-¿Dos días?- preguntó nervioso.
-El miércoles, el día del campeonato.- le acordé por si ya se le olvidó.
Le mostré una colección de diez dardos rojos y un blanco. Sonreí al ver su cara de pánico, caminé hacia él y pegué el blanco en su pecho, pero por supuesto abrí su camisa para ver todo su abdomen. Luego regresé a enfrente de la cama.
-¡¿Por qué si tienes una puntería de diez no te quistaste?”- imité el tono de voz de YoungMin. –Porque una vez ChangMin dijo “Si haces cosas con él luego te deberá el favor y tendrá que hacer lo que tú quieres también.”- sonreí mientras escogía el primer dardo, escuché que maldijo a ChangMin y eso me hizo sonreír más. –Cariño.- le mostré el primer dardo.
-Minnie, no tenemos por qué revivir ese episodio.- incluso hizo la señal de alto con sus dos manos aprensadas.
-¿Izquierda o derecha?- pregunté.
-Podemos olvidar lo que sucedió el miércoles. No hay necesidad dé.- guardó silencio al mismo tiempo una línea roja se formaba en su pómulo. Vi en sus ojos el miedo e incertidumbre mientras una pequeña gota roja escurría por su mejilla derecha.
-¿Arriba o abajo?- pregunté otra vez tomando un nuevo dardo. Miré lo puntiagudo que era, toqué la aguja logrando pincharme el dedo. –Auchis.- susurré mientras veía como se formaba un puntito rojo.
-Abajo.- contestó bajito. Sonreí y lo lancé de nuevo se clavó en su cabecera pero cerca de su cadera. Vi que aun estaba asustado y eso me divirtió más.
-Mira.- le mostré el avión rosado que había recogido del suelo, Minho lo vio sorprendido. Lancé el avión de papel lento para que pudiera volar bien pero ni bien salió de mis dedos lancé un dardo más que interceptó al avión llevándoselo consigo hasta que se clavó en el marco de una fotografía que tenía colgada en su pared tras su cama.
Él volteó a ver el avión.
-¿De dónde lo sacaste?- preguntó asustado.
-¿Es de quién creo que es?- pregunté tomando un nuevo dardo. –Estaba ahí tirado.- apunté molesto la parte del suelo en donde estaba el avión de papel. –¡Te lo mando Yuri bitch ¿verdad?!- perdí el control por dos segundos y cuando lo recuperé sólo tenía dos daros más, el resto estaban en la pared tras de Minho, y él totalmente sorprendido y asustado.
-Pu-puedo explicarlo.- susurró asustado. Intenté calmarme para caminar por una corbata que estaba sobre un montón de ropa, la tomé y jalé para ver qué tan resistente era. Es muy firme y gruesa la tela.
-Se me ocurre algo.- caminé de regreso a estar frente a la cama mientras me cubría los ojos con la corbata. –Wow, qué tela tan buena, no veo nada.- creí que podría mirar un poco a través pero nada de nada. Caminé y choqué contra su tocador pero logré tomar los dardos restantes.
Volvió a acomodarme frente a la cama, tomé el dardo para intentar lanzarlo.
-La verdad es que nunca lo he intentado, en el campamento del circo nos lo enseñaron pero jamás lo practiqué con los ojos vendados. Espero que salga bien.- afirmé mis pies al suelo para estar cómodo. –Sabes rezar, ¿verdad?-
-Confió en ti.- sonreí como bobo al escucharle decir eso. –Pero sí, también sé rezar.- fruncí el entrecejo.
-Tienes cinco segundos para encomendarte a Dios.- dije con un tono amenazante.
-Lo tienes al revés.- awww~ incluso todo asustado se preocupa por mi seguridad. Giré el dardo incluso sentí que sí ya estaba bien.
-¿Está apuntándote?- sólo para cerciorarme.
-Sí.- no sabes cómo te amo, Choi Minho.
Saqué la punta de mi lengua mientras balanceaba el dardo para terminar lanzándolo.
-Ahh.- estoy seguro de que el alma de Minho salió con ese gritito.
-¿Peluche?- pregunté levantado la corbata de mis ojos, él tenía los ojos presionados tan fuerte que seguro se está lastimando al mismo tiempo tenía sus manos juntas y sujetándolas fuerte.
-¿Estoy vivo?- preguntó así que reí un poco. Aun no abre sus ojos por lo que caminé hasta llegar a la bolsa negra de donde saqué otra cosita que compré. Me subí a la cama mientras abría la paleta de chocolate.
Tomé sus mejillas cuando estuve frente a él, haciendo que lentamente abriera sus ojos, al hacerlo por completo le di un beso suave pero húmedo sobre sus labios, mientras seguía sintiendo la textura suave de ellos fui acercando la paleta de chocolate.
Me separé un poco de sus labios para introducir la paleta entre nosotros y el morbo se apoderó de mí al imaginarme ¿un trió? Comencé a mover el falo de chocolate entre ambos simulando un vaivén, lograba sentir su lengua pasar por la extensión del falo pues chocaba con la mía. Me retiré de sus labios pero dejé la paleta en los suyos, manipulé la misma, entraba y salía de la boca de Minho que comencé a excitarme.
Me miraba a los ojos mientras lamia la paleta, deslizaba su lengua por el largo de la misma que comencé a desesperarme.
Minho retiró su cabeza hacia atrás sacando el falo por completo, me miró mientras delineaba con su lengua el glande y este se hacía más pequeño pues se comía el chocolate. Llevé mi mano a mi entrepierna para comenzar a tocarme, me imaginaba que era a mí a quién le hacía eso y no a la paleta.
-Ah, ah Minho…- gemí leve mientras masturbaba mi miembro.
-¿Te gusta lo que ves?- susurró volvió a empezar el vaivén sobre la paleta. Les gust