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Compartamos un beso por Aomame

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Notas del capitulo:

Caprichos, aquí no eh!


Compartamos un beso

Mis reglas

Se ha limpiado las manos en el pantalón por tercera vez. Está sudando y no sólo en las manos. Diría que “suda como puerco” pero no está seguro de saber cómo sudan los puercos. Sentado en aquel sillón que se parece mucho al suyo (a su sillón favorito) se pregunta por centésima vez que diablos hace ahí, o más bien ¿Cómo es qué llegó ahí? No lo recuerda. Hay un espacio vacío donde debería estar el camino a ese lugar que, por supuesto, es también el camino de regreso. Pero no lo recuerda, y no tiene idea de por qué. Todo el tiempo estuvo consciente, con los ojos bien abiertos, pero ahora no podía recordar ni la fachada del edificio en el que se encontraba.

-¿quieres algo de beber?

Le pregunta él,  con una voz tranquila. Con su maldita manía de restarle importancia a las cosas y hacerlas parecer más sencillas. Kuran Kaname levantó la vista sólo para toparse con la mirada de Kiryuu Zero. Sintió que su garganta se quedaba seca. Si no quería beber nada antes, ahora sí que lo deseaba. Pero no dijo nada.

Kiryuu Zero se encogió de hombros y con movimientos fluidos se sirvió una copa de whisky, después se sentó frente a él y lo miró con seriedad. El líquido café-ambarino del whisky se meció suavemente mientras le daba  vueltas a la copa entre sus dedos.

Y  Kuran Kaname sintió que el sudor frío de sus manos regresaba. Quería vomitar, pero por otras razones. No podía creer que estuviera ahí, no podía creer que ese chico lo mirara con parsimonia, como si no pasara nada. Definitivamente Kiryuu Zero era una especie de psicópata, un loco sin sentimientos ni nada por el estilo. Era un monstruo calculador y desgraciado. Y él, Kuran Kaname, no era más que su presa del día.

¡Maldita la hora en la que lo conoció! ¡Maldita la hora en la que fue besado por él y no vomitó! ¡Es con él con quien más razones para vomitar debería tener! ¿Por qué? ¿Por qué tiene que ser así?

-¿Estás listo?-preguntó el desgraciado frente a él, con su maldita copa oscilando entre los dedos como hoja de guillotina a punto de caer.

“Claro que no”, pensó Kuran Kaname. ¿Cómo podía estar listo? ¡Dios, no! Era una locura, una completa locura. Tenía que salir de ahí, tenía que levantarse de aquel mullido y cómodo sillón (había que reconocerlo) y correr como alma que lleva el diablo. Y sin embargo, el hecho era que no podía levantarse, el maldito hecho era que sus piernas no reaccionaban. Era como si todo su cuerpo estuviera cometiendo un motín. Sí, eso, su cuerpo se había amotinado y él como capitán del barco sería amarrado a un cañón y lanzado al mar.

Al ver que no contestaba, Kiryuu Zero se levantó de su asiento y se acercó a él.

-¿seguro que no quieres nada de beber?

-No

Kiryuu Zero asintió y le dio un sorbo a su copa, luego señaló una puerta a su costado.

-ahí está la recamara-dijo y lo miró a los ojos-Vamos.

Kuran Kaname, nuestro Kuran Kaname se puso de pie con dificultad. Se limpió las manos de nuevo en el pantalón, pero nada pudo hacer con el sudor que recorría su espalda como sentencia funesta. Fue él quien abrió la puerta de la habitación.

La cama parecía estar esperándole desde siempre, con la colcha color azul de cuadros y sus cojines acomodados, amplia para una sola persona, perfecta para dos. Se veía fuerte y cómoda, perfecta para dormir, perfecta para tener eso que iban a tener ahora.

Tragó saliva y levantó la mirada al techo, cómo si buscará algo en él, no, algo más allá del techo. Algo que estaba incluso por encima de ellos. ¿Cómo es que llegó ahí? ¿Cómo es que había aceptado? ¿Por qué el maldito tipo detrás  ejercía sobre él un poder parecido al de la gravedad? No podía escapar de él como no se puede dejar la Tierra  de un salto.

-¿te la quitas tú o te la quito yo?

Kuran Kaname detuvo sus pasos en seco y volteó a ver a Kiryuu Zero, quién apenas había cruzado el umbral de la habitación. No puedo, se dijo, no puedo. No había estado equivocado ese día en su departamento, Kiryuu Zero era un asesino, e iba a matarlo de la manera más lenta que pudiera o más dolorosa, cualquiera de las dos. En realidad le parecían lo mismo.

-¿qué?

Kiryuu Zero  cerró la puerta y se acercó. Apoyó el antebrazo en el hombro de Kuran Kaname, de forma tal que la distancia estaba significativamente más corta.

-La ropa, por supuesto-murmuró y sus pupilas violetas brillaron intensamente.

Y Kuran Kaname quiso gritar, en primera porque esa mirada lo hizo temblar, en segunda porque su corazón había bobeado sangre a sus mejillas y estaba, con seguridad, sonrojado; y en tercera por que por un instante, uno muy corto, quiso adelantar el rostro y besarlo.

Kiryuu Zero le sonrió de esa manera tranquila y hasta amable que lo hacía sospechar siempre de sus intenciones. Kuran Kaname se preguntó de nuevo cómo llegó ahí. ¿Cómo? Sintió como el antebrazo era retirado, pero Kiryuu Zero no se había alejado, Kiryuu Zero apoyó la palma de su mano en el pecho del estupefacto castaño y lo empujó hacia atrás…

¿Cómo? ¿Cómo se metió en semejante embrollo? Lo recordó justo entonces mientras caía hacía atrás.

Él lo hizo, pero  nosotros no tenemos idea. Así que regresemos un par de horas atrás.

++++

++++++

Se puede ser terco hasta el último día de la vida. Claro que sí. Pero a veces ser terco no deja nada bueno. Eso es lo que piensa Takuma viendo a su mejor amigo hecho bolita en su cama, abrazando la almohada  como niño pequeño.

¿Es que no se daba cuenta? Ya tenían la cura a su problema y se negaba a tomarla. ¡Qué paciente tan terco!

-Kaname, no se trata de si es hombre o mujer. Se trata de la única persona en el mundo que puedes besar. No necesitas tener una relación con él. Sólo que te enseñe a besar, ¿No te parece un trato justo?

Kuran Kaname apartó el rostro de la almohada y vio a su amigo con el ceño fruncido. Claro para su amigo no había problema, ¡claro! Porque no era SU problema. Maldito, se dijo a sí mismo. Es fácil hablar cuando no es uno el involucrado.

-Cállate, dije que no y punto.

-Entonces pídele que sea tu novio.

-¡Jamás! Ese tipo está loco ¿entiendes? ¡Loco!

Loco y de remate. Mira que besarlo así como así. No, no del todo  “así como así”, más bien, para fastidiarlo. Se lo había dicho, Kiryuu Zero no tenía pelos en la lengua, decía las cosas como le venían a la mente. Así brutal y bestial, así lo había golpeado con las ultimas palabra que le dedico la última vez.

Takuma suspiró y harto tomó a su amigo del cuello de la playera.

-Kaname, te lo diré de esta manera: ¡NO tienes opción! Es él o es nadie. ¿Comprendes?

-Puedo seguir acostándome con chicas, como siempre.

-y cómo siempre te sentirás vacío. ¿No eras tú quien decía que deseaba tener una relación? ¿No eras tú quién siempre hablaba de amor y la maravilla de amar a alguien? ¿Eh? ¿No eras tú?

-¡Sí! Pero… ¡¿por qué él?!

-y yo que sé… Kaname, tan sólo has la prueba.

Kuran Kaname frunció los labios e infló los cachetes, como siempre que hacía berrinche y perdía. Ya sabía, sabía que terminaría cediendo. No sólo por los argumentos de Takuma, sino porque había un beso que cosquilleaba en sus labios y no lo dejaba dormir.

+++

-ok, ahí está-Takuma se lo señalo desde el arbusto en el que estaban escondidos.

Kuran Kaname miró  a donde su amigo le indicaba. De nuevo Kiryuu Zero jugaba basquetbol. En ese momento corría botando el balón de un lado a otro de la cancha, en un rápido movimiento se lo pasó a un compañero que termino encestando. Sudaba y la playera se le pegaba al torso.

-Vas-dijo Takuma y lo empujó.

Con un mohín salió del escondite y caminó hacía el peliplateado. Estuvo a punto de dar media vuelta muchas veces. Pero siempre que volteaba Takuma lo miraba acusadoramente, “¿por qué no trae una pistola y me dispara mejor?” pensó una de tantas veces.

El juego terminó cuando llegó por fin a la cancha. Kiryuu Zero lo miró de reojo, se quitó con la mano el sudor que perlaba su frente y se acercó a él trotando.

-¡Hey!-lo saludó al tiempo que levantaba la mano.

Kuran Kaname dio un paso atrás y definitivamente hubiera salido corriendo si no fuera por el estorbo que tenía a las espaldas.

-¡Cuidado, Kaname!

-¿Aidou? ¿Pero qué demonios haces aquí?

-Vine a ver el partido-le contestó este, llevaba una paleta de hielo en la mano.

-Claro… el partido…-dijo él incrédulo.

Kuran Kaname miró al chico frente a él que tenía el cabello plateado empapado, y la piel clara empapada. Las gotas de sudor resbalaban por su cuello, y seguían el contorno de la clavícula. Si él (Kuran Kaname) se dio cuenta de lo erótico que aquello se veía, Aidou con más ganas. No, su rubio y gay amigo no había ido a ver el partido. Había ido a ver al hombre que respiraba agitadamente aún y que con las manos en la cadera los miraba expectante.

-¿Qué?-dijo Kiryuu Zero y le sonrió- ¿Vienes por más?

¿Venir por más? Técnicamente, sí. Eso era lo correcto, pero por supuesto que no iba a decírselo. Claro que no iba a decirle “Sí, vine por más besos tuyos” Era impensable, estúpido.... ¿Qué diablos hacía ahí? Había vivido toda su vida sin besar, ¿por qué no vivir así el resto de la misma?

-Claro que no-contestó.

-¿Entonces qué quieres?

-Verte-contestó Aidou en su lugar o quizás hablaba por sí mismo. Kuran Kaname lo miró y dejó caer su puño en su cabeza rubia.

-Hablar contigo-dijo- eso es lo que quiero.

Kiryuu Zero suspiró y lo escudriño con la mirada. Luego miró a Aidou quién se llevó la paleta de hielo a la boca lo más “sensual” que pudo. Y él (Kiryuu  Zero) frunció el ceño. Si Kuran Kaname le parecía raro, sus amigos eran lo doble de raros.

-¿de qué?-preguntó despegando con una mano, y para desgracia de Aidou, la playera sudada de su torso.

-Sobre…sobre el beso de la otra vez… bueno en realidad tengo que explicarte porque fue eso.

Kiryuu Zero volvió a mirarlo  con el ceño contraído en un rictus confuso. ¿Por qué no podía librarse de ese tipo? ¿A qué venía esta vez? ¿No lo había tratado lo suficientemente mal como para que lo dejará en paz?

-No te ofendas-dijo- pero te estás volviendo un dolor de cabeza.

-¿Crees que me gusta estar aquí?-Kuran Kaname se dijo a sí mismo que era un dolor de cabeza, pero no él, todo el asunto-Eres una especie de salvación para mí, no me hace gracia, pero no tengo muchas opciones ¿sabes?

-No, no sé.

-Yo te puedo decir-interrumpió Hanabusa sacando la paleta de su boca y mordiendo tan sólo la punta, de nuevo, lo más “sensual” que pudo.

Kiryuu Zero le lanzó una mirada de confusión. Era obvio que las señales que Aidou le mandaba una de dos, o le desagradaban o  simplemente no lograba atraparlas, es decir, no las entendía. Kuran Kaname pensó que era lo primero. El peliplateado no parecía tonto en lo más mínimo.

-ya sé que no sabes, por eso quiero explicarte.

-¿y por qué habría de importarme?

Kuran Kaname se dio cuenta que sí, aquello era una cosa que a su interlocutor le podía importar un bledo. No le afectaba directamente, ni le quitaba el sueño como a él. Pero aún así…

-Porqué este dolor de cabeza en el que dices que me estoy convirtiendo, no se te quitará ni con un kilo de aspirinas, si no me escuchas.

Kiryuu Zero lo miró y sonrió.

-De acuerdo-dijo y asintió con la cabeza- Bien, sígueme. Me cuentas mientras me ducho, no tengo mucho tiempo que perder.

-¿No necesitas quién te talle la espalda?-dijo Aidou y la mano del castaño se estampó en su cara y lo apartó.

+++

-¿Y bien…?- Kiryuu Zero se quitó la playera y la aventó a una banca cercana. El resto de sus compañeros ya estaban en la ducha-  Te escucho.

-Pues…-Kuran Kaname se dio cuenta, el esbelto cuerpo delante de él tenía los músculos perfectos. Pensó que él no tenía esas abdominales, ¡qué diablos! Eso no era justo.

-¿pues?-Kiryuu Zero sacó una tolla de su casillero- sígueme… y habla, ¿quieres?

Al terminar de decirlo le estampo la toalla en el estomago obligándolo a cargarla mientras él se dirigía a los baños.

Las regaderas eran pequeñas cabinas de aproximadamente un metro de alto. Así que vio varias cabezas voltear a verlo cuando entró. En su fuero interno agradeció que no fueran como las de su universidad, donde todos se veían todo porque no eran regaderas separadas. No quería ver cuerpos masculinos en masa.

Kiryuu Zero se caminó al fondo y escogió la última. Muy considerado de su parte ya que así nadie podía escucharlos. Se quitó el short  y quedó desnudo ante él. Era un espectáculo extraño, ni siquiera sabía si nombrarlo “espectáculo” pero algo así era. Ver a un hombre en tales condiciones nunca había significado nada, pero ahora… era un poco diferente, porque de alguna manera no podía apartar la vista. Kiryuu Zero entró, abrió la regadera  y volteó para verlo en lo que templaba el agua.

-¿Y entonces, vas a decirme o no?

-Este…es…Sí-Kaname se golpeó mentalmente y procuro alejarse. Apoyó la espalda en la pared y miró el cuerpo atlético difuminado por el vidrio ahumado de la ducha. Y comenzó- tengo un problema con los besos. Quiero decir, no puedo besar a las mujeres sin vomitar.

Kiryuu Zero lo  miró frunciendo el ceño, el agua de la regadera caía sobre su cabello y bajaba por su torso formando meandros por todos lados.

-Eres gay, quizás-le dijo- vomitar vendría siendo un mecanismo de defensa.

-Búrlate lo quieras. Pero no es así.

-No me estoy burlando. Te doy una opinión.

Kuran Kaname pensó que no necesitaba tales opiniones, no le gustaba que lo etiquetaran  a las primeras de cambio.

-Como sea, no es así. Parece que eres el único que funciona.

-¿besaste otros hombres?-Tomó una botella de Shampoo y la exprimió en su mano, para después enjabonarse el cabello.

-lo hice-había sido sólo uno, pero  era suficiente-lo que quiero decirte…

La espuma del jabón cayó por el rostro con la fuerza del agua, el jabón se fue aclarando, y Kiryuu Zero, entonces tomó el jabón y comenzó a limpiar el resto de su cuerpo.

-lo que quiero decir…-repitió- es que eres el único que puedo besar sin vomitar. Eso es lo que quiero decir.

-ajá-Kiryu Zero dejó el jabón se acercó y apoyó los brazos en la puerta de la ducha. Las gotas de agua caían por su cabello lentamente-¿y qué es lo que quieres?

-Básicamente… que me enseñes a hacerlo.

-¿hacer qué?

Sádico desgraciado, ya lo sabe, ¿para qué pregunta? Sólo por molestar, ¿verdad?

-Besar.

-Déjame ver si entiendo. ¿Quieres que sea tu pareja?

-¡No!-dijo y dio un paso al frente-Sólo que me enseñes a besar. ¿Es mucho pedir?

-¿Para el imbécil que se acostó con mi novia? Sí, es mucho pedir.

Kuran Kaname retrocedió de nuevo y lo  miró, era obvio que aún estaba enojado, era lógico. Kiryuu Zero lo miró molesto y regresó a la regadera. Frotó el jabón entre sus manos, y Kuran Kaname pudo ver a través  del vidrio como lavaba su entrepierna, y con sobrecogimiento recordó que eran hombres, los dos.

-no soy gay-dijo Y Kiryuu Zero se giró para verlo-pero quiero tener una pareja, quiero amar a alguien y que me ame. Me he dado cuenta que eso es imposible si no puedes besar. Es un fastidio tener que salir con chicas que tienen novio para tener una excusa para no besarlas,  procurando no enamorarme para no salir herido. Tal vez, con tu ayuda pueda superar el miedo o lo que sea que esto sea y tener por fin la oportunidad de amar.

Kiryuu Zero cerró la regadera, con las manos se quitó el agua de la cara y exprimió su cabello.

-Escucha-dijo- yo no beso a una persona con la que no salgo o con la que no tengo intenciones de hacerlo. Así que no puedo hacerlo.

-¡Mentiroso! ¡Me besaste a mí y en dos ocasiones! No me digas que estabas interesado en mí…

-No, claro que no. Pero es diferente… la primera fue porque estaba enojado, quería vengarme de Yuuki de alguna manera, y eras lo más cercano. La segunda fue por joderte. Digo, se notaba que no querías hacerlo, pensé que tal vez estabas metido en algún tipo de apuesta, yo que sé. Pero aquello no te gustaba y pensé, “Este tipo me jodió a mí, perfecto, lo voy a joder yo a él” ¿Entiendes? No quería salir contigo, y no lo quiero ahora. Eres el maldito tipo que se acostó con mi novia, no tienes idea de lo que yo la quería, ¡Ni la más mínima! Así que ¿por qué no? ¿Por qué no joderte? ¿Eh?

-¡Sí! Me di perfecta cuenta que sólo deseabas fregarme. Pero ¿sabes? Para ti es fácil. Un beso es nada. ¡Tú no tienes idea tampoco! Al menos has amado. Yo jamás he podido. No quiero que seamos una pareja, quiero besar, eso es todo. ¡Quiero solucionar mi problema!

-¡Me importa un carajo tu problema!-dijo y abrió la puerta de la ducha. Caminó hasta él completamente desnudo y se acercó mucho, tanto que Kuran Kaname sintió la piel húmeda mojar su ropa-Pero si quieres mi ayuda, será a mi manera.

-¿qué?

Kiryuu Zero le quitó la toalla y se apartó. Se secó el cabello y el pecho rápidamente, antes de rodear su cadera con ella.

-Serás mi amante. Como las reglas lo dictan ¿entiendes lo que quiero decir?

-¡¿Qué?! ¿Quieres que sea como una novia? ¿Qué te traiga tu almuercito y te dé de comer en la boca? ¿Qué te escriba cartitas y que llene de corazones mis cuadernos con tu nombre? ¡Estás loco! ¡Eso no pasará!

-Escucha-Kiryuu Zero volvió a cercarse, y Kuran Kaname deseó no tener la pared a sus espaldas- No tienes que hacer todo eso, hasta a mi me molestaría. Pero no tienes muchas opciones ¿o sí?

-Tú quieres vengarte por lo de Yuuki.

-Piensa lo que quieras. Incluso piensa que quizás si me gustas aunque sea un poco. Como sea, eres tú quien necesita de mí, no al revés. Así que son mis reglas. Y si quiero tu trasero a cambio del “favor” que deseas, créeme, lo tendré.

Kuran Kaname frunció el ceño. ¿Pero qué clase de imbécil era ese? Era un pervertido sádico de mie…ahhh . No, lo ojos del peliplateado no estaban en total sintonía con sus palabras. No, no del todo. Lo que este quería era asustarlo, disuadirlo de su idea.

-Lo haré-dijo desafiante-si quieres mi trasero a cambio, te lo daré.

Kiryuu Zero retrocedió un paso, lo miró seriamente y se quitó de nuevo el agua que escurría de su cabello.

-Bien-dijo-espérame afuera.

+++

+++++

Y es así como ahora se encuentra ahí, en esa recamara, con ese sujeto que acaba de empujarlo. Ha recordado el motivo y ahora puede sentir el mullido colchón acunando su espalda. Y ahora, ahora no sabe qué hacer.

Kiryuu Zero lo miró desde su posición privilegiada, se quitó la chamarra deportiva y la aventó a un lado. Kuran Kaname no sabía si sentir pánico o expectación. Curiosamente dentro de sí había una lucha inesperada. Por un lado quería escapar, levantarse y correr, correr hasta que nunca, nunca hubiera ni las más remota posibilidad de encontrarse con el peliplateado ni por casualidad. Pero por el otro lado deseaba quedarse. Deseaba esa mirada violeta que no se apartaba ni para ver como desabrochar el cinturón del pantalón. Deseaba esos labios que no sonreían, esos labios que probaron el whisky y estaban húmedos. Deseaba esas manos que ahora dejaban caer el cinturón al piso. Y eso, más que cualquier cosa, lo asustó. Desear, ¿desear a ese tipo? ¿Cómo? ¿Qué? ¿Cuándo?

Kiryuu Zero trepó en la cama, y claro, también trepó sobre Kuran Kaname, lo hizo suave y cadenciosamente. Sabía lo que hacía, eso lo noto el castaño. Se  movía como todo un conocedor, rozando sutilmente ambos cuerpos, dejando hilos delgados, como tela de araña, pegados a su cuerpo para envolverlo poco a poco hasta poder devorarlo.

La boca de Kiryuu Zero alcanzó la suya. Ahí estaba de nuevo el beso anhelado. Sin nauseas, sin miedo. Kuran Kaname sintió lo que las veces anteriores, su conciencia, sus pensamientos fueron adormecidos por esos labios ligeramente alcoholizados, lo suficiente para embriagar a un abstemio como él, un abstemio de besos, no de alcohol. Los suaves labios lo atrajeron, lo rodearon; la lengua jugó a su antojo con el interior de su boca como si este fuera un parque de diversiones. Lo molió por dentro, le golpeó el cerebro, lo ató a la cama… todo eso con un beso.

Kiryuu Zero no lo dejo ahí, sus manos tomaron el rostro del castaño y lentamente sus dedos se internaron en el cabello. Incluso el toque de sus dedos en el cuero cabelludo tenía un algo electrizante, Kuran Kaname levantó las manos y las apoyó en los antebrazos del peliplateado. Se dejo llevar, como siempre…

Y entonces, cuando ya no quería parar, Kiryuu Zero se levantó, abandonó sus labios tan rápidamente que él a penas pudo reaccionar.

-¿qué…?

-¿vas en serio verdad?

Kuran Kaname lo miró y se  medio incorporó, al menos lo que pudo con el cuerpo del otro sobre él aún.

-¿con qué?-no iba  a arriesgar una respuesta.

-Quiero decir, lo que me contaste de los besos. Que vomitas y eso, y que quieres aprender a besar…

-Claro que voy en serio ¿pensaste que no?

Kiryuu Zero se apartó de su cuerpo y se sentó en la cama a su lado. Kuran Kaname también se incorporó. Frente a frente, se miraron a los ojos.

-Lo siento-dijo el peliplateado-no voy a hacer nada. Sólo te estaba tomando el pelo.

Kuran Kaname lo miró estupefacto. ¿No iban a tener sexo? Vaya que pena… No, espera, vaya que bien (eso era lo debía pensar). Era sólo para ver si mentía o no. Ya se había dado cuenta. A Kiryuu Zero le gusta observar y hacer experimentos, igual que a Takuma, pero él actúa en ellos, es el factor principal. Él, cómo la vez que cito a Yuuki para ver si iba a ver a su amante o no, quería saber de primera mano las cosas.

-vas… ¿vas a ayudarme?-preguntó el castaño, de pronto Kiryuu Zero le gustaba. No, no te vayas muy lejos, le gustaba como persona. Sentía cierta simpatía por él.

Kiryuu Zero frunció el ceño, y se hizó para atrás colocando las manos sobre el colchón. Nuestro protagonista lo miró de hito en hito.

-¿podrías?

-ya que-dijo el otro con resignación y después de suspirar-pero primero tendrás que contarme como diablos llegaste a esto. Y después…

-¿después?

-pensaré como vas a pagarme.

No, Kiryuu Zero no era un santo. No haría nada gratis, eso estaba claro. Aunque Kuran Kaname no estaba muy seguro de cual sería ese precio, por ahora podía respirar tranquilo.

Notas finales:

Wola!! espero que les haya gustado. Ahora sí, empieza lo bueno jajaja

Hasta la proxima!!

                                  continuara...


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