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Anzuelo por shi san

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Notas del capitulo:

Hola… espero que este fic les agrade y si pueden dejar coment´ lo apreciaría mucho, es como que cónchale, yo escribo para mi amado pasatiempo y lo público gratis para ver si hay gente que les gusta. Este capítulo me hizo llorar cuando lo estaba escribiendo.

XVI Dime adiós

 

Cristofer

 

     No lo había visto en todo el día, y me sentía muy mal, me sentía sensible y horrible con nauseas, Victorio y yo lo hacíamos casi todas las noches, eso era bueno tanto para cubrir las veces que me faltaban y porque mis hormonas estaban a veces alborotadas sin embargo, seguían nuestras discusiones, porque sencillamente eso no estaba bien. Por ahora, lo único que me tocaba era ir a ver que esa extraña señora mayor, Zoya, a la cocina y ayudarle como siempre además para colmo no entendía ni media palabra de todas las palabras que me decía.

 

     Aunque hacia 3 meses me dijo algo que si entendí perfectamente, mi embarazo.

 

Llegue a la gran cocina mirando la nevera industrial vi a la de cabellos blancos agarrados en forma de cebolla, y al verme me decía un montón de cosas, pero en ruso. Resople y vi como apuntaba a las cebollas y a la carne que estaba descongelándose en el fregadero.

 

Govoryat chto russkiy yazyk slozhny—

 

    Decía ella mirándome picar las cebollas en cuadritos, qué decía, no lo sabía pero yo asentía con una sonrisa aunque ya la cebolla estaba haciendo efecto en mí.

 

     Y las lágrimas no aguardaron por esa sustancia que emanan las cebollas, las lágrimas salieron… recorriendo mis mejillas y la expresión que me dio Zoya me reconforto un poco, quizás entendía mi dolor, mi confusión…

 

Horosho…— Dijo ella.

 

Dobroye utro!—

 

     Entraba un sujeto con facciones delicadas con cabellos rojos y expresión odiosa pero yo seguí para cortar ahora la carne en cubos, aunque de hecho se me hacía familiar.

 

      Lo había visto en una foto que Victorio mantenía en algún lugar de su habitación.

 

     Zoya le volteo los ojos y monto la olla con agua para la sopa de almuerzo.

 

     Él parecía preguntarle algo y ella agitaba las manos. Él insistió, el sujeto le debió de decir algo horrible porque la señora perdió el color de sus mejillas, bajo la cabeza y me apunto con el dedo.

 

     Me lave las manos y cuando voltee tenia al fulano muy cerca de mí, como era un poco más alto me tomo de la muñeca y casi me alza con fuerza. Sus verdes ojos me penetraban, yo solo sentía vacío en esos ojos lo que me dio un miedo irrefutable.

 

—¿Pero qué le pasa? Suélteme

 

    Dije manteniendo mi temor escondido.

 

Ty molodo vyglyadish —

 

    Comento con expresión fría.

 

     Conjunto el tiempo pasaba, su agarre se volvía más fuerte y cuando quise zafarme me había mandado al suelo con una fuerza que no la percibí antes en su atlético cuerpo con muy escasos músculos. Y allí fue cuando vi como tomaba un cuchillo súper afilado que brillaba peligrosamente, el mismo que Zoya usaba para cortar grandes piezas de carnes.

 

     “En esta familia a nadie le tiembla la mano para matar a alguien”… Victorio.

 

     Moriría sin saber el “por qué” además que sentía un temor tan grande de que mi bebe se sintiera tan asustado que me enviara ese nerviosismo y ganas de llorar inmensas. Pensé en como trabajaba en mi país, como cuidaba a mi dulce sobrino… jamás pensé que mi vida terminaría de una manera tan cruel y tan sin sentido. Cerré los ojos me toque el vientre esperando lo peor.

 

     Cuando escuche de nuevo un montón de cosas en ruso que le decía Zoya a ese chamo.

 

—Ah, estas en pleno embarazo ¡De mi Victorio!

 

     Decía aquello con bastante acento.

 

 

—Vic-Victorio…

 

     Lo vi desde afuera de la cocina y recordé lo que habíamos hecho la pasada noche.

 

—Cris ¿Qué haces en el suelo?

 

    El cabello negro se acercaba en mí, aunque ni se inmuto de ver a ese rojizo.

 

—Con que estabas vivo, grandísimo imbécil

 

     Jamás había sentido tanta alegría o agradecimiento de su presencia.

 

—¡Victorio!— Grito y me alejo de él.

 

—Ya no lo necesitas, yo pensaba en asesinarlo, sé que te está haciendo perder el tiempo, regrese mi amor, por ti

 

    Sonrió el abrazándolo por el cuello y besándole los labios.

 

     Pensaba que un día en el que Victorio se fijara en alguien más me haría bien, pero ahora que lo estaba viendo no me parecía tan agradable, mi deseo se había convertido en un latido doloroso en mi pecho, retrocedí dolido. Él se dejaba besar y ni me miraba.

 

—Net Cris

 

     Me hizo detener con su voz siempre de mando.

 

—¡No! ¡Ya mátenme si no me vas a dejar ir a mi país!!!

 

     Grite, todo lo que me estaba pasando era algo inaudito, torpe corazón, latía dolido y no veía la oportunidad que arrojaba mi cerebro era que sí Victorio tenia a alguien más me dejaría ir.

 

—Cristofer estas muy rojo, tranquilízate, mira que eso no le hace bien al bebe

 

     Vi cómo se soltaba bruscamente de ese tipo y venia hacia mí.

 

—No

 

    Mi voz había salido sentimental con lágrimas incluidas, jamás fui tan débil.

 

    Pero mi “no”, no le había impedido que el ojos azules se acercara y me tomara desde atrás para atrapar mi vientre y posar su cabeza entre mi cuello.

 

—Estas muy agitado, relájate, recuerda lo que dijo el médico

 

     Respire tratando de hacerle caso pero seguí con mi hipo por el llanto que había parado.

 

—Lo matare Victorio

 

     Dijo el de ojos verdes fríamente.

 

—Si lo haces, te corto ambas manos

 

     Me tense a escuchar algo tan serio.

 

—Ya… ya basta, déjame ir— Solté.

 

—Llevas a alguien que me pertenece y eso hace más imposible tu petición

 

     Su voz calmada jamás era buena.

 

—Victorio está enamorado de mí, no de ti… solo actúa así porque llevas un bebe

 

 —Entonces… ¡haz que me deje ir! ¡Yo soy de Venezuela y no quiero estar con el maldito engendro que me violo!

 

     Sentí como otra vez era lanzado al suelo, tuve que hacer maniobras para no caer tan fuerte. Seguido, yo en el suelo, sentí una cachetada de parte de un par de helados ojos azules.

 

—¡Cállate! Vy ne sobirayetes' yekhat' v Venesuelu!—

 

    Escuche con una frialdad horrible. Aunque pude definir ese “Venesuele”.

 

—S-sí, ya, si no lo quieres muerto es mejor que lo dejes ir

 

     Decía el pelirrojo entrecerrando los ojos.

 

—Si te vas no sé quién rayos pagara tu ida porque yo no lo hare…— Me decía desde arriba.

 

—Cristofer, vete…

 

     El de ojos verdes me había alentado a levantarme.

 

—Toma, el código es mil siento diecisiete y allí está escrito el número de mi documento

 

     Me lanzo una tarjeta dorada a mis pies, me agache para tomarla y mire al de ojos azules quien inexplicablemente no me miraba.

 

     Vi la puerta, esa era mi libertad. Camine rápido pero logre escuchar a lo lejos…

 

—¡Una vez que tengas el dinero rompe ese tarjeta!— Esa era la voz de ese chamo pelirrojo.

 

     A medida que guardaba mis cosas en las maletas enormes negras, me perdí pensando cuando Victorio me obligo a tener relaciones con él la primera vez, recordaba como trato de disculparse inútilmente al día siguiente.

 

     “Como si me capturaste, y lo mínimo que puedo hacer es no dejarte ir de mi lado”, su sonrisa… pero esta relación jamás había sido sana, yo no entraba en este mundo oscuro, lo mejor era tomar esta oportunidad.

 

Y en un cuarto de hora ya estaba rodando las maletas rápidamente y eso que eran algo pesadas, pero tenía que hacerlo.

 

     Mis lágrimas salieron al bajar el último peldaño de esa enorme y confina casa, cuando choque contra algo duro.

 

—Anoche…

 

     Dijo el pelinegro. Y si, anoche había sido fantástico pero…

 

Recuerdo

 

     Estaba sujetándome de un cerro de almohadas en la cama de Victorio mientras mis caderas eran sostenidas por un ruso que me embestía con una sonrisa que surcaba su boca.

 

—¿Quieres que lo haga suave o duro? Me gustas cuando me suplicas para que lo haga rápido

 

     Su voz me enloqueció al punto de gemir alto.

 

—D-duro, ah, ah, ah...

 

     Estaba demasiado necesitado…

 

—Me gustas… ¿y tú?

 

     Su pregunta me llegaba a lo lejos y mi inconsciente respondió.

 

—Me gustas… ah t-también… mucho

 

Fin del recuerdo

 

     No, no quería escucharlo, para mi sorpresa él no me detuvo, yo seguí rodando las dichosas maletas y unos momentos después estaba al frente de las rejas negras de aquella lujosa casa.

 

    Tenía que apurarme, tenía hambre y necesitaba un taxi. Camine y camine y todo eso era la mansión. Esas maletas rodaban y sonaban como una algarabía infernal, me sentía algo ansioso. Al fin me iría a mi casa, a mi país que jamás pensé querer tanto, pero no estaba seguro porque sí me iba, se me iba a ser muy difícil volver a ver a Victorio y al parecer mi corazón sentía mucho dolor de solo pensar en eso a pesar de todo lo que me hizo cosa que aún no puedo perdonar del todo.  Al caminar como a través de diez cuadras llegue a una carretera cuando vi un auto de taxi lo detuve.

 

—Airport, please

 

     Dije cordialmente al conductor montando lo más rápidamente posible las maletas.

 

—Victorio…

 

     Susurre haciendo que mis lágrimas brotaran furiosamente de nuevo, porque seguramente ese pelirrojo seria el indicado para él y yo solo un chamo sin posibilidades en una vida tan oscura y peligrosa al que fue arrastrado por algún capricho estúpido del gran Victorio.

 

Dejarte ir… 


(Aquí hay alguien…) 


Dejarte ir… 


(Aquí hay alguien…) 


Tengo esto. Si 


Todavía pensando mucho sobre esto 


Me tienes sacudiéndome 


(Por favor dime que hay un camino) 


Y tengo mi cabeza dando vueltas y vueltas vueltas vueltas 


(por favor dime que hay un camino) 


No quiero tener una caída 


Es mejor terminar 


Va a ser mejor para ti, supéralo 


(Por favor dime que hay un camino) 


Uh huh hemos terminado terminado 


o pensar superarlo superarlo

 
y ahora lo cubrimos 

Baby, te juro que ni por un segundo

 
pensé hacerte sufrir 


para protegerte 


No hay otra manera 

Baby nuestro amor nos trae dolor 


No tengo nada, nada que decir 

Dime adiós, dime adiós 


Esas manos que me abrazaron 


Dime adiós, dime adiós 


Parecen que están dejando ir 


Sí me olvidas te daré la libertad baby 


Dime adiós, dime adiós 

Baby tu sabes que cuando perdiste tu sonrisa 


Pondré la culpa en mí mismo 


Esas palabras, e incluso la luz 


Perderé la visión de todo lo demás 

(…)- 

~Tell me Goodbye / Big Bang

 

     “Te amo”… Yo también.

 

Victorio

 

     Si, sabia recónditamente que Alan estaba vivo de hacia un tiempo. Pero no le daba motivo llegar a la casa principal sin aviso alguno, si no fuera él de seguro seria invasión a propiedad privada que se agravaba por ser la gran familia Milosevic. Lo que me inquietaba era que Alan le pudiera hacer algo malo a Cristofer. Tuve que salir rápidamente de la oficina.

 

     Me iba acercando a la cocina…

 

—Alan no le hagas daño ¡el chico esta embarazado! Por favor— Decía Zoya.

 

—¡Entonces sin duda lo tendré que matar! Este chico tan poca cosa dándole el primer primogénito a mi Victorio ¡Una insolencia!

 

—V-Victorio…

 

     Escuche como Cristofer desde el suelo me llamaba.

 

—Cris ¿Qué haces en el suelo?

 

     Fui directo hacia él sin si quiera mandar la primera mirada al pecoso.

 

—Con que estabas vivo, grandísimo imbécil

 

     Bufe ayudando a levantar al chico castaño.

 

—¡Victorio!

 

     Sentí como me tomaba Alan y alejaba brusco a Cristofer de mi lado.

 

—Ya no lo necesitas, yo pensaba en asesinarlo, sé que te está haciendo perder el tiempo, regrese mi amor, por ti

 

     Alan me estaba hablando en español… Me sonreía para luego abrazarme y besarme.

 

     Ese beso me hizo sentir extrañamente hipnotizado por un gusto, por el sentimiento que pensé haber difuminado ya hacía tiempo sobre todo desde el momento que conocí a Cristofer. Me deje llevar…

 

     Cuando iba a cerrar los ojos percibí como una mirada lastimada se alejaba de mi lo que me hizo reaccionar deteniendo el beso.

 

—No Cris

 

     Dije lo más serio posible.

 

—¡No! ¡Ya mátenme si no me vas a dejar ir a mi país!!!

 

     Su griterío me hacía sentir con miedo no antes experimentado, si Alan y yo volvíamos a tener la relación de antes, eso quería decir que ese chico asustado al que me lleve por la fuerza ya no lo necesitaría, pero estaba mal porque sencillamente no quería que se fuera de mi lado.

 

—Cristofer estas muy rojo, tranquilízate, mira que eso no le hace bien al bebe

 

     Solté sin tacto al pelirrojo y me fui acercando a el castaño para abrazarlo desde atrás y acercarme a su cuello, su calor era diferente, muy diferente al de Alan. Quizás de una manera más calurosa y más dulce.

 

—No

 

     Su voz se quebró. Sus lágrimas que solo aparecían en una situación de dolor físico aparecían ahora en su rostro.

 

—Estas muy agitado, relájate, recuerda lo que dijo el médico— Sentí como detenía su llorar.

 

—Lo matare Victorio

 

     Decía Alan entredientes.

 

—Si lo haces, te corto ambas manos

 

—Ya… ya basta, déjame ir

 

     No, no quería dejarlo ir… no lo haría.

 

—Llevas a alguien que me pertenece y eso hace más imposible tu petición

 

—Victorio está enamorado de mí, no de ti… solo actúa así porque llevas un bebe

 

 —Entonces… ¡haz que me deje ir! ¡Yo soy de Venezuela y no quiero estar con el maldito engendro que me violo!

 

     Capte todo demasiado rápido, ira y una muy amarga culpa se fundieron en mi así que una furia me surgía empujando al chico al suelo e ir a abofetearlo mirándolo fijamente, imaginándome una y mil formas de retenerle así tuviera que apresarlo en una habitación de castigos.

 

—¡Cállate! !Tu no te vas a ir a Venezuela!— Le grite furioso.

 

—S-sí, ya, si no lo quieres muerto es mejor que lo dejes ir

 

     La voz de Alan estaba sobria, como reclamando algo que tenía por derecho.

 

—Si te vas no sé quién rayos pagara tu ida porque yo no lo hare…

 

     ¿Dejarlo ir?, mi yo interior me lo pregunto, pero si tenía que déjalo ir.

 

—Cristofer, vete…— Ese era Alan.

 

—Toma, el código es mil siento diecisiete y allí está escrito el número de mi documento

 

     Sentí como caminaba Cristofer rápidamente saliendo de la cocina, como cuando dejas en libertad a un ave.

 

—¡Una vez que tengas el dinero rompe ese tarjeta!

 

—Si le llega a pasar algo por irse solo… te torturare lenta y dolorosamente y le echare tu corazón a los perros

 

     Mire indiferente al pelirrojo que solo me envió una mirada dolida.

.

.

.

     Me coloque en la planta baja entre la sala y sin perder de vista las escaleras, ya ni llegaba a ser la media hora cuando oí claramente como un par de maletas pesadas eran bajadas, hice un ademan desde donde me encontraba para ir a ayudarle pero lo más probable que haría sería abrirlas y regarle sus cosas para luego tomarlo de las muñecas e ir a dejarlo amarrado en su habitación.

 

      Cuando ya bajo el último peldaño me le puse cerca para hacerlo chocar contra mí.

 

—Anoche…

 

     Comencé y termine. Quería recordarle pero cuando siguió ignorándome algo dentro de mí no pudo retenerlo, si, lo amaba pero su destino quizás no era el estar a mi lado, muchos peligros pero aun así yo lo podría proteger, Sin embargo…

 

     Ya no le seguí, se había ido ya.

 

Baby el momento de nuestros labios partan este tiempo 


Nunca encontraré mejor, mejor que tu 



Dime adiós, dime adiós 


Esas manos que me abrazaron

 
Dime adiós, dime adiós 


Parecen que están dejando ir 


Sí me olvidas te daré la libertad baby 


Dime adiós, dime adiós 



es así, así 


Triste que no esté sucediendo 


Desearía que sea mejor 


Discúlpame por tirar todo 


Pero simplemente no puedo dejarte 


No deberías ser menos que feliz 


Dije mírame 


No podía vivir conmigo mismo viendo que necesitas 


Las cosas que te mereces 


Baby ¿tú fuiste una parte? 


Debes creer que duele 


Que lidera este mundo 


Siento el picor en todo mi cuerpo 


Eso solo toma una parte grande de mi 


Para dejarte ir 


Deseo un alma 



Tu voz, adolorida y desapareciendo lejos, lejos… 


Borrada completamente por el viento, quédate, quédate… 

Todas estas cosas, no puedo soportarlo, esas lágrimas, no llores por mí 


Por tu bien no mirare atrás de nuevo 

Dime adiós, dime adiós 


Esas manos que me abrazaron 


Dime adiós, dime adiós 


Parecen que están dejando ir 


Sí me olvidas te daré libertad Baby 


Dime adiós, dime adiós

~Tell me Goodbye / Big Bang

 

Cristofer

 

     Llegue al aeropuerto luego de alrededor 3 horas.

 

—Please Sir, come with me to pay. I’m sorry

 

     Me sentí ansioso, no sabía si mi ingles estaba bien o si me estaba entendiendo pero parecía como si el señor me medio entendía. Mi inglés siempre fue bastante mediocre…

 

     Al salir con mis dos maletas mire a todas partes en busca de un bendito cajero.

 

—I need a cash machine

 

      Mencione y sin más el señor me apunto al final y si, había una caja automática.

 

     Camine rápidamente y ahora era el momento de la verdad ¿Cuánto le debía? ¿Cuánto costaría un boleto? ¿Por qué jamás le había pedido a Victorio que me dejara pagar algo en efectivo?

 

—La moneda es rublo ¡demonios!

 

     Recordé el precio de las empanadas rusas que vi un día en una panadería, una de ellas tenía un precio de 40, tenía que multiplicar muchas veces ese precio para sacar una cantidad lógica.

 

     Hice la transacción gracias a Dios que tenía opción de idiomas, mi adorado español estaba allí, en un par de minutos ya estaba decidido a sacar la cantidad.

 

—Thank you

 

     Le sonreí al sujeto dándole un billete algo grande, cuando el sujeto vio esa cantidad me sonrió también.

 

      Tome todo ese dinero y lo metí en un bolsillo dentro de mi suéter gris, claro metiéndolo previamente en una bolsa de papel y guardando en varias partes en mi ropa.

 

—Vale pana, el interés se te ve en los ojos jajaja

 

     Tome las maletas y partí hacia esos suculentos olores, tenía hambre…

 

     Había una tiendita y para mi sorpresa vendía sándwiches de queso y jamón, además había vatrushka, las había comido y me habían encantado, son como tartas rellenas de un requesón dulce.

 

     Le pedí mediantes señas lo que quería más un vaso enorme de refresco de uva. Tome los dos sándwiches, las tres Vatrushka y el refresco para sentarme en un banco que estaba cerca, había gente que se me quedaba mirando extraño pero la verdad es que todos esos rusos me tenían harto así que iba a disfrutar comiendo bien al menos.

 

     Después de haber pasado por la taquilla del aeropuerto y después que pudiera venir alguien que hablara español porque me había enredado con mi inglés, me dieron el boleto que me costó creo menos de la cuarta parte del dinero que tenía.

 

      Después de más horas de espera, no podía solo dejar de pensar en él, en Victorio… a pesar de todo yo le tenía un hijo en mi vientre, a pesar de todo yo creo que lo amaba.

 

     Quién dice que por las malas no se obtiene nada, es un imbécil que no ha pasado por nada similar en su patética vida. Quizás quería decirme a mí mismo que lo que sentía por él no era real pero mentirse a uno mismo es algo sin sentido.

.

.

.

 

     Veía por la ventana de aquel grande avión, rumbo a Venezuela, con unas paradas pero nada de estar preocupado porque este clima frio y cruel ya no estaría, porque en mi país así llueva siempre aparece el sol con una calor que te hace sentir con una vida alegre y con ganas de echar pa’lante. Vería a Alexis y lo abrazaría muy fuerte al igual que mi hermana y luego tendría que ir al control del embarazo, en la capital ya que el Mpreg Shigatsu era algo que se veía muy poco.

Notas finales:

Uff que fuerte... aun no escribo la final, me estanque el el cap 20 (llevo 3 meses en ese capitulo e.e) SALUDOS


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