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Con derecho a roce por Nino

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Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen, estos son de la autoría de Chinomiko, yo solo los tomo prestados con fines recreativos y sin ánimo de lucro [aún] 

— ¿Qué tal si nos divertimos un rato rubia?— le dijo con sorna, mientras volvía a besar con hambre los labios rosas del contrario.

Este respondió de manera apresurada el húmedo y salvaje beso, el pelirrojo sí que sabia usar la boca, ahora entendía por qué tantas chicas le seguían por un momento se sintió celoso cosa que le atribuyo a su repentina “calentura” y a las ansias retenidas.

—Auch—se quejo el ojimiel al recibir una poco delicada mordida en su labio inferior, escuchando una leve risa del guitarrista como respuesta a su quejido.

El pelirrojo paso sus brazos por detrás del cuerpo ajeno acercándolo más al propio haciendo en el proceso que quejidos placenteros salieran de la boca del blondo debido al roce de su ahora sensible piel contra la tela, no dudo en recorrer la esbelta espalda con ambas manos deleitándose con los gemidos que ocasionaba con solo eso, en verdad que ese liquidito demoniaco era una monada.

Con manos presurosas empezó a desabrochar la inseparable camisa blanca de ex-delegado que simplemente se dejaba hacer, no tardo en exponer el blanco pecho donde unos rosados y erectos botones se asomaban curiosos ante la lasciva mirada, con sus pulgares empezó a presionarlos recibiendo como recompensa un gemido placentero, su boca se transformo en una sonrisa burlona.

— ¿Te gusta?— pregunto conservando la misma sonrisa en su cara al ver la roja y jadeante del rubio, recibió solo un cabeceo afirmativo como respuesta, se sorprendió ante la respuesta rápida sin algún regaño o reclamo de por medio, esa cosa sí que inhibía a quien se la tomara, saco su lengua y la paso con rapidez sobre uno de los rosados pezones, para luego regresar su boca y succionarlo levemente, recibiendo varios y sonoros gemidos, con su otra mano continuo estimulando el otro botón rosa frotándolo con su pulgar y pellizcándolo levemente al mismo tiempo que mordía con suavidad el otro.

—Castiel—pronuncio el otro en un tono placentero que alentó al ojigris a seguir con su tarea, empezó a descender delineando con la punta de su lengua el torso del rubio llegando al ombligo en el cual metió su lengua para empezar a simular pequeñas embestidas que generaban suspiros leves en el otro, con sus manos comenzó a desabrochar hábilmente el pantalón ajeno sacándolo junto con la ropa interior lentamente, bajándolos hasta media pantorrilla.

Se sentó entre las piernas del blondo tomando  sus tobillos para quitarle los zapatos y los calcetines, para así poder terminar de sacarle la parte inferior de su vestimenta, una vez terminada su tarea coloco una de las suaves piernas sobre su hombro y beso la parte interna del muslo, para luego depositar una leve mordida arrancando un jadeo de sorpresa del otro, siguió mordiendo repetidamente con suavidad sintiendo los temblores que invadieron el cuerpo ajeno ante sus acciones, con su otra mano inicio un recorrido por todo el largo de la otra pierna, comenzando con el pie el cual masajeo presionando con fuerza el puente ocasionando una contracción placentera en el rubio.

Bajo la pierna de su hombro y tomando ambos muslos lo atrajo con rapidez hacia su cuerpo, haciendo que la espalda del ojimiel fuera acariciada por la felpa de la alfombra provocando un jadeo de sorpresa por la violenta sensación que esta acción causo.

— ¿No me digas que te vas a venir solo por eso?—sonrió, para luego fingir estar ofendido—Me haces sentir inferior a una mugrosa alfombra—soltó ambas piernas y se paro con rapidez—me voy, los dejare solos para que den rienda suelta a sus pasiones—termino dramático hiendo a sentarse al sofá de cuero.

—Castiel—llamo exasperado el blondo tratando de incorporándose, lográndolo apenas debido a la debilidad que mostraba su cuerpo—no… digas tontería—logro formular, llagando con el pelirrojo quedando entre las piernas de este usando sus rodillas como apoyo.

—Ahora me ofendes, vuelve con tu amante… Yo te espero aquí—sentencio, siguiendo con su actuación.

—Ah—un quejido que sonó lastimero salió de su boca, escondió la cara en una de las piernas de Castiel—Por favor…ayúdame, no me dejes así—suplico, cosa que en sus 5 sentidos nunca hubiera hecho—Haré lo que tú quieras—termino, tratando de convencer a su receptor.

— ¿En cerio? ¿Lo qué quiera?—pregunto mientras arqueaba una de sus cejas, recibo solo un asentimiento y una mirada desesperada por parte del ojimiel, paso sus ojos por el cuerpo pálido, desnudo y tembloroso del ex-delegado—Entonces—se humedeció los labios, con cuidado tomo la mano derecha de Nath, dirigiéndola hacia su entrepierna posándola ahí—Termina de ponerme a tono—una sonrisa surco su rostro—Y hazlo de la forma más “voluptuosa” que puedas—espeto, poniendo énfasis en la palabra, el blondo dirigió su mirada vidriosa hacia el lugar donde su mano reposaba estrujando son delicadeza el paquete obteniendo en respuesta un quejido ronco.

Empezó a masajear lentamente por encima de la ropa, simplemente presionando y sobando, recibiendo sonidos guturales como respuesta, simples y roncos gemidos que hacían que cada vello de su cuerpo se erizara, llevo ambas manos a los muslos buscando apoyo para acomodarse de mejor manera entre las largas piernas del ojigris, las subió lentamente y de manera sensual, buscando simular esos movimientos que las actrices porno hacían en los vídeos que llego a ver durante su adolescencia.

Sus manos ascendieron hasta el cinturón el cual desabrocho con lentitud, después comenzó a desabotonar el pantalón dirigiendo su boca hacia el cierre el cual bajo con los dientes sabiéndose observado por el guitarrista; ante los ojos grises esa fue la escena más erótica que jamás haya visto, no se avergonzó de sus pensamientos, aun menos al sentir la suave mano del rubio sacar su miembro de entre la ropa empezando una vaina suave y cadenciosa que le hizo suspirar de forma ronca.

La mano subía y bajaba a un ritmo constante y casi musical, de vez en cuando el ojimiel escupía en su palma para lubricar un poco el falo y hacer más fácil el trabajo, otras tantas dejaba caer desde su boca un hilo de saliva en el glande haciendo que este se deslizara hacia abajo acariciando el miembro erecto, esto tenía excitado y “a punto” al pelirrojo, pero él quería otra cosa antes de empezar la diversión de verdad.

—Hey Nath—llamó captando la atención del blondo—Sumerge—uso la palabra, esperando que el rubio captara el doble sentido explicito en ella, el aumento en el sonrojo del muchacho le confirmo que el mensaje había llegado integro y sin problemas.

El ojimiel por su parte poso su mirada en el falo ya erecto, cauteloso se inclino sobre las piernas del pelirrojo, acercando su cara al falo besando la cabeza en un gesto que al ojigris se le hizo “tierno” en esa situación, paso su lengua por toda la longitud, empezando en la base y terminando en el glande el cual –al llegar a él- se metió en la boca succionando y acariciándolo con la lengua, se aventuro a meter un poco más del miembro en su boca trato de abarcarlo todo pero se detuvo al sentir una arcada, lo saco con lentitud deleitándose con el gemido grave que Castiel le regalase.

Empezó a menear su cabeza, chupando y succionando el pedazo de carne con vehemencia, a veces sacándolo de su boca para lamerlo o morderlo suavemente, el ojigris solo le observaba y se dedicaba a quitar los mechones de pelo rubio que caían sobre la cara del delegado. En otra situación Nathaniel se hubiera sentido humillado al hacer esto, sin embargo el sabor, los obscenos ruidos que hacia al succionar y los ojos grises posados en su persona solo le hacían excitarse más.

El pelirrojo tomo al rubio por los cabellos separándolo de su miembro y alzándolo para ponerlo a la altura de su cara robándole un beso húmedo e insinuante, con cuidado lo atrajo más hacia él acomodándolo en su regazo y empezando a acariciar de nuevo el suave cuerpo. El ojimiel empezó a jalar la chaqueta de cuero sacándola para luego buscar el filo de su camiseta que con su ayuda logro sacar entre besos, sus manos temblorosas empezaron a explorar el torso del guitarrista sintiendo una corriente electrizante por el contacto de sus pieles.

El ojigris continúo acariciando la cintura dirigiéndose con ritmo suave a las caderas, estrujando y separando los suaves glúteos al tenerlos en sus manos, sobándolos bruscamente, sonriendo al escuchar los gimoteos proferidos por la boca pegada a la suya. Dirigió una de sus manos hacia arriba, metiendo los dedos entre las bocas separando al rubio en el proceso, sobando su lengua y llenando sus dedos con saliva.

Saco los dedos de la boca bajando marcando el camino con sus dedos, dejando un rastro húmedo, llegando al esfínter y empezando a rozar superficialmente recibiendo suspiros de placer y besos que adornaron su cuello y hombros, respondió tales besos de igual manera besando con suavidad la piel expuesta mientras introducía la punta de un dedo recibiendo un gemidito de protesta. Acaricio calmadamente las caderas y beso el cuello, buscando relajar el cuerpo ajeno mientras terminaba de introducir el primer digito, dejándolo quieto unos cuantos segundos para posteriormente, comenzar a rozar suavemente pero con insistencia el interior.

Cuando sintió más amplio el espacio metió un segundo dedo recibiendo ahora un jadeo de sorpresa ante la rápida intromisión, empezó un mete saca buscando acostumbrar al otro, encontrando por casualidad el punto alegre del rubio, obteniendo un gemido agudo como gratificación ante su labor, empezó a rodear con la yemas de sus dedos el punto buscando dar placer pero sin tocar directamente aprovechando el movimiento para dilatar más la zona. Posteriormente metió un tercer dedo que entro con un poco más de facilidad debido a los preparativos anteriores, se atrevió a abrir los dedos al mismo tiempo, recibiendo un quejido más fuerte por parte de Nath.

—Eso duele—se quejo tratando de sacar los dedos de su intimo lugar.

—Tranquilo, te acostumbraras rápido—contestó, esbozando una sonrisa irónica—Lo has estado haciendo muy bien hasta ahora, no empieces a quejarte rubia—termino tajantemente.

Y tal como expreso el blondo no tardo en acostumbrarse, regalándole gemidos guturales que asemejaban ronroneos, lo cual éxito enormemente al pelirrojo. Con cuidado saco los dedos y tumbo a él ojimiel en el sillón, haciendo que este apoyara su cabeza en uno de los brazos de este, termino por sacarse la parte de debajo de su vestimenta y busco un condón en el bolsillo trasero de su jean azul, siempre llevaba “Había que estar preparado para cualquier evento extraordinario” alegaba ante los comentarios fuera de lugar hechos por la novia de su mejor amigo.

Se lo puso con cuidado, al tenerlo listo jalo por los muslos a un ansioso rubio, acomodándose entre sus piernas y abriéndolas un poco más. Tomo una pierna y la coloco sobre su hombro comenzando a rozar con el glande el esfínter del ojimiel.

— ¿Listo?—pregunto con una sonrisa insinuante adornando su cara.

—Ah, solo mételo— fue la respuesta dada entre gemidos ahogados, que hizo al pelirrojo ensanchar aún más su sonrisa.

Empujo presionando la entrada abriéndose paso lentamente, mientras observaba las muecas de dolor del otro, decidió entrar de una sola estocada, recibiendo un grito de sorpresa. Se inclino buscando de nuevo la dulce boca del rubio, besando de manera profunda introduciendo su lengua en la cavidad contraria, empezando una dulce danza mientras esperaba que el otro se acostumbrara a la intromisión.

—Mah, Castiel—llamó el separándose del beso dejando un hilo de saliva uniendo sus bocas, miro con ojos acuosos al otro, dándole una muda señal para continuar.

Una ruda embestida hizo entender al ojimiel que el mensaje fue bien recibido, a esa estocada le siguieron otras más, de forma constante y rítmica demostrando que hasta el buen ritmo del pelirrojo se aplicaba a otras actividades. El rubio sentía como sus paredes se abrían y se volvían a contraer junto al meneo de caderas de Castiel, el masaje que el falo daba en su interior le hacía suspirar y le generaba una incapacidad del habla debido a las intensas sensaciones, nunca imagino que esa zona de su cuerpo fuera tan sensible y preceptiva.

De un momento a otro el ojigris logro volver a tocar el punto dulce del más bajo, escuchando un potente grito salir de los pulmones contrarios, grito que le animo a intensificar el ritmo y la constancia de las embestidas, volviéndolas rudas y rápidas. Los gemidos y jadeos de ambos inundaron la sala, el ojigris canalizo sus besos a la blanca piel del muslo de la pierna sobre su hombro esparciendo suaves mordidas a la blanda y tersa carne bajo su labios, dejando chupetones por toda la extensión.

El placer termino por desbordarse en ambos cuerpos haciéndoles llegar a un orgasmo compartido, Castiel se vació con un gemido ronco sofocado en la piel de Nathaniel y este por su parte soltó un sonoro gemido al llegar al límite. El pelirrojo se dejo caer sobre el cuerpo ajeno, reposando su cabeza en el pecho del ex-delegado. Se dio cuenta gracias a los quejidos lastimeros del rubio que la erección de esta a pesar de haberse venido no había bajado nada.

—Carajo—murmuro, para después pasarse una mano por el cabello peinándolo para atrás mientras dejaba salir un pesado suspiro.

Salió con cuidado del cuerpo ajeno, le echo un vistazo al pálido muchacho, a sus piernas largas, a su plano vientre manchado con un poco de la esencia del ojimiel, y a su cara sonrojada que en ese momento tenía una expresión de frustración desesperada, paso una mano por el ruborizado rostro quitando unos mechones rebeldes de paso.

—Al parecer aún tenemos problemas ¿No?—preguntó recibiendo como respuesta una mirada suplicante—No me mires así, no tengo opción de todos modos ¿Verdad? No soy tan cruel como para sacarte de mi casa y dejar que algún vago te viole—estiro su brazo para alcanzar una botella de agua, dándole un pesado trago viendo de reojo como el rubio pasaba con esfuerzo un poco de saliva— ¿Quieres?— el otro solo cabeceo, el ojigris tomo un poco de agua, para después acercase al contrario y dársela a beber de boca a boca, iniciando de nuevo un duelo de lenguas, se saco el condón como pudo y se recostó de nuevo sobre rubio sin buscar uno nuevo, al fin de cuentas ya no importaba .

Comenzó a frotarse de nuevo contra el cuerpo contrario sintiendo los delgados brazos del delegado enredarse en su cuello y sus piernas rodear sus caderas en busca de más contacto, tomo con firmeza los muslos del rubio incorporándose cargándole, camino por la sala hacia las escaleras, recargando un rato sobre la pared al rubio para acomodarlo mejor entre sus brazos. Subió con cuidado esperando no caer, mirando el camino por encima del hombro del ojimiel que besaba con insistencia sus hombros y su cuelo, sacándole gruñidos de la garganta.

—Espera ¡Carajo! Si sigues así te terminare cogiendo en la escaleras—le digo de manera ruda.

—Créeme…en este momento no me importaría—eso hizo al pelirrojo subir rápidamente las escaleras, metiéndose a su habitación y dejándose caer en la cama con el rubio debajo suyo, volviendo a besarlo mientras se acomodaba mejor entra las largas piernas, entrando de una estocada y con facilidad—Amm…Castiel—grito el otro de forma aguda al sentir de nuevo el masaje en su interior.

El guitarrista no espero a que el otro se acostumbrara, realmente ya no hacía falta, comenzó un mete-saca lento sacando suspiros llenos de placer del otro, que se aferraba con fuerza a sus brazos que se encontraban a cada lado de sus hombros. De improviso tomo las caderas del otro volteándolo boca abajo sin sacar el miembro de su interior, ganándose un gemido de sorpresa y un apretón alrededor de su falo debido al brusco movimiento, apretón que le hizo jadear.

Comenzó a besar la espalda mientras intensificaba las embestidas sacándole gemidos cada vez más ruidosos al blondo, que a veces se volvían gritos al tocar ese “botón” especial en sus interior, poso sus labios en la nuca succionando dejando violentos chupetones que serían fácilmente vistos por los demás. El rubio apretaba las sabanas son violencia al mismo tiempo que hundía su cara en la almohada impregnada del aroma del pelirrojo, aroma que solo le hacia excitarse más, sentía las ásperas manos del más alto recorrer sus muslos haciendo recolectar un sensaciones, las cuales se intensificaban a cada embestida, a cada beso, mordida y estimulo en su próstata.

De nuevo fue cambiado de posición esta vez con más cuidado, volviendo a quedar de frente con el pelirrojo el cual asalto de inmediato el cuello del otro sacando más gemidos, las embestidas se volvieron más potentes, haciendo a la cama rechinar y moverse al ritmo del baile que se daba lugar encima de ella. Las sensaciones se intensificaron, con mayor fuerza que la vez pasada, el ojimiel se aferro a los barrotes de la cama soltando gritos que rogaban por más.

De repente ambos ojos hicieron contacto, se deleito viendo las pupilas dilatadas y los labios de pelirrojo los cuales eran mordidos por su dueño esperando callar los gemidos, se volvieron a besar de una manera demandante.

—Ah… Castiel—grito separándose bruscamente del ósculo al momento de llegar al orgasmo, arqueando la espalda y aferrándose con mayor fuerza a la cabecera, estrechando su interior, haciendo llegar al ojigris por los inesperado del momento, este reprimió el gemido que salió de su boca mordiendo con brusquedad el cuello del blondo dejando marcados de manera dolorosa sus dientes.

Ambos se relajaron, Castiel salió con cuidado del ojimiel viendo como su escensia salía del otro manchando un poco su colcha, observo que la erección del otro ya era inexistente y suspiro cansado. Se dejo caer sobre el pecho de este, que temblaba levemente, le abrazo por la cintura, mientras acariciaba una de sus lampiñas piernas esperando tranquilizarlo, sintió los suaves dedos enredarse en su cabello, acariciándolo con cariño, se sintió muy bien de un momento a otro.

« ¡Carajo el mejor sexo que he tenido en un largo tiempo!» pensó mientras besaba de nuevo el cuello contrario, depositando suaves besos en toda su extensión, miro los ojos miel cerrarse lentamente y decidió que era momento de descansar, cuidando no moverlo mucho des tendió la cama tapando a ambos, acostándose al lado de un cansado Nathaniel, durmiéndose al instante, mañana sería otro día y tendrían tiempo para hablar.

Notas finales:

Pues ahora sí que he tardado, disculpas a todos por ello X3 pero aquí está el segundo capítulo deben estar felices me salieron 5 páginas de Word de puro lemon, les anunció que ya se han planeado 10 capítulos más -e irán aumentando- así que aquí les estaré dando lata un rato más XD. Sin más que agregar, no se olviden de comentar me interesa saber su opinión.

 


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