El domingo me desperté muy temprano, realmente no había logrado dormir mucho. Mi sofá estaba ocupado, mi cama estaba ocupada, así que me toco dormir en el cuarto de visitas, que raramente se ocupaba y por tal hecho estaba en mal estado.
Esta mañana no tenía guardia. El día después de mi cumpleaños lo tenía libre.
Me levante de la cama aun con algo de confusión por la noche anterior. Como mi cuarto estaba ocupado no podía tomar una ducha en la tina de mi cuarto de baño. Me conformaría solo con una ducha convencional.
El cuarto de baño de la habitación de invitados era muy amplio, lujoso y cómodo, pero no era mi cuarto de baño.
Me quite la ropa que llevaba puesta. Era la misma que traía el día anterior. Me metí a la ducha y use el shampo que estaba ahí. Era de Kyu, cuando se quedaba en mi casa ambos teníamos que salir a la misma hora, entonces él tomaba un baño en el cuarto de huéspedes y yo lo hacía en el mío.
El shampo de Kyu tenía un aroma muy dulce, no de mujer, pero tampoco como el típico shampo de hombre. Era un shampo que combinaba perfecto con él coreano.
Termine de tomar mi ducha, puse una toalla alrededor de mi cintura y con otra seque mis hombros y espaldas. Salí del baño y busque algo de ropa de Kyu, no quería interrumpir su sueño.
Lo único que me quedaba más o menos era una bermuda beige y una camisa tipo polo blanca con dos franjas azules a la altura del pecho.
Cepille mi cabello y me mire al espejo, acomode una y otra vez mi peinado, corrobore más de una vez si la ropa me quedaba bien.
Salí de la habitación rumbo a la cocina. En el sofá aun descansa él con una cobija encima. Se veía tranquilo, con su respiración relaja. El ritmo de su respiración seguía siendo el mismo, podría acostarme a su lado solo por el placer de oírlo respirar como muchas noches lo hice.
El reloj de la sala marcaba las cinco y cincuenta y tres. Aún era temprano, pero ya no podía dormir. Puse la cafetera y metí un par de panques al horno para cuando ellos despertaran. Encendí el televisor de la cocina. En TNT estaba la película de Sherlock y ahí le deje. Me senté en una silla y me puse a ver la película. El tiempo paso rápido y cuando me di cuenta la cafetera estaba ya con el foco rojo encendido y la película había acabo.
Me serví una taza de café y saque un panque de nutella. Los acomode frente a mí y continúe viendo la televisión. La película que siguió a Sherlock fue encuentro explosivo. Estaba tan ensimismado viendo la televisión que no note cuando alguien se sentó a mi lado.
-Buenos días.- Saludo, tomando asiento en la silla que coloco estratégicamente a lado de la mía.- Me hubiera gustado que las primeras palabras que escucharas de mi fuese feliz cumpleaños, pero ayer no llegaste.
-Lo siento.-Dije sin voltear a verlo.
-Tu amigo él coreano es muy amable.- Sonreí. Kyu era un demonio.
-Lo sé.-Conteste.
-Sé que puede que estés molesto y todo lo que quieras porque venimos sin invitación, ni avisar, pero no puedes contestarme solo esas dos palabras.- Voltee a verlo por primera vez y le sonreí.
-Tienes razón Fernando.- Me aclare la garganta.- Es solo que… hace mucho tiempo que no nos vemos.
-Eso es culpa tuya.
-Lo es.- Le ofrecí un panque que acepto con gusto.- Pero tu deberías entender que no podía regresar.
-Podías.- Mordió el panque y sonrió.- Vainilla con fresa.- Asentí, sabía que ese era su favorito.- Sabes que…- Hizo una enorme pausa y se quedó callado. Era obvio que iba a hablar de Luis.
-¿Cómo esta él?- Por fin, después de muchos años hice la pregunta que tanto anhelaba.
Fernando me vio un segundo con cara de confusión.
-¿No lo sabes?- Pregunto como si hubiera algo que yo ya debería saber.
-No hay nada que yo sepa de él desde que me fui.- Di un sorbo a mi café.- Entonces, ¿Cómo está?
-Está bien.-Hizo una mueca, como si el hecho de decirme que Luis estaba bien fuera una mentira.
-Pero…-Dije esperando que completara su respuesta.
-Agustín.- Dio un sorbo a su café y una mordida a su panque. Sus labios se movían de forma sensual.- No puedes pretender que de verdad Luis este bien. Te fuiste. Él te fue a buscar al aeropuerto el día que tú te fuiste, pero llego tarde.
Enmudecí. Si yo hubiera sabido eso, jamás me hubiera alejado definitivamente de Luis. Probablemente me busco ese día para decirme que no me fuera, o para decirme que me esperaría o…
-No piense en ello.- interrumpió Fernando mis pensamientos. Estaba serio y me veía directamente a los ojos. Le sostuve la mirada.- No hay manera de que sepas para que te buscaba ese día.
-¿Por qué no me lo dijiste antes?- Le reclame con un tono de voz que no mostraba mi paciencia diaria.
-Porque Citla y yo teníamos prohibido hablar de él.- Se levantó de la silla.- Cuantas veces nos colgaste por escuchar el nombre de Luis.- Me grito.
Me quede callado. Tal vez si hubiera sido un poco menos egoísta. Si no hubiera pensado solo en mí. La situación podría ser diferente.
-¿Qué ya no dirás nada?- Recrimino Fernando nuevamente.
-Sabía que hablar de él no traería nada bueno.
Fernando suspiro y salió de la cocina. No lo seguí, muy probablemente iba a donde Citla dormía, mi habitación.
Me quede en la cocina un par de minutos más. ¿Qué es lo que yo debería saber de Luis?
-Buenos días.- Saludo una melosa voz procedente de la puerta de la cocina.
-Pequeña.-Dije parándome de la silla y abriendo los brazos.
Citla corrió a mis brazos e inflando las mejillas dijo:- Ya no soy pequeña.
Eso era cierto, ahora media poco más de un metro sesenta. Su cabello era lacio, lo tenía a altura de la cintura. Estaba hermosa.
-Feliz cumpleaños.-su tono de voz me indicaba cierta molestia.- Toma.- Dejo pasar ese sentimiento y estiro sus manos, en ellas había una caja.
-Gracias, pero no debías.- Acaricie su cabeza, la sensación familiar me inundo de melancolía. No debí haberme separado de ellos, pero ahora era tarde para arrepentimientos.
Lo dudo un momento y me dio otra bolsita.
-Toma.- sonrió.- Te debo muchos regalos.
-Yo te debo mucho tiempo…
De repente la cara de Citlalli se volvió triste. Sus ojos empezaron a enrojecer y de la nada corrió para abrazarme de nuevo.
-Te extrañe mucho.-Lloro en mis brazos.
-Lo sé y lo siento.- ¿Qué más podía decir? Nada
El teléfono interrumpió el llanto de mi hermana.
-Yo contesto.- Se ofreció Ferns.
-Claro.-Respondí. Así podría abrazar un rato más a mi hermana.
Fernando fue a la sala a contestar. Minutos después regreso.
-Era Kyu.- Informo, con una duda muy clara en su mirada.- ¿Ustedes salen?
-¿Qué dijo?- Realmente no salía con Kyu, pero era muy importante para mí.
-Que cuando tuvieras tiempo le hablaras, que quería verte.
-Kyu y yo solo somos amigos.- Le conteste.
-¿No has salido con nadie desde…?- Pregunto mi hermana secándose los rastros de lágrimas.
-No.- Mentí. Recordé la cita de ayer que había tenido con Joshua.
Recordando Joshua, sabía que le debía una disculpa. Dejaría que se calamara un poco y ya el lunes hablaría con él.
-Oh.- Exclamo. La sorpresa en su cara, se mezclaba con algo de tristeza.
-Nunca he estado solo.- Le dije con una sincera sonrisa recordando a Kyuhyun.
-Ustedes siempre estuvieron a lado mío, aunque intente alejarlos más de una vez.- Sonrei. Realmente ellos me amaban... Ese tipo de pesonas son las que se deben conservar, esas que por mas que intentes alejar, se quedan, ahi contigo, en medio de la peor de las tormentas.