Las manos de Taemin se fueron hacia sus mejillas, tomándolas y girando su rostro para encontrarse de nuevo con sus ojos magnéticos como los había llamados minutos atrás.
Minho pasó saliva, moviendo sus labios incitando a Taemin a juntarlos con los suyos. Un beso tierno que no serviría para mantener a Minho caliente. Por lo que abrió sus labios dejando salir su lengua húmeda y pequeña.
Intentó profundizar más en el acto, tomando la playera de Minho con su mano, jalándolo hacia sí. El brazo que Minho aun se mantenía en la calefacción fue a dar hasta el asiento delantero de Taemin, en donde presionaba por que el oxigeno se le estaba acabando pero le gustaba ese nuevo tacto que había adquirido Taemin.
-Ahh~- salió de los labios de Minho al separarse, sus mejillas estaban calientes y su pecho subía y bajaba con prisa.
-Parece que el Sr. Choi ya no sabe besar.- canturreó Taemin jugando con su mano en el pecho del nombrado.
-Tendrás que volver a enseñarme.- le coqueteó.
-¿Clases privadas?- preguntó irguiéndose sobre sus rodillas. Jalando la playera de Minho para acercarlo a sus labios chocando contra ellos, empezando de nuevo un beso pasional en el que tardó unos segundos en corresponder. –Respira.- susurró Taemin reanudando el beso.
Con la nueva indicación subió la excitación de Minho, no es que ese dato no lo sepa, sino el hecho de que se lo haya dicho le incitaba a continuar y a cometer más errores para que Taemin le corrigiera.
¿Es que acaso no era excitante que el pequeño ruder le “enseñara a besar”?
La mano de Minho fue a dar a la nuca del pequeño mientras que lo ayudaba a sentarse sobre su pelvis, las piernas de Taemin se posaron a los costados de los muslos del alto, bajando lentamente su cuerpo para rozar el miembro contrario.
Una nueva sonrisa hizo que el beso se cortara, pero esta de vez fue de parte de Minho.
-Sonreíste.- susurró Taemin divertido acomodándose mejor sobre su cuerpo, curvando su espalda pues el techo del auto no le permitía estar recto como le hubiera gustado.
-Es amor, qué más puedo decirte.- contestó Minho quitándole el cabello de la frente pasándolo por detrás de uno de sus oídos, pero dichos mechones rebeldes como el mismo Muñeco, regresaron a su frente. –Tienes una cara meramente hermosa, que no me detuve a mirar tu atuendo.- jaló la cortaba que Taemin tenía puesta, una roja que hacia contraste con la camisa negra y el pantalón en el mismo tono. –¿Por qué te vestiste de negro?- incluso su calzado era de ese color.
-¿Te molesta?- ¿cómo no vestirse de ese tono el día de su aniversario? Después de todo era el tono de ropa que Minho le había comprado el día de su declaración, quería recrear ese día, quería hacerlo perfecto para ahora sí, darle un buen final.
-No, al contrario. Me recuerda a tus días de ruder.- le gustaba molestarlo con el tema, diciéndole que había dejado de serlo porque eso significada sacar a flote su lado agresivo pero divertido.
-¿Mis días de ruder? ¿Qué acaso ya no lo soy?- preguntó Taemin susurrando acercándose a los labios de Minho, este los abrió esperando ese beso pero no llegó, por su lado sintió esos labios curiosos como los había llamado Nicky, sobre su cuello.
¿Nicky?
Minho sonrió presionando el cuerpo de Taemin contra el suyo, en un abrazo posesivo.
“Puedes irte al infierno, te mandaré fotografías mías y de Taemin para que te consueles con eso, porque no pienso dejar a alguien que me gusta tanto.”
El sonido de succión despertó a Minho. Su piel siendo jalada por la boquita de Minnie provocó que ladeara su rostro dejándole más espacio para que hiciera bien su tarea de marcarlo.
¿Qué le diría a su madre si ella miraba su cuello?
“Arreglé las cosas con Taemin” sonrió burlesco, seguro le regañaba y mandaba ¿a la esquina? No, a la ducha. Volvió a reír por eso y al mismo tiempo por las cosquillas que la respiración de Taemin que chocaba contra su piel.
-Se verá bonito mañana.- susurró el menor feliz por su hazaña. –Pero esto se te vera hermoso.- volvió reclinar su cuerpo para alcanzar nuevamente el cuerpo de Minho, su clavícula fue atacada por 28 de los amiguitos de Taemin, unos blancos y duros que se aferraron a la piel contraria.
Una expresión de dolor se apoderó de la cara de Minho. Su entrecejo se frunció pero sonreía, quizás merecía esa mordida por lo que pensó de su Muñeco.
-Si regresas embarazado, seré el responsable.- pensó en voz alta sorprendiendo a Taemin haciendo que liberara la piel de Minho de entre sus dientes.