Papeles, es increíble como un simple pedazo de papel puede significar tanto. Hyomin ya los había leído, igual Eunjung, ambas estaban conscientes de lo que pasaría en poco tiempo. Si los papeles eran firmados, en unos meses estarían divorciadas y…aunque ella no quisiera firmarlos, no podía hacer otra cosa “No puedo negarme” lo pensó, pensó en ir a juicio y impugnar aquella petición, pero ¿Para qué? Hyomin tendría facilidad para conseguir las pruebas, no tendría sentido oponerse a lo inevitable. Lo mejor, era dejarlo todo.
Sí, firmaría, le daría su libertad por lo menos eso le debía.
Hace cuatro días que Hyomin se había marchado y aun podía recordar la forma en la que ella la miraba, con ese toque de decepción y de rabia. Peor aun, la cachetada y el beso no correspondido que le enfriaban el corazón cada vez que los recordaba “Pude ver en sus ojos la urgencia que tenía por alejarse de mi ¿Para que voy a detenerla?”
Era tiempo de equilibrar su vida, quizás unas vacaciones le vendrían bien “Sí, eso es lo que necesito, firmaré, le daré los papeles y me marcharé por un tiempo” ya podía imaginarse en una playa o en cualquier lugar que pudiera brindarle algo de paz.
Observó una vez más las hojas que tenía en manos, papeles que ya habían sido revisados tanto por ella como por su abogado, los colocó sobre el amplio escritorio, tomó un bolígrafo y… se detuvo a mirar las fotos que adornaban su espacio de trabajo, una de Hyomin sonriendo con mucha alegría, era de su época colegial, otra de ambas en un cita casual y la ultima, la ultima había sido tomada el día de su boda. Tomó esta ultima con su mano izquierda “¿Qué nos pasó?” por más que ya aceptara sus errores no dejaba de sorprenderle el rumbo que todo había tomado “Me pregunto si alguien más podrá hacerte sonreír como yo” volvió a dejar el portaretrato en su lugar con esa pregunta en mente, una pregunta que sin poder evitarlo, era capaz de causarle celos, resopló, ya no tenía derecho a sentir eso. Dejó el bolígrafo justo encima de la hoja, mirándola, dudando y hasta sudando un poco, por lo menos sus palmas transpiraban a causa de los nervios. “Hazlo” lo intentó pero terminó retrocediendo de nuevo “Vamos, Eunjung, es lo correcto” otro intento “Salgamos de esto de una vez” intento fallido, de nuevo…gruñó “¡Hazlo, hazlo, hazlo, hazlo, hazlo…! Y sin darse cuenta ya había terminado, firmando hoja tras hoja, aceptando que deseaba divorciarse de su esposa, por mutuo acuerdo.
Eso era todo, no, aun debía entregárselos a su abogado para que este hiciera lo mismo con el de su pronta a ser ex esposa.
Se quedó mirando el documento, con manos ligeramente temblorosas, así de fácil se terminaba su historia, así de fácil se ponía final a todo y ahora… ¿Qué haría?
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Los años habían pasado con velocidad, casi como un rayo frente a sus ojos, ya no era una estudiante de preparatoria, ya no era una niña… ahora era una mujer, una universitaria que se esforzaba tremendamente por ser la mejor en todo. Creía que si se acercaba aunque sea un poco a la perfección, su familia tomaría una actitud menos ruda hacia ella y Hyomin.
Sí, ya su relación no era secreto, sus amigos y familiares estaban al tanto de que ambas se amaban, tomaron por sorpresa a su grupo de amistades, pero nada más que eso, en cambio los padres de Hyomin lo habían tomado mal, muy mal, no solo por Hyomin, sino también por Jessica y es que ¿Dos hijas homosexuales en una sola familia? Muchos padres lo tomarían como una desgracia, hasta una maldición, por lo menos algo así dijeron los señores Jung al enterarse de tal cosa. Por su parte, Eunjung se enfrentó a sus abuelos, los jefes de la familia Ham, su mente arcaica no podía entender como… como su nieta mayor, su orgullo y su más grande tesoro, podía estar tan DAÑADA, la abuela Ham por poco tuvo un infarto y esto no hizo más que empeorar la ira de su abuelo.
La pelinegra tuvo que soportar humillación tras humillación, la primera, fue la expulsión del ceno familiar, la segunda, la burla de sus primos, aquellos que habían estado deseando un pequeño tropiezo por parte de la mayor para tomar su lugar como la heredera principal.
Una sonrisa amarga se dibujó en sus labios, todos aquellos recuerdos no hacían más que darle mucha más motivación “Podrás regresar a casa cuando me demuestres que puedes tomar el control de tu herencia, cuando dejes a esa chica y enmiendes todos tus errores” Errores… para ellos Hyomin era un error, una mancha que había ensuciado la pureza de su nieta y no estarían contentos hasta que esa mancha fuera borrada. Para su sorpresa, eso fue lo que menos hizo su descendiente. Ahora ambas vivían en un pequeño y modesto departamento, tenían trabajos de medio tiempo para poder mantenerse y su amor, bueno, llevó muchos golpes, pero sobrevivió.
-¿Qué tanto piensas?- llegó la castaña, abrazándola por detrás- ¿Qué es eso?- preguntó mirando la cantidad de papeles que Eunjung tenía en sus manos. La pelinegra sonrió olvidando el estrés y giró un poco el rostro para robarle un beso.
-Cuentas, Minnie- oh sí, habían sido envueltas por la realidad. Para una señorita de la alta sociedad y otra de clase media alta, vivir con presupuesto era algo difícil, incomodo y desgastante. Siempre con las cuentas hasta el cuello.
-De nuevo…- un suspiro se abrió paso entre sus labios- Creo que tendré que trabajar horas extras.
La mayor apretó levemente aquellas hojas, sintiendo como su garganta se apretaba ante la rabia. Le dolía que Hyomin tuviera que pasar por todo eso, solo por ella. Malditos papeles.
-No, no tienes que hacerlo, yo lo haré- su voz sonó segura, dejando muy en claro que no cedería ante la idea de su novia.
-Eunjung…- le llamó en un tono cariñoso, acariciándole las mejillas- No tienes que cargar con todo el peso, somos un equipo ¿Lo recuerdas? Yo estoy para ayudarte.
-He dicho que no, Hyomin, no permitiré que salgas tan tarde del trabajo, algo podría pasarte y eso… eso me mataría ¿No lo entiendes? Eres lo más preciado para mí, no quiero que nada malo te suceda o que te estreses más. Todo esto ha sido mi culpa, yo debo tomar la responsabilidad.
¿De que hablaba? Había sido ella quien insistía en conseguir algo más que un beso cuando estaban a solas en la casa de la menor…y lo consiguió. La pasión se apoderó de ambas y les nubló el pensamiento, ni siquiera escucharon la puerta cuando la madre de Hyomin llegó a casa y menos cuando esta abrió la puerta de la habitación de la muchacha, atraída por ruidos curiosos. Ese día la señora Jung descubrió todo y la vida de ambas cambió radicalmente.
-En algún momento teníamos que decirlo, Jungie.
-Pero no tenían que enterarse de esa forma -arrojó las cuentas sobre la pequeña mesa y se llevó las manos a la cara, llena de pura frustración.
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Extraño, era realmente extraño estar sola… ahora que ya todo estaba a punto de terminar, ahora que había dejado la casa en la que vivió durante más de cuatro años, ahora que estaba parada en medio de aquella amplia sala, sintiéndose sola y algo necesitada. Se dio cuenta entonces de una cosa, la costumbre, la costumbre podía ser una sombra insistente que no se borra con facilidad, se empeña en mantenernos atados a la rutina y a las personas.
Sacudió la cabeza, fastidiada del recuerdo de la mujer que hasta hace unos meses había sido su único amor “No te saldrás fácilmente de mi cabeza ¿Verdad?” no, no lo haría, lo sabía, pasaría un buen tiempo hasta que su mente y su corazón se acostumbraran, esta vez a no verla más.
Miró su entorno, el nuevo departamento estaba totalmente amueblado, algunas cajas adornaban una esquina de la sala, dentro de ellas ciertas pertenencias que habían sido recogidas por Jessica y Tiffany. La castaña no quería ver a Eunjung, no deseaba hablarle porque sabía que con solo mirarla, vendrían todos los recuerdos y ahora… esas memorias que antes le dibujaban una sonrisa, solo le abrían heridas.
Ya su ropa había sido perfectamente acomodada en el closet, la despensa estaba llena gracias a Hyoyeon, Yoona y Sunny que le ayudaron con las compras en lo que ella se encargaba de reorganizar el departamento a su gusto, cambiando la posición de algunos muebles, moviendo las lámparas, cambiando el colchón y las sabanas, ni loca dormiría en algo que ya había sido utilizado por quien sabe quien.
-Déjenlas por ahí- ordenó Sica a un joven que cargaba unas cajas- Gracias por su trabajo- agradeció y este le sonrió con amabilidad antes de marcharse- Bien, esas eran las ultimas- notó que Hyomin estaba otro mundo- Huesitos, ya no falta nada- sin respuesta- Hyomin…¡HYOMIN!- gritó ya fastidiada por la falta de atención.
-¿Qué?- tanta tranquilidad la sorprendió, se esperaba un grito por respuesta- ¿Qué pasa, Sica?- habló de nuevo la menor, mirándola con algo de cansancio.
-Terminaron de traer tus cosas, hermana- repitió, sentándose en el sofá e invitándola a que hiciera lo mismo. Algo andaba mal con su hermana, podía ver cierta tristeza en sus ojos- Estarás bien, no, estarás mejor que bien, lo sé, confió en que Qri podrá hacerte muy feliz…y no tienes que preocuparte por Eunjung, lo superará al igual que tú- la menor abrió la boca en un intento por hablar, pero la rubia levantó la menó para mantenerla callada- Imagino que te sientes un poco rara quizás hasta fuera de lugar, este sitio, no es tu hogar, y no lo será hasta que crees memorias en el, hasta que compartas con tus amigas, no es tu hogar… pero lo será, así que no te preocupes.
-Me siento sola… no quiero vivir aquí, no quiero estar sola todo el tiempo- dijo casi en un lloriqueo.
-¿Quién dijo que estarás sola?- voltearon hacia la entrada y recargada del marco de la puerta estaba una pelirroja, con una sonrisa sombría que intentaba ocultar las inseguridades que habían surgido al escuchar parte de la conversación.
Las hermanas enmudecieron por unos segundos, asustadas ante la idea de que Qri hubiera escuchado todo, claro, más Hyomin que Jessica, la primera podía sentir como su corazón latía a un ritmo nervioso al ver ese destello de dolor en los ojos de su ahora pareja.
-¿Entonces? ¿Si te sientes sola porque no me llamas?- cero sonrisas, esta vez…cierta molestia resonaba en su voz, Sica miró a las dos chicas, el rostro dolido de la chef, y el rostro exaltado de su hermana, le hicieron entender que… “Primera discusión de pareja, servida” y rodó los ojos ante el estrés que le causaba estar presente en esa escena.
-Kyul…- la mayor de las tres comenzaba su acercamiento, caminando en territorio desconocido, no sabía que esperar de Hyomin y sus enredos amorosos, esos que al parecer seguían latentes.
-¿Dime? ¿Por qué prefieres sentarte a pensar en lo que tenías con ella en vez de llamarme?- estaba irritada, era obvio. Una batalla de miradas fue iniciada, una mirada herida contra una suplicante.
Y entonces… un celular sonó. Hyomin apartó la mirada para ver como su hermana buscaba el móvil, sintiendo la de Qri quemarle la piel.
-Ya lo tengo- dijo al fin con una sonrisa en un intento por disipar la tensión que crecía en el ambiente, pero cuando leyó el mensaje, su falsa sonrisa se convirtió en una mueca indescifrable- Eh… tengo que irme, las dejo, chicas, hasta luego- la rubia salió corriendo, olvidando su naturaleza perezosa.
Hubo un gran silencio, casi absoluto sino fuera por alguno que otro ruido ocasional, la tensión creció al quedar solo dos y la preocupación de la menor seguía el mismo camino.
-Has malinterpretado todo…- inició, poniéndose de pie para estar frente a frente.
-Entonces explícame.
-Qri… entiéndeme, mi vida está dando un giro total, es normal que me sienta algo mareada- vociferó, deseando ser comprendida por su amante- Pero eso no quiere decir que no piense en ti, que no te tenga presente en mis planes, es solo que… he pasado dos semanas durmiendo sola en una habitación de hotel y ahora estoy aquí, en este lugar, sintiéndome perdida.
Jihyun relajó un poco su expresión, sabía que Hyomin no le mentía “¿Y donde he estado yo durante esas noches?” la culpa centelleó en sus ojos. A pesar de que ya habían formalizado su relación, el tiempo compartido en ese lapso de tiempo no era mucho. Bajó la cara con algo de vergüenza, arrepintiéndose de su ataque de celos, regañándose internamente por ser tan impulsiva. Pero es que cuando se trataba de Hyomin, su autocontrol parecía irse por la borda. Sintió los suaves dedos de la castaña posarse bajo su barbilla, invitándola a verla a los ojos y con duda, lo hizo.
-Lo siento, creo que mi reacción no ha sido la mejor, yo…- la menor capturó sus labios en un beso, interrumpiéndola de la forma más dulce posible.
-No importa… solo… solo quédate conmigo esta noche- susurró Hyomin, aun rosando sus labios, terminando con el tema y el tenso momento.
Primera discusión, superada.
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Silencio, demasiado silencio, eran las ocho de la mañana y aun nadie se aparecía por la cocina “Me toca hacer el desayuno… otra vez” un sonido de queja se hizo presente en aquel infierno para hacer comida “Adoro comer, comer es maravilloso, pero ¿por qué demonios no podemos meter una capsula en el microondas, ponerle un minuto y que salga una comida lista como en aquella película de los niños espías? Sería tan maravilloso…¡Dios, mataría por esa tecnología!” su mente jugaba con diferentes teorías de cómo hacer del proceso de la alimentación algo menos laborioso y molesto cuando una extrañamente animada Jiyeon hizo acto de presencia. Ya lista, arreglada, preciosa como siempre.
-Buenos días, bella dama- saludó la mayor con coquetería, obviamente en juego- Parece que has revivido ¿Has arreglado las cosas con Eunjung?- un profundo bufido resonó.
-No me la menciones, mi buen humor no tiene nada que ver con ella- el tono agrio no pasó por desapercibido para los oídos de la hermana mayor “Es tan curioso que siempre estén peleadas”
-¿Entonces que te puso de tan buen humor?
-Ayer fui con Sehun a los bolos, tenía mucho tiempo sin divertirme, fue bastante agradable poder olvidarme de la universidad, el trabajo y sobretodo del amor- se sirvió una taza de café y le dio un sorbo- Además, no se porqué pero tengo un buen presentimiento- sonrió mostrando toda su dentadura.
-¡Agh! Ya deja de sonreír así que me dejaras ciega con tanto brillo- dijo con falso fastidio, cuando en realidad se sentía muy alegre de verla sonreír. Parecía que todo se estaba acomodando, primero Jihyun y ahora Jiyeon- Y dime, mocosa… ¿Qué pasa con Sehun? Has estado pasando mucho tiempo con el ¿Están pensando en volver? ¿Las cenizas agarraron chispa? ¿Terminaste con tu novia?- las preguntas la tomaron por sorpresa, frunció el ceño.
-No, ni siquiera había pensado en eso- contestó con sinceridad ignorando el último cuestionamiento.
-Tú no, pero apuesto a que el sí- y eso la tomó aun más desprevenida.
Se encontraba tan ensimismada en su propio drama que no se había puesto a pensar en lo que podía estar sintiendo el joven, ese que estaba para ella en todo momento. Miró a su hermana con un mohín.
-No le he dado alas si a eso te refieres- la mayor sonrió mientras arrojaba algo de fruta en la licuadora.
-Los enamorados no necesitan alas para hacer volar sus ilusiones, les basta con ver a la persona que aman para crear un cuento de amor y lo harán aunque sepan que nunca se cumplirán sus fantasías, porque saben… que es lo único que lograran conseguir- vertió el agua y encendió el aparato electrodoméstico dándole chance para pensar un poco.
-Le tengo mucho aprecio, pero nunca lo he amado no lo hacía cuando éramos novios y no creo comenzar a hacerlo, ni ahora, ni después.
-Por lo menos lo tienes claro, espero que seas capaz de decírselo cuando llegué el momento- la menor asintió- Cambiando de tema, es extraño que Qri no se haya levantado aun.
-Mmm, Kyul no pasó la noche en casa- a la mayor por poco se le salen los ojos de las cavidades orbitarias al escuchar eso. Miró a la otra con los ojos abiertos de la sorpresa “Oh my God, esa vagabunda pasó la noche con Hyomin”
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El día parecía estar pasando más lento, el reloj del salón marcaba la una y su cabeza comenzaba a doler. La profesora hablaba de algún tema pasado, así que se dio el lujo de mover su mirada hacia la ventana para ver el cielo, por lo menos eso era menos aburrido que las palabras sosas que salían de la boca de la mujer. “Pasaré por ti luego de tus clases para llevarte al trabajo” recordó a Sehun, que se había ofrecido a buscarla luego de saber que al final de sus clases siempre debía salir corriendo para poder llegar a un horario aceptable al spa de la señorita Jung “Siempre tan atento” pensó, admitiendo que el joven se preocupaba mucho por ella, suspiró pesadamente luego de recordar las palabras de Soyeon, cuanta verdad había en ellas. La amabilidad del varón tenía una razón, seguía enamorado de ella, Jiyeon lo sabía y le dolía, sentía pena por el muchacho ya que sus sentimientos nunca habían sido correspondidos. Un poco triste ¿No?
-Bien, clase, recuerden formar sus grupos o parejas para el proyecto- recordó con amabilidad la señora, Jiyeon solo rodó los ojos ante la idea de trabajar con algún idiota que la atrasara en su trabajo, como muchas otras veces.
Fuera de la universidad el alto chico esperaba con paciencia, levemente recostado de su preciado auto, se le formó una gran sonrisa al divisar a la chica, caminando entre todos aquellos estudiantes. Levantó la mano para llamar su atención y esta hizo lo mismo para saludarlo. Inició una carrera para llegar a él y al estar frente a frente le sonrió.
-¿Qué tal tu día?
-Aburrido, muy aburrido.
-Y pensar que aun te quedan años para terminar la universidad- le recordó a modo de broma, con una sonrisa divertida, Jiyeon bufó con fastidio- Se nota que amas estudiar.
-Claro que me gusta estudiar es solo que a veces la teoría puede ser peor que pasar una semana completa encerrada con Qri unnie- se explicó la más joven.
-¿Cómo es eso?- preguntó algo confundido.
-Aburrido, dah- Sehun rió ante tal comparación.
-Le diré a tu hermana-amenazó juguetonamente, dando puntadas en los costados de la menor, sacándole risitas- ¿Lista para irnos?
-No, espera, tengo que comer mi almuerzo antes del trabajo- decía mientras hurgaba en su bolso para sacar el recipiente con su comida, preparada por la hermana del medio- Vamos a sentarnos.
-Comes como si no hubiera mañana- se burlo el chico al verla llenar su boca con mucha comida y a gran velocidad. Jiyeon lo miró por unos segundos, pestañeó para luego volver a devorar sus alimentos sin darle importancia- Sabes he estado pensando en que… tu y yo podríamos…- la castaña no le estaba poniendo atención, aun así los nervios no se iban, quería hacer una propuesta que tenía días dándole vueltas en la cabeza- Tu y yo… podríamos…
-Jiyeon- le cortó una voz femenina y sus nervios se convirtieron en tensión “Eunjung” pero no, era una completa extraña, por lo menos para él. La chica se sentó entre los dos, sin darle importancia a la presencia del varón- Ya que la profesora nos ha dejado escoger pareja para el proyecto ¿Quieres hacerlo conmigo?- directo al grano, Jiyeon la observó por unos minutos, con la boca llena de comida un poco sorprendida por la repentina aparición de la muchacha y… un tanto distraída por aquellas facciones- ¿Entonces?- sonreía levemente con un aire confianzudo.
-Eh… si… cla-claro, Suzy- contestó al fin luego de tragar el gran bolo alimenticio. La pelinegra, satisfecha con la respuesta, sacó su celular y pidió el numero de la castaña, al obtenerlo sonrió encantadoramente solo para ella antes de marcharse con un “Te llamaré pronto, Jiyeon” Sehun percibió un tono coqueto en la voz de la chica de piel pálida y la vio alejarse sintiendo lo que muchos llaman “Celos” pero lo que más le molestó no fue el tono seductor de la fémina, sino la cara de idiota que tenía Jiyeon “Al parecer, siempre seré la ultima opción, quizás, ni siquiera estoy en la lista”
-¿Suzy, eh?- la chica ya se había marchado, pero Jiyeon seguía mirando hacia el frente olvidándose por completo de la comida- Si no vas a terminarte eso, es mejor que nos marchemos- dijo, ya un poco molesto, poniéndose en pie y caminando hacia el auto, fue entonces que la castaña salió de su trance y lo siguió sin darse cuenta del estado del mayor.
Celos…malditos celos. Son peores cuando sabes que no tienes derecho a tenerlos.
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La situación era extraña, estaba en la que había sido casa de su hermana, pero no se sentía igual, ya no estaba presente ese sentimiento cálido. Eunjung dormía plácidamente en otra habitación, al parecer no le gustaba dormir sola en la enorme cama del cuarto principal. Quedó rendida luego de que Boram le hiciera comer hasta decir basta. La mayor de las Jung descansaba en uno de los sofás junto a ella, estaba Tiffany. Taeyeon y Yuri platicaban en la cocina, mientras la más pequeña veía televisión.
-¿Estará bien, verdad?- preguntó la pelirroja, recostando su cabeza en el hombro de Sica.
-Si, Tiff, solo fue un desmayo, nada más… ha estado expuesta a mucho estrés en estas ultimas semanas, el divorcio, los problemas amorosos, la compañía y seguramente la soledad también a influenciado en su actitud tan irresponsable.
Eunjung sufrió un desmayo el día anterior, motivos, estrés, mala alimentación y falta de sueño. Taeyeon, fue quien les avisó a todas, puesto que ella misma vio la escena. De ahí a que la rubia saliera corriendo cuando Hyomin y Qri estaban enfrascadas en una discusión. Ahora las cinco se encontraban cuidando de ella, sí, eran muchas personas pero querían asegurarse de que dejara de comportarse como una adolescente anoréxica.
-¿Le dijiste a Hyomin?
-No…no lo creí conveniente, estaba teniendo una discusión con Qri, justamente sobre nuestra joyita- la embarazada arqueó las cejas ante la información.
-Seguro ya lo solucionaron- aseguró, acurrucándose más en los brazos de su esposa- Jessie…- llamó y cuando estuvo segura de que tenía la atención de la mayor, habló- Mañana tenemos cita con el doctor Han- le recordó acariciando su barriga, que ya estaba bastante grande.
-Lo sé, Fany- respondió colocando su mano sobre la de la chica sonriente, dándole un suave beso en la cabeza- No puedo creer que ya falte tan poco tiempo- decía emocionada, su ojos brillaban con alegría de tan solo imaginarse sosteniendo a su pequeña. La pelirroja reía.
-Faltan dos meses, aun es mucho tiempo para mí, ya quiero verla- y una energética patada en la barriga fue la respuesta de la bebé, ella también parecía ansiosa- Tiene buenas patadas- bromeaba- Será como tú, andará pateando todo- Sica no contestó solo se concentró en sentir los movimientos de su bebé.
-¿Quién va a patear a quien?- emergió Taeyeon, detrás del mueble- ¿Patearemos a Eunjung luego de que recupere las fuerzas?- preguntó con maldad- Porque se lo merece, te juro que cuando la vi en el café, parecía un espectro… y luego se desmayó justo frente a mi ¡Creí que se había muerto, Phany, te lo juro!- exclamó al recordar el susto que le dio la pelicorta, agregándole más drama al asunto- No pensé que todo esto la desgastara de esa forma.
-Yo tampoco, estaba pensando solo en Hyomin- esta vez era Yuri- Debió sentirse muy sola.
-Y arrepentida- complementó la de menor tamaño- Como sea, hemos sido unas malas amigas.
-Ella fue quien se alejó por completo de nosotras, no acudía a las reuniones, no contestaba las llamadas, no fue a la boda de Seo, ¿Me oyes? NO FUE A LA BODA DE SEO- Se unió Boram.
-Sí, pero nosotras no hicimos nada por traerla de vuelta al grupo- razonaba Taeyeon. Las demás guardaron silencio, entendiéndola completamente, era normal que tomara esa actitud luego de ver como su amiga se desvanecía frente a ella- No costaba nada ir a buscarla a su oficina y sacarla de ese encierro… Lo hemos hecho con Boram, hasta con Jessica ¿Por qué no con ella?
-Porque nos enteramos de lo que había hecho y tomamos partido en un asunto que solo les concernía a ellas… por eso no lo hicimos.
La atención se concentró en Yuri, quien había tenido uno de esos momentos POCO frecuentes de inteligencia. Era la verdad, todas, ninguna era la excepción, decidieron apoyar a Hyomin, se entrometieron unas más que otras en aquel asunto y no se preocuparon por Eunjung, ni siquiera se les pasó por la cabeza hablar con la infiel para hacerla entrar en razón y ayudarla a salvar su matrimonio. Ya era tarde, ya no podían hacer nada por ese matrimonio y sinceramente todas pensaban que era lo mejor.
-No somos perfectas…- inició la mujer en estado- Cometimos un error al igual que ella.
Así somos los humanos, cometemos errores una y otras vez, tenemos sentimientos intensos y a veces no muy buenos, somos complicados, egoístas, soberbios e inestables. Nos estimamos más de la cuenta a nosotros mismos, pero… tenemos conciencia y eso nos impulsa a corregirnos, eso mismo hacían las chicas en esos momentos.