Los delicados rayos del sol se filtraban en la pequeña choza, ciel abrió los ojos, tenía torcido el cuello ya que no estaba acostumbrado a dormir en una cama tan incomoda
-veo que el joven amo se levantó adolorido- en ese instante entro el mayordomo vestido de campesino, ciel se quedó estupefacto, Sebastián tenía unos pantalones de tela negra algo gastada pero definía muy bien su piernas, una camisa blanca de manga corta y un chaleco de piel negro, se veía como un adonis
-así aun no me acostumbro a esta cama- ciel desvió la vista y rogo para que el mayor no notara su sonrojo
-bien, joven amo eh encontrado información que nos puede ser de utilidad- se acercó para cambiar a su amo por sus harapos de mujer
-al parecer el duque Lowell, cada vez que alguien nuevo llega el viene a recibirlos personalmente ya que él es el lord de estas tierras- el mayordomo le coloco la peluca a su amo que cubría parte del ojos izquierdo, le puso el pañuelo en la cabeza
-así que hay que esperar- mascullo un poco enojado
-así es, para el desayuno de hoy me eh tomado la molestia de hacerle una pequeña tarta de chocolate
-mm bien puedo soportar- ciel se devoro esa tarta en cuestión de segundos, se escucharon delicados toques en la puerta
-joven amo la actuación empieza- Sebastián sonrió con sorna, ciel solo sintió un escalofrió, el mayordomo abrió la puerta encontrándose con un joven muy bien vestido de 16 años
-me han contado por ahí que usted se acaba de mudar- decía el joven con simpatía
-así es- contesto el mayordomo, ciel tomo aire lo que iba a decir era muy vergonzoso
-¿Quién es querido?- decía ciel con su voz de mujer, Sebastián no soltó una carcajada pero si sonrió burlonamente
-no lo sé mi cielo – el menor tenía ganas de darle una buena cachetada pero se contuvo
-mis disculpas, yo soy el duque de Lowell el lord de estas tierras- decía haciendo una reverencia- y esta es lidia mi sirvienta
-un placer- la sirvienta hizo una reverencia
-¿pero que veo aquí?- el joven miraba con detalle a ciel- hermosa piel lechosa y suave, cabello azulino y largo con un olor a durazno encantador, ojuelos zafiro que parecen embrujarme, eres tan hermosa ¿Cuál es tu nombre?- decía tomando la mano para depositar un beso
-me llamo ciel- decía con una carismática sonrisa
-mmm ¿Quién eres tu estimado caballero?- decía el joven viendo a Sebastián, este tenía una sonrisa molesta
-me llamo Sebastián, y ciel es mi prometida- tomo de la cintura al menor, este sintió la piel de gallina
-ciel…es un nombre masculino- decía la sirvienta
-a mi madre le gusto ese nombre y por eso me puso así- decía aun con la piel de gallina
-mmm- fue lo que atino a decir-ojo…
-¿ojo?- ciel y Sebastián se miraron intrigados
-cierto ¿Por qué cubres tu bello ojo en ese mechón de pelo?- pregunto acercándose peligrosamente a ciel
-es porque me gusta- sonrió pero se sentía nervioso
-vamos déjame ver lo que hay ahí- ciel cerró los ojos y cuando los abrió noto como el duque sonreía
- tienes los ojos más bellos del mundo- decía mirándolo fijamente, Sebastián sonrió complacido
-gracias- decía un poco sonrojado
- mi bella dama, porque no dejas a este campesino de cuarta y te vienes conmigo- decía lo más galante posible, ciel solo sonrió
-no es tan mala idea- Sebastián frunció el seño
-Sebastián- dijo la sirvienta
-¿Qué ocurre?- pregunto Sebastián, la sirvienta hizo el ademan de que se acercara, Sebastián se acercó cuando sintió los cálidos labios de la sirvienta, eso tomo por sorpresa al mayordomo, ante la mirada molesta de ciel
-oh lidia tu no andas con rodeos- reía divertido el duque- mi querida ciel… este idiota te es infiel en tus ojos
-mmm- ciel puso una carita molesta, tenía que fingir celos
-cielo ¿está molesta?- pregunto inocente el mayordomo poniendo en un dilema al menor
-no como no voy a estarlo- decidió usar un tono sarcástico
-es tan orgullosa- el joven Lowell suspiro- los invito a comer- el duque se retiró sin decir palabra alguna, cuando se fue Sebastián cerró la puerta recibió un golpe de su amo
-¿Qué, joven amo?- reía el mayordomo entre dientes
-nada, nada luego te matare- el menor se sentó en una silla de madera
-tenemos una invitación formal para ir a comer con el duque- el mayordomo le dio un postre que el menor devoro
-perfecto…aun así siento que no deberíamos ir- uso un tono más femenino para lo último sacándole una carcajada al mayor
-no se preocupe joven amo…- así pasaron las horas, y llegaron a la mansión Lowell
-es más grande de lo que imagine- mascullo ciel
-eso es cierto- de repente apareció la sirvienta
-mi amo la espera- decía amablemente a ciel
-está bien- Sebastián y ciel entraron hasta a la puerta de la mansión, donde lidia les cedió el paso, al entrar los dirigió directamente al comedor donde la mesa estaba servida
-mi amada ciel, este es un banquete en tu honor ahh y el de tu amargado, infiel pero guapo prometido
- gracias- el menor se sonrojo
-¿Cuántos años tienes mi bella paloma?- decía con un brillo en sus ojos esmeralda
-13 años- decía alegre
-y tu apuesto prometido tiene 18- decía con una mirada perspicaz
-exacto- dijeron los 2 al mismo tiempo
-oh ¿desde cuándo son prometidos?- pregunto perspicaz ante la mirada atónita de ciel y Sebastián
-hace 2 años- contesto el mayordomo rápidamente
-mmm creo que no les molestara que me enseñen lo mucho que se aman- la sirvienta sonrió ante el comentario de su amo
-¿Cómo?- pregunto ciel con aparente tranquilidad
-dense un beso- a ciel y Sebastián se les puso la piel de gallina- y una bien apasionado
-pero…- el mayordomo se quedó sin escusas
- si no se dan un beso apasionado convertiré a ciel en mi esposa- amenazo con una sonrisa socarrona
Ciel y Sebastián se miraron, a que ambos estaban sentados juntos, con sutileza se iban acercando, sus labios se rozaban, ciel abrió los ojos y con la mirada le dijo, es solo actuación, se fundieron en un beso que ninguno quería continuar, pero al darse cuenta que el chico los miraban, fueron haciendo de ese contacto más apasionado y sus movimientos eran tan perfectos, se estaban devorando y tenían que admitirlo les gustaba el contacto
-entiendo… si quieren pueden pasar a mi habitación- se burló el chico, ante esto ciel corto el beso y se sonrojo como un tomate- te ves tan hermosa cuando te sonrojas- agrego el chico en un suspiro
-ya cállate- después de eso siguieron comiendo en una amena platica, al terminar, ciel y Sebastián se retiraron a su choza, ninguno se atrevía a hablar… el ambiente era tenso… ¿Qué pasaría?