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INTERNADO DE DONCELES por yesnightles

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Notas del capitulo:

Hola n_n

Aqui estoy con tro capitulo donde conocemos a Véra

>.<  otro personaje principal xD

Hay lemon yayy! 

este capitulo es un poco mas largo de los anteriores niñas >.<

CAPITULO IV

En la fortaleza del lado derecho del Castillo Principal   la vida era muy similar a los de os donceles puros.

La única diferencia visible es que a los Donceles que habitaban en ella le faltaban las orejas felinas.

 

- No te voy a contar esa experiencia mía. No insista por favor – Decía Vera un Doncel de unos 15 años a uno de 14 años. – Además para que quieres que te explique el cual es la mejor posición para una penetración si tú ya las has hecho todas. – esto último lo dijo en un tono de burla.

El joven Doncel con quien estaba charlando enrojeció a mas no poder y solo atino a ocultar su rostro.

Véra era considerado el Doncel mas promiscuo del Internado, pues había ingresado a la Fortaleza cuando solo poseía 13 años. Esta situación puso en alerta a todos los Donceles ya que ellos solo estaban a un par de años por acabar el Internado y no era muy vergonzoso por así decirlo.

 Pero como siempre el “reinado” no dura mucho y es así que luego de estar el primer año en ese lado de la ciudadela, llego un Doncel de 12 años a ella. Todos se sorprendieron por aquella nueva situación pero al conocer un poco mas al bello Doncel descubrieron que había sido engañado por su pareja.

- ¿En serio se atrevió a decir eso? – Preguntaba un Doncel joven que estaba más cerca del nuevo “impuro”- pero no te diste cuenta de que ese hombre te estaba utilizando para saciar sus ansias – termino indignado.

- Y-yo no lo sabía – lloriqueaba el lindo Doncel – El me decía que me amaba y que si yo lo amaba de igual manera debía de demostrárselo. Pero me equivoque, el solo amaba mi cuerpo.

Todos los que estaban situados a sus alrededores lanzaron un grito de indignación, otros de enfado y uno que otro soltaba un sollozo por recordar hechos pasados.

- Ya basta ¿no? Todos están afligidos por algo que el consintió – Ese era Vera que se mantenía escuchando al margen de todo ese círculo y hastiado  no pudo evitar interrumpir – Oye – miro al Doncel – mírame a los ojos y dime que una vez que empezó no hiciste nada por detenerlo – Todos en la sala estaban mudos escuchándolo.

- No, no hice nada – Mascullo el Doncel.

- Ya ven – se dirigió al círculo – Todos estamos aquí por abrirnos de piernas ante un hombre y no es importante si  diste tu virginidad por amor o te engañaron. La conclusión simplemente es esa: estas aquí porque te gusto tanto que te la  metieran  que no hiciste nada para detenerlo – Finalizo con estas palabras y se alejo presuroso del circulo de Donceles.

Así es como se dio a conocer el promiscuo Véra.

 

- Vamos Niel, todos aquí saben de que a pesar de tu corta edad eres muy activo sexualmente – dijo esto guiñándole un ojo al Doncel que tenia al lado avergonzado a mas no poder – No te hagas el inocente conmigo .

-¡¿Cómo lo sabes?! – Pregunto indignado Niel – Espera, yo…no quise decir eso – corrigió inmediatamente su error – Además solo es curiosidad y se me ocurrió preguntarle al experto – bramo Niel devolviéndole el tono burlón.

- Haces bien entonces en preguntarme pequeño Niel – contesto divertido Verán. De hecho le encantaba que le dijeran esos cumplidos – Haber te lo diré – se enderezo y miro a los rasgados ojos marrones de Niel -  La mejor pose es la de tu abajo recostado abierto de piernas, claro está que tú debes sujetar tus piernas para darle una mayor entrada al hombre y no debes olvidar de relajarte porque así tu esfínter se relajara y tendrás un gran hoyo en donde el hombre que escogiste podrá metértela hasta que gimas pidiendo por mas – Finalizo con una sonrisa burlona – ¿Entendiste pequeño Niel? O ¿quieres que te explique otra pose? – pregunto inocentemente.

- ¡NO! Gracias por  explicarme Verán pero creo que fuiste un poco explicito – contesto Niel – Este…tengo clases así que te veo después…si…Adiós y gracias.

Y así fue como Niel corrió huyendo lo más rápido que le dejó el dolor en su zona baja ya que había atravesado El Paso de la Oscuridad, que era un vínculo que conectaba subterráneamente el Internado con la ciudad y por lógica había tenido sexo.

Sin duda para Verán esto era  muy gracioso ya que hacía de las suyas con cada pequeño que se le acercaba a pedirle “concejos”.

 

El doncel continúo permaneciendo sentado calmadamente al lado de aquel gran árbol que lo cubría alejándolo de los rayos solares que tanto le disgustaban.

Véra recordó. Recordó aquellas manos que lo tocaban por primera vez en su vida, que lo llevaba al éxtasis que nunca había experimentado en su corta vida. Sin duda no quería que aquella sensación terminara nunca. Se sentía bello, se sentía protegido, se sentía amado por primera vez en mucho tiempo. Aunque solo lo haya sentido por un breve momento.

 

 

Aquella noche era calmada, se podía escuchar el calmo sonido del mar rompiendo sus olas en la orilla, se oía uno que otro cantar de un grillo solitario. La luna alumbraba en todo su esplendor aquella noche.

Véra acostado en en su lecho era incapaz de concebir el sueño. Decidió levantarse de aquella tormentosa cama que lo apresaba y se acerco a su ventanal tratando de hacer el mínimo ruido posible para no despertar a su compañero de habitación.

A Véra  le encantaban las noches de luna llena, le encantaba ver la noche tan clara como si fuera de día. Alzo la vista a los cielos y conto uno por uno las nubes que se divisaban en ella. Podía apreciar una que otra estrella distanciadas de otras.

Quería sentir la brisa del mar  en su rostro, quería sentirse libre. Libre de aquellas paredes que lo enjaulaban desde los 6 años. Quería escapar de todas aquellas reglas que tanto odiaba aunque nadie de su entorno lo notara. Nadie, ni sus amigos, ni sus padres. Estaba solo.

 Por primera vez, quería jugar libremente al viento, sin maestros que lo prohíban.

Necesitaba creer que aun estaba vivo.

Así Véra en un arrebato de locura abrió sus ventanas y decidido las atravesó hacia la libertad. Era afortunado por el hecho de que su dormitorio se situaba en el primer nivel.

Por fin se sentía vivo. Podía correr en los campos verdes sin miradas que lo cohíban.

Véra saltaba alegremente mientras atravesaba el patio del Internado con una gran sonrisa en su bello rostro. Reía sinceramente por primera vez en muchos años. La brisa nocturna le despeinaba los largos cabellos pero él inmune a este detalle seguía sintiéndose feliz. Felicidad que se le había sido arrebatada desde aquel internamiento.

Véra una vez agotado de haber corrido alegremente por todos los lugares que le eran prohibidos, decidió sentarse a tomar un poco de aire.

Decidió tomar reposo a los pies de su gran árbol preferido. Así en calma decidió esperar el alba y luego regresar a sus cobijas pero Véra no sabía que aquella noche era la última que paso en aquella habitación.

Yacía él acostado, cuando repentinamente recordó haber escuchado de sus amigos acerca de un pasadillo escondido. Recordó el nombre del Paso de la Oscuridad.

Su espíritu aventurero lo obligaban a descubrir aquel paso. Tenía que hacerlo, era la única oportunidad que tenia.

<<Tengo que ir. Necesito saber acerca de ellos. Necesito salir de esta cárcel >> - pensó.

Así un poco temeroso y dubitativo, se dirigió hacia aquel paso prohibido. Como es natural en algo prohibido y secreto, lo encontró fácilmente. Estaba ubicado a a los pies de un gran muro. Estaba oculto con unas grandes ramas que lo disimulaban muy bien. Véra los removió con unas manos nerviosas y pudo verlo al fin. Vio aquel túnel subterráneo el cual tenia que pasar de rodillas. Cabe señalar que era un poco tormentoso atravesarlo por el hecho de tener varios metros de largo y estar bañado de una oscuridad antinatural.

- Ya estoy aquí. Necesito saber que hay al fin de este túnel. Necesito saberlo – pensó tajantemente y tomando una bocanada de aire se dispuso a ingresar.

El túnel hacia merito a su nombre. Era una penumbra absoluta aquel paso.

Véra continuaba arrastrándose hacia su supuesta libertad, arduamente, hasta que por fin diviso aquella pequeña salida que era bañada en una pequeña claridad.

ÉL ansioso se apresuro a llegar topándose con la vista de un campo desolado.

- ¿Qué es esto? Pensé que este túnel me llevaba directo a la ciudad de Markan – pensó irritado – Esto es un campo desolado. Voy a tener que caminar hasta poder llegar a la ciudad y eso me tomara toda la maldita noche – termino dando una fuerte patada en el suelo de tierra, enojado.

Mas desilusionado que nunca, decidió caminar hasta la ciudad pero el destino escrito por las diosas era otro.

-Hola. Has huido del Internado ¿verdad? – Véra sintió aquella voz helarle la sangre – Valla, veo que estoy en lo cierto. Eres  un lindo doncel.

-¡ALEJESE DE MI! – grito al verse acorralado por aquel hombre de cabellos castaños ligeramente mas alto que él – Déjeme por favor. Solo quiero llegar a la ciudad – Lloriqueo. Estaba seguro que si lo hacia aquel hombre se apiadaría de él y lo dejaría libre. Estaba equivocado.

-Pero si aun no te he tocado ni un solo cabello, bonito – contesto inocentemente alzando los brazos en señal de rendición – Solo quiero conversar contigo. La verdad es que siempre me he interesado saber la vida dentro del internado. – señalo alejándose del fugitivo.

-¿Está diciendo la verdad? – Pregunto dulcemente Véra - ¿Solo quiere conversar conmigo? ¿No quieres hacerme daño?  - agrego.

Véra confió muy rápidamente en aquel hombre. Ese fue su error.

-Claro cariño. Solo quiero que nos conozcamos ya que nunca me he topado con un Doncel joven – agrego abriendo bien sus grandes ojos negros fijándolos en los de Véra. – Tienes unos hermosos ojos. ¿Te lo han mencionado? – pregunto con una sonrisa.

-Nunca. Nadie me lo ha dicho – Véra se sentía bien al escuchar aquel reconocimiento – Eres el primero que los nota. ¿Cómo te llamas? - pregunto.

- Me llamo Rodas y no creo que nadie note tu hermosura. Eres sorprendente. Tienes una belleza que si quisieras, podrías tener el mundo a tus pies.

Véra se sonrojo notablemente ante aquellas palabras. Se sentía tan bien que alguien le diga esas cosas tan tiernas.

-Yo me llamo Véra – dijo rápidamente.- ¿Podemos sentarnos un momento? Estoy cansado por atravesar aquel paso – dijo con un puchero.

- Por supuesto. Me encantaría pasar el resto de mi noche contigo – dijo apresurándose a llevar a Véra a un lado del campo – Cuéntame ¿Por qué huiste?

El bello doncel se apresuro a contar todo el infierno que atravesaba estando en el internado. Sentía que al fin podía sentir que le importaba a alguien. Aunque haya conocido a esa persona hace unos momentos.

Pasaron mucho tiempo manteniendo una conversación agradable exceptuando el hecho de que cada oportunidad era aprovechada por Rodas para elogiarlo.

-¿Qué haces? – dijo Véra sonriendo ante el hecho de que Rodas se haya acercado un poco mas hacia el – No te acercas mucho a mi, por favor. Me pongo nervioso.

-¿Nervioso? – Pregunto con una sonrisa - Además me acerco porque tengo un poco de frió. Quiero entrar en calor – agrego acercándose mas al lado del doncel.

-Entonces yo puedo calentarte un poquito – contesto sonriendo pícaramente acercándose esta vez él mas a aquel joven.

-Eres grandioso Véra. Eres una persona muy bella – dijo abrazándolo suavemente y atrayéndolo hacia su pecho – Eres hermoso, sin duda fue un regalo de las diosas el haberme encontrado esta noche contigo – agrego.

-¿En serio? – contesto Véra lanzándo una mirada amorosa a su acompañante de esa noche – Entonces hazme sentir especial. Hazme sentir que soy bello porque yo creo que no. Hazme sentirme amado. Hazme el amor – dijo mirando fijamente aquellos luceros negros y uniendo suavemente sus manos con él.

- ¿Hablas en serio? – contesto asombrado Rodas. Nunca en su vida creyó que aquel bello ser le  insinuara hacer tal cosa – Pero tus orejas, mi bello acompañante, ¿No te dan temor el perderlas? – pregunto asombrado.

- No me interesa en este momento mis orejas – dijo rápidamente - Solo quiero que me tomes y me hagas sentir amado. Solo eso, Rodas. No necesito más. Ya no me interesa seguir manteniendo mis orejas. Solo quiero estar contigo – se apresuro a cobijarse en el pecho de Rodas.

-Entonces si tú lo consientes, voy a hacerte el Doncel mas amado del mundo. Voy a hacerte sentir especial – agrego abrazando fuertemente aquel delicado cuerpo – porque te amo, Véra.

-¿Me amas? Eso no es posible, Rodas. Me acabas de conocer. Te aseguro que si me conocieras bien, no dirías eso. Todos dicen que soy muy problemático. Nadie me dice que me ama, Rodas – contesto apretándose más en su pecho con una voz quebrada.

- Créeme que es posible, mi amado Véra. Ya es posible porque una persona lo está viviendo y ese soy yo, mi bello niño – se acerco delicadamente a aquellos labios sonrosados, besándolos dulcemente – Te amo Véra. Te lo repetiría mil veces hasta que lo creas cierto.

Véra recibió aquellos labios efusivamente. Los beso hasta saciarse de ellos. Sentía que era una sensación única lo que sintió en ese beso.

-Hazme  tuyo, Rodas – Jadeo Véra insaciado. Necesitaba  más de él.

Rodas no necesito que Véra repitiera aquellas palabras para continuar.

Recostó a Véra delicadamente en aquel terreno desigual, nada propicio para que dos personas se amen pero eso no importaba en ese momento. Al menos para los dos amantes.

Véra sintió aquel cuerpo recostarse encima suyo. Sintió miedo ante aquel acto pero los besos que recibía de parte de Rodas en sus labios, en su cuello, en su cuerpo, lo termino distrayendo.

-No te detengas, Rodas. No tengo miedo. Estoy seguro de lo que estoy haciendo. No me dejes, por favor  - se apresuro a decir, al notar a Rodas mirándolo temerosamente y notar que Véra estaba temblando.

Rodas se fijaba en aquellos ojos verdes, seguro de lo que estaba consintiendo. Así que prosiguió.

ÉL continúo besando su cuello arrancando tímidos jadeos de su amante. Siguió bajando, apartando las ropas de Véra y llegando hasta aquellos botones rosados. Los besaba con amor, delicadamente para no dañarlos.

Véra observa la luna que yacía justo encima de ellos, como amparando la decisión que había tomado.

Sentía los labios de aquel hombre recorrer su estomago plano que algún día albergarían  vida. Le producía cosquillas ese acto.

-No lo hagas. Me causa cosquillas Rodas – dijo conteniendo una risotada – Para, por favor.

Pero Rodas no se detuvo ante aquellas palabras, prosiguió chupando, mordiendo y besando sus tetillas, su estomago…pero de pronto cayó en cuenta de un problema.

-Véra…Puedes quedar embarazado ¿verdad? – pregunto parando de golpe y observando aquella persona que lucia ligeramente sonrosada y agitada en aquellas tierras.

-N-No te preocupes. Yo aun no alcanzo mi edad madura así que no puedo quedar embarazado, Rodas. Ante la naturaleza aun soy un niño – dijo en voz baja desviando su mirada – Así que no voy a quedar embarazado.

Rodas no necesito más explicaciones y continúo con su trabajo.

Véra sintió que Rodas continuaba bajando dejando rastros de besos en su cuerpo. Hasta que sintió deslizarse sus pantalones entre sus piernas y dejar su leve erección al aire.

- Continua Rodas, no tengo miedo. Hazme sentir que me deseas – jadeo al ver el titubeo de su acompañante.

Rodas lamio aquel pequeño miembro de una forma un tanto agresiva. La verdad era que ya estaba excitado y había olvidado que tenía entre sus manos a un niño de 13 años.

Chupo y absorbió aquella zona de Véra intentando sacar mas jadeos de aquel Doncel.

-Hmmm...Rodas sigue…Hmmm... Ahhh – Véra sentía la cumbre de los placeres carnales. Sentía una sensación única recorrerle el cuerpo. Su mano yacía en los cabellos cortos de Rodas, tironeándolos en respuesta ante tal sensación que lo embargaba.

La noche era testigo de aquellos jadeos que producía el amor de dos jóvenes que disfrutaban de hacer el amor a la luz de la luna.

Rodas alzo las caderas de su bello niño y prosiguió a dilatar su esfínter con la lengua no sin antes haber besado de nuevo aquellos labios hinchados y sonrosados.

-¿Te sientes bien, mi bello niño? ¿Quieres que me detenga? – pregunto alzando la mirada desde aquella zona de Véra.

-No, Rodas continua – jadeo – Se siente tan bien. Rodas ¿Me quieres? – agrego abriendo los ojos y alzándose ligeramente para mirarlo de frente.

Rodas termino de dilatar aquel virginal agujero y raptando por el cuerpo de Véra, una vez más, absorbió los labios de este.

-Te quiero, mi niño – dijo mientras separaba sus labios y miraba los luceros verdes de aquel niño situado entre sus brazos – ¿Estás preparado? ¿Quieres que me adentre en tu cuerpo?

Véra esperaba ese momento pero eso no justificaba el hecho de que estuviera muriendo de nervios por dentro. Le iba a decir adiós a sus orejas que tan preciada eran por ellos. Desde ese momento iba a cambiar su vida, ya no iba a ser el mismo. Todo cambiaria.

-S-si, Rodas, métemela. Estoy listo – dicho esto Véra prosiguió a recoger sus piernas con sus manos, dándole así la bienvenida a su cuerpo – No tengo miedo. Ya no soy un niño – dijo esto intentando convencerse a sí mismo.

Rodas se masturbo un poco antes de introducir su erecto miembro en Véra. Admiraba aquel cuerpo un poco tiznado de suciedad del terreno, retorcerse de nervios y lujuria. Sin duda era un Doncel atrevido – pensó - por el hecho de estar abierto de piernas ante un sujeto que había conocido hace unas horas, dispuesto a perder la señal de virginidad ante él.

-Prepárate – dijo en un tono gutural – Voy a meterla.

 

Véra se acostó completamente en la arenilla de aquel campo, abriendo completamente sus delicadas piernas. Solo se dedico a observar la luna que brillaba resplandeciente arriba de él.

Hasta ahora cada vez que la apreciaba no podía evitar recordar aquella noche.

-Rodas, no te apresures. Me haces daño – Véra no pudo distraer su mente en la noche pues sentía un dolor agudo en su zona baja que acaparaba su atención – Despacio, por favor – jadeo.

Rodas no oía nada de esas palabras. Estaba en éxtasis ante el hecho de que aquellas paredes virginales apresaran su miembro hinchado. Era una sensación única para él, el tener a aquel niño entre sus piernas.

-Hmmm.…ah, ah, ah detente…por favor – jadeaba un poco más audible pero dándose cuenta que aquel hombre no pararía por el hecho de que a él le hiciera daño – Rodas, ¿Me quieres? – pregunto desesperado.

Rodas no contesto palabra alguna y se dedico a empujar contra aquellas paredes en busca del tan ansiado fin. Empujaba cada vez más fuerte, olvidando el hecho de que tenía entre sus brazos a un niño virgen que yacía gritando ante tal dolor.

Véra sollozaba cubriéndose los ojos con sus manos. No lo quería. Todo era una mentira solo para tomar su cuerpo. Véra ya se había dado cuenta de su error.

-Ah…ah…ah – jadeaba Rodas a punto de culminar – Sigues siendo bello, aunque cubras tu rostro. Te pregunte si estabas listo, Véra. Ahora asume tu responsabilidad. Como me dijiste ya no eres un niño.

Rodas insertaba cada vez mas dentro de aquella apretada entrada, sintiendo desgarres ante su miembro erecto. Beso las tetillas de Véra agresivamente, buscando darle placer a su acompañante pero el cuerpo de Véra no reaccionaba. Quería besar sus labios pero este yacía oculto bajo sus manos junto con aquellos luceros verdes que tanto le gustaban.

<<Por favor, que termine para que me deje libre de su agarre y así pueda huir de él. Soy un tonto al pensar que alguien podría amarme. Soy un inútil. Por favor que termine…por favor…>> - pensaba rogando a las diosas, Véra.

-Ahhh…voy a correrme Ahhh...Ahhh – aviso Rodas llenando con su semilla el interior de aquel niño – Ahhh…Ahhh…Ahhh – eres grandioso Véra. Eres hermoso – jadeaba acostándose al lado del Doncel aun embargado por el orgasmo.

Véra no respondió y solo atino a bajar sus piernas. Se sentía sucio. Podía sentir el semen escurriendo entre sus piernas lo que le causaba una gran repulsión. Sentía morir por aquel dolor. Nunca pensó que era tan doloroso el haber tenido sexo.

Se alzo sentándose en el mismo lugar dispuesto a huir. No le importaba el daño causado solo quería huir y cobijarse bajo sus mantas de su lecho. Atino a arreglar sus ropas pues Rodas solo había bajado sus pantalones.

Rodas al notar la desesperación de Véra se incorporo también:

-¿Adónde vas? Pensé que te ibas a quedar para una segunda vez ¿Acaso no te gusto? – pregunto mirándolo arreglar su vestuario – Valla ya no tienes tus orejas. Han desaparecido – agrego alzando la vista hacia sus cabellos.

Véra inmediatamente paro su quehacer y subió las manos a su cabeza. Efectivamente sus orejas se habían desvanecido en señal de que ya no era puro. Véra reprimió el hecho de llorar y elegantemente se irguió dispuesto a irse, sin dirigir palabra alguna al hombre sentado al lado.

Así salió huyendo de aquel campo dejando a Rodas gritando tras de él. Ya no importaba nada para Véra, solo el hecho de volver a encontrar la entrada del Paso de la Oscuridad para regresar.

Lo encontró y se dispuso a atravesarlo pero grande fue su sorpresa al verse acorralado por profesores que yacían esperándolo a la salida. Su compañero de habitación había dado el aviso al ver que su amigo no estaba y pensando que había sido secuestrado aviso a tutor de habitación.

 

Había pasado 2 años desde aquella noche y Véra aun podía recordarlo como si lo viviera otra vez.

Sentado a los pies de aquel árbol de esa misma noche, Véra ahora era completamente diferente desde aquella vez. Ya no era mas  un niño.

Notas finales:

Disculpen si hay un error gramatical u ortografico u_u 

Dejame un reviews para ver si te gusto o ¿no? >.< es muy importante para mi n_n

Pd:Es la primera vez que escribo lemon en mi fucking vidad :$


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