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Compartamos un beso por Aomame

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Compartamos un beso


Dulce Amargo II

Ha aquí la escena que Takuma está viendo, o en su opinión, padeciendo. Su mejor amigo (Kuran Kaname) está tirado (literal) en el sillón. Tiene la cara hundida en el  cojín, pero ni así puede dejar de escuchar sus lamentos. Sólo espera que no se ahogue con sus propios mocos, ya que en tal caso tendría que explicar a la policía que el idiota de su mejor amigo, había muerto, precisamente por idiota; y no tenía ni ganas ni tiempo. Y luego, seguramente, le preguntarían  porque no había evitado que se ahogara, y entonces ¿qué diría? ¿Qué se puso los audífonos esperando a que  terminaran sus quejas? ¿O qué simplemente fue benévolo?  Sí, había sido humanitario y lo había dejado morir. Porque en resumidas cuentas ¿qué era Kaname, si no un moribundo? Sí, eso, un ente carente de soplo de vida, que tarde o temprano habría dejado el mundo y que al ignorar sus bocanadas de aire y sus intentos de respirar, había hecho un acto de bondad.

Takuma sacudió la cabeza, era demasiada explicación y le fastidiaba, así que prefirió evitar la muerte adelantada de su amigo; después de todo no estaba seguro de que la muerte asistida fuera legal en Japón. Así que, con toda la delicadeza que pudo, le pateó un par de veces (la delicadeza consistió en que lo hizo con el pie enfundado en un suave, limpio y blanco calcetín) y lo obligó a moverse y apartar la cara del cojín del sillón.

-Vamos, Kaname-le dijo-no es para tanto.

Su amigo lo miró con los ojos rojos y un hilo de moco transparente de la nariz a su labio superior.

-¡Sí lo es!-lo contradijo y se limpió el moco con el antebrazo.

Takuma frunció el ceño, ese de ahí, ese ¿era su amigo? Nunca lo había visto tan desesperado, tan dolido, tan indefenso, como si fuera un niño pequeño perdido en medio de una calle concurrida donde nadie le prestaba atención.

-¿Es que no te has dado cuenta?-le preguntó armándose de paciencia.

-¿De qué?

-¿De que estas enamorado de Kiryuu Zero?

-…Sí, eso ya lo sé.

-¿Entonces por qué diablos hiciste eso?

Kaname se incorporó, sentado en el sillón, sorbió sus fluidos nasales y lo miró.

-¿Nunca has hecho algo que en el fondo no querías hacer pero que pensabas que era lo  correcto, pero no lo era y de lo cual no te puedes retractar porque de todas maneras, no sabes que otra cosa habrías hecho?

Su rubio amigo suspiró.

-Kaname, me contaste de tus dos opciones, ¿no?-el castaño asintió-déjame recapitularlos para ver si estamos de acuerdo. Según lo que me dijiste, besaste a ese tipo  (que dicho sea de paso, odias) con  el único fin de saber si estabas curado y, en el futuro, podrías besar a alguien más y enamorarte. Esto porque, Kiryuu Zero actuaría según tus dos hipótesis.

Takuma tomó un plumón de su escritorio, lo destapó y comenzó a escribir en un pizarrón blanco que tenía detrás.

Kuran Kaname rodó los ojos, odiaba cuando su amigo se ponía “científico”, sentía que sus problemas eran reducidos a un conjunto de símbolos y palabras. Un resumen sin emociones de estos. Pero sabía que Takuma  resolvía las cosas de otra manera, que siempre desglosaba sus pensamientos y acciones con un estricto uso del método  científico.  Y si era justo, sus “experimentos” lo había llevado hasta Kiryuu Zero, había sido la astucia de su amigo la que lo tenía bailando en el filo de esa navaja mortal llamada “Amor”.

Problema: Kaname y su congestión emocional.

Datos:

-Yuuki embarazada (a partir de ahora le llamaremos ‘z’)

-Dos posibles padres

Supuestos:

1)      El padre puede ser el atolodrado Kanabaka (a partir de ahora le llamaremos ‘y’)

2)      El padre puede ser Kiryuu Zero (a partir de ahora le llamaremos ‘ x’)

Escribió.

-¡Hey! ¿Por qué Zero no tiene apodo?-se quejó el castaño frunciendo el ceño.

-Porque a él lo respeto

-¿ah? ¿Y a mí no?

-¿Me dejas continuar? - Le dijo y se dio la vuelta para seguir escribiendo-Gracias

Hipótesis 1

Si el supuesto (1) se cumple, automáticamente el supuesto (2) se invalida.

-Evidentemente-puntualizó su amigo y continuó.

Si supuesto (1) se cumple, ‘x’ se vuelve nulo.

Resultado: ‘y’,  se muere ahogado en sus asquerosos mocos.

-¡Takuma!

-Silencio, estoy trabajando.

Hipótesis 2

Si supuesto (2) se cumple, automáticamente supuesto (1) se invalida.

Si supuesto (2) e cumple, ‘x’ se suma con ‘z’

Si ‘x’ se suma con  ‘z’,’ y’ se vuelve nulo.

Resultado: ‘y’, muere ahogado en sus asquerosos mocos.

-¡Otra vez… Takuma!

Pero su amigo no le hizo caso, con el plumón entre los dedos, se dio la vuelta para mirarlo pensativo.

-Como veo las cosas-le dijo-‘y’ que es nuestra variable dependiente,  como lo dice su nombre, depende de ‘x’. Es decir, que tu vida se ve regida en el  cómo reaccione Kiryuu Zero. Tu vida es una simple regresión lineal.

-No te entiendo nada.

-Vamos, ¿no que sabes matemáticas?

-¡Pero esto es mi vida!

-¿y no es la vida un azar? Un vil juego de azar, y recuerda que hay una teoría del Juego. Todo explicado por las matemáticas.

-Pero tú también sabes que nunca nada tiene una explicación 100% comprobable.

Takuma sonrió. Al menos su amigo ya no secretaba cosas desagradables. Lucía animado, con el afán de rebatir lo que él le dijera, eso, era bueno.

-Bueno, a lo que voy, es que, te faltó una cosa.

-¿qué?

-una tercera hipótesis-se dio la vuelta y volvió a escribir en el pizarrón.

Hipótesis 3

Si los supuestos (1) y ( 2) se cumplen.

-¿Cómo puede ser eso?-reclamó el castaño-

-Bueno tal vez Yuuki tenía dos óvulos  fértiles.

-Serás ridículo…

-Puede pasar… pero ya te dije que me dejes terminar.

Si los supuesto (1) y (2) se cumplen, siguiendo el principio de que la ocurrencia de uno excluye al segundo, la reacción de ‘x’ es igual a cero.

Es decir, independientemente del cumplimiento de los supuestos, existe inmutabilidad.

-¿ah?

-¿Es un poco difícil? Para nada, esto te va a gustar-dijo y terminó de escribir

Resultado: ‘y’, es feliz.

-Takuma, háblame en nuestro idioma, que así no te capto.

-es simple-el rubio tapó el plumón y lo dejo de nuevo en el escritorio. Se sentó en la silla frente a su amigo y le sonrió- ¿No pensaste que quizás, sin importar de quien sea el hijo, Kiryuu Zero no se marchará, ni tampoco se casará con Yuuki; qué quizás, por algún extraño capricho del destino (uno que no logro entender), él se enamoró de ti y que no te dejaría sin importar qué?

Kuran Kaname lo miró con la boca abierta. Por supuesto que no había pensado eso, era una posibilidad en un millón, una probabilidad tan baja, que seguramente si se le aplicaba una prueba de significancia, la reprobaría (por decirlo de alguna manera). ¿Cómo podía pensar que algo así pasara? Sacudió la cabeza negando e intentando que sus pensamientos no se contagiaran del lenguaje de su amigo.

-Que yo esté enamorado de él, no significa que él lo esté de mí.

-Que no estés seguro si está o no enamorado de ti, no significa que no haya podido pasar-Takuma cruzó la pierna y su mirada se recrudeció-La hipótesis 3 no era una simple hipótesis, era quizás una solución. Pero ahora, has sumado variantes a la ecuación.

-¿qué variantes?

-Un beso que no debió ser, una persona que no debió aparecer. De ser sólo tú, él y Yuuki, tal vez habrías tenido un buen resultado. Pero ahora, me parece que no será así.  Los supuestos han cambiado, o más bien, han aumentado. Un par de hipótesis más saldrían de esto.

-¿vas a escribir de nuevo?

-No, será más rápido así, ya he entendido el asunto- como lo pensó Kuran Kaname, su amigo había hecho ese desglose para sí mismo, para su propia comprensión- En este momento, has perdido cualquier punto que hayas ganado con Kiryuu Zero. Él debe de haber perdido la confianza en ti. Y tal vez, has hecho más daño, quizás él no confíe más en nadie, ser engañado dos veces por personas que quería le han causado una herida que no sanara en poco tiempo.

-Eso, bajo el supuesto de que él está enamorado de mí.

-Trabajemos sobre este supuesto, estoy 99.9 % seguro de que es así.

-Ok, de acuerdo. Pero entonces ¿Qué es lo que debo hacer?

- Cómo lo veo, tienes dos soluciones posibles: a) Aceptar el adiós y resignarte, y b) pedir perdón y no descansar hasta obtenerlo. En una lo pierdes todo, en la otra tienes una pequeña posibilidad de éxito. En tu caso, tomaría la b.

Kuran Kaname suspiró y se recargó en el sillón.

-Sin embargo, cualquiera de las dos me parecen tan difíciles.

-Bueno, si no arriesgas, no ganas. Y si arriesgas y pierdes, al menos no te quedarás con la duda de lo que pasaría si lo hubieras hecho.

-Honestamente, no es un gran consuelo.

-No quiero consolarte-Takuma le sonrió-Quiero empujarte a actuar.

++++

++++++

Esa tarde Kuran Kaname tomó su chaqueta, su cartera y llaves y se dirigió al centro comercial. Decidió que se olvidaría de su depresión y compraría cosas inútiles y que usaría quizás una sola vez. ¿Te sorprende esa manera suya de quitarse el estrés? Bueno, todos tenemos lados ambivalentes, un lado femenino o masculino más o menos oculto en el lado predominante. A él le gustaba ir de compras, tal como lo hacía su madre, quizás era conducta aprendida. Y por otro lado, tal vez no se sorprendería de saber que Kiryuu Zero se comió cuatro litros de helado la noche anterior, pero eso queda entre tú y yo.

En fin, como decía, visitó el centro comercial. Y por un momento se imaginó con el peliplateado, lo imagino caminando a su lado quejándose por tener que acompañarlo en esa tarea tan aburrida, y también lo vio claramente sonriéndole picaramente, diciéndole que mejor se comprara una tanga rojo chillante en lugar del bóxer negro que buscaba. Habría sido agradable tenerlo a su lado en un momento tan asquerosamente ridículo y  superficial. No podía evitar pensar en él, y darse de pronto cuenta que caminaba por el centro comercial sin rumbo, sin comprar nada, formando imágenes en su mente que no existían.

-¡Kaname Kun!

Giró sobre sus talones hacia esa voz que lo llamaba con alegría, lo hizo distraídamente, casi automáticamente. Shizuka lo saludaba a unos metros de distancia agitando la mano, pero fue su acompañante quién lo saco de sus pensamientos. Kiryuu Zero lo miró serio a un lado de su hermana, una mano en el bolsillo y la otra ocupada con las asas de al menos siete bolsas. Kuran Kaname esbozó una ligera sonrisa que se borró de inmediato. Verlo así era justo como en su imaginación pero la situación era completamente diferente.

-Shizuka san-dijo y ella y su hermano (al parecer a regañadientes) se acercaron a él.

-¡Qué bueno que te encuentro, Kaname kun!-dijo ella y lo tomó del brazo-vamos por un café, tengo que contarte.

Así se vio arrastrado por los pasillos del centro comercial hasta un café. De reojo observó al peliplateado que los seguía arrastrando los pies, mirando hacia los aparadores con cara de fastidio. Sin duda seguía molesto, no había pronunciado palabra alguna y no parecía tener la intención de despegar los labios.

Shizuka escogió una mesa de bancos altos, Kuran Kaname se sentó frente a ella. Kiryuu Zero dejó las bolsas en el piso y trepó al banco contiguo al de su hermana, hincó un codo en la mesa y apoyó la mejilla en la palma de la mano, mirando a cualquier otro lado que no fuera hacía el castaño.

-Ya tengo todo listo para la sesión de fotos-dijo Shizuka al tiempo que levantaba la mano para llamar al mesero-propongo que la realicemos este fin de semana.

-¿La sesión de fotos?-dijo el castaño lanzando una mirada rápida al peliplateado que apático se distraía mirando a la gente del local, parecía que no estaba escuchándolos-¿Aún se hará?

-Por supuesto que sí-dijo Shizuka, el mesero llegó y deposito las cartas a un costado de cada uno-¿Por qué piensas que no?

-No, yo sólo…-Miró como Kiryuu Zero abría la carta con su mano libre y comenzaba a leerla- bueno pasó algo de tiempo y…

-¡Ay sí!  ¡Ya sé! Pero tenía que planearlo todo, tengo unos bocetos con las fotos que necesito, por supuesto que también tenía que pensar claramente en la temática.

El mesero regresó y tomó la orden,  un capuchino moka, un frape de fresa y un café americano.

-¿y qué temática será, Shizuka san?-pregunto Kuran Kaname al tiempo que entregaba su carta con una sonrisa amable al mesero.

La chica entregó su carta también y vio como el mesero se alejaba antes de contestar.

-Sobre el amor verdadero

-Ja

Kuran Kaname giró el rostro, Kiryuu Zero no lo miraba pero había sido él quién había expresado ese “Ja” irónico, completamente sarcástico. Shizuka también lo miró y frunció el ceño.

-¿Qué te pasa, Zero? ¿No estás de acuerdo?

-No-contestó éste secamente-pero no importa, es tu proyecto no el mío.

Su hermana lo miró un par de segundos.

-¿En que no estás de acuerdo?

El mesero regresó y depositó sobre la mesa la orden, se retiró con una suave reverencia. Y fue cuando Kiryuu Zero despegó la mejilla de la palma de su mano, volteó a ver a su  hermana con esa tranquilidad suya tan conocida ya.

-En el concepto de “Amor verdadero”-contestó, sus ojos violetas se posaron entonces en su orden, pero  no hizo ademan alguno de querer beber.

-¿qué es lo que te molesta del concepto?

-No es que moleste-dijo-es que es una falacia.

Shizuka frunció el ceño-Zero…

-como sea, yo ya me sé esto, no tiene caso que esté aquí-dijo, se puso de pie y recogió las bolsas del piso-, te veo en la casa.

El peliplateado dio la vuelta y se dirigió a la salida. Ambos, Shizuka y Kuran Kaname lo vieron salir del establecimiento. En todo ese tiempo, no había habido una sola palabra dirigida al castaño, ni una sola. Era como si de pronto al agua se secara. Árida era la garganta del castaño en ese momento pero al mismo tiempo había un mar tormentoso en su cabeza.

-Tsk-murmuró Shizuka-¿qué demonios le pasa? Ha estado así un par de días ¿Sabes que es lo que tiene, Kaname kun?

-Yo… no

-¿Se pelearon o algo por el estilo? Zero me choca cuando está molesto y no me cuenta el chisme de porqué. Cuando está feliz lo adivino, pero cuando está molesto es un enigma para mí.

Kuran Kaname bajó la vista, no sabía cómo decirle a Shizuka lo que había pasado, si Kiryuu Zero no lo había hecho por algo era. Además, reconocer su error frente a ella era doloroso, mucho más de lo que llegó a pensar.

-No, Shizuka san, todo está bien-mintió-tal vez tiene mucho trabajo en la Universidad.

-¿te parece?

Asintió-Bueno, Shizuka san, dime que tengo que llevar para el fin de semana.

-oh no mucho-dijo ella olvidando lo de Zero y concentrándose en su proyecto-en realidad nada, entre menos lleves mejor-sonrió picara.

Kuran Kaname la miró, “entre menos lleve” pensó, y se le ocurrió, con buen tino, que las fotos serian al menos semi desnudos. Que sus pieles se tocarían, que él y Zero se abrazarían y quizás se besarían. Aquellas imágenes mentales le perturbaron ligeramente, las deseaba hechas realidad y al mismo tiempo quería huirles.

-¿Kaname kun? ¡hey!-Shizuka tronó los dedos frente a sus ojos y él dio un respingo, al parecer se había quedado ensimismado-¿a ti que te pasa?

-Na…Nada, Shizuka san, yo… tengo que irme-se puso de pie y dejó el importe de su bebida sobre la mesa-el fin de semana ¿verdad? Llámame para los detalles.

Y sin más dejó la mesa y salió del establecimiento. Shizuka lo miró con el ceño fruncido, no entendía a esos dos, sin duda, pensó, tenían problemas. Pero quizás con su sesión erótica de fotografías los ayudaría a arreglarse.

-disculpa-una voz masculina la sacó de sus pensamientos, giró el rostro y le miró-¿Ese que se fue es quién creo?

-deberías saberlo-dijo ella reconociéndolo-Creí que no te volvería a ve-yo también-dijo el hombre-veo que no me has olvidado.

-No se puede olvidar a bastardos como tú.

El hombre sonrió de lado y se sentó en la mesa con ella…

…pero no nos desviemos, esta es otra historia, así que avancemos en la que nos concierne.

++++

++++++

Sábado, 7 pm. Sala del departamento de Kiryuu Zero, transformada en un estudio fotográfico improvisado.   Kuran Kaname está sonriendo, lo hace no porque esté en una sesión de fotos donde tiene que sonreír. Si no porque a su lado, sonriendo también, está Kiryuu Zero.

Así es, Kiryuu Zero está sonriendo. Toda la frialdad con la que lo trató aquel día en el centro comercial se había disipado. Posaba con naturalidad, con tal sencillez que aquello en lugar de parecer una sesión fotográfica profesional, parecía más bien un juego. Un juego en el que ambos bromeaban entre sí, se abrazaban y miraban con calidez.

Era como haber recibido un perdón silencioso, sin necesidad de pedir perdón.

 Con el brazo de Kiryuu Zero alrededor de su cuello, y su propio brazo alrededor de la cintura de éste, Kuran Kaname miró a la cámara mostrando una sonrisa de un millón de yenes;  y eso, sin duda, satisfacía a Shizuka que no había tenido más que apretar el obturador de la cámara. Maravillada con la química de ambos ella también sonreía, cada vez, más ampliamente, cuando, sin decirles nada, adoptaban la pose que tenía en su mente.

Pero ese pequeño mundillo de sonrisas se vino abajo cuando Shizuka pidió lo único que ellos no habían realizado de modo espontaneo: un beso. Al principio la indicación de la fotógrafa no tuvo efecto alguno en el ánimo general. Kiryuu Zero se acercó a Kuran Kaname como siempre, como antes del pequeño incidente. Le tomó de la playera intempestivamente y le besó arrasándole la boca con lengua y dientes. Como en el primer beso, Kuran Kaname olvidó hasta el lugar donde estaba parado.  Sin embargo, tuvo que recordarlo, o más bien, le hicieron recordarlo.

El hielo derretido volvió a congelarse. Lentamente, la temperatura de los  labios del peliplataeado descendió. Como si hubiera recordado lo que pasó noches atrás en el departamento de Kuran Kaname, y efectivamente así había sido. El beso dado, le recordó aquel otro beso que vio al entrar al departamento. Un beso que había congelado momentáneamente no sólo sus pensamientos si no también los sentimientos que comenzaba arraigar en el otro.

El frío selló sus labios, y cuando se separaron, Kuran Kaname no vio nada en esas pupilas violetas, al menos nada reconocible.

-Ze…-quiso llamarlo pero sus palabras se perdieron en el vacio violeta.

 Kiryuu Zero  lo miró brevemente y no dijo nada, ni una palabra ni una sonrisa y por supuesto, ni un beso, saldrían de ellos en lo que quedaba de la tarde y probablemente del año, probablemente de la vida entera. Eso pensó Kuran Kaname, y por eso dio un paso atrás.

-Shizuka san-dijo con la garganta seca, entre carraspeos y balbuceos-Será mejor que me vaya.

Tomó sus cosas, su mochila y su chamarra, no dijo más, ni volteó hacia atrás, tan sólo quería irse. Shizuka quiso retenerlo por supuesto, ella no entendía lo que pasaba, no había notado que algo estaba fracturado entre ellos y que los pedazos no querían embonar, por lo tanto no podrían soldar. Y cuando Kuran Kaname cerró la puerta tras de sí, Shizuka volteó a ver a su hermano que, sentado en el sillón ocultaba el rostro entre sus manos.

-¿qué demonios pasa, Zero?-por primera vez en mucho tiempo notó una perturbación en su tranquilo y paciente hermano, algo había roto su impasibilidad- ¿Zero?- se acuclillo frente a él y él  levantó la vista.

-Nada-contestó éste, y la perturbación se había ido, como si hubiera sido una pequeña nube que no alcanzó a tapar el Sol.

-¿cómo que nada? Desde la otra vez están distantes, ¿qué le hiciste a Kaname kun?

-¿ah, yo?- él parecía  sorprendido, incluso hasta un poco indignado- No le he hecho nada.

-¿Entonces por qué eres así con él? No creas que no noté que fuiste tú quién cortó el beso, y que lo hiciste muy bruscamente.

-¿Bueno, y qué?

- ¿Cómo qué…?-la voz de Shizuka se perdió con el timbre del teléfono. Molesta, se puso de pie y contestó el aparato. Era Yuuki, una vez más, como toda la semana, buscando a Zero. Estaba convirtiéndose en un fastidio y en ese momento no tenía tiempo para mandarla a la….muy lejos.  Lo que quería era saber el chisme del porqué su hermano y Kuran Kaname estaban aparentemente peleados. Estaba a punto de colgar cuando el mismo Kiryuu Zero le quitó el teléfono y contestó. Estupefacta, escuchó que se ponían de acuerdo para verse y cuando éste colgó, lo miró más confundida.

-¿Por qué vas a verla?

-Quiero saber que quiere.

-Pero hace unos días no te importaba.

-Ahora me importa.

++++

+++++

Con la mejilla en la  madera de la pequeña mesa redonda de aquel café, Kuran Kaname podía ver los diminutos granos de azúcar desparramados sobre aquella superficie. Eran como unas pequeñas protuberancias  blancas-transparentes que proyectaban su sombra tímidamente sobre la madera barnizada de color pardo. Le pesaba la cabeza, le pesaban los brazos, cada fibra muscular le ardía como fuego. No tenía ganas ni de levantar la taza de café, que por alguna razón dejaba una marca redonda debajo de sí, sin que Kuran Kaname lo notara. Así, intacto y humeante el café permaneció a la espera, tanto o más de lo que lo estaba Ichijou Takuma quién observaba que su  amigo estaba derrotado sobre la mesa como un grano de azúcar más. Y por supuesto, la taza de café intacto y humeante, tenía más paciencia que Ichijou Takuma…sin duda.

-¡Kaname!-le dijo y le estrelló un en la cabeza un menú-¿vas a estar así todo el rato? Mira que no tengo todo tu tiempo.

-Creo que me odia-dijo como autómata.

-No te odia, si te odiara no habría querido verte ni tantito.

-Pero…si hubieras sentido  como su beso se hacía cada vez más nada, lo entenderías.

Takuma apoyó el codo en la mesa y la mejilla en la mano, tamborileó los dedos de su otra mano sobre la servilleta y suspiró.

-Búscalo entonces, intenta hablar con él. Si después de hablar  te manda al diablo entonces estarás donde el principio.

-¿el principio?

-Solo y sin ilusiones.

Kuran Kaname levantó la vista, y le dirigió la mirada más fea de su repertorio.

-Gracias por tus buenos deseos.

-ah no seas quejica, es tu culpa de todas maneras.

-ya lo sé.

Silencio. Silencio roto por la silla de una mesa lejana al correrse. Silencio de labios sellados pero lleno de suspiros. Silencio y unos pasos ligeros, un nombre dicho con voz femenina. Un nombre que hizo voltear sin querer a Kuran Kaname.

La reconoció después de parpadear un par de veces. Yuuki estaba de pie delante de una mesa del fondo, y miraba hacia la puerta. Le bastó ver aquella espalda, aquella gabardina gris saliendo del establecimiento para saber que a ese alguien le pertenecía el nombre pronunciado por ella.

No lo pensó siquiera, como si hubiera tenido un resorte en la silla se puso de pie y salió casi corriendo, tropezando con sus propios pies, del lugar. Takuma apenas le vio el polvo y con sorpresa dio cuenta de que un hombre derrotado sólo necesita una motivación, una, por muy pequeña que sea.

-Ah genial-dijo el rubio apoyando el otro codo en la mesa- me dejo la cuenta.

+++

La campanita de la puerta del café sonó dos veces seguidas, una cuando Kiryuu Zero salió y dos cuando Kuran Kaname lo hizo tras él. El primero caminaba despacio sobre la acera con las manos en los bolsillos de la gabardina, el invierno estaba cerca, y maldecía internamente por no haberse llevado los guantes. El segundo, después de su impulso anterior, caminaba detrás de él sin saber si hablarle o no. Arrepentido y no siguió caminando detrás de él unos cuantos metros, hasta que armándose de valor lo llamó. Su primera voz se atoró en su garganta y sólo obtuvo un gruñido, carraspeó y entonces sí pronuncio su nombre tan claro y fuerte que hasta él mismo se asustó.

Kiryuu Zero detuvo su marcha y giró sobre sus talones, había reconocido la voz, pero quizás había volteado más rápido de lo que hubiera querido.

-Kuran-dijo, le miró sin expresión, aún con las manos en los bolsillos-Te apareces hasta por debajo de las piedras.

-uhm lo siento-dijo no muy seguro de tener que pedir disculpas-Tú… ¿hablaste con Yuuki, verdad?

-Ajá-el peliplateado tuvo ganas de fumar, hace mucho que no tenía ganas de ello y le resulto curioso.

Kuran Kaname, lo miró esperando más qué ese monosílabo, pero nada. Ni un reclamo, ni un “vete a la mierda”, nada. Y por alguna razón eso no lo alegraba, habría preferido algún improperio, pero…nada.

-amm-ya no sabía que decir, a pesar de querer hablarle, de querer contarle lo sucedido aquel día con esa lamprea asquerosa, no sabía cómo empezar- Yo…ammm…

-Kuran ¿Puedo hablar contigo?-oportuno, como siempre.

-S…sí, claro.

Kiryuu Zero miró a su alrededor y señaló el pequeño parque a sus espaldas. Caminaron hasta una de las fuentes que adornaban el lugar, en ese momento, inactiva. Ojala, pensó Kuran Kaname, no se haya congelado el agua en las tuberías o explotaran. A Kiryuu Zero, por su parte, le importaban un pepino las tuberías de la fuente, tenía otros asuntos más urgentes en la cabeza.

-Es sobre el contrato-dijo

-¿el contrato?

-Sí, ese que hicimos-. Kiryuu Zero parecía tranquilo- Se supone que yo te ayudaría con tu trauma a los besos hasta que lo superaras, a cambio pediría un pago ¿recuerdas?

-Lo recuerdo-. Pero no tenía idea de a dónde quería llegar.

-Bueno, ya sé que quiero como pago, y ya que el contrato expiró…

-¡Espera!-de nuevo sintió miedo del volumen de su voz-¿Cómo que expiró?

Kiryuu Zero lo miró y le sonrió condescendientemente -Bueno, ya no temes a los besos ¿cierto?­­-dijo refiriéndose claramente al incidente del departamento-Como ya no lo haces, el contrato terminó. Y ahora, quiero mi pago.

Kuran Kaname tragó saliva. No quería terminar el “contrato” como lo llamaba el peliplateado. No quería pagarle nada, a menos que fuera con cuerpomatico  eso podría hacerlo. Espera, ¿podría? Recordó que ambos eran hombres y él, Kuran Kaname, tenía nula experiencia sexual con uno, claro que, no podía decir lo mismo de Kiryuu Zero.  Ese sí que tenía experiencia, lo cual no significaba que tuviera  ganas de cenárselo a él, se calmó a sí mismo. Aunque ahora que lo recordaba, cuando hicieron el “contrato” parecía que era justamente sexo lo que el peliplateado quería de pago, se ilusionó a sí mismo. Pero igual, podría tratarse de dinero, se deprimió a sí mismo.

-¿qué es lo que quieres?-se dio un zape mental. Estaba aceptando  el fin del “contrato” al decir eso, al no sacarlo de su error. En su mente se formaron las palabras adecuadas que no salieron de sus labios “No, Zero, el contrato sigue en pie. Yo aún le tengo miedo a los besos. Cuando ese tipo me besó, vomité, te lo juro”.

-No quiero que aparezcas frente a mí de nuevo

Ack… eso era un golpe bajo. En serio. Le dolieron los testículos.

-¿qué?-farfulló.

-Eso, al menos por una semana-el dolor testicular disminuyó un poco- En lo que me voy-el dolor testicular regresó.

-¿Cómo que irte? ¿A dónde? ¿Por qué?-Había cierto tono desesperado en su voz, incluso para él, era raro.

-Acepté una beca para estudiar en Europa, le había dado muchas vueltas pero al final me decidí-Kuran Kaname recordó de golpe palabras dichas por Yuuki en el pasado. “Tiene propuestas para ir a estudiar al extranjero”-En lo que hago los preparativos, no quiero verte.

-¿por qué?-está bien, se dijo, lo eché a perder, pero ¿No podemos ni siquiera ser amigos?

-Porque lo haces más difícil-. Kiryuu Zero desvió la vista un momento-Volveré cuando nazca el hijo de Yuuki, para hacer la prueba de paternidad y eso;  quizás, entonces te vea, de ser posible lo evitaré también. Pero en tanto…no quiero verte.

-Pero…

-Es lo que quiero de pago. Lo merezco, creo ¿o no?

Silencio. Merecía todo, por el simple hecho de ser quien era, aún cuando en ese momento estaba destrozando unos testículos a base de golpes emocionales.

-Bien, eso es todo-Kiryuu Zero dio media vuelta-Que te vaya bien- le dijo y echó a caminar hacia la salida del parque.

Kuran Kaname se quedó quieto como una estatua más del parque, con la mente echa un lío, con ganas de hacerse bolita y llorar por dos siglos enteros. Le dolía el pecho y le pesaba el cuerpo, se dio cuenta en ese momento de que Kiryuu Zero no sólo le gustaba, no sólo se sabía enamorado de él, si no de lo mucho que lo amaba.

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado. Regresé, pero ando lenta (pero segura). Perdón por la tardanza y no me matén aún, se acerca lo mejor. 

Un abrazo y hasta la proxima!!!

                                                      continuará...


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