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Deidara miraba a su novio con lágrimas en los ojos, no sabía que debía hacer, cuando había recibido “la noticia” se había perdido completamente en el camino y cuando parecía que había encontrado por fin una salida a su desesperación, Itachi se la negaba vilmente.
Le negaba el hecho de que el niño que llevaba en su vientre era suyo, y lo acusaba de haberlo engañado…engañado a pesar de saber que Deidara lo amaba con locura.
Itachi solo buscaba excusas y había soltado la que más daño le había causado al rubio.
-Adiós, no quiero volver a verte nunca más en toda mi vida-susurro fríamente el azabache para después marcharse dejando a Deidara solo con el hijo que ambos habían concebido, solo con su dolor y lleno de desesperación.
Deidara cayó de rodillas al suelo y envolvió sus brazos alrededor de su estómago para después romper en sollozos descontrolados…él no podía criar a un niño solo ¡Ni siquiera era un adulto por derecho propio! ¿Cómo se suponía que criaría a un niño? Él simplemente no podía…
Deidara sabía que solo le quedaba una única opción y aunque lo asqueaba y le doliera, aunque no fuera lo correcto…tenía que hacerlo, tenía que abortar.
Con una decisión ya tomada y la determinación brillando en sus ojos azules, el rubio abandonó el lugar en el que había perdido toda esperanza y salió corriendo hacía su casa. Necesitaba dinero y la única persona que podía dárselo era su madre.
Deidara corrió con todas sus fuerza, y entró a su casa gritándole a la mujer que le había dado la vida.
-¡MAMÁ!-gritó con todas sus fuerzas desde el salón. Estaba desesperado y tan asustado.
Una mujer pelirroja de hermosos ojos azules se apresuró hacía el salón y se llenó de temor al ver una escena que le partió el alma y el corazón, su hijo se veía completamente desolado, las lágrimas secas que había derramado anteriormente todavía eran visibles en su rostro de porcelana.
-Dei ¿Qu-qué pasó?-balbuceo con preocupación, su hijo la miro durante unos instantes con incertidumbre antes de decidirse a hablar.
-Necesito dinero-declaró bajando su rostro, no podía mirarla a los ojos.
-¿Para qué?-preguntó la mujer, extrañada ante la actitud distante de su hijo.
Deidara apretó los puños con fuerza y frustración, debía haberse imaginado el interrogatorio al que su madre le sometería, ella no le daría el dinero así como así.
-Solo necesito dinero Mamá ¿Podrías dármelo sin hacer preguntas? Juró que no compraré drogas ni alcohol, solo dame dinero…por favor, te lo suplico Mamá-rogó preocupando aún más a su madre. Ella sabía de sobra que su hijo no estaba metido en drogas, sus ruegos solo habían acrecentado aún más el temor que Uzumaki Kushina sentía por su único hijo.
-Hijo, solo dime para que lo necesitas y te lo daré, solo dímelo…-le dijo finalmente acercándose al adolescente de ojos azules.
-No puedo decírtelo…es algo que no debes saber, por favor-rogó Deidara una vez más cayendo de rodillas al suelo, entonces respiró hondo y haciendo uso de la poca valentía que le quedaba, alzó su rostro para encarar a su madre.
-Hijo… ¿Qu-qué ocurrió? ¿P-para que necesitas el dinero?-preguntó Kushina una vez más arrodillándose frente a su hijo para después envolver su rostro entre sus manos, ver sus ojos ojerosos y sus lágrimas secas de cerca hicieron que su corazón se encogiera, algo estaba muy mal, ella lo sabía, podía sentirlo ¡Sus instintos maternos prácticamente le gritaban!
Deidara contuve el aliento tan solo un segundo antes de rendirse.
-Yo…yo necesito…NECESITO ABORTAR MAMÁ-gritó por fin.
Kushina se quedó completamente paralizada ante su respuesta, sus ojos azules se clavaron en su hijo, su hijo de tan solo 15 años ¿Acaso había oído bien? No podía ser, tenía que ser una broma, él solo tenía 15 años.
Esto no podía estar pasando, tenía que ser una pesadilla ¿Cómo había dejado que le pasara a su hijo lo mismo que le había pasado a ella?
Una lágrima se deslizó por la mejilla de la mujer pelirroja, ella había sido una completa estúpida al pensar que su hijo estaría bien, al pensar que él era demasiado inocente como para pensar en esas cosas…había sido una estúpida.
-¿C-cómo que necesitas abortar? ¿Q-que hiciste Deidara?-balbuceo sin esperar una respuesta, ella sabía muy bien lo que su hijo había hecho, su bebé había, él había… Kushina no quería ni pensarlo, ella estaba tan triste y tan furiosa a la vez.
-¡¿QUÉ HICISTE DEIDARA?!-gritó sin poder contenerse, la furia que sentía la invadió por completo, ella alzó sus manos y las colocó sobre sus escuálidos hombros para después zarandearlo con todas sus fuerzas.
-Y-yo…lo siento tanto Mamá-susurro Deidara apartando la mirada, no podía ver a su madre ahora, no podía ver esos ojos que lo observaban con tanto dolor…-Fui un estúpido-dijo rompiendo en sollozos una vez más.
Kushina de inmediato soltó los hombros de su hijo y lo envolvió entre sus brazos para después abrazarlo con todas sus fuerzas. Deidara enterró su rostro en su hombro y comenzó a llorar aún más fuerte.
-Shh…-susurro Kushina intentando contener sus propias lágrimas. –Todo va a estar bien…
-No va a estar bien Mamá. Estoy embarazado y y-yo necesito abortar, por favor necesito el dinero, por favor, por favor Mamá…-rogó el rubio sin apartarse de su madre, él había sido tan estúpido y estaba siendo tan egoísta.
Kushina suspiró temblorosamente ante sus palabras, ella no podía hacer eso, no podía vivir sabiendo que su hijo había hecho algo así.
-Y-yo no puedo hijo, no puedo hacerlo…
Deidara se apartó para mirar a su madre, sus ojos estaban llenos de desesperación.
-P-pero Mamá…yo estoy completamente solo-susurro, él no tenía fuerzas para hablar en voz alta. -No soy tan fuerte como tú, no puedo hacer esto solo
Kushina se limpió las lágrimas y cerró los ojos unos segundos, una idea rondaba su cabeza. Una idea extremadamente egoísta.
-Escucha hijo-dijo colocando una mano sobre su barbilla para que este la mirara a los ojos. -No puedes abortarlo. Ese niño será mi hijo, tú hermano, yo lo criare, yo cuidare de él y nadie tiene porque saber jamás que tú lo diste a luz…
-N-no puedo hacerlo Mamá, t-tengo tanto miedo-confesó el rubio aferrándose a su madre. Estaba tan asustado.
-Por favor hijo, te prometo que vas a estar bien y y-yo estaré ahí para ti siempre. N-no puedes deshacerte de él, te arrepentirás…-contestó Kushina intentando convencerlo.
Deidara la observo a los ojos durante unos minutos, él sabía que estaba siendo egoísta, sabía que su hijo no tenía la culpa y que merecía nacer, merecía una oportunidad para vivir…
El rubio de ojos azules respiro hondo y finalmente acepto la opción que le daba su madre.
-Está bien Mamá, será mi hermano. –Kushina suspiro de alivio ante sus palabras. –Pero me tienes que prometer q-que-. Deidara se detuvo y colocó una mano sobre su vientre, aún no sentía nada, pero sabía que su hijo estaba allí, creciendo sin su permiso. –Q-qué mi hijo nunca, nunca sabrá la verdad. Nunca debe saber que yo soy su verdadero padre, que yo lo traje a este mundo ¿Me lo prometes?
Kushina bajó la mirada pensativa, si eso era lo que su hijo quería y si eso tenía que hacer para salvar la vida de su nieto…lo haría, se lo prometería.
-Lo prometo-pronuncio sentenciando así la mentira en la que su nieto crecería.
Seis meses después nació un niño rubio de ojos azules al que bautizaron como Naruto, Uzumaki Naruto.
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