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Anzuelo por shi san

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Notas del capitulo:

      Al parecer a nadie le intereso mi fics T.T borrare todo los capítulos que faltan y listo!

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Lo siento, fue broma… de igual me gusta mucho este fics y hasta yo no puedo esperar seguir la continuación. Ando un poco deprimida u.u mi nuevo amor platonico no me responde mis mensajes que le dejo en facebook u.u es Thomas Müller, el jugador de futbol aleman T^T buenooooo espero que disfruten este Cap.

XIV Cita médica  

 

Victorio

 

—¿Qué dijo Alan?

 

     Pregunte al entrar, importándome poco los dos muertos en medio del salón de madera oscura pulida.

 

—Dijo que volvería pronto y que solo era una misión que estaba cumpliendo como pecado y… se molestó cuando no le di información acerca de Cristofer

 

      Escuche al rubio que me veía con brillo de querer decir algo más desde una esquina cuando la puerta se abrió y Dan entraba junto con Antón. Ingresaban con unas bolsas negras junto trapeadores y líquidos de limpieza.

 

—¿Y qué demonios cree? ¿Qué tú le ibas a decir todo?

 

     Golpee la mesa del escritorio notando lo rápido que el rojizo y el asiático limpiaban el área.

 

—Hubo algo más… pero no sé si decírselo, jefecito

 

     Vi la fastidiosa forma de actuar picara cuando Ian guardaba la información que a él le gustaba pero de igual me intrigaba ¿Si era algo importante?

 

     Uno nunca sabe.


—Qué es, dime

 

     Dije sobando mis cienes con una mano casi perdiendo la paciencia, la que jamás he tenido. Vi el rostro burlesco del rubio con suéter verdes de rayas marrones.

 

—Jajaja ¡Ok, lo diré!

 

     El rubio hablo en exageración acomodándose el flequillo.

 

—¡Él dijo que apenas llegara te haría todo el sexo oral que quisieras! Jejeje él solo hizo mucho énfasis en ese recado

 

     Vi como Ian le daba un rápido vistazo a Antón quien tocio disimuladoramente.

 

.

.

.

 

—Con que todo el sexo oral que quiera… ahora que lo pienso, no le he pedido eso a Cristofer

 

     Masculle entre dientes, ya en mi oficina cuando escuche un timbre de mi celular, abrí la alarma que claramente decía; “Cita médica de Cristofer”.

 

     Otro timbre regular sonó en mi celular y era un texto de Ian, explicando brevemente que ya estaban en el hospital.

 

     Abren y cierran la puerta mientras mis manos sostienen una carpeta y soy consciente que me importa poco ya que me hallo hundido en la basura que estoy leyendo.

 

    ¿7 Pecados? ¿7 Familias potentes? ¿66 Años de tradición antigua?

 

     Lo que leo podría ser tan cierto como el cielo de Moscú casi siempre es gris a finales de año.

 

—Jefe, creo que estamos retrasados con todo el asunto

 

     Dan con su tablet en las manos me da un gesto de seriedad.

 

—El mensajero que llego ayer a Moscú, la inteligencia del gobierno de USA lo acaba de reportar, no me sorprendería que lleguen francotiradores solo para acabar con él lo que es cuestión de tiempo

 

     Toc, toc, toc. Se escuchó tras la puerta enorme de madera pulida.

 

—Adelante

 

     Entro un sonido de taconeo de las plataformas grises de Lidia.

 

—Señor Milosevic, llego este fax con información confidencial acerca de Hartman

 

      Me los entrego e inicio con un resumen, de hecho Hartman era el mensajero.

 

—A Hartman lo acusan bajo el delito de espía ilegal y abuso de poder tras revelar algunos secretos del régimen Estado Unidense “la punta del iceberg”. Pero tras las declaraciones de los secretos federales, Hartman deja claro en estos documentos que efectivamente los pecados de las siete familias son fundamentales para proceder en un año a ejecutar el plan de la familia principal, poder y dominación de los pueblos latinoamericanos

 

     Fruncí mi vista, teníamos que actuar rápido, los planes de la gente involucrada arruinaría el equilibrio tanto de las masas como de las mafias humanas del mundo.

 

      Aunque el problema era ¿Cómo detener a una tradición con un fin muy provechoso?

 

—Y por eso es que existe ese laboratorio en Washington… por eso los estudios de seis a seis meses, durante tres años seguidos

 

     Era un tema extenso y delicado que no compartía con todo el mundo, tanto que ni mi padre lo sabía.

.

.

.

 

—Buenas noches

 

     Luego de darme una ducha entre en el comedor como de costumbre luego de un día de trabajo.

 

     Justo se hallaba un Ian que parecía retener una hélice de emociones que yo desconocía, como siempre. Mi padre estaba aislado, creo que hablando por teléfono con mis hermanas y cuando arroje la vista al frente del rubio, estaba Cristofer con un semblante rojo intenso que prendía pura curiosidad en mí, de hecho esta noche no se me escaparía.

 

Cristofer

 

     Había terminado de ayudar con la cena a Zoya quien me miraba sospechosa y yo simplemente me quería relajar, o al menos estaba tranquilo solo por cierto sedante que me introdujeron en el hospital.

     Todos procedían a sentarse en la mesa y quede al frente de Ian.

 

—Mmm, te ves como muy hiperactivo

 

     Eso se lo decía Antón quien comía una manzana. Le arroje, sin querer, una mirada asesina al pelo naranja y a la manzana. Uno, para que no preguntara el por qué a Ian y dos, para que dejara de comer entre comidas.

 

—Aw

 

      Un gemido enternecedor de parte de Ian dejaba con una mirada de intriga a un Antón que dejaba a un lado su brillante manzana a medio comer.

 

—Buenas noches

 

     Y de pronto los efectos vagos de sedante que había en mí se esfumaban y me dejaba con una realidad bastante extraña. Victorio con sus palabras y presencia lograban despertarme muy de golpe.

 

Recuerdo

 

     De hecho ya me habían hecho los exámenes de sangre y ahora el Doctor Grey miraba con recelo los papeles con los resultados de los exámenes… los cuales me había practicado por segunda vez.

 

—¿Ian?... ¿Sera que tengo una enfermedad muy grave y no volveré a ver a mi sobrino ni a mi hermana?

 

     Enseguida el doctor pareció ignorar mi falta de capacidad de entender el idioma ruso y me dijo un montón de cosas. Tire mi vista a Ian y este estaba como estupefacto e incluso sonrojado ¿Acaso el doctor estaba ligando con él o conmigo?

 

—Querido… vas a ser padre y el jefe también

 

—¿Por qué ?

 

     Me rasque el antebrazo tratando de ignorar las sandeces de Ian pero el médico me miraba serio y lo peor es que Ian también me miraba serio.

 

—Tu. Tener. Mpreg Shigatsu. Tu tener un bebe. Dos meses y medio. Gestación

 

     Oí tararear dificultosamente esas palabras en español de parte del doctor.

 

—No… no, no, no ¡yo soy un chamo! ¡Un hombre!

 

     Mis nervios se dispararon y en eso Ian me sujeto porque estaba fuera de control. El doctor me miro y me dijo unas cosas que no entendí pero luego Ian las tradujo agarrándome fuerte y mirándome como con compasión. Vi como el doctor salía rápidamente del consultorio blanco y azul celeste.

 

—Tranquilo cariño, el doctor dice que esto es normal en tu estado y más si tuviste presiones antes, mucha más razón para sedarte

 

     Abrí los ojos a lo máximo y en efecto, una señorita venía con una jeringa tras el doctor Grey.

 

Fin de recuerdo.

 

—No repetiré lo mismo tres veces

 

     Esa voz alta y amenazante hizo que me despertara de mi ensimismamiento. Alce la cabeza y Victorio me miraba con el ceño muy fruncido.

 

—¡Uh, ah ¿Qué pasó?!

 

     Me levante mirando a mí alrededor, notando que no había nadie en la mesa, solo Victorio me veía demasiado intrigado con mi forma de actuar.

 

—Cuando le pregunte a Ian sobre cómo te fue en tu cita médica solo me dijo que era un tema personal que debía tratarlo solo contigo

 

     El problema no era su estado malhumorado, tampoco el hecho de las “veces” que aún me faltaban para completar mi “pago”; ir a Venezuela. Mis ojos bajaron a mis manos que estaban temblando y sin más mi cerebro solo arrojo una solución momentánea…

 

     “Corre”.

 

     Subí una mano y lentamente di dos pasos lejos del ruso ojos azules. Luego salí corriendo hacia la sala notando que Victorio venia tras de mi para alcanzarme, mi corazón iba a mil.

 

—¡Detente, maldita sea!

 

      Esa voz mientras más cosas en ruso se juntaban en su boca hacía que mi paso se acelerara hacia las escaleras, justo al segundo peldaño alguien me halo hacia tras y caí en los brazos de un muy hosco Victorio.

 

     De nuevo, creo que lo que sentía se llamaba “pánico” y no exactamente escénico.

 

—Su- suéltame… ¡Suéltame! ¡Suéltame pedazo de imbécil!

 

     Comencé a moverme precipitadamente, dando patadas y manotazos que el esquivaba con estúpida habilidad. Luego jadee de un poco de dolor por caer en el sofá de la sala.

 

—¡Tranquilízate!

 

      Fue tan alto el grito que me dejo quieto aunque aún temblaba.

 

—¡Dios, Cristofer estas temblando!

 

     Victorio se sentaba rápidamente y me abrazaba fuertemente, sobando mi cabeza mientras ya podía sentir lagrimas que salían solo para arrastrarse por mi rostro aterrorizado.

 

—¿Me vas a decir que fue lo que paso?

 

     Empecé a titubear sin decir nada coherente.

 

—Tranquilo ¿sí? Todo va a estar bien

 

      De nuevo me sobaba en sus brazos, apretujándome.

 

—Ian solo me conto que tuvieron que sedarte

 

     Tome aire, respire profundo… tenía que decírselo.

 

—El, e-el doctor m-me d-dijo q-que… tengo un bebe, estoy esperando un bebe… dijo algo sobre Mpreg Sh-Shigatsu

 

      Mi temblor no ceso, de seguro Victorio me rechazaría, rechazaría andar con un monstruo como yo, quizás hasta me dejaría ir a Venezuela pero…

 

     ¿Por qué pensar en alejarme de él me resultaba tan dolorosamente inconsciente? Y caer en eso me dejo inmóvil y mis ojos cedieron a una oscuridad que simplemente necesitaba.

 

     Me había desmayado.

.

.

.

 

—¿Cómo te sientes?

 

     Escuche pero ese rostro se veía realmente borroso, otro parpadeo y era Victorio con mechones un poco rebeldes pegados a su frente y a sus mejillas, por lo que yo veía estábamos en su habitación. Me desarrope para salir de allí pero él me lo impidió y me quede sentado con la cara baja.

 

—Está bien ¿Ok? Eso paso porque a veces las cosas solo suceden. Ian me conto que tus nervios estaban sobre reaccionando por tu estado, hace rato el doctor estuvo para examinarlos y solo dijo que estaban bien

 

     Victorio tenía una mano que atravesaba mi regazo hasta el colchón mientras me miraba como con asombro o quizás mucha tranquilidad. Quite su mano y me dispuse a salir pero me detuvo y quedamos boca con boca.

 

—¿Por qué no me lo dijiste con tranquilidad? ¿Acaso crees que te hare daño por esto?

 

      De repente me acerque más a sus labios para darle un beso profundo que se cortaba y seguía profundo. Me separe jadeando por la falta de respiración.

 

—L-lo siento

 

     Dije avergonzado y acalorado.

 

—No, no te alejes. Vamos a relajar tus hormonas por ahora

 

     Entrecerré mis ojos pero rápidamente los abrí al ser despojado de mis pantalones.

 

—Como no quiero lastimarte, pondremos lubricante de cacao allí

 

     Saco del cajón de su mesa de noche un envase redondo transparente con tapa negra y lunares blancos, fue apagar la luz y cuando regreso se acostó abrazándome mientras me besaba el cuello, sus dedos junto sus palmas se paseaban por todo mi cuerpo. Nos besamos para luego enredar nuestras lenguas como si fuera un magnifico truco, al cabo de un rato Victorio aprovecho a untarse lubricante en su mano, me giro y me paso eso con dos de sus dedos en mi ano en un movimiento seductor. La otra mano masturbaba de manera lenta e inquietante mi miembro y mis testículos de vez en cuando. A quién iba a engañar si ya quería que me embistiera, por eso cerraba los ojos y cerraba la boca para no gemir pidiendo “cosas”.

 

—Estas tan erecto… ya es tiempo

 

     Se montó encima de mi pasando sus piernas por alrededor suyo mientras su hombría era insertado en mi de manera instantánea.

 

—¡Oh, Dios!

 

     Dije alto llevando mis manos a los hombros de Victorio mientras él iba despacio besando mi oreja y mis labios. De repente su cabeza descendía y lamia para mordisquear mis tetillas, lo cual hacia que me retorciera y gimiera de manera fuerte.

 

—M-más f-fuerte… ¡Ah!

 

      Dije mientras buscaba más rapidez.

 

—La verdad, siempre quiero hundirme en ti muy rápido

 

     Y allí empezaron las embestidas, yo respiraba fuerte para jadear y babear de tanto placer. Mis dedos con cortas uñas rasguñaban la espalda de Victorio.

 

—Ah ¡Ah!

 

      De pronto me había girado, colocándome boca abajo mientras alzaba mis caderas y volvía arremeterme una y otra y otra vez… 

 

     El de cabellos negros azabaches me masturbaba lo cual me gustaba demasiado. De repente me vine en su mano. Siguió estocándome hasta que pronto se hundió en mí inyectándome esa especie de sustancia que de seguro querría desaparecer el día siguiente por comodidad.

 

     Caí rendido por cansancio y por una especie de felicidad.

.

.

.

 

Dobroye utro

 

     Escuche los “buenos días” en ruso a los lejos mientras mis ojos se abrían fatigosamente. Mi cabeza reposaba de lado en una cómoda almohada beige crema y justo frente de mi estaban un par de hermosos ojos azules, me miraban expectantes, lo cual me dio mucha vergüenza y me voltee para arroparme de pies a cabeza.

 

—B-buenos días

 

     Solté de seguro muy rojo bajo la frazada.

 

—Me gustó mucho cuando me pediste que lo hiciera fuerte

 

     Esa voz fue tan deleitante que casi jadee al escucharle.

 

     Me quite las sabanas de la cara para tapar mi cuerpo, bajándome de la cama.

 

—¡Iré al baño!

 

     Abrí la puerta del baño para entrar a toda prisa. Al estar allí mire el excusado con expresión de pesar ya que hasta esa tarea se me haría un poco dolorosa e incómoda.

.

.

.

 

     Bueno, Zoya no estaba en la cocina y nadie se había sentado en la mesa, era domingo quizás era por eso. Prepare el desayuno amasando harina de trigo y haciendo 4 pastelitos rellenos con queso y tocino, era extraño pero estaba muriendo por comerlos, coloque los platos en la mesa junto con jugo de naranja, también cambures y no espere a Victorio.

 

—¿Por qué rayos no me esperaste?

 

      Ese era el ruso que rascaba ligeramente su cien y me miraba reprobatoriamente.

 

—No hay nadie en la casa

 

     Digo de la forma más obvia con medio pastelito casi por entrar en mi boca.

 

—Al menos esto se ve delicioso, no pensé que hacías esta clase de cosas

 

     Vi como el pelinegro se sentaba frente a mí, en esa pequeña mesa pero acogedora.

 

—¿Esta clase de cosas? Son solo pastelitos hechos con harina de trigo, queso y tocino…

 

     Desayunábamos en silencio pero muy a gusto, era como si el de piel pálida y yo nos entendiéramos o solo nos tuviésemos confianza. Fue extraño pero me lleno de tranquilidad.

 

     Sin embargo, no pude evitar pensar en cómo me forzó, las cien veces, el embarazo y ahora esta atmosfera que me confunde, ¿Sera esto el síndrome de Estocolmo?

 

—¿Sabes? He estado pensando en abrirte una cuenta en el banco para que tengas tu propia tarjeta y de hecho ya le he dicho a Ian que te de mi tarjeta para que seas tú el que la maneje como quieras excepto en ir a comprar un boleto para Latinoamérica

 

      Después el ruso dio un mordisco a su segundo pastelito dejándome pensar en ¿Cuál era su plan con lo me acababa de decir? ¿Más dinero?

 

—Espera, eso no. Mi deuda se extendería y no es lo que quiero ya basto con la operación de Alex y también con darme techo y comida

 

     Dije seriamente para sorber mi delicioso jugo.

 

—Pues, no. Yo no extendería tu deuda por lo que llevas dentro y también porque la pasamos bien en las noches

 

      Oír ese argumento me hizo pensar en que yo había sufrido especie de evolución ante Victorio. De su puta a una puta confiable y que espera a un hijo suyo.

 

—No te lo dije ayer pero el doctor me comunico con Ian que si no quiero este embarazo estoy en todo mi derecho de abortar por medio de una operación

 

      Increíblemente vi cómo se tensaba.

 

—No, no abortaras

 

—¡Es mi decisión!

 

—¡Es mi hijo!

 

      De pronto el trocito de pastelito ya no me apetecía.

 

—Las “veces” sí pero una decisión como esta no está en tu lista de órdenes

 

—No ¡Y punto!

 

       Y con su “punto” arrojo todo lo que estaba en aquella mesa cuadrada. Se escuchó un estruendo por los platos y vasos rotos más el jugo vertido en el suelo junto los cubiertos y los cambures.

 

—¡¿Entendiste?! ¿O quieres que te amarre en una habitación del sótano hasta el parto?

 

     Sus ojos eran azueles y helados, me dio miedo aquella amenaza, no era un juego, él me amarraría sin pensarlo dos veces. Y para mi sorpresa ya no había mesa frente a mí porque Victorio la había arrojado con un golpe sordo.

 

—Ahora limpia esto, no quiero que Zoya se dé una vuelta por aquí y encuentre este desastre

 

     No lo vi, solo vi mis manos. Tenía miedo, era la primera vez que le veía  esa mirada asesina y yo que solo quería dejarle en claro que la decisión era mía y no suya. Caí de rodillas viendo el desorden y sintiendo como mis lágrimas se amontonaban en los bordes de mis ojos sin ser liberadas.

 

—Y procura no cortarte o si no te castigare

 

      ¡Te odio Victorio! Quise gritar pero no pude porque lo único que conseguiría sería más violencia y mi orgullo seria pisoteado más de lo normal al gritarle y derramar lágrimas como si fuera una chama.

.

.

.

 

      Continuará…

 

Notas finales:

OH POR DIOS! LUBRICANTE DE CACAO ToT como envidio a los ukecitos, tienen seme lindos y bueno, yo ni la hora pues... u.u jajajaja nos vemos n.n jooo espero sussss piniones n.n/


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