2. Cuando no todo sucede como se planea Part. 2
Aun cuando se cubría los oídos con las manos y la almohada, podía escuchar los ruidos que el par de hombres de la celda de enfrente hacían al chocar sus cuerpos. Cerró los ojos e intentó pensar en algo más, pero no era de piedra, y el escuchar aquello hacía a su cuerpo reaccionar. Cerraba las piernas con fuerza, como queriendo aminorar la excitación que crecía entre sus pantalones
- nhh… Smo-ya… ah… ah…- el sólo escucharle le erizaba la piel y hacía sus mejillas arder, ¿acaso nadie se quejaría por el ruido? Estaban rodeados de celdas, y por tanto, de personas, ¿por qué tenía que estar frente a un par de exhibicionistas?
- ah… ya estás chorreando… joder, que estrecho estás…
- pervertidos… son unos pervertidos…-murmuraba un sonrojado Ace, poniendo sus manos sobre su entrepierna, tocando suavemente. No, no caería a su nivel, no haría ese tipo de cosas sólo porque aquellos sonidos le estaban provocando.
Se la pasó rodando sobre el colchón, tratando de no ceder a los impulsos que le dictaba su cuerpo. Para su fortuna, toda actividad y sonido pararon después de un largo rato; al parecer habían terminado. Suspiró aliviado y volvió a acomodarse, esta vez esperando a que su cuerpo se normalizara, mas había pasado tanto tiempo escuchando a esos dos que se había hecho tarde, y antes de que se pudiera dar cuenta, se había quedado dormido.
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A la mañana siguiente, los guardias bajaron al área de celdas para “lavar” a los competidores del coliseo. Su ducha consistía en un balde de agua fría, una toalla, una esponja y una diminuta barra de jabón. Les despertaron a gritos y dejaron los implementos de limpieza dentro de cada celda, después regresarían a recoger los baldes.
Ace permaneció acostado, esperando a escuchar su celda abrirse para intentar otro plan de escape, pero eso jamás pasó. Extrañado, se levantó del colchón y miró enfrente, realmente no le habían dejado nada… oh, era verdad, nada de aseo, atención médica o comida hasta que consiguiera tres victorias, o al menos eso decían las reglas. Se estiró un poco antes de levantarse, tendría que pensar en otra cosa para escapar. Justo pensaba en eso cuando, casi sin darse cuenta, miró en la celda de enfrente… Law estaba de espaldas, completamente desnudo mientras se frotaba con una esponja, haciendo una suave espuma sobre su morena piel. Pero lo que llamaba la atención del pecoso no era el hecho de que el agua de Law estaba tan caliente que expulsaba vapor, tampoco los tatuajes que se esparcían por todo su cuerpo, sino aquella viscosa y blanca sustancia bajando lentamente por sus muslos, diluyéndose lentamente con el agua que vaciaba para enjuagarse, perdiéndose dentro de la coladera que había debajo del lavadero.
- ¿te gusta la vista, pecoso?- habló burlón el moreno al notarse observado, abriéndose un poco las nalgas para dejar caer el semen más fácilmente
- no… no estaba mirando…- sonrojado, Ace desvió la mirada, tratando de disimular un poco
- oh, entiendo. Nunca has tenido sexo, ¿verdad?
- no veo por qué deba responderte… pero admito que nunca había visto a otros teniendo sexo
- y yo que pensé que serías un voyerista más- rio leve mientras comenzaba a enjuagarse
- ¿acaso haces eso todas las noches sólo para conseguir agua caliente?
- la mamada fue para el agua caliente y otros pequeños lujos… lo demás… lo hago por asuntos que no te conciernen…
- y si… si yo hago lo mismo… ¿puedo salir de aquí?
- ¿cuántas veces tendré que repetirlo? Sólo puedes salir de aquí ganando el juego o muriendo en el intento. Pero es verdad que puedes vender tu cuerpo por algo más que agua caliente o una ración extra de comida… depende de qué tan hábil seas para negociar…
- entonces… ¿puedo saber a dónde se llevaron a Luffy?
-… quizá… pero de nada te servirá esa información si no sales de aquí primero…- se secó y volvió a ponerse la ropa que llevaba; les cambiaban las prendas una vez a la semana o si se rompían demasiado, así que no había más- y también… debes saber elegir a los guardias, la mayoría no son confiables…
- eso supuse, igual no voy a hacerlo aun... [[quiero… sentir su toque un poco más, sólo… un poco más…]]- pensaba el pecoso mientras paseaba sus manos por sus brazos, labios y rostro; aun no podía creer que estuviera ahí por culpa de la persona que más amaba… si tan sólo no hubiera bajado la guardia, si se hubiera dado cuenta antes que su amor no era tan fuerte- Luffy… -murmuró bajo, sintiendo cómo el llanto se acumulaba en sus orbes; necesitaba saber que estaba bien…
- se acabó el baño, señoritas- un grupo de guardias llegó y de pronto habló uno de ellos, seguramente el jefe- recojan todo- le ordenó a los demás, quienes enseguida comenzaron a recolectar las cubetas, toallas y jabones- pongan atención zorritas, voy a nombrar a los peleadores de hoy- un guardia que estaba a su lado le pasó una tabla con unas hojas de papel- usuario de la baku baku no mi, Wapol. Usuario de la moku moku no mi, Musshuru. Usuario de la mera mera no mi, Portgas D. Ace. Usuario de la bomu bomu no mi, Mr. 5… -y la lista siguió hasta tener un total de dieciocho competidores. Después, el guardia comenzó a tomar nota de los diez usuarios que podrían salir a ver las peleas, aunque siempre se les daba preferencia a los que ganaban las batallas o les hacían algún “favor” a los guardias
- yo quiero ir- de pronto, Law levantó una mano, logrando que el guardia enarcara una ceja antes de sonreír. Si el moreno quería salir era porque quería estudiar a todos sus posibles contrincantes, seguramente quería ver esa vez al usuario de la mera mera no mi, el nuevo en el coliseo, y al usuario de la doku doku no mi, quien, si salía victorioso, llegaría a las 50 victorias
- en veinte minutos inician los duelos- habló el guardia antes de salir de ahí con todo su séquito, debían organizar todo para los duelos de ese día
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A las nueve de la mañana, todos los días, las peleas entre usuarios daban inicio. El coliseo siempre estaba lleno, teniendo como espectadores principales a los nobles conocidos como tenryuubitos y las personas “normales” aficionadas a las peleas entre usuarios de las frutas del diablo. Las peleas se dividían en dos bloques: las peleas de novatos y las de supernovas. Ese día, habría dieciocho competidores de nivel uno y tan sólo dos del nivel supernova. Cada pelea se anotaba en un tablero fuera del coliseo para que los civiles interesados pudieran estar enterados sobre las peleas, además, los nobles mundiales eran informados también, así ellos decidían si asistir personalmente a los combates o si los mirarían con ayuda de los den den mushi.
El coliseo era una gran estructura redonda con gradas de diferentes niveles alrededor; en la parte más baja, cerca de la arena de combates, estaban los Tenryuubito, después de ellos había una pared y enseguida estaban los asientos para los civiles. De cada lado de la arena había cuatro jaulas de kairouseki; una para los usuarios combatientes de nivel novato, otra para los supernovas, la tercera para los usuarios que asistían a ver las peleas y la última era por donde los usuarios heridos eran atendidos, o en el peor caso, se guardaban los cadáveres de ese día hasta que las batallas finalizaran. Junto a esta última jaula había una puerta, la cual se abrió repentinamente, dejando pasar a un hombre de traje colorido con un micrófono en mano.
- ¡¡Damas y Caballeros!! ¡¡Tenryuubitos que nos bendicen con su honorable presencia!!- habló el hombre una vez que estuvo a la mitad de la arena- ¡¡sean bienvenidos al coliseo del Archipiélago Sabaody!! ¡Hoy les tenemos preparadas batallas que les dejarán con la boca abierta!- el escándalo del público resonó en todo el edificio- ¡la primera batalla de hoy estará a cargo de dos poderosos novatos! ¡Con un total de catorce victorias consecutivas y ninguna derrota, el usuario de la noro noro no mi, “El Zorro Plateado”, Foxy!- la reja se abrió y de ella salió un hombre medianamente musculoso, con brazos delgados, una larga y extraña nariz roja y el cabello negro en punta y partido en dos. Hacía la señal de victoria mientras caminaba al centro de la arena, confiado de que ganaría ese día también- ¡Y por primera vez en el coliseo, con el poder de la mera mera no mi, el novato Puños de Fuego, Ace!- mientras el pecoso caminaba hacia su oponente, analizaba con la mirada el lugar… había den den mushi con cámaras por todo el coliseo y guardias en cada salida y por detrás de los tenryuubito. Podía distinguir a algunos usuarios entre ellos, así que el coliseo no era de kairouseki, pero debería haber algo del material en algún lugar además de las jaulas.
Ace se puso frente a su oponente y suspiró; no quería pelear, no quería lastimar a nadie y mucho menos darles el gusto a esos infelices nobles de verles pelear entre ellos; pero si quería ver de nuevo a Luffy, no tenía opción. El presentador corrió hacia la puerta por donde había entrado y se detuvo antes de entrar
- ¡¡COMIENCEN!!- gritó antes de cerrar la puerta y aparecer dentro de la jaula para los derrotados; justo después de eso se escuchó una campana, dando inicio al combate
- ¡noro noro beam!- dijo el otro apenas sonó la campana, lanzando un rayo blanco que dio directo al pecoso
- ¡el Zorro Plateado es el primero en atacar usando su rayo de fotones noroma!- narraba el hombre del micrófono- ¡y puños de fuego es fácilmente alcanzado!
El cuerpo de Ace se volvió pesado e increíblemente lento, haciendo que el poder de su fruta del diablo también se ralentizara. Foxy sacó un par de guantes de box que estaban atados de la parte trasera del pantalón corto que llevaba, se los puso rápidamente y le lanzó una lluvia de puñetazos a su oponente. En ese momento, Ace no pudo evitarlos y tampoco pudo sentir dolor, pero al cabo de treinta segundos, el efecto del ataque del otro pasó y salió disparado debido a aquellos golpes, sintiendo unos de lleno.
- tks… joder…- aquel ataque sorpresivo le desconcertó, en realidad no estaba seguro del poder de su oponente, podía deducirlo con algunas pruebas- ¡Higan!- formando un par de pistolas con sus manos, el pecoso lanzó balas de fuego con el enemigo, quien enseguida usó la misma técnica que antes, haciendo que las balas fueran lo suficientemente lento para correr y escapar de su alcance- ¡Enjoumou!- una pared de llamas rodeó a ambos contrincantes, evitando que su enemigo saliera de su rango de alcance- ¡Hotarubi Hidaruma!- lanzó una serie de pequeñas esferas fosforescentes con sus manos, las cuales rodearon a Foxy y comenzaron a atacarle.
- ¡noro noro beam!- el zorro plateado intentaba detener el ataque de su enemigo con sus rayos, pero venían de muchos ángulos, por lo que no pudo detener todos. Las pequeñas luces se volvieron en un color naranja antes de quemar todo lo que estuviera a su alcance
- 25, 26, 27…- Ace contaba los segundos que habían pasado, notando que sus rayos perdían efecto al cabo de treinta segundos; además, su contrincante no podía contra ataques consecutivos
- ¡y puños de fuego parece tomar la delantera! ¡sus llamas lo queman todo!- la gente enloquecía; unos de felicidad, pues el novato les estaba dando una gran cantidad de dinero al apostar a favor de él- ¡¿podrá el Zorro Plateado hacer algo?!
- ¡Puños de Fuego! ¡Puños de Fuego!- le aclamaba el público a coro; pero lejos de sentirse orgulloso, aquello le repugnaba.
- ¡las llamas están apagándose, ¿estará bien el Zorro Plateado?!- tras disiparse el fuego de su último ataque, Foxy aún seguía de pie… ¿o no? Los presentes quedaron en momentáneo silencio al ver a Foxy disfrzado de chica, permaneciendo sentado en una pose dramática sobre el piso.
- ¡no me golpees por favor!- dijo con falso acento femenino- ¡soy una bella damisela que no sabe cómo terminó aquí!
- debe ser una broma…- el pecoso suspiró, ¿quién caería en una trampa tan estúpida?- ¡Hiken!- lanzó un nuevo ataque contra Foxy, siendo ése el poder que le daba su apodo (Puños de Fuego)
- ¡y la técnica del Zorro Plateado no ha funcionado! ¡Pero detiene el ataque de Puños de Fuego con su rayo!
- ¡Fueeeh feh feh feh!- reía altanero Foxy- ¡tal vez me hayas descubierto, pero no podrás contra mi técnica final!- golpeó sus guantes entre ellos, sacando unas púas que recubrían los guantes- ¡noro noro beam!- pero antes de que el rayo le alcanzara, el cuerpo de Ace se dispersó en llamas, esquivándolo fácilmente
- ¡los poderes de un usuario logia son impresionantes! ¡no parpadeen!- una bola de fuego rodeó la arena, haciendo a más de uno cerrar los ojos debido a la intensidad de las llamas- ¡¿qué ha pasado?! ¡¿qué ha pasado?!- el narrador intentaba ver, sin embargo no lo logró hasta que las llamas desaparecieron. Esta vez, Foxy estaba completamente noqueado en el piso, con quemaduras y golpes por todo su cuerpo- lo… han vencido… ¡El Zorro Plateado ha sido derrotado! ¡El ganador de esta batalla es Puños de Fuego Ace!
Y mientras los aplausos y gritos ensordecían a la audiencia, un grupo de guardias entró a la arena; unos recogieron a Foxy mientras otros le ponían esposas de kairouseki a Ace para regresarlo a su celda.
Permaneció encerrado ahí, escuchando las batallas que se llevaban a cabo. No le gustaba saber que su hermano tendría que hacer lo mismo, no quería que Luffy lastimara a alguien más o que saliera lastimado, tan sólo quería protegerle con todas sus fuerzas… lo encontraría no importando lo que costara…
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Los usuarios eran regresados a sus celdas después de las batallas, unos victoriosos, otros derrotados, y ese día, había sabido de la muerte de uno de ellos, también logró escuchar que un tal Magellan había llegado a las 50 victorias y había elejido convertirse en guardia del coliseo. Después de las batallas, los usuarios espectadores también regresaron. Ace permanecía sobre el colchón, sentado, tratando de soportar la fatiga, el hambre y el dolor a causa de los golpes de Foxy, pero el que más dolía era el que Smoker le había dado en el vientre cuando intentó escapar. Por el momento, nadie podía revisarle hasta que ganara al menos tres veces… y también debía esperar por comida.
Y justo pensaba en comer cuando los guardias llegaron con las raciones de ese día; el pecoso se moría de hambre y no podía tener ni siquiera una gota de agua. Sería difícil pelear en esas condiciones dos veces más antes de probar al menos un bocado, ni siquiera tenía idea de con quién pelearía la siguiente vez. El pecoso divagaba en sus pensamientos cuando algo llegó rodando a su celda, una pieza de pan pasó entre los barrotes y se detuvo justo a él. Confundido, el pecoso levantó el trozo de pan y miró hacia enfrente, justo donde Law comía tranquilamente
- ¿por qué?- le preguntó Ace a su vecino de celda
- si no lo quieres no te lo comas, haz lo que quieras con…- pero justo cuando levantaba el rostro para mirarle indiferente, se dio cuenta que el pecoso comía desesperado aquel miserable pedazo duro de pan, incluso levantó las migajas que habían caído al suelo y se las comió como si fuera el más delicioso de los banquetes. A Law tan sólo se le resbaló una gota de sudor por la frente, aquel chico era un verdadero enigma.
Pese a su apariencia atolondrada e infantil a causa de las pecas de su rostro, Ace era demasiado astuto, quizá podría obtener algún provecho de él y de su fruta del diablo; hace mucho que no veía a un usuario logia y realmente le llamaba la atención. Le observó un momento antes de que el chico cayera dormido en su cama, al parecer ya se había resignado a estar en ese lugar… aunque… parecía que iba a llorar en cualquier momento…
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En alguna otra parte…
Llegó al coliseo después de un largo viaje, estaba cansado, pero no era el dolor en su pecho el que realmente le molestaba. Bajó de su pequeña embarcación junto con su pequeño botín; un chico de cabello negro, pantalones cortos azules, chaleco rojo y sandalias que hacían juego con su sombrero de paja. Cargó la red de karouseki donde tenía atrapado al chico y se la echó al hombro mientras caminaba hacia el edificio.
- ¿por qué lo hiciste?- logró murmurar el chico apenas mientras miraba confundido a aquel hombre que, en algún momento, consideró uno de sus mejores amigos ¿por qué…?
- lo siento Luffy, es mi trabajo- no se sentía nada bien; había actuado por mero instinto, pero ¿en verdad esos dos hermanos se merecían aquello? Luffy era prácticamente un niño, y Ace… amaba Ace, siempre lo había hecho
- Ace confió en ti… te ama…
- ¡¿y por qué no me lo dijo antes?!- le gritó encolerizado al chico- ¡¿por qué no me dijo que eran usuarios antes de que entrara a todo esto?! ¡¡no es más que un idiota!!
- oh vaya, estás de regreso- al verle, el encargado del coliseo corrió hacia él mientras sonreía y se frotaba las manos- ¿qué me has traído esta vez?
- su nombre es Monkey D. Luffy- bajó su “paquete” frente aquel hombre, tratando de parecer frío, más frío de lo normal- su fruta es la gomu gomu no mi
- oh~ un usuario tipo paramecia~ -se agachó a mirar al nuevo espécimen- mmm… es algo joven y no creo que sea bueno para la pelea, te daré 50 mil berries por él
- ¿sólo cincuenta? Eso es menos de la mitad acordada, no te quieras pasar de listo conmigo
- lo siento, lo siento. Pero ya te he dicho que no parece tener mucho potencial; llévalo a otro sitio si quieres, aunque no creo que haya alguien que te dé más de lo que te estoy ofreciendo~
- bien, que sean 50 mil entonces
- …- el hombre sonrió macabro y sacó de sus ropas un pequeño costalito con dinero- esto es para ti, haz hecho un buen trabajo como siempre- el otro tan sólo se dedicó a contar sus monedas mientras se llevaban al hermano menor del pecoso- ha sido un placer hacer negocios contigo~
- ¡espera idiota, suéltame!- Luffy no se movía, pero aún tenía fuerzas para protestar- ¡te he dicho que me sueltes! ¡Quiero ir con Ace! ¡¡ACE!!
- calla mocoso- no dudó en darle un fuerte golpe al muchacho con un bate de kairouseki, dejándolo al fin inconsciente; al menos así no armaría un escándalo
- ¿qué hice?- se maldijo mientras paseaba sus manos sobre su cabello; conocía a los hermanos D. desde hace años, los quería a ambos, y a Ace… simplemente no podía vivir sin él… ¿por qué les entregó entonces?
Enojo, así de simple. Estaba enojado con ellos por no haber confiado en él, por esconderle algo tan importante como sus poderes; si lo hubieran dicho desde un principio ni siquiera se les habría acercado… si hubieran esperado un poco más para decirle, quizá no se dedicaría a cazar a los usuarios y les habría protegido… pero no se lo dijeron hasta hace unos días, ¿cómo esperaban que lo aceptara así como así? No, él no tenía la culpa de nada, ellos le traicionaron primero…
Continued…