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Los labios de Minho se movían tiernos sobre los de Taemin, su cuerpo estaba siendo recostado lentamente sobre la primera cama, esa en la que Minho había probado la suavidad antes. El cabello de Taemin tocó la almohada y sus brazos pasaron por la nuca de Minho, las piernas de este rodearon la cadera del pequeño pero nunca separaron sus labios.
Los sonidos húmedos que emitían cuando abrían de nuevo sus labios para probar más de los ajenos empezaron a llenar la habitación. Ambos permanecían con sus ojos cerrados disfrutándolo por completo el roce que se estaban regalando.
El pequeño asomó su lengua para obtener ahora ese roce, el cual no tardo en llegar, mientras las puntas de sus lenguas se friccionaban, Minho comenzó a pasar sus manos por encima de la ropa de Taemin, intentando volver a tocar ese pecho que ahora lucía tostado.
Lo primero que tuvo que desatar fue la corbata roja, la deslizó para que saliera del cuerpo de Taemin, una vez hecho pensó un momento en lanzarla al asuelo o no, entonces recordó que lo había dejado con ganas, por ende, que se había prometido no detenerse la próxima vez.
Sonrió amplio cortando el beso.
Se hincó sobre sus rodillas a los lados de la cadera de Taemin, tomó las manos del menor para elevarlas y ponerlas sobre su cabeza, muy cerca de la cabecera en donde las junto, empezó a pasar la corbata por ellas hasta que estuvieron atadas, estas mismas las sujeto a los tubos de la cabecera.
-Qué planeas hacerme, ¿Choi Minho?- preguntó entre risas al darse cuenta de que estaría inmóvil por un rato.
-Pagar factura.- dijo bajándose de la cama.
-¡¿Me vas a dejar aquí atado?!- preguntó exaltado al ver que Minho caminaba hacia la puerta. Comenzó a removerse pero sus manos atadas no le dejaban hacerlo como quería.
-Sí.- dijo girando la perilla de la puerta, notó que estaba asegurada así que retiró el seguro para salir, no sin antes sonreírle a Taemin, notando su cara rojiza por la vergüenza o por la pena. –Buenas noches.- sonrió Minho saliendo de la habitación.
Tenía dos minutos para ir al auto y sacar las bolsas que había metido a la cajuela, había memorizado el camino a esta habitación lo más seguro es que Taemin se soltara en unos minutos más así que mejor se ponía a correr.
Por suerte la puerta principal seguía sin seguro, lo que fue fácil y rápido para él, con las bolsas en las manos regreso a la habitación en la que había dejado a Taemin, al entrar notó que el pequeño seguía recostado bocarriba mirando el techo con sus manos juntas sobre su cabeza.
-No te soltaste.- dijo Minho adentrándose por completo a la habitación, poniendo de nuevo el seguro. Caminó hacia la cama y a un costado de Taemin puso una de esas bolsas, la otra la dejó en el suelo cerca de la cama en donde él la pudiera alcanzar.
-Confió en ti.- contestó viéndolo a los ojos. Por poco a Minho se le apachurraba el corazón al oír la respuesta sino es que al subirse de nuevo a la cama, retomando la posición anterior notó rojizas las muñecas del menor.
-¿Forcejeaste?- preguntó examinándolas.
-Me ganó la cama, ¿feliz?- dijo un poco molesto. ¿Qué si había forcejado? Una vez Minho salió de la habitación lo primero que hizo fue jalar sus manos para bajarlas, no funcionó. Intentó desatar sus manos moviéndolas hacia ambas direcciones solo consiguió lastimarse más. Optó por jalar de nuevo con todas sus fuerzas pero sintió que se había empezado a cortar, quemaba el roce de la corbata contra su piel.
Intentó levantarse pero ni eso consiguió sin un poco de dolor. Maldito Minho, algún día lo ataría y lo dejaría con ganas para que sufriera como él en ese momento. Después de la tercer maldición hacia su novio decidió que lo mejor sería conservar la calma. Volvió a recostarse como estaba antes de que saliera, es la habitación de Kai, así que él o Jeongmin entrarían por la mañana. Esperaba que fuera Kai por que el otro seguro tenía su cámara y lo grabaría.
Apenas comenzaba a hacerse la idea de que Donghyun también supiera de sus juegos sexuales cuando la puerta se abrió, dejando entrar la fragancia de Minho lo que alegró cada fibra de su cuerpo.
-¿Crees que te dejaría con ganas?- preguntó Minho metiendo su mano a la bolsa que estaba a un costado de la cabeza de Taemin, él solo pudo dirigir sus pupilas para seguir cada movimiento que hacía. –No soy como tú.-
-Te falta mucho para ser como yo.- dijo Taemin con autosuficiencia.
-Pensaba dejarte verme mientras te consentía, pero ahora me ha dado por ser malo contigo. Te pondré esto y solo me sentirás.- le mostró un antifaz negro el cual llevó hacia los ojos de Taemin, una vez sobre ellos pasó el resorte por su cabeza hasta que quedó puesto. –¿Me has visto muchas veces hacértelo no es así?-