-¡Qué importa! Yo fui quien empezó a intentar algo contigo. Fui yo quien te besó por primera vez, además fui yo quien empezó a mandarte al baño, siempre he sido yo, no veo lo malo con proponerte matrimonio.- se defendió cruzando los brazos fingiendo molestia.
-¿Estás diciendo que soy lento?- preguntó Minho.
-Digo que no veo por qué te molesta.- lo volteó a ver sonriendo. –Pero sí, eres un percebe.- le mostró la punta de su lengua, jugando.
-Oh pues dime si un percebe puede hacer esto.- se aventó contra Taemin en una guerra de cosquillas, las manos de Minho pasaban por sus costados provocándole risas, estallaba en carcajadas y pataleaba para que lo soltará. –¿Ha? Dime quién es el percebe ahora.- no presentaba tregua, seguía haciéndole cosquillas por sus costillas hasta llegar a las axilas en donde las risas de Taemin incrementaron.
-¡Tú jajaja tú eres el percebe!-
-No, no, tú lo eres jajaja- Minho se contagió de la risa de su niño.
-¡Jajaja! ¡dime lindura!- gritó Taemin trayendo más recuerdos.
-Jajaja.- finalmente dejó de hacerle cosquillas, dejándose caer a un costado de Taemin para recuperarse. –Te amo lo sabes, ¿verdad niño?- así le había llamado su madre y después de un tiempo, sería bueno tenerle otro apodo especial.
-Jejeje… sí, lo sé. ¿Tú lo sabes?- preguntó recuperando el aliento. –Dime que lo sabes o te golpearé.-
-No necesitamos violencia.- dijo Minho. –Taemin, estos últimos días me he dado cuenta de que te necesito a mi lado.- ¡Vámonos a Seúl! –Te extraño demasiado. Sabía que le ponías toque a mi vida pero no que lo tenías completamente.- se giró sobre su costado para así poder ver el perfil de Taemin, tenía los ojos cerrados disfrutando de la brisa.
-También te he extrañado mucho, cómo no tienes una idea. Me gustaría que te quedaras.- ¿para qué quedarse juntos si se podrían regresar mañana mismo?
-Vámonos.- el inconsciente de Minho lo traicionó, haciendo que Taemin abriera sus ojos sorprendido.
-Me en-cangrejo.- cortó, su cara se puso sería. –¡Cangrejo!- de repente ya estaba de pie. –¡Cangrejos!- miró desesperado a su alrededor notando como docenas de cangrejos caminaban, salían de la arena y se ocultaban de nuevo.
Era como ver arañas con tenazas.
-¿Taemin?- escuchó la voz de Minho, pero no podía dejar de sentir miedo al ver esos animales caminar de un lado a otro, abriendo y cerrando sus tenazas, como queriendo prensarlo con ellas.
Antes de que el delgado cuerpo de Taemin aplastara a un par de ellos Minho lo atrapó en el viento, lo primero que necesitaba hacer era estar en un lugar sin los cangrejos, por lo que empezó correr hacia el auto, lejos de esos animales.
Abrió la puerta del copiloto en donde lo recostó, regresó por la gabardina como los zapatos. Por suerte llevaba gel antibacterial para después de la cena, eso contenía alcohol y serviría para despertar a Taemin.
…
-¿Te asusté?- preguntó Taemin sosteniendo la botellita de antibacterial de Minho bajo su nariz, aun no despertaba del todo.
Minho suspiró asintiendo.
-Aunque ya antes habíamos tenido estos episodios… ahora que es en la playa y que no estoy en un lugar seguro, da por sentado que me asusté.- cuando el ataque de la polilla en su cocina o con la misma en su closet fue controlable porque estaban en una área en la que Minho podía cuidarlo bien, pero no en la playa a más a de la una de la mañana.
-Lo siento.- susurró recargando su cabeza contra el respaldo del asiento. –Tengo frio.- susurró abrazando su cuerpo. El ambiente romántico que estaba creando se esfumó con la aparición de los cangrejos.
¡Tanto que había trabajado para ello! Corrección, ¡tanto que estaba disfrutándolo!
-Pásate al asiento trasero ahí está la gabardina, recuéstate. Pondré la calefacción.- obedeció por inercia, saliendo del auto dejando que una brisa fría entrara y congelara a Minho.
Cuando entró de nuevo se recostó en el asiento trasero, abrazando la gabardina. Se sentía mal porque había echado a perder el momento. Definitivamente cuando sea Rey del Mundo, no dejaría ni a un cangrejo.
-Minho, ven atrás, también has de tener frio y el volante es incomodo.- susurró Taemin sentándose en el asiento, aun abrazando la gabardina, el alto entró a la parte posterior del auto, sus manos estaban temblando por el frio, hasta el momento en el que se Taemin de había desmayado no había notado la temperatura en la que estaba.
Al notar incluso los labios rojos por el frio, Taemin decidió darle la gabardina pero Minho la negó. Parte de la noche maravillosa que había prometido darle estaba en cuidarlo y protegerlo del frio o de los cangrejos.
-Póntela tú.- susurró haciendo que Taemin negara.
-Por favor.- contestó el en mismo tono, mirándolo.
-No tengo frio.- dijo Minho pero su voz vibró con los temblores de su cuerpo.
-Minho…- susurró de nuevo. ¿Cómo poder mantener el cuerpo de Minho a una temperatura agradable para que no se enfermara pero sin ponerse la gabardina? –Sube la calefacción.- susurró feliz por su idea.
-Un momento.- dijo Minho levantándose del asiento para estirar su brazo por la división de ambos asientos hasta llegar al panel de control en donde giró la perilla.