-Lo hago por ti.- contesté suspirando, su lengua se movía por toda la extensión de mi falo, intenté imitar la sensación de la misma en mi cuerpo pero lamiendo mis labios, no se sentía igual para nada, él es más excitante que yo.
Presionaba con sus labios en mi circuncisión mientras su lengua embestía mi glande, luego sentía su calor envolviendo mi miembro, me levanté del colchón para mirarlo, tenía sus ojos cerrados, disfrutando de lo que me hacía.
Su cabeza subía y bajaba, sus manos no dejaban de estimularme igual que sus labios que ejercían presión, suspiré porque estaba sintiendo el cielo ahora mismo.
-Ah…- fruncí el entrecejo al sentir una leve mordida de él en mi glande. Salí de su boca porque él ese levantó bajando mis piernas al colchón. Instintivamente llevé mis manos a mi miembro para seguirme estimulando.
-Ven, tengo una idea.- asentí dejando de tocarme, me apoyé en mis codos para mirarlo, se había acostado en el colchón inflable, me indicó que me subiera a él entonces entendí. Lo hice pero a la inversa de modo que su miembro quedaba a la altura de mi cara y el mío a la suya.
Sus manos calientes tocaron mis pompis, las movían a su gusto que sentí me derretía por todo lo que estoy sintiendo. Las separaba y apretaba que me olvidé de lo que deberías de estar haciendo. Tomé su miembro con ambas manos para mastúrbalo. Estaba totalmente erguido, apuntando hacia mis labios o así lo miré.
Abrí mi boca para asomar mi lengua y lamerlo, él no come tantos dulces como quisiera porque su sabor no es tan agradable como había dicho se sentía el mío. Pero Minho no tiene por qué saber a flores y arcoíris, para él está bien ser agrio y salado.
Relamí mis labios y los separé para recibir su miembro. Presioné los labios como él lo estaba haciendo conmigo, bajé mi cabeza para que su miembro llegara más dentro de mi boca hasta que sentí tocó mis anginas, creo, entonces me retiré lento, marcaba un vaivén no tan rápido pero tampoco desesperante como él lo había hecho conmigo.
Movía mi lengua cuando estaba gran parte de su pene fuera de mis mejillas, por encima de su glande para sentir más su presemen. Al bajar mi cabeza y penetrar mi boca, mi lengua la movía a los costados de su falo.
Sentí sus labios besar mis testículos o la separación de ellos, sus manos fueron cerca de mi entrada, la tentaba y eso me causaba cierto cosquilleo en el estomago, porque al sentir sus yemas me contraía. Me divertí haciéndolo porque lo escuchaba gruñir leve. Luego las puntas de su cabello tocaron mi muslo, comprimí mis ojos al sentir su lengua en pasar por mi esfínter.
Paré un momento de estimularlo con mi boca para disfrutar de esa sensación, su lengüita pasaba lento por mi entrada como si le gustara sentir las contracciones que aun no puedo contralar.
Volví a sentir sus palmas en mi miembro, comenzó a mastúrbame entonces retomé el vaivén que le estaba haciendo, saqué su falo de mi boca y lamí su glande hasta dejarlo brillosito, cerré mis piernas en un acto involuntario porque su dedo logró entrar a mi cuerpo, pero espera.
-Minho.- susurré asustado. –Acabamos de cenar.- entonces lo más seguro es que mi cuerpo haya hecho ya su trabajo con la comida.
Moriría de pena si “algo” llegara a pasar.
-Lo sé, yo cené contigo.- YoungMin dijo que si cenaba con él lo mejor era llevar la fiesta en paz porque los intestinos pueden jugar sucio.
-Paremos.- sugerí retirándome de su cuerpo, posándome sobre el colchón inflable.
-¿Quieres que vaya al baño?- se sentó en el colchón y me miró, negué pero no es lo mejor.
-Es que comimos.- susurré.
-¿Tienes miedo a algo?- asentí apenado. –Entonces ven, tengo una idea.- me senté en el colchón inflable para mirarlo, me indicó que me sentara, posteriormente me acosté. Él se hincó a mi lado derecho y estiró su mano hasta llegar a mi miembro.
-Minho.- flexioné las rodillas para que tuviera mejor acceso a mi cuerpo, pero, debería de parar.
-Shhh…- susurró mirándome, pero eso no fue lo que me tranquilizó sino la sonrisa que me dedicó. –No haré nada que te lastime u ofenda.- sus dedos se deslizaron de mi miembro a mi entrada. Tuve la sensación de tomarle el antebrazo izquierdo, el que estaba cerca de mi pecho.
-No quiero que algo…- sus dedos entraron a mi cuerpo, dos de ellos para ser exacto. –Y que te de…- presioné los ojos y dejé de hablar porque los empujó más adentro. –No sabría cómo sentirme si…- los retiró de mi cuerpo para volverlos a meter más fuerte. –Moriría de vergüenza.- las yemas de sus dedos chocaban contra mi interior, su mano no se movía para nada, abrí más mis piernas y las elevé un tanto para que pudiera hacerlo bien.
Producía un sonido húmedo supongo que es producto de su saliva, pero este sonido se incrementaba, eran como chasquidos rítmicos con el golpeteo de sus dedos dentro de mí.
Mi respiración comenzó a acelerarse, mis piernas se abrían y cerraban en un espasmo, mi pecho subía y bajaba, tampoco podía controlar los movientes de mi cabeza, sólo podía negar frenéticamente por la sensación que me estaba regalando.
-Ah, ah… ¡Mi-Minho!- despegué la palma de mis pies del colchón, elevé mis piernas y él aumentaba los golpeteos en mi interior, comencé a sentir una punzada en la parte baja de mi cabeza, cerca de la nuca.
Estas punzadas incrementaban conforme el orgasmo se acercaba. Mordí mi labio inferior para no gritar, mi pelvis se contrajo igual que mis piernas, luego de tres segundos en los que las punzadas llenaron mis oídos todo mi cuerpo quedó inmóvil, como si fuera de trapo.
-No.- escuché a Minho, tuve que luchar para entreabrir los ojos y mirarlo, estaba viendo sus dedos. –No hay rastros de la cena.- dejé caer mi cabeza al colchón, de nuevo.