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Destinados por AliceFurukawa9

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Notas del capitulo:

Hola Querida Familia Yaoista!!! Como estan?!!

Les cuento... He sobrevivido a este semestre y ya estoy de vacaciones!! >o< Eso significaaaa.... Mas tiempo para el fic.

Segundo, he descubierto una pequeña obsesion/adicción nueva, el hecho que me digan sensei... no sé quizas se me ha zafado un tornillo pero no se imaginan lo que siento cuando al leer un Rw alguieb escribe esa palabrita... se equipara a la sensación de Rw fresco jajajaja 

Tercero, no se si algunos por aqui son Potterheads... pero les comento que me inscribí a Pottermore y adivinen que soy... si... Hufflepuff, quiero decir WTF! y FIN de la triste historia.... esperen osea ni RAVENCLAW!!!! ´se jala el pelo, respira y cuenta hasta 10´ 

Bueno, dejemos a un lado mi deteriorado estado mental y... A leer!

Capítulo 14

Se removió entre las sábanas lentamente, y al girar un poco la cabeza vio al Conde sumamente concentrado en la lectura de uno de los tantos papeles que yacían sobre la cama, de tanto en tanto escribía en ellos con una pluma  y luego continuaba enfrascado en la lectura. Nunca lo había visto dormir en ese tiempo, y las ojeras en su pálido rostro se estaban comenzando a dibujar. La mayoría de las veces despertaba solo en la inmensidad de la cama, y al sentir la presencia de alguien más, terminaba topándose con la mirada avellanada del Conde desde el otro extremo de la habitación, en otras ocasiones lo encontraba apoyado en el marco de la ventana con la mirada perdida hacia la nada.

Volteó de nuevo la cabeza y encontrándose con el atardecer que empezaba a reflejarse en la ventana, suspiró exhausto. Si la noción del tiempo no le fallaba, iba a cumplirse una semana desde aquella noche en la fiesta, una semana cautivo en esa habitación.

 A partir de ese momento el Conde había permanecido noche y día con él, sus actividades se limitaban a pasar todo el tiempo en la cama, asearse, comer, y después de los ratos en los que perdía la conciencia, despertaba encontrándose de nuevo con el mismo ciclo.

Extrañamente durante ese período y muy al contrario de lo que había pensado antes, esa idea en la que el Conde encontraba sumamente desagradable el hecho de intimar, pasar mucho tiempo con él o incluso tocarlo, había quedado relegada al pasado. Desde aquella noche,  tenía claro que el asco o la repugnancia no eran sentimientos que él quisiera transmitirle. No había parte de su cuerpo que el Conde no hubiera tocado, cada centímetro de su piel, su aliento e inclusive gestos, sonidos que nunca se habría imaginado que podía hacer habían sido compartidos. Besos, toques eróticos, movimientos y roces que no dejaban nada que desear, fueron la constante,  además de los gemidos y las respiraciones agitadas, que se habían convertido en  la sinfonía característica, que se repetía una y otra vez.

En este punto no le importaba si era una nueva estrategia para vengarse o algo por el estilo  después de todo lo que había experimentado esa semana no había tenido tiempo para pensar, además había descubierto a la fuerza,  la conducta obsesiva del Conde por controlarlo, algo absolutamente perceptible en el ámbito sexual.

Pero había algo a lo que le costaba convencerse. Había comenzado también a apoderarse de sus pensamientos. Su mente, el único refugio que le quedaba, el único sitio en el que podía sumergirse y considerar sólo suyo, se encontraba inundado de su imagen, su esencia, su voz. Las escenas se repetían, ver el rostro gélido de ese hombre deformándose en placer,  y escucharlo de nuevo, ordenándole en voz ronca que lo mirara cuando estaban a punto de terminar, eran lo suficiente para ponerle la piel de gallina, y hacer que el pulso se le acelerara.  Concluyó que era lógico, habían compartido mucho más en esta semana, obviamente su mente estaría plagada de sus recuerdos y nada más,  él era lo primero que veía al despertar y lo último al quedarse dormido.

Intentaba tener la misma convicción del primer momento. No le pertenecería. Estaba completamente seguro de que él no traspasaría la última barrera, su corazón.

Escuchando el crujir de la cama, sintió como una mano comenzaba a rodearle la cintura, y el calor de su miembro despertándose en sus caderas. 

-Pensé que después de perder la conciencia por segunda vez, despertarías más tarde, pero veo que ya ha despertado- le decía mientras se restregaba contra él. Un gemido escapó de sus labios cuando la mano del Conde bajó desde su cadera, deslizándose por el costado hacia atrás pasando a la suave curvatura que se formaba en su trasero.

–Vamos a continuar- dijo antes de introducir dos dedos de una vez. Ritsu arqueó la espalda, y su cuello comenzó a ser devorado por los labios del Conde. Dentro, fuera, en círculos, llevándolo a su perdición, torturándolo sin piedad y haciendo que temblara sin control. Ritsu  comenzó a sentir como los fluidos del encuentro anterior comenzaban a descender y escurrían por entre sus piernas.

-Dime qué es lo que deseas- le dijo el Conde al oído, mientras de repente introducía profundamente los dedos en su interior.  Moviéndose en círculos y tentándolo a responder, presionaba suavemente ese punto sensible que enloquecía a Ritsu.

-Q-que pares…- jadeó el castaño sin alientos. El Conde rio por lo bajo ante la terquedad del muchacho, se había convertido en algo habitual el que se negara cuando en realidad quería rogar por más. Lo agarró por las caderas y jalando para arriba una de sus, abriéndolo, lo acercó a su erección.

-Esta es la recompensa por tu obstinación- Ritsu sintió como la gruesa y caliente punta presionaba sobre su entrada y se introducía por completo de una sola estocada. Era mucho más de lo que podía soportar, estaba seguro de que nunca se acostumbraría a esa sensación, lo llenaba por completo.

-Mmgh!- gimió cuando el Conde comenzó a retroceder lentamente en su interior. Pero sin previo aviso Takano empujo hacia delante con fuerza, deslizándose en su interior haciendo que se aferrara con fuerza a la almohada.

Ante las arremetidas que amenazaban por enloquecerlo, y que cada vez aumentaban su velocidad, comenzó a morderse el labio intentando acallar los gritos que exigían salir de su garganta. De pronto todo se detuvo, y cuando pensó que había terminado. Sintió como el Conde sin salir aún de él lo giraba boca abajo, tomaba sus caderas y lo sujetaban en una nueva posición.

-Aaah!. – Gritó.

En una nueva e inesperada embestida logró  aferrarse al cabecero de la cama, ahora con arremetidas más certeras, fue incapaz de acallar su voz.

-Ahora te tengo en donde quería- decía el Conde mientras le impulsaba las caderas para hacerlas chocar contra su erección. Las estocadas comenzaron a volverse erráticas y Ritsu sintió como comenzaba a hincharse en su interior,  y el mismo también estaba por terminar. En dos apremiantes estocadas más el Conde se derramo en su interior y Ritsu estalló con él en un sonoro gemido. Ambos se desplomaron en la cama. Con el cuerpo saciado, pero con un vacío que ninguno se podía explicar.

Con la respiración agitada, sin saber por qué recordó la dolorosa experiencia de su segundo encuentro, el Conde por sí mismo había tratado las heridas que le había dejado, y cuando Ritsu pensó que de esta manera lo mantendría alejado, se dio cuenta que su cuerpo se había recuperado con tal rapidez, gracias a los cuidados que el Conde le había prestado  que en menos de tres días intimaron de nuevo, y esta vez para su sorpresa, no fue nada dolorosa ni desagradable, todo lo contrario, él logró que las sensaciones que le produjo durante su noche de bodas se repitieran y maximizaran. Nunca sabría con certeza el porqué de los cambios tan repentinos en el modo de actuar del Conde, apasionado, calculador, impetuoso, indolente…

 

Takano salió del cuerpo del menor, para luego recostarse de espaldas en las almohadas con la respiración aún agitada, vio como el chico se cubría el cuerpo con la sabana y se encaminaba con pasos temblorosos hacia el cuarto de baño.

 Ciertas cosas en su manera de actuar le recordaban terriblemente al inocente chico que lo había cautivado en el pasado, pero su cuerpo ahora era diferente, lo había notado en los últimos días. Ahora que lo había inspeccionado cómo se debía, notó algunas marcas que antes no se encontraban allí, deseaba restarle importancia pero era imposible, después de todo le pertenecía. Varias cicatrices recorrían la blanca piel del joven, dos cerca del hombro derecho, al igual que una en la pierna, pero una en especial llamaba su atención.  Esta era distinta a las otras, la había visto en la “noche de bodas”,  una línea horizontal casi perfecta en la parte baja del vientre. Creía conocer la razón de una cicatriz justo en esa zona, y aunque no estaba seguro, a juzgar por el historial del joven y la retorcida mentalidad de su familia, solo se podría deber a una causa…Una cesárea. Mandaría traer al médico a primera hora de la mañana, de confirmarlo, debería verificar si habría complicaciones al concebir un hijo, y de ser así solo habría traído un problema.

Problemas… Observó la pila de papeles que yacía en la mesa, varios acuerdos sobre los cargamentos ilegales de pólvora china y armas inglesas con destino a Tokio. Yokozawa le había enviado los últimos contratos, y luego de enviarle otros más y responder los que habían llegado, estaba seguro de que la última carga llegaría sin problema alguno.  

Una vez más había logrado que el material bélico  oculto en los contendores y que no estaba registrado en la hoja de ruta del barco mercante, pasara desapercibido. Cuando las autoridades del puerto realizaran la inspección,  el capitán mostraría el registro de la mercancía de importación en regla  y no levantaría ninguna sospecha.  En caso de que se llevara a cabo una inspección mayor, la mercancía se encontraba cuidadosamente camuflada entre el cargamento de cereales y algodón, revisar las toneladas y toneladas de trigo y granos cebada les llevaría una eternidad, no encontrarían nada con facilidad y desistirían.

 Recordaba también el anterior embarque, el armamento se encontraba oculto entre un cargamento de Pimiento rojo en polvo, el encargado de inspeccionar el barco era alérgico, por lo que todo llegó a su destino sin ningún contratiempo.

Obviamente la incursión estaba plagada de riesgos, pero este sería el último cargamento, desde el primer embarque se había asegurado de prever cualquier riesgo que pusiera en peligro la misión y había procurado tener la mínima cantidad de intermediarios posibles, además los barcos no eran suyos, ninguno guardaba relación con su empresa, ni sus allegados.

Mantener su historial limpio era vital, durante meses había estado moviendo los hilos desde Inglaterra para lograr un golpe de estado y derrocar el emperador, no había encontrado el detonante necesario para que el imperio se derrumbase. No había logrado aquél impulso hasta que se encontró con el nombre de Ritsu. El padre del chico había caído en bancarrota, varios de sus empleados habían quedado en la calle.  Esta noticia no lo había sorprendido sobremanera, sabía que el hombre era un apostador empedernido y que solo era cuestión de tiempo que cayera en la ruina, lo que verdaderamente llamó su atención fue el hecho de que el Emperador cortara por completo el sustento que le daba a la familia,  pero luego de un tiempo, ante los consejos de sus allegados este optó por retomar el apoyo  a la Casa, este con el pretexto de que su inmisericorde actitud era infinita y  perdonaría la conducta irresponsable de Onodera y la de su padre. Pero tras este pretexto la razón real de esta decisión era que el Emperador sabía que con una Casa menos y la crisis actual, su imperio caería. Si quitaba su apoyo de una Casa, las otras temerían y buscarían refugio en otra parte y ya no dependerían de él.

Tras una búsqueda  extensa encontró una serie de noticias acerca del fallido compromiso del menor con el hijo mayor de la Casa Haitani, la unión afianzaría los lazos entre los círculos sociales más altos de la ciudad y seria la boda más esperada además de un grandioso ejemplo de armonía y  estabilidad, pero luego de 4 años de compromiso, tras una serie de problemas, el compromiso se había roto y Haitani Shin se había enlistado en el ejército para servir y “enorgullecer” el nombre de su país. Onodera Ritsu había quedado marcado y humillado,  ante todos era culpa suya que todo fallase, pues al parecer había sido un doncel “defectuoso” que habría espantado a tan noble caballero, además de otras especulaciones, que Takano, con su propia experiencia, también lo hacían dudar de la inocencia del menor.

Por otro lado, bien sabía quién era en verdad Haitani Shin, los medios se llenaban la boca hablando su elegancia, audacia e inteligencia,   vanagloriándose de sus asombrosas hazañas durante su estadía en el ejército, y sobre todo, su valentía antes de morir. Patético.

Cuando por casualidades del destino, Takano se topó con él en las filas del ejército, supo de primera mano el significado de la palabra Cobarde. El hombre era capaz de utilizar como escudo a los demás para no salir perjudicado e incluso fingir dolencias para no ser llamado al campo. Pero era intocable, por más que les provocara a todos odio e infinito desprecio, era un noble, debían protegerlo pues su vida valía más que la de un puñado de “plebeyos”.  

Una tarde cuando le escribía una carta a Ritsu, esperando una respuesta, Haitani lo tomó por sorpresa y se la arrebató.

-Con que esto es lo que te la pasas haciendo, no?- se burlaba.

-Regrésamela.-  masculló con rabia Takano.

-Veamos…- mientras Haitani se disponía a leer en voz alta.

-No te incumbe, métete en tus asuntos Haitani.-

-Claro que me incumbe…  es por esto que no te concentras en el campo y la escuadra se desintegra, es justo que sepa por qué! .-

 Cuando Takano se encontraba a unos pasos de le tomó el puño para arrebatarle la carta

-No te atrevas a tocarme Bastardo.- le dijo Haitani con furia dándole un empujón, a lo que Takano le respondió asestándole un puño en la quijada. Pero antes de que lo notara dos hombres de Haitani lo tenían sujeto de los brazos y lo arrojaron contra el suelo. –Quieto!- le gritaron. -Cómo te atreves a tocar a un servidor del emperador?!-

-Una basura como tú nunca logrará hacer nada a parte de seguir órdenes- le decía mientras se limpiaba la sangre del labio. –Me sorprende que sepas escribir.- Miró la carta de nuevo y al leer la primera línea sus ojos se abrieron de sorpresa- Onodera Ritsu…- Pero de un momento a otro comenzó a reírse.

-Otro miserable que cayó ante ese pretencioso!- Takano forcejeaba para levantarse y cerrarle la boca de una bofetada, pero lo tenían aprisionado con demasiada fuerza y estaba rodeado -El chico es tan suelto… es lo que dicen por ahí un lobo con piel de oveja!  Al comienzo se hace del rogar pero luego… suplica por más! Y por lo que veo aquí,  sospecho que ha cortado toda comunicación contigo… Qué pena!  –. Dijo mirándolo con pesar.  - Eres uno de muchos… por eso preferí botarlo, me dio lástima ese lunar en la espalda con forma de corazón era tan tentador!- El lunar? Como lo conocía?, era una prueba, una marca que solo podía conocer él!, Sintió como su corazón se rompía. -Es alguien útil para divertirse, pero para casarse... –Continuó e hizo una mueca de asco-  con semejante chico y que manchara mi apellido, lo boté.-    Decía mientras comenzaba a hacer  trizas la carta.  -Hazme caso deja de botarle tinta a quien  que quizás en este momento este revolcándose con otro…- finalizó arrojándole los últimos pedacitos de papel.

Luego de un tiempo se enteró de que  Haitani Shin había sido el prometido de Onodera Ritsu, ese sujeto había sido su remplazo, ese, un hombre inútil al que lo único que le envidiaría sería su posición, había sido la causa de que le rompieran el corazón. Años después de enteró que Haitani, había ordenado matarlo en numerosas ocasiones, por alguna razón desconocida nunca lo logró. Pero él por su parte logró vengarse. HAITANI SHIN MURIÓ HONORABLEMENTE EN COMBATE decían los titulares, pero en realidad un emisario se había infiltrado en su tienda y lo había volado en pedazos, lamentablemente todos lo consideraban un mártir.

Gracias a esas situaciones se había convertido en la persona que era, gracias a esos motivos estaba donde estaba, pero como no era alguien que se conformista, y era el tipo de persona que siempre apostaba por el todo o nada, planeaba acabar con todo de raíz. No era suficiente con que ellos murieran y ya, era necesario que todos y cada uno de esos malditos, se hundieran poco a poco y vieran como su impero se caía ante sus impotentes manos. No habría mejor venganza, ellos preferirían morir a ver como su fortuna y la vida a la que estaban acostumbrados, dejaba de existir. Ritsu era la pieza clave. Una ficha, nada más.

Un sonido proveniente del baño, hizo que se girara en esa dirección. El chico estaba tardando demasiado… de repente un fuerte golpe hizo que se levantara a toda prisa y abriendo la puerta de un golpe, se encontró con el menor que yacía en el suelo de la habitación.

 

Notas finales:

Bueno espero que les haya gustado, y tambien hayan respondido muchas (algunas) de las dudas que tenían. Tambien sus opiniones acerca de este passionate lemon que tuvimos, y quiero saber quien es su personaje mas odiado del fic jajajaja solo por saber lo obvio 

Espero sus Rw con dudas, reclamos, peticiones, demandas y declaraciones jjajajajaja

Se despide 

AliceFurukawa

Besos


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