Todos volteamos al frente, de inmediato comencé a escuchar los murmuros de las personas, me levanté de la banca y volteé a ver a Sooyoung.
-Perdóname, pero… sí te quiero y me gustas pero no sé si quiero pasar mis días contigo, lo siento la boda se cancela.- mi quijada cayó hasta el suelo al escuchar eso, pero sin duda lo que me descolocó aun más fue que Sooyoung saliera corriendo, mientras pasaba por el pasillo se quitó el velo y lo arrojó al suelo.
Sentí varios golpes en mis hombros producto de que sus amigas salieron tras ella y me golpearon de paso. Incluso una de ella me pisó, suerte que los botines que quedan grandes sino me hubiera amputado el dedo.
-PinKey.- dejé de sobarme el pie para mirar a Jonghyun que ya estaba frente a mí. –Para ti.- me tendió una flor que sacó de los arreglos florales, la tomé e incluso aspiré su aroma. –¿Y ahora?- me preguntó sentándose a mi lado.
-No lo sé.- contesté mientras volteaba a ver la entrada, no había rastro de las chicas o de Sooyoung. –Estuviste hablando toda la ceremonia.- le dije para girarme y sentarme bien, mientras tanto escuchaba como la gente salía se preguntaba qué había ocurrido. Vaya lio en el que se metió Sooyoung.
-Jessica quieren con Sooyoung y le sugerí sutilmente que se opusiera, pero negó en todo momento, luego salió.- se sentó más cerca de mí. –¿Y ahora?- preguntó.
-Espera, mi celular vibra.- le dije y él asintió, también se levantó para salir o ver qué sucedía con el resto de las personas. –¿Hola?- contesté. –¿En dónde diablos estás? Toda la gente se ha vuelto loca.- me quejé y volteé a ver, Jonghyun está junto a los demás que se preguntan qué pasó, solo espero que no les diga que sutilmente le pedía a Jessica oponerse. –¿El novio?- volteé a ver hacia el frente pero tampoco estaba. –No está.- me pregunto a dónde habrá ido. –Claro y que linchen al chico bonito, no te creas, yo me encargo de esto ¿pero te veré en la recepción?- volteé a ver a Jonghyun que ya venia caminando hacia mí con otra rosa en su mano. –Ok, ten cuidado y suerte, nos veremos.- finalicé la llamada y suspiré mientras guardaba mi celular.
-Otra para ti.- me la entregó así que sonreí mientras la tomaba. –¿Quién era?-
-Hoy andas un poco raro, me has dado dos rosas.- se las mostré y él sonrió juguetón. –¿Qué hiciste?- lo miré divertido pero entrecerrando los ojos.
-Nada.- se encogió de hombros. –No tengo que haber hecho algo malo para regalarte dos rosas.- pasó su mano por mi cadera. –Además son gratis.- rió y yo también.
-Jejeje gracias. Era Sooyoung dice que nos ve en la recepción y que me haga cargo de la situación, ofreceré una disculpa pública y luego nos vamos a buscarla, ¿te parece?- le pregunté mientras tomaba sus manos dejando los tallos de las rosas entre la suya y la mía.
-Está bien. Vamos te acompaño.- asentí y soltó una de mis manos, ambos comenzamos a caminar hacia el frente en donde estaban los novios y aun estaba la persona que los iba a casar.
…
Me estacioné frente a mi casa, apagué le motor del auto y subí los vidrios. Volteé a ver a Jonghyun aun estaba recostado sobre el asiento del copiloto con los ojos cerrados.
-Llegamos.- susurré mientras le quitaba los seguros a las puertas desde el mando de la mía. –¿Te sientes mal?- lo miré preocupado, me quité el cinturón de seguridad para poder acercarme a él. Puse mi mano sobre su frente para tomar su temperatura pero no, está normal. –¿Jonggie?-
-No estoy enfermo, solo tengo sueño. Ayer pasé mucho tiempo intentando hacer que el motor funcionara.- acomodó el asiento y luego abrió la puerta para salir, así que asentí y lo seguí. Después de salir por completo del auto le puse alarma y caminé hacia mi casa. Jonghyun estaba de pie a un lado de la puerta.
Llegué a su lado y giré la perilla, noté que estaba cerrada con llave, así que tuve que volver a sacar mi llavero y de ahí la llave de la puerta. Después de abrir lo dejé pasar para dejarlas sobre la mesa de centro en la sala de estar.
-¿Entonces aun no funciona el motor?- le pregunté mientras caminaba hacia la cocina, serví dos vasos de agua para llevarlos a la sala de estar, pero antes de salir por completo regresé solo para ponerle dos cubitos de hielo a un vaso, quizás así me pueda tranquilizar.
-No, hasta lo pateé pero nada de lo que hago sirve.- llegué a la sala de estar y le entregué un vaso con agua, él lo tomó y miró. –¿Por qué el mío no tiene hielitos?- pasé hasta sentarme a su lado con mi vaso en la mano.
-No creí que quisieras con hielitos.- le contesté. –Te puedo pasar uno del vaso, o mejor voy a la cocina a ponerle uno.- me levanté de nuevo. –Ya vuelvo.- intenté salir de la sala pero sus piernas me lo impedían.
-Pásame uno de tus hielitos, así no caminas.- sonrió mientras me regresaba al sofá. –Pero primero toma agua, habías dicho que tenías sed.- asentí mientras me daba el vaso. Alcé una ceja extrañado pero al fin lo tomé. Comencé a beber del vaso con agua, me sentía nervioso porque me miraba y sonreía. Al terminar el primer trago bajé el vaso y lo miré.
-Haz de estar estresado por lo del motor.- susurré mientras regresaba el vaso a la mesa de centro. Jonggie asintió. –¿Te gustaría un masaje?- le pregunté haciendo que asintiera sonriendo.
-El motor me saca canas, no funciona.- me levanté para que pudiera acostarse sobre el sofá, puso un cojín entre su pecho y otro en su barbilla para no lastimarse. –Ni Minho ha podido arreglarlo.- susurró. Pasé mis manos por su espalda sintiendo cada musculo de ella.
-¿Puedes quitarte la playera?- le pregunté.
-Solo si prometes usar los hielitos.- giró su cara para verme, sonreí y yo también.
-te lo prometo.- contesté.