XI Enamorado del jardinero más bello de mí retorcido mundo
¿Cuántas veces he tenido esta inquietud?
Just like that! No te dejes atrapar, soy peligroso
Just like that! Más que una bestia hambrienta
Just like that! Tan solo soy un tonto, desesperanzado, sediento, ansioso y ciego
Ni siquiera sé cuándo empezó
Just like that! Quede atrapado
Just like that! No mal intérpretes,
Cuando te veo soy tan solo un tonto, sediento, ansioso y ciego
Monster / Super Junior~
Dieter
—¿Lo que trata de decir es que mi mamá está endeudada con usted y que por eso yo debería trabajar para usted?—
La verdad es que era inteligente. Mire al niño mientras secaba sus cabellos desde luego, ya estaba vestido pero quizás no se acostumbraba con su cabello un poco largo…
—Sí, pero tranquilo solo será trabajo y pensé sobre qué trabajo, me decidí por la vacante de jardinero en mi casa… oh, llame a tu madre cuando te estabas bañando, me dijo lo contenta que estaba incluso gritaba histérica, dijo que la disculparas pero que llegaría aquí mañana sábado—
Era extraño, él seguía con el mismo bendito brillo en esos verdes ojos tan claros como agua de estanque que a veces creía que se me iría entre las manos.
—Gracias… escuche de las enfermeras que usted nunca desistió—
—De nada, bueno vamos para que tomes la cena que no quisiste ahora para que te acuestes—
Le sonreí sinceramente…
—Además que te hicimos un montón de pruebas y apenas estabas despertando… lo siento—
“Siento haberte quitado dos años de tu preciosa vida”.
—¿Ah? ¿Por qué se disculpa?—
—Por no haber sido lo suficientemente buen médico cirujano —
—¡No! Gracias por no dudar de que yo si despertaría—
Su sonrisa que se concentraba en su nariz tobogán me hacía sentir tan bien…
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—Doctor, yo le agradezco del fondo de mi corazón lo que hizo por mi pequeño pero no me pida que se lo entregue—
Dicen que no hay nada más valioso o poderoso que las lágrimas de una madre, pero ahora estábamos en un mundo tan terrenal que asusta a veces encontrarse con cualquier tipo de bestia humana.
Como yo.
—Cuando este bien, le pido que me llame para ir a buscarlo. Sabe perfectamente que su hijo siguió en el hospital por mí y en los papeles que le di a firmar podría hacerla a usted y a su hija mayor, que se vayan a vivir bajo de algún puente por la deuda—
—Tenga compasión ¡Por favor!—
Estábamos en una sala de espera del hospital y yo solo ponía las cartas sobre la mesa.
—Tranquila señora, por favor discúlpeme a mí, dejare que Lamar se vaya con ustedes pero no quiero que no pase más de dos meses en que me estén llamando para ir por él. Él pagara sus deudas como el jardinero de mi casa—
¿Cómo decirle a la madre del pequeño que me tiene enamorado, que se callara sí quería que no la matara literalmente a pesar del respeto que le siento?
—Si hubiese sabido que usted era…—
—No, que yo sea un Close no me vuelve ni malo ni bueno, solo es un trato y usted fue la única que decidió y que aún puede decidir—
Salí de la sala en espera desierta en que nos encontrábamos, apenas eran las 11 de la mañana, tenía trabajo que cumplir como; Mammon.
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Tenía que ir a la base Close, Ubicada cerca del lago Ammer, llegue a la mansión hacia el ala sur de afuera y Tom me estaba esperando solo con un sándwich de carne en término medio. Abrí el vidrio de mi alfa romero negro…
—Padre, debo informarle que la salmonela también cuenta como enemigo y usted simplemente se está aliando con sus más potenciales servidores, carnes crudas…—
—No moriré, solo porque mi hijo es un excelente médico cirujano—
Asentí, él accedió a subir en mi auto y partimos.
Apenas llegamos me certifique que los que regularmente vigilan el área no hayan reportado nada sospechoso. El motivo de mi cuidado era simple, la majestuosa reunión de Pecados con su respectivos dueños de la familia.
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—Iniciando secuencia de video llamada internacional…—
Ya estábamos dentro del salón frente a un gran monitor con teclado de última generación y equipos sencillos de tecnologías, al fondo estaban los muebles que les gustaba a Tom de estilo victoriano de vinotinto color y con rayas doradas igual que las reposaderas de las sillas y la mesa pequeña… Mire la pantalla, esta arrojaba que ya se cargaría por completo la frecuencia por nuestros usuarios especiales.
En el cuadro azul se distinguió la lista de contactos…
Envy: Off
Gluttony: Off
Avarice: Off
Anger: Off
Lazy: Off
Arrogant: Off
Lust: Off
Al pasar un par de minutos el “Off” cambio rápidamente a “On”. El monitor se dividió en 7 recuadros de personas que yo reconocía por costumbre y cortesía de la unión de las 7 familias…
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—Mi mamá me conto sobre la deuda…—
El chico de cabellos cual ébano con corte nuevo se dirigía a mi después de cinco horas de viaje por carretera ya que lo había ido a buscar algo lejos de Múnich.
Coloque su maleta cerca de la cama con cobijas marrones y me senté en ellas…
—En el papel está escrito cuanto me debe, es solo que las cosas casi nunca son gratis, pero Lamar ¿Me odias por eso?... ¿Por alejarte de tu familia?—
No quise ver su expresión. Era extraño pero sentía que lo que sintiera el menor por mí era de muchísima importancia.
—No te odio por eso pero tampoco estoy contento—
Oí como suspiro y se sentó en el mueble pegado a la ventana mirando hacia afuera donde a unos 15 metros aproximadamente se encontraba la mansión.
—Tu casa es muy bonita bueno, es más elegante que bonita—
—Gracias Lamar…—
—Mañana comenzare el trabajo con el jardín, hoy estoy muy cansado por el viaje y ya es de tarde—
Él… él nunca me había hablado con aquel tono tan perspicaz y con una mirada que navegaba descuidadamente su alrededor.
De seguro habían sido las arpías de su madre y de su hermana, las mujeres siempre con el caos y la discordia por el medio.
Él pensara que mi comportamiento es algo casual y como decirle que nada fue casual, todo resulta ser producto de mi personalidad o de lo que me convertí desde que soy avaricia, lo que me ha traído poder pero con un alto precio.
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—Salud—
Choque mi copa con el vaso de jugo de naranja de Lamar mirándolo y queriendo ganármelo pero era algo tan…
Alce mi copa en muestra de “salud” de los demás que eran mi tío Georg, mi primo Marcel y mi padre Tom.
Cenábamos un rico pavo que la servidumbre había preparado por orden de Tom quien parecía engordar cada vez, le notaba una especie de aura intranquila era algo digno para sospechar.
Vi como Lamar se acercaba al termino de la cena y nos hacia una pequeña reverencia con la cabeza en muestra de que iba a su cuarto que estaba fuera. Me dolió un poco no encontrar una maldita excusa creíble para que se quedara.
—Mmm, veo que tu jardinero no está interesado en ti—
Marcel me decía aquello tomando algo triste de su copa de vino tinto.
—Marcel, lo siento—
—Desgraciadamente puedo notar que sientes mucho por él, no hemos estado juntos desde que ese chico despertó milagrosamente de su coma—
Yo no le iba a decir nada más… lo seguro es que ya yo tendría un plan.
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2 Meses después…
Nada, no le he dicho nada al jardinero que contrate. Solo me ocupo de estar a su pendiente, pronto iba a terminar lo que le quedaba de preparatoria. A veces trato de estar con él pero es como una pared sólida y transparente que aquel niño al que pensé no tan lucido construyo entre ambos.
Recuerdo hace muchos años cuando me quede hablando con Amón en aquel campamento de supervivencia, el italiano me dijo que tuviera cuidado con el pecado que represento ya que el había oído un sermón de la iglesia donde el padre decía que el que mucho abarca, poco aprieta.
El corazón de mi jardinero debe ser muy grande y tantas fueron mis ganas de monopolizarlo que a la final me da miedo que mi falta de paciencia irrumpa entre la relación que se torna difícil con Lamar aunque…
—Vamos a celebrar que pasaste tus exámenes con buenas calificaciones—
El sol de la tarde era algo fuerte pero la fría brisa apaciguaba aquellos rayos mientras el chico jardinero rastrillaba las hojas marchitas de los árboles del patio enorme, desde luego que él tenía ayudante pero peculiarmente hoy estaba solo.
—No, pero gracias—
Él chico alegre, el Lamar de antes se había perdido.
No veía su sonrisa hace meses, su aptitud apática me hacía sentir tan mal.
—Te quieres ir ¿Verdad?—
—Una cosa es querer y otra muy diferente es poder pero está bien, supongo que esto es lo que me toco y debo agradecerte por dejarme terminar la preparatoria—
—Eres muy serio al respecto—
—Discúlpame… tú no tienes la culpa de que perdí dos años de mi vida ¿Sabes? La chica del que estaba enamorado no sé dónde está pero me contaron que está feliz viviendo como la esposa de un ejecutivo exitoso—
Sus ojos estaban tristes, sin sonrisa. Era como si mi arcoíris se fuera disipando.
—La… amabas—
Vi cómo se erguía y me miraba directamente. Pensé tontamente, quizás ir a buscar a la estúpida esa para verlo sonreír, todo por él.
—Jajaja, gracias. Veo que a pesar de todo te preocupas por mí pero no, no la amo. Solo me sentí un poco nostálgico es como si mi vida dio un giro tan grande en un cerrar y abrir de ojos—
—Lamar, sí ya no quieres estar aquí, dímelo… has trabajado mucho y quizás quieras irte con tu familia—
—No, yo te pagare todo con mi trabajo—
Comenzó a colocar esas hojas secas dentro de aquella bolsa negra.
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De repente le abría la puerta a un Lamar arreglado, iríamos a un club tranquilo a tomar whisky.
El chico de ojos estanques caminaba a través del club algo moderno pero pacificado igual que las medias luces de colores, Lamar tenía su cabello hacia un lado con aquel flequillo y con esas puntas ébanos que llegaban a tocar su nuca, también note sus pantalones negros ajustados junto con un suéter beige junto su gabardina marrón con capucha…
Tras un silencio no incomodo ya habíamos bebido entre los dos una botella de whisky y sonreí de medio lado al descubrir sus ojos, sus preciosos ojos un tanto distorsionados y divertidos al encontrarnos hablando sobre cuáles eran las comidas más sabrosas.
—Oh, ¿sabes que detesto de ti?—
Un chico con pelo negro y labios rojos por beber tanto me preguntaba aquello tomándome desprevenido, es decir; ¿él me odiaba?
—Mira a tu izquierda… tienes rendida a todas las chicas y yo con suerte logro obtener un vistazo. Bueno, eso no me hace ser un tipo majo—
Mire a mi izquierda y si, había 2 rubias y una morena, parecían modelos que me veían insinuantemente así que rápidamente quise detectar si eran celos que tenía Lamar pero como siempre los humanos pensamos cosas que no son.
Solo era un adolescente que me envidiaba por querer tener la misma aura de atracción para con las mujeres. Suspire, tome su mano y lo mire a los ojos.
—No, tú eres el que me tiene ventaja, tu eres él que cualquiera querría tener en su cama—
De repente se sonrojo como si se hubiese imaginado algo así que sonreí al ver como nervioso retiraba mi mano de la suya.
—N-no creo—
Titubeo él…
—¿Quieres averiguarlo?—
Le rete.
—No lo sé, mejor…—
Le corte enseguida, levantándome de la mesa y llamando a la bella mesonera rubia con permanente para agarrarlo de un brazo y sacarlo del lugar. Percibí que sus movimientos eran torpes.
Cuando llegamos a mi auto que estaba casi al frente del club nocturno se animó a preguntarme tan confuso.
—¿Qué pasa?—
—Vamos al hotel donde siempre me hospedo cuando no puedo llegar a casa—
Le hable como si fuese la cosa más lógica del mundo.
Rápidamente habíamos ingresado en el hotel lujoso tras un viaje no muy largo en mi camioneta negra 4x4. Hable con la recepcionista para que me diera mi habitación, “amablemente” se comportó cuando vio mi tarjeta negra y los registros del hotel como cliente VIP, de que era nueva, era nueva.
Jale del brazo de un Lamar que se perdía con el inalcanzable techo de chalet fino hacia el ascensor que estaba solo marcando números y yo sabía que se detendría en el piso 14.
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Lamar
¿Qué era lo que pasaba por mi mente?
¿Ese hombre me gustaba como para besarlo?
¡No!
Por qué no, si justo antes de abrir la puerta de esa habitación me le había lanzado a sujetar su fuerte cuello para besarlo sin importar que existiese la máxima probabilidad de que me rechazara.
Cuando me separe mire sus ojos grisáceos abiertos de par en par. ¿Sorprendido o asqueado? e allí la cuestión.
—¿Por qué rayos no lo habías dicho antes?—
De repente decía aquello respirando un poco agitado como si estuviera molesto, mis manos se deslizaron para alejarme pero sentí su agarre en mis caderas dejándome helado al instante.
—Me viese ahorrado todas mis ganas—
Su voz era totalmente diferente, era la voz sugestiva de Dieter con una mirada grisácea y depredadora.
—¿Cómo…?—
No podía procesar aquello…
—¿Qué dices sí vivimos felices para siempre y toda esa basura?—
Una sonrisa atravesó su rostro como una estrella fugaz dejándome aturdido y mi estómago ya se hacía presente furiosamente la emoción de un vacío en mis pies y era por eso que mis manos sujetaban tan fuertemente aquel cuello blanco al que quería probar, opte por abrazarlo y guardar mi rostro en su amplio pecho.
—¿Qué pasa?—
Si, lo que siempre me había gustado inconscientemente del doctor era su preocupación o quizás la atención que tenía para mí.
No respondí y me apegue más a él.
—Quiero confesarte algo…—
Asentí sin pensar.
—Pensé que si no me querías así pues, no me viese quedado de otra que violarte—
¿Cómo podía bromear con algo así y a la vez decirlo tan serio?
—¿Cómo dices?—
Dije confundido y hasta trate de alejarme pero él no me dejo.
—Oh nada, pequeño… ahora ¿me harías los honores?—
Mi cabeza se separó y lo vio a mi altura ya que se había inclinado, me miraba insistentemente, yo sabía en el poco raciocinio que tenía que era por un beso que el doctor quería.
Yo me le había acercado un poco y el de cabellos castaños con mechas naturales marrones había cortado aquella distancia bruscamente calzando su boca con la mía, recorriendo mi cavidad a un ritmo lento como saboreando bien todo.
—Te quiero hacer el amor duro…—
—Hazlo—
Dije aun dentro del beso con los ojos que se me volteaban por la intensidad de las emociones que estaba experimentando en mi estado en embriaguez.
—Ah… cuidado—
Me queje al ser impactado contra una pared. Sentí como me quitaba mi gabardina marrón gamuzada y se desasía de mis pantalones incluyendo la ropa interior. Al instante me baje el suéter beige que me quedaba para tratar de cubrir mis partes íntimas aunque él fue más veloz y agarro como si mi anatomía no fuera ningún reto para él dejándome acostado en la cama mientras yo trataba aun de cubrirme, al dirigir mi vista al frente de la cama, allí estaba él, quitándose su suéter rojo mate que sabía que lo había comprado en la tienda de Hugo Boss. A continuación se desbotono su camisa blanca y al quitársela había dejado a la vista unos pectorales que me llamaban en demasía la atención al punto de excitarme al instante. Dieter se había dado cuenta de esa reacción mía y en su boca hubo una picara sonrisa.
—Eres mío y de nadie más—
Y así fue como él se montó en la cama para quedar arriba de mi cuerpo y comenzar a besarme profundamente a la vez sentir sus manos en mi cuerpo hasta su mano se coló bajo mi suéter para tocar mi piel desnuda y así llegar a mis tetillas que al ser pellizcadas hicieron que me estremeciera, dejando salir de mi garganta un jadeo agudo que no sabía que existía en mí.
—Ah, Die…ter—
Gemí incontrolable al sentir nítidamente como la gran mano del doctor me masturbaba de una manera que me hacía caer en una curva insaciablemente placentera. Mientras yo echaba mi cabeza para atrás sintiendo toda la presión.
—Lámelos muy bien—
Escuche entrecerrando los ojos con unos dedos que se deslizaban por mis mejillas, esos eran los dedos que tenía que lamer. Los tome con ambas manos y los introduje en mi boca para sacarlos y tocarlos con mi legua.
—Buen chico…—
Dijo el doctor con voz ronca lo que me hiso sonreír pues yo le estaba haciendo que se excitara. Su mano se introdujo en mi estrecha entrada de una vez, y así me di cuenta para que la saliva. Cerré fuertemente los ojos y me queje aunque no me gustaba esa sensación, lo que yo quería era que él me tocara como él quisiera.
Tras varias embestidas de ese dedo, metió el segundo dedo mientras me giraba y quedaba de boca al colchón. Al cabo de unos minutos metió el tercero y gemí pero de dolor e incomodidad.
—Tranquilo, todo va a estar bien, soy tu doctor así que no te voy a lastimar—
Al término de esa frase sentí su lengua en un glúteo y embestidas de los dedos dentro más su otra mano que tocaba mi órgano sexual de manera lenta y tortuosa.
De repente mis caderas hundieron esos dedos dentro de mí conciliando cierta sacudida.
—Ah… ¡Ah!—
Grite de dolor porque los dedos fueron reemplazados por el miembro de Dieter. Cuando estuvo dentro se detuvo solo un momento pero como aun tocaba mi pene todo se entremezclaba, con respiración fuerte me encontraba sentí el embiste repetitivo que él me hacía. Mis manos sujetaban las frazadas y fue cuando me giro. Tomo mis piernas y las puso a su alrededor hundiéndose en mi deliciosamente una y otra vez. Mis manos se entrelazaron tras su cuello mientras que mechones sudorosos se adherían a la frente del pelo castaño que iba y venía. Y muchas estocadas más, él me había inyectado un líquido caliente. Ambos gemimos por él que termino adentre mío y yo en su mano.
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Yo seguía trabajando en la casa de Dieter, disfrutando cada llegada del doctor. Ultímateme hacíamos el amor cuatro veces por semana, a veces me lo hacía tan fuerza que duraba toda la mañana en cama, quizás yo era muy masoquista.
Mi mamá me llamaba semanal y esta vez le dijo que me le escapara que ella iba a pagar la deuda y solo le dije que estaba bien, porque me estaba llevando muy bien con el doctor, sonreí secándome la frente al terminar de botar la basura del patio.
—No te dejes encandilar, mira que una luciérnaga no es una estrella—
Voltee rápidamente y era el señor Tom, quien venía comiendo un muslo de pavo media cruda.
—Oh, me asusto señor—
Le sonreí de igual.
—Solo quería preguntarte ¿Cómo saliste de tu coma? Ese experimento que hizo mi muchacho lo ayudo descubrir cosas interesantes de la alimentación del cuerpo humano—
—¿A qué se refiere?—
Sus ojos tenían una expresión llena de sombras.
—Jamás estuviste en coma, estuviste sedado por medio de químicos que Dieter preparo—
Abrí mis ojos al máximo, no entendía… vi como el señor se alejaba mientras que alguien me tomaba por detrás, sujetando mis caderas y besando mi entre cuello.
—Buenas noticias, tengo la tarde y la noche libre, podemos ir a algún lugar y luego estar juntos—
—Tú… ¿causaste mi coma? ¿Por qué?—
Sentí como se erguía Dieter, me soltó y me dio el frente.
—Quizás fueron las ganas de llegarle a un niño menor de edad que en cualquier momento se iba a enamorar y olvidar de mí—
—¿Eres loco o qué rayos?—
Empuje al de ojos grises, quien ni se inmuto.
—Te amo y te quiero para mí—
—No más, ya te excediste… bueno siempre me engañaste, me iré lejos de ti—
—No, no lo harás porque allí matare a tu familia y luego te torturare y jamás te iras de mi lado—
Me hablo con una seguridad y frialdad que me asusto, cuando retrocedí un paso sentí que me agarraba de la muñeca y me arrastraba hacia la mansión.