Seguía embistiendo mi cuerpo, escuchaba el golpeteo de sus testículos contra mis pompis, mantenía mis piernas abiertas para él, no podía abrir los ojos por completo porque cada que entraba los tendía a cerrar, mis labios tampoco se cerraban se mantenían entreabiertos y soltando leves gemidos.
-Min… Minho~- me sentía mecer en el colchón, recordé que está inflaba y eso me dio más morbo, casi como si la cama rechinara pero en lugar de ello era el sonido del cuerpo de Minho contra el mío y a la vez contra el colchón. –Ah, me encanta… ¡Minho! ¡Para, para!-
-¿Qué?- me embistió más fuerte. –¿Que me detenga?- pero no lo hacía.
-Minho, para, por favor.-
-¿Quieres que lo haga?- se irguió para estar hincado entre mis piernas, tomó mis tobillos porque solté mi muslos.
-No, pero es una emergencia.- contraje mi cuerpo para que saliera de mí. –Tengo que ir al baño.- susurré apenado, él estaba sentando en sus pantorrillas riendo y cada “je” que emitía me ponía una tono más rojo. –¡No te burles!- me levanté del colchón inflable para salir corriendo hacia mi baño.
-Pero estoy seguro que te revisé y no ocurría nada.- sí lo sé pero no me siento muy cómodo. Cerré la puerta del baño y me miré al espejo.
-Sólo un minuto.- quizá sólo estoy paranoico. Miré mi miembro que estaba segregando presemen, sentía mi entrada contraerse involuntariamente. –Vamos Minnie, no va a pasar nada malo.- suspiré y abrí la puerta, Minho estaba sentado sobre el colchón inflable.
-¿Ocurrió algo malo?- mmm… siento como si hubiera hecho algo malo.
-No.- susurré acercándome a él, me puse en cuclillas para estar a su altura.
-Te voy a preguntar algo y quiero que me contestes con toda la sinceridad que puedas tener.- me senté a su lado sobre el colchón, se me hizo un poco divertido que al dejarme caer él se haya elevado un poco por mi peso.
-Dime.- susurré.
-Cuando amas a una persona estás con ella en las buenas y las malas.- asentí firme.
-Tú has estado conmigo en las malas más malas como cuando Jocker y mi papá fallecieron, y en las buenas no se diga.- reí leve porque él asintió con cierta pesadez que me alarmó. –¿Sucedió algo malo?- pregunté asustado.
-Si sabes que te amo, y que estaré contigo en las buenas y en las malas, ¿por qué te vas al baño?- mordí mi labio inferior y bajé la mirada. –Hemos pasado por muchas cosas, muchísimas Taemin que no creo que “eso” vaya a cambiar algo.-
-Lo que te voy a decir no tiene nada que ver con Niel.- dije suspirando. –Descubrí que entre los dos hay algo muy mágico y que adoro esa sensación cuando estoy contigo que me odiaría si te llegara a perder por “eso” tengo miedo a que algo salga fuera de lo planeado.- recargué mi mejilla en su hombro. –Es sólo miedo.-
-Bien, ahora te preguntaré otra cosa y tiene dos respuestas. ¿Quieres que continúe? Si dices que sí así será y todo volverá a la posición en la que estábamos pero si dices que no, no hay problema me voy al baño, ya otras veces lo hemos hecho así.-
No me condiciones de esta manera, por favor.
-¿Tú qué quieres hacer?- susurré.
-Saber tu respuesta, es lo único que quiero.-
Pensemos.
Hace dos horas casi tres cené. Comí dos rebanadas de pizza y un vaso de refresco, luego cuando se fueron volví a comer pero esta vez fue menos, tan sólo recuerdo haberle picado a mi plato tres veces, no tomé tanta agua en ese momento y tampoco hemos comido el postre, así que en mi estómago sólo hay pizza, kimchi y soda. Ahora la pizza es un alimento semi complejo que necesita tiempo para ser digerido igual que el kimchi, la soda por ser liquido se digiere antes, pero, cuando mi cuerpo da señales de tener actividad sexual se cambian los canales urinales por los conductores de semen, o eso entendí en Biología.
En resumen, la cena debería de estarse digiriendo aun.
Suspiré mientras sonreía, volteé a ver a Minho que me estaba mirando, esperando una respuesta. Me levanté un poco del colchón para besarle los labios y luego lo hice acostarse sobre su espalda. Me subí a su pelvis y retomé la posición en la que estaba antes de que me girara.
-Continuemos.- sonreí.
-¿Está seguro?- preguntó poniendo sus manos en mis hombros, queriendo levantarse.
-Sí.- contesté. Si algo sale mal no pasa de que muera de vergüenza, prefiero eso a que él se quede con las ganas y una mala imagen mía para esto de intimar con cierta intensidad.
-No te quiero obligar a nada.- dijo pero negué de inmediato.
-No lo haces.- contesté meneando mis caderas, su miembro sigue igual de erguido signo de que aun no eyacula. –¿Aun tienes ganas del postre? ¿O pasamos directo al plato fuerte?- con mi mano derecha situé su glande bajo mi cuerpo a la altura de mi entrada, antes de que él pudiera contestar me dejé caer, penetrándome.
-Ah… no lo sé, ¿qué quieres tú?- elevé mi cadera un poco para sentir su extensión salir de mi cuerpo y luego me dejé caer de nuevo. –Yo quiero el plato fuerte.-
-¿Quieres que te ayude a servirlo?- tomó mis caderas con sus manos y marcó más fuerte el vaivén, me ayudaba a levantarme e igual para caer sobre él.
-Por favor~- gemí.