Aunque me gustaría que me preparara con su lengua, se siente mejor. Pero eso sería hacer el amor.
Delineaba lento mi entrada provocando que moviera mi cadera en busca de más contacto, pronto me penetró con uno de ellos. Pegué mi cabeza a la puerta, giré para ver por la ventana pero no venía nadie así que sonreí. Pegué mi mejilla a la puerta en un acto de sumisión y no pude evitar soltar un gemido.
Sentía como entraba su dedo y salía al mismo tiempo. Pero el gusto me duró poco porque lo retiró por completo.
-¿En-entrenador?- entre abrí mis ojos para mirarlo. Puso su dedo índice en mis labios para callarme.
-Ahora viene algo mejor.- asentí sonrojado. Abrí más mi pierna para que su miembro lograra tocar mi entrada, pasé saliva nervioso por eso. Empezó a empujar lento pero terminó arremetiendo contra mi cuerpo, entrando de una sola vez, incluso me dio un poco de gracia que haya había rebotado.
Relamí mis labios para mirarlo a los ojos.
-Te dije que como siguieras haciéndome esto, no me haría responsable.- moví mi cadera para que comenzara a embestirme. –Veo que estás ansioso.- asentí efusivamente.
-Entre-trenador… ¿qué me va a enseñaahr?- ¡eso es jugar sucio! Debería de dejar que termine de hablar para comenzar a embestirme.
-Qué NO te voy a enseñar, sería mejor pregunta.- comenzó a moverse dentro de mi cuerpo que sólo pude aférrame más a él, soltó mis manos y al hacerlo las pasé por su cuello para abrazarlo y subir ambas piernas a su cadera.
-Ah… ah.- comencé a gemir al ritmo de sus embestidas. Presioné mi cuerpo entorno a su pene haciendo que él gimiera. –No, no es justo… yo también te quiero escuchar.-
-Dame motivos para gemir.- susurró sobre mi oído provocándome un temblor delicioso. Si quieres motivos, los tengo de sobra.
Contraje mis paredes anales haciendo que lo hiciera, sonreí con superioridad.
Sus embestidas se volvieron más rápidas y profundas, por lo que mis piernas las aferré más a su cadera y mi abrazo a su cuello se intensificó.
-¡Ahh!- arqueé mi espalda separándome de la puerta. Sentí sus manos tomarme de las pompis para elevarme, me despegó de la puerta y caminó sin bajarme hacia el escritorio, en donde me recostó.
Salió de mi cuerpo y sólo lo miré, supongo que ha de ser una excitante vista porque aún conservo las piernas abiertas y mis brazos “intentan” tapar mi pecho descubierto.
-¿Profesor?- pregunté con un tono inocente.
Puso sus manos en mis rodillas y abrió mis piernas de manera obscena pero fascinante. Se situó entre ellas para volver a penetrarme, sólo que esta vez entró lento y justo cuando creí que volveríamos a hacer el amor incrementó su velocidad tan rápida y agresiva que sí, parecía un acostón.
Minho se inclinó más así que pasé mis manos de nuevo por su cuello para sentirme más firme. ¡Maldición! Me encanta todo lo que está haciendo. Su miembro entra y sale en mi cuerpo tan fácil que empiezo a pensar que tengo la capacidad de lubricar igual que las mujeres.
-Ah, ah~ Min-Minho~- comencé a negar efusivamente porque sé que no puedo gemir abiertamente, aun hay gente en el baile de graduación.
-Tae~- pasé mis piernas tras su espalda para presionarlo y que no salga de mi cuerpo. Pero de nuevo se opuso a esto pues un par de embestidas más y salió. –Gírate.- en dónde quedaron sus “¿tengo una idea?” –Tengo una idea.- oh bueno así sí.
-¿Con la mejilla contra la mesa, profesor?- después de que asintiera me levanté para girarme, estando a cuatro comencé a bajar hasta que mi mejilla tocó el escritorio. Me siento travieso así que pasé mis manos a mis pompis, separándolas. –¿Entrenador?- sus manos se posaron sobre las mías, se sintiente calientes.
-Shh.- susurró situando su glande de nuevo contra mi entrada, presionó lo suficiente para penetrarme de nuevo, una vez hecho sus embestidas esta vez sí fueron lentas, sentía claramente como mi cuerpo se abría y cerraba después de él.
Suspiré y medio noté que salió vapor de mi boca, estará haciendo frio pero no lo siento. Fue buena idea darle la pastillita a Minho, sino estuviera temblando o lo que le sigue. Hipeé haciendo que Minho gimiera.
-Ah, ah… hip… ah ahp~- tonto hipo no me deja gemir a gusto.
-Ahhh~ no, no hagas eso.- me embistió tan fuerte que fue proporcional al hipo que solté. –O no, olvídalo, me matas cuando lo haces.- sonreí satisfecho.
Pero esa sonrisa se fue con un nuevo hipo. Intenté taparme la boca para no hacerlo más pero sentía que se hacía más fuerte, incluso veía mi pecho contraerse.
Arqueé mi espalda al sentir tocar mi próstata y como añadido un hipo más, lo que hizo que contrajera intensamente mis paredes anales, provocándole a Minho el orgasmo sintiendo sus disparos calientes dentro de mi cuerpo. Aun no salía de mí, seguía presentado hipo sin detenerlo.
-¿Estás bien?- preguntó pasados unos minutos, salió de mi cuerpo lento que me sentí vacio cuando lo hizo por completo. –¿Te estás enfermando?-
-¿No te tomaste la pastillita?- no debería de preguntarme todo esto si se la comió, si no mal recuerdo la ultima vez era sólo sexo, sexo y más sexo.
-No.- bueno~ eso explica algo.