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31 Días por kukki

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Notas del capitulo:

K: Regrese!! los extrañe montones

Rinjo: ho-hola

K: ella es Rinjo, espero que la cuiden mucho! 

Rinjo: es un placer!

K: la vida siempre trae cambios, como en este cap.

tendremos algunas cosas buenas.

Tengo pendiente las dedicaciones, pero va para todos ustedes

Y hablaba de forma alegre y movì­a las manos de forma apresurada.
Pero eso al pelirrojo le daba igual, es decir... ¿cuàl es el problema con el hecho de que te guste alguien? Serì­a pràcticamente infantil de su parte andar con "tsunderesadas" como dirì­a Tomoyo.
El problema ahora era el evitar arrojàrsele encima.
-Pero necesitaba la razòn para desenfundar su espada, y el mononoke seguìa atacando- .

El aire incluso era màs dulce, Yuki fue a buscar a Sora para ir a la escuela y notaba como incluso hablando normal, su respiraciòn parecì­a hermosamente agitada.

Ese extraño ambiente en el que la necesidad de estar màs cerca de una persona es intensa, tanto que Sora se sentìa terriblemente adormitado...

............ Y en la habitaciòn de un alto chico............

Ambos miraban hacì­a enfrente, como si la pared fuese divertidì­sima y mega entretenida.

TenÃìan los ojos muy abiertos y desconcertados.

Lo extraño no era eso, no señores, era la sonrisa que parecìa formarse en el rostro del castaño, pero Ren estaba tan ocupado en pensar en cualquier otra cosa que ni lo notaba, ni siquiera para estar advertido de lo rojo que estaba.

-Ah...- intento de Matt por romper el silencio

-¡E...escucha bi..Bien gigantòn!- y el niño temblaba como gelatina- Na...nadie debe sa...saber!- hay que ganas de volver a comèrselo, quien dirì­a que alguien tan gritòn podrì­a gem...¡pero que estaba pensando! ¡Su corazòn era de Tomoyo! Pànico, entro en pànico

-Lo prometo- regreso su vista hacia enfrente y trato de no ver al pequeño, con esas marcas en su deliciosa piel, su delgada figura, sus bellos ojos, ahg! El control se obtiene, y cualquier movimiento en falso provocarì­a algo intenso -¿Quieres desayunar algo?-

Ren estaba a nada de golpearlo, golpear todo, golpear a la vida, llegarì­a tarde a la escuela, no tenì­a ropa, y peor aùn, el trasero le dolì­a de forma monumental.

-Si fueses tan amable, de dejarme usar tu ducha- pero ambos seguì­an con cara de bobos mirando hacia la pared.

Hablando semi-mecànicamente y llenos de dudas, nervios, sudor y quien sabe que màs.

-Por supuesto, te prestare ropa- el albino se quedò callado, ¿còmo cree que le quedarì­a su ropa?- en ocasiones Sora se queda aquì­ y creo que su ropa podrì­a quedarte- y para colmo debì­a usar la ropa del otaku cara de lagartija, pero era educado

-Gracias Shirokami- el castaño volteo y bajo de la cama, cubriò ràpidamente su evidente desnudes, nadie dijo nada, sentì­an que morirì­an si hablaban de eso.

-Prepararè todo, no te preocupes- lo dijo casi junto y saliò como bala.

Pero Ren ni siquiera podì­a hacer berrinche, le dieron duro.

Un tic apareciò en su ojo izquierdo y tomò en puño las blancas sàbanas.

-Me mordiò el condenado- fue todo lo que soltò, cuando pudo claro està.



............Con unos tortolitos muy lentos para el lemon~.......



-No creas, tambièn me preocupan esos dos, Matt es tranquilo, pero Ren està bien loco, se pone histèrico el pequenì­n- a peticiòn de Sora, como era demasiado temprano, pararon por algo de tomar

-No creo que este muerto, espero, bueno...no, no creo que estàn muertos-

-No cariño, muertos no estàn- ¿recuerdas cuando viste tanto yaoi que no dormiste en toda la noche? Pues justo ese rostro veían los dos chicos en ese momento.

Una Tomoyo màs ojerosa, despeinada y con una sonrisa màs grande que nunca

-¡Hay por el cielo! ¡¿Que rayos te pasà?! ¿Quièn te asalto?- y Yuki fue el primero en asustarse

-No, no tiene cara de asalto, yo he visto esa cara antes-

-Andando~- debemos llegar a buena hora si es que deseamos conseguirle tiempo a esos dos- y como dos jòvenes inteligentes y conocedores de los poderes de un amante del yaoi, lo mejor era hacerle caso, no sin antes dejar que ella caminara adelante, y proteger a Sora con la mano en su hombro, el pelirrojo no dejarì­a que esa loca hiciera algo raro.

-Entonces, ¿què paso con ellos?- pregunto temeroso Sora, algo habì­an hecho esos dos, ninguna fujoshi (o fudanshi) da esa cara por pequeñeces, menos su amiga.

-Algo que ustedes dos estàn tardando en hacer *coloca su mano en su frente* oh! Pero...esto traerà màs drama- los ojos le brillaban, la magia del yaoi live in action, logra que cualquier zombie cobre vida

-Ya habla loca- Sora estaba resguardàndose en Yuki y el pelirrojo debi­a actuar como un caballero de armadura plateada

-Lo sabràn cuando lo vean, lo juro~, ahora busquemos un buen cafè, hoy serà un largo dì­a-

Y con orgullo (algo asì­), decidieron esperar, nada de chismes, debì­an actuar como hombres (inserte canciòn "hombres de acciòn)

-¡Nada de eso! ¡cuenta que paso!- bueno, hicieron lo que pudieron

-¡Si Tomoyo! ¡Cuenta el chisme!- y la lagartija lo secundò

Pero ella no hablarì­a, porque sabì­a que hasta ellos se darìan cuenta, y eso era muuucho màs divertido.

...................................

Le preparò el baño, colocò ropa limpia sobre un cesto, dejo todo listo para èl, y ni siquiera lo vio.

Matt era conocido por ser un alma noble y linda, no por ser un salvaje abusador de pequeños ebrios.

¿Què dirì­a su amada Tomoyo?... Conocièndola se pondrì­a excesivamente feliz, pero èl no querì­a eso, èl querì­a amor de la fujoshi.

-El baño es...- se quedò està¡tico cuando vio al albino querièndose levantar de la cama, sus piernas temblaban y cubrì­a su menudo cuerpo con la sabana, todo parecìa demasiado grande para èl, se veìa tan delicado, tan fràgil, ¡que ganas de romperlo!

-¿Que miras idiota?- pregunto de color tomate Ren, con su humor tan lindo de siempre

-Ya està el baño- era mejor ver hacì­a otro sitio.

Saliò de la habitaciòn dispuesto a preparar un ràpido desayuno.

Se habì­a dado una ducha exprès para eliminar ese aroma de "anoche cenè conejo" de su cuerpo, pero aun tenia los rasguños en su espalda.

Y Ren vio su reflejo por primera vez desde que todo pasò.

¡¿Este idiota creì­a que era comestible o què?!

Las marcas, las mordidas ¡el tipo era un salvaje! Vaya lobo vestido de oveja.

Toco una de las marcas, la acariciò y se sintia extraño, muy extraño, hizo su cabello hacia atràs en un acto reflejo, estaba en su cadera, observò la que tenì­a cerca del cuello, en las clavì­culas.

Ser bajito, delgado, albino... Aunque no fuese algo que se crea, a Ren le desagradaba todo eso.

A pesar de que siempre quiso a Yuki, el ego duele cuando eres el "muñequito" de las chicas.

"No jueguen rudo con èl, lo lastimaràn"

"Eres tan lindo, eres màs lindo que yo, ¡que injusto!"

Nunca era visto como alguien fuerte, menos vestido de kodona, y las miradas, un ser blanco, desde la punta de su cabello hasta sus pies solì­an verlo mucho, aun cuando no llevaba sus hermosos y elaborados trajes.

Sus ojos, su nivel de albinismo era alto, tanto que afectaba sus ojos.

Era en cierta forma extraño y fascinante.

Se metiò a la ducha, y por màs que no se permitiese recordar, las manos de Matt, aùn se sentì­an en su cuerpo, ¿alguien habì­an encontrado algo atractivo en èl?, algo excitante en èl.

Pero... ¿y si fue solo el alcohol? No entendìa por què, pero esa idea provocò un hueco extraño en su pecho, una molestia triste.

Y el castaño se concentraba en el desayuno, no debì­a pensar en el hecho de que ese chico estaba en su ducha, ni siquiera entendì­a que pasaba, parecì­a dudar de su amor por la chica.



Pero era tan hermoso, siempre con el ceño fruncido, su voz, sus ojos, un blanco hermoso, contrastando con su mirada, y oh vaya, lo que la memoria permitì­a ver, y las marcas que dejo...

Se sentì­a tan pervertido como cuando Yuki ve a Sora (hay rojito, discreciòn, aprendemos eso).

Un poco màs tranquilo y con agua frì­a en su rostro (todo sucediò de forma poco inteligente), trato de aclarar las ideas en su mente.

No funcionaba.

Un rato despuès ~ (para demostrar que en 31 dì­as amamos al planeta, el baño de Ren fue veloz)

Al salir vio a Matt en la cocina, preparando el de desayuno.

-Oh, te queda bien- dijo con una sonrisa, se sentì­a algo extraño sin sus ropas tì­picas, pero debì­a ser agradecido.

-Supongo- se acercò a la barra, seguì­a rojo, perturbado, extrañado, pongàmonos en su lugar (bueno Ren, es que te dejaste llevar cuando andabas ebrio, ni còmo ayudar).

Ninguno deseaba tocar el tema, no ahora, no hoy, aunque fuese lo màs lògico y necesario.

Solo querì­an golpear sus cabezas contra la pared.

-Ok basta, no soporto la tensiòn- el castaño hablo el màs bajito solo atinò a verlo - serà nuestro secreto- dictaminò tenso y nervioso

- nuestro secreto- afirmò el otro, por no tener algo bueno que decir - perfecto, todo bien, todo correcto, todo en paz- ni siquiera hablaba de forma coherente, pero en ese momento todo parecì­a tener sentido

Bueno, en realidad no.

Ren se atragantaba con el desayuno y ambos se ignoraban, pero que frustrante era, porque existen señores, esos chicos que guardan su tesoro para su gran amor, existen, y entre ellos se encontraba el conejo que trataba de no pensar en ello, años guardando su pulcritud... Para perderla por borracho, esa idea provocaba que hiciera pequeños pucheros y se atascara con màs comida, tan siquiera el otro cocinaba delicioso.

Es decir ¿còmo terminas en algo asì­? ¿Que no solo irì­an a tomar cafè?

-Tienes manchada la cara- El màs alto lo tomo del mentòn y comenzò a limpiarlo con un pañuelo, aprovechando que no habì­a queja alguna, atinò a acariciar sus mejillas, sus labios entreabiertos...

-*tosiò* deberì­amos ir a la escuela- y otra vez con esa cara de bobos que tenì­an en la mañana

-Sì­, me parece una magnì­fica idea- y ahora de atragantaba en mares de jugo y cafè.

 Por amor a la vida, por amor a lo que sea.

Que ser tan bonito era.

Por educaciòn se dispuso a ayudarlo a lavar los platos, le pasaba los platos al más alto y se mantenì­an a una distancia excesivamente prudente uno del otro.
¿Se estaba volviendo un pervertido con tendencias shotaconas?

¡Pero su tamaño era demasiado!

Debìa hablar de esto con alguien, pero no podì­a, recuerden, es un secreto.
Cuando por accidente rozaron sus manos, Ren se crispò de inmediato y volteo a todas direcciones (nada discreto).
Debì­an salir de ese lugar de inmediato, y por alguna "extraña" razòn, un taxi no era la mejor opciòn.



Tomar el metro parecì­a lògico (grave error).
Porque uno se encontraba cuidando del otro, haciendo "casita" con su cuerpo, un pervertido le habì­a echado el ojo al albino, y Matt se puso cual lobo protegiendo su comida.

Tuvo que pedir prestadas libretas a Matt, todo parecì­a demasiado ridìculo en ese momento, y la gente, el ruido, todo era molesto, nunca fue de resacas terribles, pero si le hubiesen dado a escoger, se habrì­a quedado en la enorme y còmoda cama de Shirokami.
Sacudiò su cabeza de inmediato, tratando de borrar esos pensamientos, y ver al chico que lo resguardaba no servìa en nada.
Bendito parkour, sè que servì­a, miraba hacia enfrente, se veì­a tan serio, tan masculino, tan...mejor se callaba y pensaba en que le dirì­a a los demàs.



 -*Soy un infiel, perecerè... No, lo matarè antes*- el orgullo y poder del bajito cayeron como edificio en ruinas, no tomarì­a jamàs... (Todos hemos prometido eso alguna vez pequeño).

 ................................................................

-Asì que me rompì­ la pierna- tanto el pelirrojo como el otaku estaban sentados afuera de la oficina de la directora

-¿Enserio?- y ocurrìa esa escena del galàn y la chica con cara de fascinaciòn (bueno...un Sora)
-Si, fue bastante gracioso, regrese a esa montaña en cuanto me recupere-
-*rìe* Eso no es muy inteligente ¿sabes?- volteo a ver la puerta, Tomoyo habì­a entrado desde hace un rato, si, sabì­a que esos dos estaba bien, las opciones era extrañas, morìa de curiosidad, pero le habì­a dicho que lo verìan ello mismos -Oye cerillo... ¿de què crees que hablen esas dos?-

-Ni idea, pero hay algo que no me da buena espina en todo esto, Wreack siempre me ha parecido un poco extraña, y Tomoyo, esa mujer està muy loca -
- Y ahora con el misterio de Matt y Ren, de verdad trate de llamarlo, no contestò para nada-
-Ren tampoco...y ella sabe algo, sabe mucho de esto- ambos se vieron con complicidad, ninguno querì­a decir nada, tal vez estaban equivocados, tal vez eran unos sucios que solo pensaban cosas pecaminosas y divertidas.
Seguramente, ninguno habrì­a contestado por diversas razones, ellos apenas se conocì­an... ¿no?
-Rojito...¿tu crees que~?- pregunto sonrojado y algo nervioso
-¡Justo lo que no querìa decir!- Yuki soltò una sonora carcajada- ni idea, no querì­a decir eso, que tal si no pasò nada y nosotros aquì­ de mal pensados-

...........................................Y en la oficina con esos hermosos seres................

-Entonces * da un sorbo a su cafè* parece que el lobo y el conejo actuaron màs ràpido que el tigre y el ratòn- dijo la màs joven de forma elegante
- Creì que era una lagartija-
-Sabes a lo que me refiero-

Se miraron a directo a los ojos, se acercaron con seriedad

Y gritaron como dulces niñas



 -Estaban ebrios- soltò la mayor
-Si...eso puede ser un problema, un bello y suculento problema- 
-Tomo-chan, sè que todo es muy bonito y hermoso y tantas cosas bellas, pero debes entender que este tipo de cosas...oh vaya si son tontos, unos por lentos y otros por apresurados- la sonrisa de ambas quitaba tensiòn
-Oh vaya~, debo ir a "clases" hablaremos de esto màs tarde ¿va?-
-¡Claro encanto! Y por favor~ ¡has algo con nuestros tòrtolos! ¡Van muy lento!-

Cuando abriò la puerta, vio como los dos chicos que la esperaban estaban por recargarse para escuchar la conversaciòn.

-Mis pequeños metiches ¿que necesitan?- dijo la psicòloga riendo detràs de su escritorio- creo que aùn no tienen clases, ¿por què no entran? Hace un rato que no hablamos-

Ambos se miraron y entraron algo nerviosos, la azulina los dejo y comenzò a caminar tranquilamente.

-Ok~ ¿alguna novedad?- pregunto serenamente recargando sus codos en el escritorio- veo que se llevan mejor-
-Ah~ si~ podrìamos decir que si- hablaba algo ansioso Yuki
-Supongo- y Sora

-Sora, cuenta ¿què ha cambiado en tu relaciòn con Yuki?-
-*megustamegustamegustamegustamegusta* todo bien, nos llevamos bastante bien-

-¿Si? Y tu mi querido pelirrojo ¿Que dices?-
-Bueno~ * planeo llevàrmelo lejos, tener una tranquila y serena vida y que se convierta en parte de mi dieta diaria* Nos volvimos màs unidos-

 .........................

Cafè, necesario para el alma, y para la chica de cabello azul con amor al yaoi.
Esperaba que cayera de la máquina cuando volteo por inercia, acomodò³ su cabello, el viento se sentì­a divino y los vio.

Estaban a un brazo uno del otro, Matt se peinaba constantemente con la mano, y podì­a jurar que la ropa que llevaba Ren la habì­a visto en otra personita.

Se abalanzo a paso ligero y se parò justo frente a ellos.

A Matt se le detuvo el corazòn.

Se veì­a tan hermosa, todo pasò tan lento, su sonrisa, sus ojos, su largo cabello que jugueteaba con el viento, era muy temprano para ver a un àngel.

-Bu-e-nos di-as~- su voz sonò emocionada, vio a su alto amigo, vio al màs bajito- ¿dònde se metieron ayer?-

Ambos tragaron duro, y el albino se veìa molesto, algo en el pecho le molestaba.



-Buenos dì­as, señorita Tomoyo- Ren se reverencià y adquiriò esa mirada que se habì­a desvanecido desde la tarde del dì­a anterior -anoche tuvimos ciertos percances, recièn note sus llamadas, lamento las molestias que pude provocar - y por inercia, la chica se acercò y lo abrazo, un abrazo ligero y algo ì­ntimo, a la vista de los que no sabì­an sus sentimientos, incluso algo eròtico, pero no, era su corazòn de mamà gallina le decìa que algo estaba mal en esas palabras, en esa vocecita.
Ella se le adelanto, porque pensaron lo mismo, pero en èl era distinto, le encantaba ese orgullo.
La escena provoco confusiòn total en su cabeza.
Ren no habì­a puesto resistencia, se dejò abrazar en silencio, apenas y tocando a la chica, estaban tan cerca, era un acto tan hermoso, eran dos àngeles juntos, y las comparaciones no cesaban, sus pensamientos estaban a màxima velocidad.
Y temblò por un segundo cuando unos enormes ojos rosas se posaron altivos ante èl, ahora parecì­a que un bello ser tenì­a un àngel en manos, ahora la hermosura aumentaba solo en uno de esos seres.
Y no estaba seguro de quien se trataba.

-No me molesta preocuparme por mis amigos pequeño- las palabras de la chica sonaban sinceras para Ren, como una hermana.



 -Gracias- y toda esa bella y extraña aura desapareciò cuando la mirada fujoshi se posò en su cuello, para ser especì­ficos, en una marca.

El chico en sus brazos no lo notò, pero el otro si, lanzando una mirada gatuna y poderosa, digna de lo que era.

Y al castaño se lo llevaba el infortunio, su amada chica lo sabì­a, ella lo sabìa, eso si, lo sabì­a desde que Wreack la llamo, pero lo comprobò cuando vio esa marca.

¿Què cara le pondrì­a?



 Se sentì­a de devastado.
Y ahora la azulina tenía un plan, su corazòn maternal se lo habì­a dado, si no robas al conejo, gran lobo, te lo robaran.


Y si era necesario, ella se volverì­a la ladrona.



Bajo sus manos hasta rodear la cintura del albino, el cual extrañamente se dejaba hacer, como si necesitara grandes muestras de amor.


Matt quedò estoico, se veì­a molesto, se sentìa molesto pero... ¿què era lo que le molestaba? Que sus rostros estuviesen tan cerca, que sus cuerpos se encontraràn de esa forma, que dejase que alguien le tocase asì­, que lo rodeara de esa manera... Pero no sabìa de quien sentì­a celos.



 -Matty~ -dijo suavemente, moviendo sus labios de forma calmada -Me lo robo- y tanto el albino como el abrieron los ojos, Tomoyo saliò corriendo jalando a Ren, como una fujoshi furiosa que sabe que el seme està haciendo las cosas mal y necesita escarmentar.
-¡¿Que te ocurre?!- reacciono el albino cuando pararon detràs de uno de los salones.
Hubo un movimiento ràpido, ella lo arrinconò contra la pared y jalo su camisa (Ahora Tomoyo es seme)
-¿Que...que rayos haces?- temblò un poco, vio a la chica mirar sus marcas, se sintiò sumamente avergonzado, ni siquiera podì­a verla a los ojos -Dèjame por favor- dijo sin fuerzas, no querì­a discutir, la realidad le cayò encima.

Lloro, sus làgrimas fluì­an limpiamente, lo jalo hacia ella, recargando su cabeza en su pecho.
Hacerlo sin amor, no ser correspondido, compararte con la persona que ha llamado su atenciòn...y toda la historia que el pequeño calla, que no revela... Todo fluì­a.

Cuando terminò de llorar, la abrazò, aprecio su fresco aroma a flores y femineidad, se sentì­a tranquilo ahora.
-No dirè nada a nadie- no se alejò de el ni por un segundo 
-Ok~ gracias- sonriò un poco, era su momento, el momento de ambos

Matt trataba con todas sus fuerzas de verse tranquilo y sereno, caminaba controlàndose, pensò en subirse a los techo, y le llego la idea de que tal vez se encontraban en algùn salòn, se lo habì­a robado sin ningùn aviso, solo saliò corriendo y ya.

-¿Que haremos hoy?- preguntò Sora serenamente 
-Pensaba en...ver una pelì­cula, tal vez en mi casa, ¿Què opinas? - Yuki miraba hacia enfrente, intentando verse calmado
-Oh ~ eso, suena bien- nada tonto, pero no querì­a mal pensar- uhm solo, espero no molestar a tu hermana...ya sabes- y ¿si tanteaba el terreno? ¡Hay por favor! Son jòvenes... Si pones resistencia a lo que tu ser te dice... Puedes arrepentirte 
-Ella no estarà, harà una sesiòn algo lejos y...- ahora se movì­an mecànicamente, sonriendo como bobos y lo "natural" de la conversaciòn se habì­a ido al caño

-Entonces vamos despuès de clases- cuando vio la sonrisa de Yuki se sintiò como nena

Y no lo vieron, hasta que lo tuvieron frente a frente, se toparon con Matt sin darse cuenta.



 -Matt~- lo dijo a regañadientes 
-Shirokami- apenas saludo Yuki, hasta que abrieron los ojos al acordarse de que lo “estaban buscando"
-¡Matt!-
-¡Shirokami!-

Pero el tercero solo atinò a verlos serenamente, con la cabeza en otro lado, sonriò, tratando de recobrar su postura de chico tranquilo.

 -Buenos dì­as ~- su voz aùn era extraña, aùn estaba lejos, y estos esparcìan un aura extraña, un aura feliz.

 -Matt ¿què te paso ayer? ¿Què paso con Ren?- ni siquiera lo escuchaba, solo fingì­a, aunque era muy evidente lo que preguntaba
-Si! ¿Y el conejo gruñon?- el corazòn se le acelerò, y comenzò a molestarle el no poder responder, no por no tener palabras, sino porque no salìa sonido de su boca 
-¡Matt! ¡Matty! ¿Que tienes? - y era una frustraciòn que poco a poco invadì­a a los otros tambièn

 -Lo lamento chicos- rasco su cabeza y sonriò- tengo migraña, Ren se encuentra con Tomoyo, con permiso- se quedaron en blanco cuando paso entre ellos, se habì­a ido

-¡Ni siquiera nos enteramos de nada!- dijo un pelirrojo frustrado
-Y peor aùn- prosiguiò el otaku- ¿Que hace Ren con Tomoyo?- el otro asintiò con los ojos muy abiertos
-Para mi­ que...*guiña el ojo*-
-¿Tù crees?, estos niños, pero nuestro amigo no dirà nada-

 -Debemos ver a Ren, y yo sè que Tomoyo sabe algo-
-¿Porque somos tan chismosos?- Yuki riò, rayos, su risa era muy bonita, tanto que no pudo evitar verlo fijamente.
En cuanto sintiò su mirada creyò que el chico de enfrente era el màs cruel de todos, su mirada era adorable y estaba ligeramente sonrojado
-¿Que tanto ves pequeño?- reacciono cuando sintiò su aliento cerca de sus labios -Es un poco cruel que pongas esa cara en un lugar pùblico-

 ¿Existe algo de malo en querer ser tocado por alguien? Por què lo querì­a, tenì­a un inmenso deseo en ser tocado por el pelirrojo, atinò por morder su labio inferior.

 Y esa maldita campana arruina todo... Todo... 


Aunque el hecho de que cierto otaku dudoso se echara ligeramente hacia atràs habì­a ayudado

Empezaron las clases y a Sora se le inundò la cabeza con preguntas.

¿Què estaba haciendo? ¿Era correcto? ¿Què era de Yuki? ¿Què tipo de perspectiva tenì­a el de Sora?

Le molesto la idea de que siquiera lo besara, si, tal vez era un pensamiento de nena pero...
¡¿Êl era un fàcil?! Oh rayos... No, no,no,no,no ¡era un fàcil!

Ya estaba hecho verguenza y furia cuando decidiò distraer su mente, revisarì­a facebook, meipai,ameba, lo que sea, las imàgenes del celular si era necesario, no debìa parecer alterado, debì­a hablarlo seriamente, serenamente ¡¿hablar que?!

"Oye, ¿Que somos? ¿Te gusto? ¿Què opinas de mí? "

Eso ni siquiera era un buen discurso

Abriò los ojos ante una noticia en la pantalla.

 Pidiò permiso para salir advirtiendo que se sentìa mal.
Yuki comprendì­a que algo le pasaba, hizo caras raras toda la clase, como si discutiera con alguien.

-"No le he preguntado"- pensò

Y cuando vio su adorable rostro hacer un gesto de tristeza algo en èl se movià.
Se sintiò un tanto culpable, el notò cuando dio el paso atràs al estar a punto de besarlo.

Pidiendo permiso para ir al baño (y tras un regaño por parte del profesor) fue al sitio donde asegurò que lo verì­a, cuando llego al techo vio al chico acostado con lo que parecì­a ser rastros de làgrimas en sus mejillas, no dijo nada, solo lo imitò recostà¡ndose lo màs cerca posible.

-Wada Kouji murio- dijo sereno e impotente- `èl era...-

-Se quièn era- asì­ que era eso, lo entendìa, entendì­a el dolor de su pequeño, respetaba su sentir, y no negaba que estar tan cerca de el de esa forma fue su mejor elecciòn, seguirlo siempre (por lo visto) serì­a su mejor elecciòn

-Falleciò de càncer- estaba entre la tristeza de la perdida y el no querer (o poder) abrazarse al brazo de Yuki para consolarse, como si tuviese miedo de que no fuese bien recibido, vaya tonterìa, pero si no hablas ¿còmo quieres que te escuchen?- siempre quise verlo, gritarle que me hacì­a infinitamente feliz, la gente se va y ¿què puede hacer uno?, sè que si no olvidas, no mueren, pero, incluso con mi padre -se sincerò- a veces olvido la potencia de su voz, su aroma, el còmo se sentì­a abrazarlo, a veces olvido que podemos irnos, que pueden irse, que debemos aferrarnos con ànimo y ferozmente a la vida, sin remordimientos, sin ganas de algo, en paz, sin ganas por que no debes quedarte con deseos, cumplirlos, arriesgàndote a hacerlos reales...-

Se inmuto cuando sintio una tibia respiraciòn cerca de su cuello

-Sora, ¿Quieres ser mi novio?- dijo con los ojos cerrados, su voz era tan descaradamente tranquila, aunque su corazòn latì­a a mil por hora y comenzaba a faltarle el aliento.

El moreno tenì­a un nudo en la garganta, frunciò el ceño y no podì­a ocultar la sonrisa que se asomaba por su boca, no emitì­a palabra

-Me gustas, bastante, mucho en realidad- no se miraban, era vergonzoso, extraño, eso o estaban muy nerviosos

-Uhm... Eh...- cuidaba que entre sus palabras no se emitieran suspiros- Bueno- sonriò con los ojos cerrados, como si fuere humillante estar tan feliz- si ¿por què no?- sintiò una mano que se entrelazaba con la suya, ahora veì­a hacia el lado opuesto del pelirrojo

-Si, ¿por què no? - dijo imitando a Sora, rièndose de su respuesta, sòlo se escuchò un "shhhhhh" saliendo de un chico infinitamente feliz.

Yuki se sentò y se inclinò a por fin besar a ese chico, tan rojo como un tomate, aunque no se inmutò, ok si se inmutò.

Se dejò besar tranquilo, calmado, con una nueva visiòn del todo, la expresiòn de un amor sin preocupaciones, la vida es demasiado injusta, demasiado cruel ¿Por què el amor debe ser asì­?, y sus labios eran tan suaves, no podì­a negarlo, le encantaba Yuki.

Hasta que recordò algo que provoco que se sentara de golpe

- debemos volver para saber lo de Ren- su... Novio... (Perdòn la autora es tan penosa como Sora) se rì­o, y se dio la total libertad de acariciar su rostro y un poco de su cabello

-Claro mi pequeño curioso- decì­a mientras volvì­a a besarlo

-¡Tambièn quieres chisme!- grito infantilmente.

Notas finales:

K:¿apresurado? no lo se, tengo una nueva filosofia y ame integrarlos a ella

Rinjo: solo quieres que Matt y Ren sufran verdad?

K: ... ( callar lo evidente) se preguntaran ¿y el tipico final? pero es que, aun no acaba el dia!! queda muuucho que hacer

Rinjo:nuevamente les agradezco el estar con ustedes!

K: como veran planeabamos subirlo hace mucho, pero trabajos de la U, el empleo de rinjo, y una lap bastante rebelde, termine por subirlo en el aula de computo de la U

K fuera!

 

 


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