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El Viaje para Encontrarte por ZuminoeRiriko

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Notas del capitulo:

Hola

A la mañana siguiente…

-¡¿QUE SIGNIFICA ESTO BASTARDO?!, ¡MAS TE VALE QUE SUELTES AL DECIMO!- gritaba una furibunda tormenta.

-Ma ma, ya lo sabías Hayato, no sé porque te sorprendes jajaja- decía ahora una animada lluvia, mientras sonreía con su típica sonrisa tonta.

-¡PERO AUN ASI!- insistía la cabreada tormenta, mirando con odio al “bastardo violador”.

-Oya oya… quien lo diría~ el Vongola no perdió el tiempo Kufufufu.

-Nufufufu ciertamente… Muku-chan~.

-Boss…- decía una tímida y sonrojada Chrome al ver lo que pasaba frente a sus ojos.

-¡SAWADA ERES EXTREMO!

-¡Waaaa!, ¡Auxilio!, ¡Ed-niii se come a Tsuna-nii!- gritaba una muy asustada vaquita.

-¡No te comas a Tsuna-nii!, ¡Por favor!- decía Ipin de la misma forma de su compañero de juegos.

-Jojo quien lo diría Tsuna… con lo santito que te vez-Kora- decía un pervertido militar.

-Humph- “decía” la nube con indiferencia.

-Vaya Hermano, así que ya lo hiciste, jeje, que bien por ti, pero debiste de esperar un poco para dar la noticia- decía el menor de los Elric al ver la cara de estupefacción e ira de la tormenta, la que era detenida por la lluvia para que no se le tirara encima al alquimista de cabello dorado.

Y apuesto que todos se preguntaran… ¿por qué todos tan alterados?

Eso se responde fácilmente, es solo cuestión de retroceder 16 minutos atrás.

/// Flash Back ///

Un joven capo empezaba a moverse en un suave cama, dando indicios de que pronto podría despertar, pero se negaba a hacerlo, por el hecho de que tendría que firmar una montaña de papeles apenas saliera de su habitación, por lo cual, se cubrió más con sus calientitas sabanas y busco el cuerpo de la persona con la que había compartido su lecho, para acurrucase más cómodamente.

Pero al no encontrarlo, se levantó de golpe.

Cosa que no fue buena idea, ya que a tenderse en la cama, a causa de un dolor enorme en su parte trasera, recordando todo lo que habían hecho anoche, y con eso, un enorme sonrojo se instaló en sus mejillas, pero que desapareció al ver la habitación y el otro lado de la cama vacía.

“No esta…” pensaba el joven capo con tristeza, abrazando sus piernas y escondiendo su rostro en ellas, pensando que todo lo que le había dicho su amado era una vil mentira y solo le había dicho eso por lástima o para tener un buen polvo antes de irse.

“Tal vez ya se fue…” pensaba el oji-miel con dolor.

Varias lagrimitas empezaron a albergar su bellos ojos de caramelo, lamentándose por lo tonto que había sido, hasta que escucho como la puerta de su habitación era abierta, no quiso alzar la vista, ya que suponía que era su fiel mano derecha que se presentaba en su alcoba para despertarlo.

Escucho como Gokudera se acercaba a su lado, pero él no se inmuto, solo dejo que las lagrimitas cayeran de sus ojos.

-¿Por qué lloras?

El joven capo levanto la mirada de golpe, topándose con su amado, quien lo observaba con preocupación.

-Yo…- empezó a pronunciar el joven Vongola, pero tenía un nudo en la garganta a causa del miedo, del miedo de poder perder a su amado, y así, más lágrimas brotaron de sus ojos hermosos.

Ed comprendió al instante lo que le ocurría a niño, por lo cual se sentó a un lado de él y lo beso con ternura.

-Tsuna- dijo luego de que se hubo acabado el beso- no te dejare, te amo, te amo mucho, demasiado, créeme, si te digo que no te dejare, es porque así es, aun cuando te vayas lejos, yo te seguiré, aun cuando no te pueda ver, en mi mente estarás tú, aun si no me quieres a tu lado, siempre estaré para protegerte, aun si nos separa… es broma, nadie puede separarme de ti, tendrá que ser un loco suicida o una especia de dios para arrebatarte de mi lado- terminaba de decir el alquimista con una sonrisa en sus labios, provocando que el menor sonriera y se sonrojara por lo antes dicho.

-Lo siento…- dijo el menor apenado, por haber desconfiado de aquella persona que tanto amaba.

Ed no dijo nada, solo lo tomo en brazos y se lo llevo a la bañera que hace ya varios minutos había preparado.

-¿A dónde fuiste?... yo quería despertar contigo…- decía el menor haciendo morritos y con un gran sonrojo.

Ed solo aguantaba las ganas de violarlo.

“Control… control…” se decía mentalmente, tratando de evitar un derrame nasal, al ver a esa perfecta joya mojada por el agua.

-Fui a bañarme y un poco de ropa- le respondió sin verlo y de manera tranquila, dejando de lado la ternura que tenía hace unos ratos, provocando que el menor se entristeciera un poco, ya que la barrera seria de su amado había vuelto.

-Está bien… le dijo el menor decaído, cosa que Ed noto, pero la dejo pasar por el momento.

-Creo que ya estás listo, ven, tenemos que bajar a desayunar, ayer no miste nada en casi todo el día- le dijo el mayor cubriéndolo con una toalla y sacándolo del agua, para luego vestirlo rápidamente y bajar a la cocina.

-Esto… ¿me… podrías bajar?- pregunto el menor avergonzado, ya que su amado lo cargaba en forma nupcial.

-No.

Fue su respuesta cortante.

“¿Para qué pregunte?” pensaba el menor con una gran depresión rodeándolo, provocando la una sonrisa en el mayor.

-De todos modos- decía el alquimista, mientras entraba a la cocina que estaba vacía- no puedes caminar, ¿verdad?- con una sonrisa pervertida.

El menor solo se sonrojo en sobremanera, mientras hacía una carita muy chistosa.

Ed solo se limitó a reírse por lo bajo y sentarse en una de las sillas del comedor, Tsuna al notar esto se trató de levantar.

-¿A dónde vas?- pregunto el mayor, abrazando posesivamente la cintura de su niño, y regresándolo así, a sus bien formadas piernas.

-A…a mi silla…

-Ahora yo soy tu silla, así que estate quieto- le decía el mayor, besando con ternura la mejilla de su niño, el que solo atino a abochornarse más.

-P..pero…- insistía el menor tratando de liberarse.

-Pero nada, tú eres mío, así que haz lo que lo que digo y punto- decía el mayor, dejando por zanjado el tema.

Y dejando de paso, al menor con una cara desencajada.

-No es cierto- negaba el menor- yo no soy tuyo, yo soy mío y punto- decía el de ojos caramelo en un instante de rebeldía que le había copiado a Gokudera, pero a los tres segundos se arrepintió, luego de ver la cara lujuriosa que había puesto el alquimista.

-¿A no?, yo podría jurar que anoche cuando te pedí que me pertenecieras, me respondiste un “Me encantaría” muy sexy, a menos que lo haya recordado mal- decía el alquimista con voz traviesa, pegando más el cuerpo de su amado al suyo.

-N…no… me…a..acuerdo- decía el capo avergonzado, la verdad era que si se acordaba, pero no lo iba a admitir, Reborn siempre le había dicho que se debía de hacer respetar, y así lo haría, no dejaría que el mayor lo tratara como si fuera su dueño… por muy tentadora que sonara la idea…

Por otro lado Ed solo sonreía de forma pervertida.

-Tienes razón…- decía el mayor, concordando con el menor, haciendo que este se descolocara ante lo dicho, pues nunca antes había ganado una pelea verbal con nadie que no fuera Gokudera.

-¿En serio?- decía el menor muy animado.

-Sip- le decía el mayor soltándolo- puedes irte- le decía cerrando los ojos y con una expresión seria, colocando sus manos detrás de su nuca.

Al castaño se le borro la sonrisa…

“¿Puedo irme?, ¿Cómo?, ¿De su lado? O ¿de sus piernas?, ¿Me está terminando?, ¿Ya no me ama?, ¿no dijo que siempre estaría a mi lado?, ¡no puede ser!, ¡lo hice enojar y me está botando!, ¡¡soy un idiota!!” pensaba en su mente el menor lamentándose del gravísimo error que acababa de cometer.

Por otro lado, un alquimista observaba divertido por el rabillo del ojo, todos los movimientos de su leoncito, pensando que su plan había funcionado.

-¿Qué te parece si hacemos un trato?- hablaba el mayor de los Elric, llamando la atención del castañito, quien lo miraba interesado y suplicando por “otra oportunidad”.

-¿C…cuál?

-No romperemos, si a cambio me das estos…- decía el alquimista, bajando ambas manos y tocando con ellas los sensuales labios del menor- tus labios… ¿esos si pueden ser míos?- preguntaba seductoramente el de pelo dorado.

-E…Esta… bien…- aceptaba muy sonrojado el menor, para que luego Ed se acercara y le diera un casto beso, que después de unos minutos profundizo y se volvió más húmedo, ya cuando hubo acabado el beso, Tsuna estaba con el rostro sonrojado y la respiración irregular.

Lugo de que Ed observara los frutos que había dejado aquel beso, sonrió, para en seguida abrazar por la cintura a su niño.

-No es suficiente- dijo el alquimista con una expresión pensativa, que cabe decir, que era fingida.

-¿Qué?- pregunto confundido el menor.

-Es que tus labios son muy pequeños, y me gusta también esta…- acercándose y susurrándole al oído de forma provocadora- esta cinturita tuya…- término de decir mientras lo atraía más hacía él y lo acariciaba por encima de la ropa.

-E…entonces… quédatela…- decía abochornado el menor.

-¿En serio?, diablos… de ser así, mejor hubiera pedido estos bellos luceros color miel que tienes, es como si hubiera bajado la luna y te pusieras por ojos, muchos astrólogos se enojaran contigo, ¿sabes?- le decía el alquimista, mirando con intensidad al pequeño sobre sus piernas.

-P…pues… también…son tuyos…- decía el pequeño en un hilo de voz.

-¿Qué?... hay no… no puede ser… pidiéndote todo eso y olvidando por completo esa hebras tan finas y esplendidas.

-S… serán para ti… entonces….- decía otra vez el oji-miel, con un tierno rubor en sus mejillas.

-¿En serio?- preguntaba el mayor con fingido asombro, recibiendo una afirmación con la cabeza de parte del menor, quien tenía la mirada baja a causa de la vergüenza.

-No, mejor no quiero nada- decía el mayor mostrando una cara desinteresada y soltando al menor.

-¡¿Qué?!, ¿p..por qué?- decía este confundido, temiendo que en verdad su amado ya no lo quisiera.

Ed solo lo miro “indeciso”.

-Es que…- empezó a hablar el mayor vacilante- no solo me gustan tus labios, ojos, cintura y cabello, adoro también esas mejillas sonrojadas tuyas, al igual que están lindas piernas, de hecho todo su ser me gusta, me encanta y lo deseo tanto, que no quiero solo una pequeña parte, te quiero todo, todo para mí… de modo que no creo que esto vaya a funcionar, tendré que buscar a una persona que me ame sin impedimentos- decía el mayor mientras se cruzaba de brazos y meneaba le cabeza en forma negativa, junto a una expresión de “lamento”.

Tsuna por otro lado, estaba que no se lo creía.

“¡NO!, ¡debo de actuar rápido!” pensaba asustado el menor.

-No… no es necesario, seré tuyo, todo tuyo- decía completamente azorado el menor, mientras Ed ponía una cara fingida de sorpresa.

-¿Seguro?, no te quiero forzar- decía con una sonrisa pervertida, provocando un escalofrió en el menor, pero no se iba a arrepentir de sus palabras.

-Muy seguro- decía con determinación.

-Eso es bueno- decía el mayor abrazándolo otra vez, para luego ir bajando sus manos hasta alcanzar ese trasero bien redondito, provocando que el menor se sobresaltara- porque también me gusta mucho~ esta marte tuya, es como una obra de arte.

-E… Ed… de…tente…- decía el castaño mientras su respiración se entrecortaba, pues estaba sintiendo muy placentero ese tacto.

-…mmm… ¿por qué?, ¿no te gusta?- decía mientras lo apretaba sin pudor alguno- ya sé, para que estemos a mano, tú serás mío y yo seré tuyo, equivalencia de intercambio, así está bien, ¿no?- le decía el mayor mientras dejaba todo movimiento en la zona trasera del menor, para luego besar su mejilla.

-S…Sí… aah~- pronunciaba el menor mientras gemía, ya que las manos de su amado había regresado a su trabajo anterior.

-¿Te gusta?- pregunta el otro en su oído, mientras lamia le lamia el lóbulo de la oreja sensualmente, pero antes de que el menor pudiera contestar, la puerta de la cocina de abrió de golpe, dejando ver primero, a una tormenta que tenía una expresión horrorizada ante lo que le mostraban sus ojos.

-¡¿QUE SIGNIFICA ESTO BASTARDO?!, ¡MAS TE VALE QUE SUELTES AL DECIMO!- gritaba una furibunda tormenta.

/// Fin del Flash Back ///

Y ahora todos se encontraban armando un gran escándalo, hasta que la figura de un hitman apareció en la sala, provocando que todos guardaran silencio.

Reborn se estuvo parado un momento, analizando la escena frente a él, para luego convertir a Leon en su arma favorita y apuntar con ella a los dos chicos.

-¡HIEEEE! , Reborn, ¿qué haces?- preguntaba asustado el oji-miel, abrazándose más a su amado, quien no cabía de felicidad en ese instante.

-Callate Dame-Tsuna, y tú suéltalo bastardo, antes de que te mate- amenazaba el hitman al ver a su alumno / casi hijo ser manoseado tan descaradamente frente a sus ojos, pero Ed solo le mando una sonrisa de autosuficiencia, que hizo que un gran gotero se instalara en la frente de Al.

-No puedo.

-¿Por qué?

-No puede caminar, si lo suelto se caerá.

En eso el hitman bajo por un momento el arma, pensando en si su alumno estaba herido.

“Seguro ese Dame se cayó de nuevo de las escaleras” pensaba el hitman rodando los ojos, ya que su alumno siempre acababa lesionado de esa manera.

-Dame-Tsuna, ¿por qué no me dijiste que estabas lastimado?

El menor solo se sonrojo, cosa que no entendió el mayor, hasta que vio la cara pervertida del peli-dorado, provocando que un aura negra se formara en toda la habitación.

-¿Qué le hiciste?- preguntaba iracundo el hitman, masticando las palabras con odio mal contenido.

-Mejor dicho, ¿Qué no le hice?- decía el otro de manera insinuante.

Provocando una cara pícara en Mukuro, Byakuran, Coronello, Yamamoto y extrañamente, en Ryohei.

Mientras que Al, Chrome y Kusakabe, solo atinaron a sonrojarse.

Hibari, Ipin y Lambo solo fueron indiferentes.

Y la tormenta junto con el hitman, mostraban su indignación y furia en su cara.

Tsuna solo se escondía en el pecho de su amado, y Ed aún conservaba esa sonrisa en su rostro, esperando a que lo atacaran.

-¿Algo más que quieras agregar?- decía un muy cabreado Reborn.

Ed solo ensancho su sonrisa y abrazo más a Tsuna, para luego decir:

-Gimió toda la noche.

Luego de eso un gran humo inundo toda la habitación, junto al sonido de explosiones, disparos risas y unos cuantos:

“¡HIEEEE!”

_ 42 Minutos Después _

Más tarde, cuando la disputa había terminado, y no había quedado ningún lesionado -a excepción de Lambo que recibió una bala en el trasero, por cortesía de Reborn- ahora se encontraban sentados en la mesa, tratando de disfrutar “tranquilamente” su desayuno.

Como si pudieran…

-Bastardo… ¿cuándo piensas soltar al Décimo?- decía una aun cabreada tormenta, al ver que el bastardo de rapunzel, no dejaba que su querido jefe, se sentara a la cabeza de la mesa, como un buen líder de una familia mafiosa así de poderosa debía de hacer.

-Ma ma, primero que nos resuelvan la duda… ¿no creen?- decía la lluvia cambiando su semblante a uno más serio.

Ya que, aunque se fuera un idiota las 24 horas del día, sabía que los hermanos habían encontrado ya la manera de volver a su mundo, y que quisiera jugar con su querido amigo antes de irse, no le causaba ninguna gracia, ya que sabía de los sentimientos del castaño hacia el peli-dorado, y aunque el otro sintiera lo mismo, el que tuviera sexo con su amigo, para luego votarlo, era algo muy cruel, y no se lo perdonaría por nada.

Y al parecer, el resto de los guardianes pensaban lo mismo, ya que concordaron con el friki, y escrutando con la mirada al alquimista mayor, exigían una respuesta.

Pero los hermanos parecían ignorar ese hecho, ya que seguían comiendo tranquilamente.

La cabeza de la mesa estaba vacía, el resto estaba sentado como usualmente, con la diferencia de que Ed tenía en sus piernas al lindo de Tsuna.

-¿Qué harán ahora-Kora?- preguntaba un muy interesado militar, a los hermanos, llamando la atención de todos.

Ed y Al se miraron, para luego ver a Tsuna y al resto de la mesa.

-Aun no podemos volver a nuestro mundo- decía un tranquilo oji-dorado, dándole de comer un pedazo de pan tostado con un poco de mermelada a su niño, quien la comía con un notable rubor en sus mejillas.

-¿A qué se refieren con eso?- preguntaba esta vez Byakuran, el cual desayunaba una bolsa de malvaviscos con relleno de frutitas.

-Oya oya, eso no es un desayuno saludable, Byaku-chan~- decía una melosa niebla, pero se notaba un poco de reproche en su tono.

-Nufufufu, Muku-chan~ deja que me respondan- decía una oji-violeta muy alegre, provocando que la niebla riera y se formara un ambiente rosado y con corazoncitos, provocando el asco de todos los presentes.

Y una presencia maligna se apodero del lugar.

Reborn estaba molesto.

-Dicen entonces… que no pueden volver a su mundo… ¿verdad?- decía el hitman con un aura intimidadora, pero los Elric ni caso le hacían, solo comían tranquilamente, asintiendo levemente con la cabeza, para responder la pregunta del azabache.

Un goterón apareció en la frente de la mayoría, a causa de esa falta de respeto hacía el asesino más cruel y sádico del mundo.

-Entonces-el hitan cubrió su mirada con el filo de su fedora, haciendo que el lugar se tensara y el sonrojo del castañito desapareciera- cuando encuentren la forma de volver a su mundo, se irán… y tú… dejaras a Dame-Tsun…

-No lo malinterpretes.

Le cortaba el mayor de los Elric, dejando de alimentar a su amado y mirando al tutor de su niño.

-¿Qué estoy malinterpretando?- preguntaba el azabache, mirando al oji-dorado con una mirada asesina.

-Sé lo que piensas, y NO, no lo tome con un simple revolcón- decía el alquimista mayor, claramente ofendido.

“Mira que todos son idiotas aquí” pensaba Ed, pues él, ni en la más loca fantasía de algún maldito, se acostaría con alguien por simple placer carnal, si acaso lo haría si eso le tuviera algún beneficio, como en su pasado, pero justo ahora no lo necesitaba, y menos por simple placer.

Pues no había nada que hastiara más que el sexo, ya que desde los 15 años, se la había pasado de cama en cama, todo por conseguir información o algún permiso, habían sido tantas, que ya ni recordaba cuantas perras, pedófilos y hasta homúnculos se había tirado… bueno… de homúnculos si sabía, solo se había tirado uno.

Era un milagro que no capturara ninguna enfermedad.

En fin, el punto era, que era tan experimentado en follar, que hasta le había perdido el chiste.

“Hasta que te conocí…” se decía el mayor en su mente, mirando al pequeño en sus piernas, pero luego se dio una bofetada mental ante tal estupidez.

“Yo no folle con él… hice el amor…” pensaba feliz el mayor, pero sin demostrarlo en su rostro.

-¿Entonces que fue?- preguntaba el de patillas, haciendo que el oji-dorado lo mirara de nuevo.

Ed solo enarco una ceja.

-¿Por qué más sería?, es obvio que es porque lo amo.

-Pero te iras cuando encuentres la forma de hacerlo, y lo dej…

-Ya le dije que no lo malinterpretara, nosotros ya puedo volver a mi mundo.

Ahora era el turno de Reborn enarcar una ceja, y no solo él, todos estaban igual.

Todos en la mesa lo miraron con esta carita: O.O incluidos su hermanito y el niñito de sus piernas.

-Ya… pu…pued…en… volver… a…- el rostro del castañito demostraba un gran dolor.

“Ahora si lo perdí…” pensaba el joven Vongola al borde de las lágrimas.

El hitman endureció su semblante ante eso.

ED también se puso serio, mirando con un poco de enojo a su amado, para luego tomarlo por la barbilla y plantarle un casto beso en los labios, que… a pesar de ser corto, demostraba muchos sentimientos, pero entre todos ellos, hubo uno que destaco… y fue el “cariño”…

-Dije que no lo malinterpretaran…- expresaba claramente descontento el alquimista dorado, mirando algo resentido a su amado, para luego ver a todos los presentes en la mesa- tenemos el circulo, la fuente de energía y cuatro manos para activarlo, podemos irnos cuando queramos, pero no lo haremos, a menos que ustedes quieran.

Terminaba de decir Ed, para luego encogerse levemente de hombros y empezar a darle mimos en la cabeza a su amado, el cual estaba al borde del llanto, por miedo a lo que dijo su amado y el hecho de que podría perderlo en cualquier segundo.

-Hermano…- llamaba el oji-pardo, haciendo que el nombrado se girara a verlo- ¿cómo que podemos volver?, es cierto que tenemos el círculo y las manos, pero no tenemos la fuente… - expresaba realmente consternado el menor.

-En eso te equivocas.

-Hermano… no… ¡¿No estarás pensando en que podemos hacer la transmutación así nada más?! , ¡Eso es imposible!, es la entrada a nuestro mundo, la puerta se rige por La Equivalencia de Intercambio, moriremos antes de poder pasar- el rostro del menor demostraba miedo.

Los demos dirigieron su mirada al mayor, el cual solo trataba de tranquilizar a su amado, quien aún no salía del mundo ya-no-me-quiere-solo-fue-un-revolcón.

-Dejen de poner palabras en mi boca- respondía tranquilamente Ed a su hermanito, aunque se encontrara molesto, no sería capaz de tratar mal a su hermanito menor.

El militar parecía tener ganas de hablar, y dado por la expresión de idiota que tenía, Ed supuso que diría alguna tontería, y para evitarlo, se dispuso a seguir hablando.

-Al, ¿recuerdas donde dejamos a Envy?- pregunto el mayor a su hermanito, el cual asintió con la cabeza, y antes de que este pudiera replicar con algo, prosiguió- Todo lo que sube debe bajar, lo que baja sube, lo caliente se enfría y lo frio se calienta, por lo tanto…

-Lo que entra tiene que salir…- a completaba el menor con una cara de entenderlo todo.

-Exacto, anoche vi un agujero en el cielo y de él salió un rayo, algo parecido o el mismo por el cual nosotros llegamos aquí, como Envidia está aquí, quiere decir que no regreso a nuestro mundo y se quedó atorado en la “Nada” y ahora ha logrado salir. Envidia tiene la piedra filosofal, por lo tanto regresar a nuestro mundo no supone el menor problema.

-Ya entiendo…- expresaba el menor con una expresión reflexiva.

Todos guardaron silenció…

Nadie hablaba… hasta que…

-¿Te iras?- preguntaba el pequeño castaño, cubriendo sus bellos ojos miel con su flequillo.

Todos miraron con un poco de tristeza a su querido amigo-hermano-jefe-hijo al pequeño oji-miel, para luego ver con reproche y de forma hostil al alquimista, quien solo los ignoro.

-Tsuna tú…- empezaba a decir el mayor… pero luego se calló de repente, levantándose, dejo al menor en la silla, se dirigió a la ventana y antes de salir por esta, para llegar al patio, dijo con voz clara y firme:

-Mira lo que hare con atención.

Los mafiosos miraron confundidos el lugar por el que se había ido el alquimista mayor, para luego ver varios rayos azules, junto al ruido que estos emiten y el ruido de varias cosas moverse.

Luego de que la luz y el ruido cesaran, Alphonse sonrió.

-Creo que ya termino- decía sonriente el oji-pardo.

Liando más a los presentes, quienes pensaban que el muy bastardo se había escapado y dejado solo al lindo castañito.

Al choco sus manos, para luego posarlas en el suelo, haciendo que varios rayos azulados se dirigieran a la paren que ocultaba la figura de su hermano.

Luego de que la pared se desintegrara, todos pudieron apreciar en primera fila, el trabajo del alquimista.

Se levantaron y caminaron un poco para apreciar con mejor detalle aquella cosa.

Algunos se quedaron con la boca abierta como Gokudera, Yamamoto, Lambo, Ipin, Kusakabe, Coronello, Chrome, Ryohei y Al, si, incluso Al estaba sorprendido de lo que había hecho su hermano, pues lo que este había hecho, era una completa exageración.

Byakuran y Mukuro solo veían el hecho con esta cara: O.O

Reborn solo sonrío satisfecho.

Y Hibari… bueno… él ya se había pirado a algún lugar.

Pero el castaño tenía un semblante diferente a todos, si bien, se encontraba algo desencajado ante lo sucedido, pero más que eso, se encontraba realmente feliz.

No todos corrían con la suerte de encontrarse con un novio que te hiciera en unos segundos, algo como lo que había hecho su amado.

Era un gran rio, pero no solo un rio simple, este estaba de en forma circular, como una “O”, el cual tenía dos puentes de madera a cada extremo para poder pasar, el agua era como un fino cristal, muy puro y radiante, detrás del margen de esta, habían varias rosas azules y blancas, las cuales daban un lindo toque a los 6 árboles de cerezo y el pasto verde suave, que se encontraban dentro de aquella órbita, todo… lo que era el agua, flores y árboles, formaban una perfecta “O”, y en medio de este, sobresalía un enorme pentágono de mármol que decía:

“Tu ser casi puede compararse con este lugar… tan hermoso a la vista, amable como la flores, gentil, puro y dulce como el agua, indispensable como un árbol, quien da sombra al cansado, quien limpia lo sucio, tan agraciado y bello como las flores que salen de esta, invitando con amabilidad a las aves posarte en tus ramas, aunque estas sean cuervos… tú las aceptas tal cual, ofreciéndoles refugio en tu sombra, eres como un puente, haciendo que todo aquel que pase con tu protección, se sienta seguro, como el pasto verde, tan fresco y agradable al contacto, incluso eres como esta roca… y lo que hay grabado en ella, tan firme, fuerte, y lleno de preciosos sentimientos… es por eso, por todo eso… que Te Amo a ti y solo a ti… y nada me haría más feliz que estar a tu lado, protegiéndote a todo momento”

Después de que Tsuna pasara el puente y leyera lo que decía la pequeña losa que no pasaba de un metro…

Empezó a llorar…

No lo podía evitar, eran lágrimas de felicidad, busco a su amado con la vista, y lo encontró recargado en uno de los cerezos, con una expresión tranquila.

Rápidamente se dirigió a él, y se lanzó a darle un muy fuerte abrazo, el cual, Ed recibió gustoso.

-Entonces… ¿no te iras?- preguntaba el menor, alzando la vista y mirando con una cara que daba ternura.

Ed solo sonrió juguetón, para tomarlo de la barbilla y acercar sus labios a los de su amado, acortando poco a poco la distancia, ya cuando sus respiraciones se juntaban y sus labios se rozaban, susurro…

-Tal vez debí de hacer un dirigible.

Decía el mayor, provocando una pequeña risita en el castaño, para luego unir en un tierno beso sus labios, que después, fue tornándose más apasionado, y hubieran seguido de no ser porque…

-¡Yo también tengo que hacer una declaración!- gritaba el hombre de pelo raro, con un pequeño sonrojo en sus mejillas y temblando un poco.

Provocando que todos giraran a verlo con un claro signo de interrogación en sus cabezas.

Se acercó rápidamente a Al, quien se encontraba un poco alejado de todos, y con voz clara y muy fuerte, grito:

-¡ME GUSTAS, POR FAVOR SAL CONMIGO!

-No eres mi tipo- fue la respuesta cortante del menor, mientras le sonreía de forma amable, dejando de piedra al tipo frente a él.

Justo cuando el menor estaba por darse la vuelta e irse, el tipo de pelo raro reacciono.

Eso no se iba a quedar así.

No.

Claro que no, él era Kusakabe Tetsuya, la mano derecha de la nube sangrienta, Hibari Kyoya.

Y no permitiría que el amor de su vida lo rechazara.

Antes de que el menor se diera la vuelta, el tipo de pelo raro lo tomo de un brazo, y lo jalo un poco para poder darle un beso, pero antes de que eso sucediera…

-¡HERMANO ME ESTAN MOLESTANDO!-exclamo a todo pulmón el menor.

Y de la nada, una gran serpiente de tierra salió del suelo, justo a los pies de, tipo de pelo raro, golpeándolo de lleno, para arrastrarlo unos cuantos metros. La serpiente luego se convirtió en una silla con grilletes, dejando totalmente confundido al tipo de pelo raro, ya que todo había ocurrido demasiado rápido, que ni siquiera lo pudo ver venir.

El resto solo se sentó en el suelo, ya sabían lo que estaba por pasar, y la verdad les causaba cierta gracia.

-¿Qué se supo que hacías?- preguntaba el mayor de los Elric, acercándose a paso lento y con cara de ultratumba al bastardo que había intentado ultrajar a su querido hermanito.


-Y..yo…- tartamudeaba muy asustado el peli-negro.

Mientras que Reborn apostaba 2000 yenes a que los destazaba, y Coronello otro 2000 a que lo quemaba.

Mukuro solo se reía, su amado grababa todo, Chrome comía palomitas con el oji-pardo.

Los niños estaban junto a Ryohei, esperando a que sucediera algo, mientras su niñera solo gritaba “Extremo”.

Hayato y Yamamoto solo esperaban a que pasara algo.

Hibari estaba recargado en un árbol, pensando en que si su estúpido subordinado sobrevivía a lo que le estuvieran por hacer, lo mordería el mismo hasta la muerte.

Tsuna solo veía todo asustado.

-Olvídalo, luego me dices- respondía el mayor, tronándose el cuello, para luego convertir su automail en una daga y empezar con su tortura.

Al parecer Reborn iba ganado la apuesta.

_ En Otro Lugar Muy Cercano _

El lugar era completamente agradable, todo ver, con árboles de distintos tipos, flores de diversos colores, varias aves muy hermosas que animaban el lugar con su agraciado canto, con animales algo exóticos y lindos.

Sin mencionar el clima perfecto, el cual tenía un bello sol que brillaba a todo su esplendor, el viento meciendo suavemente las hojas de los árboles… todo genial…


-Y una mierda… ¿Dónde estoy?- se preguntaba un chico de cabello verdoso.

-Un bosque… más le vale a ese inútil de Acero no haber hecho lo que dijo el “hombrecito”…

Se decía de forma calmada, para luego empezar a caminar a un lugar donde sobresalían muchos edificios.

-La ciudad… ahí podré conseguir información y transporte….solo espérame Amor…- se decía a sí mismo el peli-verdoso, con una sonrisa grotesca en su rostro, mientras recordaba lo que había hablado con la Verdad.

/// Flash Back ///

El lugar era completamente blanco, después de vario tiempo transcurrido, solo faltaban 4 puertas más por arreglar y todo el lugar quedaría como estaba en un principio.

Un gran lagarto gigante se encontraba moviendo unos grandes escombros de piedra, para poder colocarlos en la cima de una de las puertas casi construida en su totalidad, siendo observado por un hombrecito sonriente que miraba todo muy divertido.

-¿Por qué tan apurado?- preguntaba aquel ser de una forma un tanto burlesca, como siempre lo había sido.

La enorme lagartija solo bufo por la bajo, completamente hastiado de la forma de ser de ese bastardo que lo molestaba cada que podía.

No le respondió, solo se limitó a pensar.

/// POV de Envy ///

Desgraciado mal nacido, obligándome a hacer este maldito trabajo pesado como si yo fuera su esclavo.

Ni que el bastardo de Ed o su hermano no pudieran, a ellos bien gracias que los dejo irse, y a mi no.

El maldito sistema no funciona.

Maldita verdad.

Malditas puertas.

Maldito mocoso.

Maldito Ed por dejarme.

Malditos todos, ojala y se mueran.

-Si sigues maldiciendo se te secara la lengua- me decía aquel desgraciado sin cara, como si me importara, yo solo quiero irme con Acero.

/// Fin del POV ///

La Verdad solo miraba al “chico” frente a él de manera graciosa, era tan fácil de molestar.

-Tu amado ya está con otra persona-soltó de la nada la Verdad, haciendo que la lagartija se parara en seco.

-¿De qué hablas?- por primera vez en todo el tiempo en el que estaba en ese lugar, Envidia le había dirigido la palabra, aunque no de la mejor manera, ya que el comentario no le había agradado para nada y justo ahora tenía una cara de los mil demonios, que junto a ese rostro de animal y todo deformado, lo hacían verse como un fenómeno de circo.

-Yo soy lo sé todo, y con seguridad te puedo decir que aquel que llamas “Amor” se está acostando con un humano y le dice “Te Amo” justo en este momento, aunque creó que su noche apasionada está por llegar a su… clímax…- decía la voz maliciosa de aquel ser.

Provocando que la ira se desatara.

-Terminando esto podre irme, ¿cierto?- preguntaba / afirmaba el de pelo verdoso.

-Correcto- decía muy alegre el otro.

-Dime donde están- pedía… o más bien, exigía saber la lagartija.

La Verdad pareció pensárselo un momento, hasta que se decidió a contestar.

-Están cercas del mar, en una casa de playa en el sur.

-Bien- decía decidido Envy, retomando con más animo el trabajo anterior.

La Verdad solo ensancho más su sonrisa.

“Nmm… lamento eso, pero aun no es momento de que interrumpas, ya que necesito un favor de él”.

Y mientras la Verdad pensaba aquello, Envidia ya había concluido con dos puertas, faltándole solo la mitad.

“Sí que está animado” pensaba el hombrecito, mientras se tiraba a reír, asustando un poco a la lagartija.

/// Fin del Flash Back ///

“Matare a esa puta”- pensaba el peli-verdoso.

Continuara…
Notas finales:

:P


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