Cap IV. Meeting ·:Encuentro:·
Una silueta humana se empezó a formar delante suyo y a avanzar a él. Al principio era sólo eso, la silueta de una persona, pero poco a poco la sombra comenzó a tomar una forma más específica, la de esa persona que tanto quería ver desde que lo abandonó…
- [[no… no puede ser él… no puede… no puede]] At… ¿Atemu?- su voz se quebrantó por el nerviosismo, y a la vez, la alegría de estar viendo a su yami.
- cuánto tiempo sin vernos, Yugi- seguían mirándose el uno al otro, sin decirse nada. El menor de ellos no supo cómo expresar lo que sentía en ese momento, e impulsivamente se abrazó al faraón fuertemente.
- creí que te habías ido para siempre- murmuró entre lágrimas de felicidad. Atemu lo abrazó dulcemente y acarició su cabellera- pensé que después de recuperar tus recuerdos no volvería a verte….
- traté de irme, pero no pude- explicó el faraón- lo único que hice fue regresar los artículos donde pertenecen, a excepción del rompecabezas… para que resguardara mi espíritu una vez más- entonces el peque se separó un poco de él y lo miró.
- ¿acaso no querías regresar?
- sí quería, pero aquí encontré algo más importante
- ¿qué es más importante que tu pasado?
- el presente… tú- puso sus manos sobre sus hombros y colocó un beso fugaz sobre los labios del menor. Éste se sonrojó por lo que su yami acababa de decir y de hacer, ese había sido el primer beso de Yugi.
Siguieron mirándose unos momentos antes de que sus rostros se fueran aproximando una vez más, en acto reflejo ambos cerraron los ojos con lentitud conforme la distancia se acortaba, para instantes después sentir que sus labios se unían en un cálido beso. Poco después el mayor trató de profundizar el beso, lamiendo con suma delicadeza los labios de su hikari, mientras que subía sus manos hasta sus sonrosadas mejillas. Yugi sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal, no podía creer lo que estaba pasando, pero de algo estaba seguro, lo estaba disfrutando mucho. Separó lentamente sus labios, dejando que la lengua de Atemu penetrara por completo.
El faraón comenzó a explorar por todo el sitio, disfrutando cada reacción que causaba en el chibi con cada movimiento; éste sentía el más exquisito placer con aquel excitante beso, siendo guiado por su yami; no quería separarse, deseaba quedarse así por siempre. Colocó sus manos en la nuca de faraón, aumentando el placer de ambos al ser tan ampliamente correspondidos. Sus pulmones comenzaron a suplicar por el vital oxígeno, y en contra de su voluntad, rompieron el beso poco a poco, sin separarse el uno de otro totalmente. El chibi dibujó una tierna sonrisa en su rostro, la cual fue correspondida por otra igual por parte del faraón. Entrelazaron sus manos y se aproximaron hacia una pared. Atemu se sentó en el piso y se recargó en ésta, acomodando a su hikari entre sus piernas, para luego abrazarlo por la espalda; Yugi era presa de la emoción, su corazón latía rápidamente.
- te extrañé…- profirió el peque aún sonrojado.
- lo sé… yo también- respondió Atemu sin soltarlo.
- ¿por qué no me dijiste que estabas aquí?
- no quise meterte en problemas de nuevo, me conformaba con estar a tu lado… en las sombras… disfrutando de tu compañía. Pero cuando te vi en problemas, no pude evitar…
- entonces… tú fuiste el que asesinó a esos hombres, ¿cierto?- le interrumpió, algo asustado.
- no fue mi intención hacerlo. Estaba tan furioso que no pude contener mis fuerzas… lo siento…
- supongo… que ya no importa. Eran personas malas, el mundo va a estar mejor si ellos- se recargó en el pecho de su yami, tratando de olvidar lo ocurrido- y supongo que fuiste tú también el que hizo el examen por mí y me sacó de la piscina ¿no?
- hai. El examen fue fácil, era de historia. Como faraón había sido educado por grandes pensadores de todo el mundo para conocer la historia y origen de todo,… Isis siempre decía que el conocimiento es poder… además de que al estar encerrado en el rompecabezas, la historia antigua pasó frente a mis ojos- al peque le pareció algo triste lo que acababa de decir- lo más difícil fue sacarte del agua- el chibi dejó escapar una sutil risa.
- me asustaste mucho ¿sabías?- soltó un suspiro- pero creo que tampoco importa ya ¿pero, por qué hacías que quedara inconsciente y cómo es que los demás nunca notaron la diferencia entre tú y yo? (N/A ¬¬ pero si nunca la notaron)
- pensé que si quedabas inconsciente no te asustarías, pero creo que me resultó lo contrario… en cuanto a lo otro, ni Joey ni tu abuelo notaron la diferencia porque no cambié tu físico ni tu voz… al recuperar mis recuerdos también recuperé mi fuerza por completo. Con ella puedo cambiar contigo sin modificar nada externamente…
- como si cambiáramos de almas ¿no?
- algo así. Pero si prefieres podemos hacerlo como antes, podemos hablarnos con telepatía y puedo vigilarte como un espíritu… pero temo que no puedo cambiar de lugar como antes, no quiero que nadie mas que tú sepa que estoy aquí…
- ¿por qué no? Los demás se alegrarían de verte
- no Yugi, yo me quedé por ti, no por ellos. No les digas que regresé
- ok, pero prométeme que no vas a hacer que me desmaye y que me vas a avisar antes de tomar mi cuerpo prestado ¿ne?
- está bien
- una pregunta más, ¿por qué nunca pude sentir tu presencia o leer tus pensamientos?
- ahora que mi poder está al 100%, puedo fácilmente bloquear mi mente y sentimientos… basta de tantas preguntas, ahora a dormir. Mañana debes ir a la escuela.
- pero cuando despierte, ¿cómo voy a saber que esto no fue sólo un sueño?
- no te preocupes, yo te lo haré saber. Ahora a descansa- ambos tricolores cerraron sus ojos y se durmieron, felices de saber que ya no estaban solos.
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A la mañana siguiente…
Yugi se talló los ojos con la mano, para poder despertar por completo. Al venirle a la mente que su yami estaba de vuelta, se levantó como resorte de la cama, para buscar una señal de que lo que había pasado no había sido un sueño. Notó que tenía puesta su pijama y que las cosas que había destruido el día anterior estaban metidas en una bolsa, y que su cuarto estaba en orden, como si su ataque de ira no hubiera pasado jamás. Tomó su rompecabezas del buró y al alzarlo hizo que una hoja, que estaba debajo de él, cayera al suelo. Se agachó para recogerla y la leyó:
Te dije que no era un sueño. Si necesitas algo sólo dímelo, recuerda que estoy contigo. Y procura no distraerte en la escuela, debes subir tu calificación.
Nos vemos en la noche,… ah, y que tengas un buen día,
Atemu.
Yugi se llenó de felicidad al saber que todo había sido real. Se metió a la ducha y se cambió para ir a la escuela. Regresó a su habitación por su mochila, se puso el rompecabezas al cuello y tomó la nota del faraón, entonces vio algo de lo que no había percatado antes, al final de la hoja había algo escrito en otro idioma, eran jeroglíficos egipcios. Sacó rápidamente un lápiz y copió los jeroglíficos en otra hoja de uno de sus cuadernos, después guardó la nota en su bolsillo y se fue a desayunar.
- buenos días abuelito- saludó con una sonrisa mientras se sentaba para desayunar
- buenos días hijo, me alegra ver que te sientes mejor ¿a qué se debe tanta felicidad?- Preguntó curioso, hace tiempo que Salomon no veía sonreír así a su nieto.
- no sé, simplemente me siento feliz- dijo aún sonriente. Él y su abuelo estaban empezando a desayunar, cuando el peque recordó lo de la nota- oye abuelito, ¿sabes qué quiere decir esto?- le entregó el papel donde había copiado lo que el faraón había escrito.
- mhhh… ¿en dónde viste esto?
- en la televisión, en un programa sobre Egipto. Lo vi en una inscripción y me llamó la atención, y pensé que tú podrías decirme qué significa
- aquí dice “te amo”- entonces el chibi se puso todo rojito
- ¿ah sí? Gracias abuelito ^///^- tomó nuevamente el papelito y siguió comiendo. Después se fue a la escuela, todavía más happy.
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Ya en la escuela, saludó a todos alegremente y se acomodó en su banca, bien feliz, tarareando quién sabe qué canción. Al ver al peque tan jovial, sus amigos se acercaron a él, llenos de curiosidad.
- Yugi, estás inusualmente alegre hoy ¿te pasó algo bueno?- le inquirió Tea sentándose en el pupitre de enfrente, al mismo tiempo que lo miraba
- pues sí, me di cuenta de que hoy es un gran día para estar vivo n.n- los demás se miraron confundidos, sin darle explicación a la alegría de su amigo.
Platicaron con él antes de clases, tratando de descubrir el motivo de su regocijo, sin averiguar nada útil, pero estaban felices de verlo tan alegre, así que mejor lo dejaron por la paz. Cuando las clases empezaron, todos notaron que el chibi estaba muy atento a la clase, cosa que no había hecho en meses, algo había cambiado en él, se notaba a simple vista; pero no quisieron seguir preguntándole por temor a que se deprimiera de nuevo. En el receso se reunieron para almorzar y platicar sus planes para el fin de semana. En eso, una chica de cabello largo y negro, con algunos mechones pintados de dorado y ojos castaños; piel morena, delgada y alta se acercó a ellos, su nombre era Ashley.
- hola chicos- saludó la joven- el próximo viernes voy a dar una fiesta en mi casa, y quisiera saber si les gustaría ir- miró de reojo al tricolor, esperando su respuesta.
- nos encantaría- dijo Tristán- pero…- entonces todas las miradas recayeron en Yugi, quien se preguntó por qué le miraban
- ¿qué? Por mí vayan. No se los voy a impedir- les dijo para quitarse esas miradas de su persona
- no es eso viejo, no queremos ir si tú no vas con nosotros- le explicó Joey
- O.O? ¿Quieren que vaya con ustedes?... pues no sé, como que no tengo ganas de salir ese día…
- anda Yugi, será divertido- trató de animarlo Ashley, mirándolo coquetamente
- etto… está bien- todos se emocionaron al oír que iría, sobre todo la anfitriona de la fiesta
-^.^ qué bien, entonces los espero en mi casa el viernes- Ashley salió del salón
El grupito de Yugi estaba bien contento de que el chibi se animara a salir de nuevo, hace tiempo que no lograban sacarlo de su casa. Por el contrario, el faraón, que había visto y oído todo, estaba algo molesto, sobre todo porque esa chica se le estaba insinuando a Yugi…
Continued…