-Aunque no lo creas, me cansa.- se dejó caer en la cama para salir de encima de mi cuerpo, solo lo miré recargado en mis codos. –Sé que tú también te cansas de todo esto, de estar en este maldito circulo vicioso ¡pero por favor!- caminó hacia la puerta del cuarto, ahí se detuvo y me miró.
-Jong…-
-¡Hago lo mejor que puedo!- gritó mirándome pero en sus ojos ya veía las lágrimas. Tragué saliva nervioso. -Cuando tengo la oportunidad te hago el desayuno, cuando puedo te llevo a comer, ¡incluso salimos a cenar!- exclamó furioso alzando sus brazos pero mirándome. -¡¿Y todo para qué?! ¡Para ver con estos ojos que lo hagas! Quiero verte comer Kibum, hago todo lo que está en mis manos ¡incluso me estiro para darte lo que no puedo…!- hipeó mirándome solo entonces sentí mi corazón estrujándose.
-Yo no…-
-Lo sé, lo sé bien, quise entenderte, de verdad que lo quise hacer pero no puedo.- se limpió los ojos y caminó hacia la cama, estaba frente a mí. –Te juro que quiero entenderte.- tomó mis mano entre las suyas mirándome a los ojos. –¡Pero no puedo!- presionó sus manos en las mías, empecé a hiperventilar. –No puedo Kibum, ¡no puedo entenderte!- soltó mis manos un poco brusco y se giró para caminar hacia la puerta.
-Jonghyun…-
-¡Qué tengo que hacer para que entiendas!- me miró enojado, golpeándose la sien con sus dedos índice y medio. –¿Qué más te digo Kibum? dímelo para decírtelo.- me miró volví a pasar saliva, pero cuando una lágrima cayó por su mejilla sentí que mi corazón se partía. -Te acompaño al súper mercado por las verduras que te faltan, te llevo al nutriólogo ¡vamos juntos al gym!-
-Déjame hablar, por favor.- le pedí susurrando, ya con mis lágrimas cayendo por las mejillas.
-¡Yo te amo, maldición!- se giró estrellando su puño contra la puerta. –¡Es difícil para mí ver cómo te destruyes!- me volteó a ver su cara seguía roja por el coraje y sus ojos llorosos. Me levanté de la cama y caminé a su lado. –Yo no quiero ser pareja de un anoréxico, bulímico o lo que sea que sea.- me miró fijamente congeladme. –El desayuno ya te lo hice, si lo quieres comer bien y sino también. Me voy.- caminó hacia la puerta y antes de que la abriera lo tomé de la mano.
-Si me escucharas…-
-Suéltame Kibum.- cortó lo que iba a decirle pero presioné mi mano sobre su piel. –Suéltame por favor, no quiero golpearte para que lo hagas.- aunque presioné un poco su mano me miró y asentí lentamente.
Salió de mi habitación y al escuchar los pasos bajar a la primera planta temblé, pero el sonido de la puerta hizo que mi corazón cayera en pedazos. Corrí hacia la ventana de mi cuarto y lo vi irse en dirección opuesta a su casa.
-¡Jonghyuuuuun!- grité por la ventana, él negó y se fue corriendo. Cerré la venta y bajé las persianas. Empecé a desvestirme, por los nervios me atoré con en pantalón pero cuando estuve solo con lo bóxer tome mi celular. –No te voy a perder, no te voy a perder.- marqué el numero de Minho, necesito hablar con él.
-¿Minho?- me tomó la llamada muy rápido. –Necesito que vengas a mi casa.- caminé lento hacia el espejo de cuerpo completo que mi papá me regaló de la tienda KiBoom. –Solo llega, por favor.- colgué y activé la grabadora de mi celular. –Soy Kim Kibum y no me gusta mi cuerpo.-
End Pov’s Key
Mientras tanto en el muelle…
Pov’s Minho
-¿Quién era?- me pregunto Taemin mirándome fijamente.
-Key, quiere que vaya con él.- guardé mi celular en la guantera del auto y le sonreí a Taemin. –Pero lo haré ya que hayas zarpado.-
-Le traeré un regalo a Key cuando regrese. También le quiero comprar algo a nuestras madres pero no sé qué sería bueno para la tuya ¿y si compro una camisa y la ve obscena? ¿Y si le compró una falda o vestido y lo ve muy corto o feo? Conozco los gustos de mi mamá pero no los de mi suegra.- se quejó inflando sus mejillas.
-No es necesario, Muñeco.- dije estacionándonos cerca del muelle, ya solo falta que llegue Donghyun o verlo para bajar y despedirnos bien.
-Minho… ¿te puedo pedir un favor?- susurró presionando sus piernas nuevamente, lo ha estado haciendo desde ayer en la noche. Incluso mientras desayunábamos lo hizo.
-Claro, dime qué puedo hacer.- le dije sonriendo apagando el motor del auto.
-Bueno es que… veraz, yo quería, no, yo quiero.- susurraba sin mirarme, eso se me hizo gracioso y tierno a la vez.
-¿Qué sucede?- volví a preguntarle.
-Ya ha pasado un tiempo en el que, no nos hemos… amado.- susurró con las mejillas completamente rojas y la mirada baja. –Y no sé, pensaba que tal vez ya sabes, sería momento de retomar lo que dejamos, atrás.- sus piernas se presionaron más fuerte y sus manos se hicieron puños lleno de vergüenza, supongo.
-¿Crees que ya sea hora de dejar el luto?- le pregunté abiertamente, su cara se tiñó desde la barbilla hasta la frente de color rojo intenso, o de menos así lo vi. Sonreí por eso, quizás pueda aparentar todo lo quiera respecto a su rudeza pero sigue siendo igual de tierno y tímido.
-Yo… jejeje ¡Mira ya es tarde! ¡ahí está Donghyun tengo que irme!- me tomó de las mejillas para darme un beso sobre ellas y salir casi corriendo del auto, menos mal ya se había quitado el cinturón sino posiblemente se hubiera caído en el intento desesperado de salir.