-¡Hyehyon yo no grité esta vez!- hubiera preferido que me volviera a mojar a que me lanzara… miré a Jessica que estaba asustada, incluso paralizada y al lado de su cabello un dardo estaba clavado.
Me giré de inmediato teniendo escenas retrospectivas de cierta persona.
-Chiquillo.- susurré sonriendo al ver al niño de Minho. Pero recordé también la ultima charla que tuve con él. Me giré par darle la espalda. –De verdad Jessica te encargo más lo del libro, lo de Tiffany quedará en tu consciencia si no lo haces.- desperté a Jessica de su estado paralitico.
-Sí, sí, claro, yo le digo.- parece que está nerviosa.
-¿Quieres un dulce o algo? ¿Café?- para que recupere mínimo el color en su cara.
-N-no, estoy bien, gracias.- se tocó el cabello e iba a reírme pero no lo hice, sino que sólo pude reprimir mi risa nasal al ver que un mechón de cabello mediano salía entre sus manos. O usa extensiones o le cortó el cabello.
-Cuídate.- me despedí de ella. –Y El Psicoanalista.- le recordé para girarme y caminar hacia la salida de la biblioteca.
Pero ni bien pude hacerlo en par de copias obstruyeron la puerta, uno más de labios grandes me tomó del hombro para lanzarme hacia el pasillo de libros infantiles, de ahí otro más de piel más oscura que la mía me empujó al fondo en donde otro más me pateó hasta doblar al pasillo de filosofía, en donde después de tambalearme miré la sonrisa del chiquillo.
-Nos volvemos a ver, Mago Barato.- susurró sonriendo, pero yo también lo hice.
No dije nada, sólo asentí y me giré para irme, pero el pasillo estaba bloqueado por dos espaldas, caminé hacia el infantil y habían otro dos, me giré y vi un estante. Estoy atrapado.
Suspiré incomodo pero caminé hacia el pasillo de niños para empujar a ambos y poder salir, pero el mismo de labios grandes me regresó.
-¿Ahora tratas de huir?- presioné los ojos divertido, tengo un voto de silencio por Minho para su niño, no voy a romperlo aquí ni ahora.
-…- me giré para verlo y sólo para fastidiarlo simulé que cerraba un cierre invisible sobre mis labios y que la llavecita la tiraba al suelo, luego alcé los hombros y sonreí al ver su expresión.
-No te hagas el tonto, Mago Barato.- reí en silencio mientras asentía y luego me giré para quedar mirando el estante, ¡oh! Tiene el libro de Edgar Poe, “El gato negro” me vendrá bien volver a leerlo, ahora en uno donde las hojas no se le salgan ni esté rayado. –¡Mírame cuando te estoy hablando!- me giró haciendo presión en mi hombro así que accedí. –No quiero que te vuelvas a acercar a Minho, ¿oíste?- no pude evitar reírme.
Se ve tan adorable cuando amenaza.
-Si me entero que de nuevo estás cerca de él…- basta del voto de silencio.
-Si YO me enteró que me estás siguiendo, que me estás buscando incluso que arreglas este tipo de cosillas con tus amigos.- lo tenía estampado contra el estante de libros de Edgar Poe, mis manos detenían las suyas a la altura de su cadera pero sólo para goce y deleite mío las subí y puse sobre su cabeza, presioné sus muñecas para qué no las moviera.
-M-me estás…-susurró mirándome a los ojos, pero está asustado.
-Te estoy diciendo que como me sigas buscando cambiaré de blanco, y a quien querré en mi cama será a ti y no a él. ¿Capisci?- sonreí en su cara y solté sus manos pero tomé el cuello de su playera para acercarlo a mi rostro. –Salúdame a Minho.- lo lancé contra el estante de libros y me divertí mientras rebotaba su cuerpo contra el mismo, desacomodando los libros.
-¡Taemin!- sus amigos intentaron detenerme pero igual salí de entre ellos para salir de una vez de la biblioteca.
Caminé hacia la parada de autobuses en donde me senté. La colonia en el viento me hizo cerrar los ojos, entonces volteé disimuladamente por encima de mi hombro, Minho estaba de pie, recargado en los tubos que sostienen el techo de la parada, con los audífonos puestos y mirando algo en su celular.
Suspiré y asentí mientras sacaba el libro para empezar a leerlo en lo que llega mi autobús.
End Pov’s Nichkhun
En la casa de Key…
Pov’s Key
-¡Mamá! ¡Por favor!- grité siguiéndola porque me dejó hablando solo en la sala de estar. –¡De menos apaga tu tele!- grité apuntándola.
-No, no y mil veces no Kibum.- subió furiosa las escaleras por lo que yo tuve que pagarlo.
-¡Mamá! ¡Es mi vida! Por favor.- la seguí hasta que cerró la puerta de su cuarto, logré salvar mi nariz. –¡HaNeul!- golpeé su puerta porque incluso le puso seguro. –¡Mamá! ¡Yo debería de hacer eso no tú!- pateé el suelo y luego caminé molesto para entrar a mi cuarto y estrellar la puerta.
-¡Más fuerte que no se rompió!- me gritó desde afuera, alcé una ceja molesto y sorprendido, así que la abrí para aventar la puerta más fuerte. –¡Más fuerte!- volví a aventarle que incluso la ventana retumbo.
Comencé a reírme por esto, desde hace años que no me sucedía.
-Kibum.- escuché que me habló más calmada, entonces asentí y después de suspirar para tranquilizarme abrí la puerta.