-Mi-Minho… por favor.- intenté normalizar mi respiración, llevé mi mano derecha a mi pecho para tranquilizarme, sentía las palpitaciones de mi corazón, estaban muy aceleradas.
Tomó mis piernas para elevarlas y dejarlas flexionadas, además de separarlas.
-¿Si?- preguntó pero ya no podía abrir mis ojos, ni levantando las cejas mis parpados lo hacían.
-Ya hazme lo que quieras, soy tu Muñeco.- reí al final, comencé a ceder ante el sueño porque mi cabeza a veces se iba a la derecha y otras a la izquierda de que ya me estoy durmiendo.
-¿Cuánto tiempo tenemos sin hacerlo que ya no tienes resistencia?- lo hicimos hace unas horas en las regaderas de L. Joe, pero antes, recuerdo haber tenido un revolcón con el entrenador Choi, y antes de eso recuerdo el mal episodio del miércoles y mucho antes de eso, cuando lo hicimos en Jeju.
-Desde que murió mi papá que no intimábamos con tanta intensidad.- ¿eso lo dije yo? Creo que sí porque también me reí, tonto subconsciente me traicionas.
-Pienso lo mismo.- aunque en Jeju pasó mucho, no lo sentía compenetrado en el acto.
-Minho.- lo llamé, la risita nerviosa no la pude contener. –Házmelo aquí en el colchón inflable.- estiré mis brazos para tocar sus hombros incluso había despegado los omoplatos del colchón.
-Pero…- creo que es cierto eso de que haciendo el amor bajas de peso porque con esta ya van tres abdominales mías.
-Te reto a que lo desinflemos juntos.- susurré sobre sus labios para besarlo, pero apenas los estaba sintiendo él se alejó.
-Si se desinfla no va a ser por la actividad sexual sino por el peso que ambos ejercemos, hará tanta presión que el colchón va a ceder.- comprimí los ojos divertido.
-Entonces sólo no te subas.- lo volví a acercar a mis labios sujetando sus mejillas. –Haz que desinfle el colchón.- tomé posesión de sus labios, los movía rápido que los chasquidos húmedos no se hicieron esperar.
-¿Es un desafío?- susurró y su aliento llenó mi boca, era aliente y por supuesto, lleno de deseo.
-Es un desafío.- afirmé. Abrí mis piernas para sentir su erección cerca de mi cuerpo, él tomó mis caderas para acercarme, flexioné mis piernas para dejarlas a sus costados.
Volvió a besarme lento en el trascurso de ese beso no solté sus mejillas pero me recostó de nuevo, al finalizar me miró a los ojos, sus manos estaban a los costados de mis hombros pero las deslizó por mis pecho hasta dejarlas en mi miembro y él de nuevo hincado entre mis piernas.
-Gírate.- dijo. –Tengo una idea.- sonreí y me recargué en mi codo derecho para girarme, así quedé bocabajo. –Levanta tu cadera.- asentí mientras la elevaba, lo hice tan lento que el morbo me invadió por completo.
No me detuve al tenerla elevada sino que comencé a mecerla de derecha a izquierda, lento como el movimiento del péndulo de un reloj, recargué mi mejilla en el colcho para mirarlo, él sólo miraba mis pompis de un lado a otro.
-¡Minho!- le llamé deteniéndome, él despertó jeje y puso sus manos sobre mis pompis.
-Lo siento, me perdí jeje.- negué riendo, sentí su cuerpo cerca del mío, tomó mis hombros con sus manos e hizo que me levantara, así quedé a cuatro sobre el colchón, miré de inmediato si él estaba también pero no, él seguía en el suelo.
-Nos arriesgaremos un poco.- se subió al colchón inflable justo entre mis piernas, gemí al sentir su miembro rozar con mi entrada. Me levanté para quedar hincado, sentí sus labios besar en mis hombros, los omoplatos, la espalda, besó toda mi columna vertebral para ir bajando hasta llegar a mis pompis.
Sus labios hicieron ese camino de besos en mi espalda, cerré los ojos para disfrutar de esa sensación, sus manos fueron a mi cadera para pegarme a su pelvis de modo que su miembro quedó entre mis pompis, pero eso no me importó ni a él, me tocó con la yema de su dedo índice en la barbilla por lo que volteé a verlo por encima de mis hombros.
Al hacerlo sus labios tomaron posesión en los míos.
Pasé mis manos por su espalda para pegarlo más a su cuerpo y no dejarlo ir. Las suyas ya no estaban en mi cadera, sino en mi vientre.
Sentí que un par de lágrimas salían de mis ojos y no pude evitarlo, corté el beso, solté mis manos y me cubrí los ojos con la derecha mientras que con la izquierda me repoyé en el colchón inflable.
-¿Te lastimé?- lo escuché susurrar. Negué, él se acostó en el colchón bocarriba a mi lado, tomó mis caderas para moverme, ponerme sobre su pelvis pero seguía cubriendo mis ojos, limpiando mis lágrimas.
-Te amo.- susurré. –¡Te amo, tonto, te amo!-
-Lo sé Taemin, lo sé.- sus manos fueron a mis mejillas, quite las mías para dejar que me secara las lágrimas. –Tienes desarrollada tu inteligencia interpersonal, por eso notaste lo atractivo que es Yifan, pero en realidad, no ocurrió nada aquí dentro.- tocó mi pecho a la altura del corazón. –Sigues siendo un niño, Taemin, y eso me encanta.-