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Que paso ayer? por Caperusita Kiryuu

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Notas del capitulo:

Holaaa, aqui estoy yo actualizando atrasada...

Me tarde porque el capi fue muy dificil para mi y tomo mucho tiempo ya que tiene muchos detalles...

Este capi es en parte un regalo atrasado de cumpleaños para Ari-chan...


Aqui les traigo el momento tan esperado....

Capitulo 16: No puedo permitir que otros te toquen… solo yo puedo amarte.

 

Era de noche y allí estaban todos en el living del departamento de los castaños mirándose entre sí. Nadie decía nada.

-Fue mi culpa- fue lo que pronunciaron los labios de Shinobu quien miraba el suelo sintiéndose el único responsable de lo que había pasado.

Misaki soltó un suspiro y sonrió.

-No pasa nada, si no hubieran estado allí las cosas hubieran terminado mal- dijo Misaki acariciando la rubia cabellera de su amigo.

-¿Entonces no están enojados conmigo?- pregunto Shinobu temeroso.

-¿Cómo podríamos estarlo?- pregunto Hiroki con una autentica sonrisa de esas que se negaba a mostrar.

-Entonces ya que nos hemos reconciliado yo digo que mañana hay que salir de fiesta- dijo Kisa casi gritando de la emoción.

Todos rieron alegres.

Los malos momentos deben ser situaciones pasajeras. Que los malos momentos no opaquen las pequeñas maravillas de la vida que nos otorga el día a día…

 

 

Empezaba un nuevo día y como cada sábado era hora de una limpieza general.

La música estaba a todo volumen. A causa del embarazo de Shinobu había decidido que todos se ayudarían a organizar los apartamentos.

 

La noche caía sobre la ciudad y el grupo de amigos se daba los últimos retoques.

-Apúrate Misaki que se nos hace tarde- gritaba Hiroki molesto desde el living del departamento.

-Ya voy- dijo Misaki desde su pieza.

-No te arregles tanto que no vas a una cita con Usami- dijo Kisa en tono burlón.

Repentinamente la puerta de la pieza se abrió dejando ver a un sonrojado Misaki.

-¿No tenían prisa?- dijo el castaño pasando al lado de sus amigos dispuesto a salir.

 

 

Allí estaban todos reunidos en torno a una mesa con 20 latas de cervezas bacías.

-La vida es una mierda- dijo Miyagi soltando un suspiro.

-Miyagi ya esta ebrio preparen la cámara para grabar su confesión de amor hacia Shinobu- dijo Usami en tono burlón.

-Al parecer no soy el único ebrio, ¿desde cuanto tú te convertiste en miss simpatía?- pregunto Miyagi divertido.

-Hey par de borrachos vayamos a un bar estar encerrado en este desabrido  departamento me deprimo- dijo Yukina desde la puerta tratando de contenerse la risa de verlos fingir estar ebrios y cargarse bromas como los buenos amigos que eran.

Usami y Nowaki se rieron ante tal comentario. Miyagi simplemente les miro con algo de enojo.

Ambos hombre se pusieron de pie y caminaron junto a los más jóvenes.

 

 

El grupo de amigos había llegado a uno de los bares nocturnos más concurridos para aquellos que buscaban un ligue de una noche.

-Extrañaba este lugar- dijo Kisa sentándose en una mesa frente al escenario donde estaba el karaoke.

Sus amigos se acomodaron junto al pelinegro.

Kisa vestía unos pantalones de cuero ajustados con unas botas de media cañas arruchadas negras, una camisa azul rey entallada y un chaleco negro de raso.

Misaki lucia unos ajustados short negros con cadenas que no dejaban nada a la imaginación, unos borsegos bordo caña alta, una camisa blanca entallada arremangada y una corbata negra que tenia pequeñas calaveras doradas.

Shinobu vestía una cómoda y sensual calza negra, unos borsegos cortos azul eléctrico, un cardigán azul y una remera blanca mangas larga que le quedaba un poco holgada con la cual disimulaba un poco su barriga que ya con sus tres meses era visible.

Hiroki vestía unos ajustados jeans azules, unas botas arruchadas de media caña verde militar y una remera negra, ajustada en la cintura y algo suelta a la altura del pecho, con un árbol dorado en el centro.

El mesero llego y los chicos pidieron una gaseosa para el embarazado y para el resto una ronda de Cosmopolitan.

-Necesitaba de este tiempo de amigos- dijo Misaki con una dulce sonrisa.

-Brindemos por la amistad- dijo Kisa elevando su copa.

Todos bridaron con alegría y bebieron un poco.

-Y entonces ¿Cuál será nuestro tema de charla?- pregunto Kisa emocionado.

-Qué tal si Misaki nos cuenta en que anda con ese escritor porque ayer sí que estaba enfurecido cuando vio que Ijuuin se te insinuaba- dijo Shinobu con picardía.

Misaki se sonrojo hasta las orejas y agacho la mirada.

-Vamos Misaki no seas tímido, acá todos tiramos para el mismo lado- dijo Kisa divertido.

-Es verdad tendrías que ver como se le cae la baba a Hiroki cuando lo ve a Nowaki- dijo Shinobu en tono burlón.

El puño de Hiroki se estrello en la cabeza del rubio.

-Bruto- refunfuño Shinobu mientras se sobaba la cabeza.

-Okey volviendo al tema… Misaki tienes que encarar el tema de frente, abría que estar ciego para no notar que hay algo entre ustedes- dijo Kisa mirando al castaño.

Misaki soltó un suspiro.

-Dejemos el tema de lado, estoy muy confundido respecto a mis sentimientos- dijo Misaki regalándole una sonrisa triste.

-El amor apesta- dijo Shinobu dándole un sorbo a su gaseosa.

-Créeme que te entiendo- dijo Kisa soltando un suspiro.

-¿Pero que paso con tu novio? Es obvio que estabas enojado con el ayer pero al final el tenia la razón, no hay escusa que justifique el hecho de actuar de manera tan provocativa con aquel tipo que es amigo de Yukina- dijo Hiroki serio.

-Hay cosas que son difíciles de entender- dijo Kisa soltando un suspiro.

Shinobu le dio unas palmaditas en el hombro del pelinegro.

-Nada de melancolía esta noche, quiero que la pasemos bien sin tener que involucrar a esos tipos en cada palabra que pronunciamos- dijo Shinobu enojado.

Kisa sonrió y miro con picardía a Hiroki, repentinamente hizo un tierno puchero y puso ojitos de cachorrito.

-Saben a mi me gustaría cantar una cancioncita- dijo Kisa con tono infantil.

-No, no, no, eso jamás volverá a pasar- negó rotundamente Hiroki con el seño fruncido comprendiendo a donde querían llegar con esto.

Misaki y Shinobu también hicieron un tierno puchero y miraron al castaño de manera suplicante.

-¿Ya no nos quieres?- pregunto Misaki con toda la intención de hacer sentir culpable a su primo.

-¿Acaso no quieres vernos feliz?- pregunto Shinobu sabiendo que esa era la debilidad de su amigo.

Hiroki soltó un bufido molesto y trato de controlar su instinto protector.

-La última vez que cantamos esa canción todo término en caos- recalco Hiroki con la intención de hacer cambiar de parecer a sus amigos.

-No es lo mismo, aquella vez estaba pasado de copas y más caliente que una pava con agua hirviendo- dijo Kisa justificándose.

Hiroki simplemente negaba con la cabeza.

-Hiroki no seas tan terco y sube al maldito escenario con tu amigo- dijo Shinobu ahora molesto.

-No seas malo- dijo Misaki mirando con esos ojitos a su primo a los cuales no podía resistir el castaño.

Hiroki se puso de pie y se dejo arrastrar por su amigo al escenario para cantar “crush” pero la versión glee.

-Ahora que se fueron ellos vayamos a jugar al billar- propuso Shinobu.

-Pero yo no sé jugar- dijo Misaki.

Shinobu se puso de pie y le extendió la mano  su amigo.

-No te preocupes yo te enseñare.

Ambos amigos caminaron hasta una de las mesas de billar y tomaron cada uno un taco.

Dos tipos que jugaban en la mesa contigua miraron atentamente a los lindos jóvenes que se disponían  jugar.

-¿Me vas a enseñar?- pregunto Misaki mientras miraba dudoso el taco.

-Sí, yo si se jugar- dijo Shinobu sonriendo.

Repentinamente dos tipos muy apuestos, que vestían trajes costosos algo desarreglados se acercaron a ambos jóvenes.

-Les apetece un partido- pregunto un joven alto de cabello plateado y ojos violeta.

-En realidad estaba por enseñarle a mi amigo como jugar- dijo Shinobu con inocencia.

-¿Qué te parece si entre todos jugamos un partido amistoso?- pregunto un castaño de ojos vino.

-Suena divertido- dijo Shinobu sonriéndole al castaño.

-Mi nombre es Kaname- se presento el castaño y luego apunto a su amigo- y el es Zero.

-Un placer conocerlos, yo soy Shinobu- dijo el rubio con una encantadora sonrisa.

-Y yo Misaki- dijo el castaño con timidez.

-Yo te enseñare a jugar Misaki- dijo Zero con una galante sonrisa.

Misaki solo atinó a sonrojarse y se dejo guiar por aquel desconocido.

Kaname hizo una seña al mesero y pidió una botella del mejor licor.

Zero tomo con delicadeza las manos del castaño entre las suyas y le enseño como agarrar el taco. El cuerpo del menor se amoldaba perfectamente con el del mayor permitiendo que el miembro de Zero rosara con su trasero.

 

 

Cuatro autos súper lujosos  aparcaron en el estacionamiento privado del bar “Séptimo cielo”.

Miyagi vestía unos pantalones negros de vestir, zapatos negros y una camisa.

Usami usaba un traje gris hecho a medida, una camisa blanca y una corbata roja.

Nowaki vestía unos jeans azul oscuro, unos zapatos marrones y una camisa negra.

Yukina usaba unos pantalones negros ajustados con cadenas, una remera blanca y una campera negra de cuero.

Entraron al bar con paso galante llamando la atención de la mayoría de las persona.

Eligieron una mesa cerca de la barra y pidieron champagne.

-Solo quiero dos minutos de paz- dijo Miyagi llevándose la copa con champagne a la boca.

-No creo que puedas tener paz- susurro Yukina.

Fue entonces que el profesor  noto todas las miradas de sus acompañantes puestas en un punto fijo, notando especialmente la asesina mirada del escritor. Miyagi se volteo dominado por la curiosidad y pudo ver allí como Shinobu y Misaki se dejaban manosear con tanta confianza por aquellos dos tipos de trajes.

-¿Qué cree que esta haciendo Shinobu en ese estado? ¿Qué pretende ese niño?- pregunto en voz alta Miyagi sintiendo como la sangre el hervía.

-¿Cómo se atreve ese idiota a posar sus mugrosas manos sobre Mi Misaki?- recalco Usami sintiendo unas tremendas ganas de lanzarse sobre aquel peliplata que pasaba descaradamente sus manos sobre la cadera de Misaki.

-Cálmense seguramente todo esto es un mal entendido- dijo Yukina tratando de tranquilizar a los más grandes.

-No, eso sí que no… ¿Cómo quieres que deje a Shinobu allí solo como ese lobo hambriento estando embarazado?- pregunto Miyagi molesto.

-Si intervienes será peor… ¿Estás dispuesto a hacerte cargo de los sentimientos de Shinobu? Si te entrometes ahora le darás a entender que de verdad te importa. No quiero que finjas que lo amas solo para complacerlo y no herirlo- reprocho Nowaki serio.

-No permitiré que ningún oportunista pose sus sucias manos sobre mi hijo… o mi amado- dijo Miyagi, la última frase en voz más baja sintiendo como en sus ojos ardía el enojo.

Era cierto, lo ama desde el primer día y desde su primera vez pero le era imposible, casi irreal, creer que alguien tan bello y con una personalidad tan agradable y a la vez avasallante de verdad había posado sus ojos sobre él.

-Tenía miedo de decirlo, tenía miedo de creer que alguien que realmente me comprendía a la perfección haya posado sus ojos en mí a pesar de ser un viejo con mis 32 años… soy un idiota por creer que si era amor de verdad el siempre estaría tras de mí y ahora mi cuerpo arde en rabia de solo pensar que por mi egoísmo lo puedo estar perdiendo- dijo Miyagi sintiendo pena de sí mismo por ser tan idiota.

-¿Y qué te detiene ahora? Ya no estás mas con Risako, eres un hombre libre de elegir con quien estar- dijo Nowaki tratando de alentar a su amigo.

-Deja de temerle al amor, sin importa la edad o lo que digan de él tú debes creer únicamente lo que hay en tu corazón. Ya no lo hagas sufrir más a Shinobu y se feliz junto a él y a ese bebe tuyo que crece en su vientre- dijo Yukina sonriente.

-No permitamos que otros toque lo que es nuestro- dijo Usami con voz escalofriante poniéndose de pie mientras hacía tronar los huesos de la mano.

Miyagi asintió y se puso de pie. Junto con el escritor se encamino hacia la mesa de billar donde estaban ambos jóvenes.

Yukina y Nowaki miraban con enormes sonrisas a sus amigos alentándolos a que le patearan el traseros a aquellos idiotas que había tomando como presa a los pequeños.

Repentinamente unos delicados brazos rodearon el cuello de Yukina.

-¿Qué te tiene tan contento amor?- pregunto con dulzura Kisa.

Yukina elevo su brazo y apunto a la mesa de billar.

-Esos tipos recibirán una paliza- conto divertido.

Repentinamente se oyó como una de las sillas era arrastrada. Hiroki se sentó junto a Nowaki.

-¿No estabas enojado con tu novio?- pregunto el castaño incrédulo.

Kisa negó con la cabeza y sonrió.

-Después de un buen karaoke me siento mejor y tengo muchas ganas de estar con mi lindo novio- dijo Kisa alegre.

Yukina tomo las manos de su novio y las beso.

-Te extrañe mucho.

-Y yo a ti- dijo Kisa para luego besa los labios de su pareja.

 

Misaki y Shinobu jugaban muy entretenidos con aquellos extraños que sutilmente buscaban roces con sus cuerpos.

Zero rodeo con sus fuertes brazos la cintura del castaño y apoyo su mentón en el hombro derecho de este aspirando el dulce aroma del menor.

-Lo haces muy bien- dijo Zero observando como Misaki le daba a la bola.

Cof,cof… se sentido como alguien carraspeaba la garganta cerca de los presentes.

Todos se voltearon para ver quienes los interrumpían… Misaki y Shinobu se estremecieron de pies a cabeza al ver frente a ellos a ese par de apuestos adultos rodeados por un aura maligna.

-¿Se puede saber que haces con MI NOVIO?- pregunto Usami con voz amenazadora, enfatizando en las últimas palabras, mientras perforaba con la mirada al peliplata.

-Pregúntaselo a el que no tiene problemas de sentir mi mano sobre su cuerpo- dijo Zero haciendo que una de sus manos se deslizara desde la cadera del castaño hasta posarse en su miembro.

Misaki se exalto y trato de separarse, pero fue en vano pues aquel desconocido que se había acercado a él con malas intensiones le tenía preso entre sus brazos.

-Shinobu ven conmigo- ordeno Miyagi sin darle importancia al desconocido.

-No quiero- dijo Shinobu de manera desafiante.

-Hazlo por él, no por mi- dijo Miyagi haciendo referencia al bebe que crecía en el vientre del menor.

Shinobu sintió dolor al pensar que por un instante se había olvidado que no era todo acerca de el, ahora ya no era uno pues en su vientre crecía la semilla del amor.

Pero cuando el rubio intento avanzar hacia el profesor fue jalado del brazo por el castaño.

Sin pensarlo dos veces, y al límite de su ira, ambos hombres de un fuerte puñetazo liberaron a sus ukes de los brazos de aquellos malditos pervertidos.

Sin impórtale lo que dijeran, Miyagi cargo a Shinobu como princesa y Usami cargo en su hombro el delgado cuerpo de Misaki quien no dejaba de patalear.

Desde la mesa los que quedaban del grupo observaban la escena como si de una película se tratara.

-Creo que debemos imitarlos- dijo Yukina poniéndose de pie y tomando de la mano a su novio que con una lasciva mirada lo dijo tomo.

Nowaki al verse solo con Hiroki pago la bebida y se ofreció a llevarlo a su casa al castaño, el cual al verse solo y por temor a la inseguridad que había últimamente en la calle no pudo negarse.

 

 

Usami con algo de brusquedad subió a Misaki en su vehículo para luego subir el y arrancar a toda velocidad.

-Detén el auto- exigía un molesto Misaki quien estaba de brazos cruzados.

-¿Para qué vuelvas con ese pervertido?, no lo creo- dijo Usami molesto.

-No tienes derecho sobre mí, no tienes ninguna relación conmigo como para intervenir en mi vida personal e imponer tus reglas en mí- dijo Misaki furioso dejándose llevar inconscientemente por la adrenalina del enojo del momento.

El auto repentinamente freno, haciendo rebotar en el asiento a quienes iban dentro.

-Estás loco…- dijo Misaki molesto, pero se quedo mudo al ver la cristalina mirada del escritor sobre el calando en lo más profundo de su ser.

El escritor elevo su mano temblorosa y acaricio la mejilla derecha del castaño.

Misaki sintió la repentina aceleración en su corazón, la sangre fluía por su cuerpo lleno de adrenalina. Se estremeció ante aquel placentero cosquilleo en el estomago. Sus grandes y hermosos ojos esmeraldas lentamente se fueron llenando de cristalinas lágrimas, le dolía ver aquella triste expresión en el escritor.

-Akihiko- le llamo Misaki temeroso.

-Es cierto que no soy el dueño de tu vida, pero quiero ser el dueño de tu corazón como tú lo eres del mío- dijo Usami con voz ronca conteniéndose esas inmensas ganas de llorar.

Misaki sintió como su corazón se oprimía en su pecho. Casi sin pensarlo acerco lentamente sus labios a los del escritor, fue solo un roce inocente y dulce como la miel.

-Misaki- susurro Usami sorprendido.

-Hazme tuyo- susurro Misaki todo apenado con las mejillas teñidas de un intenso color carmín.

El semáforo dio verde y el vehículo arranco a toda velocidad hacia el departamento del mayor.

Lo que restaba del viaje se sumergió en un pacifico silencio lleno de deseos y expectativas.

 

Miyagi cargo aquel pequeño cuerpo en sus fuertes brazos.

Un incomodo silencio los inundaba. Shinobu iba de brazos cruzados y con los cachetes inflados. Aunque se sentía “frustrado” por la repentina intervención de profesor no podía enojarse con este pues tan solo por un instante quería sentirse a gusto con el calor que emanaba el cuerpo del mayor.

El profesor llevo al joven a su auto y lo sentó en el asiento del copiloto, luego se subió el y se puso en marcha.

Todo seguía en silencio, no sabían que decir. Mientras el mayor mantenía su mirada al frente concentrado en las calles que tomaban, el menor mantenía su mirada fija en la ventanilla sin un paisaje fijo.

Shinobu sin darse cuenta sintió como una cálida y salada lágrima acariciaba su mejilla para morir en sus labios, inconscientemente llevo sus manos a su vientre y lo acaricio. Sentía un amorgo sentimiento que se acumulaba en su pecho, era culpable de dejarse embelesar fácilmente por su imaginación creyendo que en algún momento aquel hombre que era el príncipe de sus cuetos le rescataría de su dolor prometiéndole amor eterno. Sin darse cuenta su sollozo se escapo de sus labios casi en un susurro.

Repentinamente el vehículo se detuvo. Unas grandes manos se posaron sobre el frágil cuerpo del rubio, fue volteado para encontrarse de frente con los negros ojos del profesor que lo miraba preocupado.

-¿Qué ocurre? ¿Te duele algo? ¿El bebe está bien?- Miyagi lanzaba preguntas ahogándose en sus propios miedos.

-Todo está bien- susurro Shinobu con una inusual timidez, sin quererlo había dejado que sus verdaderos sentimientos salieran a flote.

-¿Entonces porque estas así?- pregunto Miyagi sin poder alejar la preocupación de su corazón.

-Porque Miyagi no me ama- dijo Shinobu sintiendo como su llanto no podía ser contenido por más tiempo.

El profesor nuevamente tomo el volante entre sus manos y arranco el vehiculó desviándose de su camino para tomar un atajo a un lugar cercano.

 

Kisa se acerco al auto de su pareja y este como todo caballero le abrió la puerta. Luego subió el castaño y se acomodo frente al volante. Encendió el vehiculó pero una pequeña y delicada mano lo detuvo antes de que arrancara.

Yukina gira su rostro y s encuentra con la tierna mira del pelinegro.

-Hoy no iremos a tu casa- dijo Kisa.

El pelinegro se acerco a su novio y le susurro una dirección al oído. Yukina asintió gustoso y se dejo llevar.

 

Nowaki y Hiroki se subieron al auto del primero, el cual se puso en marcha hacia la casa del segundo.

Hiroki soltó un suspiro y miro el paisaje por la ventanilla del vehiculó.

-No me siento cómodo con la idea de haber dejado a Misaki con aquel pervertido.

-No te preocupes Hiro-san ellos deben arreglar sus diferencias, además creo que hacen una linda pareja- dijo Nowaki con su habitual sonrisa.

-Mas que diferencias creo que es Usami quien debe cambiar de actitud y no ser tan posesivo sobre Misaki- dijo Hiroki algo molesto.

-Dale tiempo, el es así… Akihiko tiene un pasado bastante triste y creo que con Misaki es la primera vez que siente amor- dijo Nowaki.

Hiroki soltó un suspiro y comenzó a jugar con sus dedos.

-¿Qué piensas sobre las mentiras?- pregunto Hiroki sin quitar su mirada de la ventanilla.

-Las mentiras son malas, pero es también cierto que no podemos vivir una vida alimentarnos solo de las verdades pues eso no funciona… las mentiras tienes patas cortas pero a veces son necesarias. No soy alguien que elija las mentiras pero creo que muchas veces quienes me rodean no serán capaces de comprender la realidad- dijo Nowaki con tranquilidad y una pizca de tristeza en su voz.

-Yo odio las mentiras…- dijo Hiroki, soltó un suspiro- pero es cierto lo que dices, a veces prefiero dejar en olvido algunas cosas para poder disfrutar el ahora.

Nowaki freno en un semáforo y se volteo a ver a Hiroki. Sonrió como un niño y deposito un fugaz beso en la mejilla del castaño el cual instantáneamente al sentir el contacto se sonrojo.

Hiroki está a puto de golpear al médico cuando repentinamente el semáforo paso a verde y el vehículo arranco.

-No se le pega al conductor- advirtió un Nowaki muy divertido.

-Pero no te salvaras cuando nos llegamos- dijo Hiroki con una sonrisa torcida en los labios.

Nowaki soltó una sonora carcajada mientras seguía caminando rumbo a la casa del castaño.

 

 

El vehículo del castaño se estaciono frente a una hermosa casa de dos pisos pintada en colores cremas con detalles en azul.

-Entremos- dijo Kisa mientras se bajaba del auto.

Yukina lo imito y ambos se adentraron a la casa.

Esa casa pertenecía a Kisa, un regalo de sus padres que estaban en Inglaterra. El muy pocas veces pasaba por ahí desde que conoció a sus amigos.

Todo estaba a oscuras. Yuki aprovecho el momento y rodeo por la espalda la estrecha cintura de su novio.

-Soy feliz por tenerte a mi lado, soy feliz porque tu sola presencia arrastra mis sentimientos- susurro Yukina al oído del pelinegro, sintiendo como sus labios y su lengua rosaban de manera sutil el lóbulo de la oreja de su pareja.

Kisa sintió una corriente eléctrica subir por su columna. Casi de manera instantánea el calor absorbió su cuerpo abrazándolo con deseos pasionales casi inimaginables.

-Mmm Yukina- un dulce suspiro broto de sus labios.

-Te deseo ahora más que nunca- susurro Yukina.

Una de esas grandes manos acaricio la cintura del menor de manera delicada mientras la otra lentamente se colaba debajo de la camisa de manera lenta y tortuosa sintiendo como la piel bajo sus dedos ardía cada vez más en aquel deseo.

Nuevamente era abrazado por aquel desbordante deseo que no comprendía pero anhelaba, desea que aquel cálido cuerpo jamás se alejara de él. Temía a aquel nuevo sentimiento que lo consumía completamente de manera irremediable.

Aquella manos que se deslizaban por esa tersa piel dibujaron un camino de simple rose hasta llegar a uno de los pezones, sin pensarlo y guiado por ese sensible instinto natural comenzó a masajearlo con uno de sus dedos de manera circular sobre uno de estos.

-Ahhh…- un suave gemido broto de esos frágiles labios.

No podía hacer nada más que dejarse llevar por aquello tan esperado, la única manera con la que él había descubierto estas nuevas sensaciones. Guiado por su instinto mas bajo descubrió que abriendo y cerrando las puertas era capaz de expresar aquello que todavía no comprendía.

Yukina elevo la otra mano que descansaba en las apetecibles caderas del pelinegro y la guio hasta la hilera de botones que uno a uno comenzó a desprender.

Kisa se dejaba hacer por aquellas manos capaces de alimentar a su goloso cuerpo.

Las dos prendas que cubrían el cuerpo del pelinegro fueron quitadas, Yukina poso sus manos en ambos hombres de aquel pequeño amante y deslizo las prendas por aquellos delicados brazos hasta que cayeron al suelo.

-Yukina sígueme- susurro Kisa de manera juguetona mientras emprendía una sensual corrida escaleras arriba.

El castaño lo siguió sin chistar hasta una habitación. Cuando abrió la puerta su amado ya lo esperaba solo en unos ajustados pantalones de  cueros tan pequeños y ajustados que marcaban bien su parte baja y dejaban expuesto casi todo su firme y redondo trasero.

-Ki… Kisa- balbuceo Yukina hipnotizado por la imagen frente a él.

Kisa se acerco a pasa felino al castaño y con ambas manos tomo el brazo derecho de este jalándolo hasta la cama.

-Acuéstate- ordeno Kisa con voz infantil.

Yukina sabía que su novio quería jugar, pues lo conocía muy bien. Se acostó en la cama y Kisa se subió sobre él.

-Cierra los ojos- pidió Kisa guiñando un ojo.

Yukina cerró sus ojos. Sintió una suave tela cubrir sus ojos, cuando reacciono descubrió que traía los ojos vendados.

-No te preocupes, solo será un pequeño castigo por tus mentiras- dijo Kisa con voz dulce al sentir como el cuerpo de su novio se tensaba bajo el a causa de tener los ojos vendados.

Yukina sintió aquellas pequeñas y hábiles manos sobre su cuerpo. Con sutiles carias tan eróticas, como solo el sabia dar, fue quitándole la ropa. Los dedos de Kisa parecían dibujar signos de deseos en aquel cuerpo sobre y debajo de la ropa.

Sus corazones latían a ritmo sobrehumano, indirectamente mandándose mensajes de deseos con las respiraciones agitadas y las pequeñas gotas de sudor que comenzaban a acariciar la piel por la ansiedad de tal acto lleno del deseo más puro que el amor puede crear.

Sintió la brisa de la noche colarse por su desnudo cuerpo. Los ruidos a su alrededor lo mareaban, estaba embriagado por el deseo pasional.

Cuidadosamente se acerco a Yukina y le quito las vendas que cubrían sus ojos. El castaño noto que el pelinegro estaba sentado sobre su abdomen y que el tenia los pies y manos encadenados a la cama.

-Comencemos con el juego- dijo Kisa guiñándole el ojo mientras se paraba en la cama.

Entonces Yukina pudo contemplar aquel delicioso cuerpo semi-desnudo moverse al compas de un travieso deseo. Sintió su cuerpo estremecerse con solo imaginar aquel calor puro y pecaminoso. Sentía la dureza entre sus piernas, estaba muy ansioso, anhelando aquel cariño de su amado.

Kisa se relamió los labios de manera provocativa, el sentía como aquel cuerpo estaba aun mas deseoso de lo normal sabia que el pulso de su amado era tan acelerado casi al borde de producirle un paro cardiaco. Lentamente elevo su pierna derecha e introdujo sus dedos del pie en la boca de Yukina obligando a que los lamiera.

La boca del castaño se abrió gustosa ante tan vulgar juego que ellos convertirían en tan solo otra forma de amar.

Que juego tan sucio, tan provocativo. Ambos cuerpos se estremecían con solo dejar que su mente fantaseara con tal sádico acto.

Yukina había comprendido el lascivo juego que pretendía su novio. Con lujuria acaricio los dedos del pie con su lengua, aquella humedad era absorbida por esa caliente piel.  Su boca producía demasiada saliva volviéndose inevitable que un hilo de esta se escurriera por la comisura de su labio.

Kisa sonrió complacido al ver como su lindo novio se ahogaba en la lujuria de tal acto. Quito su pie húmedo por la saliva y trazo un camino desde el mentón hasta el ombligo de su amado. Al llegar a la orilla de los pantalones pudo notar el enorme bulto que crecía bajo los pantalones de su amado.

-¿Recién comenzamos y ya estas tan excitado?- pregunto Kisa con voz juguetona.

-Con solo ver tu lindo cuerpo desnudo podría eyacular- respondió Yukina con voz ronca.

Kisa soltó una risilla totalmente complacido. Se bajo de la cama y tomo un objeto del escritorio. Nuevamente apareció frente a su novio con un látigo.

Yukina miro el objeto entre asombrado y excitado.

Un juego peligroso.

-Comencemos con el castigo- susurro Kisa de manera juguetona.

Pego con el látigo a la descubierta piel del abdomen de Yukina sin aplicar demasiada fuerza pero la suficiente para dejar una marca.

Un gruñido escapo de los labios de Yukina al sentir el cuero chocar contra él.

Kisa se subió a la cama gateando hasta quedar sentado sobre el miembro de Yukina. Comenzó a mover su cadera produciendo una delicioso y tortuoso rose entre el miembro y su trasero.  Pudo notar en el rostro de su novio el inmenso placer que le producía, sonrió de manera lasciva y mientras realizaba tan provocativos movimientos comenzó a dar pequeños latigazos en los brazos de su amado.

-Kisa… Kisa… no conocía este lado tuyo…- dijo Yukina con voz ronca, sintiendo la dificultad de hablar con tales actos excitantes.

-Hay mucho que no sabes de mi- susurro Kisa al oído de su novio sin dejar de moverse.

El sudor que corría por aquellas ardientes pieles se evaporaba con el mismo calor que aquellos cuerpos emanaban. Ellos eran el intenso calor del desierto que arrasaba con todo a su paso, eliminando la cordura y dejando únicamente el delirante sentimiento de lujuria.

El pelinegro arrojo el látigo a alguna parte de la habitación. Nuevamente se paro en la cama dándole un panorama único a su novio. Poso ambas manos sobre su pecho y comenzó a descender con estas por su pecho de manera lenta e insinuante. Trazo un camino hasta esos pequeños short, lo desabotono y dejo caer la prenda dejando expuesto su despierto miembro.

-Ahhh… que belleza…- pronuncio Yukina con voz ronca, casi como si fuera un gruñido de una bestia hambrienta.

-Como aceptaste ese pequeño castigo te daré un premio- dijo Kisa guiñándole un ojo.

Una acrobacia erótica perfectamente ejecutada, una figura ardiente instigando a quien los viera a pecar. Un perfecto 69. Yukina tenía a su disposición aquel delicioso trasero mientras Kisa podía disfrutar del enorme y duro miembro de su pareja.

El pelinegro acerco su boca y con sus labios rozo la extensión de aquel delicioso pene. Llego a la base y su traviesa lengua se deslizo por los testículos del castaño.

-Agggg…- un gruñido de placer broto de los labios de Yukina.

-Así me gusta- dijo Kisa mientras comenzaba a esparcir besos sobre la extensión del dotado miembro de su amado.

Yukina no pensaba quedarse atrás. Su lengua hambrienta comenzó a acariciar de manera circular aquella rosada entrada que tanto deseaba profanar.

-Ohhh... Yukina…- los pequeños gemidos de Kisa eran una incitación a que siguiera con su labor.

Esa húmeda lengua disfrutaba el sabor de aquella caliente carne.

Kisa con sus manos temblorosas tomo el pene de su novio y lentamente lo fue introduciendo en su boca, comenzó un vaivén de adentro y afuera llegando a meter por completo aquel miembro en su boca, rosando su garganta y siendo abrazado por esa lengua juguetona.

-Demonios Kisa… eres tan erótico…- dijo Yukina que sus palabras brotaran sin pudor alguno.

Kisa ahogo un gemido en aquel delicioso pedazo de carne que llenaba todo su ser.

Una penetración repentina, húmeda y juguetona. Esa voraz lengua se introdujo en el cálido interior del pelinegro dibujando círculos.

-Ahhhhh… ahhhhh… ahhh…- sus gemidos constantes y agitados pues su respiración no podía regularizarse con tal placer que sentía.

Repentinamente acabo con aquel placer parándose nuevamente y exhibiendo su envidiable cuerpo.

Se sentó sobre el abdomen de su novio. Lentamente desencadeno las manos de su novio y con rudeza lo obligo a sentarse.

Yukina sin poder contener su cuerpo se apodero de los deliciosos labios de su amado y comenzó un frenético beso que el pelinegro correspondió gustoso.

Sentían el fuego quemar su interior de manera voraz con las intenciones de eliminar cualquier rastro de cordura.

Cuando fue necesario separar se por la falta de aire Yukina cayó en cuenta de que ahora estaba encadenado al techo.

El pelinegro sonriente desencadeno los pies de su amado.

De manera sensual e insinuante Kisa se separo de su amante y rebusco entre sus cosas un objeto. Lo coloco en frente de su amado cerca de la orilla de la cama.

Yukina trago con dificultad, sentía el sudor acariciar su piel y su respiración era irregular. Estaba siendo totalmente dominado por el pelinegro el cual era dueño de la dolorosa tortura que sentía su cuerpo por tan larga espera para poder adentrarse de manera salvaje en el cálido y estrecho interior de su novio.

-¿Qué planeas hacer con eso?- pregunto Yukina con voz ronca.

-Castigarte- dijo Kisa.

El pelinegro se subió a la cama, poso su peso sobre sus piernas flexionadas, sus manos se apoyaron en el mullido colchón y sin preparación se auto penetro.

-Ahhhhhhh… Dioss…- Kisa soltó un grito de placer, podía excitarse cuando su amante lo penetraba de manera descontrolada casi como si quisiera romperlo pero la vibración de aquel juguete no tenía comparación.

Su pequeño cuerpo comenzó un dulce sube y baja, comenzó a auto penetrarse de manera lenta soltando dulce géminos.  Tenía sus ojos cerrados y la boca abierta dejando fluir todo su placer. Su cuerpo perlado por el sudor y sus músculos se contraía de manera deliciosa con cada penetración.

Yukina presenciaba aquel acto con envidia y deseo. El sudor caía sobre su cuerpo como una clara señal de ansiedad.

-Ahhhhh… Ahhh…- Kisa gemía sin restricciones.

Qué acto tan tortuoso que parecía hacer crecer aquella bestia que ansiosa esperaba poder clavar sus colmillos en aquel delicioso ser.

-Ahhhhh… Yukina… Ahhh… Ahhhhh, Yukina….- una canción erótica, apetecible.

Sus cabellos negros se movían al ritmo de su exquisito cuerpo mojadas por el sudor. Que cuerpo tan endemoniadamente apetecible que sabia sincronizar perfectamente todo en el produciendo una escena que a más de uno le hubiera producido una dolorosa erección.

-Detente… déjame a mi…- suplico Yukina con la respiración agitada dificultándole el habla.

Kisa se detuvo y dibujo en su rostro una sonrisa lasciva.

-Buen chico- dijo Kisa.

Se levanto y arrojo el juguete al suelo. Se acerco a su novio de manera provocativa y lo libero.

Como un león hambriento se arrojo sobre su presa.

Con sus manos fuertes acomodo el cuerpo de Kisa de costado y elevo su pierna derecha para poder colocarla en su hombro derecho. El estaba arrodillado con la pierna izquierda del pelinegro entre las suyas.

Yukina de una sola estocada se introdujo en aquel cálido interior. Sintió como su amado lo apretaba con sus calientes paredes haciéndole soltar gruñidos de placer.

-Es hora de recibir mi recompensa- dijo Yukina con voz ronca relamiéndose los labios.

Sus largos dedos masajearon la pierna de su amado mientras comenzaba con un delicioso vaivén. Eran estocadas lentas y profundas, Kisa se aferraba con fuerza a las sabanas.

-Ahhhh… delicioso… Ahhhh…- gemía, gritaba, Kisa excitado al poder sentir aquel enorme y caliente miembro romper su interior.

Sus cuerpos se movían al mismo compas. Kisa movía sus caderas, quería sentir aun más profundo aquel dulce contacto.

El sudor caía por sus cuerpos al mismo ritmo que aquellos cuerpos elevaban su temperatura a grados incontrolables.

-Más… más… más… Ahhhhh, diablos… dame mas…- pedía Kisa desesperado.

Yukina apretó con más fuerza aquella pierna posada en su hombro y movió sus caderas con más fuerza, produciendo un delicioso choque entre ambas pieles y sintiendo como se adentraba más en aquellas cálidas paredes. Kisa movía también sus caderas al mismo ritmo que marcaba su pareja logrando que la penetración fuera mas profunda.

-Ahhhh… Yukina… mas… massss…- pedía Kisa entre dulce gemidos que devoraban la tranquilidad del lugar.

-Ahhhh…- Yukina dejaba que sus roncos gemidos hicieran saber lo complacido que estaba.

Un movimiento lento y profundo, la combinación perfecta para alcanzar aquel punto, aquel momento, que hizo vibrar el cuerpo entero del pelinegro.

Guiado por sus instintos y sin salir de aquel excitante cuerpo, recostó el cuerpo de su amado y la pierna que antes reposaba en su hombro ahora se encontraba recta la cual se empujada por el peso del cuerpo de Yukina si flexionarse.

-Ahh, Ahhhh… Yukina… Yukinaaaa…- gemía descontroladamente Kisa.

Su cuerpo respondía perfectamente a aquellas formas de amar. Su cuerpo tan flexible se dejaba guiar.

Yukina poseído por aquella bestia hambrienta guio al pelinegro a un nuevo nivel.

-Ahhh… Kisa, Kisa… Ahh… mi Kisa…- sus roncos gemidos se mesclaban perfectamente con sus más profundos pensamientos.

Kisa busco deseoso aquella deliciosa boca la cual se apodero de sus labios con aquel deseo con tenido.

El intenso movimiento de sus cuerpos hacia crujir las maderas de la cama.

-Yukinaa…- un fuerte gemido escapo de esa pequeña y dulce boca.

Las paredes de su interior apresaron aquel enorme miembro mientras aquella blanca esencia manchaba ambos abdómenes.

-Kisa…- un ronco gemido dio por finalizado tan candente encuentro.

Todo el interior de Kisa fue inundando por el semen de su amado.

 

 

No supo en qué momento llegaron a esta situación, todo había sido tan repentino. En un estado de shock había dejado brotar sus mayores secretos.

Ahora estaba allí de pie frente al gran muro de cristal por el cual podía contemplarse la hermosa noche que abrazaba a Tokio con sus resplandecientes luces artificiales. Apoyo su mano en el cristal sintiendo como en sus hermosos ojos esmeralda se acumulaban las dudas, ¿Qué debía hacer en una situación como esta?...

Todo el departamento estaba a oscuras y solo la luz de la luna iluminaba el lugar.

Podía ver su reflejo en el reluciente vidrio. Unos fuertes brazos le rodearon por la cintura y sintió la profunda respiración de su acompañante en su cuello haciéndolo estremecer de pies a cabeza.

Sintió como el color carmesí se acumulaba en sus mejillas. Aquellos ojos penetrantes violetas le observaban de devoción.

-Déjame ser el único que te muestre los placeres del amor- susurro Usami con voz ronca.

Poseído por un deseo incontrolable y placentero hecho su cabeza atrás para poder encontrarse con el rostro de su amado. lentamente se unieron en un dulce y apasionado beso. Sus labios se rozaron con cariño y ansias de algo mas, en una sincronización perfecta Misaki abrió sus labios permitiendo el voraz encuentro de ambas lenguas que en un delicioso juego se encontraron y enredaron permitiendo que el sabor de ambos se fusionara en l boca del otro.

Misaki sintió como su cuerpo comenzó a arden con el más simple de los contactos. Las posesivas manos del escritor se aferraron con más fuerza al delicado cuerpo. El castaño recorrió sus piernas con sus ojos cerrados fantaseando que sus manos eran las de él para terminar el recorrido posándolas sobre las de Usami logrando entrelazar sus dedos.

Las experta lengua del escritor presionaba eróticamente la inocente lengua de su amado sintiendo como aquellos inconclusos gemidos luchaban por salir.

No hacía falta respirar, pues beber de los besos del otro era suficiente. Un fino hilo de saliva se escurrió por la comisura de los labios del castaño.

Se separaron con la respiración agitada. En un movimiento casi imperceptible Usami giro el delicado cuerpo del castaño dejándolo apoyado sobre el cristal permitiendo que ambas miradas se encontraran.

-Hazme tuyo- suplico Misaki con la respiración agitada.

El escritor sonrió de manera galante y cargo en sus brazos el frágil cuerpo de su amado.

Misaki desato la corbata del mayor mientras este se encaminaba a la habitación y la arrojo al suelo.

Entraron a la habitación y Misaki se escapo de aquellos fuertes brazos, le guiño un ojo todo sonrojado. Estaba completamente apenado de todos aquellos juegos que su lado oscuro maquinaba.

Camino de manera sensual, dándole la espalda a Usami, y se quitaba la corbata dejándola caer al suelo. Se volteo y miro con autentica inocencia al escritor. Se subió a la cama como si un pequeño cachorro de tigre.

Usami lo seguía con la devoradora mirada de uno de los depredadores más peligrosos del lugar. Estaba embelesado con aquella imagen tan provocativa. Era la mescla perfecta entre la dulce inocencia de un niño y la madurez de un adulto joven lleno de una vitalidad sencilla pero avasallante, era la obra de arte perfecta.

Comenzó a caminar hacia el castaño quitándose de un tiro el saco y luego la camisa arrojándolas al suelo sin preocupación alguna.

Misaki estaba sentado en cama esperando por su amado. Jugaba con sus dedos nervioso y se mordía el labio inferior ansioso. El escritor se sentó en la orilla y elevo levemente el rostro del castaño.

Sin pensarlo se arrojo aquel fuerte pecho y busco el contacto de aquellos expertos labios. Fue recibido con ferviente pasión.

Recostado sobre el colchón sintió como su lengua era mordida con suavidad provocando que sus caderas buscaran aquel tan ansiado e íntimo contacto con el escritor.

Nuevamente el aire y algo más los obligo a separarse. El mayor estaba hipnotizado con la belleza de su amado, sin pensarlo dos veces acaricio aquella sedosa cabellera con delicadeza. Se dejo estremecer como nunca antes por aquel delicioso aroma a perfume de cítricos.

Sus grandes y frías manos comenzaron a desabotonar con devoción los botones de la camisa hasta que la pudo quitar envidiando como aquella tela acariciaba la piel de porcelana del castaño sin restricción.  Trazo líneas imaginarias con las yemas de sus dedos sobre aquella piel y recorrió aquel pequeño cuerpo  hasta llegar a la rodillas. Con delicadeza quito primero una bota y luego la otra. Sostuvo por unos instantes el pie derecho de su amado sintiendo como era devorado por la ansiosa mirada de su pequeño. Como si fuera una promesa de amor silenciosa deposito un beso en el dedo meñique del pie derecho y volvió a posicionarse sobre aquel pequeño cuerpo.

Misaki respiraba con dificultad y sentía como aquel calor consumía su cuerpo en un deseo pasional. Sin los besos del escritor su garganta se sentía seca.

Usami beso suavemente aquello labios que marco como suyos dando una leve mordida. Comenzó un cálido camino de besos húmedos sobre aquella tersa piel hasta llegar a la base del cuello donde se experta lengua y su ardiente cuerpo descubrieron que encendía al castaño.

-Mmmmm… mmmm…- suspiros más sonoros surgían de aquello inocentes labios.

Misaki no podía respirar por las acciones del escritor que le quitaban el aliento. El no era así pero quizás ya no era el mismo de siempre, un sentimiento le llevaba a conocer la importancia de los actos carnales. Quería construir la escalera al cielo con aquel hombre, quería ser quemado por aquellas frías manos.

Cerró sus ojos y se dejo llevar por un camino sin regreso al placer.

Aquellos labios descendieron por la dulce piel del muchacho hasta llegar al estomago dejando pequeñas mordidas.

-Ahhhh… Usami…- gimió suavemente Misaki sintiendo como aquella ruda acción hacia brotar en si ese instinto que luchaba por mostrarse en su totalidad.

Estaba complacido de que sus posesivos actos fueran los que encendieran a su adoración.

Sus fuertes manos presionaban levemente la cintura del castaño logrando que este arqueara la espalda y permitiendo que aquella creciente erección rosara contra su fuerte pecho haciéndole saber que realizaba su trabajo con excito.

El sudor comenzó a viajar por aquella envidiable piel de porcelana de un color durazno pálido.

Su boca siguió jugando con aquella virgen piel mientras ahora una de sus manos acaricia con la yema de sus dedos el miembro del castaño sobre la tela.

Adelantando los hechos con ayuda de sus propios pies se quito los zapatos y lo arrojo al suelo.

-Ahhh… Usami, Usami… Ahhh… que… que haces?... Ahhh…- preguntaba Misaki con aquella inocente voz de ángel mientras sentía aquellas interminables caricias y una traviesa mano que comenzaba a quitar sus shorts.

La prenda cayó al suelo delatando la oportuna desnudes del castaño.

En los labios de Usami surco una juguetona sonrisa. Con el dedo índice trazo una línea desde la punta hasta la base de aquel despierto miembro.

-Ahhhh…- un gemido breve pero sonoro broto de esos labios.

Totalmente apenado de su desnudes y las acciones del mayor reacciono rápidamente sentándose con sus piernas de cada lado tapando con sus pequeñas manitos su virilidad.

Misaki jugaba mordiendo su labios inferíos tratando articular palabra alguna pero el revuelo de emociones en su cuerpo no le dejaba pensar con claridad.

Usami tomo una de esa delicadas manos y la poso sobre su duro y gran miembro logrando exaltar al castaño que se sonrojo completamente y llevo uno de sus dedos a su boca jugando con este de manera tan inocente que producía efectos lujuriosos en el mayor.

-Solo por ti me tomaría todo el tiempo del mundo para acerté el amor- declaro el escritor con voz ronca.

El castaño se estremeció completamente dejando escapar un gemido suplicante, él quería más.

El escritor a la velocidad de la luz pero con su toque seductor se quito la prenda quedando solo en bóxers.

Guio a Misaki con su avasallante personalidad y sin dar cuenta el ya se encontraba acostado sobre la cama con un tímido Misaki sentado sobre su abdomen.

El escritor asintió con la cabeza dándole permiso a Misaki para que explorara.

El castaño cerro sus ojos y dejo que sus delicados dedos recorriera aquel delicioso cuerpo fornido, dejo que su sentido del tacto recreara en su mente la forma, la textura y la sensación de tocar a ese hombre. Sentía los músculos duros y marcados, todo un macho con el que la mayoría de las mujeres soñaban. Entonces comenzó a acariciar su cuerpo explorándose a sí mismo. Delgado y pequeño. Ambos encajarían perfectamente.

Cegado por la pasión quito la última prenda del escritor y regreso a sentarse sobre la pelvis de este cuando se lo pidió.

-Sedúceme- pido Usami con voz ronca.

-Ahhhh… Usami… ahhh… pervertido- dijo Misaki entre gemidos, sentía el caliente miembro del escritor chocar con el suyo.

El escritor con un deseo lascivo en sus interiores dio una suave y sonora palmadita en el trasero del menor incitándolo a comenzar un sutil movimiento. Misaki inicio con un delicioso rose.

-Tú eres más pervertido… gimiendo con tan solo el calor de mi cuerpo- dijo Usami con arrogancia y deseo.

-Usami… Ahhh… es Usami…. Ahhh, ahhhh… quien me hace pedir más… Ahhh…- dijo Misaki entre dulces gemidos, fuertes y arrastrados de manera sensual provocando al escritor.

Misaki seguía moviendo su cadera permitiendo que ambos miembros se frotaran sin pudor.

El calor de sus cuerpos se elevaba hasta el cielo y solo la culminación de tan ardiente acto traería la satisfacción a aquellos hambrientos cuerpos.

Sin darse cuenta, sin comprender sus lascivos actos, llevo tres de sus dedos a su boca y los labios con sensualidad provocando gruñidos de places en un ansioso escritor. Los humedeció con su traviesa legua que jugaba con inocencia.

-Mete el primero en tu entrada suavemente- ordeno Usami con una voz condenadamente erótica.

Misaki lentamente acerco su mano a su entrada y permitió que su dedo lentamente masajeara la entrada hasta que cediera solo unos milímetros en los que él se pudo introducir. Estaba dividido entre una pequeña incomodidad en su parte trasera y el ardiente rose de los miembros.

-Ahora muévelo lentamente de manera circular- ordeno Usami complacido.

Una imagen totalmente erótica. Misaki moviendo sus caderas mientras se preparaba el mismo con sus dedos dejando que de su boca brotaron los gemidos mas deseos y suplicantes que el escritor jamás se hubiera imaginado; el castaño tenia la piel sudada, sus mejillas sonrojadas, sus ojos cerrados y su boca entreabierta.

Los dedos lentamente se fueron aventurando uno a uno hasta ser tres moviéndose de manera caliente en es acogedor interior.

Todo era puro placer hasta que aquellas manos lo detuvieron.

Misaki abrió sus ojos y miro confundido al escritor temiendo a no haberlo complacido, y por culpa de su ineficiencia haber acabado con la ardiente y romántica atmosfera.

-Te deseo- declaro con voz ronca.

-Quiero que posas mi  cuerpo… te necesito…- suplico Misaki.

-Demuéstramelo- dijo el escritor.

Misaki con inocencia y timidez elevo sus caderas, sus manos acomodaron el miembro del escritor y lentamente se auto-penetro.

-Ahhhh… Ahhhhh… Ahhh…- gemía en un confuso mar de sensaciones sintiendo como aquel enorme pene se abría paso en su estrecho interior.

-Ahhhh… Misaki…- el ronco gemido del escritor lo animo a comenzar un movimiento lento de caderas.

Sus pequeñas manos se posaron sobre aquellos envidiables abdominales y lentamente comenzó a subir y bajar con un erótico movimiento de caderas.

Los cuerpos sudaban descontroladamente al ritmo de aquellas lentas, profundas y certeras envestidas.

Era un vals de provocación probando el erotismo que a través de los ojos lograba los más placenteros momentos en una pareja.

Mientras Misaki seguía aquel rítmico ritual jugaba con su cuerpo auto-complaciéndose con caricias sutiles y jalando su cabello en clara señal de necesitar más fuerza, brutalidad y pasión.

Usami como todo u experto en la cama, conocedor de las más ardientes posiciones del kamasutra, ejecuto una acrobacia perfecta invirtiendo las pociones. Dejo el cuerpo de Misaki sentado apoyando su espalda en un alto de cómodas almohadas.

El castaño miraba suplicante al escritor sin comprender porque razón había terminado aquel placentero momento.

Usami sonrió complacido con las suplicas de su pequeño. Como si conociera la virtud de flexibilidad de aquel cuerpo elevo las piernas del castaño y las separo formando una perfecta v dejando que el cuerpo del castaño centrar su peso en su espalda contenía por las almohadas. Haciendo uso de su fuerza sostuvo aquel pequeño cuerpo levemente elevado.

Sin aviso y con deseo penetro de una sola estocada ese exquisito cuerpo.

-Ahhhhhhhhhhh… Usamiiii….- había conseguido el gemido más sabroso de aquellos tiernos labios cuando su perfecta y brutal intromisión había tocado el punto perfecto.

Comenzó aquellas brutales envestidas que solo un fornido y atlético cuerpo como el suyo sería capaz de proporcionar.

Se sentía extrañamente excitado en esa posición tan intensa. Su cuerpo se adaptaba perfectamente a las órdenes del mayor.

Era un salvaje vaivén lleno de pasión y un puro amor.

-Usami… Usami… más, más… quiero más… Usamiiiii…- Misaki gemía sin pudor con su conciencia viendo todo apenado.

El escritor no podía negarse a aquella petición, el también deseaba llegar aun más profundo.

Siempre acertado tocando aquel punto que llevaba a la perfección esos delirantes gemidos.

-Ahí… Ahhhh… Akihiko- nada más penoso y placentero que pronunciar aquel nombre, apropiarse de aquel hombre que sin pudor le hacía el amor.

-Te amo…- pronuncio Usami entre gemidos con su voz ronca.

-Akihiko, Akihiko… Ahhhhh…- Misaki no podía dejar de gemir deseoso pero sus mejillas sonrojadas por la pena le hacían saber al mayor que ese pequeño estaba consciente.

Sus miradas se encontraban en aquel fogoso momento, sin pena a ocultar lo que sentían.

Sentía como su cuerpo reaccionaba con más fuerza, estaba llegando al clímax.

Usami libero aquella torneada piernas de su agarre permitiendo que se enredaran en su cintura, el tomo con fuerza el pequeño cuerpo de Misaki por la espalda mientras este se aferraba a aquella sedosa cabellera.

Las envestidas perfectas, salvajes y precisas en ese punto ideal. Aquellas calientes paredes lo aprisionaron deliciosamente…

-Akihikoooo…

-Misakiiii…

Llegaron a aquel delicioso orgasmo sintiéndose completamente recibidos el uno por el otro. La semilla del escritor inundo con su calidez el interior de Misaki y este se vino entre ambos abdómenes.

Usami rodo un poco dejando que el pequeño cuerpo reposara en su amplio y fuerte pecho.

-Te amo Akihiko- susurro Misaki apenado sintiendo como los parpados le pesaba.

El escritor deposito un casto beso en la frente del menor y susurro un “yo también te amo Mi Misaki” al oído del menor antes de que ambos cayeran profundamente dormidos.

 

 

Llegaron a las puestas de un hotel de diseño hogareño en pleno centro.

Miyagi ingreso cargando el pequeño cuerpo entre sus brazos. Con un pequeño gesto con la cabeza saludo a la recepcionista que le dio la bienvenida como si se conocieran de toda la vida.

Subieron por el ascensor hasta el séptimo piso e ingresaron en la habitación 27. Se adentraron en la habitación. Tras cerrarse la puerta Shinobu miro furioso a Miyagi esperando una explicación por parte del mayor.

El profesor camino hasta la cama y deposito con delicadeza ese bello cuerpo.

El rubio se sentó en la cama y analizo todo el lugar con minuciosidad.

-¿Qué opinas del lugar?- pregunto Miyagi con un particular interés.

-Para ser un motel es muy aburrido- dijo Shinobu con claras intenciones de ofender al mayor.

El profesor soltó una risilla divertida y sonrió con dulzura al chico.

-Solo te pedía una opinión personal del lugar, del ambiente de la habitación- dijo Miyagi.

Shinobu repentinamente sonrió olvidando su enojo, lo cual hizo gracia de una forma adorable al profesor.

-ES muy acogedor, no es del todo sencillo pues se nota que hubo una buena inversión pero transmite un aura de paz y calidez- dijo Shinobu con un angelical gesto en el rostro.

El profesor quedo atrapado en aquella belleza llena de pureza solo por unos segundos.

-Es así como quiero vivir, quiero sentirme acogido por el cariño de mi amado- dijo Miyagi acariciando con delicadeza la mejilla del rubio.

-No debes hacer esto, no debes forzarte- susurro Shinobu dolido.

-Me equivoque… quise negarme la atracción entre nosotros pero no pude, di un punto final al pasado porque deseo estar contigo- confeso Miyagi con su mano libre en el corazón.

-No juegues conmigo- suplico Shinobu luchando contra su dolor.

-Entiéndeme, siempre supe que eras tú… Siempre supe que fui el primer en tocar tu cuerpo y que ahora del fruto de esta pura pasión crece en tu interior- dijo Miyagi dirigiendo la mano de la mejilla hacia la pequeña barriga.

Shinobu miro con un pequeño brillo de esperanza en sus ojos.

-Siempre supe que te amaba, siempre supe que aquella noche fue nuestra primera vez juntos… perdóname por hacerte esperar- dijo Miyagi con la mirada cristalina temiendo al rechazo.

Sin pensarlo el rubio se arrojo  los brazos de su amado embargado por la felicidad que tanto había anhelado.

Se separaron solo unos milímetros permitiendo que ambas narices se rozaran en una inocente caricia que saco las más bellas de las sonrisas en ambos rostros.

El aliento del otro quemaba la propia piel. Lentamente se acercaron sus labios, rozándose con deseo. Un dulces bezo fue el sello que marco el inicio de un perdón concedido por el verdadero amor.

El calor embargo ambos cuerpo, Shinobu sintió como en su interior en le pequeño que crecía en el vientre se removió de felicidad aunque solo fuera una sensación del instinto maternal.

Los brazos del menor rodearon cuello del mayor y este lentamente lo fue recostando.

El beso se fue intensificando permitiendo que ambas lenguas se encontraran en un dulce abrazo, enredándose una en la otra recibiendo el sabor ajeno gustoso.

La maldita falta de aire los obligo a separarse y Miyagi fue capaz de contemplar la imagen más adorable y erótica jamás imaginada; el pequeño aun mantenía sus brazos rodeando el cuello del mayor, su respiración era acelerada, sus mejillas sonrojadas, sus cabellos revueltos y esos bellos ojos grises estaban cristalinos suplicando por más.

-Miyagi no sé si sea seguro seguir- dijo Shinobu con dificultad aun en contra de lo que sus instintos le pedían, preocupado por su bebe.

-No te preocupes, investigue con Nowaki y él me aseguro que podemos mantener relación hasta los 5 meses- mintió Miyagi pues sabía que tanto ese chico como él lo deseaban y solo se necesitaba de una buena escusa para poder proseguir.

Shinobu asintió tímidamente con la cabeza dándole el permiso para que el mayor prosiguiera.

Las manos de Miyagi lentamente comenzaron a quitar las prendas que cubrían la delicada figura de la sexy “mama”. Podía sentir el acelerado latir de su pequeño amado. Aquel calor que emanaba ese delicioso cuerpo lo embriaga y podría jugar que cada segundo sus yemas rosaban el pequeño pero notable vientre de su niño podía sentir la presencia de su hijo.

Estaba totalmente desnudo permitiendo que la luz de luna hiciera resaltar su piel nívea. El profesor quedo embobando con ese angelical cuerpo que se curvaba en el abdomen.

-¿No es muy pequeña tu barriga para tu tres meses?- comento Miyagi quien seguía embelesado en sus fantasías futuras.

Shinobu estaba totalmente sonrojado, apenado, al ser la imagen con la que se deleitaba el mayor.

-Es que se parece a su papa, no es tan revoltoso como yo- dijo Shinobu como toda una madre intuitiva.

Miyagi se acero al rostro de pequeño y analizo cada facción de ese perfecto rostro.

-Pero seguro será tan bello como tu- dijo Miyagi con orgullo.

El rubio robo un breve beso de los labios del mayor, pero este tan deseoso no se conformo con eso. Nuevamente ambas bocas se encontraron en u ardiente encuentro en sus hambrientos labios y sus traviesas lenguas.

Shinobu sentía como la necesidad le quemaba el cuerpo, era un deseo del cual se veía incapaz de contenerse. Su cuerpo se estremecía por completo.

Nuevamente se separaron para respirar pero el experto y fogoso profesor tuvo el deseo de seguir descubriendo por segunda vez ese bello cuerpo.

Esa piel era sedosa, todo un deleite acariciarla con tanta paciencia y amor como él lo hacía. Besaba cada rincón de ese cuerpo con cariño sin dejar marca alguna, no era necesario hacer hecho de que ambos se correspondían.

Esa húmeda lengua sabía como complacer esa aterciopelada piel sin necesidad de juegos sucios.

El calor del aliento inundo uno de sus pezones.

-Ahhhhh…- un gemido voraz broto de esos deliciosos labios.

Aquella ágil lengua que acariciaba su pezón lo hacía gemir, un contacto tan simple lo hacía enloquecer.

Esas grandes manos se cautivaban con la textura y la forma de tanta perfección. Recorría con paciencia el sendero a la gloria dedicándole suaves caricias circulares con la yema de sus dedos.

-Ahhhh… Miyagi…. Ahhhh…- su boca no ocultaba sus deseos.

Esos gemidos desgarraban su hambriento interior y hacían que la erección entre sus piernas lo obligara a tener un orgasmo con solo oír esos deliciosos sonidos.

Sus dientes se alimentaban del contacto con ese duro pezón y su boca degustaba el sabor de la victoria.

-Ahhhh… Dios… Ahhhhhh…

El orgasmo llego a su frágil cuerpo logrando eyacular entre ambos abdómenes.

Shinobu sintió morir de la vergüenza al ser tan precoz a causa de esas deliciosas pero inocentes caricias.

-Dicen que durante el embarazo el apetito sexual aumenta, no te preocupes- comento Miyagi como si al mirar esos puros ojos hubiera leído los pensamientos del menor.

Shinobu seguía apenado pero se olvido de todo cuando sintió la ardiente lengua de mayor recorrer las partes de su piel manchada con semen. Su lengua trazaba figuras que solo podían ser parte de un provocativo juego erótico.

Shinobu no podía negarse a estas alturas. Sin darse cuenta había separado sus piernas permitiendo que Miyagi se acomodara entre estas.

Los lugares que ese húmedo intruso recorría se sentían calientes.

-Ahhhhh… que rico…- un gemido casi incontrolable producto de sus mas primitivos deseos.

Fue ahí cuando comprendió que aquella traviesa lengua había llega a recorrer todo el camino hasta su entrada.

Miyagi comprobó lo que creía obvio, con tanta excitación corriendo por el cuerpo del menor la entrada ya se encontraba dilatada.

-Miyagi- llamo Shinobu al profesor al ver como este se acomodaba para penetrarlo.

-Descuida…- dijo Miyagi acariciando con una de sus manos el angelical rostros de su amado mientras que apoyaba todo su peso en el otro brazo, sin pensarlo mucho descendió hasta el abdomen del joven y repartió tiernos besos sobre este- jamás te dañare ni a ti, ni a nuestro hijo ni a los futuros.

-¿Espera dijiste…- Shinobu intento formular una pregusta que lo asombro por completo pero la repentina y lenta penetración le robo el aliento.

-Ahhhh… Miyagi…- fue un gemido empalagoso y seductor.

Los brazos de Shinobu automáticamente rodearon el cuello del mayor.

Comenzó ese lento vaivén, tratando de contenerse aquellas salvajes ganas de sentir brutales penetración para cuidar al bebe.

-Miyagi… Miyagi… Miyagi…- solo podía gemir el nombre de su amado sin pudor alguno.

Movía sus caderas buscando mas contacto, ese que su amante le negaba por no lastimar al pequeño.

Esa eróticas insinuaciones y suplicas destruían poco a poco el autocontrol del profesor, quien para no enloquecer y romper ese frágil cuerpo con sus embestida lo penetraba profundamente tocando ese punto que hacia al joven pedirle más.

-Por favor… mas… mas…- suplicaba Shinobu con esos sabroso gemidos.

Esa fue la frase mágica, el autocontrol al carajo.

Ese sabroso vaivén fue aumentando de velocidad hasta que aquellos gemidos se volvieron gritos de placer.

-Ahhhhhh, ahhhhh… Miyagi… Miyagi… Miyagi- Shinobu gritaba complacido el nombre de aquel único hombre que lo satisfacía.

El frenesí en sus cuerpos le pedía más, que abrieran la puesta que los haría delirar.

Esas embestidas perfectamente salvajes dieron en ese punto incansables veces… el clímax llego. Esas paredes se contrajeron apretando ese enorme pene. El orgasmo los alcanzo.

-Ahhhhh- terminaron al unisón un dentro y el otro entre ambos abdómenes.

Lentamente, al borde del sueño, se acomodaron dentro de la cama para caer en un profundo sueño pronunciando un “te amo” al unisón que les permitió dormirse sintiéndose en paz.

 

 

Llegaron al departamento del castaño. La escusa perfecta fue la de ir a tomar un café mientras esperaban la llegada de los demás.

Estaban ambos allí en el sillón sentados muy juntitos uno a la par del otro. Las dos tazas de café permanecían intactas sobre la mesa del living. Nowaki no podía quitar su mirada de su lindo acompañante y Hiroki tenía vergüenza de ver al médico y que descubriera sus sucios e “involuntarios” pensamientos.

Solo se oía el eco del palpitar de ambos corazones.

-Hiro-san te amo- pronunciaron sin titubear y con seguridad los labios de Nowaki.

Hiroki en un intento vano por defenderse quiso golpear al médico con una almohada pero este fue más rápido y lo derribo sobre el sillón.

El castaño se deslizo de espalda y retrocedió lo suficiente para poder alejar aquel sexy hombre empujándolo con el pie sobre su pecho.

Sin pensarlo mucho y viendo una buena oportunidad se arrojo el piso y salió corriendo. Ni lento ni perezoso Nowaki se paro y comenzó a seguirlo por todo el departamento tratando de atraparlo.

Había comenzado un tentador juego de la pilladita, estando en juego el placer de sentirse y caer ante los encantos de aquel loco sentimiento.

Hiroki corría velozmente dejando objetos de por medio que dieran un distancia razonable para sentirse a salvo, sabía que si se deja atrapar no podría contenerse.

De un momento a otro sintió como una extraña felicidad se expandía por su pecho llenándolo de adrenalina.

Un tonto juego en la ansiosa espera de ser cazado.

Sonreían, reían.

Un mal movimiento hizo que ambos chocaran de frentes quedando el castaño preso de esos protectores brazos. Fue un impulso, fue un deseo.

Aquellos labios se unieron en un cálido beso lleno de sentimientos descubiertos.

Esos fuertes brazos levemente bronceados tomaron a aquel cuerpo de la cadera, mientras el castaño enredaba sus piernas en la cintura del médico.

Sin darse cuenta fueron absorbido por un dulce beso que poco a poco subía de temperatura logrando un encuentro erótico entre ambas lenguas recibiéndose gustosas la una a la otra.

Una fuerte presión, esos cuerpos encontraban en el otro esa chispa que hacía a sus cuerpos sentirse como un barril de pólvora a punto de estallar.

No importaba en qué momento paso, solo le interesaba saber que bajo su espalda sentía la suavidad de su cama y que sobre el tenia a aquel apasionado y dulce hombre dispuesto a amarlo.

El aroma a lavanda inundo el lugar.

Aquellos ansiosos cuerpos se frotaban el uno en el otro buscando desprender esa chispa que los hiciera enloquecer. Una fricción perfecta, era las piezas correctas del rompecabezas.

Sus cuerpos se buscaban a ciegas mientras sus bocas jugaban enredándose y jalándose suavemente produciendo un gran deseo de gritar el nombre del otro.

Hiroki acariciaba el pecho del médico con las manos temblorosas ansioso por quitar la estorbosa prenda que no le dejaba contemplar aquel escultural cuerpo.

Todo subía de nivel y la lujuria hacia vibrar las paredes con tan solo un roce y dulces besos.

Eran esas grandes manos la que dibujan sobre aquel pequeño cuerpo el camino del amor. Lentamente quito la prenda superior arrojándola al cuerpo.

Su mirada café pedía a gritos ser guiada por el camino del dulce placer que hacer el amor le proporcionaba al cuerpo.

Sonrió sin segundas intenciones, abrazado por el deseo de amar. Su boca repartió pequeños besos sobre aquel rostro tan perfecto que solo a él le mostraba sus mejores sonrisas y verdaderos sentimientos.

La ardiente lengua dibujaba perfectos círculos sobre la piel de su amado.

-Mmmmm…- los primeros suspiros de placer de Hiroki no se hicieron esperar.

Sonrió para sus adentros. Acerco su nariz a aquella piel canela y aspiro ese oler a lavandas, el mismo que se esparcía por las sabanas, logrando un delicado rose.

Su cuerpo entero se estremeció liberando sus labios una extraña mezcla de suspiro con una risilla traviesa. Llevo sus manos a su boca y la cubrió con el deseo de acallar esos extraños sonidos.

Aquellos labios comenzaron a besar delicadamente la clavícula del castaño mientras las manos se deleitaban con la sensación tan insinuante de sentir el calor del cuerpo ajeno.

Sentía esos suspiros ahogados que morían bloqueados por aquellas pequeñas manos.

Elevo su mirada y sonrió con amor a su compañero.

-Quiero ser el único que pueda sentirse alagado de escucharte gemir, quiero ser el único con el que puedas sentir aquello que quieres acallar- susurro Nowaki con dulzura.

Hiroki se sonrojo por completo y cubrió su cara con una almohada color azul.

Nowaki sonrió y siguió con su labor. Acariciaba con sus labios aquella piel tan tersa y tentadora que lo provocaba a que llegara hasta el final.

Sus grandes manos descendieron por aquella piel hasta tocar los pezones.

-Ahh…- un primer gemido suave e insinuante broto de los labios de Hiroki.

Un roce suave pero intenso para aquel cuerpo.

Su respiración agitada y el acelerado palpitar de su corazón.

Dibujo círculos con la lengua sobre aquella parte tan sensible, deleitándose con la dulce voz de su amado. Su boca nuevamente retomo aquel dulce camino hacia el paraíso, repartiendo beso sobre esa exquisita piel de porcelana.

Esos húmedos labios lo hacían estremecer de pies a cabeza llevándolo a perder la cordura. Sentía sus mejillas sonrojadas y se dejaba hacer por aquellas cálidas manos pues su timidez y temores le impedía tomar el control.

Nowaki podía sentir las mescla de emociones en aquel frágil cuerpo, los pequeños temblores de temor y los dulces jadeos de pasión y deseos.

-Cubre tus ojos y cuenta hasta treinta- pidió Nowaki con su varonil voz cargada de ternura.

Quería jugar un juego que llenara de seguridad a su amado.

Hiroki confundido cubrió su rostro con sus manos y comenzó a contar.

Fue entonces que Nowaki con cuidado repartió suaves caricias a aquel cuerpo. Enredo sus manos en aquella sedosa cabellera. Acerco su rostro y con la punta de la nariz fue trazando hermosos círculos sobre el cuerpo de su amado. Sus manos fueron descendiendo por aquel deseable cuerpo delineando sus cuervas.

Cada número era pronunciado en un excitante suspiro. Su cuerpo entero era arrastrado por aquel ardiente momento. Eran caricias simples pero eróticas capas de darle a aquel cuerpo la paz necesaria para avanzar un poco más hacia el placer.

No sentía nada más que el dulce roce que lo hacía estremecer de las maneras más maravillosas.

-Mmm… 30…- en un suspiro mesclado con un gemido arrastrado de manera lenta pronuncio el último número.

Abrió sus ojos y se encontró frente a frente con aquel par de océanos que lo cautivaban. Un suave movimiento de caderas logro el sensual rocen entre ambos miembros y permitió la fricción entre aquellas ardientes pieles.

Los colores subieron a su rostro cuando comprendió que ambos se hallaban desnudos.

Nowaki simplemente se dedico a contemplarlo mientras se recostaba sobre la cama dejando que su amado fuera quien tomara el control, quería permitir que aquel tímido castaño explorara su cuerpo como si se tratara de una mascota recién llegaba a un nuevo hogar.

El observaba todas las acciones de su acompañante con cautela. Verlo así y que no intentara tocarlo lo desesperaba y con su mirada buscaba tentarlo a más.

Su pequeño cuerpo se acomodo sobre aquel escultural hombre y lentamente con sus manos comenzó a explorar ese amplio pecho.

Era un cuerpo trabajado, con los abdominales marcados. Era firme y cálido.

-Mmmmm…- suspiro tras suspiro brotaban de sus labios de solo sentir como su desnudo miembro rosaba cada parte de ese deseable cuerpo.

Fue descendiendo lentamente haciendo que sus labios rozaran con delicadeza aquella piel. Trazo un camino explorando estas nuevas sensaciones de sentir.  Llego a aquella parte del cuerpo que tanto deseaba sentir.

El bien dotado miembro de Nowaki se erguía frente a sus ojos. Delicadamente sus dedos comenzaron a acariciarlo lentamente de arriba a abajo. Un gruñido recibió como incentivo para seguir.

Le excitaba sentir lo caliente y húmedo de aquel pene entre sus manos… Un pensamiento sucio y juguetón paso por su mente. Lentamente acerco su boca y dio un pequeño beso en la punta de aquel miembro. Repartió cálidos besos en toda la extensión de ese pene para luego de manera inocente pero a la vez provocativa introducirlo en su cálida y húmeda boca.

Sentía su cuerpo explotar en placer cuando su mimbro fue acogió por esa deliciosa boca.

Su inexperta boca llevaba un ritmo lento pero sabroso para aquel que sentía esa húmeda lengua recorrerlo en toda su extensión.

-Hiroki…- un ronco gemido escapo de los labios de Nowaki al sentir como todo su pene entraba y salía de esa pequeña boca.

Todos los sentidos del castaño reaccionaron del golpe invadido por la timidez. Se separo de golpe asiendo a un lado del cuerpo del médico arrojándose pansa abajo sobre la cama ocultado su rostro en una almohada.

Nowaki sonrió con dulzura y se posiciono sobre el cuerpo del castaño. Humedeció tres dedos en su boca y acerco el primero a la entrada de su amado. Masajeo la parte exterior lentamente abriéndose paso al interior de aquellas cálidas paredes que se contrajeron atrapando su dedo que lentamente comenzó a moverse.

-Yo no tengo ninguna intención de lastimarte, de verdad te ama y no quiero demostrártelo solo con palabras- pronuncio Nowaki al oído del castaño.

Aquel dedo producía estragos en el cuerpo del castaño.

-Ahhhh… Ahhhh…- los primeros gemidos brotaron de aquellos labios.

Sabía que se deseaban pero la timidez era un fuerte bloqueo para el castaño.

Aquel dedo intruso sabía como complacer aquel cálido interior, pero no siendo suficiente se introdujo otro. Otro dedo mas se antro en aquel cálido lugar. Era un simple juego con movimientos circulares, 1… 2… 3 eran los dedos en el interior del castaño causándole el más exquisito placer.

-Ahhhh… Nowaki…- aquel nombre se escapo de sus labios.

Ocultaba su rostro con el deseo de poder dejar expresar su deseo.

Sintió enojo cuando aquellos dedos abandonaron su interior pero una lente y nueva intromisión lentamente se apodero de su interior.

-Ahhh… Ahhh… Ahh… Ahhhh…- gemido tras gemido brotaron de esos labios mientras aquel gran miembro se abría paso en su interior encendiéndolo totalmente.

Sintió aquella extensión completamente dentro de él.

-Déjame ser el único que pueda amarte- pidió Nowaki mientras comenzaba un lento vaivén.

Los movimientos en su interior eran profundos y precisos tocando un punto que él desconocía el cual era capaz de darle un placer inigualable.

El pecho de Nowaki  chocaba contra la espalda de Hiroki pero mantenía su peso apoyado en sus brazos a cada lado de aquel frágil cuerpo.

Sus envestirán eran perfectas haciendo que los dos se fusionar de manera sincronizada dejando que sus gemidos se fundieran en uno.

-Nowaki… mas… Nowaki…- Hiroki pedía entre gemidos sintiendo como su cara aumentaba cada vez más su tonalidad rojiza por la vergüenza.

Era la sensación más exquisita que jamás había experimentado. Le complacía sentir ambos cuerpos sudados haciendo el amor sin restricción.

Un movimiento perfecto, toco con tanta intensidad aquel punto que hacia enloquecer a su castaño.

-Ahhhhhhh… Nowaki, Nowakiiiii…- un gemido fuerte y delicioso, un grito de pasión.

En un rápido movimiento giro el cuerpo de Hiroki y coloca las piernas de castaño en sus hombros. Nuevamente  en una salvaje penetración se introdujo en el cálido interior de su amado siendo recibido de manera complaciente.

Era mágico aquel calor que quemaba sus cuerpos avivando las llamas de la pasión y el deseo. Gritaban de placer sintiendo como aquel dulce juego de amor y lujuria quería culminar en las más apetecibles sensaciones.

-Ahhhhh… Ahhhh…- los dulces gemidos opacaban la belleza de aquella magnifica noche.

Sintió como las paredes de aquel cálido interior se contraían apretando su miembro.

Una perfecta sincronía.

Ambos se corrieron, Nowaki en el interior de su amado y Hiroki entre ambos cuerpos.

Hiroki cerró con fuerza sus ojos y rodeo el cuello del médico con sus manos.

-Te quiero- pronuncio con timidez.

Nowaki sonrió complacido y deposito un cálido beso en la frente de su amado.

-Yo también te quiero- pronuncio con dulzura.

En un cálido abrazo, uno al lado del otro, cayeron un u profundo sueño.

 

Notas finales:

Que tal el capi???

Por fin lemon y por cuatro, ya que todas las parejas tuvieron su momento =D

Mi intencion en cada escena fue atrapar la escencia de la pareja o situacion en la que su romance se desarrolla en mi historia...

 

pregunta:

¿Cual es su pareja favorita de junjou o sekaiichi?

Esta se relaciona con mi fic... ¿Cual fue en su opinion el lemon mas interesante?

¿Cree que alguien mas quede embarazado? ¿Quien creen que sea?

 

Mis parejas favoritas son la romantica, la terorista y la erotica... En mi opinion esta parejas tiene los ukes y semes mas lindos/sexis y variados...

las otras preguntas no las responderes pues seria dar pistas de como terminara...

Ya quedan 8 capis masomenos, cada vez mas cerca del final...

Gracias a todos los que siempre comentan...

Besossss

 


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