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Desire por carina_mew12

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Cap V. Love ·:Amor:·

Al terminar la escuela, el grupo de Yugi fue a caminar un poco por la ciudad, querían aprovechar que el chibi estaba de buenas para divertirse juntos. Ya en la tarde, todos regresaron a sus hogares. El tricolor entró a su casa y buscó a su abuelo; pero no lo halló. Vio una nota encima de la mesa de la cocina y la leyó:

Yugi, tengo que ir a atender un asunto. Regresaré tarde, no me esperes despierto. Dejé tu cena en el refrigerador.

Tu abuelo

 

Al terminar de leerla, sacó su cena del refrigerador. La metió al horno de microondas y cuando ésta se calentó empezó a comer. Después fue a su habitación a hacer las tareas escolares, lo que le tomó el resto de la tarde. Como a las 10:15 pm se cambió de ropa y se recostó en su cama, tomó el control del televisor y lo encendió. En ese momento, el faraón apareció junto a él como espíritu.

- *¿no piensas ir a dormir hoy?* - le preguntó sentándose a su lado

- *¿por qué tanta urgencia en que me duerma? La noche es joven*- dijo mientras cambiaba el canal

- *tu abuelo dijo que no lo esperaras*

- *actúas extraño…  ¬¬ tú me estás escondiendo algo… puedo sentirlo*

- *u.u ok, me rindo. Es que preparé una sorpresa para ti, pero si no te duermes no voy a poder dártela* (N/A eso me sonó a albur u///u pero habla de la “sorpresa”)

- *¿una sorpresa? n.n Está bien, ya mismo me duermo*- apagó el televisor y se acomodó en su cama para dormir. Estuvo moviéndose un rato antes de caer en los brazos de Morfeo.

%%%%%%%%%%

Yugi abrió sus ojos y notó que estaba de nuevo en el rompecabezas. Se levantó del piso y fue a buscar a su yami. Caminó un poco antes de encontrarse con él en uno de los muchos pasillos del lugar.

- hola, ya estoy aquí- saludó con una gran sonrisa- ¿y cuál es la sorpresa?

- si te lo digo ahora no sería sorpresa- profirió divertido Atemu mientras se colocaba tras él- cierra los ojos- el peque obedeció; después el faraón le cubrió los ojos con las manos para asegurarse de que no hiciera trampa. Lo encaminó por el sitio, dando vueltas y subiendo escaleras; yendo de un lado a otro. 

- ¿ya llegamos?- dijo impaciente el chibi al notar que ya llevaban mucho tiempo caminando

- ya casi…- siguieron avanzando un poco más antes de que el faraón se detuviera- ok, ya llegamos- quitó sus manos de las orbes del menor- ya puedes abrir los ojos- Yugi lo hizo despacio para acostumbrarse a la luz, y al tener sus orbes abiertas completamente se encontró con una enorme puerta dividida en dos frente a él. Miró a su yami- adelante, ábrela- el peque la empujó con todas sus fuerzas.

Al hacerlo, unas antorchas se encendieron, una tras otra, guiándolo hasta el interior de la habitación. Caminó lentamente dentro de ésta, mirando para todos lados; era una gran habitación hecha de piedra con jeroglíficos grabados en ella, el piso cubierto de mármol, y hasta el fondo se encontraba una gran cama de sábanas blancas y grandes almohadones, y arriba de ésta se hallaba un enorme mural que parecía narrar una historia de los dioses egipcios.

- ¡¡ahh, qué lindo lugar!!- exclamó maravillado Yugi, viendo aquel sitio- ¿ésta es tu habitación?

- no, es la nuestra. Sorpresa- lo abrazó por la espalda- cuando duermas puedes venir aquí, así podremos pasar la noche juntos- el mayor puso un pequeño  beso en la mejilla de Yugi

- ¿de verdad puedo quedarme aquí toda la noche contigo?- el mayor asintió y lo soltó- ^.^ qué bien- caminó hasta la cama y se subió en ella, dando unos pequeños saltos- es muy cómoda- se recargó sobre los almohadones, colocando sus manos tras su nuca y suspiró contento. Atemu se subió a la cama, colocándose frente a él.

- me alegra que te guste la idea- Yugi se irguió sobre la cama, para después atrapar los labios de su yami entre los suyos.

El peque pasó sus manos alrededor del cuello del mayor, aumentando la humedad del beso. Separó sus piernas para que su yami se acomodara entre ellas y pudieran acercarse más entre sí. El faraón lo tomó de su cintura, juntando aún más sus cuerpos. Cuando sus pulmones tuvieron la necesidad de aire dentro de ellos, se separaron lentamente, sin alejarse mucho el uno del otro.

Después de un buen rato de ardientes besos, Atemu se acercó al cuello de su hikari y comenzó a lamerlo lentamente, Yugi colocó sus manos en los hombros de su yami, el peque sentía que el calor de su cuerpo aumentaba con cada movimiento suyo. El faraón comenzó a desabrochar el suéter del pijama del peque con sus manos, y una vez que le quitó la prenda, comenzó a besar su hombro y fue descendiendo hasta encontrarse con los pezones. Pellizcó levemente uno de ellos antes de pasar su lengua en la punta, para después comenzar a succionarlo. Yugi ya no pudo contenerse y comenzó a gemir de placer, excitándose más conforme la situación continuaba. Atemu repitió la operación con el otro pezón y prosiguió con despojar a su hikari de las ropas que aún cubrían su cuerpo.

La imagen que Atemu tenía ante sus ojos era la más bella que había visto; Yugi estaba totalmente desnudo, con las manos sobre la cama sosteniendo el resto de su cuerpo, sus mejillas coloreadas de un sutil color rojizo, una hermosa sonrisa y mirándolo de forma provocativa. El faraón volvió a besarlo para después comenzar a descender por su pecho, dejando besos por todos lados, deleitándose con cada centímetro de esa tersa piel. Al llegar hasta la entrepierna del peque, cogió su hombría entre sus manos, masajeándolo hasta dejarlo erecto. Se inclinó para comenzar a lamer su miembro sensualmente, excitando aún más al menor.

Yugi empezó a gemir más fuerte, lleno de placer ante la situación en la que estaba. Y justo cuando pensó que no podía sentir más placer, su yami metió su miembro en su boca, aumentando sus jadeos. Lo metía y lo sacaba de su cavidad de forma rápida, humedeciendo todo el miembro, logrando más placer en el menor. Siguió lamiendo y succionando con ese ritmo la entrepierna del peque hasta que llegó a su orgasmo en su boca; el faraón deslizó por su garganta parte del semen y la otra parte la cayó sobre su mano. Después, con la ayuda de ésa misma sustancia, introdujo tres dedos en la entrada del menor, uno por uno para no causarle tanto dolor. Comenzó a moverlos mientras que apresaba el miembro de Yugi en su boca una vez más. Éste comenzó a gemir más fuerte, y el color rojizo de sus mejillas aumentó.

La penetración se hizo más profunda, y la succión en su miembro más placentera; la respiración de Yugi aumentó su ritmo, mientras que sentía que su cuerpo llegaba al límite. Pasados unos minutos Atemu logró que su hikari se viniera en su boca una vez más. Se levantó y volvió a besar al menor, esta vez de forma más hambrienta, dejando el sabor de semen en los labios del peque tricolor.    

- faraón, hazme tuyo- (N/A O///O) le dijo el chibi en tono lujurioso mientras le miraba. El mayor no pudo evitar sonrojarse ante lo que había dicho.

- será otro día. Es tarde y mañana debes ir a la escuela- respondió sonriente. (N/A estúpida escuela, nos arruina la vida ¬¬) Se quitó la ropa hasta quedar en bóxers y recostó al lado de su hikari, éste dio un largo suspiro y se recargó sobre el pecho de su yami y haló las sábanas para cubrirlos a ambos.

- Yami, te amo- murmuró el peque mientras abrazaba al mayor con más fuerza

- lo sé, yo también te amo- lo besó en la frente y correspondió a su abrazo. Tener a su hikari con él era tan tentador, de verdad quería hacerlo suyo en ese momento,  deseaba profanar ese frágil y hermoso cuerpo que tenía entre sus brazos; pero no podía… aún no era el momento.

%%%%%%%%%

Yugi despertó al oír la alarma del reloj. Lo apagó y fue cuando se dio cuenta de que las sábanas de su cama estaban húmedas, al igual que el pantalón de su pijama; adivinó pronto lo sucedido;  las quitó y las fue a meter a la lavadora antes de que su abuelo notase algo. Después de su rutina acostumbrada se fue a la escuela. Ya en el colegio se dedicó a sus estudios, al entrar el profesor de historia puso a todos a leer su libro de texto mientras les hacía otro examen a los que habían reprobado el anterior. Al terminar, les dijo a éstos que el próximo lunes les daba los resultados.

Todos los chicos del aula estaban muy entusiasmados, la fiesta de Ashley sería el día siguiente; y sabían que se divertirían mucho, ya que la chica tenía una enorme casa, o mejor dicho, una mansión; su familia gozaba de una buena posición social, pero a pesar de eso, Ashley era agradable y popular entre todos, con todos se llevaba bien.

- oigan chicos- habló Ashley poniéndose de pie- recuerden que mañana tenemos una fiesta

- ¡¡¡EHHHHH!!!- gritaron los alumnos entusiasmados

- será mejor que guarden toda su energía para mañana porque nos vamos a divertir como nunca… no vayan a faltar,… sobre todo tú Yugi- le guiñó el ojo coquetamente al mencionado, quien se sonrojó un poco. Sus compañeros comenzaron a burlarse de él (N/A así de: uhhhh). Entonces entró el profesor de la siguiente clase y los cayó; para después empezar la clase.

- *oye Yugi, ¿no piensas ir a esa fiesta, verdad?*- le dijo su yami mientras se manifestaba al lado suyo 

- *¿por qué no? Se ve que va a estar muy divertida*- le respondió el peque mientras tomaba nota de lo que el profesor anotaba en el pizarrón.  El faraón se desvaneció y volvió a entrar al artículo. Estaba enojado, odiaba a esa chica…

Continued…

 


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