-Como de dos o tres meses, quieren que para el inicio del nuevo ciclo ya quedes tú como el profesor, aunque yo no creo que sea posible. Más bien, serás el ayudante o el suplente. Eso sí pueden hacer.- le restó importancia encogiéndose de hombros.
-Eso espero, será menos pesado ser el ayudante.- dije atando las agujetas de mis tenis.
-¿Qué te pasó en la mano?- preguntó apuntándome. –¿Podrás jugar?- me miró un poco preocupado, negué lentamente.
-Tuve un percance en la mañana.- dije escociendo mi mano tras la toalla, ya había atado mis agujetas.
-¿Pero podrás jugar?- yo, realmente espero que sí, no presente el examen de admisión, debería de esforzarme en esto que es lo único que tengo.
-Sí.- contesté rápido. –Tú no te preocupes por eso.- sonreí mirando mi mano. –Solo fue un rasguño, pero me gusta exagerar y por eso la venda.- ojala y fuera cierto, pues varios rasguños por el espejo y luego los golpeas a la puerta no sólo me abrieron más las heridas, sin que me lastimé los nudillos.
-No seas un exagerado, tendrás que quitártela para el partido, es contra las reglas que uses guantes, creo como mínimo cintillas en los dedos.- espero que para esa hora ya esté todo bien.
-Lo sé.- dije levantándome de la banca. –En la mañana hablé con Taemin.- salí de su diámetro para ir a mi casillero.
-¿Le conteste lo del faje?- preguntó sorprendido, mirándome pero al tiempo, levantándose de golpe.
-Dime que era mentira para ahorcarte.-
-No, no, yo no te mentiría con algo así.- se apresuró a decirme. –Sólo no esperé que se lo dijeras.- rió incómodo volviendo a sentarse en la banca.
-Dime que es verdad.- si no lo es, abré metido la pata bien al fondo. Y las dos.
-Sí fue verdad, te lo dije, el día de la recepción. Pero no creí que se lo dijeras ¿cómo afectó eso tu relación?- preguntó mirándome, me giré para abrir mi casillero y meter la toalla húmeda.
-La terminó.- dije arrancado la foto que tenía de él para no romperla, no doblarla, solo dejarla bocabajo, no quiero verla.
-Wow, ¿en serio?- escuché que se levantó para caminar hacia mí. –¿Y cómo te sientes?-me tomó el hombro por lo que lo miré. –Le decías Muñeco.-
-Lo que importa ahora es la Final, Nicky, luego lo que sigue.- cerré el casillero y lo aseguré con la clave. Me giré y lo vi cerca de mí. –Realmente quiero ganar.- lo miré a los ojos, luego sonreí.
-Siempre te me has hecho una persona atractiva.-
-No abuses.- dije riendo, eso me recuerda a ChangMin. Me pregunto si habrá llegado a Seúl o se quedaría en Icheon y lo que es más, si ya llegó a casa o no.
-No es abuso.- dijo.
-Lo siento así.- intenté sonar bien y por suerte lo pude hacer, pero eso no evitó que mi visión empezara a hacerse borrosa, además de sentir las lágrimas caer por mis mejillas. Usando la venda en mi mano, las sequé. –Me peleé con todo el mundo.- reí lastimoso por eso, ChangMin, luego Taemin, para terminar con Key y Jonghyun.
-Bueno, yo aun estoy aquí.- Gracias.
-Lo mejor será salir y buscar a Oda, antes de que empiece el partido me quitaré la venda, ¿te quedarás a verlo?- intenté recomponer postura, y al hacerlo me giré, él me miraba atento, pero sonriendo.
Se acercó a mí, pasó su mano por mi oído llevándose cabello con él para acomodarlo mejor. Eso, eso me gustó.
-No hagas eso.- le dije riendo, retirando con mi mano la suya. Pero entrelazó nuestros dedos además de jalarme, al chocar contra su cuerpo me aventó contra los casilleros. Me sentía extrañamente acorralado.
De nuevo sus labios se posaron sobre los míos pero esta vez no era un roce entre nosotros, sino algo más, movía sus labios a prisa por lo que tardé en corresponderle.
-¡Choi!- más un silbatazo del exterior. Puse mi mano sobre su mentón para retirarlo, para mi sorpresa ya estaba agitado. –¡Necesito hablar contigo!- el entrenador.
-Nick…-
-Un segundo más.- susurró llenó de deseo para volver a besarme, intenté corresponder con la misma agresividad que él lo hacía. Si pudiera describir este tacto, succionarme sería lo mejor que encontré.
Cuando nos separamos, él aun lamió mi comisura derecha y luego me miró a los ojos.
-Suerte, Capitán Choi.- rió una vez más para soltarme.
-Gracias.- contesté para separarme de los casilleros y salir de los vestidores, justo venía el resto del equipo para acá. Alcancé a ver a Niel pero tan sólo cruzamos miradas me ignoró, lo que igualmente hice.
-Entrenador.- me acerqué trotando a él.
-Me dijeron que estabas lesionado.- me detuve por completo. –Muéstrame esa mano.- por acto reflejo la escondí tras mi espalda.
-No es nada grave, me corté en la mañana pero ya está mejor.- me encogí de hombros mientras reía. Lo peor que podría pasarme es que no me permitan jugar no después de todo lo que vivido hoy.
-Muéstrame la mano.- habló serio, me rendí mientras se la tendía. –¿Qué fue lo que te pasó?- empezó a sacarme la venda, comprimí mis ojos por el dolor que me provocan las fibras al jalar las costras que ya se habían formado.