Capítulo 5 ~Este otro día que por fin terminaba~
Estaba terminando de lavar los platos...
Al final de su extraño día, había algo más que aumentar a su lista mental de sucesos inusuales...
Ciertamente nunca pensó compartir la cena con un gigoló, pero lo hizo, y le gusto. Hacía mucho que no pasaba un rato tan bueno, ni aún en las reuniones con Arthur y Anne; ellos constantemente lo invitaban a celebrar cualquier tontería para hacerlo sentir siempre bienvenido cuando quisiera, y él, la verdad, se sentía a gusto, en lo que le respectaba nunca había sintió que estorbaba al par de tortolos.
Pero la cena con el niño había sido muy agradable, realmente sólo habían reído y ya, casi no hablaron temas importantes o interesantes, apenas y habían sido un par de cosas en relación a la cena, podría decirse que su conversación había rayado en lo banal... Tal vez era eso; hacia mucho que no reía tan desinhibido, ni con tanta alegría por algo tan simple como una cena improvisada con temas tan insulsos.
Le paso los platos mojados al mocoso, para que este los secara.
Ahora sí, ya era tarde, necesitaba un largo descanso en su camita y lo iría a conseguir.
Pero antes simplemente se dio un tiempo para relajar su molido cuerpo, se sentó en una silla del comedor, se paso una mano por el cuello y dejó caer la cabeza con pesadez, froto su palma varias veces con fuerza y lentitud por su cuello ya estirado.
Adam noto el gesto, así que se acercó para darle un masaje, posó su mano sobre la del mayor, era grande, una mano grande y un tanto espera, el hombre parecía muy atento en su cuidado personal, pero su manos delataban que había habido un tiempo en que uso sus manos en algo poco delicado haciéndolas madurar más rápido que el resto de él; ayudó en el movimiento lento y pesado, para destensar al hombre, tenía una piel algo pálida, pero su cabello realmente negro era en parte culpable de esa palidez.
Poco a poco marco un ritmo tranquilo y menos fuerte que el impuesto por el moreno, pronto ya no era suficiente con una mano ni sólo en el cuello, posó ligeramente sus manos a los costados del cuello y descendió con lentitud en dirección de la rígida espalda, volvió a subirlas y antes de llegar a la base se desviaron hacia los hombros, hizo más presión en esta sección; sí, notaba algo de tención en ellos, siguió masajeando los hombros llegando a los brazos y los omoplatos, aumento la presión y el ritmo, al subir y bajar las manos, estás se movían desde la espalda, subiendo, rozando el cuello y entrando por debajo de la camisa hasta el pecho, pasaban por entre los pezones y volvían a la espalda rápidamente.
—Ah~~~— Salió de los labios del mayor y un fuerte suspiro lo acompañó cuando por azar uno de sus dedos rozó un pezón, fue entonces que noto la situación, el jovencito lo éxito con un simple masaje, definitivamente era un profesional o él era muy fácil —E-Eso fue... ¿Que fue eso?— Volteó el rostro para encarar al chiquillo.
—¡Relájate! Te ves tenso, ¿Tienes alguna preocupación?— Continuo masajeando los hombros pero bajo la intensidad —Puedo escucharte sí deseas desahogarte— Jean puso su mano derecha en la muñeca izquierda del castaño, y giro un poco en la silla para acercarse más al muchacho.
—Creo... Creo que estoy algo cansado, hace tiempo que no pensaba en mis asuntos personales, y me enfoque sólo en el trabajo... Y hoy, después de varios años, salí con mis compañeros de trabajo a tomar... Y... No conviví con ellos, sólo... Los desaproveche... Y nunca quise ser así de... Egoísta... ¿Entiendes?— Adam camino hasta estar frente a Jean, ahora claramente podía ver tristeza en su rostro, le dio un ligero abrazo sólo poniendo sus brazos a su alrededor.
—Jean, no creo que seas egoísta, ¿Que es lo que consideras egoísta?... Pensar en tus problemas no lo es, de hecho es bueno, tomate un tiempo para resolverlos, y cuanto estés libre de ellos podrás disfrutar de tus compañeros— Jean lo miraba atentamente, soltó su abrazo y el joven aprovechó para abrir sus piernas, colocando sus pies a los costados de la silla y se sentó a horcajadas en las piernas del moreno —Jean, quieres que haga algo por ti, esta noche yo te pertenezco— Rodeo el cuello de Jean con sus brazos, sólo dejándolos reposar en sus hombros —Haré todo lo que gustes— Lo miro directamente a los ojos.
Jean estaba estático, nunca se imagino estar en esa "Posición" sentado en su silla de auténtico roble, con un casi niño en sus piernas, un casi niño que sabía aprovechar su cuerpo, su trasero estaba completamente respingón, se levantaba bastante y su zona íntima estaba tan pegada a la suya propia que... ¡Dios! Era demasiado para él, nadie se le había insinuado tan... Tan descaradamente... Aunque viniendo de un profesional podía ser normal, ¿No?... También eso de hablarle sobre sus problemas, y el masaje... Había escuchado que algunas personas, sobre todo las que se sentían solas, aprovechaban así su tiempo, contratado a cualquier persona para hablar de sus problemas y desahogarse.
Él sólo quería un niñero nocturno, consiguió una buena compañía y ahora tenía a un jovencito a su entera disposición... No sonaba mal, pero, que se suponía que iba a hacer... Adam lo miro un buen rato, entonces fue el más joven quién decidió que hacer con el mayor, Jean tuvo miedo, miedo de lo desconocido, su deseo francamente había despertado, pero lo que tenía en las piernas era el cuerpo de un hombre, uno joven y no quería lastimarlo.
—Es fácil, igual que con una mujer— Le sonrió —Yo te guio, sólo entra con cuidado, ¿Está bien?— Lo miro fijamente a los ojos.
—Sí~— Gimió mientras intentaba ordenar sus pensamiento, Adam le había dicho "Fácil", "Igual", "Te guio" y "Cuidado" este le dejó pensando, tal vez sí lo lastimaba, lo golpearían él y todos los de su profesión, y podían golpearlo en cualquier lugar y con cualquier gravedad... ¡Ah, puta paranoia! Sólo se dejaría hacer, y disfrutaría todo lo que pudiera. Eso era lo correcto.
Adam cruzó sus brazos y llevó sus manos a sus caderas, tomo la camiseta que usaba y se la saco lentamente, la dejó caer en algún lugar, se acomodó sobre el cuerpo del mayor, generando un poco de fricción en sus bajos, lentamente se deshizo de los botones de la camisa de seda blanca, y llevó sus manos al abdomen de Jean, no era musculoso, era delgado y fino, subió por su abdomen, rozó nuevamente los pezones, Jean se estremeció. A caso podría ser que ese fuera su punto erógeno, fuera o no, Adam siguió subiendo sus manos hasta sus hombros y las deslizó por los brazos del moreno llevándose la camisa en el camino, estos eran mucho más trabajados que su abdomen, cuando la camisa dejó descubierto el cuerpo, y se quedó colgando de la silla, Adam llevó sus manos a los bíceps de Jean, rozando en el camino la piel de este erizándola, con sus manos apretó con fuerza, y recargado en su pecho, pegó sus cuerpos tanto como pudo.
—Jean~ Quiero que me toques también— Susurro en su oreja, Jean sintió una punzada eléctrica que lo hizo aventar la cabeza hacia atrás, el rubio tomo las manos del otro y las puso en su pecho —Tócame, por favor— Jadeo, Jean se apresuró a responder la demanda del jovencito.
Con sus palmas en el pecho del menor, ahora caía en la cuenta, era muy diferente al de una mujer, el chiquillo tenía un cuerpo mejor trabajado que el suyo, pero para él era muy pequeño, sobre todo por el hecho de que era completamente plano, no había ahí nada que hiciera bulto o rebotara, y era muy firme; eran muy diferentes, pero le gusto, la sensación cálida y firme le gusto de sobre manera, empezó a recorrerlo de arriba a abajo, un cúmulo de sensaciones se empezaron a juntar en su estómago, y empujaban por salir... También las noto en su parte íntima, ya hacía rato sentía que estaba despertando, pero de repente ahí estaba un endemoniado calor abrazador.
—Ah~ Unnghh~— Adam ahogo un gemido, sin darse cuenta Jean había aumentado la velocidad de sus caricias, en un movimiento errático había tocado todo a su alcance, y su mano izquierda estaba muy ocupada masajeando el pezón del chico, mientras la diestra estaba firmemente apretando su glúteo por debajo de su pantalón, él no recordaba haber sido tan osado, ni ir con esa velocidad con ninguna de sus parejas, y ahora con Adam... Su cerebro estaba a punto del colapso, se detuvo un momento, sus manos se veían muy grandes en ese cuerpo, sudado, jadeante... Alzó la vista, Adam tenía la cabeza hacia arriba, dejando su cuello extendido por completo, Jean no pudo evitar el impulso y llevó su mano hasta el para acariciarlo, Adam bajo el rostro mientras jadeaba, sus mejillas sonrojadas y su mirada entre cerrada... Era increíble.
—Eres hermoso— Soltó Jean viéndolo, Adam le sonrió, toda la sangre se le fue a la cara. Un hombre mayor cayendo rendido por el jovencito... Se sintió avergonzado y dejó que su rostro se tiñera sin reparo de carmín.
—Gra-gracias— Jadeo el castaño, y Jean estaba seguro de ser color jitomate en ese momento, oculto su rostro entre el cuello de Adam.
—N-no puedo más, es-esto es demasiado p-para mi-i— Jean no podía pensar, ni respirar, ni nada, estaba perdiéndose en placer, sólo eran caricias y restregones y su mente lo abandonaba.
—E-está bien— Adam se levanto e inmediatamente se incoó entre las piernas del moreno, se deshizo del cinturón, el botón y el cierre del pantalón con lentitud, Jean se le quedó mirando, no podía creer lo que estaba pasando, Adam tenía entre sus manos el miembro que ya estaba bastante duro, sólo lo observa, no sabía que pasaba ahí, ok, Adam parecía muy interesado en su miembro, tal vez no era el más... "Bonito" pero no tenía por qué verlo con tanta determinación; empezaba a sentirse cohibido nuevamente.
—¡Ahhhmmm!— Cerro los ojos y dejó salir con fuerza cuando Adam dio una lenta y tortuosa lamida desde la base hasta la punta, en está enredo su lengua y dio varias vueltas alrededor, succiono con fuerza la punta —!Ah! Mmm A-Adam...— Jean pensó decirle que parase, que no quería "Eso", ni nada, pero su consiente lo estaba abandonando.
—¡Agh!— Soltó de repente Adam, Jean bajo la vista para verlo, pero se topo con su propio miembro y la imagen lo excito...
Su miembro completamente regido, erguido, punzante totalmente lleno de saliva, detrás de él estaba el rostro de Adam sonrojado, sudoroso, conectado al miembro por un hilo de saliva que terminaba en los labios hinchados que tenía apretados fuertemente... Adam tenía una mueca de dolor en su hermoso rostro... ¿Porque? Jean no había hecho nada, no aún, pero... Tal vez Adam no quería "Eso", tal vez... Jean debió negarse y parar "Eso" desde el principio... Ahí estaba la culpa, dando puñaladas demasiado tarde, entonces lo decidió, pondría un alto, busco los ojos del menor, pero su vista estaba bloqueada por tres dedos, que iban directo a su boca.
—Por favor— Murmuro Adam, Jean abrió la boca para dar su discurso, el discurso que sólo le tomo dos segundos planear, pero los tres dedos se lo impidieron —Sólo lámelos bien— Eso a oídos del moreno llegó como suplica, y lo cumplió como orden, tomo entre sus manos la del rubio y lamio cada uno como si fuesen la delicia más grande del mundo. Lo admitiría de una vez, ¡Le estaba gustando! Nunca había lamido los dedos de alguien pero se hallaba emocionado y gustoso sólo por lamerlos, el gusto le duró poco, Adam saco sus dedos y se los retiró, y reanudó su tarea con el miembro... Pero Jean quería más, mucho más del sabor de la piel contraria, le había gustado tanto... Se mordió el dorso de la mano, mientras se dejaba embriagar por las sensaciones y electricidad que lo invadía desde su miembro.
—Ammhh—
Gemidos, gemidos y más gemidos se escuchaban de la boca del jovencito, Pero Jean ni estaba haciendo nada, eso le pareció extraño... ¡Oh! Su conciencia aún estaba ahí, y salía a flote en un momento tan incómodo ¡La muy hija de... Más gemidos... ¿Porque?... Una corriente fría lo golpeó en su "amiguito"... Ya no sentía el calor de la boca de Adam... ¿Porque?, abrió los ojos y dirigió su mirada al rubio, entonces se topo con la del otro; Miedo, vio miedo en sus hermosos y claros ojos... ¿Porque?...
Adam se movió rápidamente, volviendo a sentarse en sus piernas, y empezó a besar el cuello de Jean, inclusive lo sintió dando ligeras succiones, tan ligeras que sabía que no dejarían marcas, tal vez gajes del oficio, la discreción era buena, ¿No?... ¡Ah, Su mente no dejaba de pensar y así no podría disfrutar aquello!
Entonces Adam tomo el miembro fuertemente mientras besaba y acariciaba todo lo que tenía a su alcance en el cuerpo de Jean, lo guio hasta su entrada y entonces, muy lentamente se dejó caer.
—¡Ah!—
Un fuerte, ronco y efímero gemido salió de los dos hombres al mismo tiempo.
Sí las conciencias humanas tuviesen un cuerpo tangible, la de Jean estaría manca. Sintió como su conciencia y cordura lo abandonaban por completo ¡Pero no! La maldita ahora más que antes tenía que quedarse ahí, no pretendía dejarla ir, ¡No señor!
¡Era glorioso! Nunca había experimentado algo así en su vida, era húmedo, suave, caliente y condenadamente estrecho... Justo por eso habría luchado con su conciencia hasta arrancarle los brazos para que siguiera con él... No sabía nada de esas cosas "Gay" a excepción de lo doloroso que podía ser, había escuchado horribles historias de chicos violados y que murieron por los desgarres internos... Y eso señores era lo que más había temido en su vida, su peor pesadilla era morir de esa forma... Y tenía tanto miedo de lastimar al niño en su regazo...
—J-Jean~ ¿Ya, ya entró todo?— El menor hablo entre suspiros.
—N-no sé— Jadeo.
—¡Pe-perdón!, d-duele, da-dame dos minu-tos— Soltó, y Jean busco sus ojos, vio su rostro inundado de dolor y lágrimas empezando a correr por sus mejillas.
—Yo... Yo...— Balbuceaba, Adam abrió los ojos para mirarlo —Yo ya no quiero parar— Adam pareció tener miedo, y Jean se apresuró —Ve despacio, por favor, esto me está superando— Se sincero y sonrió con la más dulce de sus sonrisas, la sorpresa apareció en el rostro del más joven.
—Jean~— Suspiro y fue directo por los labios del moreno, este se sorprendió, no sé habían besado ni en la fase de caricias, pero no desaprovecharía la oportunidad, correspondió el beso con la misma dulzura con la que le sonrió. Un casto y puro beso sin ninguna otra intención más que reconfortar brindando un poco de calor a sus corazones.
—¡JEAAAAAANNNNNNN!— Grito una mujer justo junto al sofá, justo frente a ellos... Justo tenía que ser ella.