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Golden Milk por Satory

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Notas del capitulo:

Hola! :)
No tengo cara para decirles que lo siento tanto!!!!!

Rumito, mi betita querida tiene vida real, y se la complico pidiéndole que betee los capítulos, así que lo lamento en verdad por tanto retraso...

Bueno ahora sí vamos por el capítulo de la semana!!!! :D

Espero que le guste!!!



Capítulo 13 ~Sólo para aclarar. En esta historia desde un bolso, una estatuilla... Hasta una gasa, son armas ¿Ok?~

§                  ~   °   ~                  §



Adam que se había sentado en el sofá que hacía de divisor entre el comedor y la sala, quedando de frente a la mesita con la pantalla, y de costado al pasillo y el corredor, abrió los ojos encontrándose al moreno parado justo en el pasillo, se había quedado en blanco unos minutos, la razón era obvia, estaba cansado, por lo que se sentó en el sofá que parecía muy cómodo, bien, lo era tanto que se relajó lo suficiente para suponer que podría tomar una siesta justo en el, había cabeceado un poco... Y terminó dormitando. Debía darse tiempo para descansar adecuadamente, o tendría problemas en la escuela... «¡Dios! ¡Tenía clase con el profesor Kanzaki!».

Estaba a punto de alarmarse cuando recordó que la tarde anterior Matt se había llevado sus cosas, suspiró, «Sólo tengo que llegar a la escuela y hablar con él, no puede seguir haciendo lo que se le dé la gana» aunque esta vez todo en él estaba agradecido con su amigo, podía ir directo a la escuela y encontrarse con que Matt lo estaría esperando justo con su mochila y algún suéter, un nuevo suspiro lo alcanzó «Debería preocuparse más por él y menos por mi» esto lo enfurecía pues su amigo no era tan listo como él para desperdiciar tiempo preocupándose por otros, esta vez cuando lo viera al menos no lo golpearía, pues de no ser por él, habría que haber pasado a casa de sus tíos para recoger sus libros, se talló el ojo izquierdo y gruñó un poco, la luz ya era demasiado brillante para sus desvelados ojos.

—Tardaste un poco— Dijo con tono seco de voz mientras se levantaba y levantaba sus brazos para estirar sus músculos.

—Lo sé, disculpa— El mayor sabía que no tardó mucho pero no quería contrariar al menor, menos cuando le recordaba a un gatito gruñón al despertar, sonrió y esto provocó un nuevo gruñido. Más ronco que el anterior en el más pequeño.

—Como sea, siéntate— Ordenó de mal humor, no estaba enojado, sólo quería más descanso en su pobre vida, el poco que tenía lo dejaba con ese humor de viejo amargado y la actitud fresca y despreocupada del "Adulto" frente a él no ayudaba en nada.

—Sip— El moreno tomó asiento en un silla del comedor y dejó el botiquín sobre la mesa a disposición del rubio; quien rápidamente inspeccionó el contenido, rebuscó un poco hasta dar con un sobre de papel, se apresuró ha abrirlo y ponerse los guantes que sacó de el, tomó unas gasas cortándolas en diferentes tamaños, bajo la vista atenta de Jean —¡Hey Adam!, ¿Tomaste algún curso de primeros auxilios?— Le pareció curioso lo concentrado, por decirlo de alguna forma, que se veía en cortar unas pequeñas gasas.

—Algo así— Contestó cortante sin detener su labor.

—¿Entonces alguien te enseñó?— Le vio tomar una cinta adhesiva y cortar pequeños trozos e ignórarlo completamente, «No es que quiera que me vea» dijo una parte de él dentro de su cabeza.

—Sí— Contestó a secas.

—¿Quién?— Se miraron unos segundos «Ohhhhhhh, ¡Que ojos tan claros y aun así tan azules!» Sonrió, y aumentó sin quererlo el mal humor del pequeño rubio.

—Un maestro de la escuela— Respondió al fin con voz ronca, estaba empezando a molestarse de verdad.

No sólo sus amigos, sí no sus compañeros de clases lo sabían, a Adam nunca debías hablarle en las mañanas, la mayoría lo entendía; el jovencito estaba ahí por una beca, y una completa había que decir, así que suponían que el pobre pasaba horas estudiado, lo que le mataba la vida social, y también las horas de sueño; en conclusión su humor no dejaba nada bueno a los que lo rodeaban.

Se sabía que un universitario, vivía de 3 a 5 horas de sueño, pero en fines de semana podía incluso llegar a 8. Adam por el contrario adelantaba materias el sábado, y el domingo se le podía ver en una que otra biblioteca del centro de la ciudad; aunque ellos en realidad no sabían porqué; en el mejor de los casos el "Buenos días" era peligroso sí a oídos del rubio llegaba con mucha alegría. Obviamente no esperaba que el pelinegro estuviera consciente de esto, pero al menos podía actuar como un verdadero adulto y quitar esa cara de tarado.

—No sabía que en las escuelas dieran primeros auxilios como materia— Le sonrió. Este inocente idiota le estaba crispando los nervios con sus sonrisitas, que estaban bien lindas no lo negaba, ¡Pero no estaba de humor!

No estaba de humor para aguantar a un niño rico muy crecido andar indagando sobre su vida.

—No lo hacen— Dijo mientras tomaba una botellita blanca que marcaba "Yodopovidona" con letras blancas, estaba a punto de impregnar una de las gasillas con la solución cuando su vista chocó con otra botellita café del botiquín, él sabía que el Agua oxigenada ya no se recomendaba para las heridas pues la piel se cauterizaba y podía dejar una cicatriz... Pero eso, el moreno no lo sabía; y le vendría bien el dolor por curioso.

—¿Entonces, fue un curso especial?— Preguntó después de un silencio buscando la forma de que sus ojos volvieran a conectarse sin lograr mucho, pues el joven se mantenía mirando las botellas en su mano.

—¿No crees que preguntas demasiado?— Le dijo sin rodeos con voz grave producto de su mal humor dándole oportunidad de callar.

—Preguntaría menos sí me contaras más— Adam lo vio con los ojos entre cerrados y una sonrisa ladina bastante siniestra apareció en su rostro, Jean sonrió algo impresionado, le gustó la forma en que lo veía, incluso se podía decir que lo intimidó, pero eso no fue malo, se sentía bien, incluso el deseo de ser mirado de esa forma por el resto de su vida; Adam sin despegar su vista de él humedeció abundantemente una gasa al grado de dejarla escurriendo y luego sin dar aviso la apretó fuertemente contra la herida —¡Ahhgggggggggrrrrr!— El mayor gritó con fuerza y se removió intentando escapar —¡Duele! ¡Duele! ¡Duele!— Gritaba haciendo un esfuerzo patético por empujar el brazo del rubio.

—Tranquilo, sólo estoy limpiando la herida— Frotó una y otra vez con fuerza sobre la adolorida piel mientras Jean luchaba por contener sus quejidos —Ves, fue rápido— le sonrió dulcemente, se giró para tirar la gasilla sucia y preparar otra; una vez que el ardor se volvió soportable continuó en su afán.

—¿Por qué no me cuentas más de ti?— Preguntó con cuidado; el brazo del menor estaba a centímetros de su herida cuando recibió la pregunta, aunque dudó unos segundos al final término oprimiéndola nuevamente contra la herida —¡Aghhhh! ¡¡Espera me duele!!— Un enojo brutal salió de su interior al darse cuenta que él mismo había pensado gritarle esa misma frase cuando la noche anterior casi lo parte en dos, así que para calmar su coraje, rastreo una vez más la gasa y otra hasta que el rostro mostraba signos de estar acostumbrándose al ardor.

—¿Para qué quieres saber?— Le contestó con calma y suspiró una vez que se separó del pelinegro.

—Sólo porque sí— Sonrió y el otro se giró rápidamente para tomar otra gasa limpia —Además eh sido muy hospitalario contigo— El moreno de verdad intentaría sobornarlo sin importar cuan cruel fuera con él...

«Más bien amable» Pensó Adam, y este simple pensamiento lo golpeó con fuerza.

—Algo— Contestó sin mucho interés, aunque por dentro sabía que no era correcto; colocó la gasa con cuidado cubriendo toda la herida; nadie que no sea un buen amigo o familiar, vamos, alguien con una gran conexión, no era tan amable u "Hospitalario" como decía Jean, al tratar a alguien más... Terminó de fijar el parche con la cinta adhesiva y se dispuso a guardar todo de vuelta al botiquín... Y mientras su cabeza le jugó una nueva jugarreta... «De hecho a menos que ambas compartan una gran conexión o una especial, las personas no serán amables con nadie».

—¿Qué te parece sí te llevo a donde gustes y mientras me platicas sobre ti?— Se levantó de la silla —Te preparé algo de desayunar, mientras toma una ducha— Se dirigió hacia la cocina sin darle tiempo para negarse; ya viéndose derrotado por Jean y por su propio ser, el rubio no tuvo más que aceptar cada migaja que consiguiera de ese idiota.

—¿Pueden ser más de esos panes de anoche?— Preguntó desganado, aunque por dentro esperaba que el moreno no se los negara.

—Sip— Contestó risueño, dándole a jovencito ganas de provocar esa reacción nuevamente.

Pero antes de cometer una estupidez como gritar "Te ves bien sonriendo así, hazlo más seguido" o peor aún "Hazlo sólo para mí"... Se dio un puñetazo mental.

—Bien, iré a ducharme— Afirmó casi inexpresivo con él objetivo de salir de ahí rápidamente.

Adam se perdió por el pasillo mientras Jean acomodaba todo para cocinar, de repente recordó cuando hacia el desayuno para su madre ya cuando era más grande, a veces ella no podía moverse ni para las cosas más sencillas, así que él la obligaba a quedarse en cama mientras hacia todos los deberes de la casa, otras veces ella se sentía con más ánimo, y otras las que más le gustaban a él pero que amenazaban por extinguirse; su amada madre estaba a sus espaldas, vigilando y corrigiendo cada uno de sus movimientos, y recordándole que hacía falta más azúcar.

Amanda siempre prefería comer a fuera, ir a lugares impresionantes y disfrutar delicias exóticas, pero él era más de encerrarse en la cocina y dejar el corazón en cada comida preparada; por eso disfrutaba tener visitas en casa o visitar a alguien, era el pretexto perfecto para preparar un platillo especial. Pero era diferente cuando se trataba de preparar un desayuno, esto a sus ojos era algo más personal, más íntimo, algo que no podía hacer con Amanda, ni aun viviendo con ella. No podía evitar estar contento y que una que otra risita escapara; de la misma forma se había sentido anoche al preparar la cena, pero hacerlo esta mañana mientras Adam tomaba una ducha lo hacía sentir como si fuera una mañana tranquila en un día a día familiar... Algo que extrañaba desde hace mucho tiempo.

§                  ~   °   ~                  §



En cuanto entró al baño un malestar lo invadió. Jean era jodidamente rico, su baño era enorme, había un par de muebles, uno de ellos con un lavabo doble, una ducha rodeada de cristal, todavía húmedo; pero la mayor parte del espacio lo ocupaba una enorme tina, que más parecía piscina, o al menos era más grande que la piscina inflable que usaban él y Matt en tiempos de calor.

Unas enormes ganas de usar la piscina... ¡Tina!, lo invadieron...Pero no, se daría la ducha más rápida de su vida y saldría de ahí tan pronto como pudiera.

Se desnudó y entró, apenas el agua tibia tocó su piel relajando su cuerpo, el dolor dentro de su interior se hizo presente... No estaba seguro sí debía agradecer o llorar porque en su primera vez le tocara alguien tan bien dotado... Dejó ir su cabeza a la pared, y el malestar volvió, se lamentaba de verdad, ya estaba hablando como Tyler y Mike... Pero no podía evitarlo, pasó demasiado tiempo con esos dos en muy poco tiempo... No los odiaba ni le producían asco, pero que se pusieran a hablar frente a él de temas íntimos, como formas o tamaños le producía una gran incomodidad, él no quería ni necesitaba saber que era mejor para Tyler un bien grueso aunque pequeño, y para Mike no había nada que se comparara con uno súper largo... Incluso tenía ganas de llorar; recordó el momento en que tuvo el de Jean en su boca se dio cuenta que no podía saber sí era largo o grueso... Sí le llegaran a preguntar a él diría que no estaba tan bien, incluso él mismo se sentía mejor que Jean en ese aspecto... ¡Pero! Sí se lo preguntaban a su trasero... No quería volver a tener nada adentro; porque había una forma en que el, su trasero, le pondría nombre: "Monstruosaurio". Ese era el nombre que merecía, esa maldita bestia que le había destrozado todo su interior...

¡Sí! Estaba exagerando... Pero no sabía que dolería tantísimo, aún podía sentir ardor y sabía que se quedaría ahí un par de días; sólo esperaba que no fuera un gran problema... Evitaría a toda costa sentarse.

Se hincó cuando se dio cuenta que debía sentarse en el transporte público, en la escuela, y en la biblioteca, su maldita vida estaba llena de sillas y asientos esperado por él, aunque tal vez podía quedarse parado sí había excusas razonables, como mucha gente, o asientos sucios «¡Maldición!» pensó al darse cuenta que no tenía jabón para él, aunque ya habían compartido fluidos se resistía a usar el mismo jabón que otra persona... Así que entre suspiros tomo la botella de shampoo y la volteó sobre su cabeza hasta que este escurrió por su cuerpo... Lo que fue una mala idea pues sin quererlo el vistoso y blanco shampoo le recordó el semen, en específico al de Jean.

Las ganas de llorar volvieron. Mejor se duchaba y largaba ya.

§                  ~   °   ~                  §



El desayuno fue rápido, y después de mover las cajas que alistaron la noche anterior hasta la puerta de la señora Epheegine, tomaron el ascensor de vuelta a la recepción en completo silencio, al bajar Jean se adelantó a la barra.

—¡Buen día Tom!— Saludó de buen humor al hombre de la tercera edad que estaba en el mismo lugar donde la noche anterior estuviera Kathy.

—¡Buen día señor L'Cierm!, su auto lo espera al frente, ¿Gusta que anote la salida de su acompañante?— Adam tuvo un ligero estremecimiento al escuchar, pues le recordó a Tyler, tendría que pensar que haría ahora, aunque tenía toda la intención de ocultarlo todo. Eso haría; Tyler nunca se enteraría de lo sucedido.

—¡Ah, Sí! Casi lo olvido. Por favor Tom, ¡Hasta pronto!— El hombre avanzó con rapidez.

—¡Hasta pronto señor L'Cierm!—
Le gritó al hombre que le daba ya la espalda —Hasta pronto jovencito— Le sonrió al rubio.

—¿Eh?... ¡Sí!, Hasta pronto— Se despidió y salió del edificio, Jean ya lo esperaba junto al auto, cuando cruzaron miradas este le sonrió.

—Adam— Dijo el moreno con voz aterciopelada mientras le abría la puerta del copiloto y en su brazo derecho sostenía un abrigo beige que ondeaba conducido por la brisa matutina del invierno. La imagen era abrumadora; ahí estaba un hombre verdaderamente amable y atractivo, con su impecable traje y cabello negro, con su alucinante blanca piel que le hacía ver como sí de un espectro se tratara, por un momento le pareció igual a los caballeros ingleses de un siglo atrás, tal vez algún príncipe o noble, recordó que este ser, casi imposible de creer, era un rico hombre de origen francés... Posiblemente había encontrado un verdadero príncipe moderno. 

Y así olvidó el dolor punzante en su espalda baja; que había reaparecido en el momento que vio el asiento que le ofrecía el mayor. Su mente se doblegó bajo el hechizo de aquel príncipe, y lo dejó pasmado por unos instantes bajo la entrada del edificio, rápidamente su interior enfureció, su mal humor creció con velocidad y lentamente avanzó con pasos firmes producto de la ira directo al hombre que ponía de pies sus pensamientos y con ellos también sus sentimientos.

—Espero que recuerdes cómo llegar al subterráneo— Le preguntó con algo de molestia en su voz, inquieto por el recuerdo de que ese francés aparte de idiota era un inútil en cuanto a orientación geográfica.

—¡Sip! Además pedí la ruta para el GPS, ya debe estar grabada— Le sonrió cuando casi llegaba junto a él, el jovencito sintió una nueva molestia.

—Bien— Contestó cortante y arisco, su desconfianza en el moreno seguía presente, una vez estuvieron a la misma altura se inclinó lo suficiente para entrar en el auto.

—Adam— Le llamó de imprevisto haciendo que el chico se detuviera en el acto —Es una mañana fría así que pensé que necesitarías esto— Le mostró el abrigo que sostenía en su mano, Adam lo vio de reojo y después su vista se fijó en la de Jean.

—¡¿Ah?! Sí, muchas gracias— Estaba un poco sonrojado pero no pensaban ello, todo él estaba sorprendido de aceptar sin demora ni objeción el abrigo que claramente era propiedad del moreno.

—De nada— Le sonrió ampliamente y mientras sostenía el abrigo por lo hombros le dijo —Gírate— El pequeño casi da un brinco de la impresión, durante unos minutos sus miradas se engancharon fuertemente, cuando sintió que su vergüenza aumentaba se giró lentamente intentando con ello ocultan su creciente rubor, sin siquiera reparar en que el mayor estaba igual o incluso más sonrojado que él, rápidamente metió sus brazos a las mangas y sin esperar que Jean le ayudase a acomodarlo el mismo lo hizo, tomó entre sus manos las solapas, tiró de ellas con un brusco movimiento, se oyó un rechinido de la tela, acto seguido se dispuso a abrochar los botones —Te queda bien— Le comentó cuando el rubio todavía le daba la espalda —Sube, no quisiera quedar atrapado en el tráfico— El mayor se apresuró a subir en el auto.

Mientras el menor todavía conmocionado cerró la portezuela con lentitud.

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Yodopovidona - Es Yodo se usa para desinfectar heridas.

Agua oxigenada - También Se usa para desinfectar heridas... Esa porquería duele de a madres! :( Jum!!

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Notas finales:

¿Les gustó? Ojalá que sí porque vaya que me costó xD

Este es un aviso importante! ;) La próxima semana Golden Milk tiene vacaciones! :D Pero deberían darse una vueltecita a ver sí encuentran algo nuevo! ;) ;) ;) ;) ;) ;) ;) *Giñea(?) como loca*

Por último (*0*)/ Ya saben que espero sus comentarios en modo acosadora, babeando como tonta el celular XD

Nos vemos!!~ :3


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