Estábamos en el auto, Joshua jugaba con mi IPod reproduciendo aleatoriamente mis canciones, no dejaba que finalizara ninguna. Eso me recordaba a Fernando, cuando íbamos en el auto juntos, siempre cambiada cada cinco segundos la canción.
-¿Puedes dejar alguna?- Pregunté un poco divertido.
-Si tu música no fuera de ancianos podría dejar alguna canción.- Respondió sarcástico.
-¿Música de ancianos?- Resople.- Por favor, The Beatles, Queen, The Rolling Stones, The Doors, U2, son las mejores bandas que puedes encontrar.
-Pero no por eso deja de ser música para ancianos.- Replico.
-Música para conocedores.- Rectifique guiñándole un ojo.
-Oh mira, por fin una más o menos buena.- Dijo mientras ponía Decode de paramore.
-Sin tan bueno eres en música ¿Por qué no pones tu IPod?- Sugerí.
El obedeció de inmediato y conecto du IPod al equipo de audio del auto.
Sus canciones aunque distintas a las mías, eran muy buenas.
-¿De dónde eres?- Le cuestione, cuando note que la mayoría de sus canciones eran interpretadas por cantantes mexicanos.
-De México.- Respondió quitándole importancia al tema.
El auto se empezó a armonizar con canciones de Mana, Julieta Venegas, La oreja de Van Gogh, Café tacvba, entre los pocos intérpretes que no eran mexicanos estaba Bruno Mars, Muse y Two Door Cinema Club.
Do you want it all empezó a sonar en el auto, mi espina dorsal sintió una descarga eléctrica. Apague el estéreo.
-Oye!- Reclamó Joshua cuando lo apague.
-Lo siento, no me gusta Two Door Cinema Club.- Respondí intentando controlar todos los recuerdos que se estaban agolpando en mi mente.
-¿Te sientes bien?- Preguntó mientras tocaba mi frente.- De repente te ves muy pálido. Está bien que no te guste TDCC pero te ves fatal, digo no es que comprenda el hecho de que no te guste la mejor banda del planta.
-Lo siento.- Me disculpe, mientras me orillaba para tranquilizarme.
-Es mi banda favorita.- Dijo con los brazos cruzados, lo voltee a ver, ¿en qué más se parecía a Luis?
Inhalaba y exhalaba aire, necesitaba normalizar mi respiración y alejar los recuerdos que aquel concierto, de aquel día donde Luis y yo habíamos… detuve mis pensamientos antes de recordar más de ese día.
-Lo siento.- Me disculpe nuevamente, puse el auto en marcha y en silencio conduje hasta el primer lugar donde pasaríamos el día de mi cumpleaños.
El planetario estaba lleno de gente por doquier pero era un muy buen lugar para hacer un recorrido además suponía que esta era la primera vez que Joshua estaba en Nevada.
-Dijiste que te gustaban las estrellas.- Le dije mientras salíamos del auto.
-Me gustan.-confirmo con una sonrisa.
Empezamos el recorrido, la primer parte eran todos y cada uno de los planetas. Luego estaban las galaxias.
-Está muy bonito.- Dijo mientras avanzábamos a la última sala.
-Eso no es nada, el lugar que viene te encantara.- Le informe.
Llegamos a la última sala y él resoplo audiblemente, por un momento las miradas de varias personas se posaron sobre nosotros.
-Ya, pero si no tienes idea de lo que me encantan las habitaciones blancas.- Dijo irónico. La última sala era una simple habitación blanca.
Lo conduje hasta el centro de la sala, donde había unas cuantas personas más.
-¿Por qué te gustan las estrellas?- Me preguntó.
Sopese un poco la respuesta, ciertamente las estrellas me eran indiferentes, antes las veía por Luis. Y ahora solo porque él dijo que eran de su agrado.
-Hace años conocí a una persona que le gustaban, se podría decir que me inculco un gusto similar al suyo.- Conteste, mitad verdad, mitad mentira.
-Ya veo.- Dijo pensativo sin quitarme la mirada de encima.- ¿Y cuánto tiempo más estaremos en medio de una habitación blanca?
Mire mi reloj. Solo era un par de minutos más.
-Te tapare los ojos, cuando cuentes hasta quince te los destapare y verás.- Le dije poniendo a sus espaldas y tapándole los ojos con mis manos.
-Sus manos son frías.- Dijo mientras esperaba paciente.- Uno, dos, tres…
-Eres raro.- Le interrumpí.- Me hablas un segundo de “Tú” y al siguiente me hablas de “Usted”.
-Cuatro, cinco.- Reanudo su cuenta ignorándome.- seis, siete, ocho, nueve, diez.- Y justo cuando dijo diez, las luces de la habitación se apagaron.- once, doce, trece, catorce y quince.- Dijo emocionado.
Le destape los ojos, y por un momento se quedó callado. Solo observando a su alrededor, girando sobre su propio eje para ver toda la habitación.
-Es genial.-Dijo una vez que había dado ya dos vueltas.
En la habitación se proyectaban las estrellas, las constelaciones y algunos meteoritos.
-Mira.-Dijo emocionado señalando una de las constelaciones.- Andrómeda.
-Sí, lo sé. Es la única que conozco.- Reconocí.
-¿Conoces su historia?- Pregunto viéndome a mí, y quitándole atención al resto del cuarto.
-Una historia de amor.- Hice una pausa, el seguía viéndome, esperando alguna respuesta más clara.- Claro que la conozco, como te dije es la única que conozco.
El formo una enorme sonrisa en su rostro, por un momento se vio tan inocente, tan joven, tan infantil.
Las luces se volvieron a encender y la habitación volvió a ser una habitación blanca cualquiera.
-¿Nos vamos?- Le pregunte, mientras caminaba ya a la salida.
-Claro.-Contesto siguiéndome.
Pasamos por la tienda de recuerdos, Joshua se separó de mí, mientras recorría toda la tienda. Yo me senté afuera de la tienda, mientras lo esperaba.
-Listo.- Salió de la tienda agitando una bolsa mediana.
-¿Qué compraste?- Sentí curiosidad.
-Unas cosas para mi mamá.- Dijo mientras se adelantaba a donde el auto estaba estacionado.
Me metí al auto, esta vez el recorrido fue acompañado por Bruno Mars y por Adele.
-¿A dónde vamos ahora?- Preguntó por enésima vez Joshua.
- S-O-R-P-R-E-S-A.- conteste haciendo enojar un poco al copiloto.
-Más te vale que sea una buena sorpresa.- Respondió, cruzándose de brazos.
-Sí, sí. Lo que el señor diga.- Le conteste, pisando un poco más el acelerador, pues el trafico empezaba a disminuir.
La tarde empezaba a caer, el cielo se veía ya con tonalidades naranjadas. Los autos en las calles cada vez se iban aminorando más.
-Llevamos como mucho tiempo manejando.-Se quejó Joshua inflando los cachetes de manera muy infantil.
-¿Llevamos?- Pregunte arqueando una ceja.- ¿tú y yo? Pues que me perdí.
-Ja ja ja. Sabes a lo que me refiero.- Contesto poniendo los ojos en blanco.
-Ya llegamos.- Dije disminuyendo la velocidad y dando vuelta a la izquierda.
Estacione el auto en medio de un montón de árboles. El lugar era un restaurant al aire libre con un estilo muy rustico.
-¿Me vas a secuestrar y luego matar?- Pregunto cuando bajo del auto y observo a su alrededor. Fije mi mirada en él como si no hubiera entendido su pregunta.- Por eso me trajiste aquí ¿no?, en medio del bosque.
Evite en lo posible reírme, pero me fue imposible, una sonora carcajada salió de mis labios.
-Claro, déjame te digo que soy un doctor que seduce a los parientes de los pacientes.- Hice una pausa.- Para ser más exactos a parientes jóvenes, mal educados, sarcásticos y bueno, esta vez el elegido fuiste tú.
-Pero hay un problema.- Sonrió.- Yo no soy un mal educado así que le sugiero doctor asesino que me deje ir ahora.
-No te iras de aquí.- Hable fuerte y con seguridad, como cuando estaba en quirófano.
-Buenas tardes.- Nos interrumpió una muchacha de unos veintidós años.- Señor Taylor la reservación que hizo. Si gusta acompañarme para que lo lleve a su mesa.
-Buenas tardes, claro, la seguimos.- Conteste caminando y tomando del brazo a Joshua para que avanzara.
-¿Es un restaurant en medio de un bosque?- Pregunto en voz baja para que la camarera no le escuchara.
-Es más como una cafetería.- Le respondí mientras avanzábamos más por el parque.- Por cierto no es un bosque, es solo un parque.- Sonreí triunfal.
-Aquí es.- Dijo la camarera cuando llegamos a una mesa con cuatro sillas. La mesa era de madera, las sillas eran a juego con la mesa, de madera y con cojines de una tonalidad café.
Joshua y yo tomamos asiento, uno frente al otro.
-Les dejó la carta.- Hablaba la muchacha mientras nos entregaba la carta, que parecía de una época muy antigua.- En un momento vengo a tomarles la orden.
En la mesa había unos bocadillos de chocolate. Joshua tomo uno mientras ojeaba el menú. El movimiento de sus labios mientras masticaba me hipnotizo, era una verdadera tentación.
-¿Qué me recomiendas?- Pregunto cuando iba por el tercer bocadillo.
-Dime que te gusta.- Le pedí.
-Todo.- Sonrió.- Todo cuando se trata de postres y café.
En eso él y yo nos parecíamos. Al parecer los dos éramos amantes del café.
-Pues entonces puedes pedir todo lo que vez en el menú.- Conteste sonriendo sin apartar mi vista de él.
-Mira aquí dice: Especial de Hogwarts.- Dijo con la mirada fija en el menú.- Pediré ese.- Hablo mientras levantaba la vista.
-Buena elección.- Conteste.- Yo pediré un café late, con un pastel de queso con zarzamoras, fresa y frambuesa.
-Se oye muy bien.- Sus labios se arquearon dibujando una sonrisa.
La camarera llego a tomarnos nuestra orden. Y luego nos dejó nuevamente solos.
-Bien.- Murmuré.- ¿Cuéntame algo de ti? Para conocerte.
-Yo ya te conté algo de mí.- Entonces recordé la historia de su padre.- Tu cuéntame algo de ti. ¿Te gusta tu vida Agustín?
Guarde silencio un momento. Nadie nunca me había hecho esa pregunta, a excepción de mi claro.
-¿A quién no le gusta su vida?- Conteste intentando evadir la pregunta.
-¿Eso es un sí o un no?- La mirada en sus ojos era sería, había en ellos una chispa, se le notaba que quería de verdad oír mi respuesta.
-Si me gusta.- Mentí
-Me alegro.- Otra sonrisa se formó en sus labios, una sonrisa muy sincera.- Pero bueno ya cuéntame algo sobre ti.
-¿Qué te puedo contar?- Le pregunte mientras meditaba que decirle.- Nací en México pero tiene años que no voy para allá. Me gusta la música, de joven tocaba en una banda…
-No quiero saber de tu pasado.- Me interrumpió.- Quiero saber de tu presente.
-Bueno.- conteste confundido.- Soy doctor graduado de Harvard, soy residente en oncología…
-No eso tampoco.- Me volvió a interrumpir.- ¿Qué te gusta hacer? ¿Qué te gusta oír? ¿Qué te gusta leer?... Ese tipo de cosas son con las que de verdad conoces a las personas.
-Me gusta la música, toque en una banda de joven.- sonreí por la cara que puso al oír de nuevo lo mismo, pero me dejo continuar.- Mi libro favorito es cumbres borrascosas, aunque mi estantería está llena de libros de anatomía, patología, fisiología, fisiopatología, bioquímica y cosas por el estilo. Me gusta Muse, Bruno Mars, y algunos cantantes coreanos. En las mañanas siempre tomo café pero no precisamente para despertarme. Mi mejor amigo presencial.- Aclare.- Es el doctor Cho Kyuhyun. Me gusta mi carrera, ser doctor es algo que me apasiona.
Él tenía la mirada fija en mi cuando termine de hablar. No decía nada, solo me observaba.
-Eres una persona de gustos simples.- Sonrió.
-Pero bueno tú cuéntame algo…-Pedí.
Cuando Joshua iba a empezar a hablar la mesera llego con nuestro pedido. La noche estaba cayendo. Una luces como de navidad se encendieron dando luminosidad al lugar.
El pedido de Joshua era un café cappuccino de vainilla con chocolate. El platillo eran trufas de chocolate, panecillos de fresa y chocolate con forma de la pelota de quiddich de Harry Potter.
El mío era solo el café y el pastel. Joshua tomo una de las pelotas y la mordió por la mitad, tenían relleno de nutella.
-Están deliciosas.- Sonrió, haciendo una exagerad mueca que indicaba que estaba disfrutando la comida.
Empecé a comer el pastel, que estaba igual de rico que siempre.
-¿Oye eres un gran doctor cierto?- Preguntó.
-Claro.- Conteste con un tono muy presumido.- ¿Por qué?
-Sé que estamos comiendo, pero ¿Puedo hacerte una consulta?- Su mirada era triste y aunque seguía masticando se veía nostálgico.
-Dime, si puedo ayudarte lo hare.- Tome su mano para que supiera que contaba conmigo.
El sonrió y tomo mi mano, le dio un apretón y la soltó.
-¿Qué probabilidad hay de que un paciente con cáncer se recupere?- Su voz se entrecorto cuando dijo la palabra “cáncer”.
-Cuando una persona adquiere cáncer, la probabilidad de que mejore depende directamente del tiempo que tardaron en detectarlo, si un cáncer se detecta en los primeros meses, incluso durante el primer año hay una gran probabilidad de mejoría, pero esto casi nunca sucede, los canceres son silenciosos y los pacientes empiezan a mostrar síntomas tres o incluso cinco años después, cuando el cáncer está ya en etapa terminal. En ese punto la probabilidad de mejoría es casi nula.
La vista de Joshua estaba fija en sus panecillos, solo asentía a lo que decía.
-¿Es por tu mama?- Pregunte.
Volteo a verme y con una sonrisa que no supe descifrar contesto.- Si es por ella.
En silencio terminamos de comer. Al final pague la cuenta y nos marchamos.
Ya en el auto, el silencio seguía pesando.
-¿Cómo estás?- Pregunte.
-Vivo.- sonrió.
-Eres muy gracioso.- Le sonreí mientras acariciaba su cabeza, alborotando su cabello.- ¿Dónde quieres que te deje?
-En el hospital.
-Está bien.
Seguí manejando. Para cuando habíamos llegado al hospital el reloj marcaba ya las doce y media de la noche.
Estacione el auto en la acera contraria al hospital.
-Gracias por él día.- Le agradecía por haber pasado conmigo mi cumpleaños aunque él no lo supiera.
-Gracias a ti por todo.- Sonrió mientras tomaba la bolsa de compras del planetario. Saco una pequeña bolsa con un moño y me la entrego.- Feliz cumpleaños, es algo pequeño, pero espero que te guste.
Me le quede viendo ¿Cómo había sabido de mi cumpleaños?
-La pizarra del hospital marca el cumpleaños de todos.- Contesto como adivinando mi pregunta mental.
-Gracias.
Ambos nos miramos fijamente, el tenia los labios entre abiertos, aunque quisiera, no podía resistirme así que tome su barbilla y despacio me acerque a él.
Lo bese suavemente y le chupe el labio inferior mientras daba una pequeña mordida. Sus labios siguen perfectamente el ritmo de los míos.
-Luis…-Susurro entre el beso. Él se separa bruscamente de mí. Me mira fijo como esperando una respuesta.- Yo, lo siento.
Joshua sonrió tristemente meneando la cabeza de un lado a otro, diciendo no.- Gracias por el beso, aunque no pensaras en mí.- Dice mientras baja del auto, segundos antes de azotar la puerta.
Me quedo solo en él auto, dando golpes mentalmente. Azoto mi cabeza contra el volante.
-Eh sido un idita.- Confirmo algo que ya sabía.
Suspire. Y puse el auto en marcha, ya dejaría que se le pasara un poco el coraje y aclararía las cosas con él.
Llegue a mi apartamento a la una y treinta de la mañana, estaba cansado y algo somnoliento. Estacione el auto y subí por el elevador, una tonada me acompaño hasta el piso de mi apartamento. Metí la llave en la cerradura y abrí la puerta, en la entrada y tomando sus cosas estaba Kyu.
-Feliz cumpleaños.- Murmuro no muy feliz. No sabía cuánto tiempo llevaba esperándome y me sentía realmente mal.
Él camino hasta donde yo y puso su mano en mi pecho, yo por instinto puse la mano en el mismo lugar. Kyu coloco una llave en mis manos. La observe mientras el salía y cerraba la puerta, no sabía que decirle. Esa era la llave de mi apartamento. ¿Por qué me la regresaba? Estaba claro que la había cagado, pero no por eso íbamos a perder años de amistad ¿Cierto?
Salí del apartamento, Kyu estaba esperando el elevador, cuando escucho la puerta de apartamento abrirse giro la cabeza y con una mirada de desilusión dijo:
-No sientas pena por mí, por no haber estado hoy conmigo como todos los años, mejor siente pena por ellos.- Y dicho eso entro al elevador.
¿Pena por ellos? ¿Quiénes eran ellos?
Entre nuevamente a mi apartamento. No sabía a lo que se refería. Primero me dirigí a la cocina y tome un vaso con agua. Luego camine a la sala, porque desde la cocina se veía una caja, probablemente un pastel de Kyu para mí.
Camine y rodee el sofá, la caja era en definitiva un pastel, pero esa no era la sorpresa, sobre mi sofá había una persona, una persona que aunque no había visto hace mucho tiempo aun reconocía. Alguien a quien siempre reconoceré.
Me deje caer en el sillón libre. ¿Esto es un sueño? ¿Qué hace él aquí?