Capítulo 11 ~Dejándome ir~
—¡¡¡¡¡JEAAAAANNNNNNNN!!!!!— Gritó con todas sus fuerzas.
Pararon en seco, ninguno podía moverse por la impresión, su corazón que había estado latiendo fuerte y súbitamente se detuvo, no era una expresión, realmente sintió como se apagaba. Contrario a lo que imaginaba, ya que antes había pensado en la curiosa situación de verse descubierto con alguna de sus clientas, y estaba preparado para salir corriendo como vil cobarde, no quería enfrentarse a un novio celoso, alto y fuerte que pudiera en el mejor de los casos dejarle algún músculo mallugado, adolorido y humillado; sí que se sorprendió cuando su reacción fue esconder su rostro entre el cuello y hombro del causante de todo eso. Sí, era un vil cobarde, pero no uno listo, pues se quedó estático en lugar de huir por su vida.
Nunca se había sentido tan avergonzado... Ni tampoco tan excitado... Y tan... Lleno.
—¡Amanda!— Soltó Jean y lo sintió tensarse. Esa debía ser la novia... No quería pero tenía que aceptar la idea de que ese hombre, aquel que lo había vuelto gay era un puto infiel... Últimamente ¡¿A quién le importaba?! Él no era la persona más indicada para poner excusas morales. Podía aceptar que el tipo le atraía, podía aceptar que lo sedujo, podía aceptar ser su "Compañía" esta única noche... Cada una de las veces que se negó a ser como Tyler, ya no tenían validez. Así que también podía aceptar que Jean fuera un humano y quisiera probar con él, aun teniendo novia; estaba conforme con la penosa situación. Sí le preguntaran, él no se arrepentía de nada ¡Absolutamente nada!
Lo que tampoco importaba mucho, porque no habría nadie quién se lo preguntara.
¡Oh! Un detallito faltaba ahí.
Sí bien a Adam nadie lo cuestionaría, era muy factible que a Jean sí.
¿Cómo llegaba a esa conclusión?
Bien, Jean tenía novia, y ésta, ya estaba enterada del desliz de su idiota novio.
Bufó.
—¡Eres de lo peor!— Escuchó los fuertes taconazos de la mujer alejarse con prisa, pero le daba la impresión de que en cada paso rompería la cerámica del perfectamente pulido piso, se escuchó el tremendo golpe de la puerta al cerrarse seguido de otro portazo, este un poco más apagado.
Esa mujer se había ido sin esperar una explicación, aunque la situación no daba pie a excusas, no había forma de moderarla o suavizarla en lo mínimo.
Ahora sentía algo de culpa, se imaginó siendo el causante de un problema de pareja, y no le gusto ser el tercero en discordia; aún menos por ser un pequeño desliz, algo pasajero que no se repetiría nunca.
¡Owh! Otra vez esa incomodidad se instaló en su pecho, no lo gustaba nadita recordarse que esto era efímero.
Pero Jean, él debía sentirse peor... Bueno, tal vez no se sentía mal por engañar a su novia y ser descubierto por ella, tal vez era más bien molesto por el hecho de ser descubierto infraganti. Así que lo mejor era no agravar más la situación dañando la imagen del moreno... Posiblemente sí este salía corriendo por ella, su relación podría tener una oportunidad de ser reparada, así que se animó a manipular un poco los hilos.
—¿N-no deberías ir tra-tras ella?— Le dijo desde su "Escondite" con un tono preocupado, en realidad lo estaba. De la misma forma en que te sientes cuando has hecho algo malo y han culpado a algún amigo cercano, se sentía él, pues quién había empezado ese peligroso juego era él; debía reparar lo que al parecer había roto —Ella se irá s-sí no la alcan-zas— Se aferró al respaldo de la silla para ayudarse a parar, respirando profundo para dejar atrás su entrecortado hablar —Sólo me visto y salgo de aquí, lo más pronto posible y así tú...— Se impulsó para pararse pero Jean se lo impidió abrazando su cintura —¿Eh? ¡Se va a ir!— Levantó el rostro alarmado.
—¡Ya cállate mocoso idiota!— Le gritó el mayor con una voz ronca y profunda, no se parecía en nada a su voz "Normal" y definitivamente lo asustó ver en él una mueca de enojo. En fracción de segundos por su mente pasaron las mil y un formas en que el moreno dejaría su furia caer sobre él por arruinar la relación de la que ni siquiera estaba seguro existía —Intento pensar y tú sólo parloteas— Le oyó suspirar y vio cómo su rostro volvía a ser amable —No entiendes que no puedo pensar más que en "Esto"— Recuperó su tono normal —En lo que hacemos, tú y yo, justo ahora sólo puedo pensar en ti y en lo condenadamente estrecho y delicioso que eres— Miró a Adam.
Su mirada era confusa, no sabía a ciencia exacta que quería decirle; parecía preocupado, asustado, todavía distinguía algo de molestia y seguía nublada de placer... No era de enojo como cuando le gritó, y tampoco veía en ella lujuria.
Un calor indescriptible se adentró en su corazón, muy en lo profundo, y se sintió arder de gozo, nunca en su corta vida hubo en sí un sentimiento tan especial como ese, ni aun cuando entre sus memorias descubría alguna de sus padres; para él eran desconocidos los placeres del amor, los de un amor familiar, uno fraternal, amistoso, o romántico, pues era muy pequeño cuando murieron sus padres, y ahora en plena juventud no tenía tiempo o ganas de pensar en una relación.
Y justo ahora su mente estaba completamente confundida, ¿Por qué este hombre lo trataba tan dulcemente?, ¿Por qué le daba tanta comodidad?, ¿Por qué le intrigaba tanto?... ¿Por qué le hacía feliz estando cerca, o a su lado?
Se sorprendió a sí mismo cuando se hizo esa pregunta... ¿Cómo era posible que con pensarlo o verlo se sintiera feliz?... ¡Incluso! ¿Cuándo se dio cuenta de que era feliz?... Le parecía extraña esa palabra: "Feliz", él nunca lo fue, y mucho menos por nadie. Él sólo podía sentir desconfianza por todas las personas que le rodeaban, a excepción de Matt, ¡Pero Matt se lo había ganado! Después de tanto que habían pasado juntos... ¿Por qué ahora, y tan fácilmente se entregó a este hombre?
Y mientras miraba los ojos color oliva de Jean, algo vino a él, parecía un susurro o algo parecido, lo que fuera llegaba a su mente con claridad...
"Por favor, quédate"
Pronto las respuestas aparecieron. Acababa de leer la verde mirada, y esta le suplicaba que se quedara; se sintió extremadamente feliz por ello, y fue cuando lo descubrió, no había más respuestas, o mejor dicho, sólo había una.
Él se había enamorado.
—Entonces quieres seguir— Afirmó mientras se soltaba de la silla y abrazaba al moreno. La necesidad era tan fuerte, nunca había sentido algo así y quería disfrutarlo, quería estar con Jean tanto como pudiera, no desaprovecharía tan magnífica ocasión aunque fuera sólo una noche de sexo para el mayor, él se permitiría amarlo, aunque fuera sólo de su parte él se dejaría ir esa noche, él haría el amor con el hombre que lo enamoró a primera vista.
—Sí, pero aquí no, es un poco incómodo— Sintió como el moreno lo afirmaba de las caderas y se levantaba de la silla, inmediatamente un dolor punzante le hizo soltar un quejido —Aguanta un poco— Escuchó de Jean con un suave susurro y lo besó lenta y profundamente, recorriendo cada parte de su boca, y él sólo se dejó hacer mientras caminaba en dirección a la habitación llevándolo entre sus brazos; la vergüenza se apodero de él al darse cuenta de su situación, el miembro del moreno seguía en su interior, con cada paso lo sentía pulsar y moverse en su interior, lo que le provocaba un tremendo placer.
Al entrar en la habitación lo recostó suavemente de espalda en la cama. Las frías sábanas tan finas y sedosas le causaron estremecimiento al tocar su piel caliente y sudada.
—La verdad es que preferiría no salir de ti— El sonrojo golpeó sus mejillas nuevamente llenándolas por completo —Pero dime tú, ¿Te lastima mucho? ¿Quieres que lo saque?— Volvió a besarlo, fue un beso fugaz lleno de ternura. Él sonrió fugazmente, era gracioso que lo preguntara justo ahora y no al levantarse de la silla, su idiotez lo volvía a cautivar una vez más. Sí ya había soportado esa dureza durante el trayecto, ya estaba "Acostumbrado" a tenerlo dentro.
—No— Resolvió con calma e inmediatamente buscó la boca del moreno, éste fue a su encuentro, ahora era un beso demandante, sin despegar sus labios tomó el miembro de Adam y empezó a acariciarlo lentamente, provocando gemidos y jadeos sonoramente, que escapaban de entre el beso, poco a poco fue hundiéndose dentro de la cavidad del menor con mayor facilidad.
—J-jean, me to-cas por f-fa-vor— Gimoteó entre jadeos, el moreno llevó su mano libre al vientre del menor y la movió acariciando cada parte del cuerpo bajo él. Se detuvo un momento, Adam soltó un bufido.
—Adam ya está todo adentro, ¿Qué hago?— Se le quedó viendo. ¿Es en serio? Sabía que Jean desconocía sobre asuntos gays, pero al menos en cuanto al sexo no había mucha diferencia en el "Proceso", observó su rostro, lo notaba preocupado. A su mente llegó una idea: el mayor estaba esperando su aprobación de forma extraña... Ó tal vez sólo era muy idiota. Después de un segundo, el segundo más largo en la vida de Jean, subió sus piernas en los hombros del otro, esperando que con esa posición doliera menos.
—S-se supone, que de-debes embe-embestirme... Pero haz-lo con cuidado, por fav...— Jean lo calló con un suave beso.
—No te lastimaré— Afirmó como en una promesa viendo directamente a los claros ojos de Adam; de nuevo se sintió encantado, era como si hubiese leído su mente, y lo reconfortó con las palabras exactas. Lentamente se separó mientras acariciaba sus piernas, nunca nadie había tocado sus piernas y los ligeros roces de las pálidas yemas le provocaban cosquilleos y corrientes eléctricas que subían directo a su pene, sentía con potencia cada suave y tierno beso que dejaba por su cuerpo, pronto las manos del mayor que acariciaban sus muslos subieron a sus glúteos, después a sus costados y terminaron el viaje en su pecho, y dando besos tanto en el rostro como en él, empezó a moverse en su interior.
—Je-Jean más— Gimió bajito, de alguna forma su cuerpo se había acostumbrado al ritmo rápidamente y ahora sentía una urgencia por más. Jean empezó a embestir lentamente y sin llegar a entrar por completo, una y otra vez de forma lenta que le parecía totalmente una tortura, disfrutaba de la fricción provocada en cada embestida, y en cada una le parecía que llegaba más profundo en su interior llevándolo a un paso de la locura.
A sus oídos llegaban los gemidos que con trabajo salían del mayor, sabía que Jean se contenía, y lo agradecía, pero en verdad necesitaba más, todo lo que el moreno le pudiera dar, lo quería todo porque sabía que nunca lo volvería a ver.
—¡Ahhh! ¡Sí!— Sabía que estaba siendo muy ruidoso y lo odiaba, sus propios gemidos opacaban los de Jean y quería escucharlo —¡Ahhh! ¡Ah! ¡Mmnnn! ¡Je-jean!— Lo llamó con fuerza cuando las embestidas aumentaron su velocidad y entonces... —¡Aghhhh! ¡Jean! ¡Jean! ¡Ahí! Por favor más— En una fuerte estocada el moreno había dado justo en su próstata, sin poder evitarlo su espalda se arqueó, el placer que le provocó fue tan grande que sintió la necesitad de sostenerse a algo, por sí solas sus manos tomaron con fuerza los brazos del moreno, respiró con desesperación y sus músculos se relajaron cuando el impacto del orgasmo declinó, su espalda volvió a tenderse sobre las sábanas; Jean acarició su frente llevando los cabellos pegados a ella por el sudor hacia atrás, y depositó un tierno beso en la perlada frente descubierta.
—A-Adam— Él y el moreno conectaron sus miradas —E-eres hermoso, yo... Gra-gracias s-supongo— Jean tomó su necesitado e hinchado miembro entre su áspera mano, nuevamente lo besó, esta vez en los labios y se dejó ir en fuertes estocadas.
Le embestía con fuerza y profundidad al mismo ritmo que masajeaba su miembro y pezones, una y otra vez, le sentía llegar tan profundo, y de vez en cuando daba directo a ese punto provocando gemidos que morían entre sus bocas. La habitación estaba llena de jadeos y suspiros sin control, Adam rompió el beso y se aferró con las uñas a la espalda del moreno.
—!Ahhhhgnnnn!— Soltó en un alarido cuando llegó a su orgasmo, Jean dejó caer su cabeza en el pecho del menor al sentir como se oprimía su interior, los dos se vinieron, uno dentro del jovencito, y este entre los dos, llegando a salpicar el rostro del mayor.
Jean se levantó y salió del pequeño con lo que le quedaba de fuerza, tomó las sábanas y las puso sobre ellos, luego tomó entre sus brazos el pequeño cuerpo del joven, que parecía estar completamente dormido, lo acurrucó entre sus brazos pegándolo a él tanto como le fue posible.
—Duerme tranquilo, Adam— Dejó un beso en su frente —Y sueña lindo— Así se dejó llevar por el cansancio hasta el reino de Morfeo.
—Buenas noches Jean— Adam alzó la mirada para encontrar el rostro durmiente del mayor, cerró los ojos al cerciorarse de que efectivamente dormía —Estoy seguro de que no me equivoqué contigo... Fuiste una buena elección para mi primera vez— El rubio se acercó tanto como pudo al cuerpo del contrario —Fuiste muy amable— Estiró una mano, con ella acarició la mejilla de Jean y dejó un dulce beso en ella.
—Merci, mère— Murmuró entre sueños, Adam sonrió y acurrucó su rostro en el pecho de Jean.
—Cuando se entere, Tyler no me dejará en paz— "Me obligará a pasar donde Tony como castigo... No quiero ni pensar en lo que me hará ese loco... pero, creo en verdad que vales cualquier castigo que me den entre esos tres idiotas". Sonrió tras sus pensamientos y su sonrisa lo acompañó toda la noche.
* Merci, mère - Gracias, mamá.
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