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Compartamos un beso por Aomame

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Notas del capitulo:

En cosas del amor, tres son muchos

Compartamos un beso

"La Cura" 

Kiryuu Zero se sentó en el sillón favorito de Kuran Kaname. No dijo nada al entrar,  se paró en medio de la sala, dio una rápida revisada a los sillones, y escogió ese precisamente.

Ahora Kuran Kaname no sabía donde sentarse, ni siquiera se le pasaba por la cabeza decirle que se quitara.  Además el peliplateado parecía más serio que la vez pasada. Y no es que le diera miedo. ¡Bah! ¡Qué le va dar miedo!  “Pero vaya tipo más raro”, pensó,” ¿qué querrá?” Curiosamente tampoco se animaba a preguntarle eso.

Kiryuu Zero lo miró y él se paralizó por un segundo. Esperaba que hablara pero en cambio le ofreció  un cigarrillo con una naturalidad apabullante.

-Gra…gracias-dijo-ahorita no.

-¿puedo fumar, verdad?

“Pero si ya lo estas prendiendo” pensó el castaño-Claro, adelante.

-¿no quieres sentarte?-dijo Kiryuu Zero mostrándole con la mano el resto de los sillones

“Maldito” pensó Kuran Kaname “me invitas como si fuera tu casa” Lo cierto era que en ese momento el peliplateado era más dueño del departamento que él que si lo era. Cabeceó como si asintiera y se sentó en cualquier sillón, ¿qué más daba?, el suyo, ¡el suyo! Ya estaba ocupado.

Así pasaron los primeros 3 minutos, una eternidad si lo preguntas. Kuran Kaname miró de reojo a su invitado impuesto, se preguntó de nuevo sus propósitos pero no llegaba a entenderlos.

Ese chico estaba ahí sentado (en su sillón favorito) fumando tranquilamente, no hablaba. Y ese “no hablaba” significaba que no le reclamaba nada. Sólo estaba ahí. ¿Para qué quería llegar 15 minutos antes si no iba a decir ni pío? Debía tener algún problema mental, porque mira que ir a casa del tipo que se acostaba con su novia sin propinarle un golpe marca “te desfiguraré la cara” y que además preguntaba cuando iría la novia en cuestión para acostarse con el tipo en cuestión y decir “Ok, nos vemos”, era porque definitivamente algo no estaba bien en su cabeza.

Ahora bien, él (Kuran Kaname) bien pudo haberle mentido acerca del día y la hora de la visita de Yuuki, cosa que no hizo, pero cabía la posibilidad. Resultaba entonces, que el chico frente a él, aparte de loco era un ingenuo. ¿Qué más puede ser, si se cree a pies juntillas lo que le dice un extraño?

Pero para nuestro protagonista lo más importante, no era el porqué de esa visita. No, eso no le importaba. Lo que le importaba era el para qué. Sí, eso. Porque ese chico de ahí sentado (en su sillón favorito) podía ser uno de esos asesinos sicópatas.

Tal vez él (Kiryuu Zero) y Yuuki eran en realidad de esas parejas locas como Bonnie y Clyde…a saber…Que tal sí el plan era matarlo desde el principio. Claro, ella le seduce y luego él lo mata. ¡Pas! ¡Pum! Y él (Kuran Kaname) muerto, y para los asesinos uno más en su lista. ¿Tendrían una lista?

Ya  podía ver su fotografía en uno de esos periódicos horribles a todo color (para que la sangre se vea, porque es lo que vende) su cadáver en ese sillón, que para acabarla no era su favorito. No hay que ser, si iban a matarlo de menos que fuera en un lugar donde estuviera cómodo.

Quizás él (Kiryuu Zero) tenía que llegar antes para asegurarse de que estuviera ahí la víctima, en tanto Yuuki preparaba todo. A las cinco se cumpliría la sentencia, ella entraría y cuando él (Kuran Kaname) se diera la vuelta para saludarla, aquel detrás suyo le encajaría un puñal por la espalda. ¿Por qué un puñal? Bueno, igual podía ser una bala. Pero hace mucho ruido ¿silenciador? Bueh, quizás. También podía asfixiarlo con una bolsa de plástico o con uno de esos hilos que usan los asesinos en las películas.

Pero, si fuera así. ¿Por qué no lo mataba ahora? Podía hacerlo. Se veía fuerte. Pero él también lo era. Se defendería, claro que sí. Kuran Kaname no era un pelmazo, le daría un buen puñetazo y lo mandaría al otro lado de la habitación donde le daría otra paliza. Sí, eso… Pensándolo bien, Kiryuu Zero lucía demasiado tranquilo, serio, pero tranquilo.

Aunque no es que los asesinos den muestras de algún sentimiento ¿verdad?

Todo esto pensó hasta el minuto 8, cuando se hartó de inventar películas de intriga y también del silencio que solo alimentaba su imaginación morbosa.

-Oye-le dijo-¿Para qué viniste?

Kiryuu Zero lo miró, había dejado el cigarrillo en el cenicero y con una dureza que pareció un golpe al estomago dijo:

-Para ver.

“Para ver” repitió el castaño para sí  ¿ver qué? ¿Ver a Yuuki? ¿Verlo a él? ¿Verlos a los dos? Y si era así, ¿verlos en qué? ¿O haciendo qué? Sus ojos se abrieron desmesurados. ¡Qué asesino ni que nada! ¡Era un pervertido! Seguro que ahora le decía: “No te haré nada si me dejas ver”. Y él (Kuran Kaname) lo escondía en alguna parte de su habitación para que su invitado impuesto viera como su novia y el amante, hacían sus cosas. Pero… ¿qué tal si no sólo quería ver, sino también hacer? Entonces cambiaba un poco, seguiría siendo un pervertido pero le daba un giro interesante. Aunque, frunció el ceño, prefería los tríos donde él fuera el único hombre. Igual, decir que “prefería” era una exageración, ya que nunca había participado en uno.

Al minuto 10, fue Kiryuu Zero el que habló.

-¿Por qué tu cara esta roja?

-¡Qué te importa!

Silencio de nuevo. Y era mejor silenciar la mente también.

¿Por qué quince minutos antes de las cinco? ¿Por qué no diez? ¿Por qué no a la hora? Es más ¿Por qué no un poco después? Así podía atraparlos en plena acción. ¿Por qué quince? ¿Eh? El castaño volvió a mirar al joven frente a él. Tal vez era un método de tortura. Si lo era, funcionaba. Se estaba comiendo el cerebro en pensar pura estupidez.

-¿qué viniste a hacer?-preguntó, era la misma pregunta, pero con diferentes palabras.

-Vine a  ver-la misma respuesta y con casi, las mismas palabras.

¡Qué exasperante!

-creí que no me dejarías pasar-dijo Kiryuu Zero y le clavó sus pupilas violetas.

-Si no lo hacía, hubieras armado un escándalo en el pasillo.

-Claro que no-dijo el otro-el escándalo viene después.

-¿Después?

-A las cinco

Vaya, podía resultar que si fuera a matarlo.

-¿qué quieres?

-Saber

-¿qué? Ya lo sabes ¿no? Me acuesto con tu novia, ¿qué más quieres? (¡Vete! ¡Vete!)

-No eres tú quien me interesa.

-¿Ah?

-Tú no me has hecho nada.

¿No? Espera… ¿en serio, no?

-Cuando me vea aquí contigo, me preguntó qué pensará ella- continuó el peliplateado- Quiero ver qué clase de mentira inventará.

-¿No te parece cruel?

-¿No crees que a veces es justo?

Tal vez…

-¿Tú…no la engañaste?

-Jamás

¡Ack! Esa era la respuesta más contundente que Kuran Kaname haya escuchado, y también la que “jamás” escucharía de nuevo.

Dieron las cinco. Kuran Kaname sabía que Yuuki no era como su novio, es decir, no era un reloj suizo. Siempre llegaba tarde, uno o dos minutos, media hora, una hora, dos… ¿qué más da? Ahí está él para esperarla, total está en su casa, hay baño, comida y resguardo. Así que fue anormal, cuando a las cinco con diez segundos, tocaron a su puerta y al abrir ella estaba ahí.

-Kaname-dijo cuando lo vio y apenas cruzo el umbral de la puerta se quitó el suéter amarillo de tela  delgada y desabrochó su falda tableada de colegiala-démonos prisa, tengo que ver a Zero en una hora.

Por supuesto que cuando terminó de decir eso se percató que ya no tendría que “ver a Zero” nunca más. Él estaba ahí, impávido, sentado en el sillón con las manos sobre las rodillas.

Fue cuando Kuran Kaname entendió ese “Vine a ver” Kiryuu Zero quería ver quién era Yuuki. Quería encontrar quizás, una esperanza en ese femenino cuerpo que permanecía paralizado ante su mirada. Quería, que ella no fuera. Eso quería ver. Por eso la había citado una hora después, le daba el tiempo suficiente para ir a casa de su amante tener un “rapidin” y correr a verlo. Tenía también la opción de no ir con el amante y priorizar a su novio, arreglarse, vestirse, prepararse para él. Él que si la amaba. Porque seamos sinceros Kuran Kaname no la amaba, Kuran Kaname la utilizaba, tanto o más de lo que era utilizado por ella.

La mirada violeta se tornó turbia y desolada. Eso fue lo que vio el castaño. Y le dolió el pecho.

-Ze…Zero-balbuceó Yuuki, al tiempo que se abrochaba de nuevo la falda-¿qué…qué haces aquí?

Pero el peliplateado no contestó. Aquello que había estado dispuesto a perdonar se volvía tal aberración que no tenía nada que decir. Su presencia ahí, su mirada y el suspiro que dejó escapar eran suficientes para entender.

Se levantó y se encaminó  a la puerta. Y entonces vino la reacción de ella, la reacción más lógica: tomó el brazo de su novio (hasta hace unos segundos) y le pidió que no se fuera.

-¡Zero! ¡Por favor escúchame!-dijo-¡No es lo que piensas!

Eso hasta resultaba insultante para el castaño que se limitó a fruncir el ceño.

-¿No?-preguntó Kiryuu Zero con el mismo rostro serio que no había modificado, al menos no, desde que conocía a Kuran Kaname- ¿entonces qué? ¿Él es medico e iba a auscultarte? Sí, supongo que sí, ya me imagino que tipo de…

¡Paff! Esa cachetada hasta a le dolió al amante. De verdad ¿era el peliplateado quién merecía eso?

-¡No digas eso!

-¿Qué quieres que diga?-dijo él y se dio la vuelta de nuevo y de nuevo ella lo detuvo.

-No es lo que crees-repitió.

-¿entonces qué?-repitió también él y giró sus ojos amatista hacia nuestro protagonista-Él me lo dijo, es el tipo que se acuesta contigo, ¡Él me lo dijo! ¡Fue más honesto que tú! ¡Tú que eras a quién yo más amaba!

-Zero, Zero, no.

¿No qué? Quiso decir Kuran Kaname, y es que ahora Yuuki ya no le gustaba tanto. No porque lo negará a él, sino porque no tenía el valor de aceptarlo.

-Yo…yo te amo-dijo ella y el ex novio se rió- de verdad, Zero… Yo…yo jamás lo besé. Mis besos solo son para ti. Porque te amo.

-¿ah sí? Yuuki ¿quieres que te diga qué tipo de mujeres se acuestan con hombres  y no los besan? Al menos ellas cobr…

¡Paff! De nuevo la cachetada concisa. Tal vez esta vez sí se había pasado. Kiryuu Zero la miró.

-¿nunca lo besaste, eh? Sabes, no me importa. Confiaba en ti, “aba” pasado. Lo que me digas ahora, no me importa. Te devuelvo tus besos, cada uno de ellos, te los devuelvo todos juntos.

Cuando dijo eso, alargó la mano para agarrar de la camisa al castaño que estaba junto a ellos en una actividad meramente contemplativa, chismosa y morbosa. Lo arrastró hasta él, y lo besó.

Sí, así como lo lees. Lo besó. Y no fue un beso común y corriente. Fue un beso de esos que pretenden sacarte los sesos. Kuran Kaname sitió como su boca se abría a la del peliplateado, y una lengua cálida (que no era otra que la del peliplateado) acarició la suya y toco su paladar con la punta. Los labios suaves pero fuertes devoraron los suyos, los mordió, los haló hacia sí, los lamió. Sus salivas se mezclaron e incluso un hilo fino escurrió de la comisura de los labios. Y al final, cuando terminó, Kuran Kaname pensó que un tren lo había arroyado.

-Qué él te lo dé-dijo Kiryuu Zero a su ex novia que lo miraba con la boca abierta-Yo no vuelvo a tocarte.

Punto. Kiryuu Zero dio la vuelta y se marchó. Yuuki reaccionó un segundo después y lo siguió gritando su nombre por el pasillo.

“El escándalo viene después” había dicho el peliplateado, y había tenido razón.

En fin, Kuran Kaname se quedó en medio de la sala con la camisa arrugada y los labios molidos. ¿Qué diablos había sido eso? Cerró la puerta de su departamento y se sentó, no en su sillón favorito. Ahí se sentaba un tipo enigmático y raro llamado Kiryuu Zero. Al final si le había calvado un puñal, una bala, lo había asfixiado y dejado moribundo en algún lugar.

Tardo un poco de tiempo en darse cuenta que… No había vomitado.

 

-Déjame ver si lo entendí

Takuma repitió la historia de su amigo con su propia voz, sólo para confirmar que había escuchado bien. Después miró a su amigo que le había dicho que milagrosamente “estaba curado” Pero él  lo dudaba. Si era cierto, valía la pena comprobarlo.

-tal vez-dijo- fue porque te agarró de sorpresa. Ni siquiera llegaste entender que te estaba besando cuando te estaba besando.

-¿quieres decir que no tuve síntomas, porque no me di cuenta que me besaba?

-exacto.

El rostro del castaño, jubiloso momentos antes, se contrajo deprimido. Takuma, su mejor amigo le sonrió compasivo. Claro que cuando él sonreía así, nada bueno podía venir en camino. Kuran Kaname lo sabía, Dios, como la sabía. Sintió un escalofrió recorrer su espina dorsal.

-Sólo nos queda una cosa-dijo el rubio inclinándose sobre la mesa de la cafetería donde estaban.

-¿cuál?

-Averiguarlo.

Takuma sonrió, y aquello le dio escalofríos al castaño, otra vez. Ya podía ver lo que venía… y sabía que no se equivocaba.

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado. Y también, que me acompañen a descubrir si Kaname está curado!! Que creen ustedes?

Hasta la proxima!

                                   continuará...


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