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Bittersweet por -oOYUKI-NII-Oo

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∞ Titulo: "Bettersweet"

∞ Autor:YUKI-NII.

∞ Género: Friendship

RantingNC12

∞ Pareja: SasuNaru

∞ N/A Naruto no me pertenece. Todo es de su gran autor, Kishimoto-Sensei

∞ Resumen: Un pequeño Naruto con fuerte convicción y un huraño Sasuke con mucho amor.

 

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Capítulo 9 Volemos juntos.

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Se acomodo mejor en su silla mientras que sus dedos presionaban en una  velocidad impresionante las teclas y las letras aparecían en la pantalla de su laptop, había tenido un momento de inspiración a las 2 de la mañana y no había podido parar desde entonces, sus ojeras mas evidente y delineadas resaltaban sus continuos desvelos, su complexión era mas delgada, pero seguía teniendo ese porte elegante y reservado que tanto le caracterizaba. Las ideas siguieron volando desde su mente, apareciendo en fragmentos de una historia que llevaba creando desde hacia dos semanas, su editorial había renovado el contrato con él y sus libros de terror.

Era un autor consumado en el difícil mundo de las letras, su capacidad, creatividad y pasión lo habían puesto como uno de los 10 primeros en ese campo, movió sus cabeza hacia ambos lados, hasta que su cuello hizo un “crack” que le indicaba el estrés y lo tensión se iban.

Fijo sus profundos ojos verdes en la pantalla…

Lían se vio las manos horrorizado, su iris se había dilatado mientras le faltaba la respiración, cayó de rodillas al suelo, su cuerpo tembloroso y tenso parecía que le explotaría, sus perdida mirada reflejaba cuan asustado se sentía, hizo un esfuerzo por enfocar por unos segundos  el rostro pálido y los ojos sin luz distendidos bajo él.

Observo su crimen, labios apretados y corazón agitado. El líquido espeso proveniente del inerte cuerpo comenzó a humedecerle las rodillas.

Él, él lo había matado, había asesinado a aquel que le digiera tantas veces los dulces “te amos” aquel que le besaba con cariño y con quien había hecho tantas veces el amor, una arcada, y el contenido de su estómago fue vaciado sobre el tatami, el vientre se le contrajo y la garganta se le cerro, tosía, se ahogaba, ya no respiraba.

Aquel cuerpo frio, rígido y descompuesto, Hiroto, su Hiroto quien había besado con los mismos labios a esa otra persona, ese que había tocado con la misma devoción a ella,  Hiroto le había dicho las mismas palabras que solía susurrarle solo a él, Hiroto había acariciado con las mimas manos y le había hecho el amor con el mismo sentimiento opulento que él sentía cuando el semen inundaba sus entrañas.

Hiroto le había sido infiel, infiel con su hermana.

Y no lo soporto, no pudo siquiera concebirlo, por eso se arrojó contra él una vez y atravesó la puerta de la habitación, le clavo el delgado cuchillo que se usaba como abre cartas, con la ira desbórdanosle y con la heridas de la traición fresca y dolorosa. Y lo acribillo, con lágrimas en los ojos, a gritos abiertos,  pidiendo incontables porque, buscando razones para justificar aquellos actos que le partía en dos.

Pero la voz no contesto, solo un ronco “lo siento” y todo termino.

La repuesta había quedado en la nada…

La tetera silbo agudamente, los dedos dejaron de escribir, su té estaba listo. Se levanto, estirando su cuerpo dirigiéndose a la cocina y sirviéndose la bebida caliente en la taza, se dejo caer en un de las sillas de la pequeña mesa, dio un largo sorbo, sintiendo la calidez resbalar por su esófago antes de que cayera a su vacio estomago el cual Naruto no tardaría en llenar de comida en unas horas.

Sentía el leva punzar de su cabeza, ¿se enfermaría? Hum, quien sabe, aunque poco le importaba, una razón más para no salir a las atestadas calles y fastidiosa sociedad. Hecho su cabeza hacia atrás cerrado sus cansados ojos por un momento pero no pudo, su pupilas había caído sobre el objeto redondo del juguetero, ese que antes era usado y que ahora solo era un mero adorno.

No pudo evitar fulminar con la mirada el viejo balón aun lado de la camiseta del Chelsea que solía ser una prende de vestir, aunque no fuera precisamente para él.

—Lee —. Murmuro tocándose los labios y cerrando los ojos. La imagen del pelinegro se hacia cada vez más borrosa ­­­——. Estúpido Lee —. Hablo despectivo esta vez, viendo con ira la carta que tenia como remitente “Maito Gai” —. Y estúpida carta —. Despotrico apretando los labios.

Tratando de ignorar imparcialmente las palabras “boda” “Lee y Sakura” de la invitación que le había llegado ayer. Se levanto, abandonado su taza y dirigiéndose  con renovadas cuentas hacia el ordenador donde el cursor había quedado parpadeando y donde las ideas empezaban a surgir con mayor ímpetu y renovada inspiración.

Se trono los dedos antes de que estos volvieran a bailar sobre el delicado teclado.

…Vio de nuevo sus temblorosas manos antes de que los pensamientos volvieran a fluir con la misma racionalidad que siempre y que el foco rojo de supervivencia se activara en él.

Por el rabillo del ojo echo un vistazo al armario antes de volverse sobre el cuerpo tomándole desde el cuello de la yukata comenzó a arrastrarlo tal costal pesado, nadie podría descubrir, la atrocidad hecha en ese momento de liberación y locura, nadie debía descubrir que su corazón sucio y maltrecho habían extinguido con saña y odio aquel al que alguna vez nombrara su único.

Lo metió en el armario cerrando las puertas con seguro y dejándose caer de rodillas, apoyo la espalda contra las puertas rusticas del mueble y restregó de su cara las lágrimas que no dejaban de caer una tras otras  y él ya no sabia porque.

O quizás… quizás si lo sabia.

Porque si, al final solo le habían  quedado  los recuerdos, solo estaban las manos cubiertas de aquel líquido espeso y la dulce ilusión de un falso amor.

Tan cruel y bello que eso basto para terminar de destrozarlo por dentro……

Y el punto se extendió, no porque la tecla se hubiera quedado atorada, tampoco porque el dedo la estuviera presionando, era solo que la cabecita pelirroja de Subaku no Gaara había caído hacia enfrente pesadamente, y la inconsciencia había invadido su cuerpo mientras que las palabras escritas en aquel capitulo de la historia de terror no eran más que la pesadilla que esa noche el tuvo.

El sol apenas salía, dejándose entre ver entre las persianas del gran ventanal hacia el balcón del quinto piso de su apartamento, se sentó en el sillón sosteniendo un fax que le acababa de llegar. Lo leyó detenidamente, frunciendo levemente el entrecejo, nadie le había dicho de eso.

En la habitación al final del pasillo un pequeño rubio despertó ante la luz que caía directo sobre su rostro, se desperezo a lo largo de la cama últimamente se sentía tan cansado, su cuerpo se rendía pronto, quizás estar trabajando medio tiempo e ir a la universidad lo estaban consumiendo demasiado, alzo sus hombros dejando el tema por al paz, se levanto con la cara adormilada, andado sin abrir los ojos, ayudado de su memoria corporal para llegar a la cocina, dio un gran bostezo y encendió la cafetera mienta inconsciente se rascaba el vientre y restregaba sus ojos con la manga del pijama.

Saludo a Kyubi que se paseó restregando entre sus piernas, el gatito dio un leve maullido.

El olor de los granos tostándose le resulto sumamente agradable, tomo dos tazas de la alacena, el ruido del teléfono le hizo abrir por fin sus ojos, se inclinó por la puerta mirando a Sasuke con los labios apretados, algo en su pecho emitió un ligero chasquido así que se apresuró a ir hasta la sala, dejo ambas tazas en la mesita frente al sillón y se dejó caer junto a su novio quien leía concentrado el papel entre sus manos, recargo su cabeza sobre el costado de su pareja, Sasuke le dio una mirada de reconocimiento y volvió sobre la segunda hoja del documento.

-   —¿Pasa algo tebayo? —. Pregunto al fin ante el mutismo del azabache que asintió levemente mientras abandonaba el documento en su regazo.

-   —Me acaba de llegar —. Se explico estirándose para tomar su taza y darle un trago largo, necesitaba sentir la cafeína correr por su cuerpo y terminar de despertarse —. Es la investigación de campo de la facultad para este semestre —. Un sorbo mas, los ojos azules le observaban atentos con una galleta a medio comer en la boca, alzo su mano retirando con suavidad las migajas esparcidas en una de las mejillas —. No las hare aquí —. Murmuro, acomodándose mejor en el sillón de dos plazas —. Las hare en la ciudad vecina en una pequeña empresa del este.

-   —¿Cuándo te iras?—. Naruto subió sus piernas descubiertas sobre las del ojinegro que bajo la mirada un momento.

-   —Hoy.

N  Naruto se levanto para dirigirse al cuarto, la mirada confusa de su novio lo siguió por el pasillo, incorporándose tras de él. He introduciéndose a la habitación que ambos compartían, Naruto abrió el closet en busca de algo, el moreno se inclino para tomarlo de la cintura y sacar el medio cuerpo que ya se hallaba dentro de aquel espacio.

-   —¿Me puedes decir qué diablos haces? —. Pregunto en un tono brusco, el Namikaze ya acostumbrado al humor a veces mordaz del otro solo sonrió mostrándole la maleta que había alcanzado tomar antes de ser sacado de ahí

-   —Te ayudare a hacer tu equipaje —. Y se separó de Sasuke dejando el objeto en la cama y dirigiéndose  a los cajones de la cómoda a un lado del espejo.

-   —Lo hare yo mismo —. Continúo cerrando el cajón de sus camisetas y viendo el semblante de fastidio en su pareja que trataba de abrirlo de nuevo, ¿Qué diablos pretendía el rubio? ¿Tanto quería que se fuera?, Sasuke no pudo evitar sentirse mal ante sus esos pensamientos

—No seas terco, te ayudare —. Un golpe de caderas  alejo al Uchiha lo suficiente para alcanzar abrir el cajón de nuevo, no quería explicar realmente la razón de su insistencia, lo cual le era demasiado bochornosa, si el azabache se enteraba seguro pondría una sonrisa socarrona ante una verdad que él no deseaba admitiría, no. No lo haría, decir lo difícil que le resultaba estar separado de Sasuke, cogió todas las prendas que pudo llevándolas a la cama ante la ceñuda mirada de su pareja que volvía detenerle mientras él suspiraba —. Suélteme tebayo, y ve hacer el desayuno tengo hambre —. Pero el ojinegro solo se cruzo de brazos acentuando lo cabreado que estaba —. Bien si quieres desayunar ramen —. Naruto se encogió de hombros, esa siempre funcionaba, un empujón y Sasuke se le adelanto.

—Más te vale doblarla bien —. Amenazo, con el dedo apuntándolo a lo que el otro solo sonrió asintiendo.

—El gran Naruto- sama lo hará —. Y golpeo su pecho con su puño cerrado, Sasuke puso los ojos en blanco y salió, porque él si que no quería comer la porquería que el rubio tanto amaba.

Una idea tonta, un pensamiento iluso, y Naruto quiso que después del desayuno Sasuke partiera, con la fiel convicción de que entre más rápido se fuera mas pronto volvería.

Porque la realidad de las cosas era que ninguno de los dos  quería separarse del otro sin tener una idea de cuanto tiempo seria, era frustrante, era frustrante poder entender lo egoísta que resultaba pedir que se quedara, o quedarse haciendo a un lado la investigación. Era jodidamente molesto, saber que tenían que hacerlo aun si no lo deseaban.

Se tomo la cabeza entre las manos, estaba mareado, quizás haber tomado café con el estómago vacío no había sido una buena idea.

Aun así, Naruto continuo sacando la ropa, llevando una de las camisetas de Sasuke a la nariz, olía como la primera vez; a lavanda, y el aroma se fue, desapareciendo tan rápido como había llegado, el Namikaze bajo el rostro para ver la prenda tirada en el suelo, se vio las manos, le temblaban horriblemente, trato de cerrarlas, no pudo, el sonido de la puerta le puso en alerta, se agacho rápidamente y trato de tomar la camiseta.

-   —Naruto —. Le llamo el Uchiha quien entraba con una gran cuchara de madera, anarco una ceja al ver  a su pareja en cuclillas.

-   —Se me cayó —. Giro la cabeza mostrando la prenda y levantándose para llevarla a la maleta, mientras escondía el temblor que no se había detenido.

Algo andaba mal.

 

Corrió por las escaleras, tenia que alcanzarlo antes de que terminara de bajar por el ascensor, un grito furioso y se detuvo en el tercer piso, había reconocido aquella voz. Camino despacio, abriendo la puerta, yendo por el extenso corredor, donde los gruñidos aumentaban de volumen y los tonos mordaces salían a relucir plenamente, ignoro la vocecita que le decía no se acercara mas de lo debido. Solo para entre abrir las persianas, y así poder distinguir dos cabelleras pelirrojas y una castaña.

Su sensei se encontraba discutiendo con un chico que se mantenía en estoicos silencios, mientras que el castaño más cerca de lo permitido decía una que otra maldición vulgar junto a palabras que le salían atropelladamente de la garganta. Era interesante, que el rostro del chico de delineadas ojeras no mostrase nada, toco instintivamente el suyo, rozándose los labios, pellizcándose las mejillas y contorneando sus ojos. Tenían lo mismo, en el mismo lugar, ellos dos eran diferentes, pero compartían el mismo gesto que le parecía desagradable, ¿era así como Sugeitsu se sentía cuando el intentaba mostrar una sonrisa? ¿Era por eso que le decía sin pudor alguno que adoraba su rostro en la cima del orgasmo?

Él también quería verlo, tener un espejo  en el techo y observar sus facciones contraídas por naturalidad y no por esfuerzo. Se alejó por el mismo camino, esta vez  en dirección contraria quería preguntarle a su nii-san algo nuevo que deseaba entender, pero algo lo golpeo por la espalda, haciéndole perder el equilibrio, tirándolo estrepitosamente al suelo donde sus rodillas se le raparon  y sus palmas recibieron el impacto del golpe. Había dolido.

—Sai —. Se dejó caer por completo, sus brazos temblorosos no pudieron sostener mas su propio peso, rodo en el piso, viendo los ojos marrones de su sensei salir desde tras del chico pelirrojo que le observaba con esos afilados ojos verdes que le hicieron ladear su cabeza — ¿estás bien? —. Asintió cerrando uno de sus ojos, mentía.

Una mano se presento frente a el, tan blanca que le pareció era el espejo de su propia piel, la tomo, dando un respingo ante el escalofrió singular que le recorrió la espina dorsal, la soltó asustado, cayendo estrepitosamente de nuevo, una risita, el castaño se reía. Y el no entendió porque.

—Esta fría —. Dijo refiriéndose al contacto dado por el otro, el castaño asintió, acercándose le ayudo a levantarse de un tirón por la espalda, se tambaleo un poco, apoyando la palma de su mano en la pared, sintiendo la mirada verdosa taladrarle pesadamente —. Sasori-Sensei —. Le llamo, el castaño  le observó detenidamente, viendo los pantalones rotos de las rodillas y las manos rojizas —. No pude alcanzar a Deidara-sensei tomo el ascensor —. Se disculpo, el aludido se agacho, observando las raspadas rodillas.

—Fue mi culpa —. La voz profunda le hizo tener un nuevo respigo, giro la cabeza, el pelirrojo había hablado —. No sabía que había alguien pasando cuando abrí la puerta.

—Oh —. Fue todo lo que salió del pelinegro que le sonrió, el pelirrojo frunció el ceño ante el gesto —. Amor —. Pronuncio al momento de ver el tatuaje que la frente nívea tenia —. ¿Tú lo conoces, sabes lo que es?—. Pregunto curioso al pelirrojo que inconsciente toco su frente —. ¿Me lo dirías?  —. Y se acerco un poco más, Gaara había retrocedido un paso, Sasori al ver el gesto curioso de su alumno y la incomodidad de Gaara intercedió.

— Ve a enfermería Sai, llamare a Nagato y le diré que te dé la hora —. El pelinegro ladeo la cabeza contrariado y exasperado no entendía la reacción de su sensei, quiso protestar pero recibió un jalón del pelirrojo que empezó a tirarlo por el pasillo.

Sai callo, viendo lo alto que era y ese singular color rojo en sus cabellos que parecía las llamas de un fuego vivo, sonrió externo a la mirada de soslayo de los verdosos ojos,  disfrutando del singular pensamiento que tuvo acerca del extraño chico que le tenía tomado por la muñeca. Y lo conducía al lugar donde sus heridas se curarían.

Una nueva pregunta nació y quiso saber si algún día podría tocar ese tatuaje, solo para estar un poquito más cerca del llamado amor.

No era muy tarde aun alcazaba a llegar a su segunda hora, se había quedado dormido, normal, se había acostumbrado a ser despertado por Sasuke y ahora que no estaba, eso había sido ser mas difícil de lo que imagino, aunque estar solo tenía su lado positivo, no tendría que comer nada de esa comida saludable que al azabache tanto le gustaba darle, con métodos poco ortodoxos.

Corrió cogiendo la bicicleta aparcada al final de las escaleras del patio trasero, cuando sintió como algo lo detenía, giro viendo los enormes ojos cristalinos y la figura un tanto nerviosa, no pudo evitar sonreír ante el gesto asustadizo que un permanecía en su vieja amiga.

—H-hola Naruto-Kun —. La vocecita suave y tímida le trajo lejanos recuerdos, abandono su idea de apresurarse, era mejor caminar.

—Hinata —. Extendió sus brazos, para envolver al menudo cuerpo de la chica que dio un respingo antes de cerrar los ojos y disfrutar del contacto, había estado tanto tiempo enamorada del joven rubio que aun se tensaba ante el ms mínimo toque — ¿Neji también está aquí? —. La chica asintió apuntando hacia la entrada principal del edificio.

Un alto joven de larga cabellera castaña le observaba detenidamente, decidiéndose a caminar hacia él.

—Neji —. Canturreo el ojiazul antes de abalanzarse contra este y abrazarlo posesivamente, haciéndoles perder un poco de equilibrio a ambos —. Que gusto tebayo —. Sonrió.

—Sigues igual de impulsivo por lo que veo.

Naruto tan solo asintió, ignorando el mareo que sintió por su brusco movimiento y poniéndose en marcha hacia la facultad de arte.

Y la platica se abrió entre gritos del ojiazul, balbuceos de la peliazul, y bufidos del castaño, caminado por las calles aun húmedas por las lluvias de la madrugada, poniéndose al corriente de los últimos meses alejados debido a los trabajos de campo, obligándolos a los tres alejarse de todo para poder entregar sus resultados.

Neji era un gran compositor de sonatas, tocaba maravillosamente el piano y tenía una prodigiosa voz, era como todos decían un genio además de que  aun seguía practicando futbol en el club de deportes, las buenas costumbres no debían abandonarse.

Hinata por su parte tenía la singularidad de tener una coordinación extraordinaria, unos movimientos limpios y desenvolverse bien cuando la música la inundaba y su cuerpo simplemente se dejaba llevar entre notas altas y bajas. Una excelente bailarina de ballet.

Mientras tanto él, se refugiaba a expandir y expresarse mediante colores brillantes, lienzos en blancos y pinceles  finos. Naruto amaba pintar, casi tanto como a Sasuke, era por eso, que se había unido a la facultad de arte e iba de vez en cuando con su hermano y Sai, su compañero de salón al museo, le fascinaban esos recorridos en donde Obito, el hermano del pelinegro les relataba alguna historia de algún cuadro y los hacia experimentar aquello que cada trazo quería transmitir.

Una risita suelta se le salió, la primera vez que había visto a Sai, no pudo evitar pensar en el parecido que tenía con Sasuke, cuando se lo dijo la sonrisa exasperante del joven se esfumo, el rostro se le contrajo antes de negar con la cabeza y murmurar un bastardo por lo bajo, el cual no llegaba a entender, o al menos no lo hizo hasta que el mismo Sasuke le explico entre insultos y maldiciones la relación sanguínea que ambos tenían antes de escupir “copia barata” y salir hacer una llamada telefónica un tanto sospechosa.

Y era divertido verlos a ambos, fingiendo un odio que no se sentían, tratando de aparentar tanto repudio como podían pero los dos procuraban estar cerca uno del otro. Aun si no lo admitía Sasuke cuidaba de manera fraternal a Sai y este lo permitía como un gesto natural.

Naruto se enternecía ante las ocultas acciones, no podía evitarlo, no cuando el mismo Sai le había contado lo que había pasado con su hermano y esas cosas que no llegaba a entender, Sai estaba perdido entre recuerdos dolorosos e ilusiones corrompidas. Era mas un motivo que una razón, ese sentimiento de protección que a él le nacía, entre ideas locas de querer bloquear memorias que hacían daño y quemar los libros que tan imperiosamente él otro leía tratando de buscar respuestas. Cuando lo único que debía tener eran experiencias.

Un nuevo mareo y se tomo la cabeza entre las manos, su cuerpo de nuevo comenzaba a temblar, siguió caminando tratando de seguir el hilo de una platica entrecortada, antes de escuchar un grito ahogado y su nombre ser exclamado en tono angustiado.

¿Qué pasaba?

¿Por qué todo se movía y perdía el color convirtiéndose a uno monocromático?

¿Por qué el cuerpo le pesaba tanto y los deseos de dormirse se adueñaban por completo de él?

Y las preguntas terminaron, cuando su mejilla sintió algo húmedo y un golpe seco resonó en sus tímpanos, un “crakc” y Naruto supo que eso que andaba mal había terminado de manifestarse.

Un tono más y nadie contestaban al otro lado, fastidiado decidió desistir de continuar marcado, ¿Qué le pasaba  a ese idiota dibujante que no le contestaba? Era buena hora. De seguro que ya habría salido de la escuela, se giró sobre su costado en la improvisada cama que tenia, el sueño se le arremolinaba en sus cansados ojos marrones, sus hombros estaban tensos, dormir, si necesitaba dormir.

Un pellizco en sus costillas antes de que algo helado le bañara sus claros cabellos, se levanto de golpe, viendo la sonrisa petulante de aquel rostro que le asqueaba, frunció el ceño y le miro con desdén.

—Un paciente —. Fue todo lo que dijo con aquella sonrisilla de clara sarna antes de salir corriendo por la puerta corrediza.

—Tú, ¡maldita zorra vuelve aquí! —. Su voz aguda ante el grito resonó entre las paredes y el eco de la habitación —. ¡Karin! —. Rugió, abrochándose la camisa y saliendo para atender a la emergencia de ocasión.

—Muévanse con un demonio —. Un alto medico de cabellos negros paso presuroso a un lado de él, dando indicaciones aceleradas.

La voz le hizo apresurar el paso, nunca en su tiempo de residente había visto a su jefe perder los estribos, mucho menos las facciones siempre calmas contraerse cada dos segundos, pero no necesito mucha explicación, cuando los paramédicos le entregaron la camilla con la cual siguió corriendo.

Vio a un chico larga cabellera rubia ser detenido por el mismo medico al traspasar la puerta de emergencias, en ayuda de un ojinegro que le dio una mirada significativa que le hizo detenerse por un momento tratando de asegurarse que lo que sus ojos marrones veían no fueran rastros de un agotador sueño

Sai, Sai, él había mostrado su rostro compungido en una mueca de preocupación pura, un jalón y tuvo que abandonar el estupor, era hora de moverse rápido, la sangre saliendo del oído del rubio inconsciente cada vez se hacia más abundante.

Lo observo con detención, escucho a lo lejos el rugido de Itachi que parecía a punto de colapsar mientras seguía intentado no perder la poca tranquilidad que tenía susurrando con su voz profunda y atrayente un solventado “Naruto” que le hizo tener un desagradable escalofrió.

Porque si, no existía cosa que un medico temiera mas que tratar de salvar la vida de alguien a quien quería.

Se sentó en una vieja banca, eran mas de las seis, y su cuerpo cubierto solo de unos vaqueros y una polera a medio abrochar le hacían sentir el frio de los vientos de diciembre con mas ímpetu, mismo en él que no reparaba, los colores rosáceos que se fundían con el naranja y el rojo le hacían perder la mente. Nada importaba, nada valía, nada podía existir en el momento donde los recuerdos fluían junto a la puesta de sol…

Abrió sus ojos azules, tratando de enfocar algo que su vista nublada aun no le permitía, los restregó bruscamente ante lo que una mano lo detuvo. Confuso elevo el rostro, alguien lo cogía de la cintura y lo sentaba, tocando su cabeza con cuidado y poniéndole una luz frente a su mirada que le provoco la girara con violencia, le irritaba, el ceño se le frunció molesto, ¿que diablos pasaba ahí?

No te muevas Naruto —. Le ordeno la voz ronca que reconoció enseguida, estrecho su mirada, manchas amarillentas  aparecieran frente a él, unos labios en su mejilla junto a una figura rojiza y se sintió mas confundido, trato de alejarse de nuevo —. Quieto —. La voz autoritaria le hizo dar un respingo, ambas manos sostenían con delicadeza sus sienes —. Esta inflamado —. Hablo, mientras el sonido de una pluma con el papel rompía el silencio casi sepulcral en el que se encontraba —. Dejarme  ver la resonancia —. Pidió ¿a quién? No tenía ni idea aun no podía distinguir quienes estaban ahí —. Bien, llévalas con Tsunade-san —.Y le entrego algo que no alcanzo a distinguir —. ¿Cómo te sientes Naruto?

¿Itachi? —. La voz le salió ronca, la garganta la tenia seca, mientras que el sonido de un bip continuo a su lado empezaba a ser hastiaste —. Yo… ¿Qué hago aquí tebayo? —. Sus ojos cansados ya podían ver mejor ese cuarto blanco con olor a cloro, donde el mayor de los hermanos Uchiha estaba frente a él, a un costado su madre que abrazaba celosamente a su padre y a un metro quizás mas se encontraba su hermano mirándolo fijamente, lo cual  resultaba incomodo, vio interrogante a todos, nadie respondió.

La puerta se abrió dejando pasar a una muchacha, que se veía un tanto agitada y que con sus enormes ojos cafés le vio con incredulidad, desviándolos para releer el papel que traía en mano antes de bajar el rosto y continuar sus pasos, el rubio se sintió aun más desesperado ante el suspiro de resignación que el pelinegro daba antes de ordenar a la chica de altura bajita que saliera.

Y la ansiedad comenzó hacer mella en su cuerpo cuando la boca del Uchiha se abría antes de soltar una palabra y volvía a cerrase, debatiéndose quizás en cual era la mejor forma de explicar lo que pasaba y él, siendo tan…él, pudiera entender sin mucha dificultad. Pero eso poco le importo, si tenia dudas ya le preguntaría, ahora lo único que quería, no, lo que necesitaba era saber qué diablos pasaba, ¿Que hacia ahí? ¿Que hacían todos rodeándole, y con la expectativa desbordándoseles? ¿Por que nadie contestaba?

Y su cabeza se lleno de imágenes, de años y recuerdos. Junto con las preguntas que bullían entre su conciencia y fantasías, y todas emprendían igual, una tras otra.

Namikaze Naruto —. Al escuchar su nombre noto a un chico de cabellos claros, que le sonrió ladinamente, era él o acaba de ver unos dientes afilados como los de un tiburón, bien decidido, necesitaba además de enterarse que diablos pasaba ahí, ir por unos lentes, todo se le deformaba mucho últimamente —22 años, fue ingresado por inmovilidad y un cuadro respiratorio que obstruyo la tráquea hace 10 horas  —. Los ojos azules se abrieron con sorpresa, ¿había escuchado bien? 10 horas, dios, como había podido dormir tanto, entonces que hora se  suponía que era ¿de madrugada? —. Se quejaba de un fuerte dolor de cabeza y temblores en sus extremidades y espina dorsal —, era cierto, al principio pensó que eran nervios, hasta podría jurar que era un poco de estrés ante el cuadro que debía terminar, pero cuando se hicieron mas seguidos y aparecieron sin razón aparente, algo estaba mal —, tras una resonancia y exámenes de laboratorio y físicos, se descubrió que el paciente presenta… — los ojos marrones le vieron, y el decidió pasar pro el alto, el brillo de disculpa que los vedaba —… un tumor intracraneal de foramen mágnum – la voz ladina se volvió insoportablemente seria, tanto para hacerle entender una cosa

Eso no era una broma.

¿Un tumor? El tenía un tumor.

Algo se movió, y no supo definir que fue, si la cama bajo el o su interior que tembló antes de dar paso a la rigidez en la que sus músculos se contrajeron.

Itachi – kun —. Interrumpió Minato, observando con cuidado a su pequeño hijo que tocaba su cabeza con inusitada absorción —. Creo que debemos…

Papá —. La voz aun ronca del rubio menor le hizo callar —. No soy un niño tebayo, necesito saberlo todo —. El Namikaze mayor asintió, apretando la mano de su pelirroja esposa que se mordió el labio —. Continúa eh…

Sugeitsu —. Dijo el chico antes de levantar de nuevo la tabla y seguir leyendo —. Los exámenes muestran que está en una etapa desarrollada —.  Bajo el objeto viendo como el rubio de singulares marcas en el rosto suspiraba

Y yo que creía que los nervios me hacían yuyu tebayo —. Soltó una risita que se escuchó neutral, los oscuros ojos lo enfocaron —. ¿Y ahora? —. Pregunto a quién supuso era su doctor, Itachi que entendió a que era lo que se refería, no era de todos modos la primera vez que trataba un caso de esa índole, contesto con un tono conciso.

Necesitas una cirugía, es el único tratamiento viable para el tipo de tumor que presentas.

Entiendo tebayo…yo, entiendo.

Itachi salió de ahí, el chico de ojos marrones le siguió en silencio, la puerta se cerró. Por que ambos sabían, que el chico de ojos azules necesitaba procesar la información demasiado violenta para su mente, todo había cambiado, todo ahora se dividía en lo que podía pasar y en lo que en verdad pasaría mientras  que sus adentros se revolvía como una vorágine, brutal y cruel.

¿Y si la operación no resultaba? ¿Y si tenia cada vez menos  tiempo? ¿Y si Sasuke se enteraba?

Sacudió la cabeza, el no era pesimista, nunca lo había sido, y esta no seria la primera vez. Era un momento difícil, era insoportable, casi asfixiante, donde el pecho se le retraía y las posibilidades de un futuro lo sacaban desalmadamente del camino, cuando el aun quería tener fe, sostenerse por si mismo y continuar sobre sus pasos. Pero de nuevo las memorias resurgieron, golpeándolo con más fuerza de la que podría soportar en ese instante.

Y el silencio se había roto  tajantemente, y no, no era por que el hubiese hablado, no era siquiera por que alguien cerca de el hubiese murmurado, sin embargo hubiera preferido palabras que no escucharía en lugar de acciones que si le tocarían, tan descaradamente que evitarlas era una tontería.

Naruto escucho el castañeo de los dientes de su madre

Naruto observo la mirada de impotencia de su padre

Naruto toco la mano temblorosa de su hermano

Y Naruto sintió tanto miedo, que el grito de una pesadilla se le ahogo en la garganta.

Inevitable y míseramente algo se quebró en el justo momento en el que su cuerpo se hecho hacia adelante, cuando ningún sonido salió de sus labios y el sintió como los ojos abiertos y las cejas levemente curveadas, las lagrimas calientes le rodaban sin detenerse por sus mejillas pálidas.

Apretó con más fuerza los dedos sobre sus rodillas, reprimiendo el miedo, ahuyentando el dolor, bajo el rostro.

Unos pies se presentaron ante él, restregó su cara con el antebrazo antes de atreverse siquiera a elevar la mirada.  Las pupilas enrojecidas se le dilataron, su cuerpo se recargo pesadamente en el respaldo de la banca de madera, mientras que dos frías manos se ceñían en los costados de sus mejillas, los finos dedos lo acariciaron, quitando el rastro que aun quedaba ante el momento de debilidad que le avergonzó, cerro los ojos, era doloroso.

Aquel que antes le tocara se incorporo, sentándose a su lado estirando sus piernas y distendiendo su brazo a lo largo de la banca, echando su cabeza hacia atrás y manteniendo el silencio que no se había llegado a romper.

Fueron segundos, tal vez minutos, nadie los conto sin embargo fueron suficientes para que la compostura se recuperara y  el de cabellos rubios abriera de nuevo los ojos antes de girar un tanto la cabeza.

—Pensé que llegarías hasta dentro de dos días tebayo —.  Aclaro su garganta, deshaciéndose de los hilos delgados y recuperando su aguda voz tan singular.

—Termine antes —. Fue toda la respuesta  mientras que levantaba la cabeza y cambiaba de posición, estrechando la mirada ante la piel erizada, tenia frio, el muy idiota tenia frio y aun así…  —. Es tarde —. Vio como el cielo se pintaba de negro y como los hombros se alzaban, clara señal de que no le importaba.

—Podemos quedaros un poco mas, el departamento no se ira —. Un “Hm” y Naruto supo tenía un concesión, sonrió tenuemente, echando su cuerpo sobre la banca y tomando las piernas del azabache como almohada —. Sasuke —. Le llamo bajito el otro solo lo miro —. Te extrañe tebayo —. Susurro, abrazando los muslos y cerrando sus ojos que iniciaban a escocerle mientras le regalaba la mejor de las muecas que le salían en esos momentos.

— … - la mirada oscura se entrecerró, observando la sonrisa. Esa no le gustaba, no tenia emoción, no tenia calidez, estaba vacía, era falsa y la odiaba. Frunció el ceño, ¿Por qué lo sentía tan lejos? ¿Por qué si estaba tan cerca? —- Naruto p. pronuncio, obligándole a levantarse, temándolo del mentón, precisándolo a enfrentarlo, el Namikaze negó, manteniendo la sonrisa que al tanto le disgustaba, sus facciones se pusieron rígidas —. Naruto —. Hablo esta vez con un tono duro que no pretendía serlo, ansioso y desesperado por saber que es lo que ocurría

Pero no obtuvo nada mas que la impotencia que le recorría cada vez que la mirada azul se escondía avergonzada, casi culpable tras los cabellos rubios, Naruto no hablaría, no le diría, justificando sus acciones en el firme ideal de no preocuparlo, porque no quería ser una carga, no quería provocarle ese sentimiento tan desesperante, y lo intentaba aun si fuese a costa de su propio dolor, el Namikaze era incapaz de siquiera lastimar a Sasuke.

Pero inútilmente y a pesar de todos sus esfuerzos solo conseguía resultados contrarios, quizás lo mas triste era que mientras Naruto guardaba sus silencios Sasuke sentía impotencia. Preguntándose, porque nunca decía nada. ¿Acaso no confiaba en él?

Y como siempre que aquello pasaba, él se tragaba sus cuestiones no resueltas, se ahorraba sus sermones indulgentes, solo para abrazarlo firmemente, en un acto de consternación puro. Maldiciendo su inutilidad y avergonzándose de esos momentos de su vida donde no podía llegar a Naruto como tanto lo deseaba.

—Hey teme, estoy bien, de veras —. Pero los brazos lo apretujaron aun mas, lastimándole la cintura, pangando su abdomen y pecho, diciendo quizás lo que a Sasuke no le salía de la boca —. Sasuke —. Dijo bajito, dejándose hacer ya vencido, cansado  y necesitado.

Y respiro, Estiro sus brazos, quería sentir, la piel caliente en contacto con la suya, el aroma a lavanda  traspasándole las fosas nasales y oír el sonido tan rítmico que el corazón de Sasuke tenía cada vez que sus cuerpos se tocaban.

—Si estuvieras bien no sonreirías de esa manera tan falsa —. Susurro junto al oído del Namikaze para así separase un tanto y estirar  las mejillas que se empezaban a enrojecer por el frio de la noche, se inclino juntando sus frentes, viéndolo directo a los ojos y respirado sobre su rostro. El ojiazul trato de apartarlo, avergonzado por ser descubierto, los ojos se le acuaban —. Te amo —. Le soltó, las lágrimas se desbordaron —. Por eso…sonríe —. Y cerró sus ojos rozando sus narices —. Sonríe solo para mí.

Fue la petición que Sasuke Uchiha hizo mientras las sombras se instalaba ante las farolas de luz y Naruto lo abrazaba, sorbiéndose penosamente la nariz, dándole un golpe leve en el hombro

—Sasuke idiota —. Fue lo único que le salió cuando se restregaba los ojos y hacia esa mueca alegre, casi infantil, curvando sus labios hacia arriba y enseñando toda la dentadura.

Si, debía continuar, por que no estaba solo, por que podía compartir sus miedos y heridas

Si, debía seguir, porque tenía a que aferrarse con sus últimas fuerzas

Pero mas importante aun, debía seguir con vida, debía seguir sonriendo, porque quería estar junto a Sasuke hasta el último minuto de ese relativo tiempo.

 


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