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Compartamos un beso por Aomame

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Compartamos un beso


Lección 1

Cuando el taxi arrancó a sus espaldas, Kuran Kaname con una maleta en una mano, pensó que era hora de regresar sobre sus pasos. Se quedó de piedra observando la casa, enorme y de amplios jardines, frente a él. Debía haber un error en la dirección, y si no, no importaba, no podía creerlo. De todas maneras ¿qué diablos hacía ahí? No es como si hubiera sido invitado, de hecho,  ni la dirección le habían dado. Él estaba ahí gracias a su amigo Takuma, cuyos trucos para obtener información aún no descubría. Aunque “gracias a…” era demasiado amable, en realidad no tenía porque darle las gracias por mandarlo a la boca del lobo. Aunque…pensándolo bien, tampoco era como si le hubiera puesto una pistola en la cabeza ¿verdad? Él estaba ahí por qué quería estarlo…bueno, ahora, ya no estaba tan seguro.

Observó las cornisas de la casa, sus amplios techos y sus amplias puertas. Sólo un tipo rico (cómo él) podía tener una casa tan grande (como la suya). No es que tuviera alguna clase de complejo con las casas grandes. Pero ¿no dicen que tener cosas grandes es un medio de evitar otro complejito con respecto al tamaño? Momento…no debía pensar en partes masculinas en ese momento. Su objetivo era encontrar al escurridizo de su “maestro” (sí, entre comillas, porque nada le había enseñado) y cobrarle las lecciones a la fuerza. Eso, ni más ni menos…

¿De verdad Kiryuu Zero vivía ahí? Y a todo esto ¿Cómo diablos es que estaba ahí? Sacudió la cabeza y aferró la correa de su maleta en la palma de su mano. Después que se curó de su enfermedad el peliplateado le dijo que se iría un par de días más a su pueblo natal. No dijo nada más, ni el porqué, ni cuándo volvería. Y él, Kuran Kaname, básicamente se había hartado de esperarlo.  Tampoco es que hubiera pasado mucho tiempo, pero una semana sin noticias era mucho tiempo para él. Recordemos que es un tanto obsesivo compulsivo. Y luego Takuma con su no se qué, que no sé cuánto, acabó mandándolo en un tren al norte. Así de simple. Bueno después de eso tomar un autobús, y luego un taxi. Era como si Kiryuu Zero viviera hasta el otro lado del mundo. Lo que hacía más raro aun que se conocieran.

En fin, Kuran Kaname seguía de pie frente a la casa, con la maleta en la mano  y en el bolsillo un pedazo de papel con la dirección anotada. Lo único que debía hacer era estirar la mano y tocar el timbre. Pero sus músculos estaban engarrotados, pero no estaba seguro del porqué.

-¡hey!

Kuran Kaname  se estremeció de los pies a la cabeza, y giró la cabeza lentamente como si se tratará de un robot.

Kiryuu Zero lo miró. Llevaba bermudas,  una camiseta azul que dejaba al descubierto sus brazos desde los hombros y sandalias.  Se veía relajado y bastante sexy. Como si las vacaciones y estar fachoso le sentaran bien. Kuran Kaname sintió un retortijón en el estomago, pero no estaba seguro de si era por el susto, o por lo malditamente bien que le quedaba toda la ropa a ese tipo…o quizás… por algo más.

Sin embargo, no tuvo tiempo para reclamarle nada, o entender lo que había sentido. Junto a Kiryuu Zero estaba otro él, quiero decir, un hombre idéntico a él. Misma cara, misma complexión, color de cabello y mirada. Ese debía ser su gemelo.

Tú dirás: pero si son tan iguales, ¿cómo es que Kuran Kaname sabía que el tipo de azul era Kiryuu Zero? ¿Te digo algo? Ni él lo entendió. Simplemente, al verlos, rápidamente supo quien era quien. Era como si Kiryuu Zero emitiera un aura diferente; la luz, el ambiente, incluso el aire, eran diferentes a su alrededor. No era algo que pudiera describir, pero era así. Kiryuu Zero era diferente a su hermano por completo, aunque no pudiera especificar claramente en qué.

-¿qué haces aquí?-preguntó le peliplateado y él se quedó sin habla, mirándolo alternativamente a él y a su hermano. Este último le regresaba la mirada de forma extraña, era una mezcla de rareza, curiosidad y desagrado.

Kiryuu Zero sonrió ante el silencio  del castaño. Se acercó a él y le puso una mano en el hombro.

-¿Qué sucede? ¿Me extrañaste?

Entonces tanto él como el hermano gemelo parecieron despertar de una ensoñación. Kuran Kaname se quitó la mano con un movimiento brusco. Y el otro se adelanto para jalar a su hermano hacia él.

-Nii san ¿es él? ¿Es él?-dijo, y para desagrado de Kuran Kaname comprobó que la voz también era parecida.

-Sí, Ichiru. Es él-dijo el peliplateado con su clásica calma y “resta importancia” a las cosas.

-¿Soy quién?-dijo el castaño frunciendo el ceño.

Kiryuu Zero caminó hacía su costado y tomó la correa de su maleta, Kuran Kaname la apretó más para impedirle llevársela. Pero por supuesto que eso no afecto a al peliplateado, ¡para nada!

-Mi novio-le contestó y entonces el castaño soltó la maleta sorprendido, con los ojos bien abiertos y el corazón intentando abrirle el pecho para huir lejos de él.

Apenas fue consciente de  como el peliplateado se echaba la maleta al hombro y con su mano libre lo jalaba al interior de la casa; seguidos, ambos, por el otro Kiryuu.

+++

-¡Come, come!- La señora madre que Kiryuu Zero le había servido un tazón de arroz que estaba tan repleto que parecía una pequeña montaña, sin contar que también le había servido sopa de miso, un pescado frito que olía delicioso y un vaso lleno de sake. Y ahora lo animaba a comer acodada en la mesa mirándolo fijamente como si lo estuviera analizando.

Kuran Kaname tragó con dificultad, no porqué no le gustara, sino porque esa mirada escudriñadora lo intimidaba. Si el hermano gemelo (que lo miraba del otro lado de la mesa como si por dentro  estuviera diciéndole un montón de groserías, una peor que la anterior), sabía que eran…bueno… “novios”. Entonces, la mamá ¿también? Y eso lo aterraba, porque no eran novios de verdad, y él no era gay. Y ahora su imagen se vería perturbada.

Sin embargo, era su culpa, se golpeó mentalmente, ¿a qué diablos había ido? ¿A qué? Era su culpa, y por supuesto de su amigo rubio que mataría en cuanto regresara a Tokio.

-Zero, hijo-la dulce madre de Kiryuu Zero dejó de mirar al castaño y sonriendo levantó su pulgar-Es más bonito que los otros. Me gusta.

-Sabía que te gustaría-le contestó su hijo ante la estupefacción del castaño.

-¿y donde lo hospedamos?

-¡Mamá!-se quejó Ichiru-Qué se vaya a un hotel.

-Ehh… No seas grosero Ichiru. Es el novio de tu hermano, vino hasta aquí sólo para verlo. Es taaaan romántico.

-No es romántico-se quejó de nuevo- es estúpido.

La madre de Kiryuu Zero hizo un movimiento con la mano para restarle importancia a las palabras de su otro hijo, y volvió a acodarse en la mesa para ver a su yerno. Este se sentía como una piedra a la cual azotaban las olas del mar, más bien como una hoja de papel a la deriva, al menos sabía que estaba tan pálido como una. La madre ¡TAMBIÉN LO SABÍA! Y ahora él quería que la tierra literalmente se abriera bajos sus pies y lo engullera de un solo bocado.

-Dime-le dijo ella y él de nuevo como un robot giró el rostro para verla- ¿quieres quedarte en un cuarto aparte o en el de Zero?

Ah era tan aparecida a Kiryuu Zero, estrictamente hablando en realidad era al revés… Ahora sabía de dónde venían los rasgos dulces del peliplateado. El porqué su sonrisa tendía a curvarse un poco más hacia un lado y también de donde había heredado esa  mirada cálida y tranquila, despreocupada. En esos pensamientos se perdió, y cuando se dio cuenta el tema ya había cambiado.

-Bueno, me voy-anunció Kiryuu Zero, se puso de pie de la mesa, se acercó a su madre y le dio un beso en la mejilla.

-Dile a tu padre que lo no llegue tarde al restaurante-le dijo esta, sonriéndole cálidamente.

-No te preocupes, madre, se lo diré.

-¡Espera!-Kuran Kaname se alarmó de lo alarmada que sonó su propia voz-¿ya te vas?

Kiryuu Zero le sonrió, se acercó a su silla y apoyó ambas manos en sus hombros.

-Sí, pero regreso en la noche-le dijo, se inclinó y le habló casi al oído, con los labios rozando sus orejas-No te preocupes, te dejo en buenas manos.

El susurro lo estremeció y sintió sus mejillas teñirse de rojo. Vio como el hermano gemelo volteaba el rostro enfadado y a la madre sonreír. Se dio cuenta entonces, que lo que para él fueron palabras, para los demás había sido un beso de despedida.

-Te lo encargo, ma-dijo el peliplateado antes de cruzar el umbral de la puerta.

-Bueno querido-le dijo la señora Kiryuu-En cuanto termines de comer  te llevaré a la habitación donde dormirás.

Kuran Kaname asintió y escuchó como Ichiru bufaba molesto.

-Yo no sé para que lo consientes tanto-le dijo el muchacho a su madre, al tiempo que cruzaba los brazos en el pecho- Nii san se cansará pronto de él.

-¡Ichiru!-lo censuró su madre y este se puso de pie.

-Cómo sea-dijo- iré a dar una vuelta con Sansón.

En cuanto se fue la madre de los gemelos le ofreció una disculpa. Kuran Kaname asintió sin estar seguro de lo que pasaba, no le agradaba el gemelo de Kiryuu Zero y era evidente que la situación era reciproca. Honestamente le importaba un bledo.

Poco después se encontró en una habitación amplia y luminosa. La señora Kiryuu lo había dejado solo en lo que iba por unas mantas, lo que le dio tiempo para recorrer con la mirada y meticulosidad la habitación. La cama estaba a sus espaldas, era bastante grande y parecía cómoda. A la derecha un par de puertas, una podía ser el armario y la otra el baño. Un escritorio ordenado y un librero del lado izquierdo; pero quizás lo más impresionante era el enorme ventanal en la pared de enfrente, daba al jardín y tenía una pequeña salita para poder sentarse y ver al paisaje, la luz que se filtraba por ahí iluminaba toda la habitación.

-¿te gusta?-le preguntó la Señora Kiryuu cuando entró.

-sí, gracias

Ella le sonrió y dejó las mantas en la cama.

-No creo que tengas frió pero por si acaso-le dijo- puedes ir y venir por la casa como quieras. Y si necesitas algo sólo pídelo.

-Gracias…señora ¿a dónde fue…Zero?

-a la tienda-dijo ella- ¿no te lo dijo? La familia se dedica al diseño de tela para Kimonos. Zero tiene diseños muy exitosos.

-Pensé que estaba estudiando algo más…científico.

-Bueno sí, es su plan B. Tiene el problema de ser bueno para ambas cosas-. Suspiró y le sonrió-no te preocupes, volverá pronto. Entiendo que tú quieres estar con él.

-No, no es eso-dijo él, definitivamente no era eso-es sólo que…

-jejeje no te cohíbas, el amor joven es hermoso.

Kuran Kaname  la miró estupefacto. Ella le sonreía con sinceridad, la hablaba con verdadero entusiasmo. Y eso le extraño mucho.

-¿usted no está molesta de que yo sea hombre?

-ah, no. Para nada. Lo que yo quiero es que mis hijos sean felices, que sean amados. Y si tú amas a Zero lo demás no me importa.

-¿y cómo puede estar segura de que lo amo?

-Bueno-dijo ella y de nuevo le sonrió-si no me equivoco eres Kuran Kaname, de los Kuran del emporio constructor ¿cierto?

-sí.

-Y hasta donde sé eres hijo único ¿cierto?-él asintió- bueno, si no lo amaras, no te arriesgarías a venir aquí, mucho menos a ser su pareja, ya que tu eres el único heredero de tu familia.

Kuran Kaname abrió la boca y la cerró de nuevo sin emitir un solo sonido. Tenía que reconocer que el argumento sonaba lógico. Incluso viéndolo así, parecía que él estaba loca y  completamente enamorado de Kiryuu Zero. Pero no era así, él estaba ahí por un asunto de negociosos, era un interés completamente diferente. Pero claro que no podía decirlo. Se limitó a sonreírle a aquella mujer y darle la razón aunque no la tuviera. Sin embargo lo cierto era que Kuran Kaname no tenía idea de lo que pasaba en realidad en su interior, ni en sus pensamientos ni en su corazón.

+++

+++++

Kiryuu Zero no volvió hasta muy entrada la noche y su madre se fue a cenar fuera, así que Kuran Kaname tuvo que cenar con Ichiru. Sin embargo, para su sorpresa este no estaba solo. Un chico alto y delgado, con el cabello y ojos castaños lo recibió con una sonrisa extraña en los labios.

-Kuran-dijo Ichiru- Te presento a Takamiya Kaito.

-Mucho gusto-dijo aunque en realidad no le daba nada de gusto y habría preferido cenar solo que con ellos. Y más porque la mirada del castaño lo revisaba de pies a cabeza una y otra vez. Se sentía como animal de zoológico.

-él es…-continuó el peliplateado-… el ex novio de mi hermano.

Ack… casi se atraganta con el arroz, tosió y un par de lágrimas humedecieron sus ojos. Estaba sorprendido. No tanto por tener enfrente a un ex de Kiryuu Zero. Más bien, sorprendido de que ese ex fuera un hombre.

-Kaito kun, este es el “actual” de mi hermano… pero yo creo que no durará mucho.

Kuran Kaname lo miró con ojos asesinos. Una cosa era que se cayeran mal, pero tratarlo así, sin conocerlo… hasta ganas le daban de casarse con Kiryuu Zero, nada más por molestar a esos dos.

Kaito se rio suavemente y palmeó el hombro del peliplateado.

-no hables así, Ichiru chan. Sabes que a Zero no le gusta.

-Pero él no está-dijo este y maliciosamente volteó a ver nuestro Kaname- puedes preguntarle a Kaito, todo lo que quieras sobre mi hermano. Él lo sabe todo. ¿Verdad Kaito Kun?

-Sí, todo… hasta… cómo le gusta dormir.

No contestó, se limitó a seguir comiendo e ignorarlos. La cosa comenzaba a fastidiarle. ¿Para qué quería saber eso él? No eran novios, no de verdad…eran alumno y maestro, pero eso no podía decirlo, porque lo que Kiryuu Zero le iba a enseñar no tenía mucho que ver con lo que los maestros suelen enseñar.

-Entonces, ¿no quieres saber nada?

-ya lo averiguaré yo.

Kaito e Ichiru se miraron, y Kuran Kaname consideró eso como una pequeña victoria.  Pero por supuesto ellos no iban a rendirse.

-¿Sabías que Kaito kun fue el primer novio de mi hermano?

-¿ah sí?-fingió estar interesado, bueno ahora realmente lo estaba.

-Sí-dijo Kaito- fui su primer amor, y también su primer hombre… o bueno, él fue mi primer hombre, como quieras decirlo.

Kuran Kaname lo miró. Se dio cuenta que ese tipo estaba orgulloso de eso, y que también añoraba ese tiempo. Quizás estaba ahí con la intención de volver a ser “el novio de…” y él (Kuran Kaname) venía siendo una piedra en el zapato. Era obvio también que Ichiru prefería esa relación a la que ahora tenía su hermano. Se encogió de hombros y dejó los cubiertos sobre el plato.

-termine-dijo- Buenas noches.

Se puso de pie y se alejó. Estaba seguro que la picazón que tuvo en la nuca se debía, sin duda, a  dos miradas asesinas.

++++

+++++++

Kuran Kaname se entretuvo viendo desde el enorme ventanal como el gemelo malo (cómo nombró a Ichiru) y el intruso (como llamo a Kaito) estaban sentados en el jardín, estratégicamente cerca de su ventana. Eran un incordio y no sabía cuál de los dos era peor. Seguramente el gemelo malo había ido por el intruso para que hiciera su trabajo de intruso y se entrometería en donde no lo llamaban.

Le parecían un dúo de idiotas, ambos, enamorados (cada uno a su modo) del nada “enamorable” Kiryuu Zero. No entendía cómo podían comportarse como antagónicos de telenovela. Ahora si podía creer que esas cosas pasaban. Y sólo faltaba que Kaito dijera que estaba esperando un hijo del peliplateado. Eso sería el colmo, y también épico. Sonrió para sí divertido, imaginándose la escena. Y luego pensó en sí mismo, si algo así pasara (que era total y absolutamente imposible), ¿qué sería de él?, ¿sería abandonado? Bueno, realmente no le importaba ser abandonado, ¿o sí?

-¿en qué piensas?-Kiryuu Zero se apoyó en el sillón donde él estaba y le habló de improviso, sacándolo de su ensimismamiento con un estremecimiento.

-¡No me hables así de pronto!-le reclamó-¿qué haces aquí?

-Bueno regrese y quería ver donde andabas.

Kuran Kaname lo miró  con el ceño fruncido –Bueno, pues ya vete

El peliplateado no se dio por aludido, como siempre, tranquilo y quitado de la pena se sentó a su lado y dirigió su mirada  hacía el jardín oscurecido ya por la noche.

-No puedo irme-le dijo- este es mi cuarto.

-¿ah?

-Cómo no le respondiste a mi madre, le dije que te trajera aquí. ¿Te gusta mi habitación?

-Me gustaba más cuando pensaba que era mía.

Kiryuu Zero sonrió y saludó con la mano a su hermano y ex del otro lado del ventanal. Kuran Kaname frunció más el ceño y cruzó los brazos.

-que conveniente ventana-dijo enfurruñado.

-Lo es-dijo el peliplateado- antes solía escaparme por ella para irme a jugar.

-¿Con quién? ¿Con tu noviecito?

Kiryuu Zero lo miró y le sonrió divertido. Kuran Kaname se enojó, ¿por qué se reía así? Era frustrante ya que  en el fondo sabía porque se reía así, lo hacía porque su tono de voz dejaba ver un poco o un mucho de celos. Tenía que negarlos antes de que el peliplateado se lo hiciera ver y la humillación fuera peor. Pero nada de eso llegó.

-Veo que ya te lo dijeron-. Contestó el peliplateado con calma, la misma calma de siempre.

-Oh claro que lo hicieron. Si no perdieron el tiempo- contestó él enfurruñado.

-Ya veo, te fastidiaron ¿no?

-Es tu culpa por no llegar a cenar-dijo y se puso de pie. Se acercó a la ventana y apoyó un antebrazo en ella.

Kiryuu Zero se levantó también, y con calma se acercó a él.

-¿Sabes?-le dijo al tiempo que pasaba un brazo por el cuello del castaño y lo pegaba a su pecho-Suenas como una esposa enojada.

-Claro que no. Para empezar no soy tu novio ¿por qué dijiste que si?

-Porque es el trato ¿recuerdas?

-Trato que no has cumplido-le reclamo e intentó zafarse del agarre pero se dio cuenta que los dos de afuera los estaban viendo. Dentro de sí, una chispa maliciosa se encendió. Los dejaría ver y que creyeran que la estaban pasando bien. Sí, eso, les provocaría celos, sólo porque eran unos idiotas.

-¿no he cumplido?

-No, dijiste que me enseñarías a besar y no he recibido ninguna lección.

-Pero besos sí.

Kuran Kaname se sonrojó. Ese no era el punto. Además el último beso ni lo recordaba. Estaba tan enfermo que lo único que recordaba era la cantidad de papel que gastó en limpiarse los mocos de la nariz. Pensando en eso, había sido un milagro que el peliplateado no se hubiera enfermado. Resultaba que, quizás, el maldito hasta extraterrestre era, y tenía vacunas de inmunidad contra los virus humanos.

-pero no he aprendido nada-dijo- no quiero ser tu novio toda la vida.

-¿por qué no?

-¡Por qué no!

Kiryuu Zero apoyó el mentón en el hombro del castaño. Era obstinado, bueno, él también lo era. Y tampoco estaba muy seguro de hasta donde quería seguirle el juego. La tragedia de Kuran Kaname no le interesaba demasiado, era Kuran Kaname en sí, lo que le llamaba la atención. Era curioso y el castaño una curiosidad. Y cuando tenía curiosidad abría la caja aunque el contenido lo matara como al gato del refrán.

Levantó la vista y vio a su hermano y a Kaito mirarlos desde el jardín. Le gustaba el ventanal de su habitación excepto cuando tenía voyeristas tan cínicos de cerca. Suspiró y sin querer provocó cosquillas en su falso novio. La reacción de estremecimiento de este lo divirtió.

-Bueno entonces empecemos las lecciones-dijo

-¿eh? ¿Ahora?

-Claro.

-Pero…

-¿acaso quieres teoría? ¿Te lo explico en un pizarrón o qué?

-Pues sí, la teoría no le va mal a nadie.

Kuran Kaname  por supuesto que estaba haciendo tiempo. Tanto quería clases prácticas como no las quería (contradictorio como el mismo). Pensaba que era como el ejercicio, había que hacer un calentamiento previo… pero no sabía cuál.

-ok…- Kiryuu Zero suspiró y se aparto de él para que ambos pudieran verse a la cara- El punto aquí es compartir un beso-dijo- un beso se da o se recibe. Pero lo más alto a lo que puedes aspirar es a que esas cosas sucedan al mismo tiempo. Hasta ahí ¿todo bien?

-Seee-Kuran Kaname se estaba arrepintiendo de pedir teoría. Era una tontería, se dormiría antes de llegar al primer ejercicio.

-Bien, eso como introducción. Ahora, Lección número  Uno-dijo y levantó el dedo índice para indicar el digito- Esto es lo que tienes que hacer: no moverte.

-¿eh?

-que no te muevas ¿de acuerdo? Es tu lección 1 es la más fácil, si no puedes pasarla eres un idiota.

-¡Oye!

-Shhh

Kuran Kaname miró al otro con el ceño fruncido y extrañado. ¿Qué demonios iba a pasar? ¿Esos de allá todavía estaban viendo?

El peliplateado suspiró y lo tomó de los hombros. Después lentamente, se acercó inclinando el rostro. Muy lentamente hasta que su aliento chocó con la respiración del castaño. Y así, sus labios se tocaron. Kuran Kaname acepto el beso “porque era parte de la practica” (se dijo) y… “¿esos de allá seguirán viendo?” se preguntó de nuevo. Intentó también, corresponder al beso, pero en cuanto movió por un milímetro los labios, Kiryuu Zero se apartó.

-Hey, te dije que no te movieras.

-¿Pero, cómo quieres que aprenda si…?

-Esto se trata de que seas besado, idiota-le dijo el otro- tienes que sentir el beso, no puedes besar si no sabes lo que estás transmitiendo. Besar no es un simple toque o juego de labios y lengua. Es más que eso. Siente lo que es un beso, después veamos si puedes darlo.

Kuran Kaname lo miró ciertamente impresionado. No había pensado en eso. Y ahora que lo veía de esa forma, él no sólo no había besado, tampoco había sido besado. Era una tragedia sobre otra. ¿Es que nadie quería besarlo… es que a nadie quería besar?

-Si te mueves, lo repetiremos hasta que no lo hagas-dijo el peliplateado sonriendo sádicamente.

Se acercó de nuevo, pero el castaño lo detuvo.

-¿qué hay de esos?-dijo señalando con la cabeza a los tipos que se seguían como moscas en fruta.

-déjalos que vean-dijo el peliplateado y se inclinó para atrapar los labios opuestos.

El ejercicio falló un par de veces pero en el último intento, Kuran Kaname logró quedarse quieto, y al hacerlo se dio cuenta que en realidad ya había sido besado antes, por supuesto, por el mismo tipo que lo besaba ahora. Sin embargo, aquellas otras veces había sido diferente, lo había tomado por sorpresa, lo había arrollado y dejado a la orilla del camino medio muerto, sin saber que fue lo que le pasó por encima… Ahora la situación era diferente.

Había sentido el caído aliento del peliplateado chocando contra sus mejillas, había sentido  el toque de labios suave y amable, y después el sabor embriagante de su lengua. Ese sabor que no tenía descripción pero que lo volvía idiota y manejable en un segundo.

 El movimiento cadencioso de los labios ajenos sobre los suyos, inmóviles y expectantes, era delicioso y era poco para describirlo. Dentro de su boca, el paliplateado, debía tener alguna especie de droga, un veneno suave que hacía que las le piernas temblaran, las manos le sudarán y los ojos se le adormilaran. Aquel veneno recorría sus venas y lo encadenaba al piso. Su corazón latía con fuerza, cada latido resonaba en sus oídos; mientras su cerebro embriagado dejaba de pensar.

Kiryuu Zero le sostuvo mientras lo besaba, y se sintió completamente seguro. De pronto lo único que existía en el universo era precisamente el peliplateado; eran sus manos lo único que lo ataba a la realidad, y eran sus labios lo único que sus sentidos podían registrar. Todas las sensaciones mezcladas y concentradas en un solo punto, era demasiado. Cada que la lengua ajena se colaba entre sus dientes y acariciaba la suya,  descargas eléctricas lo dejaban fuera de combate. Sin moverse, si poder hacer nada más que dejarse llevar, se quedó en blanco.

+++

+++++

Despertó. Lo claros que coloreaban las cortinas de  la ventaba indicaban los albores del día. No abrió los ojos de inmediato, se quedó quieto acostado en la cama por un largo momento. El colchón y las sabanas lo abrazan en un oasis de comodidad, se sentía estupendo y cálido. Su cuerpo estaba descansado y su mente también. Cómo si se hubiese sumergido en una dosis de paraíso en la tierra. Sonrió abrazándose a la almohada más cercana, notó el roce suave de las sabanas y por un instante pensó que realmente estaba en el paraíso.

Cuando abrió los ojos se dio cuenta de que no era así. Estaba en la habitación de Kiryuu Zero, en la cama, arropado y tranquilo. Suspiró. Había algo en su cerebro que le decía que tenía que ponerse en pie e irse, pero al mismo tiempo algo en su pecho lo clavaba a la cama. Sin poderse decidir, prefirió darse la vuelta.

Justo frente a él vio una espalda blanca y de aparente textura cremosa. Siguió con los ojos aquella piel clara, subiendo por lo hombros  y el cuello, apenas alcanzó a ver los bordes negros de un tatuaje y las puntas de una cabellera plateada que entendió de quién se trataba.

Habían dormido en la misma cama y no lo recordaba. Suspiró y observó ensimismado el suave movimiento de la respiración de su compañero. Sus ojos lentamente recorrieron de nuevo aquella espalda hasta donde las sabanas le permitían ver. Tampoco era como si quisiera ver más. Tan sólo que al darse cuenta de lo fija que tenía la mirada se giró para ver mejor el techo. El techo era…menos interesante pero también menos peligroso.

Se quedó ahí un momento más, viendo el techo y siendo consciente del cuerpo tibio junto a él. Sacudió  la cabeza y se dijo que tenía que ir al baño, se lo reclamaba su vejiga con insistencia, sólo que no quería ir debido a la comodidad en la que se encontraba. Pero, toda acumulación de agua termina por desbordarse y antes de que eso pasara, decidió levantarse.

Bostezando y adormilado aún, se dirigió al baño, levantó la tapa del inodoro y dejo que el agua corriera. En eso estaba, escuchando distraído el sonido del chorro que salía de su cuerpo cuando una corriente de aire lo hizo estremecerse. No le dio demasiada importancia y terminó su faena. Bajo la palanca del baño y se lavó las manos,  se miró en el espejo del lavamanos. No llevaba playera y por eso tenía frío, además estaba descalzo y… bostezó de nuevo…y se quedó con la boca abierta.

“Momento”  pensó “No tuve que hacer nada extra para ir al baño” recordó “no me quite el pantalón ni nada, ni tampoco me lo subí ahorita” Tragó saliva y bajó la vista. Efectivamente, como habrás imaginado, se descubrió completamente desnudo. Ahora sí, terminó por despertar. E hizo lo único que se le ocurrió en un momento así.

Corrió, y se detuvo frente al peliplateado, le arrebató las sabanas y comprobó, para su horror, que este también estaba desnudo. Kiryuu Zero que hasta ese momento estaba durmiendo a pierna suelta, hizo un mohín y abrió los ojos.

Kuran Kaname  estaba estático, con la sabana aferrada en ambas manos e incapaz de gritar (que era lo que quería)… acaso… ¿él y Kiryuu Zero…? No, espera. No le dolía nada, y tampoco tenía la sensación que tenía siempre que tenía sexo. Pero entonces, ¿por qué ambos habían despertado en la misma cama y desnudos? Quizás, sí, quizás, Kiryuu Zero de verdad tenía droga en su lengua. Lo había dormido y violado mientras el dormía…pero, se repitió, no le dolía nada.

Oh tal vez… es un maldito pervertido y le tomó fotos y videos. Era probable que la droga que le dio lo hubiera sacado de sí mismo. Tal vez se comportó peor que un borracho, tal vez hicieron cosas indoloras pero no por eso menos pervertidas. ¿Qué tal sexo oral? Sí, tal vez… pero él no se sentía embotado de placer como cuando eso le hacen… ¡Ahhhhh! ¡Quizás el que lo hizo fue él! ¡Qué horror! ¡Qué espanto! No podía imaginarse a sí mismo con esa cosa (de Kiryuu Zero) entre los labios y haciendo… (Lo que se hace en esas cosas). No podía imaginar el sabor y la sensación, debía ser amargo, debía ser caliente, duro… ¡ahhhh! Definitivamente había nacido con mala estrella.

-jeje-Kiryuu Zero se rió, pero Kuran Kaname apenas lo escuchó- Me gusta cuando te pones así.

El castaño lo miró desorientado, todavía perdido en sus pensamientos, incapaz de unir nada de lo que pasaba a su alrededor con su propia realidad.

-¿eh?

-Parece que estás pensando un montón de cosas en un instante-dijo el peliplateado sentándose en la cama con desparpajo y sin vergüenza alguna-. Como cuando fui a tu casa a esperar a Yuuki, te quedaste igual, callado, pensativo. Cualquiera diría que pensabas que yo era una especie de asesino acechándote.

Kuran Kaname dio un paso a tras, ahora resultaba que el peliplateado de verdad podía leer los pensamientos. Kiryuu Zero bostezó y estiró la mano hacía él.

-Oye regresa a la cama, o regrésame la sabana que tengo frio.

-Po…Por… ¡¿Por qué estás desnudo?!-pudo al fin articular el castaño.

-¿Por qué?-Kiryuu Zero se rascó  la cabeza- Porque así duermo.

-¡¿Y por qué estoy desnudo yo?!

Kiryuu Zero lo miró y lentamente se levantó en su rostro una sonrisa macabra, una de esas de cuando alguna maldad se le ocurre.

-¿No te acuerdas?-le dijo y Kuran Kaname meneó la cabeza de un lado a otro.

Era como tener resaca (excepto que no le dolía la cabeza), tenía lagunas mentales, y después de la “Lección número uno” ya no recordaba nada, ni siquiera en qué momento terminó dicha lección. Kiryuu Zero se puso de pie y caminó hacia él como lo hiciera días atrás en la duchas de su escuela. El castaño instintivamente caminó hacia atrás llevándose la sabana al cuerpo hasta que chocó contra la cortina del ventanal. Entonces, se quedó sin escapatoria.

El peliplateado lo acorraló contra la cortina, y él podía sentir la cercanía del cuerpo ajeno con la irradiación del calor y el frio del vidrio a sus espaldas.

-Entonces, hagamos que recuerdes-dijo Kiryuu Zero.

-A…apar… ¡apártate!-dijo el castaño- ¡Estás desnudo, quítate…!

-No es la primera vez que me ves así.

-¡Es diferente!

-¿En qué?

-¡Esa vez yo no estaba desnudo!

-¿Y?

-¿Cómo que “Y”? ¡Bastardo! No es divertido…me…me… das… asco…

-Mentiroso-Kiryuu Zero cerró un poco más el espacio y el castaño se pegó más al vidrio- el verdadero problema es que no te doy asco ¿verdad?

Kuran Kaname abrió los ojos… VERDAD… por más inverosímil que le pareciera, Kiryuu Zero desnudo no le daba asco, ni su cercanía, ni su calor, ni siquiera le daba asco el hecho de pensar que quizás hicieron algo más que dormir la noche anterior. Y sí, ese era el problema…

-¿qué pasó anoche?-preguntó en lugar de contestar.

-Lo que tú quieras que haya pasado-fue la respuesta.

-Idiota…

Kiryuu Zero le sonrió, esta vez pudo ver la broma en sus ojos. Y en contra de su voluntad le sonrió también. Era como si estar cerca de él lo convirtiera en otro hombre, uno completamente diferente y por extraño que pareciera, uno más libre y tranquilo.

-Cómo sea, quítate.

Pero eso no pasó, Kiryuu Zero no se movió, y él tampoco. El peliplateado  apoyó sus manos en los hombros desnudos del castaño. Sus manos tibias hicieron contraste con el vidrio frío a sus espaldas, lo mismo que la suavidad con la que el aire salía de su nariz, acariciando las mejillas contrarias. Antes de que Kuran Kaname pudiera decir o hacer algo diferente, estaba siendo besado de nuevo. Por sorpresa, como siempre, incapaz de responder adecuadamente. Las manos en sus hombros acunaron su cabeza mientras una suave y húmeda lengua abría su boca,  mientras sus labios eran molidos con un delicioso sadismo.

Soltó la sabana que había fungido de barrera entre ambos cuerpos, y sus manos buscaron las muñecas del peliplateado. Poco a poco, en algún momento sus cuerpo separados por apenas un milímetro harían contacto y entonces… entonces Kuran Kaname no tenía idea de lo que pasaría, y tampoco le importaba demasiado; estaba llegando al punto en el que no importa nada, en el que dejar la mente completamente desconectada era lo más excitante del mundo.

Y entonces, justó cuando creía que la razón se le iría al agujero negro más profundo de todos, la puerta se abrió con estrepito, sorprendiéndolos.

-¡¡Buenos Día….!! ¡¡¡¿¿NII CHAN QUÉ HACES??!!!

-¡¿Tú qué crees?!-dijo Kiryuu Zero claramente molesto- ¿De verdad necesito explicártelo, Ichiru?

-Pero Nii chan…

-¡Nada!- el peliplateado se acercó a su hermano (sí, desnudo tal cual estaba) le dio la vuelta y con un empujón lo  sacó del cuarto y le cerró la puerta. Miró entonces al castaño que al parecer no había podido mantenerse en pie como la noche anterior, estaba rojo hasta la raíz del cabello, sentado en el piso y volvía a aferrarse a la sabana como si fuera una tabla de salvación. Quiso llamarlo pero se dio cuenta que estaba en una sesión de ensimismamiento, así que se sentó en el piso, apoyando la cabeza en la puerta y se preguntó si era adecuado decirle o no, al castaño, lo que había pasado la noche anterior.

Por el momento, lo mejor era pasar a la Lección número dos.

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado, ya se esta poniendo seria la cosa...(si, claro como no) En fin, le espero en la "Lección 2" veamos que se le ocurre a mi Zerito.

Hasta la porxima!

                                                               Continurá.... 


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