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INTERNADO DE DONCELES por yesnightles

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Notas del capitulo:

Hola! ya lo sé que no tengo perdon de nadie por dejar tan abandonado este Fic pero han sido unos meses muy pesados y creenme que no he tenido tiempo para sentarme a escribir como quisiera. 

este capitulo ha sido escritos por partes,en papeles de libretas cuando estaba en clases, en el celular cuando viajo en el bus y en la tablet cuando tengo horas libre en la Uni, asi que ya ven todo el esfuerzo que he hecho :(

en fin, sali de vacacioness!! ahora si actualizare mas seguido ya que tengo dos meses de vacaciones ¡ni yo me lo creo!! xDD 

Disfruten y dejense llevar...

Capitulo

Lian se incorporo de los brazos de Lim que lo acogían suavemente, como si sostuviera al tesoro mas preciado del mundo…y lo era al menos para su mundo.

-Lian, cariño…nos tenias tan preocupados… - susurro su padre mientras lo observaba erguirse en su lecho. Sin embargo para Lian conforme los recuerdos regresaban a él, deseaba con todas su fuerzas volver a la inconsciencia, donde no había preocupación, traiciones…ni dolor.

 

-Necesito hablar con padre – fue lo único que dijo. La dulzura que lo caracterizaba fue expulsada de su ser. Había llegado el momento de enfrentar sus problemas. Debía de dejar el miedo por el bien de él y el de su niño. Debía de ser fuerte por ambos.

-Cariño…tu padre está  atendiendo a una persona…pero regresara enseguida… 

No fue necesario esperar. Forest ingresaba a la habitación presuroso por saber el estado de su hijo, mas grande fue su sorpresa cuando lo vio parado frente a él con una expresión nada acorde con su niño. Lucia tan demacrado…

-Padre tengo algo que contarte… - comenzó – creo que…creo que estoy esperando un niño…

Forest escucho mas no comprendió… ¿su niño había dicho “esperando un niño”? es decir…que estaba ¿embarazado? Miró a su esposo en busca de ayuda mas no la encontró ya que Lim escondía su rostro entre sus manos. Estaba sollozando.

-¿Qué…? ¿Qué estás diciendo Lian?... – susurro sorprendido -  creo que no he podido escucharte bien, mi niño…

- No padre. Me oíste muy bien. Estoy embarazado.

Esta vez Forest lo oyó muy bien y lo comprendió. Su hijo estaba embarazado. Su niño de 14 años había dicho esa palabra…lo había pronunciado…era cierto.

-¡MALDITA SEA, LIAN! ¡Como puedes ser tan descarado de decirme sobre tu estado tan tranquilo! ¿Acaso no tienes vergüenza? – gritó. Su cara se contraía de furia a medida que los segundos pasaban.

-La tengo padre. Pero debo de decírtelo.

Y entonces todo encajo en la mente de Forest…aquel muchacho en su puerta buscando a Lian…no era una casualidad ¿verdad? Salió furioso del dormitorio hacia su sala donde un nervioso Daniel lo esperaba. El hombre no dijo nada solo lo arrastro rudamente del brazo obligándolo a ir con él.

-¿es él? – pregunto una vez dentro - ¡responde! ¿¡Es este el desgraciado por quien estas así!?

Lian quedo sin palabras al ver a Daniel en su cabaña… ¿estaba alucinando? ¿Era Daniel el que tenía en frente?...y la pregunta mas importante ¿Qué hacía ahí?

-si… - susurro bajito – es el padre de mi hijo.

Daniel miraba a ambos atónito. Lian había dicho que ¿él era el padre de su hijo?...entonces Lian… ¿estaba embarazado? Tuvo que sostenerse de Forest porque un mareo repentino lo atacó…

-Lian… ¿Qué estás diciendo? – Le pregunto - ¿estás esperando un hijo…mío?

-sí, lo estoy – contesto fríamente – se que dije que aun era infértil…pero descubrí que no lo soy.

Para el marino fue un baldazo de agua fría caer sobre él. ¿Qué iba a hacer ahora? Lo primero seria arreglar el asunto con los padres de Lian.

-Disculpen…yo quisiera decirles que…– intento comenzar pero era demasiado difícil con Forest queriendo asesinarlo y Lim con el rostro bañado en lagrimas – para mí también es una sorpresa lo que acabo de escuchar…nunca me imagine como papa…pero ahora creo que lo soy. Solo quiero decirles que amo demasiado a su hijo y estoy dispuesto estar con él y ver crecer a nuestro hijo…

-No lo harás – interrumpió fríamente Lian – he dicho que eres el padre de mi hijo…mas no mi pareja.

Daniel lo miro asombrado por la declaración. Ahora oficialmente no entendía nada.

-Lian ¿Qué es lo que estás diciendo?...tu y yo estábamos juntos… - susurro.

-Ya no más. No quiero saber nada de ti. Desaparece de mi vida. Mi hijo crecerá con la idea de que su padre a muerto.

Sus padres lo miraron asombrados por la respuesta de su hijo.

-Forest,  cariño, es mejor dejarlos a solas. Sé que estas furioso pero no resolverás nada en ese estado. Dejemos a los chicos conversar…deja que ahora tu hijo arregle sus problemas – interrumpió Lim.

Forest a regañadientes acepto la propuesta solo por el hecho de querer consolar más a su esposo.

-¿estás hablando en serio? – pregunto Daniel una vez solos con el Doncel.

Lian intentaba por todos los medios pasar el nudo que tenía en su garganta. Quería llorar, gritar, abandonarse al dolor…pero no podía hacerlo mientras alguien lo necesitaba.

-Lo estoy. Y ¿quieres saber el porqué Daniel?

-dímelo porque no entiendo nada.

- Yari llego hace un momento…y me conto lo que paso entre ustedes.

Un silencio perturbador se formo en la habitación. Lian albergaba una pequeña esperanza en su corazón…alguna señal de él que indicara la mentira de Yari…pero esa señal nunca llego. Hizo su presencia el silencio que a medida que el tiempo transcurría se volvía cada vez más tormentoso para ambos.

-Yo…yo te amo, Lian… - fue lo único que dijo observándolo de frente.

- Si me amas…porque me ocasionas todo este dolor – sollozo por fin al darse cuenta que Daniel no daba explicación alguna – Yo te entregue mi corazón…era completamente tuyo…yo era tuyo, Daniel. Me iba a ir contigo, había decido dejar a mis padres por ti, pensando que recibía el mismo amor que yo entregue…pero cuan equivocado estaba. Me siento tan estúpido por amarte, por entregarte tanto amor, un amor que no sabes ni supiste valorar, un amor que que has desechado como si se tratara de objeto manchado.

- No…Lian por favor escúchame, por favor… - gimió intentando acercársele para tomarle la mano, sin embargo fue completamente apartado – No sé que es lo q habrá dicho Yari, pero solo te pido que me escuches…por favor – rogo.

-No necesito escucharte…tu silencio hablo por ti. No necesito que me des excusas, solo quiero la verdad. Lo amas a él ¿verdad? – Pregunto reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban – ¿es él mejor que yo? ¿¡Que es lo que tiene él que te gusto tanto!? – gritó, abandonándose de nuevo al dolor.

Le era imposible no preguntar aquello, aunque formularse esas preguntas lo calcinaban por dentro.

-Nadie es mejor que tu…yo te amo Lian ¿no lo entiendes? Te amo a ti y a nuestro hijo que llevas en tu vientre… - susurro acercándosele de nuevo, mas no pudo hacerlo ya que se vio interrumpido:

-Eso no fue lo que me dijiste aquella noche, Daniel… ¿no lo recuerdas? – Yari había estado escuchando la conversación que se daba en aquel momento – te basto una mirada mía para que quedes hipnotizado por mí.

 

Daniel oyó aquello y su mundo se desmorono. No podía creer que aquella persona este en la misma habitación que el…haciéndole tanto daño.

-Lo acepto. Como tu bien dijiste…fue una atracción lo que sentí hacia ti…más no amor. No me he enamorado de ti. No te amo Yari, lo amo a él – miro en dirección al doncel – y nunca podrás cambiar lo que siento hacia él.

-No te mientas a ti mismo – respondió tranquilo – sabes tú muy bien que no es cierto. Pero si quieres pensarlo así, pues no hare mas nada. Guardare mi amor que sentía hacia a ti. Solo diré esto último – se dirigió a su amigo – No te fíes de él. Es un lobo vestido de oveja. No te dejes engañar…

-¡Maldito! – Chilló Lian – ¡¿aun tienes el descaro de decirme esto cuando eres tú el que me ha engañado?! ¡LARGATE DE MI VIDA! lo último que deseo en este momento es seguir viéndote. ¡LARGATE!

Yari, con los ojos muy abiertos, lo miro asombrado. No dijo mas nada y con la petulancia que lo caracterizaba, salió airoso de la cabaña, contento quizá por haber destruido la vida de dos personas pero sin duda la suya también estaba acabada.

- El siguiente en salir de mi cabaña y de mi vida, eres tu –escucho decir Daniel cuando ya no había rastros de Yari.

-¿estás siendo completamente sincero contigo mismo, Lian? ¿Ya no me amas?

Lian suspiro sentándose en su lecho. Había llegado el momento de tener una conversación seria. Una conversación que decidiría su futuro y el de su hijo y lo haría completamente tranquilo. Lo peor ya había pasado.

-Quizá creo que hemos iniciado todo al revés. Debimos conocernos primero y luego decir "te amo"...pero primero dijimos "te amo" antes de incluso saber mas que el nombre del otro. Ahora estamos pagando nuestra equivocación porque Daniel...creo queyo no te amo. He estado herrado todo este tiempo, engañándome a mi mismo creyendo que amaba a alguien que había creado en mi mente, cuando la realidad es completamente distinta. Perdóname pero es lo que siento. Eres el padre de mi hijo, nunca lo negare sin embargo ya no eres nada mío.

Daniel guardo silencio por unos cuantos minutos. Entonces toda la relación que habían llevado ¿era una mentira? ¿Iba a terminar así? ¿De la peor manera?

- Es cierto lo que dices....creo que yo también he estado equivocado.

Si bien no era cierto lo que Daniel decía, el orgullo quizá fue mas fuerte que el. Deseaba también hacerle daño, hacerle sufrir tanto como él lo hacía.  Y eso sin duda, no era amor.

Quizá en su mente, en su corazón el lo sentía así pero lo que era cierto es que tenía un concepto tan herrado de ello.

- Esta bien. Entonces creo que lo más saludable para ambos es separarnos. No te preocupes diré a mi hijo que tuvo un padre alguna vez y que lo amó demasiado, sin embargo el ya no está en este mundo.

- No puedes hacer eso.... ¡es completamente egoísta! -Gritó- no puedes negarme el querer ver a mi hijo porque si no recuerdas, yo también soy su padre y exijo verlo crecer.

-¡no lo harás! - chillo - perdiste ese derecho cuando me traicionaste con mi mejor amigo. No quiero que mi hijo crezca con el ejemplo de un traidor.

-soy su padre - fue lo único que dijo, observándolo cada vez mas serio.

Lian no sabía que decir ni que hacer. Si bien Daniel tenia razón había una rabia que lo invadía. Quería el también hacerle todo el daño posible a él y eso era el no dejar que conozca a su hijo.

- No lo hare. No dejare que lo conozcas.

Dicho esto salió huyendo de su habitación, de su casa...lejos de Daniel.

 

Sus padres gritaban llamándolo sin embargo el no oía. Correría lo más lejos de él. No permitiría que el continúe en su vida. Quería borrarlo, hacer como si nada hubiera pasado. Quería borrar el dolor que le ocasionaba....mas no podía hacerlo, no cuando tenía una parte de él creciendo dentro suyo.

 

Daniel vio lo veloz que Lian huía de él. Instintivamente corrió atrás de el pisándole los talones. La verdad no sabía por que lo hacía si lo único que el quería, se decía, era dejarlo ir.

Sus pies corrían solo con el objetivo de llega hasta el. Atravesó matorrales que le rasguñaban, ramas de árboles que lo golpeaban al pasar, piedras que pisaba y lo hacían aullar de dolor, sin embargo nunca se detuvo.

No se dio cuenta cuando el agua cristalina del mar le llegaba a los tobillos y asombrado veía como Lian que estaba en peores condiciones que él, empujaba un pequeño bote, se introducía en él y remaba hacia el horizonte...alejándose de tierra firme.

El marino desesperado giro su cabeza en busca también de un bote...hasta que lo vio.

No lo pensó dos veces y cuando pudo darse cuenta ya estaba dentro de este, remando en la misma dirección que su doncel.

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-Llévame contigo Ralá – sollozo Véra en los brazos de Ralá – te juro que no causare problemas, ni intentare engañarte con otro marino…pero llévame. Quiero estar a tu lado.

-¿Engañarme? – Pregunto irónico – ¿es que acaso ya planeabas engañarme con alguien?

-Sabes que es una broma.

-Lo sé, pajarito – susurro besando su frente. Estaban acurrucados bajo el gran árbol que había sido testigo de su amor desde el comienzo – pero ¿estás completamente seguro?

-¡Lo estoy! – Grito – quiero irme de este apestoso internado. Ahora que Liam ya no está a mi lado…no tengo razón para permanecer más tiempo aquí.

- Debo advertirte que una vez en altamar no sabremos cuando volveremos a tocar tierra firme – Véra sintió prestándole toda la atención del mundo – y si es que se acaban las provisiones, tu dieta consistiría en comer pescado tres veces al día…y que tendría que soportar los mareos y el vomito hasta que te acostumbres a vivir en una carabela.

Si bien Véra asintió emocionado a todas esas advertencias, Ralá le había mencionado las de menos importancia. Tenía miedo de llevarlo a su lado por los verdaderos peligros que se sufría. Por ejemplo el que piratas ataquen las embarcaciones o incluso perderse en altamar y nunca más poder encontrar la ruta de regreso. Eran unas de los tantos problemas que se presentaban.

- ¿Y no extrañaras a tu amigo?

-Lo hare. Demasiado. Pero creo que moriría si me quedo un segundo mas aquí – susurro el doncel entrelazando su pequeña mano con Ralá.

Ralá estrujaba su cerebro en analizar el pro y los contras de llevarse a un doncel. Estaba por un lado las autoridades del internado y por el otro la felicidad de Véra y la de él.

-No iremos juntos – dijo por fin de un prolongado silencio. La felicidad de ambos le ganaba a todos los contras – pero debo pedirte algo.

Véra al escuchar que se iba junto a él, lanzo un grito de júbilo y se apresuro a abrazarlo cariñosamente.

- Pídeme lo que quieras.

-¿te unirías a mi hasta que la muerte nos aparte? – pregunto fijando la vista en el bello doncel.

-¿Me estas pidiendo la unión eterna? – susurro.

-Así es.

-Desde que te vi, supe que eras para mí. Y no me equivoque – sonrió Véra con lagrimas en los ojos - ¡Si Ralá! Me uniré a ti de por vida.

Dicho esto ambos sellaron su honor juntando sus labios, arrullados bajo el frescor del gran árbol que los acogía y los apartaba de miradas escandalosas.

 

-Temo que debemos esperar hasta zarpar. Por alguna razón el Capitán ha retrasado nuestro regreso a altamar por la desaparición de Daniel. Creo que aun tiene la esperanza de volverlo a encontrar o de que regrese.

-¿le has dicho la verdad? – cuestiono Véra preocupado.

-Lo he hecho. He dicho que mantenía una relación con un estudiante y que decidieron marcharse juntos. Incluso mentí, diciendo que me dijo que lo despida de él y que le deseaba todo lo bueno.

-Eso es  una parte de la verdad – recriminó – pero al menos debe de calmar un poco su angustia.

-¡Pero eso fue lo que comunicaron los padres de Lian cuando fui a preguntar por Daniel! – Indicó – dijeron que habían huido ambos y que cuando salieron a buscarlos no había rastros de ellos.

-Ya lo sé, Ralá – susurró acongojado – solo espero que donde estén los dos, las diosas los protejan.

 

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Las aguas del mar mecían con calma el precario bote donde se hallaba. No sabía donde se dirigía, solo pedía  seguir con vida. El sol abrasador del mediodía quemaba su rostro. Se había hecho una alarga trenza en el pelo con el fin de aplacar el calor que lo mataba, sin embargo esto no había ayudado en nada. Había pensado en zambullirse en el mar para refrescarse pero no sabía cuan hondo estaba y temía el morir ahogado. Solo podía divisar a unos cuantos peces nadando alrededor de él inmunes a su dolor. Y a Daniel por supuesto.

El marino se hallaba a unos cuantos kilómetros detrás de él siguiéndole los pasos. Pero por alguna razón Lian muy a su pesar se sentía protegido por ello. Había rabiado y maldecido cuando lo vio siguiéndolo pero muy a su pesar se sentía seguro con el atrás de él. Estaba seguro que él no le dejaría morir en altamar. Y es por esta razón que se permitía descansar cuando su cuerpo ya no daba para más, sin temor a que el pequeño bote se voltee.

Habían pasado dos días desde que dejo a sus padres. Dos días en que su único refugio era aquel bote. Dos días en que no había probado alimentos y dos días en que soñaba llegar a tierra firme.

Se irguió del fondo de la canoa donde había estado descansando, para ver si Daniel seguía atrás suyo. Y ahí estaba. Inmune ante tanto calor abrasador y al cansancio. Su bote se mecía con forme pequeñas olas rompían en su base pero el siempre inmune a todo ello, mantenía la vista fija en Lian.

Lian suspiro sentándose en el piso de la barca. Para aplacar la quemazón del sol decidió despojarse de la parte superior de sus ropas y utilizarlos como sombra sobre su cabeza. Esto lo dejo desnudo del torso y pudo observar como una ligerísima curva se formaba ya en su estomago. A pesar de todos los problemas en que se hallaba, el niño dentro suyo seguía creciendo exento de todo.

Daniel sabia que muy pronto vería tierra firme. Lo indicaban las pequeñas olas que rompían en su base. Agudizo la vista durante mucho tiempo para finalmente lograr verlo. Hacia el norte se podía observar una porción de tierra, oculta por grandes palmeras de cocos y distinta vegetación. El agua que bañaba sus costas era de un azul clarísimo conforme se iban acercando y la arena que les daba la bienvenida era de un color claro, casi blanco. Sin duda estaban muy lejos de casa, ese tipo de color de la arena solo estaban en lugares vírgenes. Lugares que nadie había osado pisar ya que una vez pisado cambiaban automáticamente a un color pardo.

Paso un par de horas hasta que la isla pudo contemplarse en todo su esplendor. Lian logro verlo y no pudo ocultar una radiante sonrisa de alegría. Estaban a salvo.

Daniel se adelanto con el fin de desembarcar primero pero fue Lian el que lo hizo. El doncel se apresuró en vestirse e incluso antes de llegar completamente a la orilla, se zambullo en el mar celeste, totalmente aliviado.  Se refresco unos minutos y salió del mar para dirigirse a la isla, ante la atenta mirada del marino.

-Es hermoso – fue lo primero que susurro para el mismo Daniel ante la imponente vista del arrecife. Sin embargo la tarde se aproximaba y el viento despeinaba sus cabellos rudamente. Necesitaba un lugar donde pasar la noche o morirían congelados.

Lian por su parte, omitiendo altamente la presencia del marino, se dirigió a coger una mano de plátanos que pendían de uno de los muchos plataneros que se encontraban en la orilla. Fue difícil obtenerlo por la altura en donde se hallaba pero al final lo consiguió. Muy satisfecho de sí mismo, se dispuso a comerlos sentado en la orilla tranquilamente.

Daniel lo observaba  incrédulo. ¿Cómo podía lucir tan despreocupado cuando estaban en una isla desconocida? Solo se limito a negar con la cabeza y se dispuso a fabricar un lugar para resguardarse del frio que se acercaba.

Lian escuchaba los movimientos de Daniel, mas no se atrevía a voltear ya que estaba de espaldas a él. No habían cruzado palabra alguna, simplemente se ignoraban completamente. Si bien la huida de su hogar era para no mantener ningún contacto con el marino, Lian no se atrevería a decirlo pero muy en el fondo se sentía aliviado de tener al marino ahí. Mas que nada para asegurar su supervivencia. Si hubiera huido como lo tenía planeado, lamentablemente hubiera muerto.

Terminó todos los plátanos que había recolectado y se sintió culpable por no haber sobrado ni uno solo para el padre de su hijo. Pero se lo merecía – se dijo.

El marino trabajo arduamente en construir un pequeño refugio en la orilla. La noche hacia acto de presencia y no se atrevió a explorar la isla mas adentro. Ya lo haría en la mañana, después de todo el tiempo era lo que iba a sobrar mas adelante.

Había amarrado dos hojas enormes de plátano con el fin de que sirva de un techo provisional. Con el propósito de no dormir en la arena, formó una especie de colchón con muchas hojas suaves que halló. El resultado no fue de todo satisfactorio para él, pero al menos Lian tendría un lugar donde recostarse.

-¿Lian? – susurro acercándose hacia él – no te quedes ahí. Podrías enfermarte.

El doncel se volteó ligeramente y dándole una mirada fría nada acorde al pasado, se levanto del lugar donde había pasado sentado horas mirando al horizonte.

-No voy a dormir a tu lado – dijo tajantemente cuando Daniel le señalo el pequeño refugio – por si no lo recuerdas, nosotros no somos nada.

-No lo he olvidado. Solo quiero que no pases frió porque si lo haces el niño podría sufrir – Lían al escuchar aquello, toco instintivamente su ligera curva, protegiéndolo y murmurando un tímido “gracias”.

-y-yo…yo dormiré fuera – indicó tímido – pero no me puedo apartar porque no sabemos lo que habita aquí y podrían atacarnos.

El doncel solo asintió y se apresuró a cobijarse en el colchón de hojas. Inesperadamente le pareció demasiado suave y acogedor y no se demoró mucho en rendirse al sueño.

Daniel se limito a recostarse a un lado de él, lo suficiente lejos para no incomodarlo. Lo observaba dormir y se sorprendió el mismo cuando se dijo que era la primera vez viéndolo. El doncel se había acurrucado de manera fetal con sus largos cabellos enmarcándole el rostro. Sin duda era hermoso a la luz de la luna…

No sabía lo que deparaba ahora su futuro, ni si llegarían a la semana con vida, lo único con que estaba seguro era que lucharía contra cualquier problema que se presente con el fin de ver nacer a su hijo. Ahora su única esperanza era el niño que crecía dentro de Lían. Ahora era a él quien brindaría todo el amor que había rechazado el doncel.

La noche los cubría con su manto negro a ambos, arrullándoles en sus sueños.

Notas finales:

-union eterna = vivir juntos, matrimonio, etc

gracias por leer y ya lo saben su comentario me hace muy feliz y me animan a seguir escribiendo!! 

tambien aprovecho para decirles que pasen a leer mi otra historia que escribi casi por necesidad...

hasta luego y disfruten el dia. <3


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