-Lo dices como su fuera tan fácil.- reí. De repente yo estaba bajo su cuerpo, él se había puesto entre mis piernas, sus manos estaban entrelazando nuestros dedos y las mantenía a los costados de mi cabeza.
-Entonces déjamelo a mí.- susurró sobre mis labios, por inercia elevé mi barbilla para alcanzar más rápido los suyos, al hacerlo comencé a besarlo o a dejar que él lo hiciera, sólo movía mis labios lento, justo como él lo estaba haciendo.
Nuestros dedos se entrelazaron y no dejaban de moverse, aferré mis piernas a su cadera para no dejarlo ir, además de que comencé a moverla para aumentar la fricción entre los dos. Pasé mi lengua para que no se separara y al tiempo respirar.
La movía fricciónanosla con la suya, se sentía un poco rasposa y húmeda por supuesto estaba caliente, yo la movía hacia arriba y él la pasaba por debajo, hasta que se volvió a inclinar para unir nuestras bocas.
Soltó mis manos y las llevó a mis mejillas, las tomaba mientras movía su cadera para embestirme. Levanté las mías para sentirlo más, pero el tonto de mi pantalón no me deja sentirlo.
Tomé el resorte de mi pijama pero antes de bajarlo él dejó de besarme y de mecer sus caderas para quedar hincado entre mis piernas.
-Yo lo haré.- susurró sonriendo. Tomó mis tobillos que estaban tras su espalda y las separó, luego las abrió para dejarlas flexionadas para él. Sonreí travieso, me encanta. –Yo te desnudaré.- asentí ansioso.
-¿Cuándo?- pregunté.
-Ahora.- se agachó de nuevo para tomar con sus dientes el borde de mi playera, presioné los ojos con emoción, ¡voy y a explotar como siga así! Estaba a cuatro sobre mi cuerpo, yo inmóvil por supuesto mientras él subía mi playera con su boca.
-Tómame ya, Minho, no aguanto más.- gemí moviendo mi cadera, pero él negó mientras las detenía con sus manos. Se volvió a inclinar para ir hacia mi oído, sentí su respiración y su aliento caliente.
-…- sólo sopló y cuando ladeé por las cosquillas tomó el lóbulo de mi oído para jalarlo.
-Si no me tomas ahora yo te violaré.- dije nervioso y lleno de deseo. ¡¿Por qué me hace esto?!
-No pudiste cuando me entregué, ¿qué te hace pensar que lo harás cuando tú quieras?- besó mi cuello y fue haciendo un camino de ellos hasta llegar a mi clavícula, succionó mi piel.
-¡Ah!- comprimí los ojos al sentir su mordida. –Minho~-
Seguí besándome hasta llegar a mi pecho, cerré los ojos para disfrutar de sus labios, me removí en el colchón inflable, suspiré gozando de los labios de mi novio. Sentí sus manos en mi pecho, las yemas estaban calientes igual que el resto de su cuerpo, levanté las manos mientras él me quitaba la playera.
Al salir de mi cuerpo regresé al colchón y sonreí al dejar mi omoplatos en el mismo. Sonreí y estiré mis manos para tocar sus mejillas, las tomé y lo atraje a mis labios, él se dejó hacer incluso fue quien comenzó ese nuevo beso.
Terminó mordiendo y jalando mi labio al separarnos.
-Te amo.- susurré sonriendo.
-¿Estás seguro?- preguntó, entrecerré los ojos divertido.
-Claro que te amo, tonto.- contesté estirando mis manos para tocar su pecho.
-La última vez dijiste que no sabías.- rodé los ojos divertido.
-La última vez el sol me había fundido el cerebro.- contesté. –No sé qué cosas decía, perdóname.- tomé sus mejillas para que vea mis ojos.
La gente dice que soy muy trasparente, incluso YoungMin no necesita leer mi cuerpo para saber qué pienso, espero que esa trasparencia sea verdad y no sólo un cumplido para caerme bien.
-Ahora sé que no sólo te amo, sino que me quiero contigo.- sonreí.
-¿Estás seguro?- sonrió mientras se agachaba para besarme una vez más.
-Más seguro y sería broma.- contesté sobre sus labios.
-Entonces también te amo.- dijo besándome una vez más.
-¿En algún momento dejaste de amarme?- susurré separándonos, pero no solté sus mejillas para que siguiera mirándome.
-Nunca dejé de hacerlo.- contestó sonriendo. –¿Recuerdas? Te amaré para siempre.- me besó sobre los labios pero sin profundizar.
-Pero lo de Kris…- desvié mis ojos y solté sus mejillas para contraer mis brazos.
-Estuve tranquilo desde que Kris me presentó a Tao, su pareja. La manera en la que le habló y en la que se miraron decía que lo amaba, entonces dejé de preocuparme.- sonreí divertido. –En realidad nunca tuviste una oportunidad con él.- lo golpearía en el pecho, fuerte y firme pero me alegro, de alguna manera, de saber eso.
-Te prometo que no volverá a pasar algo así.- le mostré mi meñique, él entrelazó el suyo.
-Sólo promete que en cuándo dejes de sentir algo por mí, me lo dirás.- asen, qué, espera, no.
-Minho.- susurré asustado.
-Por si las dudas.- contestó riendo. Negué y volví a tomar sus mejillas para acercarlo a mí.
Suspiré profundo, él notó como mi pecho se elevó, porque puso su mano sobre mi corazón, alcé una ceja extrañado.
-De verdad Minho, te amo.- susurré mirándolo atento, él quitó su mano de mi pecho asintió.
-Lo sentí.-