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Anzuelo por shi san

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Notas del capitulo:

Hola Al fin terminamos Anzuelo, a mi me fascino. Quede enamorada de Victorio y sus tatuajes... Se que hay fallas en el fic pero hey denme credito XD ahora lean la final ufff! debi de terminarlo en el 2015.

 

Capitulo 25

 

XXV Una sonrisa en la oscuridad.

 

Alexis

 

     Hay dos palabras que te abrirán muchas puertas: “Tire y empuje”… Que buen dicho ¿No?

 

     A mi corta edad de 15 ya había aprobado bachillerato, mis vacaciones eran aburridas como el color gris pero no podía quejarme.

 

—Chamo ¿Cuánto están las cebollas?— Escuche tras de mí.

 

—Novecientos— Dije y la mujer mayor solo quedo asombrada, si… tiempos difíciles.

 

     Mi trabajo de medio tiempo era en un supermercado de hortalizas, mi vista viajo al frente y ya había llegado el camión.

 

—Son veinte sacos de cebolla y veinte más de cebolla morada— Nos dijo el jefe andino alto robusto y con bigote gris.

 

     Suspire y comencé a cargar sacos de cebolla.

.

.

.

 

     Ya había llegado a la casa y Cris aún estaba cocinando el almuerzo, lo veía cansado. Recordé que mi abuela me decía que era importante mantenerse ocupado que estar pensando cosas que solo hacen daño. Por dinero no nos iba tan mal, con suerte la abuela le dejo a mi tío una cantidad como herencia además se sumo una pequeña cantidad que mi madre me dejo por medio del banco en el que trabajaba. Hoy en día mi tío trabaja en una librería como cajero y encargado.

 

—¿Cómo te fue?— El castaño mayor me miraba a través de sus anteojos desde la cocina.

 

—Mmm ¿Cómo se llama el estar cargando casi toda la mañana sacos de cebolla?— Dije desde el sofá cambiando de canal.

 

    Mi tío sufre de depresión, gracias a Dios hace muchos años mejoro bastante y solo toma un medicamento para la ansiedad. Lo que me alegra mucho es que su noviazgo con Kenia lo distraiga.

 

—Hoy es mi aniversario tres con Kenia, no llegare hoy así que por favor cierra bien la puerta y te portas bien— Se dirigía a mí y con una mano me hacia seña que mi plato estaba listo.

 

—¡Yummi! Pasta con carne molida— Mis ojos se convirtieron en dos luceros ¡tenía mucha hambre!

.

.

.

 

—Alo… ¿Cómo estás bebe?

 

     Eran las 6 de la tarde y estaba muy aburrido.

 

—¿Bien y tú? jajaja— Natalia respondió el celular, era una ex compañera de clases que estaba dispuesta siempre a salir conmigo.

 

—Aburrido aquí en mi casa… qué dices si te paso buscando y vemos una peli en mi casa— Sonreí al imaginarme lo que le podía hacer a la morena de pelos rizados.

                       

—¡No! Ya no más, tú me tratas como un juguete— Y al escuchar pues seguido percibí un llanto.

 

—¿Ah? Oye perdón pero no te pongas así— Me preocupe, no me gustaba hacer llorar a las chicas.

 

     Enseguida oí el sonido del celular colgado. Hice un puchero.

 

…Ding-dong… Era el timbre del apartamento.

 

—¿Sí?

 

—Buenas tardes, busco a Cristofer

 

—¿De parte de quién?— Estaba tan aburrido…

 

—Victorio

 

     Victorio… ¿Victorio? Ese nombre sí que me sonaba pero de dónde…

 

     Recordé que cuando mi tío se estaba mejorando de su salud mental y ya estaba en casa (lo cual era alguien nuevo para el niño de 7 años que era yo), él tenía muchas pesadillas las cuales fueron en descenso y en las cuales recuerdo que gritaba el nombre de “Victorio” ¡Él era el tipo que le había hecho tanto mal a Cris!

 

     Salí y medio me acomode mi enorme chaqueta negra para ver quién era el tipo. Visualice más allá del portón de rejas negras y estaba un sujeto maduro alto con porte elegante, cabellos negros muy escasamente canoso. Increíble, a leguas era un extranjero y no me di cuenta solo porque sus ojos eran azules.

 

—Oiga, no sé quien demonio sea usted pero si sé algo y es que no quiero que se le acerque a Cristofer o si no se las verá conmigo

 

—Hey, tranquilo solo queremos saber si está bien, sí podemos sentarnos  a tomar un café. Me presento, soy Nikolay— Un rubio que se parecía al sujeto de ojos azules no tan mayor me hablaba sin embargo me llamo mucha la atención, increíblemente sus cabellos color trigo le llegaban un poco más debajo de sus hombros.

 

—A él no le gusta el café— Me cruce de brazos y voltee los ojos. —Aunque si te gustaría ir por un café helado conmigo pues, estaría dispuesto— Sonreí brillantemente y no pude creer que allá agarrado a semejante hombre (obvio mayor que yo) fuera de base.

 

—Nikolay ¿Recuerdas al pequeño bebe Alexis? Tus ojos chaval, no han cambiado para nada— Victorio decía aquello como si nada.

 

—Como sea, solo aceptare el numero de celular de ¿Nikolay?— Mire directo al rubio que solo entrecerró los ojos ya no sorprendido solo molesto.

 

      Que divertido.

 

—Buenas tardes ¿Alexis?— Y así de la nada a través de la reja negra, casi a las 6 de la tarde aparecía Cristofer con una expresión triste quizás las cosas con Kenia salieron mal, salí a la acera.

 

—¿Cristofer?—  El sujeto parecía reaccionar de su expresión poker.

 

—¿Qué paso?— Dijo mi tío sorprendido, fui y lo tome del brazo.

 

—Quería saber… de ti— “Victorio” dio un paso y sentí como Cris retrocedía otro paso.

 

     El castaño se separo de mí.

 

—Muchos años…tú nunca volviste ¿Por qué ahora?— Estaba molesto aunque su estado de calma estaba en él aun.

 

—Por qué tenía miedo ¡yo fui el culpable de que cayeras en ese estado!— El sujeto iba a tomar del brazo al castaño pero este se le escapo.

 

—Te necesitaba… pero ya no te necesito

 

—Mi vida se iba a acortar… gracias a los avances de la medicina gran parte de la sustancia que estaba dentro de mí ha sido drenada ¡no quería hacerte más daño!

 

—Esto… esto es ridículo, me abandonaste hace muchos años ya nada importa— El castaño solo se encaminaba para entrar cuando el extranjero lo agarro de los hombros y lo miro a los ojos.

 

—Por favor, hablemos

 

—Victorio… deja de insistir a cambio ven mañana si quieres verme, hoy ya fue suficiente

 

—Está bien, vendré durante el almuerzo. Descansa

.

.

.

 

—Tío… ¿Estás seguro que quieres reunirte con ellos?— Le dije mirando cómo tomaba agua helada en un vaso.

 

     El castaño se quito los lentes y suspiro.

 

—No será fácil pero algo bueno que tiene el tiempo es que sana algunas cosas, estaré bien así que no te preocupes— Él me sonrió de manera despreocupada y se acerco para dejar caerse en el sillón al lado mío.

 

—Y la señorita Kenia… digo jajaja

 

—Me dijo que lo nuestro jamás había funcionado, habían rumores de que anda de amante con uno de los grandes jefes de una compañía petrolera y creo que confirme esa información

 

—¡Verro! Entonces toma, te mereces el control remoto

 

—Gracias… pero en algo si estaba de acuerdo con ella, la relación que llevábamos era demasiado vacía

 

—¡Celebremos con pollo a la broster y torta de queso con chocolate y fresa!

 

—Menos mal que haces ejercicio en las hortalizas

 

     ¡Oops! Supongo que estaba comiendo mucho últimamente ¡Je!  

 

Cristofer

 

     Victorio…

 

     Ver de nuevo a Victorio tras tantos años me hizo sentir como si el tiempo que transcurrió no fue de tanto. Verlo de nuevo me hizo rebobinar cosas que tenía en un baúl dejadas de lado por la cotidianidad de mi vida. No negare mi miedo por caer de nuevo en la depresión y volver a un mundo en el que nada me importa al punto de solo desear desaparecer.

 

     Sin embargo, mientras estoy en la cama listo para el siguiente día, mi estado mental está marchando relajado aunque siento nervios por entrar en una conversación con el ruso “manda más”. De repente como cuando tu pie tropieza y caes de sorpresa pues, una pregunta surgió: ¿Aún sentía algo por él?

 

     Que broma de pregunta, aunque más adulto mi corazón saltaba de miedo y alegría de tener que verle otra vez. Sonreí abiertamente emocionado desde la oscuridad.

.

.

.

 

     …..!Crash! Allí se rompía mi bonita taza medidora de vidrio.

 

—Tío, no es que esté en contra pero primera vez que te veo tan nervioso— Mi sobrino estiraba sus brazos y bostezaba en el sofá.

 

—No estoy “Tan nervioso”, es que ya es hora de almuerzo— Fruncí el ceño repasando lo que estaba listo.

 

      Arroz, plátano, la carne guisada y la ensalada verde… lista ¡Ding-dong! Sin duda eran ellos cuando voltee mi sobrino se levantaba e iba a apretar el botón de dejar entra al revisar sus presencias por la puerta. 15 Minutos después estábamos los 4 en la mesa del comedor que no era tan grande pero entrabamos cómodamente.

 

—Wow, eres un ruso— No podía creer, Alexis parecía fascinado en frente de un Nikolay que parecía molesto por la atención del menor. No podía creerlo.

 

     Los minutos pasaban y un par de ojos azules profundos solo lograban nerviosismo en mí. Victorio se llevo una cucharada de arroz a la boca saboreando muy bien mientras no alejaba su vista de mí.

 

—Oh ¿Cómo está Ian?— Comencé sacando algo que me tenía con curiosidad.

 

—Te mando saludos, todos estos años y jamás supe que mantenían contacto por chat— Desdeño el de mirada azul.

 

     Respire profundo y disfrute del momento, habían sido años desde que pude ver a Victorio de nuevo además de hablar en una comida.

 

—¿Hiciste algo dulce Cris?— Escuche de mi sobrino que parecía un poco molesto por las miradas entre Victorio y yo.

 

—Helado de coco— Le sonreí amablemente.

.

.

.

 

     Ya habíamos terminado el almuerzo. Alexis prefirió encerrarce en su cuarto aunque no estaba molesto porque logro pedirle el e-mail de Nicolay quien junto a su primo salían. Yo iba al lado de Victorio quien se sincronizaba a mis pasos.

 

—Adiós Cristofer— Dijo el rubio entrando en la camioneta negra patente grande.

 

—Me quedare en la ciudad por un par de meses más

 

      Mi corazón latió demasiado rápido de pronto ya que había tomado una mano mía y la había subido hasta su quijada.

 

—Veámonos..

 

—Victorio…— Hice mi rostro a un lado.

 

—¿Qué quieres a cambio? Estoy dispuesto a todo con tal y nos veamos

 

     Yo también quiero…

 

—E-está bien— Baje la cara.

 

—¿Estas libre mañana?

 

—Claro, es domingo— Recordé, cuando Victorio se la da de inocente no le va muy bien.

.

.

.

 

—¡Tío! ¿Dónde está mi camisa manga larga de rayas negras y blancas? Iré con Nikolay al centro comercial— Escuche a lo lejos.

 

     ¡Rayos! Por qué me sentía tan débil, como pude me levante y fui al cuarto de Alexis y busque entre las camisas de su closet ordenadas en ganchos.

 

—Aquí esta cegatón cof cof cof

 

—Si Rodolfo, tienes la nariz roja y uf tienes fiebre ¿Te encuentras bien?— Me dijo mi sobrino tocando mi frente.

 

—Si estoy bien

 

     Fui por un vaso de agua helado y mientras lo tomaba no podía dejar de pensar en verme con él…y ahora la fiebre, tenía que admitir que deseaba mucho que esos fuertes brazos del ruso me agarraran como hace ya tantos años. Me tome la temperatura con el termómetro digital y marcaba: 37.1.

 

—Demonios

 

—¡Bye bye Crist!— Lo siguiente que escuche fue como azotaba la puerta.

 

      Me bañe a ver si me bajaba la fiebre y nada, tenía un resfriado ¿Cómo lo sabía? Mi estornudadera y mi leve mareo.

 

-Ding dong- Mis sentidos al percibir el ruido me aturdieron, me levante del sofá quitándome la manta de cuadros azules.

 

—Victorio— Es tan alto…

 

     Entramos al departamento, gracias a Dios que quedaba en el primer piso.

 

—¿Por qué estas en pijamas? ¿No íbamos a salir?

 

—Je ese era el plan— Solté y me senté en el sofá para agarrar la manta y tratar de pasar por alto su gruesa y sexy ceja pronunciarse en su rostro.

 

—No sé pero amanecí con fiebre, quizás fue porque me garue hace unos días

 

     Y así paso alrededor de media hora, yo arropado en el sofá y él a mi lado viendo esa película de misión imposible la segunda… tenerle cerca me relajaba.

 

—Verifiquemos tu temperatura— Su mano me hizo estremecer pero solo por mi estado, creo.

 

      Agarro el termómetro digital blanco y se acerco a mí, mirándome a los ojos, yo no sabía donde dejar mis ojos, hasta que al fin se alejaba… no quería que se alejara.

 

—Treinta y seis punto siete, ya poco a poco estas mejor— Dijo con su voz profunda mirando el termómetro para luego centrarse en mi y en mi boca.

 

      Su mano que era enorme tal cual la recordaba se aproximaba a mi rostro, sentí un toque frio en mis mejillas que me hizo retroceder para luego sentir como acariciaba mis cabellos relativamente largos como aquietándome.

 

—Cris— Me llamo tal y le recordaba.

 

       Victorio quiero que… ¿cómo decírtelo? Mis parpados se volvían pesados y yo solo anhelaba que la distancia entre los dos se acortara, por muy cursi que sonara, eso era lo que sentía más.

 

      Un beso en mi frente que me hizo cerrar mis ojos y mi boca sedienta.

 

—Victorio— Sin notarlo mi voz había salido en forma de ruego.

 

      Nuestros ojos se encontraron, azules y marrones. Su cabeza busco rudamente mi boca y nos besamos después de tanto tiempo, de tanto bloqueo en mi cabeza, de tanta ansiedad, después de tantas pesadillas. Sentía como sus manos querían destrozarme y su boca solo acabar conmigo.

 

—N-no puedo detenerme— Escuche muy lejano aquello porque no me importaba, necesitaba disfrutar esto, su tacto, su lengua ¡todo!

 

—Por favor…— Logre decir en un hilo de voz cuando su mano había llevado mis piernas a través de su tronco.

 

     Se detuvo de pronto.

 

—¿Por favor? ¿Quieres que me detenga?— Dijo con su voz ronca que me hacia derretir junto a sus ojos demandantes.

 

—No… te necesito— Lo agarre de los hombros para acercarlo y besarlo como si no hubiera un mañana ¡demonios! yo realmente lo amaba después de tantos años, después de tantas desgracias y engaños.

 

       De un momento comenzó a darme besos en las mejillas, lentamente en mi frente y luego en mi nariz, yo respiraba sofocadamente cuando lo vi sonreír por primera vez hallaba esa expresión en él.

 

—Antes de que te lo haga, quiero saber si hora si podemos vivir juntos sin preocupaciones de que te tenga que secuestrar para mantenerte a mi lado— Su voz hizo que mi corazón de desbordara.

 

—Aun tengo la deuda contigo, jamás la cancele…— Dije avergonzado por lo que significaba el que yo dijera eso.

 

—Olvida la deuda el único que debe de los dos soy yo a ti— Sus ojos eran tan azules como lo recordaba, como el mar índigo.

 

—No, tengo que cancelarte la deuda…así que puedes agarrarme a mí

 

—Entonces por lo que yo te debo también… tu puedes hacer lo que quieras conmigo— Victorio era todo seriedad en su palabra a lo cual le sonreí para acariciar sus cabellos.

 

     Ni en mis sueños con él se compraba a lo que estaba viviendo ahora.

 

—Házmelo— Le dije acercando mi nariz a la suya.

 

     Sus manos buscaron mi erección, me acostó en el sofá para quitarme los pantalones de pijama y proceder a hacerme sexo oral lamiendo primero de punta a punta para luego succionar y estimularme con sus dedos mis testículos.  

 

—Ah Victo… ¡mmm!

 

     Los minutos pasaban y ya tenía miedo, no quería venirme no hasta que me penetrara como antes solía hacérmelo.

 

—Ya, me voy a venir ¡ya! ¡Ah!— Sus succiones me enloquecían.

 

— ¿Hm? Adelante, puedes venirte— Al decir eso volvió a chupar y no pude evitar eyacular en su rostro.

 

     Busque mis pantalones y le limpie la cara, luego su mano volvió acariciar mi miembro un poco flácido ahora, sus dedos llegaron a mi entrada mientras me besaba el cuello sugestivamente.

 

—Yo también quiero— Dije rojo de la vergüenza, quería lamer su erección que se le notaba a través del pantalón de tela.

 

       Vi su sonrisa sexual mientras se debrochaba los pantalos y salía un miembro erecto en todo su esplendor. Me puse de rodillas a la largo del sofá a lamerle y succionarle mientras sentí como sus manos llegaban a mi retaguardia para acariciarla, gemi ante aquel tacto. Sus dedos juguetearon y comenzaron a dilatarme pero queria que se viniera en mi boca.

 

—Mmm me gusta verte tan motivado— Su voz ronca hizo que después de este pequeño lapso mi miembro se erguía poco a poco…

 

—Ah— Jadee un poco.

 

—Estás listo, vente

 

     Victorio me levanto para pasar mis piernas por su tronco y embestirme resbalosamente una y otra vez hasta alcanzar el punto que me llenaba de placer, y allí estaba su beso en mi cuello, su respiración caliente en mi oído aquellas embestidas que me invadían por completo...

 

—Te amo Cristofer— Dijo el ojos azueles y piel blanquecina al llegar a ritmos entrecortados mientras mi miembro ya no aguantaba más.

 

     Primero rugue mi esencia blanca en nuestros pechos y no paso mucho cuando sentí un líquido caliente adentro tras una estocada muy dura la cual me hizo retorcer.

 

—Ah…

.

.

.

 

     Alexis y yo nos mudamos a Rusia y vivimos en una cómoda casa grande, mi sobrino estudia en una academia de idiomas y está feliz, y por cierto se le paso su obsesión con Nicolay.

 

      Yo duermo cada noche con Victorio y eso hace que todo se torne muy serio al igual que nuestra unión, me nombro como su mano derecha y con autorización de todos sus bienes lo cual era como una unión civil.

 

      En esa casa vivimos los 3 como familia que somos, de hecho me estoy alistando a una cena que nos invitaron cordialmente Lance ¿Se acuerdan? Él está feliz celebrando un triunfo de su hijo que gano una medalla como mejor escritor en la Saint Petersburg State University.

 

—¿Estamos listo? Porque yo si— Dijo Alexis desde la sala mirando su smarthphone enfrente de la Tv.

    

     Victorio con su traje elegante azul oscuro de Armani sin corbata me tomo la mano para irnos, sonreí.

 

Extra-Alexis

 

      Vaya que todo era lujo en aquel hotel, estábamos en un salón por la “reunión” en celebración de ese chico italiano, agarre de un mesero una copa de champaña y mire el majestuoso candelabro plateado en el techo.

 

—¡Alexis! No te pierdas, quiero presentarte a Lance y a su hijo— Mi tio Cris me agarro del brazo y me jalo.

 

—Me despegas el brazo, te despego el tuyo tío— Dije cuando me soltó frente a un tipo que para su edad no estaba mal, era un castaño cobrizo con unos impactantes ojos.

 

     Su traje era azul índigo, y dentro del saco del mismo color de los pantalones tenía una camisa marrón que decía: “Just Cavalli”, era  un Roberto Cavalli ¡por donde lo miraras! Esta gente vivía de marcas.

 

—Él es Alexis— Dijo sonriendo mi tío.

—¡Oh Bambino! Has crecido tanto déjame tocar tu brazo— Dijo el sujeto con acento italiano acercándose a mi ¡wow!

 

—¡Alto! Ya padre, me avergüenzas— Escuche el rubio con cabello ondulado bastante dulce tras el tal Lance.

 

—Hijo, no pasa nada. Ven él es Alexis, ustedes se conocieron de muy pequeños aunque tú eras el mayor ahora pareces el menor hijo mío

 

—Un gusto, soy Alexis— Extendí mi mano amigable hacia el chico de pantalones de tela grises de rayas con camisa roja y chaqueta negra con puntos blancos, me gustaba su estilo.

 

—Soy Giovanni igualmente— Dijo él con un bonito italiano, mirándome con ojos caramelos.

 

—Han crecido tanto— Escuche a Cristofer hablando con Lance y ya no me importo.

 

—Me parecen interesantes los latinos— Dijo el castaño casi rubio de Giovanni.

 

     Me le enganche del brazo notando que era más bajo que yo y me lo lleve.

 

—Soy Venezolano y estoy a tu orden para lo que quieras saber— Dije.

 

      Sonreí al notar su nerviosismo así que lo soltó pero seguí a su lado.

 

     Después de un par de mes siguiéndonos por todas nuestras redes sociales y video chats decidimos iniciar una relación y no nos está yendo mal, nos vemos cada mes gracias a que su padre viaja para hacer negocios a Rusia bastante a menudo…

 

     ¿Esto será amor?

.

.

.

       Esperaba en el aeropuerto y justo lo vi con un morral al hombro, corrí y le abrace por la espalda.

 

—Vanni, te extrañe— Susurre perdiéndome en su aroma a vainilla.

 

—Jeje Mi manchi troppo, voglio che tu mi baci in macchina

 

FIN…

 

Notas finales:

Fin :) si tienen alguna duda por favor no dudes en dejarme un review y le estare respondiendo a la brevedad.

Si te gusto, no dudes en dejarme un review y le estare respondiendo a la brevedad.

Si no te gusto, no dudes en dejarme un review y le estare respondiendo a la brevedad.

Jajajajaja chau!!!


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