-¿O tú qué piensas?- le pregunté susurrando ahora en su cuello, en donde comencé a besarle, él seguía emitiendo ese sonidito parecido al ronroneo de los gatos.
-¿Cómo sabe el chocolate de Jonghyun?- jadeó al terminar la pregunta pues succioné su piel.
-¿Quieres saberlo?- cuestioné con un poco de gracia, pero él asintió incluso me empujó hacia atrás para poderse bajar, cuando lo hizo tomó el frasco del chocolate para dármelo en las manos.
Quedó hincado frente a mí, tomó mi pene en sus manos y comenzó a mastúrbame, pero era lento, su mano subía y bajaba hasta la base en donde comienzan mis testículos. Cerré los ojos al primer lengüetazo sobre el tronco de mi miembro.
-Ahh~- seguía lamiéndome. Solo que esta vez optó por engullir todo mi miembro y marcaba un vaivén suave y lento, sentía rozar sus dientes como el fondo de su garganta, además movía su lengua marcando las venitas que se me forman.
Retiró mi miembro de su boca y me miró, pero el hilo de presemen y su saliva aun nos unían. Se levantó del suelo para besar mis labios y compartirme ese sabor entre amargo y salado.
-El chocolate Jonghyun sabe totalmente diferente al Kibum.- susurró acercando su cuerpo al mío, llegando al punto en que nuestras entrepiernas se juntaran.
-El chocolate sigue en mi mano.-
-Tú tienes un cuerpo chocolatoso, no hace falta más.- rió abrazando mi cuello y besando mi boca de nuevo. –Eres delicioso.- comenzó a frotar su cadera contra la mía, haciendo que nuestros glandes se rozaran y eso trajera sensaciones delirantes, lo sé porque no paraba de suspirar y el sonrojo de sus mejillas seguía en aumento.
-Te quiero dentro.- gimió pero no detuvo el movimiento de su cadera, sino por el contrario lo incrementó hasta el punto que tuve que poner mis manos sobre su cuerpo para detenerlo.
-A eso vamos, Diva.- contesté y él sonrió. Lo cargué hasta la mesa en donde moví todo lo que había puesto para el desayuno y así él se pudiera recostar sin estorbos. Cuando lo dejé sobre ella sus piernas no me habían soltado.
Rió pero no dejó de soltarme, sino por el contrario me apretaba más hasta el punto en el que mi miembro tocaba su entrada, que con un poco de morbo noté ya se estaba dilatando.
-Me sentiré celoso.- dije, fue entonces que me soltó con sus piernas para ponerlas a ambos lados de la mesa, de esa manera me permitía una excitante vista.
-¿Mmm?-
-Te dilataste solo.- acerqué mi cuerpo al suyo, incluso mi glande a su entrada, inclinándome llegué a estar sobre la altura de su boca, él volvió a abrazarme, quizás es por la situación de Sunny pero hoy lo he notado más dominante, me ha abrazado muchas veces al cuello.
-Es porque ya lo deseo.- susurró. Mi mano bajó hasta su entrada en donde mi glande ya estaba rozando. Comencé a jugar con ella pasando mis dedos por el contorno de su esfínter, se tensaba y dilataba a rítmicamente por lo que decidí que era momento de introducir uno de mis dígitos.
-Mmm… Jonggie.- el primero entro con facilidad pues en efecto ya se estaba dilatando. Intenté introducirlo lo más que pude al punto de que mis nudillos golpeaban con sus pompis. Su interior era igual de caliente que su boca, solo que más estrecho.
Contraía y abría mi dedo dándole nuevas sensaciones porque incluso levantó su pelvis de la mesa, introduje el segundo dedo haciendo que se tensara porque su interior se puso duro. Reanudé el movimiento en mi mano para que se relajara, solo que era más suave mi dedo índice y medio entraba con cuidado a su interior y con el mismo salían para repetir la operación.
Comenzó a menear su cadera pero al detuve con mi mano disponible.
-No seas impaciente, Kibum.- bajé su pelvis de nuevo a la mesa aunque él refunfuñaba. –¿O voy muy lento?-
-Solo te quiero dentro.- contestó, me encogí de hombro y tomé su cadera para acercarla al borde de la mesa y a una altura favorable para mí. Mi miembro lo dirigí a su entrada, rocé con él de nueva cuenta, delineé con mi glande su contorno frustrándolo. Empujó su cadera hacia abajo para penetrarse pero yo también me moví impidiéndole el roce. –Ah ah.- se quejó. –Malvado.-
-Jeje.- tomé de nuevo su cadera y la dirigí a mi miembro erecto, situé el glande en su entrada y comencé a empujar, lentamente mi glande desaparecía en su cuerpo, me dio en especial morbo cuando al circunferencia de este entró, porque su entrada se encogió, abrazando mi pene.
-Ahh~ más.- susurró demandante. Comencé a empujar más lento hasta que la mitad estuvo en su interior, él suspiró pegando su cabeza contra la mesa. Empujé de nuevo pero brusco y rápido entrando por completo en su cuerpo, eso le sacó un quejido leve.
Pasé la saliva que se había acumulado en mi boca para empezar a marcar un ritmo, chocando mi pelvis contra sus pompis blancas, hasta este momento he notado el contraste entre mi piel y la de él. Pero también noté que su entrara tiene un leve color rosadito que igual que el resto de mi cuerpo contrasta a la perfección en color.
-Ah~ ah, Jong…- me incliné para besar sus labios solo que él ya no podía corresponderme pues cada embestida le sacaba un gemido y eso me impedía besarme. Comencé a besarle la mejilla hasta bajar a su clavícula.
Tuve que erguirme y poner sus piernas en mis hombros para facilitar las embestidas, entonces solo fue tarea de mi pelvis y de la mesa que se mueve a cada embestida.