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El Viaje para Encontrarte por ZuminoeRiriko

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Notas del capitulo:

Hola a tod@s, como veran en el titulo, este es el capitulo final ^^

Les pido por favor... que no sean crueles al criticar TT-TT

Nunca se me han dado los finales, siempre dejo poenmas y demas cosas con un final abierto, de hecho tenía planeado no subir este cap y finalizar la historia con el anterior, pero no creí que les agradara esa idea n.nU

Así que me quebre la cabeza haciendo este...

!!Por favor no sean muy malos!!!

Hice lo que pude... TT-TT

Habían pasado ya dos semanas, desde que el asunto de los pretendientes de Ed se había arreglado…

Sip…

Dos semanas…

También se habían cumplido ya 9 meses con 1 semana….

¡¡¿QUE MIERDA LES IMPORTABA AHORA LA MALDITA FECHA??!

¡Justo ahora todos estaban que se les salía el alma por la boca!

¡¿Y cómo no estar así?!

Si en este momento…

¡¡Su querido niño estaba por arrancarle la mano!!

-¡¡Demonios!!, ¡¿Qué en serio no puedes hacer nada?!- gritaba un adolorido Alquimista.

El cual tomaba con su mano sana, la pequeña manos izquierda de su niño.

“Bendita mi inteligencia TT-TT” se lamentaba el pobre alquimista, mientras su niño lo miraba con unos ojos que echaban chistas y le dejaba la mano totalmente morada, por el apretón que le daba.

Un muy MUY fuerte apretón.

“Más doloroso que los abrazos del general Armstrong” pensaba mientras sentía como su amado oprimía más el agarre.

“¡Me romperá los dedos!” pensaba al sentir como sus deditos tronaban por la fuerza emitida hacía ellos, por causa de otra contracción.

Ed dejo de ver cómo iba a perder otra parte de su cuerpo y fijo su vista en Shamal. Quién se encontraba del lado derecho de la camilla de Tsuna, mirando fijamente y con mucha atención la pantalla del ultrasonido, en donde estaban sus dos bebes a punto de salir.


-¡Te estoy hablando!- insistía de nuevo el mayor, al verse completamente ignorado.

-¡Callate que no me dejas pensar!- decía un muy exaltado médico, para luego regresar su vista a la pantalla y mirarla muy seriamente.

El joven alquimista iba a gritarle “¡Pues no pienses idiota, solo sácaselos!”, pero se contuvo al sentir un escalofrío en la espalda, y un aura amenazadora, realmente, REALMETE, siniestra rodearlo.

No necesitaba ni una quinta parte de su cerebro para darse cuenta de quien se trataba, pues esa sensación, no se la otorgaba nadie más, que la única persona que llevaba amenazándolo de muerte toda la madrugada.

“No hagas ningún movimiento brusco y no te atacara, no hagas ningún movimiento y no te atacara, no parpadees y no te atacara, no…” se repetía una y otra vez el alquimista en su cabeza, como si aquellas oraciones, tipo mantra, fuesen algún tipo de ley universal o plegaria que le salvaría la vida.

Temía hacer algo por lo que su amado niño lo agrediera de nuevo, por lo que mantuvo su mente fija en la nada, evitando moverse o siquiera respirar de forma muy notoria, y solo se limitó a escuchar todo el jaleo que se armaba en la habitación personal de Tsuna.

La cual, obviamente, era en una de los más famosos y prestigiosos hospitales Vongola.

La habitación era color vino, con una camilla (que más parecía cama King size), con una ventana que dejaba ver la hermosa luna, un logo en el techo de una concha y varias cosas, que él interpreto como el símbolo de la familia. También había varias cunitas en la habitación y demasiados aparatos médicos.

No entendía para que tanta cosa, si al final, él y Al habían presenciado el nacimientos de dos bebes y en ninguno de ellos necesitaron de tanto aparato. Su buena amiga de la infancia, había hecho un trabajo limpio, con tan solo cosas del hogar y sus manos.

Pero bueno, como no era su campo de trabajo, tampoco podía opinar.

Agudizo un poco en oído, como no podía moverse, debía de estar atento de otras maneras, de lo que pasaba en la habitación.

Escucho la voz de tres enfermeras, que eran las únicas, aparte de él, Shamal y su niño, que se encontraban en la habitación. En fin, eso era lo que menos le importaba, lo que le llamaba la atención ahora, era la conversación que Ttres enfermeras estaban teniendo.

(*Conversación de las Tres Enfermeras*)

Enfermera 1. Vaya~… ¿no creen que la pareja del Deccimo está muy guapo?

Enfermera 2. ¡Si~!, pero tú lo dijiste… es la pareja del Deccimo, debemos de tener cuidado o nos convertirá en paletas de hielo.

Enfermera 3. Es cierto. Escuche que en los primeros meses de embarazo, cuando tenía bipolaridad, ¡Ataco a 8 sirvientas que le dejaron el desayuno al señor Elric!, alegando que le estaba siendo infiel.

Enfermera 1. Si… si… ahora lo recuerdo… pobrecitas… escuche que no volvieron a ser las mismas.

Enfermera 3. ¡Más que eso!, las pobres quedaron lisiadas.

Enfermera 2. ¿Y cómo se llamaban?

Enfermera 3. Todas eran chicas extranjeras, por lo que sus nombres son algo raros. Pero me parece que son: Mikoko Yanosuda, Al-Bajad Mamad, Debora Testa, Elsa Polindo, Lola Meraz, Dolores Delano, Al-Sakat Meted y… la última… no recuerdo su nombre…

Enfermera 1: Si la memoria no me falla, creó que esa chica se llamaba Teyeno Tuoyo.

Enfermera 3. ¡Oh!, cierto, cierto. ¿Cómo se me olvido?

Enfermera 2. ¿Se llamaba?, ¿se cambió el nombre?

Enfermera 3. No, está viva. Pero como está en coma, no creó que importe.

Enfermera 2. ¿Co…coma?....

Enfermera 1. Si… pero les fue mejor que a esos 4 mayordomos que trataron de robarle su pareja al Boss…

Enfermera 2. ¿En serio?... ¿Más que un coma?

Enfermera 3. En serio, esos 4 infelices… ¿Cómo se llamaban?, ha si, eran: Omar Icón, Paco Gerlo, Casimiro Lateta y Henry Dículo.

Enfermera 1. Sip… pero se lo tenían merecidos. Nadie debería intentar separar esa linda pareja.

Enfermera 3. Si, aunque creó que la castración con un cortaúñas fue exagerado. El Deccimo estuvo en todo su derecho.

Enfermera 1. Si, si, opino lo mismo.

Enfermera 2. O______________O

(*Fin de la Conversación de Enfermeras*)

“¡¡¿Qué mierda con esos nombres?!!” se preguntaba el alquimista luego de oír la pequeña conversación de hace unos minutos.

“Mejor pienso en otra cosa” se decía, tratando de olvidar todos esos nombres raros que había escuchado hace apenas unos minutos. Sin duda, esos padres no quisieron a sus hijos.

Por como los nombraron, estaba más que claro.

“Les prometo mis amores, que cuando nazcan, les pondré nombres geniales” le prometía a sus hijos en su mente. Sin duda él no les iba a joder la infancia con nombres tan feos.

Al final dejo de pensar en eso y se puso a recordar en cómo llegaron a esa situación.

/// Flash Back ///

El joven alquimista estaba durmiendo tranquilamente en la cama que compartía con su niño cuando de repente…

Una destellante luz naranja ilumino toda la habitación.

Para cuando el intento levantarse un fuerte puñetazo en la cara, lo mando a sentarse en el suelo de golpe.

-¡¡¡¡MALDITO PERRO DESGRACIADO SE ME HA ROTO LA FUENTE!!!!, ¡¡¡¿QU… MIERDA ESPERAS PARA IR POR LOS DEMAS Y LLEVARME A UN HOSPITAL?!!! ¡¡¡Y NO ME MIRES ASI IDIOTA!!!, ¡¡LEVANTA EL CULO DEL SUELO!!- gritaba más que furioso el menor, apartando las sabanas de la cama y mostrando toda la sangre que manchaba el colchón.

En ese momento iba a sonreír y besar a Tsuna porque al fin tendrían a sus niños pero…

-¡¡¡QUE TE MUEVAS ANIMAL!!!

Y una lámpara rozo su cabeza, para su suerte, esa dio de lleno con la pared detrás de él y no con su cabeza.

/// Fin del Flash Back ///

“Algo digno de recordar” pensaba el alquimista con gracia, dejando escapar una leve risilla….

Mala elección…

-¡¡¡¿DE QUE MIERDA TE RIES?!!!, ¡¡¿TE CAUSO GRACIA?!!, ¡¡YA VERAS MALDITO, TE METERE TRES PI—AS EN EL CULO Y HABER COMO TE LAS SACAS PARA SENTIR MI DOLOR!!

Vaya que no debió reírse…

Sintió como su mano era sometida a más presión, pero no le importo, ya que desde hace rato la había dejado de sentir.

“Creó que le pediré a Spanner y Shoichi que me hagan una mano robótica” se decía.

Pero fue fácilmente sacado de sus pensamientos cuando escucho a Shamal gritar.

-¡Lo tengo!- Dijo con emoción, causando que el alquimista y capo lo voltearan a ver con duda.

-¿Qué pasa?- pregunto Ed, pero antes de que el doctor le pudiera responder, su “tierno” niño lo hizo primero.

-¡¡PASA QUE SE ME ESTA ROMPIENDO EL CULO Y ESTE BASTARDO QUE DICE SER DOCTOR NO HACE NADA PARA SACARME A MIS BEBES!!, ¡¡YA ME SIENTO COMO ESA ESTUPIDA PELICULA DE VAMPIROS DONDE LA PERRA MUERE PORQUE SU BEBE LE DESGARRA EL ESTOMAGO!!

Nadie dijo nada…

-Coff cof…- tosía el medico (lo sé malos efectos de sonido, es que la quincena aun no llega XD) – Bueno… lo que quería decir, es que no podía iniciar con la operación dado que los bebes se encontraban… ummm… mal.

-¿Cómo que mal?- preguntaba el pequeño Tsuna con un poco más de lucidez.

Pues el temor de perder a sus bebes le había quitado todo el dolor que sentía, para cambiarlo por una fuerte opresión en su pecho.

Ed quiso sonreír ante eso, porque ahí se notaba el amor que Tsuna le tenía a sus hijos. Pero no era el momento, las palabras de Shamal lo habían dejado más helado que su automail.

-No se preocupen- los tranquilizaba Shamal con una sonrisa- La razón por la que no podía iniciar con el labor de parto, era porque note un tercer brazo en uno de los bebes. Pero mientras analizaba la pantalla y los pequeños se movieron, que fue en la contracción que sentiste hace poco Tsuna, pude ver una tercera cabeza y un cuerpo propio de esta.

Ed sonrió.

-Eso quiere decir…- decía el alquimista con alegría.

-Así es Ed, van a ser trillizos- le respondía Shamal con una radiante sonrisa.

Pero…

-¡¡SI MUCHO AMOR, PERO YA SACALOS QUE ME MUERO!!- gritaba el menor desesperado.

El médico se asustó ante eso, pues no estaba acostumbrado a recibir gritos de un niño tan dulce como la miel. Pero lo dejo pasar, sabía que tan pronto como le sacara los pequeños, estaría todo de nuevo a la normalidad.

Sin más, le dio órdenes a todos de lo que debían de hacer y se dispuso a sacar a los pequeños del cuerpo del Cielo.

Claro, que antes de eso, le inyecto un analgésico a la mano del alquimista, pues… si mal no se equivocaba, que era seguro que no era así, el joven de ojos dorados tenía dos dedos rotos.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * Después de 4 Horas * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Shamal se encontraba sentado en una esquina de la habitación. Estaba completamente agotado por todo lo que se tuvo que hacer, pues los trillizos se habían enredado entre sí, con el cordón umbilical. Por lo que tuvo que trabajar al doble, y por si fuera poco, el pequeño castaño, no paraba de gritarle y maldecirlo.

Pero lo bueno es que todo había terminado bien.

Justo ahora Tsuna y Ed estaban completamente felices. Pues tenían a sus trillizos en brazos.

-¿No son hermosos?- le preguntaba Ed al pequeño castaño. El cual se encargaba de abrazar a dos pequeños, mientras que el alquimista de Acero, abrazaba a una bella y hermosa niña.

-Si… lo son…- le respondía bastante cansado el menor.

Cosa que le dolió un poco a Ed, puesto que por su culpa, su bello niño estaba todo pálido y sin fuerzas. Aunque tomando en cuenta que había pasado por tres partos, era algo normal.

-Ed…- llamaba el menor.

-¿Si, Cielo?

-¿Qué nombre tendrán?- preguntaba el castaño muy emocionado.

Ed le sonrió, él ya tenía un nombre en mente, pero no sabía si su amado lo aceptaría.

-Para los niños no lo sé… pero… para nuestra niñita…- decía Ed mirando con ternura a la pequeña que tenía en brazos, la cual tenía la piel blanca, pequeños mechones castaños y unas facciones muy conocidas para él- Me gustaría ponerle Trisha… Trisha Elric. Claro, solo si tú quieres- decía hora un tanto avergonzado y cohibido.

Aún seguía traumado por el menor…

-¿Trisha?... es un bonito nombre… ¿Dónde lo escuchaste?- le preguntaba curioso el oji-miel, rezando porque no perteneciera a ninguna de sus ex novias.

-Así solía llamarse mi madre- le respondía feliz el mayor.

Tsuna solo sonrió y acepto gustoso el nombre.

-¿Y cómo se llamaran los niños?- preguntaba de nuevo el oji-miel.

-Esos te los dejo a ti- le respondía el mayor.

Tsuna se lo pensó por un momento, y miro a los pequeños junto a él.

Ambos tenían la piel color canela al igual que Ed, y en sus cabecitas podían notarse los cabellos dorados, y sus rostros, se notaban tranquilos, no dudaba de que ambos se parecieran a su amado en un futuro.

Luego de pensar en varios minutos el nombre de los pequeños, se decidió.

-¿Qué tal…Sebastián y Christian Elric?- decía el menor con emoción.

-Son buenos nombres, pero… ¿por qué Elric?, ¿no te gustaría ponerles tú apellido?- preguntaba n poco dudoso el menor.

-Ah… ¿tú crees?, entonces… ¿qué tal Sebastián y Christian Sawada Di Vongola?- le decía risueño el pequeño.

-Me parecen maravillosos, le respondía el mayor muy animado.

Tsuna miro a sus tres pequeños retoños, a los tres con infinita ternura.

Es casi se quedaba embelesado admirando a su amado y sus otros tres firmamentos, de no ser porque lo vio dormitar y apunto de soltar a los bebes.

No le dijo nada. Solo llevo a los tres bebes a una de las tantas cunas de la habitación y luego de darles un beso a cada uno, regreso con su amado, el cual, estaba más que dormido.

Estaba por salir de la habitación, para hablar con los amigos de su amado y decirles que su jefe estaba bien, pero… vio algo que le llamo la atención.

Aun lado de la camilla de su amado, estaba tirada su pijama, la cual, le fue quitada antes del parto y arrojada a un lado de la camilla.

Sin embargo, no fue eso lo que llamo su atención, sino, fue esa pequeña bolsita de cuero que sobre salía en uno de los bolsillos del pantalón. Le pareció familiar, pero era imposible que fuera la que él conocía, puesto que la tenía guardada en su bolsillo.

Iba ya encaminándose a la puerta…

Pero la curiosidad le gano.

Se encamino de nueva cuenta a lado de su amado, se agacho y tomo la bolsita. Efectivamente, no era la suya. Pero si era de alguien que conocía muy bien, pues tenía las iniciales “HR”, lo cual quería decir, que la bolsita pertenecía de la Teniente Hawkeye Riza.

Pero… ¿Por qué su amado tenía eso?, era obvio que la Teniente se lo había dado, puesto que su niño nunca sería capaz de robar, y en caso de que la Teniente lo perdiera y Tsuna lo recogiera, se lo habría dado a él, cosa que no paso.

Así que la Teniente se lo dio… pero…

“¿Qué le dio?” se preguntó al sentir que había algo dentro de la bolsa, y claro, como él era un alquimista y nunca se quedaba con la duda, la abrió.

Lo primero que vio, fue una nota, la cual decía: “Sé que eres un lenguaraz y veras esto antes que tú novio Ed…”

El mayor se sobresaltó un poco al verse descubierto, pero luego recordó que era una nota y siguió leyendo.

“Pero bueno, eso no importa. Solo quiero que recuerdes, que aunque seas un alquimista y no creas en nada, tienes que hacer las cosas bien. Ahí tienes otro regalito para lograrlo, es algo que le iba a dar a Winry, pero como nunca te dignaras a comprarlos, te los doy”

Ahí terminaba la nota.

Siguió esculcando en la bolsita y…

¡Bingo!

Dos pequeños objetos…

“Tiene razón, nunca lo iba a hacer” pensaba el mayor mirando los pequeños objetos sin ningún tipo de emoción. Estaba por dejarlos en la bolsita de nuevo y olvidarlo…

Pero no lo hizo…

“Tienes que hacer las cosas bien” era lo que su superior le había dicho, ¿eso era una orden?

“Qué más da” se decía guardando el pedazo de cuero en su bolsillo y saliendo de la habitación.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * 3 Meses Después * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
Ese día era especial…

El nacimiento de los pequeños Trisha, Sebastián y Christian había salido muy bien, ya habían sido registrados como los hijos del décimo Vongola y tenían un cuarto compartido.

Pero esa no era la razón por la que ese día, era un día especial.

Si no, porque en ese preciso momento se estaba llevando a cabo la ceremonia de bodas del joven Vongola y el alquimista estatal de Acero.

Todos se encontraban en una hermosa y gigantesca cabaña en “Grace Bay” del Caribe.

La cabaña-salón era de macera fina, muy alta y con hermosos grabados, algo fácil de pagar con el presupuesto de Vongola. Estaba adornado con flores exóticas, una fina manta de seda que rodeaba todo el lugar y con varias mesas y sillas. Las cuales eran ocupadas por todos los allegados a la familia.

Como lo eran Cavallone, Giglio Nero, Millefiore, Simon, Los Arcobalenos, Varia, Bovino y otros más, sin descontar claro, a los padres del joven Décimo. Los cuales, se encontraban más que felices de que su hermoso hijo estaba por casarse.

O al menos la madre lo estaba, porque Iemitsu había sido echado de la fiesta por Reborn, quien se había hartado de verlo llorar como María Magdalena.

Pero el padre llorón del castaño era lo que menos importaba…

La marcha nupcial ya se había dado.

El Padre, ya había dicho todo lo que tenía que decir.

Ahora, solo quedaba que los novios dijeran sus votos.

El primero en iniciar fue Tsuna.

-Yo…- dudaba un poco el menor en hablar.

Estaba nervioso, pues había olvidado hacer sus votos matrimoniales, y eso todos lo sabían, y era lo que más lo ponía nervioso. Pues todos lo veían con burla, ánimo y con una mirada amenazadora. La mirada amenazadora pertenecía a su queridísimo tutor.

Pues él le había dicho varias veces que no se olvidara de hacerlos, y mira que acordarse ya el mero día de la boda, sin duda la había regado, y sin duda, su maestro lo iba agolpear después, puesto que no podía dispararle con sus tres hijos en brazos.

Escucho murmuros que no le daban aliento, por lo cual giro su vista a su amado, esperando ver una mirada reprobatoria de su parte. Pero para su sorpresa este solo lo veía con amor.

Improvisar…

Era lo único que le quedaba…

-Yo…- empezaba a decir de nuevo el menor- diré la verdad…- decía arrastrando un leve suspiro- no he preparado mis votos… pero… no creo que sea necesario escribir en un papel todo lo que siento por ti- decía ahora más animado y con una bella sonrisa- Porque para mí lo eres todo, desde que llegaste, mi vida ha estado llena de felicidad y seguridad. Dos cosas que sé, nunca terminaran, y lo sé porque tus ojos, esos ojos con los que me miras con amor… me lo confirman cada día. Es por eso que quiero tomarte como mi Esposo, porque Te Amo y sé que tú a mí también, y a nuestros bellos hijos. Por eso Edward, ¿Aceptas casarte conmigo?- preguntaba el menor más que sonrojado.

Mientras tomaba una de las sortijas del cojín que sostenía en pequeño Lambo a su lado.

-Acepto- respondía con una sonrisa el mayor, tendiéndole la mano a su amado y dejando que este le colocara una sortija de oro pulido y un diamante decolorado a azul.

Sin duda la Teniente había escogido unos buenos anillos.

Después de que Tsuna terminara de hacer lo suyo, le toco a Ed.

-Tsunayoshi…- llamo el de ojos dorados con voz profunda, que resonó en todo el lugar e hizo estremecer al menor- Quiero que sepas, que el nombre de “Cielo”, sin duda, te queda muy bien. El día que te vi, eres lo más hermoso que había presenciado, por un segundo estuve a punto de dejar mi estudio de la alquimia y formar una secta religiosa que se tratara de ti, el ángel más hermoso y bello en este mundo. También quiero que sepas, que aunque la primera vez que te dije Te Amo, no fue mentira… hoy… que te lo digo de nuevo… que te digo Te Amo, lo siento más real. Hemos pasado por muchas dificultades juntos, la primera vez que nos vimos no fue realmente romántica, y somos muy diferentes en todo sentido. Pero ambos compartimos algo, algo que nos une más que nada. Y es el amor que nos tenemos y que se ha fortalecido más con esos tres regalos que me has dado… justo ahora, me siento el hombre más afortunado. Ahora solo deseo que nuestros hijos crezcan, porque quiero contarles la historia de amor más maravillosa del mundo, una historia de nosotros dos. Quiero que se enteren de cómo conocí al amor de mi vida… de como hice “El Viaje para Encontrarte”… Tsuna… Te Amo… y porque te amo quiero hacerte esta pregunta, ¿aceptas casarte conmigo?

Preguntaba el mayor mientras tomaba un anillo del cojín a su lado, el cual era sostenido por Ipin y se hincaba, mientras tomaba la mano de su niño.

-Acepto…- decía el menor bañado en lágrimas de felicidad.

Ed coloco en el dedo de su amado el anillo, un anillo similar al anterior, con la única diferencia, de que tenía un grabado que decía: “Te Amare para Siempre”

-Bien, y con el poder que se me ha conferido. Los declaro Marido y Esposo. Puede besar al Uke- decía muy feliz padre.

Ed no espero a que se lo dijeran de nuevo y se lanzó a capturar los dulces labios de su amado, mientras que los invitados sonreían y brindaban, festejando la felicidad de su Décimo, como si fuese la de ellos.

-Te Amo- le decía un avergonzado Tsuna al alquimista, luego de haberse separado del beso.

-Y yo a ti, Te Amo, al igual que nuestros hijos… Los amo…- le respondía el mayor con una sonrisa del millón de dólares. Provocando que el menor se sonrojara.

Un sonrojo, que iba a ser uno de los tantos que tendrían luego del segundo capítulo de su historia.

Una historia que ya no se llamaría “El Viaje para Encontrarte”… no… eso ya había pasado, ahora iniciaba otro cuento, un cuento que se llamaría “Junto a Ti”…

Fin.
Notas finales:

=^.^=

POr un RW nadie mure, por favor diganme que les parecio sin ser muy crueles... TT-TT

 


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