“No abuses” eso que le dije a Nick llegó a mi mente, además de el último beso que recibí de él y la manera en la que lo consiguió.
-…- quizá tenga razón, quizás y Taemin no quería hacerlo sino. Espera, Nicky dijo que fue el mejor faje de su vida y sobre las bonitas manos de Taemin. No pudo ser abuso si dice eso.
-No lo sé.- dijo Nana mirándome. –Aquí alguien está de más.- la miré extrañado, tanto que alcé una ceja.
-Creo que somos dos quienes estamos de más.- ahora fue Yui. Caminó hacia la lápida de mi papá en donde tomó un par de inciensos luego me miró, pero no se quedó en mí su vista, sino que fue a dar más atrás, por lo que giré mi cara por encima de mi hombro.
-Taemin.- susurré mirándolo tras una lápida.
-Sal Niño.- no quité mi mirada de él, sino que le seguí hasta que salió por completo de detrás de la lápida, se secó los ojos y luego acomodó su cabello. –Tendrán que caminar a casa, el auto es sólo para dos.- Yui tomó mi maleta y se la puso.
-Ustedes dos necesitan hablar.- dijo Nana mientras tomaba la mano de Yui y empezaban a salir de mi perímetro. –Nos vemos.- ambas se fueron.
Apenas Taemin llegó a mi lado, hizo una reverencia hacia la lápida de mi papá que me recodó a la de Jonghyun con su suegra, porque no se detuvo sino hasta pegar su frente contra el suelo. Escuché que hiperventiló pero no igual que en la mañana. Relamí mis labios nervioso y me acerqué a él.
También me hinqué para poner mi mano en su espalda y darle ánimo.
-Todo está bien.- susurré haciendo que se irguiera. Él se limpió los ojos con las mangas de su suéter. Pasé mi mano por sus hombros hasta que se recargó en el mío del lado derecho.
No sé qué hora sea, probablemente cerca de las ocho de la noche pues el sol ya se ocultó. El viento comenzó a soplar cada vez más frio hasta que temblé ligeramente.
-Feliz aniversario.- susurré apretándolo contra mi cuerpo.
-Feliz aniversario.- contestó. Buscó entre sus bolsillo algo porque nos separamos. Luego me tendió un avión de papel.
-Cuando estaba hablando con el entrenador no pude recogerlo porque estaba discutiendo si jugaba o no, cuando regresé no había nada en el suelo.- tomé el avión de papel, estaba arrugado y tenía un poco de tierra. –¿Fue el que Yui lanzó?-
-Sí.-
-Ella no sabe que hacemos esto así.- dije como excusa. Es que creo que verdaderamente no sabe lo que los aviones de papel significan para mí. –Por eso lo lanzó.-
-Está bien, lo recuperé antes de que ella lo tomara.- contestó riendo.
-“Iba eligiendo parejas para su barquito Noé, conmigo hiciste reserva y ahora veo que zarpas con él”- leí. –A qué…-
-El Mago.- susurró. –Ven a cenar a mi casa, por favor.- preferiría estar sólo y relajarme, quizás tomar un baño de una hora para estar más tranquilo mañana. –Cena de aniversario.-
-¿Por qué te quejas por un avión de papel?-
-De otra manera no me entenderías.- alcé una ceja. –Ven a mi casa.-
-Pero una queja…-
-Sólo cena conmigo y luego te vas a tu casa si quieres.- se acurrucó contra mi pecho al soplar una nueva ráfaga de viento. –Los clones se quedaron haciendo la cena. Estoy seguro de que te gustará la cocina de ellos dos.-
-Una queja.- susurré.
-¿Tú que hubieras puesto?- me miró desde abajo. Me quedé pensando mientras miraba sus ojos pero terminé negando para no distraerme. –Toma.- me entregó uno más pero por sus gestos diría que pensó “haber si este te parece”.
-“Aun sigo siendo el tonto que no sabe cómo actuar, me siento inútil en esto, siempre siendo el protegido, por favor déjame hacer que ya no sienta más miedos.” ¿En verdad te sientes así?- pregunté volviéndolo a doblar.
-Creí que sí, pero después de escuchar a Nana veo que sí.- ¿Nana? ¿Desde qué momento él estuvo ahí detrás? –Ese fue el que Yui aventó.-
-Nana está loca.- dije.
-Pero tiene razón.- reí porque no negó su locura. –Vamos a cenar.-
-Vamos.- contesté, ambos nos pusimos de pie pero tan sólo estar erguidos caímos al suelo, después de tres segundos nos comenzamos a reír. ¡Se nos entumieron las piernas! –¿Estás bien?- comenzaron a punzarme que dolía, pero era extraño el sentimiento.
-Sí pero auchis, ¡no! ¡No te muevas porque me duele!- caí sobre él así que si me muevo sus piernas punzarán. Reí un poco más por todo esto.
-Muévelas para que se pase rápido.- dije saliéndome de encima de su cuerpo para estar recostarme sobre el pasto. A los minutos me pude levantar porque sí moví mis piernas pero él no, porque no quería sentir esa sensación. No me molestó en absoluto cargarlo para salir del cementerio.
Con él en mi espalda fuimos hacia su casa, al llegar noté que había un auto estacionado en su acera pero no lo reconocí. Caminé hasta su puerta en donde lo bajé, después de que abriera la puerta entró y me dejó pasar. Encendió la luz del comedor y al llegar noté la mesa.
Tenía ya los platos preparados.