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Fuego redentor (Kaisoo) por KaisooShipperXo

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Kyungsoo estaba empezando a cuestionarse la idea de que nadie hace nada por nada. Habían pasado tres semanas desde que había dejado elhospital y Jongin iba a verlo casi todos los días, o antes o después deltrabajo. A veces no se quedaba mucho tiempo, pero siempre lepreguntaba cómo estaba y si estaba respirando mejor. El médico le habíadicho que podría volver a trabajar en una semana, pero tendría que serun servicio limitado, o sea, nada de apagar incendios, lo que era una granalteración. Una parte de Kyungsoo esperaba con ansias la visita de Jongin. Sehabía convertido en algo más que una simple compañía y en más de unaocasión habían hablado de otras cosas además de los temas habitualesligados al trabajo. Habían descubierto una pasión compartida por lasmotocicletas, en ocasiones Jongin se presentaba en la casa de Kyungsoomontando la suya y cuando Kyungsoo se sintió mejor llevo a Jongin al garaje paramostrarle su dos ruedas.

 

Esa fue la parte divertida de las visitas de Jongin. La parte más dura, en todos los sentidos, era que al cabo de cinco minutos con él, Kyungsoo se ponía duro y tenía que acomodársela en los bóxer en espera de que Jongin se fuese para luego masturbarse pensando en los labios de Jongin, en sus manos o, y Kyungsoo bendecía aquella creación, en su culo. Una vez Jongin había pasado por su casa antes de ir al gimnasio, vestido solo con una musculosa y pantaloncitos cortos. Kyungsoo se había masturbado con esa imagen en la cabeza durante días. Sabía que tenía que encontrar una solución, y desde luego no podía tomar la iniciativa. O mejor dicho, no debía tomar la iniciativa, pero su determinación se hacía más débil cada vez que veía a Jongin. Y no creía que Jongin estuviese interesado.

 

Kyungsoo escuchó pasos sobre el porche y se levantó del sofá en el que estaba leyendo. Había visto suficiente televisión para que le bastara toda la vida. Abrió la puerta y dio un paso atrás mientras Jongin entraba en la casa. La sola visión del chico lo dejo sin aliento y esta vez no fue culpa de sus pulmones lesionados.

 

-¿Vienes del gimnasio?- preguntó Kyungsoo tragando saliva. Afuera hacía calor y Jongin llevaba una musculosa amplia, que dejaba bien descubiertos sus pectorales y tetillas, y un par de pantaloncitos cortos que dejaban muy poco a la imaginación.

 

-Si, han cortado el agua del gimnasio y también la de mi casa por una fuga en el acueducto. La están reparando, pero no sabía cuánto tiempo les tomara hacerlo. ¿Puedo tomar una ducha aquí?

 

Kyungsoo asintió con la cabeza y Jongin se fue arriba, los pantaloncitos cortos ponían en evidencia sus glúteos con cada paso. Kyungsoo volvió a la sala, retomo su libro y trato de leer. Después de haber leído la misma frase por ocho veces, escucho el agua correr y abandono la idea de la lectura por la imagen de Jongin, desnudo, en su cuarto de baño. Encendió la televisión en un canal en el que hablaban de terremotos y permaneció mirándolo. Después de un tiempo ya no sintió mas el sonido del agua y los pasos del joven resonaron en las escaleras. Bajando el volumen de la televisión, Kyungsoo se giró un poco para preguntarle si quería una cerveza y se quedo con la boca abierta. Jongin llevaba un par de diminutos pantaloncitos cortos y nada más.

 

-¿Qué estás haciendo?- preguntó Kyungsoo bruscamente.

 

-Estoy jugando sucio, eso estoy haciendo. Durante todo este tiempo no has dejado de lanzarme miraditas a escondidas y apuesto a que por la noche te masturbas imaginando en cómo me veo sin ropa. No creas que no te haya visto y no pienses ni por un segundo que eso me molesta. Sabes, también yo te observaba.- Jongin se movió, interponiéndose entre Kyungsoo y la televisión, con las piernas abiertas y el bulto de sus pantaloncillos a la altura de sus ojos. -Como te dije, veo incluso lo que no quieres que vea y he pasado las últimas tres semanas haciendo todo lo posible para que te vuelvas loco.- Jongin se acercó aun más, su voz había adquirido un tono de voz más profundo y estaba cargada de promesas sexuales. -¿Tu crees que me pondría pantalones de cuero justo en el medio del verano solo para montar la motocicleta? Por supuesto que no.- La voz de Jongin era un gruñido y Kyungsoo sintió como su pene se estremecía y palpitaba. -Me los puse porque me hacen buen culo y quería que lo vieras. Cada vez que te ayudo a hacer algo me preguntas que es lo que busco en realidad. Bueno, busco que seas honesto contigo mismo y conmigo, incluso si quieres continuar mintiéndole al resto del mundo.- Jongin señalo la ventana. –Tú me deseas y yo te deseo. No vengo del gimnasio y no hay fugas en el suministro de agua. Yo quería que me vieses con esa musculosa y con estos pantaloncitos...

 

-¿Y si te pidiera que te fueras?- preguntó Kyungsoo con tono penoso y no logró añadir nada más porque tenía la garganta seca como el desierto.

 

-Entonces dilo y me voy- murmuró Jongin tan cerca de él que Kyungsoo podía sentir su respiración. -No quiero obligarte a hacer algo que no quieres. Pero no me pedirás que me vaya. Lo veo en tus ojos, lo quieres tanto que no puedes pensar en nada más. r13;Jongin se inclinó hacia él y le tocó los muslos, su toque fue suave a pesar de sus manos tan grandes- -Yo sé lo que significa vivir en las sombras y desear algo tanto que duele. Sin embargo, todos te han dicho que eso que quieres está mal así que mantienes todo en el interior tratando de olvidarlo.

 

Kyungsoo asintió con la cabeza una vez, casi hechizado por sus palabras.

Era como si pudiese leer su alma, y supiera exactamente lo que sentía. La idea le hizo estremecerse y cuando la mano de Jongin se movió a lo largo de su muslo, el se estremeció.

 

 -No tienes que hacer eso. Puedes ser feliz y dejar de esconderte, al menos por un tiempo.- El más joven estaba muy cerca ahora, y Kyungsoo se dio cuenta que estaba abriendo los labios a la espera de un beso. Todavía no había logrado sacar de su cabeza el beso que le había dado en el hospital.

 

El corazón le latía locamente y su respiración se había detenido. Jongin se movió un poco más cerca, con todo su esplendor de músculos y piel bronceada y, por primera vez, Kyungsoo se permitió una caricia, sus dedos trazaron las curvas del tatuaje que desde el hombro izquierdo se extendía hasta un lado del pecho de Jongin.

 

-Puedes ser honesto contigo mismo.- Le susurró Jongin y Kyungsoo asintió.

Sabía que el otro tenía razón, pero años de negación no desaparecen en un instante. Permaneció quieto y Jongin se le acercó; Kyungsoo abrió los labios y los humedeció con la lengua preparándose para lo que seguramente sería un gran beso.

 

No se equivocaba. Cerró los ojos apenas Jongin puso sus labios sobre los de él. Al igual que la ultima vez, el chico inmediatamente tomo el control, dando mordiditas delicadas pero decididas con sus labios carnosos y firmes antes de explorar su boca con la lengua. Kyungsoo sentía a Jongin avanzar más y mas, hasta quedar presionado contra el respaldo del sofá mientras el beso se hacía más fogoso. Sintió los dedos de su acompañante bajo el borde de su camiseta; este se aparto de él el tiempo necesario para sacársela de encima y sus labios regresaron sobre Kyungsoo mientras el ancho pectoral de Jongin presionaba contra el suyo. Su pene pulsaba, confinado como estaba en los pantalones; Jongin lo ayudó a tumbarse en el sofá y se extendió sobre él. Kyungsoo pudo sentir el otro pene erecto presionándole en el vientre. Esto era lo que quería y lo que siempre se había negado: el tacto, el calor, la intimidad del contacto con alguien que realmente deseaba. En el pasado, todos sus encuentros habían sido anónimos y silenciosos; en cabinas de fotos carnet con chicos que no conocía o por los cuales no sentía nada, o en los baños de algún bar bien lejos de casa, para luego odiarse por haberlo hecho. Pero esto, diablos, esto era algo completamente distinto. Los labios del joven estaban todavía sobre los suyos y sus manos le acariciaban la piel, dedos ásperos le pellizcaban los pezones haciéndole desear más.

 

Jongin comenzó a mover sus caderas y Kyungsoo sintió el peso de su pene deslizarse contra el suyo, era grande y grueso, y Kyungsoo comenzó a empujar hacia arriba contra el cuerpo musculoso.

 

-Tenemos todo el tiempo del mundo- dijo Jongin, y su cálido aliento acarició los labios de su amante. El más joven se echo hacia atrás y se alzo lentamente del sofá, su erección era más que evidente, sin embargo, no hizo nada para esconderla. -¿Has visto lo que me haces? r13;Kyungsoo asintió con la cabeza, su pene tembló y los músculos del culo se le contrajeron ante la vista. Jongin le tendió una mano y el la aceptó alzándose del sofá, de esa manera lo guio hacia la escalera. Pero al pasar por delante de la ventana, Kyungsoo vio el BMW de su padre, que estaba ascendiendo por el camino de la entrada y súbitamente retiró la mano de la de Jongin para correr hacia el sofá a vestirse nuevamente.

 

-¡Vístete! ¡De inmediato!- dijo con los dientes apretados tratando de mantener bajo control la respiración para evitar un ataque de tos. Volteándose a mirar a su acompañante mas joven vio que la pasión, que antes le enardecía la mirada, se había apagado para dar paso a la decepción antes de empezar a recoger sus cosas.

 

-Nos vemos- dijo Jongin abriendo la puerta. Kyungsoo escuchó el saludo que dirigió a su padre, seguido por el rugido de la moto que partía y se alejaba. El bombero se sentó en el sofá y encendió la televisión manteniendo el volumen bajo con el fin de aparentar estar viendo algún programa.

 

-¿Quién era ese?- preguntó torvamente su padre entrando sin anunciarse.

 

-Uno de los chicos del escuadrón- respondió Kyungsoo desde el sofá. -Vino a ver como estaba.- intentó todo lo posible mantener un tono casual. Su padre hizo un sonido semejante a un gruñido, como queriendo expresar fastidio. Kyungsoo sintió que su estomago daba una voltereta antes de recordarse a sí mismo que su padre siempre era así.

 

-Ya tengo el permiso del médico para regresar a trabajar la próxima semana- dijo cambiando de tema.- A veces respiro fatigosamente, pero está mejorando día a día.

 

-Bueno, no deberías preocuparte por eso, la agencia se mostró interesada en añadirte al equipo.- Su padre parecía realmente entusiasmado.

 

-¿Qué? Papá… - ¿Cuando demonios había pasado? Kyungsoo amaba lo que hacía y no veía la hora de regresar al trabajo. Lo último que quería era encontrarse a sí mismo dependiendo de su padre de por vida y tener que renunciar a realizar un trabajo para el cual había nacido. Kyungsoo tomó un respiro un poco demasiado profundo y comenzó a toser. Su padre lo ignoro. "Sé un hombre" era su lema y se desentendía de todo lo que no quería ver.

 

-Te dije que lo solicitaría a la agencia y que comenzaría a preparar los documentos para cuando estuvieses fuera del hospital- replicó su padre con firmeza mientras se sentaba. -Tu trabajo es demasiado peligroso, además, puedes ganar mucho más dinero trabajando para mí. Sé que tendrás que dar el preaviso de renuncia, si lo haces mañana, en unas pocas semanas puedes comenzar con nosotros.

 

-Me convenciste de que lo hiciera cuando yo estaba bajo la influencia de las medicinas, no volvimos a hablar del tema y no te has dejado ver durante semanas.

 

-Te llamé- exclamó su padre. -Y no uses ese tono conmigo.

 

-No estoy usando ningún tono, solo estoy exponiendo mis razones. Me gusta ser bombero y lo hago bien.- Con su padre siempre se sentía como si aun tuviese doce años y fuera sorprendido jugando al doctor con su amigo Baekhyun. -Yo no quiero ser intermediario financiero. Me gusta estar al aire libre y me gusta ayudar a la gente.

 

-Casi te mueres- replicó su padre, y por primera vez en muchos años Kyungsoo notó una pizca de preocupación paternal en su voz. -¿Qué clase de vida es esa? No iras a ninguna parte así. ¿No quieres más? r13;El tono de su padre había vuelto a ser el habitual, firme y obstinado. –Ven a echar un vistazo a la oficina la próxima semana. No descartes esta posibilidad así como si nada.

 

Kyungsoo se sentía muy fastidiado. Su padre no era de los que aceptan una no por respuesta. Incluso era gracias a eso por lo que el hombre se había convertido en un asesor financiero tan bueno, se las había arreglado para adquirir la totalidad de sus clientes gracias a su tenacidad, pero adoptaba la misma actitud obstinada también fuera del trabajo y rara vez se daba cuenta cuando era el momento de soltar la presa, sobre todo con Kyungsoo. Así que habían terminado por evitarse recíprocamente, o mejor dicho, era el hijo él quien intentaba en lo posible evitar a su padre.

 

-Tengo que volver al trabajo la próxima semana.

 

-Entonces, ven en unos días así vemos como van las cosas- dijo su padre con su clásico tono. -No acepto discusiones.

 

-No- respondió Kyungsoo con una firmeza que lo sorprendió. -Voy a tenerlo en cuenta, pero tengo cosas que hacer esta semana y además, todavía tengo que estar en reposo para que mis pulmones se recuperen. Te prometo que voy a pensar en ello, pero eso es todo.- Nunca le había hablado así a su padre y se dio cuenta de que quizá debería haberlo hecho mucho antes. Posiblemente así hubiera habido respeto mutuo entre ellos. -Ahora necesito descansar y tu tendrás sin duda algunas llamadas que hacer y clientes que recibir.- Kyungsoo sabía bien cuáles eran las prioridades de su padre. Después de la muerte de su madre, cuando aún estaba en el liceo, la adicción al trabajo de su padre se había hecho con el control sobre todo lo demás. Trabajar para hacer dinero se convirtió en una prioridad para Do Kwang Soo, Kyungsoo estaba convencido de que, aparte de eso, a su padre no le interesaba nada más.

 

-Ya le he dicho a mis socios que estabas interesado en el puesto y ahora te niegas incluso a pasar por la oficina. Me expuse por ti.

 

Kyungsoo sintió la bilis en el estomago.

 

-Hiciste lo que querías y eso es todo. Tengo cosas que hacer, deberías habérmelo preguntado a mi primero, o al menos hablarlo conmigo cuando no estaba medio dormido bajo el efecto de los analgésicos.- Kyungsoo se puso de pie y se encaminó hacia la escalera.

 

-¿A dónde vas?- preguntó su padre irritado.

 

-Te lo dije, tengo que descansar. Supongo que sabes donde está la puerta.- Kyungsoo no miró hacia atrás mientras subía las escaleras; fue bastante satisfactorio oír como se cerraba la puerta principal sin que su padre le siguiera rebatiendo. Ciertamente, no se terminaría allí. Su padre encontraría la manera de recuperar la fuerza y atacarlo desde otra dirección. Si hubiera permanecido en los Marines, hoy sería comandante. Al llegar a la planta superior, Kyungsoo entró en su habitación y se quedó sentado en el borde de la cama durante unos minutos antes de acostarse. Sabía que no lograría dormir porque su padre le había crispado los nervios de buena forma y además, no conseguía dejar de pensar en Jongin. Esperaba que volviera, pero había visto su mirada herida.

 

Kyungsoo tomó el celular y desplazó los nombres en la libreta de teléfonos, pero no había nadie a quien pudiese llamar. No tenía muchos amigos fuera de los muchachos del escuadrón y, por lo que había captado durante las semanas en las que permaneció en el hospital, incluso ellos no eran más que compañeros de trabajo. Jongin fue a visitarlo todos los días desde que había sido dado de alta, lo había ayudado con las cosas que él no era capaz de hacer, y lo había hecho sin quejarse jamás, ni siquiera cuando Kyungsoo le había pedido que llevara al sótano la ropa sucia acumulada desde hacía una semana porque él no podía hacerlo a causa de su brazo herido. Kyungsoo apoyó el celular y cerró los ojos, los pensamientos se le superponían en la cabeza. Finalmente se quedo dormido sin haber encontrado ninguna solución.

Notas finales:

Ouh!! me encanta la personalidad decidida de Jongin <3 


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