Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dead or Alive por carina_mew12

[Reviews - 117]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

hola de nuevo!!! owo/

estoy muy emocionada con este capi >w< me gustó mucho cómo quedó, así que, sin más preámbulos, vayamos a leer!!

 

owo nos vemos abajo!!

13. Con un Beso de Reencuentro

La tarde ya había caído cuando las subastas de ese día terminaron. Los clientes recibieron su mercancía tras realizar su correspondiente pago y abandonaron la casa de subastas para regresar a sus hogares. Entre el grupo de gente, el que más llamaba la atención eran los Tenryuubitos, aunque, irónicamente, nadie podía verles a los ojos o terminarían muertos. Los civiles se apartaban de su camino mientras los reverenciaban con la frente pagada al piso y sus cuerpos temblando; cuando se trataba de los nobles mundiales, no sabían qué esperar.

Los guardaespaldas rodeaban a los nobles que montaban en humanos cual si fueran bestias de carga, asegurándose que nadie se acercara a ellos o los viera siquiera, mientras la caravana avanzaba lentamente por la ciudad, dirigiéndose hacia sus respectivos barcos. Hasta el final del grupo, algunos hombres tiraban de las cadenas de los nuevos esclavos de sus amos; todos esposados de las manos y con grilletes en las piernas unidos con cadenas consecutivamente… si uno se detenía, tenían que hacerlo todos.

Y en esos momentos eso fue exactamente lo que pasó. El chico del sombrero de paja se detuvo de golpe e hizo su enésimo intento de escape en lo que llevaban del trayecto… tiró de las cadenas y se abalanzó contra los guardias, pero sus esposas eran un impedimento demasiado grande; no sólo entorpecían sus movimientos, sino que también le restaban fuerza, pues estaban hechas de kairouseki. Luffy fue rápidamente suprimido, y hartos de la actitud del chico, sus dueños mandaron a traer una jaula de kairouseki para llevárselo a la casa de subastas, por lo que permanecieron parados en medio de la calle.

- has vuelto a despilfarrar el dinero, Charloss- le reprendía su hermana, quien miraba con desprecio a aquel muchacho en el suelo, con varios golpes en su cuerpo- mira que gastar cien millones en ese esperpento con cara de mono… no creo que siquiera sirva como bestia de carga…

- no es una bestia de carga, es mi nuevo juguete- el regordete hombre reía para sí mismo- siempre me pregunté quién era más fuerte, un tritón o un usuario… lo haré pelear a muerte contra uno de mis tritones… será divertido…

- con mayor razón; no debiste gastar tanto dinero en algo que vas a tirar de todas formas

- yo puedo gastar mi dinero en lo que quiera

- ¡padre, dile algo!- la chica buscó ayuda de su padre, quien no tardó en intervenir.

Y mientras los tres nobles discutían, sus esclavos temblaban de miedo… todos menos uno. A pesar de las golpizas, a pesar del dolor y la sangre, Luffy no estaba dispuesto a rendirse; su hermano no lo había educado de esa manera. Sus manos temblorosas se impulsaron sobre el piso, y lentamente, trató de levantarse, mas una patada en las costillas lo derribó de nuevo. El pelinegro tosió, escupiendo algo de sangre e intentó abarcar el sitio del golpe con sus manos esposadas, tratando de mitigar el dolor.

- Ace…- no, no debía llorar o su hermano se reiría de él. Debía escapar, pero su cuerpo ya no le respondía como antes. Pasaron algunos minutos más antes de que la jaula llegara. De una patada, los guardias le metieron a la jaula, cerraron el candado y la pusieron sobre una plataforma con ruedas para seguir avanzando.

En ese momento las fuerzas de Luffy le abandonaron completamente… lo único que podía hacer era parpadear para aclarar su vista e intentar ver hacia dónde le llevaban. El color azul y el aroma a sal y humedad le indicaron que estaban cerca del mar… seguramente le llevarían a Mariejois, la tierra sagrada de los dragones del cielo… y jamás podría salir de ahí… había escuchado que era un lugar ostentoso y lleno de lujos, pero claro, siendo él un esclavo, no vería nada de eso; lo más probable era que estaría peor que en el coliseo…

Su jaula fue subida a uno de los barcos y almacenada en la bodega como si se tratara de un simple saco de harina, debajo de varias jaulas más, en donde estaban otros esclavos. No tenían agua, ni comida… ni siquiera una mugrienta cubeta para hacer sus necesidades o algún instrumento para suicidarse, lo único que tenían eran esas endemoniadas esposas que no les permitían moverse y los animales rastreros danzando bajo sus pies. Cuando se cerró la puerta, todo se sumió en oscuridad, y los gritos y sollozos de aquellas desdichadas criaturas le daban una atmósfera aún más lúgubre que le erizaría la piel a cualquiera… nunca creyó que el infierno estuviese tan cerca del cielo.

El suave movimiento del barco les indicó que ya habían zarpado… ya no había nada más que hacer, sino llorar…

***************************

Quizá era su imaginación, pero aquella noche fue la más larga de toda su vida… uno de sus mayores placeres era dormir, sin embargo, esta vez no fue capaz de cerrar los ojos por más de cinco minutos consecutivos. Cuando los primeros rayos de sol se asomaron por el horizonte, Ace se levantó, estiró los músculos y salió del barco; antes de alejarse del mismo se aseguró de que estuviese bien oculto, lo que menos quería en esos momentos era perder su medio de transporte. Cuando todo estuvo en orden, puños de fuego comenzó a caminar hacia el pueblo, pensando en lo que debería hacer ahora… Sanji le había aconsejado buscar provisiones apenas tocara tierra, mas en esos momentos tenía otra prioridad… debía pasar desapercibido. La ropa que el cocinero del Baratie le había dado no estaba mal, no llamaba mucho la atención y le hacía fácil mezclarse entre la gente, pero no sabía cuánto tiempo le podría ayudar su atuendo; definitivamente necesitaba un mejor disfraz… o disfraces, toda la ropa que fuese necesaria para que no lo descubrieran.

Con un nuevo objetivo en mente, y los edificios del pueblo alzándose ante su vista, finalmente llegó a su destino. Todo en ese lugar era nuevo ante sus ojos; la gente, los edificios, el aroma en el aire… no sabía qué hacer, y las historias que Zoro le había contado alguna vez sobre otros sitios ahora parecían un mero sueño… el mundo fuera de su isla era incluso más maravilloso de lo que creyó… y eso que era sólo el primer pueblo que visitaba.

Una amplia y bella sonrisa no tardó en adornar su rostro; tenía todo un mundo por conocer, nuevas aventuras por vivir, nuevos sueños por realizar… no… definitivamente no. Se detuvo de golpe y sacudió la cabeza, no podía dejarse segar por aquellas maravillas, lo único que debía importarle era encontrar a su hermano; todo lo que hiciera de ahora en adelante debía estar relacionado con reunirse con Luffy. No tenía tiempo para pensar en sí mismo. Con una suave bofetada en su mejilla se forzó a regresar a la realidad y siguió andando, de alguna manera, sentía que todos le observaban, formando una conspiración contra él para atraparle. Esa sola idea hizo que su estómago se retorciera y la garganta se le secara… ¿y si sabían quién era él? ¿y si la marina ya lo había visto?

Sus paranoicas ideas le llenaron la cabeza, nublando su juicio por unos momentos, ¿qué haría si lo capturaban de nuevo? Nada, porque seguramente lo matarían, así de simple. Ahora de nuevo su prioridad en esa isla atravesó su mente… cuidar que no lo atraparan. Y para eso debía ocultarse. Pero no tenía dinero, así que lo más sensato por ahora era robar; por suerte sabía hacerlo muy bien y el remordimiento no era algo con lo que estuviese relacionado a la hora de hacerlo.

Al avanzar por el pueblo, miraba de reojo a las mujeres lavando la ropa, comenzando a tender las primeras prendas al sol; si esperaba unas horas más, podría tomar algunas para vestirse, o tal vez si tomaba algo de la ropa sucia sería más fácil, no estaba en un concurso de belleza, ¿qué importaba si apestaba un poco? Aunque la idea de impregnarse del hedor de un desconocido le daba algo de náuseas… era mejor ir a revisar al puerto, era más hábil robando en ese tipo de sitios. Mas algo le obligó a detenerse de golpe… se estaba muriendo de hambre. Se suponía que no pensaría en sus necesidades, pero ¿cómo empezar una búsqueda con el estómago vacío? Tan sólo buscaría un pequeño bocadillo antes de llegar al puerto.

Caminó otro rato más hasta que llegó a un mercado, o más bien, una calle completa en cuyos lados había todo tipo de puestos hasta donde alcanzaba la vista. Se acercó a uno de los mercantes y miró sus productos

- ¿se te ofrece algo chico?- preguntó sonriente el hombre al ver al pelinegro tan interesado mirando los panes al vapor que preparaba; con suerte, sería su primera venta del día

- ummm… disculpe…- llevaba mucho tiempo sin decir nada, por lo que su voz sonaba rasposa y en su boca tenía un sabor amargo que le molestó incluso a él. El comerciante le miró con extrañeza- ¿sabe en dónde está el puerto?

- no eres de aquí, ¿cierto jovencito?- el hombre le escudriñaba de arriba a abajo, por su pinta, podía adivinar que su respuesta era un sí; y también estaba seguro de que no tenía dinero, era una lástima- qué extraño, si llegaste por el puerto, deberías saber dónde está

- es que… salí a explorar y me perdí- se apresuró a responder el pecoso, no quería levantar sospechas

- por allá- el hombre señaló a su izquierda- pasas cuatro cuadras y luego viras a la izquierda. Te encontrarás en una calle donde venden pescado, sigue derecho y llegarás al puerto, no hay pierde

- gracias- hizo una pequeña reverencia y siguió su camino. Al dar la vuelta en una cale, el pecoso rio un poco y sacó un par de panes al vapor de debajo de su camiseta; al menos aún tenía el toque. Comió ambos panes de un bocado, estaban deliciosos, o tal vez esa era su percepción tras no haber comido durante horas. Con algo en su estómago, avanzó por el pueblo otro rato más, siguiendo las indicaciones que el sujeto le había dado

Como le habían dicho, los puestos de pescados y mariscos no tardaron en verse por la calle, también había restaurantes e incluso un par de bares, y hasta el fondo de la misma, podían distinguirse los barcos flotando sobre una brillante capa azul. Con mejor ánimo, siguió avanzando… no llevaba ni tres pasos cuando un hombre salió corriendo de uno de uno de los restaurantes, golpeándole el hombro cuando escapaba. Segundos más tarde, un grupo de hombres salió del restaurante con espadas y pistolas en mano

- ¡¡Ahí!!- gritó uno entre la muchedumbre- ¡¡el usuario!!- los hombres corrieron en dirección del pecoso

- -[[mierda…]]- su piel se erizó por completo, ¿tan pronto le habían descubierto? Genial, acababa de llegar a la isla y ya estaba escapando.  Ace se puso firme y con los puños en alto, listo para atacar… los hombres se acercaron a él y… pasaron de largo- ¿eh?- ni siquiera se molestaron en mirarlo, tan sólo le empujaron y siguieron corriendo, al parecer, era a ese hombre que recién había pasado a quien buscaban

- ¡¡Es pelo mojado Caribou, que no escape!! ¡¡Vale 210 millones!!- vociferaba la turba sin detenerse hasta que se perdió de vista.

 Las tiendas se cerraron de golpe y la gente desapareció de las calles a una increíble velocidad; cuando Ace cayó en cuenta, era el único que seguía afuera… aquel pequeño mercado pesquero tan bullicioso era ahora un desierto en el cual se podía escuchar hasta el caminar de una hormiga… un momento, las hormigas no pisaban tan fuerte. El pecoso se giró rápidamente, viendo un grupo de marines correr en su dirección…

- ¡Tú, chico!- le señaló uno de ellos con su espada. La boca del estómago se hizo nudo, ahora sí estaba perdido…- ¡vete a tu casa, hay un usuario suelto!

- ¿qué?... ¡Sí!- aprovechando su buena suerte, Ace huyó y se dirigió hacia el puerto, se había salvado de milagro.

Y su suerte no acababa ahí, si la marina y los que aparentemente eran cazadores estaban ocupados siguiendo a otro usuario, tenía tiempo suficiente para subir a un barco, robar cuanto pudiese y escapar antes de que regresasen; aunque claro, no entraría a un bote de la marina, probablemente habría soldados dentro custodiándolo, sin mencionar el kairouseki.

Cuando llegó al puerto contempló los barcos; era fácil saber cuáles eran de la marina por el símbolo, así que eligió uno de los otros barcos al azar. Era un barco del doble del tamaño que el suyo; no parecía tener mucho, pero si subía a los barcos más grandes, corría el riesgo de encontrarse a alguien a bordo, en uno pequeño el riesgo era menos, seguramente era el bote de un pescador lugareño. Al subir, y como predijo, vio que el barco estaba vacío, mas hubo una cosa en la que se equivocó… cuando abrió la puerta de la alcoba se dio cuenta que el barco no era de un pescador, sino de un cazador de usuarios… los afiches de Se Busca en las paredes, algunos tachados con una “X” roja, las armas y las cadenas, probablemente de kairouseki, así lo indicaban.

Ace suspiró profundo para darse valor y entró, buscando algún tipo de instrumento que le sirviese… los cazadores iban de isla en isla buscando usuarios, ¿no? Debían tener un mapa o log pose en algún sitio. El sitio estaba desordenado, por lo que era difícil buscar lo que necesitaba, así que removió todo sin tener la más mínima consideración, seguramente su dueño no se daría cuenta

- creo que todos son iguales…- se murmuró el pelinegro mientras buscaba, Zoro también era desordenado con sus cosas. Al no encontrar nada útil ahí, el pelinegro salió  y buscó en otra habitación; al ir recorriendo el lugar, no pudo evitar recordar aquella primera vez que había subido al barco de un cazador…

--Ace Flash Back—

Habían pasado siete años desde la última vez que los hermanos D. habían visto a Zoro. En todo ese tiempo no habían cambiado su rutina; robaban en barcos por las mañanas, comían, entrenaban por las tardes, comían, cazaban la cena, comían, tomaban una ducha de ser necesaria y comían los restos de la cena antes de dormir… aunque algunas veces se levantaban a comer, nada inusual. De igual forma, seguían viviendo en esa pequeña casa del árbol, no tenían otro sitio a dónde ir después de todo, así que estaban bien pasando el resto de sus días ahí... quizá, si lo ameritaba, se cambiarían de isla para iniciar de nuevo, pero por el momento no podían moverse de su pueblo natal.

Una de tantas mañanas, Luffy, ahora un jovencito de quince años*, había ido junto con su hermano mayor a saquear algunos barcos. Sus cuerpos ya no eran pequeños, por lo que llamaban más la atención, así que, como habían estado haciendo desde hace un par de años, se separaron para abarcar más terreno y pasar desapercibidos. Luffy subió a un barco y el pecoso a otro no muy lejano al primero; tenían exactamente diez minutos para tomar todo lo que pudiesen y escapar.

Todo parecía normal ese día, hasta que el grito de su hermano pequeño alertó a Ace; sin dudarlo, el pecoso salió y saltó hacia el barco contiguo, cayendo en la cubierta.

-  ¡¡Luffy!!- poco le importaba si le escuchaban, sólo quería recuperar a su pequeño hermano. Al ir corriendo hacia adentro del barco, sus pisadas iban quemando el camino por el cual pasaba… el fuego era una gran distracción para permitirles escapar- ¡¡Luffy!!- al llegar adentro, detuvo sus poderes y empezó a buscarlo- ¡Luffy, ¿dónde estás?!

- ¡¡ACE!!- se escuchó el grito del menor aún más adentro, y sin dudarlo, el pecoso rompió la puerta y entró.

Dentro, había otro pasillo con dos puertas; no tenía tiempo para revisarlas una a una, así que derribó amas al mismo tiempo con sus puños. Al mirar dentro de una de ellas, vio que su pequeño hermano no estaba solo… por alguna razón, estaba abrazando a un hombre mientras lloraba. El pecoso se quedó estático, ¿quién se creía ese tipo para tocar a Luffy de esa manera? Aunque… Luffy no solía abrazar a desconocidos a menos que le dieran comida… y no veía comida en los alrededores… al ver al extraño con más detenimiento, pudo ver algo en el semblante de ese hombre que le resultó familiar… la yukata verde, las tres espadas atadas al haramaki de su cintura, el rostro malhumorado y ese cabello era… ¡¿verde?!

- ha pasado tiempo, Ace…- habló el extraño con voz profunda antes de sonreírle ligeramente

- ¡Ace, es Zoro!- a pesar de que Luffy sonreía, lloraba al mismo tiempo, por lo que apenas y se le entendía al hablar- ¡Zoro volvió!

- Zoro…- realmente no sabía qué hacer, ¿estaba soñando? No, no podía ser un sueño, y si lo era, no se parecía a ninguno de los muchos que había tenido con el peliverde- ¡Zoro!- al despertar de su letargo, el pecoso corrió hacia los otros dos y los rodeó con sus brazos, apretándoles con todas sus fuerzas y levantándolos un tanto en el aire- ¡Zoro, de verdad volviste!

- mgh… ¿creías que les… mentiría?- pese a que no podía respirar bien, su sonrisa no desapareció- vaya… estás más fuerte…

- ¡lo lamento!- se apresuró a bajarles y se talló los ojos; muchas veces le había dicho a su hermano que no debía llorar, sería una vergüenza que él lo hiciera hora

- Ace, desde… ¡¿desde cuándo eres más alto que yo?!**- le miró hacia arriba; su diferencia no era mucho, pero de alguna forma parecía afectarle. El pecoso sólo rio ante su reacción

- soy un año mayor que tú, creo que es normal…- le miró de arriba abajo, estaba cambiado, pero seguía siendo él- en verdad me alegra mucho volver a verte, y a Luffy también- el menor seguía pegado como lapa a la cintura del espadachín- bienvenido

- ¿sólo “bienvenido”? ¿No hay nada más para mí?

- ¿algo cómo q…?- no pudo seguir preguntando, Zoro no se lo permitió. De pronto, la fuerte mano del otro acarició su mejilla, y sin aviso previo, lo acercó a él y le besó. Sus labios se encontraron por primera vez después de tanto tiempo, reconociéndose con una sutil caricia. Sin embargo, algo más rozó con los labios del pecoso, algo húmedo y resbaladizo… ¡¿era su lengua?! Sí, definitivamente lo era, y antes de ser consciente, ese hábil músculo penetró por entre sus labios hasta su boca, chocando contra su propia lengua. Ace apartó al otro de un empujón, y con la cara completamente roja, se cubrió la boca con las manos- ¡¿qué diablos estás haciendo Roronoa Zoro?!

- se llama “beso de adultos”, genio- sonrió pícaro- estoy feliz, si te asustaste tanto, significa que nadie te había besado así… sigo siendo tu primero…

- ¡Zoro!- miró de reojo a su hermano, al parecer no se había dado cuenta de nada pues seguía pegado a su pierna

- ahora que te veo bien, estás más fuerte… y guapo…

- ¡deja eso ya Zoro!- sentía la cara arder, sólo esperaba que no se volviera literal

- lo digo en serio. Si hasta siento que me está entrando calor…- algo cayó detrás del peliverde, por lo que se vio forzado a girarse a ver. En el suelo, una tabla yacía prendida en llamas, encendiendo el suelo donde había caído- ¿pero qué caraj…?

- ¡¡Ah!! ¡¡El barco se incendia!!

***************************

Los tres se quedaron tendidos en la costa, completamente exhaustos tras apagar el incendio del barco del espadachín; afortunadamente sólo se había quemado la parte superior, se podía arreglar en un par de días sin mucha dificultad.

- eso… estuvo cerca…- exclamó el peliverde entre jadeos- ¿por qué incendiaste el barco?

- Luffy estaba gritando, creí que se había metido en problemas para variar…- el pecoso miró de reojo a su hermano, se acababa de quedar dormido en el suelo; era extraño, él era quien solía dormirse de la nada, quizá porque estaba demasiado entusiasmado con el regreso del peliverde- ¿cuándo volviste Zoro?

- ayer por la mañana

- ¡¿desde ayer?! ¿Y por qué no fuiste a vernos?

- fui a buscarlos a la casa del árbol, pero no la encontré, ¿se cambiaron acaso?

- no, seguimos en el mismo sitio- una gota de sudor resbaló por su frente- ¿te perdiste?

- bu… bueno… el bosque ha cambiado en los últimos años…- tosió algo nervioso- pero es bueno saber que han estado bien todo este tiempo… aun quiero la revancha contigo, por todas esas veces que perdí

- cuando quieras...- sonrió imperceptiblemente, Zoro definitivamente no había cambiado nada, aunque lo más probable es que ahora debía ser mucho más cuidadoso con él- y… ¿ahora eres un cazador?

- sí, lo soy. Vencí a unos cuantos usuarios mientras venía hacia acá, aunque no son los únicos que he vencido… están por todas partes, ¿sabes? He conocido muchos lugares y mucha gente… también he aprendido tantas cosas… creo que ser cazador es lo segundo mejor que me ha pasado en la vida…

- vaya, eres… impresionante, Zoro…- definitivamente tendría que andarse con cuidado  junto al espadachín- ¿cómo que segundo mejor?  ¿hay algo mejor que hacer lo que siempre quisiste?

- al menos para mí, lo hay…- uno de sus brazos se estiró por el suelo hasta alcanzar la mano del pecoso, apretándola suavemente entre la suya antes de que su mirada se cruzara con la incrédula mirada del pelinegro-

--End Flash Back—

- mentiroso…- Ace cerró el puño con fuerza y lo estampó contra la pared más cercana, haciendo no sólo un hueco en la pared, sino que inició un pequeño incendio. Ya no le importaba nada más de ese barco, sólo quería salir de ahí y olvidar esos malos recuerdos que, en su tiempo, fueron maravillosos.

Apenas salió del barco, lanzó una llamarada hacia éste, envolviéndolo enseguida con su poder. Las llamas se levantaban y expandían cada vez más, la madera tronaba y se rompía ante el intenso y sofocante calor del fuego,  el humo comenzaba a subir con ayuda del viento… era mejor marcharse antes de que alguien lo viese. Sin embargo, al examinar a su alrededor, vio que era demasiado tarde… cerca de él, asomándose apenas por una esquina de un puesto de pescado, estaba una niña, observándole atentamente.

Como era de esperarse, la pequeña le miraba con terror, con los ojos completamente humedecidos. En ese momento Ace no supo qué hacer, si se acercaba, sabía que la pequeña gritaría y atraería la atención de más personas, y si se quedaba en donde estaba, eventualmente alguien vendría. Lo mejor que podía hacer era huir. Retrocedió un par de pasos, y sin perder de vista a la niña, trató de buscar una ruta de escape antes de que las cosas se le salieran de las manos.

La pequeña abrió la boca, lista para soltar el grito más potente que le permitieran sus pulmoncitos, pero de nuevo algo inesperado pasó… una larga mano atrapó a la niña, cubriendo su cara casi por completo. Aquella extraña mano cambió a un color marrón oscuro y luego comenzó a fundirse sobre ella, cubriéndola por completamente hasta tragársela literalmente. En cuestión de segundos, la chiquilla desapareció entre lo que parecía fango o lodo… el charco avanzó por el suelo hacia el pecoso, y mientras lo hacía, un bulto comenzó a crecer de esa sustancia… un hombre bastante alto se formó del lodo, el cual rápidamente quedó frente al pelinegro

- vaya, pero si es puños de fuego, kehihihi…- el hombre, desaliñado y de mirada escalofriante, le sonrió amplio- no esperaba encontrar a otro usuario del coliseo aquí…

- eres el de hace un rato…- si no recordaba mal, ese sujeto acababa de chocar con él hace menos de diez minutos, cuando éste escapaba de la marina. No era difícil adivinar que era un usuario, pero por sus palabras, era uno de los que Galdino había ayudado a salir de su celda en el coliseo y que, de alguna forma, había logrado burlar la seguridad de ese lugar- ¿en dónde está la niña?

- kehihihi…- el tipo sólo palmeó su estómago; al parecer, la pequeña estaba ahí- no tienes que preocuparte por ella… únete a mí, puños de fuego. Sé cómo salir de aquí sin correr ningún riesgo…- le extendió una de sus manos, o eso parecía, pues el largo de su camisa era tal que las cubría por completo e incluso colgaba de su brazo. El pecoso miró su mano por unos segundos, Law le había dicho que no confiase en nadie- decide rápido puños de fuego, la marina está cerca…- la sonrisa del hombre se abrió exageradamente al ver al pecoso tomar su mano. Era todo lo que necesitaba para halarlo al interior de su cuerpo… sin embargo, en vez de absorberlo, su mano comenzó a secarse y endurecerse, por lo que se vio obligado a soltarle, dejando que pequeños trozos secos de su mano cayeran al suelo; la mano de Ace hacía honor a epíteto, pues estaba envuelta en llamas

- primero… devuelve a la niña…- el pecoso le miraba serio; quizá era ingenuo, pero no un idiota. A leguas se daba cuenta que no podía confiar en ese hombre

- bien, bien. Si así lo quieres… pero no te quejes de lo que pueda pasar…- introdujo su mano en su estómago y tiró con fuerza, sacando a la niña de sus entrañas, aun con restos de fango en su cuerpo. La pequeña tosía exageradamente, tratando de recuperar algo del aire que había perdido

- tranquila, ya estás bien- Ace la tomó rápidamente en brazos y limpió su carita con sus manos para que pudiese abrir los ojos.

- ¡¡mi barco!!- un escandaloso grito les hizo notar que no estaban solos; el grupo de cazadores y marines llegó rápidamente al lugar. El que había gritado cayó inconsciente al suelo al ver su barco incendiarse

- ¡Ahí está! ¡Es Pelo Mojado Caribou!

- ¡¡Asesino!! ¡¡Monstruo!!- uno de los marines lloraba a mares mientras le apuntaba al hombre con su escopeta

- ¡¡Es un asesino de marines!!

- ¡¡Auxilio!!- la niña comenzó a gritar y llorar, tratando de zafarse de los brazos del pecoso- ¡¡me atrapó el monstruo!! ¡¡me atrapó el monstruo!! ¡es un monstruo de fuego!- empujaba y pateaba con todas sus fuerzas, desesperada por recuperar su libertad

- ese… ¡ese es puño de fuego!- uno de los cazadores sacó un afiche y lo miró antes de regresar su vista al pelinegro- ¡¡es puño de fuego, a él!!

- ¡¡Suéltame monstruo!!- la niña logró escurrirse de los brazos de Ace, cayendo de sentón al piso. Como pudo, se levantó y corrió a los marines, abrazándose a una de sus piernas y ocultándose tras él

Por un momento, Ace se paralizó y su mente se puso en blanco… había salvado a esa pequeña como la persona generosa que era, ¿y para qué? Para que ella le traicionara de esa forma… Law tenía razón, no debía confiar en nadie…

- ¡La niña está a salvo, disparen!

- ¡hasta la vista, puños de fuego, kehihi! ¡que Dios esté contigo!- Caribou se disolvió con ayuda del poder de su fruta, y como un charco del lodo en el suelo, huyó con rapidez. Un grupo de marines le siguió mientras otros y los cazadores rodeaban al pecoso.

- ¡ríndete puños de fuego, no tienes a dónde ir!- quizá sus oponentes no eran fuertes, pero sus armas estaban hechas de kairouseki, si alguna de esas balas lo alcanzaba, estaba perdido. Mas aun, cuando quiso moverse, se dio cuenta que una masa de lodo había atrapado su pie derecho al suelo

- ¡maldita sea!- concentró fuego en su pie y secó aquella masa para luego liberarlo- ¡enkai!- se envolvió en llamas, formándose en una esfera de fuego que parecía impenetrable- ¡hibashira!- alzándose en una columna de fuego, el pelinegro salió disparado hacia arriba, escapando apenas de las balas de los marines, aunque en el aire era blanco fácil-  ¡higan!- se apresuró a disparar balas de fuego no sólo a sus oponentes, sino también a los barcos en el puerto. Con un último ataque, se impulsó con sus llamas hacia un techo cercano y comenzó a correr, saltando entre los tejados de las casas y negocios- debo llegar al barco…- las copas de los árboles se veían a lo lejos, si lograba llegar hasta allá, estaría bien.

- ¡¡va por aquel techo!!- los tipos eran muy persistentes

- ¡¡síganlo!! ¡¡Son más de 500 millones de berries!!

- ¡¿qué esperan?! ¡¡Dispárenle!!- tras la orden, la lluvia de municiones no tardó en caer sobre él.

- joder… - algunas balas rozaron sus brazos, debilitándole al instante y haciéndole caer. Se quedó tendido en el suelo unos segundos; sus heridas no eran muy graves, pero el contacto con el kairouseki le afectaba- joder, joder… joder… joder…- sus brazos se recargaron en el suelo e intentó levantarse sin demasiado éxito…- Zoro…- estaba perdido, el peliverde no vendría a ayudarle por más que lo llamara… era su fin…

- ¡¡Room!!- una extraña esfera azul rodeó la zona, envolviendo no sólo a los que perseguían a Ace, sino al pecoso mismo- ¡shambles!

- ¿qué…?- en menos de un parpadeo, el pelinegro estaba en un sitio diferente, a los pies de un hombre al cual no lograba verle el rostro- ¿cómo…?- intentó levantarse nuevamente, pero sólo logró arrodillarse, aunque con esa simple acción pudo ver a aquel sujeto con mayor claridad- ¡¿Law?!- vestía diferente que la última vez, además llevaba unas gafas de sol, pero estaba seguro que era el cirujano de la muerte, nadie más tenía ese tipo de poder

- cuida de esto- la funda de la espada del moreno cayó cerca del pecoso, y éste no dudó en recogerla. Law salió de su escondite, aparentemente una pequeña casa en ruinas, y atacó.

Ace usó la funda de la espada para ponerse de pie y apoyarse en la misma, saliendo detrás del moreno. Afuera, los gritos estaban por todos lados, al igual que sus enemigos… Law batía con increíble rapidez su espada, cortando a sus enemigos y haciendo sus partes levitar dentro de esa esfera en la que estaban atrapados. Ya había visto los poderes del médico muchas veces, pero… era la primera vez que lo veía usándolos de aquella manera… moviéndose de forma tan rápida y elegante… y hacía todo eso para ayudarlo… Ese sólo pensamiento hizo que el corazón del pecoso palpitara con fuerza; a pesar de que Law le había abandonado, le estaba ayudando… lo estaba ayudando a él, ¿cierto?

- no tengo tiempo para pensar…- el pecoso se obligó a poner los pies en la tierra una vez más- ¡¡Hiken!!- con su mano libre, lanzó un puño de fuego a algunos enemigos, derribándolos al instante y despejando un poco la zona de batalla

- ¡Portgas-ya!- la mirada grisácea de Law se cruzó con la de Ace, y sin decir una palabra, le envió un mensaje… “corre al barco”…

De alguna manera, el mensaje llegó a Ace, y aun abrazando la funda de la espada de Law, corrió hacia el bosque de nueva cuenta. Nadie parecía seguirle, por lo que rápidamente llegó y se perdió entre los árboles, mas no fue directo hacia el barco, aun cabía la posibilidad de que alguien estuviese siguiéndolo. Maniobró unos minutos entre el bosque antes de regresar al barco… su mirada recorrió los alrededores, estaba despejado. Se quedó de pie frente a su pequeño barco, esperando a que algo pasara… unos arbustos se movieron, por lo que encendió una llama en sus manos…

- ¿quién está ahí? ¡Muéstrate!- gritó amenazante el pecoso

- cuando intentas sorprender a un enemigo, no le adviertes que lo vas a hacer, idiota- Law surgió entre la maleza, sacudiéndose las hojas de los árboles de sus ropas

- ¡¡Law!!- no pudo ocultar su amplia sonrisa, estaba feliz de verle de vuelta y a salvo. Se acercó a él y enseguida le entregó la funda de la espada- no esperaba verte de nuevo… gracias por salvarme…- juntó sus manos y agachó la cabeza, haciendo una reverencia- fue una suerte que llegaras en esos momentos…

- de hecho, llevaba un rato observándote…- el moreno guardó su espada y la recargó en su hombro antes de sacarse las gafas oscuras- iba a robarme un barco cuando éste se incendió en un costado… luego un idiota con pecas salió y terminó de quemarlo con sus poderes…

- ¡¿ibas a robar “ese” barco?!- se le hizo un nudo en la garganta- ¡¡lo siento mucho!! ¡¡Te daré mi barco si quieres!!... espera… ¡¿me viste desde el principio y no me ayudaste?!

- no creí que tuvieras problemas con ellos, eran bastante débiles… estabas distraído, por eso te ayudé…- también había visto lo que había hecho por aquella chiquilla desagradecida, e incluso él sintió algo de lástima por él; pese a que el pecoso era fuerte y astuto, también era muy inocente y de un corazón demasiado noble para ese asqueroso mundo- como sea… ya que destruiste los barcos del puerto también, creo que viajaré contigo…

- ¡¿de verdad?!... ah, pero… no logré traer nada útil al barco… ni siquiera provisiones…

- room…- su técnica los envolvió de inmediato, y dos segundos después, un enorme costal apareció y le cayó encima al pecoso-  aunque sólo traigo provisiones para mi consumo, así que tendrás que cazar tu parte… llévalo adentro…- ordenó mientras caminaba hacia el barco

- serás…- el pecoso maniobró debajo del costal para luego levantarse, cargándolo por encima de su cabeza- ¿y a dónde iremos ahora?

- a Dressrosa, ¿a dónde más?

- ¿vas a venir conmigo a salvar a mi hermano?

- por supuesto que no. Hay algo que necesito hacer ahí… así que, en cuanto lleguemos, tú tomaras tu camino, y yo el mío…

- … ¿tu destino siempre fue… Dressrosa?...- el pecoso dejó de caminar, al igual que el moreno

- así es- le respondió simple

- entonces… ¡¡ibas al mismo lado que yo, ¿y no quisiste viajar conmigo?!!- no podía evitarlo, estaba furioso, ¿era acaso una persona tan indeseable? No, estaba convencido de que no lo era, Law sólo estaba fastidiándole- ¡¡serás miserable!! ¡¡pudimos evitarnos tanto si tan sólo no me hubieras dejado solo!!

- el hubiera no existe, Portgas-ya, lo que pasó ya no puede cambiarse. Anda ya, tengo que revisarte esas heridas

- ¡a la mierda mis heridas, me abandonaste! ¡y seguramente te estabas riendo de mí mientras esos cazadores me perseguían, ¿verdad?! ¡¡¿verdad?!!

- deja de gritar y sube

- ¡¡no voy a dejar de gritar hasta que me digas por qué…!!- repentinamente, el moreno se había acercado a él, lo sujeto por la nuca y le plantó un beso. Sus labios se presionaron contra los contrarios, dejándole sentir su suavidad y calidez por unos segundos antes de separarse

- habías prometido quedarte callado si iba contigo, ¿no es así?-le habló muy cerca de su rostro- entonces cállate… o te callaré a mi manera…- el pecoso no respondió, sólo se quedó mirándole, con la cara encendida- así está mejor…- se dio media vuelta y siguió caminando hasta subirse al barco. Cuando se asomó hacia abajo, vio que Ace aún seguía abajo, completamente descolocado- sube ya, tenemos que irnos…- el médico sonrió imperceptiblemente… sus labios seguían siendo tan apetitosos como la última vez que los había probado, y ese sutil toque de inocencia en ellos era la cereza sobre el pastel… callarlos sería uno de sus juegos preferidos en ese viaje…

***********************************

El escozor de sus heridas le hizo despertar eventualmente. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado o en dónde se encontraba, de lo único que estaba seguro era que no estaba muerto… el dolor generalizado de su anatomía así se lo indicaba. Sus cansados ojos tardaron en enfocar… no, no eran sus ojos… más bien era la cama de arriba la que no le dejaba ver con claridad… ahora que caía en cuenta, estaba en su habitación; ese reducido espacio dentro del coliseo que compartía con otros guardias que también eran usuarios… incluso estando del lado del coliseo, les trataban como animales.

- te has vuelto perezoso, Smoker…- le habló repentinamente una voz, pero sin girarse a verle, supo enseguida de quién se trataba... aun sin mirarlo podía verlo; más alto que él, delgado, cabello rizado y oscuro y las ropas tan andrajosas que pasaría fácilmente por vagabundo- llevas dormido casi un día…- el hombre que le hablaba se acomodó mejor en la silla donde estaba, estirando sus piernas por el suelo y llevando sus brazos detrás de su cabeza

- ¿qué haces aquí?- preguntó directo el de cabello blanco, mirando fijamente hacia la cama de arriba; por el dolor que sintió al levantar sus brazos para buscar sus puros, supo que estaba muy mal herido; es más, el simple roce de las vendas sobre su cuerpo parecía quemarle

- vine a verte…- respondió el hombre franco y simple a la vez que le ayudaba al otro a ponerse un puro en sus labios y lo encendía

- ¿por qué me salvaste?

- te vi. Estabas en problemas… sólo hice lo que debía…

- no estaría en problemas si no me hubieses metido aquí en primer lugar- un incómodo silencio se formó entre ambos; hablar a veces era demasiado complicado- responde, ¿qué haces aquí?

- escuché lo del incidente de hace unas semanas, sólo vine a cerciorarme que estuvieses bien… la suerte me trajo en el momento indicado, ¿no es así?

- seguramente… si tú no estuvieras aquí, yo tampoco lo estaría…- expulsó el humo suavemente de su boca antes de continuar- ¿en dónde está Doflamingo?

- se ha ido. Dijo que tenía asuntos más importantes que pelear conmigo… creo que ambos somos tipos con suerte…

- ya que has venido… ¿crees que… puedas sacarme de aquí?

- ¿ah?- el más alto le miró con interés- en todos estos años, jamás me habías pedido algo así, ¿hay algo que quieras hacer allá afuera?- pero el hombre de humo no le respondió- quisiera ayudarte, pero soy un cazador… no libero usuarios, los encierro…- se levantó de su asiento, acercándose a Smoker y le quitó el habano de su boca, congelándolo al instante entre sus dedos- ten cuidado con Doflamingo… no es lo que parece…

- no necesito de tus advertencias, ya lo sabía

- está involucrado en algo mucho más grande de lo que imaginas. Sólo… mantente alejado de él…- le advirtió para luego inclinarse sobre el peliblanco, teniendo especial cuidado con la cama superior debido a su altura- es peligroso… y lo será cada vez más si sigues escarbando en sus asuntos… no sé si estaré la próxima vez para cuidarte…- le hablaba tan cerca que sus alientos se mezclaban sutilmente en el aire. De nuevo se quedaron en silencio, esta vez mirándose intensamente… el pelinegro siguió avanzando hasta que su boca finalmente se encontró con la contraria. Fue un beso sutil, como la caricia de las alas de una mariposa, pero fue suficiente para encenderlos a ambos en más de un sentido. Permanecieron estáticos varios segundos antes de separarse. Quería continuar, pero… si lo hacía, estaba seguro que no podía contenerse, y Smoker ya tenía suficientes heridas para un día- debo irme, tengo trabajo que hacer…- se levantó, golpeándose la cabeza con la cama de arriba, golpe que enseguida comenzó a masajear con una mano- asegúrate de estar en la cama de arriba la próxima vez…- comentó aun adolorido por el golpe y se irguió completamente- y sobre Doflamingo… ¿cómo era?... bueno, no importa…- se levantó finalmente y abandonó la habitación para dejarle descansar

- ten cuidado…- completó la oración del otro, y de paso, le deseó bien en su viaje- Doflamingo…- Smoker se quedó pensativo; aun cuando le hubiesen dicho que no se inmiscuyera, debía hacerlo… algo en su ser lo demandaba…

*******************************

En otro sitio…

Era imposible saber cuánto llevaba en aquel barco; no había luz, sonido o personas que se lo indicaran. Pero la falta de alimento hacía que Luffy creyera que llevaba una verdadera eternidad ahí… daría lo que fuera por un bocado de algo, hasta aquella cucaracha escurridiza se veía apetitosa… sí, seguro lo estaba.

El chico de paja estiró su brazo por entre los barrotes de su jaula y atrapó al bicho entre su pulgar y su dedo medio. Miró sus patitas moviéndose con rapidez e inclusive se atrevió a presionarla un poco; estaba dura en el exterior, mas en el interior seguro que estaba suave… tragó saliva, tenía tanta hambre… debía de estar loco para comerse eso. Cerró los ojos para olvidar qué era lo que estaba a punto de comerse y abrió la boca….

Un golpe seco golpeó el barco con bastante fuerza, haciendo que Luffy soltara a la cucaracha. El animalillo pataleó hasta voltearse y echó a correr antes de que lo atraparan de nuevo… Luffy sólo la vio partir y suspiró…

- ¡¿quién diablos viene manejando esto?!- gritó enfurecido el joven de sombrero de paja- ¡¡acabo de perder mi almuerzo!!- otro golpe en la estructura del barco lo sacudió, haciendo que las jaulas superiores de los esclavos cayeran hacia enfrente.

Los esclavos no tuvieron tiempo de asimilar lo que sucedía, el barco no dejaba de moverse y pronto perdieron el sentido de cuál era la parte superior del barco y cuál la inferior… ¡¿estaban en medio de una tormenta?!

Continued…

_________________

* En este fic, Ace es cinco años mayor a Luffy, no tres como en la historia original. ¿La razón? Porque no creo que un niño de 4 años pueda cuidar a un bebé de sólo un año; si Ace tuviese seis años, me suena más creíble xD. Entonces, las edades en este fic son: Ace 22 años, Luffy 17 años, Zoro 21 años, Law 26 años. Si quieren saber la edad de otros personajes o algún otro detalle sobre las edades, por favor háganmelo saber.

** Según mis investigaciones, Zoro mide 1.81m después del salto temporal, mientras que Ace mide 1.84m, aunque está cifra no está confirmada por Oda. Y sólo como dato, Law mide 1.91m lol xD

Notas finales:

la verdadera razón por la que no hubo xxx entre Smoker y Aokiji era porque no sabía cómo reaccionarían... ustedes díganme si quieren leer más de ellos o dejo su relación implícita owo

y pues nada, espero que les gustara el capi, cualquier duda, queja, comentario o sugerencia, la esperaré con ansias -w- sean positivas o negativas... todo lo que me escriben me ayuda a inspirarme

nos vemos en el siguiente capi owo/ sigan bellos, y recuerden que los quiero mucho~~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).