espetó alegremente aquel hombre, que no debía pasar de los 35 años– Entonces la dejo en sus manos.

–¿A nombre de quién es el pedido?

–Miyagi Yö.

 

Por 'petición' de Shinobu –en realidad casi medio estranguló a Misaki por eso–, él solo se había encargado de todo, y una hora más tarde ya estaba listo.

 

–¡Vaya! Por algo me recomendaron venir hasta acá –exclamó el hombre, notablemente satisfecho por el resultado: la base estaba tan lisa que parecía recién labrada, las cuarenta y seis estrellas del manto (2) brillaban con todo su esplendor, los colores vivos le daban un aspecto tal que parecía recién hecha, ¡y qué decir de la tez morena de la Santa Virgen! Se veía tan lisa y uniforme que parecía real– Por cierto… ¿A quién debo agradecer por tan magnífico trabajo?

–Etto… T-Takatsuki Shinobu –espetó el ojigris con humildad.

 

 

Desde el cielo una hermosa mañana…
Desde el cielo una hermosa mañana…

La Guadalupana
La Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac.

La Guadalupana
La Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac… (3)

 

Diez de la noche. Podía escucharse a los músicos del pueblo entonar una canción, mientras la gente se reunía poco a poco frente a la ermita que los chicos asearon apenas esta mañana. Todo mundo traía las imágenes que previamente fueron engalanadas, y fueron dispuestas en caballetes improvisados frente a la misma capilla, donde se encontraba la imagen principal (4), que era una escultura de gran tamaño. Una vez que toda la gente estuvo concentrada en ese punto, el sacerdote de ese pequeño pueblo hizo acto de aparición y dio inicio a la misa.

 

Misaki, Shinobu y Nowaki también se encontraban ahí. A medio sermón notaron que los dos 'fuereños' se encontraban ahí, un poco más apartados del resto. Nowaki no pudo resistir dedicarle una sonrisa y una mirada silenciosa al castaño, haciendo que de nuevo se sonrojara y desviara la vista. Asimismo Misaki no podía quitarle la vista de encima al hombre del cabello color plata, cuyo gesto carente de emoción lo hacía ver misterioso. En tanto, Shinobu no pudo evitar sonrojarse en cuanto hizo contacto visual con Miyagi, quien le sonreía como agradecimiento por su trabajo.

 

–Nee, Hiroki… otra vez te está viendo ese artesano.

–¿Qué? ¡Oye, Bakahiko! Estamos en misa ¿podrías guardar compostura? –increpó el aludido en voz baja– No sé por qué tu insistencia en venir si ni prestas atención.

–¡Vamos, hombre! No es el fin del mundo… ¿Qué te cuesta admitir que te gusta?

–¡¿Qué?!

–¿Hiroki? ¿Akihiko? –inquirió alguien– ¿Qué hacen aquí?

–¿Miyagi? –exclamaron los dos nombrados en cuanto voltearon a ver.

–¡Vaya, pero qué pequeño ha resultado ser el mundo!

 

Mientras seguía el sermón, los tres hombres sostenían una pequeña charla. Resultaba que los tres llegaron a ese pueblo por recomendación de un conocido, además de que estaban de vacaciones de sus respectivos trabajos, y aunado a eso aburridos de las aparatosas y materialistas celebraciones de la Navidad en la gran urbe. Sin embargo dejaron su plática en cuanto sonaron las trompetas de los mariachis, indicando así que el sermón acababa y ahora se entonarían las mañanitas a la Guadalupana, como cada año.

 

¡Buenos días paloma blanca!,
hoy te vengo a saludar,
saludando a tu belleza,
en tu reino celestial.

Eres madre del creador,
que a mí corazón encanta,
gracias te doy con amor,
buenos días paloma blanca…

 

Todas las imágenes habían sido bendecidas por el sacerdote con agua bendita, y ahora la gente se dispersaba a los diferentes puntos donde se ofrecían platillos como mole poblano, arroz rojo con zanahorias y guisantes, ponche de frutas, tamales, carne de res en salsa verde, entre otros. Los tres hombres notaron a los tres artesanos arrodillarse frente a la capilla.

 

Oh querida virgen de Guadalupe, madre y señora de Guadalupe
en tus manos coloco mis penas y mis alegrías,
mis triunfos y mis fracasos, mis aciertos y mis errores
para que ilumines mis pasos a lo largo de mi caminar por la vida.

 

–Vaya, se nota que son muy devotos aquí –decía Akihiko.

–Veo que serán unas vacaciones muy interesantes –espetó Miyagi.

 

"Tengo el presentimiento de que esto de alguna forma cambiará nuestras vidas" pensó Hiroki.

 

Madre mía muestra tu amor y compasión
a cada uno de los seres de mi familia
para que encuentren en ti una madre que siempre
está a su lado siempre que la necesiten.

Madre santísima en ti confió. (5)

 

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

1.- De acuerdo con las creencias católicas, la Virgen de Guadalupe se apareció cuatro veces a Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac. Tras una cuarta aparición, la Virgen ordenó a Juan Diego que se presentara ante el primer obispo de México, Juan de Zumárraga. Juan Diego llevó en su ayate (o tilma) unas rosas —flores que no son nativas de México y tampoco prosperan en la aridez del Tepeyac— que cortó en el Tepeyac, según la orden de la Virgen. Juan Diego desplegó su ayate ante el obispo Juan de Zumárraga, dejando al descubierto la imagen de Santa María, morena y con rasgos indígenas.

Sé que la mayoría de lectores ya conoce la historia, pero creí necesario poner un pequeño resumen ya que también tengo lectores que no son latinoamericanos y por ende no conocen mucho de la tradición.

2.- Según expertos en simbología, se afirma que una posible prueba de la autenticidad de la tilma son las 46 estrellas en su manto, las cuales no están puestas al azar, sino que corresponden a la posición de las constelaciones en el cielo del solsticio de invierno de 1531 (año de las apariciones). De hecho, en algunos lugares se acostumbra a rezar 46 rosarios aludiendo a cada estrella del manto.

Chequen este link:

www.conchiglia.mx/LATINO/ES_Riflessioni/ES_MONOS_Riflessioni_Biblico_Filologiche.htm

3.- Es el estribillo del Himno Guadalupano, que relata la leyenda que ya he mencionado en el primer punto. El Himno Guadalupano fue estrenado posiblemente en julio de 1943, en un concierto de gala por Fiestas Patrias, en el auditorio del Colegio Guadalupe. Su autor fue el maestro Víctor Manuel Tarazona Camacho, exalumno guadalupano de la promoción 1922. Inicialmente el Himno no fue tal, pues en el programa oficial la canción figuraba como "Juramento Guadalupano"; sin embargo, poco después el tema quedó perennizado como Himno de Guadalupe.

4.- Aquí me refiero a que cada quién tiene una imagen en su casa o negocio, pero las comunidades y pueblos pequeños tienen una principal que colocan en una ermita. Aclaro que es la misma imagen que se menciona en el episodio anterior.

5.- La verdad no recuerdo dónde encontré esta oración, pero se me hizo muy bonita.

 

En fin, seguro están hasta la m*dre de tantas notas… pero ya acabamos, no se preocupen. Espero que les haya gustado este cap como a mí el escribirlo. Pretendía subirlo ayer, pero mi mamá no me dejaba de j*der con que ya estoy de vacaciones y ya no tengo por qué usar tanto la computadora. Sin más qué decir, chaito.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).