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Backstage por LadyScriptois

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Notas del capitulo:

10/04/14

Hola lind@s,

Acá estamos.

Este capítulo va para el lindo de  Sebastián , con quien tuve un compromiso y no lo pude cumplir.

Sebastián, acá esta xD

Espero y lo disfruten.

Capítulo 29

Tom se preguntó si su hermano estaría durmiendo y es que tenía miles de pensamientos rondando por su mente; muchas interrogantes que le estaban atormentando y solo su gemelo tenía las respuestas.

El trenzado estaba acariciando la delgada espalda de su hermano, quien se mantenía en silencio al igual que él desde hace algún tiempo, y cuando suspiró, supo que aún no dormía. Tal vez estaba tan pensativo como él.

— ¿Bill? ... – le llamó luego de minutos.

— ¿Uhmm?  – murmuró.

—Tal vez no es el momento, pero... Es bastante obvio, a decir verdad... La cosa es que... – empezó a balbucear. —Sé que tú y Anis, bueno, mantienen intimidad.

Bill no se esperó eso, y sus mejillas estaban a punto de sangrar.

No era algo muy bonito que quería mantener en su mente, pero de inmediato los ojos fieros de Tom se presentaron en sus recuerdos, como le miraban mientras se recuperaba de su orgasmo.

Bill se cuestionó que tanto habría visto su hermano.

—Follan, sexo, no sé cómo quieres llamarle. – continuó.

—Tom... – murmuró bajito, esperando que se detuviera.

—Me preocupo por ti. – dijo con sinceridad. —Él es un rapero y todo eso... Ya sabes, se acuestan con muchas personas.

—No entiendo que quieres decir. – dijo en un hilo de voz. Su hermano estaba dando muchas vueltas.

—Él está viajando por muchos países, pasa semanas lejos de ti. Puede que haya lanzado sus canicas por allí, y ahora hay muchas enfermedades. Quién sabe si ha pillado algo... O si alguna vez estuvo limpio.

Bill frunció el ceño y Tom sintió como se apartaba un poco.

—Él no es de esos. – contestó.

— ¿Te refieres a que: limpio o infiel?

—A ambas. Él nunca me expondría. – aseguró con una certeza que hizo casi gruñir a Tom. —Y tampoco me es infiel.

El trenzado estaba molesto. Él solo se preocupaba y salía Bill con ese complejo de abogado defendiendo a su novio. Nunca esperó algo así. Demasiada seguridad en sus palabras, demasiada convicción y firmeza. Demasiada confianza en Bushido.

— ¿Qué te asegura que no te es infiel? – preguntó Tom. —Se va por un tiempo y solo hacen llamadas telefónicas, eso no consta algo. Tal vez está rodeado de mujeres mientras hablan y tú aquí extrañándole.

—No me es infiel. – le repitió. —Yo lo sé.

— ¿Ah, sí? ¿Cómo lo sabes? Le tienes vigilado, ¿O qué? – Tom estaba bastante molesto, tal vez si fuese él, Bill si pondría todo en tela de juicio.

Lo que el trenzado no sabía, es que durante meses Bill espantaba de su mente cualquier pensamiento acerca de su gemelo faltándole con alguien más. Él se inventó y creyó sus propias mentiras y justificaciones, pero una infidelidad de Tom nunca fue una opción para él. Solo hasta que lo vio con sus propios ojos y posiblemente si Tom esa noche en vez de decirle todas esas cosas que le dijo, le hubiese dicho que la chica estaba a punto de morir y su última voluntad era ser besada por él, le hubiera creído.

—Sé cuando alguien me es infiel. – murmuró. Había aprendido esa señales de la mano de Tom. —Hay actitudes que delatan.

—Já, ¿En serio? Dime cuales, experto. – bufó y Bill frunció el ceño por un momento.

—Cuando alguien es infiel no pasa tanto tiempo con su pareja, su tono al hablarle no es tan cálido, hay indiferencia, ambiente tenso porque una parte esta ocultando algo, no hay la misma atención de antes, hay abandono. El cambio es notorio. Solo por mencionar algunas cosas. – respondió mirando prácticamente a la nada, luchando con su mente que quería revivir todo lo que pasó cuando su hermano se alejó para estar con alguien más.

Bill no era tonto y en los últimos meses pensó mucho, siendo muchas cosas entendibles para él y una de esas era que el distanciamiento de Tom fue más constante luego de que Mell llegará. También, por boca de los G’s se enteró de que efectivamente su hermano sí estuvo con ella desde que llegó.

— ¿De qué revista sacaste eso? – cuestionó y Bill sonrió casi con melancolía. Ojalá lo hubiese leído y no vivido. — ¿Internet?

—Lo aprendí. – susurró con un nudo en su garganta. —Tú fuiste así, tú me lo enseñaste. – vocalizó antes de darse cuenta y el ceño fruncido de Tom desapareció, dejándole sin palabras.

Bill supo que no debió decir eso. ¿Por qué mencionar su relación pasada? Algo tan repugnante que Tom no quería recordar y que tal vez eliminó de su mente por no poder soportar algo tan asqueroso como el haber tenido una relación con él. Quería que la tierra se abriera y le tragase, pero extrañamente Tom le abrazó, luego de aclarar su garganta.

No estaba preparado para tocar ese tema, no quería recordar lo que le hizo a su Bill. No se reconocía en sus memorias. Él no pudo haberle hecho tanto daño. Él no podía perdonarse eso; que su hermano haya sido víctima de todas sus acciones, que haya recibido un tono frío en vez de uno cálido devuelta, que se haya sentido afectado por esa indiferencia, que haya aguantado sus infidelidades, cuando él en realidad era una piedra preciosa entre esos granos de tierra.

—Está bien. Entiendo que Bushido no te sea infiel porque es el novio perfecto, lo olvidaba. – dijo con una amargura que no pudo controlar. Amargura porque Bushido si trataba a Bill como merecía, amargura con él mismo porque por su culpa lo perdió. —  Al menos, ustedes usan protección, ¿Cierto? – cuestionó intentado que su voz no sonara atropellada y cambiando el tema.

— Claro que si... – aseguró y Tom le atrajo más a él.

—Uhm... Eso está bien. – comentó.

De alguna manera Tom se sintió complacido al saber que Anis no había tenido un contacto carne-contra-carne. ¿Él sería el único?

—Y... Uhm... Además de Anis... ¿Tú...

— ¿En necesario este interrogatorio? – cuestionó ya bastante acojonado.

Era muy extraño hablar de su vida sexual con Tom, después de todo él fue el hombre que lo tomó por primera vez, que le había enseñado el placer.

—Bueno. Soy tu hermano mayor, es mi obligación tener esta charla contigo.

—Pero ya basta. – pidió escondiéndose en sus manos. —Esto empieza a ser vergonzoso... – aseguró con voz pequeña.

—Bueno. Solo es una última pregunta y ya, así que... ¿Con todos has usado protección?

Bill se preguntó por quién le tomaba su hermano. No eran todos, solo eran dos.

— ¿Te enojaste? – cuestionó el mayor cuando Bill giró entre sus brazos y quedó dándole la espalda, pero Bill no respondió. — ¿Más de tres, menos de diez? – siguió preguntando, queriendo una respuesta.

Era bastante insoportable el no saber cuántos habían tomado el cuerpo de su hermano y el que Bill no respondiera le ponía los pelos de punta, ansioso y desesperado.

Una lágrima rebelde bañó la mejilla de Bill. ¿Estaba correcto sentirse de esa manera? Nunca imaginó que Tom fuese capaz de si quiera pensar que pudo estar con esa cantidad de personas. Él más que nadie sabía lo que pensaba sobre el sexo sin siquiera una gota de cariño.

—Dos. – contestó, sin girarse, realmente queriendo acabar con la conversación. —Tú fuiste el único con el que no me protegí. –añadió en un hilo de voz. —Buenas noches. – finalizó ya sin aliento, subiendo el acolchado hasta taparse la punta de la nariz y Tom supo que la había estado cagando desde que se decidió en hacerle esas preguntas a Bill.

El trenzado sabía que lo que comenzó bien estaba terminando mal y que claramente Bill estaba ofendido. Así que, como es un masoquista de mierda y no le teme a algún rechazo aunque luego estaría dolido, se atrevió a abrazar a Bill, pegando su pecho a su espalda.

—Lo siento. – murmuró contra sus cabellos, pudiendo Bill identificar la sinceridad de esas palabras. —Lo cierto es que no te creería capaz de eso. Incluso estoy bastante sorprendido de que estés tan conectado con Anis. – confesó. —También estoy molesto. – porque te amo, pero no lo dijo. —Porque eres mi hermanito y no me acostumbro a la idea.

Bill no respondió, pero su corazón se ablandó ante esas palabras. Tom no podía ser tan amargo y dulce a la vez.

— ¿Quieres perdonar a tu idiota hermano? – preguntó con voz pequeñita a su oído y Bill encogió su cuello al sentir el aliento de Tom en esa zona, haciéndole estremecer. —Bill... – volvió a llamarle, pero el llamado siguió sin responder.  —No me hagas sufrir. – pidió y acarició juguetonamente el cuello del menor, haciéndole encoger nuevamente. — Bibi... – reclamó su atención y Bill sonrió ante ese tono caprichoso, y luego sintió a Tom pegándose más a su cuerpo. —Esto es injusto. Yo me preocupo y tú te enojas. – el cantante no tenía que estar viendo al trenzado para saber que el mayor tenía un mohín en su rostro. —Disculpa... – canturreó en su oído y Bill contuvo una sonrisa.

—Para. – pidió casi riendo cuando Tom empezó a olisquear su cuello, causándole cosquillas.

—No hasta que me disculpes. – condicionó y besó la piel pálida del cuello de Bill.

—No... – dijo con voz bajita, no negándose a disculparle, sino a que Tom repartiera besitos en su cuello. Eso se sentía bien.

Tal vez demasiado bien.

Tom sonrió porque Bill se estaba ablandando y succionó con un poco de fuerza una porción de piel, para luego mordisquearla suavemente con sus dientes delanteros y Bill se estremeció notablemente.

—Esta-ta bien. Te disculpo. – aseguró, y cuando se volteó, Tom observó ese intenso sonrojo en las mejillas de su hermanito.

— ¿Seguro, seguro? – preguntó, besando la nariz de Bill y el menor asintió, un poco acogonado.

Demasiadas caricias y emociones esa noche.

—Sí... – murmuró y Tom pegó sus frentes. Mirando directamente a los bonitos ojos de Bill, luego sonrió.

Bill se preguntó que buscaba el mayor en sus ojos, que parecía tan sumergidos en ellos. Tom, por su parte, se preguntó como es que Bill era tan bonito, como es que no le había valorado.

Tom tragó grueso, porque extraña a Bill en otras formas.

— ¿Bill? – dijo y acarició una mejilla del aludido.

— ¿Uhm? – extrañamente, ya estaba sonrojándose.

— ¿Puedo hacerlo? Te prometo que no será como la última vez.

Bill quedó en shock, y Tom no esperó respuesta y conectó sus labios con Bill de una dulce manera en la que buscaba trasmitirle lo arrepentido que estaba por haberle engañado, por haberle abandonado, que sintiera lo que le extrañaba.

Tom separó sus labios, sonriendo, y Bill enrojeció cuando observó que el trenzado saboreaba sus labios rápidamente.

:::

 

Bill no supo que hacer, y solo atinó a dejarse envolver por Tom cuando este le abrazó luego de aquel casto beso, escondiéndose en su cuello para que sus enrojecimiento no fuese visto por el otro. Tom supuso que esta vez Bill si estaba dormido porque se aferraba a él de esa manera que solo hacia entre sueños y suspiraba en algunos momentos; pero él no podía hacerlo y su mente le estaba jugando una mala pasada al recordar con cuantas chicas se acostó estando con Bill.

—Realmente tienes un hermano idiota. – dijo y sonrió con melancolía, sabiendo que no sería escuchado. — Tal vez no lo sepas. – continuó, necesitando confesarle sus errores a Bill, pero con la seguridad que le otorgaba el que su hermano no le escucharía. Aun no estaba preparado para tocar sus errores ante Bill. —Pero no fue solo Mell. Fueron muchas personas más... – Bill soltó su aliento caliente en su cuello y luego se hundió más en su costado, eso partió el corazón de Tom, porque él cambió la presencia de Bill por unas extrañas. — En las últimas veces que te hacia el amor... – un nudo en la garganta de Tom se formó, porque lo que más quería en esos momentos era hacerle el amor a Bill y ya no podía, luego de rechazar tantas veces en las que el menor iba a su cuarto necesitando aunque sea un abrazo para sentirse querido.. —Luego me acostaba con alguien más... Y tú siempre has sido el mejor. Lo mejor de lo mejor. – aseguró asintiendo y recordando a Bill entre sus brazos, gimiendo su nombre.

Pero luego, los ojos afligidos de Bill después que rechazara dormir con él, dejándolo solo en una fría habitación de hotel; llegaron a su mente y una lágrima descendió por su mejilla.

—Lo siento, Bill... – dijo con la voz quebrada y abrazando con fuerza a su hermano. —Lo siento tanto. – Tom sollozó, y largos ríos se formaron esa noche en sus mejillas, por que amaba a Bill y eso dolía como un desgarro en el alma.

 

:::

 

Esa mañana Bill observó los ojos inyectados e hinchados de su mayor, quien aseguró que solo se encontraba congestionado. Bill le creyó, aunque no del todo seguro, y se dedicó a atenderle esa mañana, preparando desayuno para ambos, proporcionándole antivirales y mucho líquido.

Tom, en algún momento, quiso admitir que todo era innecesario, que no estaba enfermo, que solo fue una tonta excusa que se le ocurrió rápidamente para no decir la verdad, una verdad que lo involucraba llorando la noche anterior. Sin embargo, Bill no se había separado de su lado, permaneciendo con él, dedicándole toda su atención.

Bill se veía realmente tierno mientras le explicaba las horas en las que tendría que beber cada medicina y luego explicándole como tomar las vitaminas. Tom no sabía si era bueno tomar esos fármacos innecesariamente, pero aun así, continuó haciéndose el enfermo.

Tom solo podía sonreír, atrayéndolo a él y besando sus mejillas aunque Bill dijera que le contagiaría, pero luego se dejaba y terminaba en el regazo del mayor, besando su mejilla por que el enfermo lo quería.

Llegada la tarde, Tom quiso que alguien le detectara una enfermedad terminal y sentenciara que ese era su último día con vida. Bill se iría a ver con Anis.

—Te dejaré esto aquí, y, uhm, creo que no te hace falta algo más. – repasó Bill la habitación de su gemelo, verificando que tuviese a su alcance agua, medicinas, un abrigo y pañuelos por si llegaba a presentar moquitos, cosa que aún no había sucedido.

—Te irás dejando a tu moribundo hermano solo. – comentó en un murmullo y Bill dudó.

— ¿Te sientes muy mal? – le preguntó, sentándose a su lado y tocando su frente en busca de fiebre.

—Quizás, tal vez empeore. – dijo entre dientes.

—Uhm, en ese caso... – Bill pareció pensar antes de continuar y el corazón de Tom latió emocionado, pensando que se haría el enfermo más seguido. —Creo que le diré a los chicos que pasen a darte una vuelta. – finalizó y Tom evitó gruñir. —Me voy, se me hace tarde. – se despidió y besó la mejilla del trenzado cuando este se la señaló, con un gesto de: mi premio de consolación.

:::

Bill condujo hasta el apartamento de Anis  y luego de tomar una merienda Bill estaba sonrojado, en una batalla de dudas.

— ¿Qué tanto piensas? – le cuestionó el rapero y Bill se sonrojó aún más.

—Estaba pensando... Ayer, mientras jugábamos, los G’s te preguntaron algo y...

Bill tendría una combustión espontanea en esos momentos. Pero en la charla de ayer con su gemelo esa idea empezó a rodar por su mente. No sería extraño que Tom le fuese infiel si claramente no tenía ninguna de las cualidades que descubrió la noche anterior. En definitiva, no le complacía a su gemelo. Pero, ¿Qué pensaría Anis? A él tampoco le complacía, ¿Era un mal amante? Todo eso le estaba haciendo sentir muy inseguro.

—Oh, eso. – sonrió. — ¿Quieres que responda? – le preguntó divertido y Bill sintió demasiado calor en sus mejillas.

—No... – murmuró, bajando la mirada de la vergüenza. —Bueno, quizás... – titubeó. — Es solo curiosidad... – empezó a jugar con la mano del rapero y Bushido intentaba controlar una sonrisa. —Sabes que soy ruidoso cuando-cuando... eso. – dijo con dificultad. —Y, tal vez, no lo sé... ¿Quería saber si suena bien? – preguntó atropelladamente y Bushido se acercó besando a un sonrojado Bill. —Oh, Dios. Olvídalo. – pidió de pronto. —Siento que voy a morir de la vergüenza. – gimió triste.

—Tus gemidos son definitivamente bonitos. Los más, más bonitos y a mí me encanta oírlos. – le aseguró el mayor y Bill se escondió en el cuello de Anis porque no soportaba la vergüenza.  — ¿Por qué te avergüenzas si lo preguntaste? – le cuestionó divertido y Bill se acojonó aún más, haciendo reír al mayor.

—Bu, no te rías. – le pidió con voz pequeña. —Uhmmm... Olvídalo. – suplicó y Anis volvió a reírse.

Unas horas después, Sido y Blass se aparecieron en el apartamento para tratar asuntos importantes y entre papeleo y conversaciones, algo que escuchó Bill, le hizo sorprenderse.

—Dos semanas. – le dijo a Anis cuando quedaron solos en el apartamento nuevamente y Bu asintió, abrazándole. — ¿Por qué tan pronto? – le cuestionó realmente sintiéndose triste y el rapero besó su frente cuando Bill se acurrucaba en su regazo.

—Se adelantaron las fechas. – fue lo que respondió, acariciando el largo cabello de Bill y besándole castamente. —Algunas fechas restantes se modificaron para poder alcanzar a terminar la promoción en Europa antes de irme a América,  creo que haré como dos presentaciones por día. – explicó y Bill seguía mirándole entre alegría y nostalgia.

—Y luego te irás por tres meses. – dijo con sus ojos húmedos.

Anis era más que un novio para Bill, no era solo el chico con el que compartía una relación. Era su amigo, un hombre que de alguna manera supo entenderle, en el que se sentía seguro y al que se había acostumbrado. Anis supo ganarse grano a grano el cariño que Bill sentía por él, logró entrar en su corazón y recibir su confianza.

Las manos que ahora rodeaban su cintura fueron las mismas que le mantuvieron a flote, los labios que le besaban con nostalgia fueron los que le dieron palabras de alientos de forma incansable, el cuerpo en el que estaba apoyado fue una coraza en la que se resguardo ante los ataques de la mala jugada del destino. Bill sentía a Anis como familia.

Bu vio negar a Bill.

—Sé cómo es esto. En tres meses aun estarán grabando. – aseguró, limpiando una lagrima. —Quizás sea medio año. – comentó con un tembloroso puchero y Anis lo besó. —Y luego la gira y...

—Princesa. – dijo Anis acariciando la mejilla del menor.

—Realmente me alegro por ti. – le aseguró al rapero pegando sus frentes. —Pero es cierto que te voy a extrañar. – se confesó con dos gotas recorriendo sus mejillas y Anis las besó, antes de que Bill se escondiera en su cuello, mojando allí de lágrimas de alegría y tristeza.

—Yo también voy a extrañarte, bebé. Eso lo sabes... – dijo, acariciando su larga cabellera y luego escuchó a Bill esnifar. —Pero, puedes ir a visitarme o yo vendré cuando pueda.

—Sabes que no puedo viajar mucho por ahora, y que tú tampoco podrás. – murmuró y Anis supo que tenía razón.

—Tal vez una vez al mes. –propuso y Bill salió de su escondite mirándole.

—Eso sería genial, si no es porque somos famosos. ¿Con que razón tendríamos que vernos mensualmente? La prensa se preguntara eso.

—Amigos. – dijo Bushido, pero esa fachada no era tan segura ni siquiera en su mente. — Tal vez, ¿Mejores amigos?

—Eso no funcionará. – dijo Bill, mordiendo su labio intentando pensar en algo.

—Tal vez... – empezó Anis.

— ¿Qué?

— ¿Y si hacemos publica la relación? – preguntó dudoso.

Bill le miró, completamente sorprendido.

 

Notas finales:

Entramos a los capítulos finales.

Besos.

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